La Guerra Peninsular: La guerra marítima de Napoleón, por Kenneth G. Johnson

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A menudo cuando se estudia la Guerra de la Independencia de España el elemento naval se trata en un plano secundario o menor dando más énfasis a las operaciones militares terrestres y a las batallas campales. Este enfoque es a todas luces incompleto, por cuanto la península con sus miles de kilómetros de costa era un elemento fundamental en el aprovisionamiento de materiales, suministros armas y transporte de tropas, en el hostigamiento a los enclaves ocupados por el enemigo y en la estrategia naval en el Mediterráneo y Atlántico en el conflicto entre las grandes potencias de la época.

Kenneth G. Johnson en este artículo (que amablemente nos ha permitido traducir) nos lo recuerda, como arranque del mismo y punto fundamental de su narrativa, el tener en cuenta que la guerra de Independencia tuvo su génesis en la ocupación encubierta de España por las tropas imperiales francesas uno de cuyos objetivos principales era ocupar los principales puertos españoles e intentar liberar a lo que quedaba de la escuadra francesa que se hallaba refugiada en Cádiz, tras la derrota de Trafalgar.

LA GUERRA MARÍTIMA DE NAPOLEÓN EN LA PENÍNSULA

El renovado interés en la brutal guerra de guerrillas durante la Guerra de Independencia española, gracias en parte a las guerras en Irak y Afganistán, ha llevado a un resurgimiento en los estudios académicos, que han examinado temas que van desde los orígenes sociales de la guerrilleros españoles a la eficacia de las tácticas francesas de contrainsurgencia.1 Mientras tanto, el duque de Wellington atrae continuamente la fascinación de los historiadores anglófilos.2 Sin embargo, el enfoque en la campaña de Wellington y la guerrilla española ha creado un retrato incompleto de la guerra. Con ganas de representar la expedición británica a la Península Ibérica o el ascenso de la insurgencia española, los historiadores con demasiada frecuencia pasan por alto los orígenes de la guerra, por lo que pasan por alto su influencia en la fase inicial de la guerra. Se debe recordar que Napoleón invadió la Península Ibérica principalmente como parte de su guerra marítima contra Gran Bretaña y que muchos de los iniciales movimientos de tropas franceses tenían como objetivo asegurar Portugal
y los activos navales de España. Además, incluso después del fracaso inicial de Napoleón, la Guerra Peninsular siguió siendo en parte una guerra marítima, ya que las armadas jugaron un papel papel importante en el suministro de los ejércitos británicos y franceses.

Le regain d’intérêt pour la guérilla brutale pendant la guerre d’Espagne, en partie grâce aux guerres en Irak et en Afghanistan, a conduit à une résurgence des études universitaires, qui ont examiné des sujets allant des origines sociales des guérilleros à l’efficacité des tactiques françaises de contre-insurrection.1 Pendant ce temps, le duc de Wellington attire continuellement la fascination des historiens anglophiles.2 Cependant, l’accent mis sur la campagne de Wellington et la guérilla espagnole a créé un portrait incomplet de la guerre. Désireux de décrire l’expédition britannique dans la péninsule ibérique ou la montée de l’insurrection espagnole, les historiens négligent trop souvent les origines de la guerre, négligeant ainsi son influence sur la première phase de la guerre. Il faut se rappeler que Napoléon a envahi la péninsule ibérique principalement dans le cadre de sa guerre maritime contre la Grande-Bretagne et que bon nombre des premiers mouvements de troupes françaises visaient à sécuriser le Portugal et les actifs navals de l’Espagne. De plus, même après l’échec initial de Napoléon, la guerre de la Péninsule est restée en partie une guerre maritime, car les marines ont joué un rôle important dans le ravitaillement des armées britanniques et françaises.

La pérfida «Albion» había dominado durante mucho tiempo los planes estratégicos de Napoleón. Con la firma del Tratados de Tilsit en julio de 1807 y el final de la Cuarta Coalición, Napoleón fue capaz de volver su atención del Continente y volver a su enfoque de su incesante enemigo al otro lado del Canal. En efecto, Incluso antes de la batalla de Friedland, Napoleón había informado a su Ministro de Marina, Denis Decrès, que: «Todo me lleva a creer que la guerra en el continente se acabó. Ahora se debe hacer todo lo posible para la Armada«.3 Si bien la campaña naval de 1805 culminó en el desastre frente al Cabo Trafalgar, Napoleón no había perdido la esperanza de renovar la campaña naval contra Gran Bretaña. De hecho, muchos de los diseños estratégicos de Napoleón de 1807 a 1808 fueron dirigido específicamente a aumentar las fuerzas navales a su disposición. En una carta a su hermano Luis en abril 1808, Napoleón presentó un análisis preciso de la guerra naval llevada hasta entonces. Mientras que las potencias continentales de Europa «también tenían colonias y un comercio marítimo estaban desunidas; Inglaterra había luchado con sus Armadas por separado; ha triunfado en todos los mares; todas las armadas han sido destruidas. Rusia, Suecia, Francia, España, que poseen tantos medios para tener barcos y marineros, no se atreven a aventurar una escuadra fuera de sus puertos.» Incluso si una «coalición de potencias marítimas» pudiera formarse, Napoleón pensó que era «imposible» mantenerse debido a «distancias y diferencias en intereses nacionales«.4 Por lo tanto, las maniobras de Napoleón para expandir el Imperio francés y su control sobre los aliados pueden verse en gran parte como su plan para unir a los armadas de la Europa continental bajo su mando directo, además de ampliar el alcance del sistema de embargos de Napoleón conocido como el Sistema Continental. Con su hermano Louis gobernando
Holanda y una alianza establecida con Rusia, Napoleón centró su atención en Dinamarca, los estados italianos, Portugal y finalmente España.

