Sobrepasamos ya el ecuador de nuestra ruta de \»
Wellington in Spain. A Classic Peninsular War Tour\», siguiendo las explicaciones de Nick Lipscombe, con el que la semana pasada visitamos el famoso Puente de Alcántara, uno de los varios puentes que cruzan el mítico río Tajo y con el que la semana pasada vimos los combates que se desarrollaron en el puente sobre el río Côa, entre la División Ligera del general Craufurd y las tropas francesas del mariscal Ney. Hoy rendiremos visita a la fortaleza y ciudad de Almeida, que vivió un asedio francés en el verano de 1810 y un posterior bloqueo aliado al año siguiente, en 1811.
El asedio de julio de 1810 vivió uno de los momentos más inesperados de la Guerra de Independencia, cuando el coronel William Cox, al mando de la guarnición portuguesa, tomó una sorprendente decisión que fue la de cambiar los depósitos de pólvora y munición de su ubicación original en los almacenes de las casamatas y colocarlos en el interior del castillo de Almeida, lo que por azar del destino condenó a la fortaleza, ya que durante el bombardeo uno de los proyectiles enemigos en su trayectoria logró impactar en el mismo interior, lo que provocó una tremenda deflagración que destruyó el edificio por completo, terminó con los depósitos de pólvora, las esperanzas de los defensores y cuyo impacto se sintió en la lejana Ciudad Rodrigo, a unos 34 km. de distancia. El posterior bloqueo de 1811 por parte de las tropas británicas que habían reconquistado el terreno tras la batalla de Fuentes de Oñoro, también tuvo un desenlace significativo, ya que el general Brenier y su guarnición lograron eludir el cerco aliado a que estaban sometidos, lo que le valió al mismo Brenier el ascenso a general de división y al propio Wellington el calificarlo como \»el hecho militar más vergonzoso que se hubiera producido nunca en el ejército británico en la Península\».
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Puerta doble de São Francisco (s. XVII), ubicadas en la mitad del lienzo de la muralla para cruzar el foso y el revellín. Tenía la Casa de Guardia con cuarto para el oficial, chimenea, aberturas que daban al interior del recinto, aspilleras y cubierta a prueba de bomba. Las cortinas laterales de la muralla a ambos lados de la puerta fueron reformadas después de las brechas causadas por el asedio de 1810. |
VISITA A LA FORTALEZA DE ALMEIDA
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El tránsito curvo entre las puertas de entrada. |
Pueden ver en sus mapas que Almeida es una ciudad, definitivamente una fortaleza de estilo Vauban, una fortaleza moderna y con toda la población en su interior. Y pueden ver que gran parte del exterior de la ciudad aún permanece prácticamente intacto. El rio Côa se encuentra en esa dirección serpenteando durante su trayecto, vinimos de Fuerte Concepción esta mañana y luego iremos a fuentes de Oñoro, en dirección hacia el sur.
Dentro de aquí, en estos momentos, tenemos al gobernador militar de Almeida, William Cox, y a sus 4.500 soldados portugueses, en gran parte irregulares, tropas de la milicia, y que se encuentran rodeados por las fuerzas del mariscal Ney, principalmente las dos brigadas del general Loison, Ferey y Simon, que habían acosado a la División Ligera de regreso al río hacia el oeste, por lo que pueden ver el momento allí y pueden ver a los franceses aquí.
Wellington no sabe cuál será el próximo movimiento de Masséna. Es el mes de julio y la cuestión es el tiempo. Y Masséna tiene tiempo. ¿De qué estoy hablando? Estoy hablando del clima, de la lluvia, absolutamente. Porque estos caminos son problemáticos si los tomas en la temporada de lluvias y, por lo tanto, la temporada de lluvias aquí en España generalmente es en octubre. Y así, las lluvias de octubre para aquellos que viven en España o que visitaron España, particularmente en octubre, en Valencia tienen una expresión para referirse al fenómeno, la \»gota fría\» que simplemente se presenta en forma de lluvia, tan intensa, que en realidad no se puede conducir, no se puede hacer nada, solo buscar refugio y realmente es como un monzón.
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Planta de la ciudad fortificada de Almeida, cuya construcción de tipo Vauban data de 1641. |
Cuando lleguen las lluvias, vendrán, y vendrán, y así sucesivamente. Lo que Wellington sabe es que Masséna querrá intentar entrar en Portugal y expulsarlo de Portugal, porque recuerden que esas son las órdenes napoleónicas a Masséna, es hacer lo que Soult y Ney hicieron en 1809 con Moore, para sacar a los aislados británicos de Iberia y luego seguir con Soult en España, especialmente hacia Portugal. Esa es su misión, su tarea. Wellington lo sabía, anticipó ese año anterior después de que se produjera la ofensiva y por eso construyó las Líneas de Torres Vedras, algo de lo que Masséna no sabía nada. Oportunamente, las Líneas se construyeron con gran secreto, el embajador británico en Lisboa no sabía nada de ellas y no se lo creía en absoluto. Pero la realidad era que los franceses no parecían tener ningún indicio de estas fortificaciones que se construyeron fuera de Lisboa(I). Sin embargo, por ahora, Wellington sigue a la expectativa de que Masséna haga su movimiento, después que este preparara todo su ejército, 65.000 hombres, que tiene en la frontera ahora, ya dentro de Portugal, y simplemente dejará Almeida y seguirá adelante.
