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Esta semana os traemos un breve recorrido por la organización de la artillería española previa a la guerra de la Independencia, gracias al artículo «La Artillería española en 1808«, escrito por el teniente coronel del arma, D. José Hevia1, que fue publicado en el número 10 de la extinta revista «El mundo militar» el 2 de mayo de 1908, con la conmemoración del primer centenario de la contienda. El texto, entreviendo alguna muestra del apasionado lenguaje de la época, también nos aporta una serie de cifras y datos relevantes sobre el particular.
En 1808, el arma de artillería del Real Ejército español constituía uno de los cuerpos más técnicos, profesionalizados y cohesionados de los ejércitos de la monarquía de Carlos IV. Fruto de las reformas ilustradas, la artillería había alcanzado un notable grado de organización, instrucción científica y espíritu corporativo, muy superior al de otros cuerpos del ejército. Tal como señala el teniente coronel José Hevia, esta solidez institucional explica en gran medida la eficiente labor que desempeñaron los artilleros en los diversos acontecimientos que marcaron nuestra guerra de la Independencia.
LA ARTILLERÍA ESPAÑOLA EN 1808
«Cuando hace cien años, Daoiz2 y Velarde escribieron con su heroica iniciativa y su glorioso sacrificio, una de las páginas más brillantes de la Historia de España, el que entonces se llamaba Real Cuerpo de Artillería constituía ya una entidad orgánica con el completo de sus servicios a la altura de la época, su escala de oficiales perfectamente normalizada y con unidad absoluta de procedencia, pues todo su personal salía del Colegio de Cadetes3 establecido en el histórico Alcázar de Segovia.
Componían su escala, en aquella fecha, 675 generales, jefes y oficiales, con la distribución siguiente:
7 mariscales de campo, 11 brigadieres, 34 coroneles, 48 tenientes coroneles, 5 sargentos mayores, 155 capitanes, 199 tenientes y 216 subtenientes, total 675.
Para ilustrar al alto mando, desempeñado entonces por el generalísimo príncipe de la Paz, existía un organismo llamado Estado Mayor de Artillería4, compuesto de jefes y oficiales del Cuerpo, a las órdenes de un mariscal de campo, denominado jefe de Estado Mayor. De este formaba parte la Junta Superior facultativa, cuyo secretario era el capitán D. Pedro Velarde.
Los oficiales del citado Estado Mayor, eran, como queda dicho, de la escala del Cuerpo, sin más diferencia que llevar casaca verde con solapas moradas, en vez de azul, como era el uniforme del resto de sus compañeros.

Las tropas de Artillería formaban en la Península, cuatro regimientos, cada uno compuesto de diez compañías, de cuyas cuarenta y seis eran a caballo. La Artillería de campaña, tal como hoy la tenemos, llevando los sirvientes sentados en las cajas, es de creación posterior a la epopeya de Monteleón.
Existían además 72 compañías de artilleros veteranos y 74 de milicias disciplinadas de artillería.

Los establecimientos fabriles a cargo del cuerpo eran: la fundición de bronces de Sevilla para los cañones, tres fábricas de municiones de hierro colado en Trubia, Sargadelos y Orbaitzeta; tres de pólvora, en Murcia, Lima (Perú) y Filipinas, dos de fusiles en Oviedo y Plasencia, la de armas blancas en Toledo y otro de hierro tirado en Villafranca del Bierzo.

