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Emmanuel Les Cases fue uno de tantos emigrados franceses que volvieron a su país y acabaron prestando sus servicios en la administración o el ejército napoleónicos. Les Cases llegó a ser consejero de Estado y fue uno de los escasos personajes a los que se les permitió acompañar a Napoleón en su destierro en Santa Elena. La fama de Les Cases no pasaría de la mera mención si no fuese por la publicación en 1823 de su obra «Memorial de Santa Elena», basado en las conversaciones reales o supuestas con Napoleón y que fue un éxito de ventas en su época. Hace escasos años y por puro azar del destino, algunos miembros de la Fundación Napoleón lograron conocer la existencia de una copia del manuscrito original que había sido requisado por los ingleses a Les Cases. Publicada en el año 2017, esta copia del original de algo más de 800 páginas nos acerca de una manera singular, si se quiere «más auténtica» al pensamiento de Napoleón en diversidad de temas, entre ellos la guerra en España.
Emmanuel Les Cases était l’un des nombreux émigrés français qui sont retournés dans leur pays et ont fini par servir dans l’administration ou l’armée napoléonienne. Les Cases devient conseiller d’État et est l’un des rares personnages autorisés à accompagner Napoléon dans son exil à Sainte-Hélène. La renommée des Cases n’irait pas au-delà de la simple mention si ce n’était de la publication en 1823 de son ouvrage «Memorial de Santa Elena», basé sur des conversations réelles ou supposées avec Napoléon et qui était un best-seller à l’époque. Il y a quelques années et par pur hasard, des membres de la Fondation Napoléon ont réussi à apprendre l’existence d’un exemplaire du manuscrit original saisi par les Anglais aux Cases. Publié en 2017, cet exemplaire de l’original d’un peu plus de 800 pages nous rapproche de manière inédite, si vous le souhaitez «plus authentique» de la pensée de Napoléon sur des sujets variés, dont la guerre d’Espagne.
La guerra y la Casa de España
El Emperador se había animado y recuperado mientras hablaba. El tema era la guerra de España.
En este país, dijo, el viejo rey y la reina se encontraron odiados y despreciados por la nación. El Príncipe de Asturias conspiró contra ellos, los hizo abdicar y se convirtió en la esperanza de la nación, pero ésta estaba madura para grandes cambios y los solicitó. El Emperador era muy popular allí. Fue en estas circunstancias que todos estos personajes se encontraron reunidos en Bayona. El viejo rey exigiendo venganza del Emperador, el joven príncipe buscando su protección y una esposa. El Emperador resolvió aprovechar la favorable oportunidad para expulsar a esta rama de los Borbones, recuperar el sistema familiar de Luis XIV y ligar España a los destinos de Francia. Fernando fue enviado a Valencay; el anciano rey en Compiègne, en Marsella, donde quiso; y José, hermano del emperador, iba a reinar en Madrid con una Constitución adoptada por una junta de la nación española, que había venido a recibirla en Bayona. Las obras públicas ya han consagrado el resto para la Historia. Pero lo que ella no sabe son los detalles relativos a Fernando durante su estancia en Francia. Hay malentendidos en el mundo, especialmente sobre sus opiniones personales en esta ocasión y la naturaleza de su cautiverio. Apenas estaba custodiado en Valençay. No hubiera querido irse.
Guerre et maison d’Espagne
L’empereur s’était animé et remis en causant. Le sujet était la guerre d’Espagne.
Dans ce pays, disait-il, le vieux roi et la reine se trouvaient haïs et méprises de la nation. Le prince des Asturies conspira contre eux, les fit abdiquer et devînt l’espoir de la nation.Toutefois, elle était mûre pour des grands changements, et les sollicitait. L’Empereur y était très populaire. C’est dans ces circonstances que tous ces personnages se trouvèrent réunis à Bayonne. Le vieux roi demandant vengeance à l’Empereur, le jeune prince sollicitant de lui sa protection et une femme. L’Empereur résolut de profiter de l’occasion favorable pour chasser cette branche des Bourbons, ramener le système de famille de Louis XIV et enchaîner l’Espagne aux destinées de la France. Ferdinand fut envoyé à Valençay; le vieux roi à Compiègne, à Marseille, où il voulut ; et Joseph, frère de l’Empereur, fut régner dans Madrid avec une Constitution adoptée par une junte de la nation espagnole, qui était venue la recevoir à Bayonne. Les pièces publiques ont déjà consacré le reste pour l’Histoire. Mais ce qu’elle ne connaît pas, ce sont les détails relatifs à Ferdinand durant son séjour en France. On se méprend dans le monde, surtout sur ses opinions personnelles en cette circonstance et la nature de sa captivité. Il était à peine gardé à Valençay. Il n’eût pas voulu s’en aller.