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Entrada desde el exterior en el Revellín de la Cruz o de S. Francisco (Sala de armas). Obra avanzada de la Magistral Puerta de la Cruz y la primera en ser ejecutada. Estructurada solo por dos flancos, presenta una puerta exterior simplificada y construida tardíamente (1801), con un paso recto y estrecho, un cuerpo de guardia solo en el lado derecho, con cubierta a prueba de bombas sobre bóveda de cañón. El portal de arco de vuelta perfecto, flanqueado por pilastras toscanas sosteniendo un entablamento rematado por un baldaquino reticulado, decorado simplemente y flanqueado por dos plintos, con barbizon cilíndrico en el centro, repitiendo el modelo general de la Plaza fuerte. En el ángulo flanqueado existe una plataforma para el tiro de batería. |
Porque los portugueses estaban furiosos con Wellington. Esta era una fortaleza, él no podía simplemente irse(II). Pues tienen que hacerse la pregunta, necesitamos saber que hacer realmente… ¿Por qué los portugueses construyeron esta fortaleza aquí? Porque si tenemos la perspectiva de pelear en esas colinas allí, luego tenemos el río al frente, esa situación, o cruzar el río y tomar la fortaleza que es mucho más difícil, cuando solo estamos a un par de kilómetros de Portugal, eso no es realmente, eso no es importante. y ciertamente no era importante para Wellington. Pero los portugueses estaban furiosos con él por renunciar a esa parte del territorio, recuerden su Memorando sobre como defender las fronteras de Portugal. Bueno, él no quiso decir \»literalmente\» las fronteras, y era el viejo problema que teníamos también durante la Guerra Fría: Alemania, la RFA, el plan de despliegue, el plan de despliegue alemán básicamente significaba entregar toda la Alemania Occidental al Rin, porque para nosotros mantener a los rusos en cualquier lugar entre el este y el oeste de la frontera alemana y el Rin, el Rin era lo único con lo que podíamos contenerlos. A los alemanes no les gustó, por supuesto que no, básicamente estábamos renunciando a su país y era el mismo tipo de mentalidad que nos encontramos aquí.
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Panorámica del foso y Puerta doble de São Francisco. |
Sin embargo, aquí, William Cox
(III), un hombre ocurrente, es solo un Mayor que fue ascendido a teniente-coronel, y luego coronel, se encuentra al mando de la guarnición, aquí, pero en realidad no había sido una elección de Wellington. Se quejó en Norfolk, se quejó a Beresford, el comandante del ejército portugués (hecho curioso ya que Cox era cuñado del propio Beresford), hasta tal punto que Beresford dejó de responder a sus cartas. El claro resultado fue que Cox se decidió:
\»Él no responde a mis cartas, de acuerdo, iré al comandante en jefe\», y le escribió a Wellington. Eso no es realmente algo que haces, saltarte la cadena de mando con un hombre como Wellington, así que Wellington lo vio y le dijo:
\»¿Qué es lo que necesitas?\». Y él dijo:
\»Bueno, puedo contenerlos por encima del río Côa, desde aquí en la guarnición\». Entonces, Wellington, mirando en un mapa, ve ese convento, que ahora vemos allí. Y él dijo entonces: \»Entonces pon cañones allí, pon muchos allí\».
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Convento de Nossa Senhora da Barca, el lugar previsto por Wellington para que fuese artillado. |
Pero ahora Cox se dio cuenta que poner los cañones allí no serviría de nada, porque no pueden alcanzar con ellos el río Côa. Si recuerdan cuando estábamos allí, no pudimos ver el convento. Así que Cox se dio cuenta de que la discreción era la mejor opción, y no respondió a Wellington y criticó su decisión. Pero lo que Wellington no sabía era que Masséna no tenía otra opción para eludir esta fortaleza aquí. De hecho, no podía pasar por alto esta estructura con 4.500 hombres(IV) en su interior. Debido a que entraba en Portugal con estos 65.000 hombres, su línea de comunicaciones pasaba directamente por aquí y de vuelta a Ciudad Rodrigo, que es donde tenía establecida su base logística, y sería demasiado fácil para 4.500 hombres situados aquí, el poder dominar la carretera, atacar a los convoyes franceses, por lo que tiene que reducir esta fortaleza y, de todos modos Napoleón le había dicho que lo tenía que hacer. En realidad, eludirla no fue nunca una opción.