Todos los servicios artilleros en la Península e Islas Baleares, estaban divididos en cinco departamentos cuyas capitales eran Barcelona, Cartagena, Sevilla, Coruña y Segovia; al frente de los cuales había un subinspector de la categoría de mariscal de campo.
En cada uno de los cinco departamentos, había una Escuela teórica y práctica a las órdenes de un brigadier llamado jefe de Escuela, y una Maestranza con su compañía de obreros.
El primer regimiento residía en el Departamento de Barcelona, el segundo en el de Cartagena, el tercero en el de Sevilla y el cuarto en el de La Coruña; existiendo además 17 compañías fijas en varias plazas.
Las Islas Canarias y colonias de América y Oceanía formaban once departamentos más de Artillería, con la siguiente dotación de tropas y mandados por subinspectores de diversa categoría, según su importancia:
| Lugar | Dotación |
|---|---|
| Canarias: | Subinspector: un coronel. Dos compañías de artilleros veteranos y 16 de milicias disciplinadas. |
| México: | Subinspector: un mariscal de campo. Una brigada de tres compañías, cuatro de veteranos y siete de milicias. |
| La Habana: | Subinspector: un brigadier. Dos brigadas de dos compañías, dos de veteranos y seis de milicias. |
| Cartagena de Indias: | Subinspector; un brigadier. Una brigada de tres compañías, una de veteranos y siete de milicias. |
| Caracas: | Subinspector; un brigadier. Dos compañías de veteranos y ocho de milicias. |
| Guatemala: | Subinspector: un coronel. Dos compañías de veteranos y tres de milicias. |
| Puerto Rico: | Subinspector: un coronel. Dos compañías de veteranos y dos de milicias. |
| Buenos Aires: | Subinspector; un brigadier. Cuatro compañías de veteranos y siete de milicias. |
| Lima: | Subinspector; un brigadier. Cuatro compañías de veteranos y seis de milicias. |
| Chile: | Subinspector; un coronel. Tres compañías de veteranos y cuatro de milicias. |
| Filipinas: | Subinspector: un brigadier. Cuatro compañías de veteranos y ocho de milicias. |
¡El sol aún no se ponía en los dominios de España y el uniforme de artillería sé ostentaba en aquellos inmensos territorios donde ya solo queda, como recuerdo de nuestra grandeza, la hermosa lengua de Cervantes!
La división destinada al Norte de Europa a las órdenes del marqués de la Romana, que a la sazón estaba en Dinamarca, tenía una brigada especial de artillería con 225 artilleros a pie, 252 a caballo, 388 caballos y mulas y 25 piezas.
El material de que disponía el cuerpo en aquella fecha era muy numeroso y pertenecía en su mayor parte al modelo Gribeauval5 adoptado en 1792 y reformado en España.
Los siguientes números darán una idea de las existencias en material de guerra en los comienzos del año 1808:
Piezas.— 4.531 cañones de bronce de calibres regulares; 190 ídem de calibres diversos, y 1.299 ídem de hierro, dando una suma de 6.020 cañones, a más de 949 morteros de bronce y 745 obuses que con los anteriores dan un total, de 7.714 piezas de artillería.
En montajes, teníamos: 1.905 cureñas de plaza, 789 ídem de sitio, 430 ídem para obuses, 745 afustes para morteros, 734 cureñas de batalla, 1.296 armones y 464 carros de municiones.
Como armamento, había 316.026 fusiles para Infantería, 23.439 carabinas para Caballería.
Las municiones eran: 1.470.902 balas para artillería regular, 74.800.000 para fusil, 160.172 bombas, 41.603 quintales de pólvora de cañón y 29.175 ídem ídem de fusil.
Los datos anteriores hacen ver que el estado de la artillería española, al comenzar la guerra de la Independencia, era tan perfecto con arreglo a las necesidades y medios de acción disponibles, que ya lo quisiéramos comparativamente para hoy.
Así se demostró de un modo práctico en la parte activa y eficaz que tomó en toda la campaña, haciendo brillante papel al lado de las baterías inglesas que vinieron a España con las tropas aliadas.»
Fuentes:
1 – «La Artillería española en 1808» – Tte. Cnel. José Hevia, Revista «El Mundo Militar», núm. 10, 2 de mayo de 1908
2 – http://www.realcolegiodeartilleria.es/historia/resumen-historico
3 – «Estado Militar de España«. Año de 1808. Imprenta Real.
Imágenes:
a – «La Artillería española en 1808» – Tte. Cnel. José Hevia, Revista «El Mundo Militar», núm. 10, 2 de mayo de 1908
b – «Army of Spain in the New World and Napoleonic Wars 1740-1815» – http://www.uniformology.com – 105 Coates Trail – Weatherford, Texas 76087 USA
c – «Botones Españoles de Uniforme» – Ramón Guirao Larrañaga y Miguel Ángel Camino del Olmo, Ministerio de Defensa, 1999
- También encontramos el rastro del teniente coronel en la prensa de la época, en concreto en «La Correspondencia militar» de 2 de junio de 1908: «En el acto de inaugurar el monumento a los socios del Centro del Ejército y de la Armada, que se celebró anteayer tarde, nuestro querido amigo y redactor técnico el ilustrado teniente coronel de Artillería D. José Hevia pronunció el siguiente brillantísimo discurso, que obtuvo grandes y merecidos aplausos, y en cuya reproducción tenemos especial complacencia...» [4] ↩︎
- El capitán Luis Daoiz mandaba la compañía de artilleros de la 2ª batería, del 3.er regimiento, de guarnición en Madrid. ↩︎
- Bajo la dirección del conde D. Félix Gazola, el día 16 de mayo de 1764 se inauguró el Real Colegio de Artillería, ubicado en las instalaciones del Alcázar de Segovia. Al margen de materias como cálculo, geometría, mecánica, fortificación y artillería, dibujo, esgrima, etc. en el interior del recinto, se sumaban las de instrucción con los materiales propios de artillería en la Plazuela del Alcázar. Durante la guerra y ante la presencia francesa, se evacuó la escuela y los alumnos pasarían primero de Segovia a Salamanca, para luego iniciar una larga marcha que los llevaría a Orense y luego sucesivamente a Huelva, Sevilla, Menorca y finalmente Palma de Mallorca donde llegarían en noviembre de 1812. [2] ↩︎
- Antes del año 1803, el mando general del arma de Artillería se componía de un Estado Mayor de oficiales y Compañías Sueltas de artilleros, a cargo de un Jefe Superior, Capitán General de Artillería, Director o Inspector General, según las diferentes épocas. ↩︎
- Durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763), la artillería francesa era poderosa, pero no muy móvil y se vio superada por la de otros estados europeos. El desarrollo y la organización de un nuevo tipo de armamento se asignaron al teniente general de Gribeauval (1715-1789). Desde 1763 hasta su muerte, Gribeauval reformó la artillería francesa. Diseñó el primer sistema completo de armas, que comprende armamento (cañón, proyectil y mortero) y equipos de apoyo (transporte, carro de municiones, grúas, etc.). Clasificó la artillería en cuatro categorías distintas: campaña, plaza, guarnición y costera, y cada una con sus necesidades precisas. Esta artillería jugó un papel clave en las victorias de las guerras de la Revolución y el Imperio. ↩︎