La perfide « Albion » a longtemps dominé les plans stratégiques de Napoléon. Avec la signature des traités de Tilsit en juillet 1807 et la fin de la Quatrième coalition, Napoléon a pu détourner son attention du continent et se concentrer sur son ennemi implacable d’outre-Manche. En effet, avant même la bataille de Friedland, Napoléon avait fait savoir à son ministre de la Marine, Denis Decrès, que: «Tout porte à croire que la guerre du Continent est finie. Tout doit maintenant être fait pour la Marine».3 Bien que la campagne navale de 1805 se soldant par un désastre au large du cap Trafalgar, Napoléon n’avait pas abandonné l’espoir de renouveler la campagne navale contre la Grande-Bretagne. En fait, de nombreuses conceptions stratégiques de Napoléon de 1807 à 1808 visaient spécifiquement à augmenter les forces navales à sa disposition. Dans une lettre à son frère Louis en avril 1808, Napoléon présente une analyse précise de la guerre navale menée jusqu’alors. Alors que les puissances continentales de l’Europe «avaient aussi des colonies et un commerce maritime étaient désunies; l’Angleterre avait combattu avec ses marines séparées ; elle a triomphé sur toutes les mers ; toutes les marines ont été détruites. La Russie, la Suède, la France, l’Espagne, qu’elles ont tant beaucoup de moyens d’avoir des navires et des marins, ils n’osent pas risquer une flotte hors de leurs ports.» Même si une «coalition des puissances maritimes» pouvait être formée, Napoléon pensait qu’il était «impossible» de tenir en raison des «distances et des différences d’intérêts nationaux«.4 Ainsi, les manœuvres de Napoléon pour étendre l’Empire français et son contrôle sur les Alliés peuvent être considéré en grande partie comme son plan d’unir les marines de l’Europe continentale sous son commandement direct, ainsi que d’étendre la portée du système d’embargos de Napoléon connu sous le nom de système continental. Avec son frère Louis au pouvoir en Hollande et une alliance établie avec la Russie, Napoléon tourna son attention vers le Danemark, les États italiens, le Portugal et enfin l’Espagne.

La derrota en la batalla de Trafalgar (21/10/1805) selló el destino de la flota franco-española y de los intentos de Napoleón de disputarle a corto plazo el dominio de las costas europeas a la Royal Navy. (c)
La défaite à la bataille de Trafalgar (21/10/1805) scelle le sort de la flotte franco-espagnole et les tentatives de Napoléon de défier la Royal Navy pour le contrôle des côtes européennes à court terme. (b)

Con su sustancial armada, Dinamarca se vio envuelta rápidamente en esta renovada guerra naval. Atrapada entre las crecientes demandas tanto de Gran Bretaña como de Francia, Dinamarca intentó permanecer neutral; un arreglo, sin embargo, que no complació a ninguno de los beligerantes. Ya asustado por la perspectiva de que la flota danesa cayera en manos de Napoleón, el gabinete británico convenció al rey Jorge III a mediados de julio de 1807 para que autorizara una expedición para vigilar Copenhague y posiblemente tomar la ciudad si fuera necesario. El 26 de julio, el almirante James Gambier partió hacia Copenhague con 17 barcos más numerosos barcos más pequeños que transportaban alrededor de 18.000 soldados.5 Mientras tanto, el 31 de julio, Napoleón ordenó a su ministro de Relaciones Exteriores, Charles de Talleyrand, que presionara a Dinamarca «tienen que elegir entre hacer la guerra contra Inglaterra o contra mí«.6 Mientras que los daneses rechazaron las demandas británicas y francesas, los británicos tomaron la iniciativa lanzando un ataque preventivo el 16 de agosto sin una declaración formal de guerra.7 Cuando los informes del ataque llegaron a Napoleón, ofreció asistencia militar a Dinamarca, pero no se preocupó de inmediato ya que «una ciudad tan grande y fortificada [como Copenhague] no será tomada en dos meses, y el hielo proporcionará los medios para asegurarla«.8 Sin embargo, después de resistir solo varios días de bombardeo, los daneses se rindieron. Como parte de los términos, los daneses entregaron su flota a los británicos. Si bien los británicos consideraron que solo 4 de los 15 barcos de línea daneses merecían ser reparados, esto fue de poco consuelo para Napoleón. Incluso si la mayoría de los barcos necesitaran reparaciones importantes, Napoleón podría haber usado su propia existencia para atar un número igual de barcos británicos al Báltico. Un golpe importante adicional fue la pérdida de más de 20.000 toneladas de pertrechos navales muy necesarios, incluidos troncos y mástiles que a menudo escaseaban en Francia.9 Según Joseph Fouche, Ministro de Policía de Napoleón, la noticia de este evento llevó a Napoleón a una «rabia violenta» que no se había visto desde el asesinato del zar Pablo I que había echado a perder las esperanzas de Napoleón de un acercamiento a Rusia.10

Avec sa marine substantielle, le Danemark a été rapidement entraîné dans cette nouvelle guerre navale. Pris entre les demandes croissantes de la Grande-Bretagne et de la France, le Danemark a essayé de rester neutre; un arrangement, cependant, qui ne plaisait à aucun des belligérants. Déjà effrayé par la perspective que la flotte danoise tombe aux mains de Napoléon, le cabinet britannique convainc le roi George III à la mi-juillet 1807 d’autoriser une expédition pour jalonner Copenhague et éventuellement prendre la ville si nécessaire. Le 26 juillet, l’amiral James Gambier partit pour Copenhague avec 17 navires et de nombreux navires plus petits transportant environ 18.000 soldats.5 Entre-temps, le 31 juillet, Napoléon ordonna à son ministre des affaires étrangères, Charles de Talleyrand, de faire pression sur le Danemark «ils doivent choisir entre faire la guerre contre l’Angleterre ou contre moi.»6 Tandis que les Danois rejetaient les demandes britanniques et françaises, les Britanniques prirent l’initiative en lançant une frappe préventive le 16 août sans déclaration formelle de guerre.7 Lorsque les rapports de l’attaque parvinrent à Napoléon, il offrit une assistance militaire au Danemark, mais ne fut pas immédiatement inquiété car «une ville aussi grande et fortifiée [comme Copenhague] ne sera pas prise avant deux mois, et la glace fournira les moyens de la sécuriser«.8 Cependant, après avoir résisté seulement plusieurs jours de bombardement, les Danois se sont rendus. Dans le cadre des conditions, les Danois ont remis leur flotte aux Britanniques. Alors que seuls 4 des 15 navires de ligne danois ont été jugés par les Britanniques comme méritant d’être réparés, cela n’a guère réconforté Napoléon. Même si la plupart des navires avaient besoin de réparations majeures, Napoléon aurait pu utiliser son existence même pour attacher un nombre égal de navires britanniques à la Baltique. Un coup dur supplémentaire a été la perte de plus de 20.000 tonnes de stocks navals indispensables, y compris des troncs et des mâts qui étaient souvent rares en France.9 Selon Joseph Fouché, ministre de la Police de Napoléon, la nouvelle de cet événement a conduit Napoléon à une «rage violente» inédite depuis l’assassinat du tsar Paul Ier qui avait anéanti les espoirs de Napoléon d’un rapprochement avec la Russie.10