Ahora, el ingeniero del ejército francés, Lesowski tenía la tarea de concentrarse en montar la planificación para el asedio. Lo primero que descubrieron cuando comenzaron a excavar para establecer las baterías fue que el suelo era de sólido granito. Se trataba de unas nueve pulgadas (unos 22 cm) de entera y sólida roca.
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Mapa de Nick Lipscombe, superpuesto a una imagen de Google Earth, señalando las baterías de asedio, las tropas defensoras y sitiadoras el número y calibre de las dotaciones artilleras. |
Si miran su mapa, allí pueden ver las baterías. Si puedes ver el tejado afilado a las doce en punto, puedes ver un edificio de tejado rojo, verlo desde el otro lado de los árboles y luego, al lado izquierdo dentro, hay un viejo molino de viento, en un campo. ¿Pueden ver eso? El molino blanco? Solo un edificio secular, allí estaba la batería núm. 1 en sus mapas y luego el resto de las baterías alrededor de las murallas. Ahora, el mismo Lesowski hizo los cálculos, ya que necesitaba unos 800 metros de recorrido de trincheras, 2.000 hombres para el trabajo de cavado, y se le proporcionaron luego unos 120 zapadores, reconociendo que necesitaría veinticinco días para construir todo, situar las baterías y empezar a bombardear los muros de la fortaleza. De hecho, esta estimación era un poco errónea, estaban listos para comenzar a partir del 15 de agosto, por lo que tomó un tiempo mucho más corto y los cañones se pudieron situar y la razón de esto es que construyeron más que cavaron. Dentro de la visión de la situación, desde el punto de vista del comandante francés, dejó escrito \»Se sugirió colocar baterías entre la primera y segunda paralelas\», por lo que los franceses comenzaron este asedio de la fortaleza en esta zona.
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Panorámica del exterior desde el Baluarte de San Pedro. Aproximadamente en la colina entre la puerta de entrada al Revellín de la Cruz y la Puerta doble de San Francisco del extremo izquierdo, estaría la batería número 1 francesa, y el resto de baterías de asedio en sucesión, describiendo un arco, hacia el lado derecho. |
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El Revellín de Brecha, entre los baluartes de San Pedro y San Antonio. |
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El Centro de Estudios de Arquitectura Militar de Almeida (CEAMA) ubicado en las Casas de la Guardia de las Puertas Exteriores del Revellín de San Antonio. |
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Puerta de San Antonio, estructuralmente similar a la de San Francisco, aunque de traza distinta. |
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Los cañones navales de Almeida
El primer aspecto que vemos es el tamaño del cañón. El segundo aspecto es el gancho que sale de la bola grande posterior, del cascabel, y esto se debía a que estaban atados a la bola en la nave, así que cuando retrocedían -por el impulso de retroceso- se detenían, de lo contrario podrían golpear a la pobre dotación del cañón que se encontraba al otro lado. Un cañón de campo tiene la bola (el cascabel) no tiene el gancho, así que pueden ver, como siempre se dice, la diferencia de estas armas navales que están puestas aquí, por el tamaño del cañón y si pudiéramos mover una hacia atrás, lo que no vamos a hacer, descubriríamos que se trata de ese tipo de tamaño que tiene aproximadamente veinticuatro libras de calibre.
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Cañón naval montado en su cureña de ruedas en el Baluarte de San Pedro. |
Y digamos que estos son el mismo tipo de cañones que Ney y Masséna ahora están intentando traer para bombardear los muros, y pueden imaginar que hay diferentes carruajes con básicamente los cañones y miren el tamaño de este, intentando mover algo como esto sobre una carretera pavimentada sería genial, si estuvieran en buenas condiciones pero no siempre era así en las carreteras. Muy, muy difícil, y los carros que llevan las municiones, sepan que cada uno para los veinticuatro libras (cada cañón de este calibre pesaría unos 2.500 kilogramos). Hacía falta una gran logística para hacerlo, está bien.
[Pregunta] ¿Qué número de caballos son necesarios para moverlos? Para moverse bien, usarían bueyes o toros castrados, en general, para hacerlo. Tendríamos ocho caballos moviendo un solo cañón, también, si los mueves, conoces los carruajes estándar en los que se asentarían y los usarías en un asedio, que debían tener un cierto grado de elevación, ese carro se rompería. Así que la mejor manera de mover un arma tan pesada como esta era crear un nuevo carruaje que tuviera ruedas bastante pequeñas debajo de él para moverlo, y de hecho en el Museo Militar de Lisboa hay un modelo de uno con ruedas pequeñas y por lo tanto bajando su centro de gravedad y de esa manera podría moverse. Con estos cañones, si se podía conseguir hacer ocho millas (casi 13 kilómetros) en un día, sería un buen promedio.