El Sr. Dn. Fernando VII visita en Bayona á su falso Amigo Napoleon, y despues de abrazarse, presenta el Ministro Taylleran á Napoleon la Carta en que se quexa Carlos IV de su Hijo diciendo le havia usurpado involuntariamente la Corona, y aquel le reconviene á que la debuelva á su Padre. Lo que reusa ignorando las intenciones de Napoleon. (a)
Siguió pidiéndole al Emperador una esposa de su mano. Le escribía espontáneamente para felicitarlo cada vez que le pasaba algo dichoso. A menudo le pedía que lo dejara ir a su corte en París.
Cuando las circunstancias se pusieron difíciles en España, el Emperador le propuso más de una vez volver, ir a reinar sobre su pueblo, que se hicieran la guerra abiertamente, que la suerte de las armas la decidiera. “No, respondió el Príncipe, quien parece haber estado bien aconsejado y nunca se apartó de este sistema; los problemas políticos agitan a mi país, no dejaría de complicar las cosas; podría convertirme en su víctima y llevar mi cabeza al patíbulo: me quedo; mas si queréis darme vuestra protección y el sostén de vuestros brazos, me voy, y seré vuestro fiel aliado.”
Il ne cessait de demander à l’Empereur une femme de sa main. Il lui écrivait spontanément pour le complimenter toutes les fois qu’il lui arrivait quelque chose d’heureux. Il le sollicitait souvent de le laisser venir à sa cour de Paris.
Quand les circonstances devinrent difficiles en Espagne, l’Empereur lui proposa plus d’une fois de s’en retourner, d’aller régner sur son peuple, qu’ils se feraient franchement la guerre, que le sort des armes en déciderait. “Non, répondait le Prince, que semble avoir été bien conseillé et ne varia jamais de ce système ; des troubles politiques agitent mon pays, je ne manquerais pas de compliquer des affaires ; je pourrais en devenir la victime et porter ma tête sur l’échafaud: je reste; ma si vous voulez m’accorder votre protection et l’appui de vos armes, je pars, et je vous serai un allié fidèle.”

Portrait de Ferdinand VII d’Espagne vêtu de l’uniforme de capitaine général de l’armée espagnole. (b)
Durante nuestros desastres en 1814, el Emperador finalmente accedió a esta propuesta. El matrimonio se acordó con la hija de José; pero entonces las circunstancias ya no eran las mismas. Fernando pidió posponer el matrimonio. “Ya no podéis concederme el apoyo de vuestros brazos, dijo, no debo darme en mi mujer un título de exclusión a los ojos de mis pueblos”. Y partió con intenciones de buena fe, al parecer, continuó el Emperador, pues permaneció fiel a los principios de su partida hasta los sucesos de Fontainebleau; y no hay duda de que, si los asuntos de 1814 hubieran resultado de otra manera, no habría consumado su matrimonio con la hija de José.
El Emperador, volviendo a estos hechos, dijo que los resultados demostraban que estaba irrevocablemente equivocado; pero que independientemente de la culpa del destino, también se culpaba de graves faltas en la ejecución. La primera de todas era haber dado importancia como base de este sistema a una persona que, por sus cualidades y su carácter, necesariamente debían hacerlo fracasar.
Durante la reunión de Bayona, el antiguo tutor de Fernando, su principal consejero, percibiendo inmediatamente los grandes proyectos del Emperador y defendiendo la causa de su amo, le dijo: «Queréis crear para vos un trabajo de Hércules, cuando todo lo que tenéis que desempeñar es un juego de niños. ¿Queréis librar a España de los Borbones? ¿Por qué habríais de temerles? Son nulos, ya no son franceses. Conocéis la fuerza de los vuestros, son águilas para los nuestros. Estos son extraños a vuestra nación y a su moral. Aquí tenéis a las señoras de Montmorency y de Bassano; no conocen más a las unas que a las otras, no se diferencian a sus ojos, etc.”
Lors de nos désastres en 1814, l’Empereur se rendit enfin à cette proposition. Le mariage fut arrêté avec la fille de Joseph; mais alors les circonstances n’étaient plus les mêmes. Ferdinand demanda d’ajourner le mariage. “Vous ne pouvez plus m’accorder l’appui de vos armes, disait-il, je ne dois point me donner en ma femme un titre d’exclusion aux yeux de mes peuples.” Et il partit dans des intentions de bonne foi, à ce qu’il semble, continuait l’Empereur, car il est demeuré fidèle aux principes de son départ jusqu’aux événements de Fontainebleau; et il est hors de doute que, si les affaires de 1814 eussent tourné différemment, il n’eût accompli son mariage avec la fille de Joseph.