«La noche más terrible». Vista de Kongens Nytorv en Copenhague durante el bombardeo inglés de Copenhague por la noche entre el 4 y el 5 de septiembre de 1807. (c)
«La nuit la plus terrible». Vue de Kongens Nytorv à Copenhague pendant le bombardement anglais de Copenhague la nuit du 4 au 5 septembre 1807. (c)

La estrategia marítima de Napoleón también tenía como objetivo expandir la presencia naval francesa en el Mediterráneo, particularmente a lo largo de la península italiana. A principios de julio de 1807, Napoleón informó a su hijastro y virrey del Reino de Italia, Eugene Beauharnais, que «la guerra continental probablemente terminará pronto«, recomendando que se impulsara la construcción naval para tener fuerzas suficientes «para controlar el Adriático«.11 Sin embargo, Napoleón tenía la mirada puesta más allá, ya que planeó anexionar toda la costa del Adriático de los Estados Pontificios para el Reino de Italia, extendiendo así su costa hasta llegar al Reino de Nápoles.12 En particular, Napoleón estaba interesado en el puerto de Ancona mientras buscaba determinar cuántos barcos cabían en el puerto.13 Las tropas francesas e italianas rápidamente se apoderaron de la costa del Adriático de los Estados Pontificios en noviembre de 1807, como precursor de la anexión formal al Reino de Italia en abril de 1808.14

La stratégie maritime de Napoléon visait également à étendre la présence navale française en Méditerranée, notamment le long de la péninsule italienne. Début juillet 1807, Napoléon informe son beau-fils et vice-roi du royaume d’Italie, Eugène Beauharnais, que «la guerre continentale sera probablement bientôt terminée», recommandant de faire avancer la construction navale afin de disposer de forces suffisantes «pour tenir l’Adriatique».11 Cependant, Napoléon avait d’autres vues, car il envisageait d’annexer toute la côte adriatique des États pontificaux au royaume d’Italie, étendant ainsi son littoral jusqu’au royaume de Naples.12 En particulier, Napoléon était intéressé dans le port d’Ancône alors qu’il cherchait à déterminer combien de navires le port pouvait contenir.13 Les troupes françaises et italiennes s’emparèrent rapidement de la côte adriatique des États pontificaux en novembre 1807, précurseur de l’annexion formelle au Royaume d’Italie en avril 1808.14

Federico VI de Dinamarca (1d)
Jean A. Junot (2d)
Eugène de Beauharnais (3d)

En la costa occidental de Italia, Napoleón estaba igualmente ocupado. En mayo de 1808, Napoleón ordenó la anexión del Reino de Etruria, un estado cliente de Francia que había sido creado en la Toscana en 1801. Napoleón sintió que incorporar este territorio era necesario para «aumentar nuestra costa y, por lo tanto, el número de nuestros marineros«. Además, esto también pondría una zona de seguridad alrededor del puerto de La Spezia, que Napoleón ordenó transformar en un puerto militar igual a Tolón.15 Para facilitar el establecimiento de este nuevo puerto, todas las instalaciones navales de Génova serían transferidas a La Spezia. La ubicación central de este puerto facilitó la importación de madera de las montañas de los Apeninos y otros recursos de Livorno. Napoleón quería que este puerto fuera capaz de construir 3 barcos y 2 fragatas a la vez.16 De hecho, Napoleón imaginó que La Spezia eventualmente reemplazaría a Tolón como principal puerto militar de Francia en el Mediterráneo.17 Así, Napoleón extendió su control a casi toda la costa italiana a lo largo de los mares Mediterráneo y Adriático. Cuando se ve en este contexto más amplio, es difícil descartar los intereses navales de Napoleón como un factor principal para atraer a Francia a la Guerra Peninsular. Si bien la extensión del Sistema Continental sirvió como justificación para el ataque a Portugal, Napoleón también estaba interesado en obtener el control de los recursos marítimos de Portugal, en particular de su flota.18 Los historiadores han desestimado la importancia de la armada portuguesa, afirmando que «la mayoría de sus barcos de línea eran meros «4ª clase».19 De hecho, la armada portuguesa en Lisboa constaba de siete barcos armados con 74 cañones o más y cuatro barcos con 64 cañones o menos.20 Si bien no era tan sustancial como la flota danesa que se rindió recientemente, incluso los expertos navales británicos contemporáneos elogiaron a la marina portuguesa, cuya construcción era «igual, si no superior a la británica«.21 La plétora de órdenes de Napoleón al general Jean-Andoche Junot, comandante de la invasión de Portugal, le reclamaban continuamente el asegurar la flota portuguesa en Lisboa.22 Según Napoleón, «Tu misión será perfectamente hermosa si puedes capturar la flota«.23 Con este fin, Napoleón envió un contingente de varios cientos de oficiales navales franceses y artilleros para tripular rápidamente los barcos portugueses capturados.24 Escapando por poco del avance de los ejércitos francés y español, la familia real portuguesa huyó hacia la seguridad de Brasil el 29 de noviembre de 1807 a bordo de 8 barcos de línea, 4 fragatas y muchos barcos más pequeños.25 Al entrar en Lisboa al día siguiente, Junot descubrió que los portugueses habían dejado atrás solo 4 barcos y 5 fragatas.26 Con varios de ellos en estado ruinoso y sin posibilidad de reparación, los franceses finalmente salvaron solo dos barcos de 74 cañones y 3 fragatas.27 Una vez más, los esfuerzos de Napoleón para expandir rápidamente su armada mediante la captura de una armada extranjera habían sido frustrados una vez más.