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Los cañones navales que se encuentran en el Baluarte de San Pedro. |
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Ahora, los cañones, esos pesados y masivos cañones, realmente no tienen un efecto significativo en estos muros, tienen que estar realmente a unos 300 metros de ellos y, sin embargo, la batería estaba en la cima de la colina de allí, así que vamos de nuevo ¿el alcance desde los muros? Dijeron que estaban a unos 600 metros de los muros. Demasiado lejos realmente para tener suficiente, para tener una energía cinética suficiente para derribar el muro. Sin embargo, comenzaron a bombardear el día 26 a las cinco de la madrugada y en realidad se sorprendieron bastante por la rapidez con que las paredes empezaron a desmoronarse, eso no era algo que habían anticipado. Y la precisión de los artilleros portugueses también sorprendió a Masséna, de hecho, la batería número 2 que estaba allí fue alcanzada muy rápidamente y el almacén dentro de la batería también explotó, deshabilitó los cañones y mató a varios artilleros franceses. Pero, es el 26 de agosto, Cox estaba relativamente contento y le indicó a Wellington, le dijo a Wellington que podría resistir al menos durante cuatro semanas. Cox creía que Wellington iba a venir aquí para ahuyentar a los franceses, pero Wellington no tenía ninguna intención de hacer eso: los franceses que tenían en su poder el puente, Wellington, para llegar allí, tenía que hacer una amplia maniobra de flanqueo desde el norte hacia el sur, no estaba preparado para hacerlo. Además tiene una carta oculta con las líneas de Torres Vedras, en la retaguardia. Así que el 26 de agosto, el mismo Cox visitó el castillo y echó un vistazo a los preparativos que se hacían en el mismo. Tomó una fría y fundamental decisión con respecto al castillo en sí. Vamos a caminar hasta allí para echar un vistazo, para comentar lo que fue esa decisión, solo mantengan un ojo aquí es donde están los cañones disparando hacia estos muros, las áreas con brechas estaban allí, pueden ver a su derecha y hacia el exterior de esta posición aquí, la idea, como la infantería francesa bajaría y luego asaltarían los muros, aquí. Si miran el resto del campo a su alrededor, verán que, en realidad, establecer tus cañones aquí es la única opción que se tiene.
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Las actuales ruinas del Castillo de Almeida, como consecuencia de la explosión del 26 de agosto de 1810. |
Esta fortaleza en esta posición en la que estamos en pie es una fortaleza medieval y se puede ver que tiene una estructura perfecta con cuatro torres redondas, etc. Esta fue una fortaleza medieval por lo que evolucionó construyendo más defensas con un estilo más moderno a su alrededor. William Cox había tomado una arriesgada decisión al de no usar las casamatas. Las casamatas que ustedes conocen es el lugar donde durmieron en el Fuerte Concepción(V), cuyo propósito era el almacenamiento de la pólvora y las municiones para preparar cartuchos, etc. Y es por eso que vienen aquí, a la habitación de al lado, porque estas paredes sólidas funcionan con la idea de que si se produjera una explosión, no afectaría al edificio de al lado, a la habitación de al lado, puede que tomara una extraordinaria decisión, la de mover todo su pólvora de las casamatas, construidas específicamente para este fin que se extienden alrededor de la fortaleza, y amontonarla toda aquí en el castillo. Y pensó que sería más seguro en el centro de la ciudad que en una casamata. Vamos, de patio de colegio. Ahora, algo de la historia dice que informó a los habitantes, del castillo. Bueno, yo puedo sospechar que absolutamente no lo hizo. Vino el 26 de agosto y ocupó el castillo y echó un vistazo a lo que estaba sucediendo, anotándolo en su cuaderno: \»Todo estaba bien arreglado y di órdenes estrictas, respetando las precauciones necesarias, sobre lo que debería hacerse cuando el arsenal estuviera abierto. ”
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Foso del Castillo de Almeida. |
Bueno, eso está todo muy bien porque el 26 de agosto, tanto el ataque como la defensa, la paralela secundaria, el asedio se acometía con furia y, al anochecer, se abrió el arsenal para el reabastecer de polvora a cada una de las posiciones las baterías defensivas y en ese momento a las 19:00 horas se produjo la explosión más cataclísmica. Y el alcance de esta explosión solo para poner en perspectiva, vean el tamaño de las piedras rectangulares aquí, aterrizaron algunas de ellas en las baterías que se encontraban allí. Bueno, tal fue la fuerza de la explosión. Y todo lo que puedo decir es que no estaba en el sótano y que en realidad la pólvora estaba en el primer piso donde la guardaba, porque si hubiera estado en el sótano, el daño que hubiera producido hubiera sido completamente diferente.
