En la primera entrega dedicada al \»Arte de la Guerra\» de Napoleón, por Albert Nofi, vimos la estrategia bélica, las evoluciones y la aproximación de los ejércitos en las campañas napoleónicas. En esta segunda y última entrega, Nofi desgrana algunas de las tácticas militares empleadas así como las operaciones en las batallas del período napoleónico. Es un apunte muy resumido, al igual que el de la semana pasada, por lo que para profundizar en el tema nada mejor que coger alguno de los clásicos como el \»vademecum\» de la táctica napoleónica, el \»Imperial Bayonets\», de George Nafziger, entre otros.
Tácticas o Sistema vs. Sistema
Tácticas – la combinación de hombres y armas y terreno- es la esencia del combate. Hay un sistema táctico óptimo para cualquier combinación de armas bajo cualquier circunstancia. Pero encontrar ese ideal puede ser difícil. Las tácticas a menudo han desatado vigorosas polémicas cuando los ejércitos intentaban alcanzar la perfección. Tal controversia se había producido en el período anterior a la Revolución. El resultado claro fue que Francia salió con un enfoque muy flexible respecto a las tácticas, con la idea de que las tácticas satisfacieran a la situación, mientras que sus enemigos habían conservado formaciones excesivamente rígidas. Sólo cuando los enemigos de Francia adoptaron similares tácticas flexibles hicieron que la superioridad táctica francesa comenzara a desvanecerse. Había esencialmente dos sistemas tácticos básicos empleados durante las guerras:
Línea – ordre mince – era la formación habitual para el combate de fuego prolongado. Las tropas en línea desplegaban dos o tres hombres en profundidad a lo largo de un frente relativamente amplio, lo que permitía a cada hombre usar su mosquete. Era ideal para el desarrollo de un gran volumen de fuego. La experiencia demostró con el tiempo que la tercera línea era ineficaz y los británicos prescindieron de ella, extendiendo la anchura de los dos formaciones restantes en profundidad en compensación. Napoleón estuvo de acuerdo con este desarrollo, pero por alguna razón nunca lo introdujo en sus propios ejércitos. La línea era muy vulnerable a los ataques de flanco, al no tener profundidad. También era difícil de usar con las tropas bisoñas, ya que requería gran disciplina y sang froid para mantener la formación sobre un terreno accidentado, bajo el fuego enemigo y durante las evoluciones por el campo de batalla. Dado que la calidad de la tropa decayó por el desgaste de los diferentes conflictos, la línea tendía a ser utilizada con menor frecuencia. Los británicos sin embargo no sufrieron tal deterioro en su tropa y usaron la línea prácticamente con exclusión de cualquier otra formación.
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Batallón en línea, con los fusileros en el centro y granaderos y voltigeurs en ambos extremos, evolucionando a una formación de columna. |
Columna – ordre profond – era particularmente útil para la acción de choque y para el movimiento rápido de tropas en todo el campo de batalla. Una columna era esencialmente un ariete compuesto de hombres, formados como de a diez en profundidad en un frente relativamente estrecho. Era especialmente adecuada para su uso con las tropas inexpertas para ello se requería poca formación y permanecía cohesionada incluso en las peores condiciones de combate. Tropas bisoñas -como los \»Voluntarios del 92\» – también eran propensas a ser más entusiastas respecto a un ataque en columna. La columna podría producir resultados, pero era a un alto coste. Era muy vulnerable a la artillería o a tropas veteranas en línea en un intercambio de fuego. Las columnas tendían a aumentar de tamaño a medida que las guerras progresaban. Con el tiempo llegaron a ser desmesuradamente grandes. Tales formaciones podían alcanzar la victoria, como hicieron los 28 batallones de la columna hueca de Macdonald en Wagram (9 de julio de 1809), pero con mayor frecuencia simplemente resultaban en sangrientos desastres, como las columnas de la división de D\’Erlon en Waterloo (18 de junio de 1815). Sin embargo, los países con tropas de mala calidad o mal entrenadas – Rusia y la Francia Revolucionaria y al final, la Francia Imperial – hicieron un uso extensivo y regular de la columna.