Sur la côte ouest de l’Italie, Napoléon était également occupé. En mai 1808, Napoléon ordonna l’annexion du royaume d’Étrurie, un État client français qui avait été créé en Toscane en 1801. Napoléon estimait que l’incorporation de ce territoire était nécessaire pour «augmenter notre côte, et donc le nombre de nos marins«. De plus, cela mettrait également une zone de sécurité autour du port de La Spezia, dont Napoléon ordonna la transformation en un port militaire égal à Toulon.15 Pour faciliter l’implantation de ce nouveau port, toutes les installations navales de Gênes seraient transférées à La Spezia. L’emplacement central de ce port facilitait l’importation de bois des montagnes des Apennins et d’autres ressources de Livourne. Napoléon voulait que ce port soit capable de construire 3 navires et 2 frégates à la fois.16 En fait, Napoléon prévoyait que La Spezia finirait par remplacer Toulon en tant que principal port militaire français en Méditerranée.17 Ainsi, Napoléon étendit son contrôle à presque la toute la côte italienne le long des mers Méditerranée et Adriatique. Vu dans ce contexte plus large, il est difficile de rejeter les intérêts navals de Napoléon comme un facteur primordial pour attirer la France dans la guerre péninsulaire. Alors que l’étendue du système continental a servi de justification à l’attaque contre le Portugal, Napoléon était également intéressé à prendre le contrôle des ressources maritimes du Portugal, en particulier sa flotte.18 Les historiens ont rejeté l’importance de la marine portugaise, déclarant que «la plupart de leurs les navires de ligne n’étaient que de la «4e classe»».19 En fait, la marine portugaise à Lisbonne se composait de sept navires armés de 74 canons ou plus et de quatre navires de 64 canons ou moins.20 Bien qu’elle ne soit pas aussi importante que la flotte danoise récemment rendue, même les experts navals britanniques contemporains ont fait l’éloge de la marine portugaise, dont la construction était «égale, sinon supérieure, à celle des Britanniques«.21 La pléthore d’ordres de Napoléon au général Jean-Andoche Junot, commandant de l’invasion du Portugal, l’appelait continuellement pour sécuriser la flotte portugaise à Lisbonne.22 Selon Napoléon, «Votre mission sera parfaitement belle si vous pouvez capturer la flotte«.23 À cette fin, Napoléon envoya un contingent de plusieurs centaines d’officiers de marine et d’artilleurs français pour équiper rapidement les navires portugais capturés.24 Échappant de peu à l’avancée des armées françaises et espagnoles, la famille royale portugaise s’enfuit vers la sécurité du Brésil le 29 novembre 1807 à bord de 8 navires de ligne, 4 frégates et de nombreux navires plus petits.25 Entrant à Lisbonne le lendemain, Junot découvre que les Portugais n’ont laissé derrière eux que 4 navires et 5 frégates.26 Avec plusieurs d’entre eux dans un état de délabrement irréparable, les Français n’ont finalement sauvé que deux navires de 74 canons et 3 frégates.27 Encore une fois, les efforts de Napoléon pour étendre rapidement sa marine en capturant une marine étrangère avaient été ratés une fois de plus.

«Vista del puerto de Lisboa. Tomada desde el centro del puerto, entre el monte Santa Catalina y el pueblo de Almada, a bordo del buque de guerra San Sebastián.” (1788), por Alexandre Jean Noël. (e)
Vue du Port de Lisbonne Selon le titre, elle a été prise «du centre du port, entre le mont Sainte-Catherine et le village d’Almada, à bord du navire de guerre Saint-Sébastien.» (1788), par Alexandre Jean Noël(e)

Ya descontento con las maquinaciones de Godoy, Carlos IV y el príncipe Fernando, la decisión de Napoleón de derrocar a la monarquía borbónica española se basó también en su deseo de controlar los activos navales de España. Teniendo en cuenta el descontento verbal de Napoleón con los retrasos menores en su programa de construcción naval en los puertos franceses, italianos y holandeses, la absoluta escasez de cualquier actividad vigorosa en los puertos españoles debe haber sido exasperante. Al justificar la guerra, Napoleón vio a España como:

«mal gobernada, sirviendo mal o nada a la causa de Francia contra Inglaterra. Su armada está descuidada; apenas se pueden contar varios barcos en sus puertos y están en las peores condiciones. Los almacenes carecen de provisiones; los trabajadores y marineros no están pagados. En los puertos no se realizan reparaciones, construcciones ni armamentos. El desorden más horrible reina en todas las ramas de la administración».

Acusando a España de «abandonar su armada«, Napoleón se enojó porque «la situación en España comprometía la seguridad de Francia y el destino de la guerra contra Inglaterra. El país europeo que ofrece los mayores medios marítimos es el que menos tiene«.28 Napoleón creía que una vez bajo su control, España podría concentrar todos sus medios para restablecer su otrora orgullosa armada.29 Una vez que la invasión encubierta francesa de España estuvo en marcha, Napoleón bombardeó repetidamente a su comandante, el mariscal Joachim Murat, con solicitudes de detalles sobre el estado de la marina española y órdenes de movilizar las flotas españolas lo antes posible. La impaciencia de Napoleón era clara: «Debo tener barcos porque quiero dar un gran golpe hacia el final de la temporada«.30