Hay dos versiones de tales hechos: una de ellas es que un oficial de artillería portugués, había colocado una bomba cargada, entonces una granada desde la batería número 4 francesa entró, la entrada del castillo estaba allí y encendió un rastro de pólvora que había perdido de uno de los barriles que fueron transportados. La otra versión es que el proyectil aterrizó allí, entró en el castillo y luego hizo explotar las municiones aquí. Realmente no importa mucho, tan solo decir que fue un hecho simplemente increíble. Fue una explosión grandiosa: la deflagración también mató o hirió a muchos franceses. Cox regresó al castillo y dijo: \»Pude ver claramente que todo el edificio que era una piedra maciza dentada fue demolido por completo. La principal almacén de pólvora, dos mil quinientos barriles de pólvora y dos almacenes secundarios en el castillo, que había estado llenos de proyectiles cargados y cartuchos de mosquete, habían sido completamente destruidos \». El resultado fue devastador en extremo: el castillo había desaparecido literalmente, la iglesia detrás de él desapareció, se afectaron todas las casas en toda la ciudad y 600 civiles y militares resultaron muertos y hubieron 300 heridos también. Se produjeron unos momentos de silencio porque todos trataron de tratar de averiguar que es lo que había sucedido.
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Ruinas del Castillo donde aún se aprecian los escombros y restos de piedras que formaban los muros. |
Solo para dar de nuevo una buena indicación del poder de esta explosión: el propio Junot estaba en Ciudad Rodrigo, ahora no podemos ver Ciudad Rodrigo, pero está muy lejos, a unos treinta kilómetros. Y su esposa, la duquesa de Abrantes, la dama que conoció a Masséna, recuerden en Valladolid, ella dijo: “Una noche, justo después del atardecer, la casa fue sacudida por una violenta sacudida. Y llena de miedo grité: ¿Es esto un terremoto? ¿No hay peligro que no tengamos que acometer en este país? (porque deben recordar que hacía 60 años que se había producido el gran terremoto en Lisboa del año 1755). “Luego se produjo una segunda sacudida. Esta vez pensé que la casa iba a derrumbarse”. Esto está a treinta y cinco kilómetros de distancia. \»Es la fortaleza\», gritaron los hombres y Junot, situado en la antigua torre morisca en Ciudad Rodrigo, que está sobre la ciudad y sobre la cual se extiende, dijo: \»Es una visión extraordinaria, Laura, (su nombre de casada era Junot) debes venir y verlo. Almeida está en llamas\». Y no se puede ver Ciudad Rodrigo, eso demuestra como debió ser el fuego.
Ahora a la mañana siguiente, el daño era mucho más visible para atacantes y defensores y es en este punto cuando Masséna regresa. Cox estaba tratando de ver si Wellington estaba llegando y le envió un oficial. Los muros exteriores seguían intactos, y las baterías estaban aún en su lugar, pero debido a la falta de pólvora con la que replicar al fuego de artillería de los franceses, Cox se vio obligado a capitular al día siguiente con los sobrevivientes de la explosión y 100 cañones y partió rumbo al cautiverio en Francia junto con la guarnición, donde permaneció como prisionero de guerra hasta 1814. Los franceses perdieron 58 muertos y 320 heridos durante la operación de asedio
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El camino hasta el Baluarte de Santa Bárbara. |
Las mecánicas de asedio de la artillería allí, para decirlo estaban diseñadas para lograr su objetivo. Si recuerdan, dije que el molino de viento, en el campo, pueden verlo, allí estaba la primera batería y luego podemos orientarnos y ver la cuarta batería, allí. Pero aparte además en Almeida, justo enfrente de ustedes, pueden ver, este es un doble revellín, en otras palabras, dos puntas de flecha, situado hacia abajo el revellín, que es el único ejemplo de doble revellín en el mundo que todavía está en pie. Solo, justo enfrente de aquí. Solo una mirada, pueden ver una flecha y la otra flecha en su interior.