L’Empereur, en revenant sur ces événements, disait que les résultats lui donnaient irrévocablement tort; mais que independamment du tort du destin, il se reprochait aussi des fautes graves dans l’exécution. La première de toutes était d’avoir mis de l’importance comme base de ce système à une personne qui, par ses qualités et son caractère, devait nécessairement le faire manquer.
Lors de la réunion à Bayonne, l’ancien précepteur de Ferdinand, son principal conseil, apercevant tout de suite les grands projets de l’Empereur, et défendant la cause de son maître, lui disait: “Vous voulez vous créer un travail d’Hercule, lorsque vous n’avez sous la main qu’un jeu d’enfant. Vous voulez vous délivrer des Bourbons d’Espagne : pourquoi les craindriez-vous? Ils sont nuls, ils ne sont plus français. Vous connaissez la force des vôtres, ils sont des aigles pour les nôtres. Ceux-ci sont étrangers à votre nation et a vis mœurs. Vous avez ici Mmes de Montmorency et de Bassano ; ils ne connaissent pas plus les unes que les autres, elles sont sans différence à leurs yeux, etc.”

El Emperador decidió lo contrario. Alguien le dijo que los españoles le habían asegurado que si la junta española se hubiera celebrado en Madrid en lugar de Bayona, o incluso si Carlos IV hubiera sido destituido y se hubiera quedado con Fernando, las cosas habrían tomado un rumbo diferente. El Emperador respondió que esta empresa había sido mal emprendida, que muchas circunstancias se podrían haber llevado mejor que Carlos IV estaba desgastado para los españoles, que hubiera sido necesario utilizar al mismo Fernando; lo más seguro para estos proyectos hubiera sido una especie de mediación a la manera de Suiza. Habría sido dar una Constitución liberal a la nación española, y dejar que Fernando la pusiera en práctica. Si lo hacía de buena fe, España prosperaría, se pondría en armonía con nuestras nuevas costumbres. Francia adquiriría un aliado íntimo, una adición de poder verdaderamente formidable. Si Fernando fracasaba en sus compromisos, los españoles lo derrocarían y habrían venido a solicitar al emperador que les diera un amo.
Sin embargo, esta desgraciada guerra en España fue una verdadera plaga, la primera causa de las desgracias de Francia. «Me hizo impopular en Europa, dijo. Después de mis conferencias de Erfurt con Alejandro, Inglaterra se vería obligada a la paz por la fuerza de las armas o por la fuerza de la razón. La guerra en España le permitió continuar su guerra al abrirle salidas en América del Sur. Se ha hecho un ejército en la Península. Se ha convertido en el agente y el nudo de todas las intrigas que pueden haberse formado en el continente, etc. ¡Ella me perdió!«.
L’Empereur en décida autrement. Quelqu’un lui disait que les Espagnols l’avaient assuré que si la junte espagnole se fût tenue à Madrid au lieu de Bayonne, ou bien encore qu’on eût renvoyé Charles IV et gardé Ferdinand, les affaires auraient pris une autre tournure. L’Empereur répondait que cette entreprise avait été mal embarquée, que beaucoup de circonstances eussent pu être mieux conduites que Charles IV était usé pour les Espagnols, qu’il eût fallu user de même Ferdinand ; le plus sûr pour ces projets eût été une espèce de médiation à la manière de celle de la Suisse. C’eût été de donner une Constitution libérale à la nation espagnole, et de laisser Ferdinand la mettre en pratique. S’il l’exécutait de bonne foi, l’Espagne prospérait, elle se mettait en harmonie avec nos mœurs nouvelles. La France acquérait une alliée intime, une addition de puissance vraiment redoutable. Si Ferdinand manquait à ses engagements, les Espagnols le renversaient, et seraient venus solliciter l’Empereur de leur donner un maître.
Toutefois cette malheureuse guerre d’Espagne a été une véritable plaie, la cause première des malheurs de la France. «Elle m’a dépopularisé en Europe, disait-il. Après mes conférences d’Erfurt avec Alexandre, l’Angleterre devait être obligée à la paix par la force des armes ou par celle de la raison. La guerre d’Espagne lui a permis de continuer la sienne en lui ouvrant les débouchés de l’Amérique méridionale. Elle s’est fait une armée dans la Péninsule. Elle est devenue l’agent et le nœud de toutes les intrigues qui ont pu se former sur le continent, etc. Elle m’a perdu!».
Fuentes:
1 – “Le mémorial de Sainte-Hélène : le manuscrit retrouvé” – Emmanuel de Las Cases, Tempus/Perrin, 2017
Imágenes:
a) – Fotografía del autor.
b) – De Vicente López Portaña – [1][2][3], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7952601
c) – Fotografía del autor.