A principios de 1808, los planes de Napoleón para atacar a Gran Bretaña contaban con su control sobre las armadas de Portugal y España. En marzo, Napoleón esperaba amenazar a Inglaterra con expediciones desde Cádiz, Lisboa, Boulogne, Brest y Texel.31 En abril, Napoleón creía con optimismo que tendría 111 barcos de línea a su disposición para noviembre, incluidos 25 barcos españoles, 3 barcos ex-españoles entregados a los franceses y 4 barcos equipados desde Lisboa.32 A mediados de mayo, el optimismo de Napoleón parecía haber disminuido un poco, ya que solo contaba con los españoles para aumentar su flota de Tolón con varios barcos.33 No mucho después, Napoleón cambió su enfoque de operaciones futuras a septiembre de 1809, donde calculó que tendría «119 barcos bajo [su] dirección inmediata«, incluidos 10 barcos holandeses, 1 barco danés, 3 barcos ex-portugueses y 20 barcos españoles.34 El estallido de la insurrección española finalmente disuadió a Napoleón de cualquier noción de contar sobre flotas de la Península Ibérica para su guerra naval contra Gran Bretaña.

Déjà mécontent des machinations de Godoy, Carlos IV et du prince Ferdinand, la décision de Napoléon de renverser la monarchie espagnole des Bourbons était également fondée sur son désir de contrôler les actifs navals de l’Espagne. Compte tenu du mécontentement verbal de Napoléon face aux retards mineurs de son programme de construction navale dans les ports français, italiens et néerlandais, la rareté totale de toute activité vigoureuse dans les ports espagnols a dû être exaspérante. En justifiant la guerre, Napoléon considérait l’Espagne comme :

«mal gouvernée, servant mal ou pas du tout la cause de la France contre l’Angleterre. Sa marine est négligée ; plusieurs navires se comptent à peine dans ses ports, et ils sont dans le plus mauvais état. Les magasins manquent de vivres; les ouvriers et les marins ne sont pas payés. Aucune réparation, construction ou armement n’est effectué dans les ports. Le désordre le plus horrible règne dans toutes les branches de l’administration

Accusant l’Espagne «d’abandonner sa marine«, Napoléon s’indigne que «la situation en Espagne mette en péril la sécurité de la France et le sort de la guerre contre l’Angleterre. Le pays européen qui offre le plus de moyens maritimes est celui qui en a le moins«.28 Napoléon croyait qu’une fois sous son contrôle, l’Espagne pourrait concentrer tous ses moyens pour rétablir sa marine autrefois fière.29 Une fois l’invasion française secrète de l’Espagne en cours, Napoléon a bombardé à plusieurs reprises son commandant, le maréchal Joachim Murat, avec des demandes de détails sur l’état de la marine espagnole et des ordres pour mobiliser les flottes espagnoles dans les plus brefs délais. L’impatience de Napoléon était claire: «Il me faut des navires parce que je veux faire un grand coup vers la fin de la saison.»30

Au début de 1808, les plans de Napoléon pour attaquer la Grande-Bretagne comptaient sur son contrôle sur les marines du Portugal et de l’Espagne. En mars, Napoléon s’attendait à menacer l’Angleterre avec des expéditions en provenance de Cadix, Lisbonne, Boulogne, Brest et Texel.31 En avril, Napoléon était optimiste sur le fait qu’il aurait 111 navires de ligne à sa disposition d’ici novembre, dont 25 navires espagnols, 3 d’anciens navires que les Espagnols ont remis aux Français et 4 navires équipés de Lisbonne.32 À la mi-mai, l’optimisme de Napoléon semble avoir quelque peu diminué, car il ne compte que sur les Espagnols pour augmenter sa flotte toulonnaise de plusieurs navires.33 Peu de temps après, Napoléon reporta ses opérations futures sur septembre 1809, où il estima qu’il aurait «119 navires sous [sa] direction immédiate», dont 10 navires hollandais, 1 navire danois, 3 navires ex-portugais et 20 navires espagnols.34 Le déclenchement de l’insurrection espagnole a finalement dissuadé Napoléon de toute idée de compter sur des flottes de la péninsule ibérique pour sa guerre navale contre la Grande-Bretagne.

James Gambier (1f)
Denis Decrès (2f)
Honoré J.A. de Ganteume (3f)

Para derrotar a los británicos, Napoleón adoptó una estrategia de tres frentes. Primero, lanzó una serie de embargos contra el comercio británico, conocidos colectivamente como el Sistema Continental. Aunque comenzó en noviembre de 1806, el embargo económico de Napoleón sobre Gran Bretaña no fue una amenaza sustancial hasta que fue reforzado por alianzas con Rusia y Dinamarca, la extensión del control francés de la costa italiana y el cumplimiento forzoso de Portugal y España. Si bien el elemento más referenciado de la estrategia de Napoleón, de ninguna manera fue el único componente. Ya que no buscaba invadir Inglaterra directamente, Napoleón preparó sus fuerzas navales para amenazar con ataques contra las posesiones coloniales británicas o sus aliados.35 Con las flotas repartidas por todo el continente europeo, Napoleón sintió que la situación podría «dar lugar a grandes oportunidades contra Inglaterra«.36 En particular, Napoleón veía a Irlanda, las colonias en América, Surinam, Brasil, Argel, Túnez, Egipto y Sicilia como «puntos vulnerables».37 Si bien un plan para invadir Sicilia en febrero de 1808 solo resultó en el reabastecimiento de la guarnición en Corfú, la flota de Tolón pudo regresar a puerto sin ser molestada.38 Aunque decepcionado con el ataque abortado en Sicilia, Napoleón creyó erróneamente que el regreso seguro de la flota «prueba que en el mar, en la posición en la que estamos, podemos hacer lo que queramos«.39 En mayo, Napoleón consideró despachar sus flotas de Brest y Lorient para amenazar las colonias de Inglaterra en el Océano Índico y la flota de Tolón para invadir Argel, Sicilia o Egipto, mientras que las flotas del Canal amenazaban con lanzar un ataque contra Irlanda.40 Sin embargo, a principios de julio, con «los asuntos en España habiendo empeorado seriamente«, Napoleón estaba menos inclinado a «arriesgar una cantidad tan grande de fuerzas en el mar, así como en tierra».41 Esperaba que una vez que su hermano José asumió el trono que las cosas mejorarían, sin embargo, esta oportunidad nunca se materializó.