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El Revellín doble de influencia Vaubaniana, se designa así por ser una estructura doble. Desde el punto de vista técnico es de los baluartes más perfectos por \»quitar de los frentes de los baluartes que lo flanquean todo el fuego, cubriendo todos los flancos\». Hay en el terraplén una construcción en forma de bóveda que habría servido de polvorín. El puente levadizo (reconstruido) hacía la conexión entre el reducto y el cementerio, donde todavía hoy se conservan algunas lápidas. |
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Tumba del teniente John Beresford, un oficial del 88º regimiento que murió de las heridas recibidas en el asedio de Ciudad Rodrigo
de 1812
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Ahora quiero seguir hacia adelante a la situación al final de las Líneas de Torres Vedras. Massena regresa, el general de brigada Brenier está al cargo, tiene una guarnición con unos 1.200 hombres. Y lo primero que le dicen los chicos de Massena: \»Ya sabes, cierra las puertas, vienen los aliados, todo ha salido terriblemente mal\», y desaparecieron hacia el este con las cola entre las piernas.Y Brenier ahora tiene que aguantar aquí en el fuerte. Por supuesto, como dije, las fortificaciones seguían bastante intactas, después de la explosión, no habían mejorado mucho las defensas. Y ahora tiene que resistir contra el ejército de Wellington, que regresa y empuja al descompuesto ejército de Massena hacia España. Fue en ese momento que el propio Wellington fue al sur, a traer a Beresford, para prepararse para el asedio de Badajoz. Y, por supuesto, se preparó por sí solo y terminó con la batalla de La Albuera, pero puso al contingente portugués independiente de Pack, la 6ª división en un cordón alrededor de Almeida, y se está preparando para mover hacia aquí algunos cañones de asedio. No es del todo seguro de dónde los va a conseguir con probabilidad, recuerden que los franceses todavía tienen a Ciudad Rodrigo, eso está por allí.
Este ejército en el medio donde \»Black\» Bob Craufurd había estado a principios de 1810 entre Ciudad Rodrigo y Almeida, aquí. Y estos, ahora, consiguieron situar sus fuerzas alrededor de la fortaleza, aquí en Almeida. Ahora, el problema para Brenier es que nadie le dice lo que necesita hacer, pero Masséna ha decidido que intentará avanzar y recomponer a su ejército. Lo hace muy rápido y en un par de semanas, a principios de mayo, ya puede volver a avanzar. La razón por la que puede hacerlo es porque el 9º cuerpo al mando de D\’Erlon llegó al teatro de operaciones, aproximadamente unos 35.000 hombres, y envió un mensaje a Brenier para que lo defendiera porque él regresaría. Y esa es la batalla de Fuentes de Oñoro, eso es lo que veremos esta tarde. Fuentes de Oñoro está a unas diez millas (16 kilómetros) en esa dirección hacia abajo, en la frontera. Ahora Brenier se prepara para defenderse, pero luego puede escuchar los sonidos de la batalla, el 3 de mayo, que se repiten el 4 y 5 de mayo, y a menos que los sonidos de la batalla se extingan, él está esperando, espera, verá a las tropas francesas viniendo y las tropas de Wellington que las persiguen de cerca, muy, muy rápido. Él tampoco ve nada, pero todo esto ya está escrito. Por lo que ahora se prepara para abandonar la fortaleza, aquí.
Masséna, después de haber perdido la batalla, abandonada como veremos esta tarde, pide voluntarios, para enviarle un mensaje a Brenier aquí. Y tres soldados se ofrecen como voluntarios: dos deciden que van a ponerse ropas de civil, intentarán cruzar como campesinos españoles para entrar en la fortaleza e informar a Brenier y sepa lo que debe hacer, destruir la fortaleza y escapar con sus hombres. Bueno, esos dos que iban disfrazados de civiles, son capturados y fusilados como espías, pero el tercero, un soldado, decide quedarse en su uniforme y avanzar hasta aquí. Y recorre el último kilómetro gateando y reptando, entra en la fortaleza y le dice a Brenier lo que Brenier ya sabía, pero consiguió ese ascenso al sargento como resultado, algún tiempo después. El propio Brenier ahora coloca los cañones y las empuja, boca contra boca, y se prepara para quemarlos, y al minuto comienza más menos a prepararse para explotar la pólvora en los muros e intentar que el lugar sea lo más indefendible posible. Él sabe que el juego se habrá acabado.
Bueno, tienen una división en medio que rodea esta fortaleza, aquí. Wellington estaba relativamente seguro de que sería capaz de aguantar la posición hasta que, al menos capturara a la guarnición, incluso si explotaban la estructura. Ahora, para el puente situado en Barba del Puerco, está al norte por allí y es en ese puente que el 4º regimiento a pié tenía la responsabilidad de defender el puente, al mando del teniente coronel Charles Bevan, y su cometido inicial era formar parte del cerco de Almeida y hablando en general en esa área, pero una vez que supieron del intento de romper el bloqueo, se dieron órdenes y Wellington le dio las órdenes al general Erskine, que estaba al mando de la 5ª División en ese momento, era un verdadero, un verdadero peligro de individuo cuando había estado al mando de la División Ligera, que manejó muy mal en Sabugal, justo al final de la retirada de Masséna: los soldados no querían a Erskine porque los había disgustado mucho. Erskine se fue a cenar con la orden escrita en el bolsillo de su chaqueta y se olvidó de dársela a Bevan, así que cuando terminó la cena y se la dio a Bevan eran ya las diez de la noche. Es sobre ese momento, un par de horas antes, que todo el infierno se está desatando aquí, pusieron boca contra boca los cañones, explotaron toda la pólvora y Brenier y sus chico se dirigieron en esa dirección, un puente sobre el río en Barba del Puerco. Y cuando Bevan recibe las órdenes a las diez en punto, a las once en punto de la noche, cree que es demasiado tarde para mover su batallón en la oscuridad a través del país, por lo que se queda quieto y espera a la mañana siguiente para verlo, pero era parte del cordón del cerco y por la mañana cuando se traslada allí, descubre que Brenier ya se ha escapado con sus tropas.