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Batallón en columna de ataque. |
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El Conde de Guibert |
El orden mixto – ordre mixte – Los franceses, que actuaban bajo la influencia de Guibert1, desarrollaron un tercer orden táctico: el orden mixto -ordre mixte – esencialmente una combinación de línea y columna. Para ello se utilizó un trío de batallones, uno en la línea que une los otros dos en columna, o de vez en cuando uno en cada columna entre dos batallones en línea. El orden mixto era muy adecuado a las circunstancias del ejército francés durante los primeros días de la Revolución, por lo que las demi-brigades se organizaron para aprovechar el máximo uso efectivio del nuevo sistema: el batallón regular formaba la línea y los dos batallones de voluntarios y reclutas formaban las columnas de sus flancos. En una formación se combinaban las ventajas del frente amplio durante un intercambio de fuego con los de la columna para la acción de choque. El orden mixto permaneció como la táctica favorita de los ejércitos Revolucionarios e Imperiales a lo largo de las largas guerras.
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En la esquina superior izquierda, Ordre mixte de Morand en Borodino. |
Escaramuzadores. (skirmishers/tiralleurs) – Independientemente del sistema, había ciertas constantes tácticas. El uso de escaramuzadores era uno. Ligeramente equipados, se desplegarían diseminadamente frente a una formación y la apoyarían hostigando al enemigo mediante el intercambio de fuego. Austria y Gran Bretaña sobresalieron en este tipo de tácticas. Francia recurrió a tácticas de escaramuzadores a gran escala debido inicialmente a la mala calidad de los ejércitos Revolucionarios. Pocos hombres de confianza podían ser empleados como escaramuzadores. Si podían molestar suficientemente al enemigo podrían alentar a tropas menos fiables a avanzar. Con el tiempo casi un tercio de las tropas en una formación de infantería podían desplegarse como escaramuzadores. De hecho, cada una de las divisiones de Napoleón del período 1804-1807 tenía un regimiento de infantería ligera específicamente para este propósito.
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Formación austriaca de escaramuzadores |
Cuadro. Contra la caballería todos los ejércitos tenían esencialmente la misma defensa: el cuadro. Cuando estaba formada en cuadro, la infantería presentaba un sólido muro de fusiles y bayonetas contra la carga de los caballos. Los cañones de campaña podían apoyar en las vulnerables esquinas. Las cargas de caballería contra un cuadro estable no eran propensas a tener mucho éxito. Los caballos se asustaban ante una pared sólida de hombres2, que por su parte abrían fuego de fusil contra los atacantes3. Los cuadrados podían romperse, sobre todo con el apoyo de artillería. Se requería de tropas entrenadas para mantener un cuadro. Todo el mundo sufrió la rotura de un cuadrado en un momento u otro, sobre todo en el último período de la guerra, pero la mayoría de las veces eran relativamente inexpugnables.
Independientemente de la lógica de las tácticas de cada ejército, por supuesto, las tácticas se deben utilizar a gran escala. La batalla es el verdadero campo de pruebas de tácticas.
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Batallón en cuadro |
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Con formaciones más grandes y si había tiempo para ello se colocaba la artillería en las esquinas de la formación y en el centro los comandantes, carruajes e incluso excepcionalmente prisioneros. |
Operaciones – La práctica de la Batalla
Durante la mayor parte del siglo XVIII, las batallas eran asuntos muy encorsetados. Unas engorrosas y complejas evoluciones tácticas, la introducción de fortificaciones de campaña y la excesiva centralización de la función de los mandos con el deseo de minimizar las bajas excluían cualquier maniobra \»delicada\» en el campo de batalla. Federico el Grande comenzó una tendencia en la dirección opuesta cuando presentó el \»orden oblicuo\». Pensadores militares progresistas en varios países tomaron la cuestión de restaurar la movilidad en el campo de batalla. Muchas de las reformas en las tácticas y artillería poco antes de la Revolución fueron diseñadas para ayudar a lograr este objetivo. Como resultado, las batallas de la Revolución y las guerras napoleónicas fueron frecuentemente bastante fluidas. Habían realmente sólo dos tipos básicos de batalla: de maniobra y de desgaste.
Maniobra. La batalla de maniobra -favorita- de Napoleón era esencialmente un masivo ataque por el flanco con el apoyo de una copiosa potencia de fuego. Mientras que el cuerpo principal del ejército cubría la atención del enemigo al frente, fuertes contingentes apoyados por una \»Gran Batería\» de repente caían sobre uno de sus flancos, aplastandolo, y luego arrollaban el resto de su línea. Por lo general, esto era posible sólo cuando uno tenía una modesta pero clara superioridad numéricamente, pero el Mariscal Davout aplastó ambos flancos de una fuerza prusiana que lo superaban en número en más de un 40% en Auerstadt (14 de octubre de 1806). Lo ideal era que, tal maniobra diera lugar a la derrota total del enemigo, como en Austerlitz (2 de diciembre de 1805) o Friedland (14 de junio de 1807), pero las circunstancias podían hacer que la victoria fuera menos que total, como en Dresde (26 y 27 de agosto de 1813). Y si el enemigo desplegado tenía fuertes apoyos naturales en sus flancos este enfoque era improbable que tuviera éxito.