El tercer elemento de la estrategia de Napoleón incorporó un concepto conocido como «flota en existencia». La idea era que la existencia misma de barcos franceses obligaría a los británicos a gastar más recursos en su armada para contrarrestar esta amenaza. Napoleón empujó a Decrès para armar continuamente más barcos en toda Europa, ya que obligaría a «los ingleses a gastar mucho y diseminar sus fuerzas, porque están obligados a tener barcos en los mares alrededor de España, Portugal, América, Báltico, etc.«.42 Su objetivo era «hostigar [a los ingleses] con gastos y fatiga«. Al obligar a Inglaterra a enviar expediciones a Sicilia y Suecia, mientras mantenía flotas en el Báltico y el Mediterráneo, Napoleón buscó obligar a Gran Bretaña a pedir prestado más dinero, mientras que el Sistema Continental dañaría la economía británica, disminuyendo así los ingresos fiscales del gobierno británico. Napoleón «deseaba poner todas [sus] fuerzas en juego en [sus] puertos, además de zarpar«. Como entendió Napoleón, el concepto de flota en existencia solo funcionaba de manera efectiva si las flotas amenazaban activamente al enemigo. El Emperador ordenó que un pequeño escuadrón de Brest y varias fragatas de Nantes salieran a menudo y «pasaran el verano jugando al pilla-pilla«.43 Más allá del costo de mantener las estaciones en el extranjero, tener que permanecer constantemente en el mar, particularmente durante el invierno, afectó a la armada británica. Entre 1808 y 1810, la armada británica perdió dos navíos de línea, 14 fragatas y 45 barcos más pequeños en el mar.44 Por lo tanto, la estrategia de Napoleón contra Gran Bretaña abarcó ataques directos a sus posesiones coloniales, al mismo tiempo que debilitaba su economía mediante el embargo de su comercio y obligando a Gran Bretaña a gastar más en su Armada para defender sus intereses generales.

Pour vaincre les Britanniques, Napoléon a adopté une stratégie à trois fronts. Tout d’abord, il a lancé une série d’embargos contre le commerce britannique, connus collectivement sous le nom de Système Continental. Bien qu’il ait commencé en novembre 1806, l’embargo économique de Napoléon sur la Grande-Bretagne n’était pas une menace substantielle jusqu’à ce qu’il soit renforcé par des alliances avec la Russie et le Danemark, l’extension du contrôle français de la côte italienne et la conformité imposée par le Portugal et l’Espagne. Bien que l’élément le plus référencé de la stratégie de Napoléon, ce n’était en aucun cas le seul composant. Ne cherchant pas à envahir directement l’Angleterre, Napoléon a préparé ses forces navales pour menacer d’attaquer les possessions coloniales britanniques ou leurs alliés.35 Avec les flottes réparties sur le continent européen, Napoléon a estimé que la situation pourrait «donner lieu à de grandes opportunités contre l’Angleterre».36 En particulier, Napoléon considérait l’Irlande, les colonies des Amériques, le Suriname, le Brésil, Alger, la Tunisie, l’Égypte et la Sicile comme des «points vulnérables»37. Alors qu’un projet d’invasion de la Sicile en février 1808 n’aboutit qu’au ravitaillement de la garnison de Corfou, la flotte de Toulon put regagner le port sans encombre.38 Bien que déçu de l’attaque avortée de la Sicile, Napoléon crut à tort que le retour sain et sauf de la flotte «prouvait qu’en mer, en position à nous pouvons faire ce que nous voulons«.39 En Mai, Napoléon envisagea d’envoyer ses flottes de Brest et Lorient pour menacer les colonies anglaises dans l’océan Indien et la flotte de Toulon pour envahir Alger, la Sicile ou l’Égypte, tandis que les flottes de la Manche menaçaient de lancer une attaque contre l’Irlande.40 Cependant, début juillet, «les affaires d’Espagne s’étant sérieusement aggravées», Napoléon était moins enclin à «risquer une si grande nombre de forces en mer ainsi que sur terre.»41 Il espérait qu’une fois son frère Joseph monté sur le trône, les choses s’amélioreraient, cependant, cette opportunité ne s’est jamais matérialisée.

Le troisième élément de la stratégie de Napoléon incorporait un concept connu sous le nom de «flotte en stock». L’idée était que l’existence même des navires français obligerait les Britanniques à consacrer plus de ressources à leur marine pour contrer cette menace. Napoléon a poussé Decrès à armer continuellement plus de navires dans toute l’Europe, car cela obligerait «les Anglais à dépenser beaucoup et à étaler leurs forces, car ils sont obligés d’avoir des navires dans les mers autour de l’Espagne, du Portugal, de l’Amérique, de la Baltique, etc.«42 Son but était de «harceler [les Anglais] de dépenses et de fatigue». En forçant l’Angleterre à envoyer des expéditions en Sicile et en Suède, tout en maintenant des flottes dans la Baltique et la Méditerranée, Napoléon a cherché à forcer la Grande-Bretagne à emprunter plus d’argent, tandis que le système continental nuirait à l’économie britannique, diminuant ainsi les recettes fiscales du gouvernement britannique. Napoléon «a voulu mettre toutes [ses] forces en jeu dans [ses] ports, ainsi que mettre les voiles«. Comme Napoléon l’avait compris, le concept de flotte existant ne fonctionnait efficacement que si les flottes menaçaient activement l’ennemi. L’Empereur ordonna à une petite escadre brestoise et à plusieurs frégates nantaises de sortir souvent et de «passer l’été à jouer au chat».43 Au-delà du coût d’entretien des stations outre-mer, le fait de devoir rester constamment en mer, en particulier pendant l’hiver, a pesé sur la marine britannique. Entre 1808 et 1810, la marine britannique a perdu deux navires de ligne, 14 frégates et 45 navires plus petits en mer.44 Ainsi, la stratégie de Napoléon contre la Grande-Bretagne comprenait des attaques directes contre ses possessions coloniales, tout en affaiblissant simultanément son économie en interdisant son commerce. et forçant la Grande-Bretagne à dépenser plus pour sa marine pour défendre ses intérêts généraux.