Ahora, esto es lo que escribió Tomkinson, del 16º de dragones ligeros:
\»En la noche del 10 salieron, primero volaron el lugar. Hicieron retroceder los piquetes y marcharon sobre la llanura abierta de Barba del Puerco. Se ordenó al Cuarto Regimiento que ocupara esa aldea, y la orden llegó al cuartel de Sir Wm. Erskine a las 2 p.m. el día 10. Tomaron aproximadamente 150 de su retaguardia, e intentaron seguirlos al otro lado del río, pero fueron rechazados con algunas pérdidas por las tropas estacionadas en San Felicis il Grande, que se volvieron al escuchar el incendio. Lord Wellington estaba muy enfurecido por esto, y nunca permitiría que se investigara la cosa, ni admitiría ninguna excusa por parte del Coronel Bevan, del 4º Regimiento, que era la persona acusada por haber cometido un error. El Coronel Bevan del 4º Regimiento estaba tan herido por la expresión en el despacho de Lord Wellington, a saber : \»que la Guarnición se escapó a través del 4º Regimiento perdiendo su camino\», que en Portabayre, en la ruta hacia Badajoz, puso fin a su existencia, aunque ciertamente no se le atribuía ninguna culpa. Con su regimiento se le ordenó ver los pasos sobre el Águeda a la derecha de Barba del Puerco, donde se encontraba el día anterior a la fuga de la guarnición. En la mañana en que se escaparon, escuchó los disparos, y armó a sus hombres para que marcharan por sí mismos al punto, y en ese instante llegó la orden de que se mudara a Barba del Puerco; pero era demasiado tarde, ya que a su llegada el enemigo estaba pasando. La orden llegó a Sir Wm. Erskine a las 2 p.m. el día anterior se la guardó en el bolsillo y no envió la carta al coronel Bevan antes de la medianoche, y para cubrirse a sí mismo, cuando Lord Wellington le pidió explicaciones, dijo que, lamentablemente, el 4º Regimiento perdió su camino, lo cual no fue así.\» [4]
Realmente triste, y esto es lo que sucedió los días anteriores, antes de que Bevan se suicidara:
\»Le pido que informe para información del Mayor General Erskine que llegué al puente con el 4º regimiento a las seis de la mañana [es decir, del día 11]. Más aún, como una razón para no haberme empeñado más la noche anterior, aunque había averiguado una parte de las tropas enemigas habían cruzado el río, no estaba seguro de que otros no se movieran en la misma dirección por lo que consideré más esencial el conservar mi posición y marchar por la mañana, lo que por lo tanto hice tras haber enviado una patrulla de portugueses para reconocer el puente\»
Pero Wellington nunca le perdonó al 4º regimiento ni al mismo Bevan, y calificó el episodio como \»el hecho militar más vergonzoso que se hubiera producido nunca en el ejército británico en la Península\». El propio Brenier fue ascendido de brigadier a general y le veremos mandar una brigada, lo siento, una división en Salamanca en un par de días. Así que Almeida está de vuelta en las manos de Wellington. Él también tiene Elvas, pero no tiene las dos llaves españolas y ahí es donde llegamos en un par de días a la campaña de 1812, en la necesidad de capturar esas dos ciudades clave también.