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1- Enemigo fijado en la posición por ataques limitados en todo el frente. 2- Gran Batería en acción contra flanco derecho del enemigo. 3-Masa de maniobra preparando el ataque. 4- Dirección prevista del ataque. 5- Reservas y caballería a la espera para ensanchar la brecha. |
Desgaste. Una batalla de desgaste era una acción de choque, un festival de fuego frontal en el que uno vertía la potencia de fuego en la línea del enemigo hasta que estaba lo suficientemente debilitada para permitir un ataque en masa de tropas utilizadas como un ariete. Si las líneas del enemigo cedían, era una victoria. Si no lo hacían, las bajas serían terribles. Pero incluso en la victoria las pérdidas eran enormes. Los buenos generales preferían evitar este tipo de operaciones. Sin embargo, incluso los mejores de ellos se vieron obligados a luchar de esta forma cuando las circunstancias del terreno impedían la maniobra adecuada o cuando la maniobra había sido frustrada por la acción rápida del enemigo. Napoleón la utilizó en aproximadamente el 30% de sus batallas. Todos fueron asuntos sangrientos. Borodino (7 de septiembre de 1812), Wagram (5 y 6 de julio de 1809) y Waterloo (18 de junio de 1815). Contra una oposición mediocre tal ataque tenía probabilidades de éxito. Pero contra un talento defensivo tipo Wellington era muy arriesgado. Y la ventaja defensiva en una acción de este tipo podría ser mejorada en gran medida mediante el uso del despliegue en \»la pendiente inversa\» (reverse slope): desplegar las tropas propias detrás de la colina que el enemigo esté asaltando, en lugar de situarlas en la colina. No todas las batallas encajan perfectamente en uno o el otro de los dos tipos básicos. A veces, una acción que comenzaba como una batalla de maniobra se concluía con un asalto frontal. Y a veces se producía la inversa. El factor importante era saber lo que era posible bajo unas determinadas circunstancias, que era donde el generalato contaba.
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1- Enemigo fijado en la posición por ataques limitados en todo el frente. 2- Gran Batería en acción contra el centro del enemigo. 3-Masa de maniobra preparando el ataque. 4- Dirección prevista del ataque. 5-Caballería a la espera para ensanchar la brecha |
(1) Jacques-Antoine-Hippolyte, Comte de Guibert (1743 – 1790) era un general francés y un escritor de temas militares. Participó en la guerra de los Siete Años en Alemania, y entabló buenas relaciones con Federico de Prusia. Publicó su \»Essai général de tactique\» que fue traducido a varias lenguas y preconizó la idea de un ejército \»nacional\».
(2) Y por supuesto un muro de bayonetas también.
(3) Parece ser que a los cuadros de Waterloo se les dio la orden de no abrir fuego, probablemente por las posibles bajas por fuego amigo en otros cuadros cercanos o como señala A.Barbero (ver fuentes), para que no se perdiera la solidez y firmeza de los soldados en los cuadros. También hay testimonios de soldados de la KGL conforme sí se abrió fuego en algunos cuadros. La formación aconsejable para los cuadros para que no se produjera lo anterior (bajas por fuego amigo) era formar los cuadros en damero en diagonal unos con otros, estampa que podía quedar muy bien en los libros de táctica militar pero que se antoja harto complicada en su aplicación en el propio campo de batalla y más con un enemigo que avanzaba estrepitosamente con toda su reserva de caballería para la acción.
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Fuentes:
– NAPOLEON\’ S ART OF WAR – Albert A. Nofi, revista Strategy &Tactics, núm. 75, Jul-Aug 1979
– https://en.wikipedia.org/wiki/Jacques_Antoine_Hippolyte,_Comte_de_Guibert
– https://www.youtube.com/watch?v=XXWob8GTIvw (Conferencia A. Barbero sobre Waterloo)
Imágenes:
– By G. Engelmann, engraver – Frontispice des « Oeuvres dramatiques de Guibert », Impr. Paul Renouard, 1825, Public Domain, ttps://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=12163224
– Imperial Bayonets – George Nafziger, Greenhill Books, 1995
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