Territorios reclamados u ocupados por los británicos antes de 1793 hasta 1814 (g).
Territoires revendiqués ou occupés par les Britanniques avant 1793 à 1814 (g).

El deseo de Napoleón de controlar los activos marítimos de Portugal y España no solo precipitó la Guerra de la Independencia, sino que también tuvo un papel clave en la conducción de la propia invasión. Antes del estallido de las hostilidades con España, Napoleón deslizó en secreto tropas francesas a través de la frontera para que estuvieran en el lugar para llevar a cabo su intento de golpe, utilizando como pretexto la preparación de una expedición naval desde Cádiz. Esta artimaña permitió a los franceses acumular fuerzas cerca de Madrid, que estaba ubicada a lo largo de la supuesta ruta a Cádiz.45 Una vez que las tropas francesas ocuparon Madrid, Napoleón ordenó a Murat que enviara fuerzas para asegurar los principales puertos españoles de Cádiz, Cartagena y Ferrol.46 Mientras tanto, Napoleón tuvo que manejar decenas de miles de tropas españolas y portuguesas cuyo apoyo a la toma de poder francesa era, en el mejor de los casos, sospechoso. Para disminuir cualquier posibilidad de problemas, Napoleón distribuyó estas tropas sospechosas a través de su Imperio. Después de invadir Portugal, Junot enviaría de cinco a seis mil soldados portugueses a Francia.47 Al tomar el control de España, Napoleón ordenó que 8.000 soldados españoles se dirigieran a Portugal para reforzar a Junot, mientras retiraba 6.000 soldados franceses de Portugal para ayudar a asegurar España.48 Era especialmente imperativo tomar rápidamente el control de Cádiz, ya que un escuadrón francés de cinco barcos había estado confinado aquí durante varios años, los restos de la enorme flota franco-española que se hizo añicos en Trafalgar en 1805. Mientras que Napoleón ordenó 10.000 tropas españolas, bajo el mando del general español Marqués de Socorro, para asegurar Cádiz y el área alrededor de Gibraltar, el Emperador no confiaba en dejar sin supervisión una fuerza española tan grande.49 Así, Napoleón envió al general Pierre Antoine Dupont con una pequeña fuerza de 9.000 soldados franceses y un contingente nominalmente suizo de 8.000 hombres a Cádiz para asegurarse de que los españoles se mantuvieran en línea.50 De manera similar, Napoleón envió al mariscal Bon-Adrien Jeannot de Moncey con una división para asegurar Valencia y eventualmente Cartagena, mientras que el general Guillaume Duhesme tomaría Barcelona.51 Repartidas por toda España, estas fuerzas estaban mal situadas para hacer frente al estallido de la insurrección española. Mientras Duhesme tomaba Barcelona por sorpresa el 29 de febrero de 1808, pronto se vio asediado por un ejército español más numeroso. Mientras que Moncey pudo extraer sus fuerzas después de varios intentos fallidos de asaltar Valencia, Dupont no fue tan afortunado. Una combinación de refuerzos insuficientes, números abrumadores de españoles y una serie de errores atroces por su parte, Dupont entregó todo su mando, en total más de 17.000 hombres, en Bailén a mediados de julio de 1808 sin llegar nunca a Cádiz. Mientras tanto, en Portugal, los británicos habían desembarcado un gran fuerza expedicionaria bajo el mando de Sir Arthur Wellesley. Después de sufrir varias derrotas, el Ejército de Portugal de Junot se vio atrapado en una situación precaria. Sin embargo, Wellesley fue reemplazado por nuevos líderes británicos, quienes optaron por otorgar términos sorprendentemente generosos a Junot en la Convención de Sintra. El ejército de Portugal no solo retuvo su equipo, sino que también se le otorgó un pasaje seguro y gratuito de regreso a Francia a bordo de barcos británicos. Fue solo este cambio fortuito en el liderazgo británico lo que salvó a Junot de sufrir un destino similar al de Dupont. Por lo tanto, fue el plan demasiado ambicioso de Napoleón para apoderarse rápidamente de las flotas y los puertos de Portugal y España lo que dejó al ejército francés extendido por la Península Ibérica. Con cuerpos a menudo fuera de su alcance para apoyarse entre ellos, estas unidades aisladas se enfrentaban a serios riesgos de ser aplastadas.