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(I) – Ciertamente Masséna no tenía idea de las Líneas. La historia es que se sigue moviendo hacia Portugal y, por supuesto, recuerda quiénes son los tres comandantes de cuerpo de Massena. Bueno, el 2º cuerpo que está bajo el mando del general Reynier, el 8º cuerpo está bajo el mando del general Junot y el 6º cuerpo está bajo el mando del mariscal Ney. Es por eso que Ney tenía todas las razones para esperar obtener el mando del ejército en lugar de los demás. Pero, ¿sabemos quienes de esos tres habían estado aquí antes?: Junot. Debido a que se encontró en Portugal en 1807, y sabía que Masséna iba a tomar ese camino, que positivamente, según Wellington, era el peor camino en Portugal. Entonces, ¿por qué no dijo nada? La razón por la que no dijeron nada es que él y Ney estaban actuando de una manera insubordinada. Ahora, Ney podía tener alguna justificación, sólo así. Junot, no. Pero él estaba llevando a Ney a su terreno. Masséna nunca iba a lograr estar allí con las tropas, y en lo que a él se refería, iba a hacer lo posible para que la misión fracasara, y para que Masséna fuera reemplazado por Napoleón. Así que por eso lo hace. Entonces, cuando Massena llega a las Líneas y las mira y puede ver estas colinas con esos fortines y con soldados dentro de ellos, Junot dice: \»Oh, mira esos, eso es increíble\». Y Masséna se volvió hacia ellos y dijo: \»Sí, es posible que no supiéramos nada sobre las fortalezas, pero podrías haberme dicho algo sobre las colinas\». Y lo interesante es que el ingeniero de Junot cuando estaban en Lisboa, en 1807, había salido de inspección po el terreno con un oficial de ingenieros portugués, Neves Costas. Neves Costas había dicho: \»Si queréis defender Lisboa, tenéis que construir fuertes en estas colinas\». Y el joven ingeniero francés volvió y dijo: \»General, general, debe venir conmigo, podemos defender Lisboa si los ingleses vienen construyendo fuertes en estas colinas\», y Junot dijo: \»Sí, sí, está bien\». Y entonces saben que Masséna estaba, justificadamente, furioso con Junot, por lo que estaba haciendo, de una manera deliberada.
(II) – Esta será una constante de la estrategia operacional de Wellington durante toda la Guerra de Independencia y posteriormente en la Campaña de los 100 días, en Bélgica. Nunca arriesgaba a su contingente armado si los números no los tenía claramente a su favor, por lo que sus movimientos fueron una constante sucesión de avances y retiradas en función de la mayor o menor presencia enemiga, siempre con la \»salida de emergencia\» con la que contaba en forma de barcos de la Royal Navy. Ello claramente desesperaba a sus aliados, fueran portugueses, españoles o prusianos. Realmente no es lo que se espera de un general victorioso, no es vistoso para los anales de la Historia, pero Wellington siempre tuvo claro su guion, sus intereses a medio y largo plazo (que no tenían porqué ser en absoluto los de sus aliados) pero claramente el tiempo y algunos episodios de fortuna en los momentos comprometidos le dieron la razón.
(III) – William Cox (5 de diciembre de 1776 – 1 de julio de 1864), sirvió en las Indias Orientales (1794-1796), Irlanda (1798), Egipto (1800-1802), Oficial de Intendencia en Inglaterra (1803-1805), sirvió en el ejército portugués (1809-1814), siendo coronel en el 24º regimiento de infantería en 1809, Brigadier en 1818 y posteriormente Mayor General. Se retiró del ejército en 1825.
(IV) – La relación de los defensores portugueses, según Robert Burnham, [6]:
– 24º Regimiento de Línea (1200 hombres)
– Regimiento Arganil de Milicia (1000 hombres)
– Regimiento Trancoso de Milicia (1000 hombres)
– Regimiento Guarda de Milicia (1000 hombres)
– 3 Compañías del 4º Regimiento de artillería (400 hombres)
– 1 Escuadrón del 11º Regimiento de caballería (61 hombres)
(V) – Las habitaciones del complejo hotelero que se encuentra actualmente en el antiguo Fuerte Concepción se encuentran en las casamatas existentes originalmente.
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Nick Lipscombe MSc, FRHistS, es un historiador especializado en las Guerras Napoleónicas y, en particular, en la Guerra Peninsular. Ha escrito numerosos libros y artículos sobre asuntos relacionados con las guerras napoleónicas. Su primer libro, \»An Atlas and Concise Military History of the Peninsular War\» (Un Atlas y concisa historia militar de la guerra peninsular) se publicó en 2010 y fue seleccionado como el Libro del Año por el Daily Telegraph (Historia). Está reconocido como una autoridad mundial en las batallas y campos de batalla de la Península Ibérica y el sur de Francia. Trabaja actualmente en la confección de un nuevo Atlas, pero esta vez sobre los campos de batalla de la Guerra civil Inglesa.
Nick nació en 1958 en Angers (Francia) y sirvió durante treinta y cuatro años en el ejército británico, donde vivió un servicio operacional considerable. Fue galardonado con la estrella de bronce de Estados Unidos en 2006 (
http://nick-lipscombe.net/).
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Fuentes:
1) – \»Wellington in Spain. A Classic Peninsular War Tour\». 12 a 19/09/2018 – Nick Lipscombe©, para \»The Cultural Experience\»
4) – “The diary of a cavalry officer in the Peninsular and Waterloo Campaigns 1809-1815” – William Tomkinson, Macmillan and Co., 1894
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