Le désir de Napoléon de contrôler les actifs maritimes du Portugal et de l’Espagne a non seulement précipité la guerre d’Espagne, mais a également joué un rôle clé dans la conduite de l’invasion elle-même. Avant le déclenchement des hostilités avec l’Espagne, Napoléon a secrètement glissé des troupes françaises à travers la frontière pour être en place pour mener à bien sa tentative de coup d’État, en utilisant la préparation d’une expédition navale de Cadix comme prétexte. Cette ruse a permis aux Français de rassembler des forces près de Madrid, qui était située le long de la route supposée de Cadix.45 Une fois que les troupes françaises ont occupé Madrid, Napoléon a ordonné à Murat d’envoyer des forces pour sécuriser les principaux ports espagnols de Cadix, Carthagène et Ferrol.46 Pendant ce temps, Napoléon a dû gérer des dizaines de milliers de soldats espagnols et portugais dont le soutien à la prise de contrôle française était au mieux suspect. Pour atténuer tout risque de trouble, Napoléon répartit ces troupes suspectes dans tout son empire. Après avoir envahi le Portugal, Junot enverra cinq à six mille soldats portugais en France.47 Après avoir pris le contrôle de l’Espagne, Napoléon ordonna l’envoi de 8.000 soldats espagnols au Portugal pour renforcer Junot, tandis qu’il retirait 6.000 soldats français du Portugal pour aider à sécuriser l’Espagne.48 Il était surtout impératif de prendre rapidement le contrôle de Cadix, car une escadre française de cinq navires y était confinée depuis plusieurs années, les restes de l’immense flotte franco-espagnole qui tomba en pièces à Trafalgar en 1805. Alors que Napoléon en commanda 10.000 troupes espagnoles, sous le commandement du général espagnol Marqués de Socorro, pour sécuriser Cadix et les environs de Gibraltar, l’empereur n’avait pas confiance en laissant une si grande force espagnole sans surveillance.49 Ainsi, Napoléon envoya le général Pierre Antoine Dupont avec une petite force de 9.000 soldats français et un contingent nominalement suisse de 8.000 hommes à Cadix pour s’assurer que les Espagnols ont gardé en ligne.50 De même, Napoléon envoie le maréchal Bon-Adrien Jeannot de Moncey avec une division pour sécuriser Valence et de temps en temps Carthagène, tandis que le général Guillaume Duhesme prendrait Barcelone.51 Réparties dans toute l’Espagne, ces forces étaient mal placées pour faire face au déclenchement de l’insurrection espagnole. Alors que Duhesme prend Barcelone par surprise le 29 février 1808, il se retrouve bientôt assiégé par une armée espagnole plus nombreuse. Alors que Moncey a pu rassembler ses forces après plusieurs tentatives infructueuses de prendre d’assaut Valence, Dupont n’a pas eu cette chance. Une combinaison de renforts insuffisants, d’un nombre écrasant d’Espagnols et d’une série d’erreurs flagrantes de sa part, Dupont rendit tout son commandement, en tout plus de 17.000 hommes, à Bailén à la mi-juillet 1808 sans jamais atteindre Cadix. Pendant ce temps, au Portugal, les Britanniques avaient débarqué un important corps expéditionnaire sous le commandement de Sir Arthur Wellesley. Après avoir essuyé plusieurs défaites, l’Armée du Portugal de Junot se retrouve prise dans une situation précaire. Cependant, Wellesley a été remplacé par de nouveaux dirigeants britanniques, qui ont choisi d’accorder à Junot des conditions étonnamment généreuses à la Convention de Sintra. L’armée française a non seulement conservé son équipement, mais a également obtenu un retour sûr et gratuit vers la France à bord de navires britanniques. Ce n’est que ce changement fortuit de leadership britannique qui a évité à Junot de subir le même sort que Dupont. Ainsi, c’est le plan trop ambitieux de Napoléon de s’emparer rapidement des flottes et des ports du Portugal et de l’Espagne qui a laissé l’armée française dispersée à travers la péninsule ibérique. Avec des corps souvent hors de portée pour se soutenir, ces unités isolées couraient de sérieux risques d’être écrasées.

Entrada de tropas imperiales en la Península hacia los puertos españoles y portugueses, entre octubre de 1807 y junio de 1808. (h)
Entrée des troupes impériales dans la Péninsule vers les ports espagnols et portugais, entre octobre 1807 et juin 1808. (h)

La geografía de la Península Ibérica también aseguraba que el poder marítimo jugaría un papel importante, particularmente en el ámbito del apoyo logístico. Esto fue más evidente para los británicos, cuya armada les permitió no solo desplegar un ejército en ultramar sino también financiar los ejércitos de sus aliados ibéricos.52 En comparación con los británicos, las operaciones navales francesas en apoyo de la campaña española han sido generalmente olvidados en las narrativas de la Guerra de la Independencia, a pesar de su importante impacto en el curso de la guerra. Aunque Francia compartía frontera con España, los Pirineos presentaban un importante obstáculo para trenes de suministro terrestres. Tan pronto como Barcelona cayó en manos francesas, Napoleón planeó utilizar este puerto para recibir los envíos de trigo y galletas de Marsella.53 Durante un tiempo, Napoleón incluso contemplaba enviar provisiones a Junot en Portugal utilizando barcos más pequeños, que podrían navegar en aguas costeras poco profundas y, por lo tanto, evadir a los cruceros británicos.54 En agosto, con Barcelona sitiada por tierra por un ejército español y bloqueada en el mar por una flota británica, Napoleón tuvo que desviar los envíos de provisiones a la cercana Port-Vendres. En el transcurso de octubre y noviembre, los trabajadores en Marsella cargaron 30 barcos mercantes con alrededor 500.000 raciones. Divididos en dos grupos, estos barcos con escolta ligera zarparon a finales de 1808.55 Mientras que la segunda división llegó a salvo a Port-Vendres, la mayor parte de la primera división fue capturada por el famoso capitán británico, Thomas Cochrane, en diciembre de 1808, quien había estado quemando estaciones de telégrafo francesas a lo largo de la costa mediterránea.56 Las pérdidas sufridas por este convoy pueden haber sido el catalizador para que Napoleón ordenara posteriormente pequeños escuadrones para escoltar futuros convoyes. A finales de marzo de 1809, Napoleón ordenó al almirante Honore Ganteaume, comandante de la flota de Tolón, que enviara una escuadra de 5 barcos y 2 fragatas para escoltar varios transportes a Barcelona.57 El 24 de abril, la escuadra del almirante Julien Cosmao partió con 17 transportes cargados con 100.000 kilos de pólvora, un millón de balas y 25.000 quintales de trigo y harina. Después de descargar estos suministros en loa bahía de Rosas, Cosmao navegó de regreso a Tolón el 30 de abril sin ser molestado, aunque por poco se encontró con una flota británica de 14 barcos.58 Dado el éxito de esta salida, otro envío de un millón de balas, cien mil kilos de pólvora, 32,000 quintales de trigo, harina, galletas se cargó a bordo de 17 transportes en septiembre. Inicialmente, Ganteaume contemplaba zarpar con los 15 barcos de la flota de Tolón, creyendo que superaba en número a la flota británica de 11 barcos bajo el mando del almirante Cuthbert Collingwood. Cuando Collingwood abandonó su estación frente a Tolón, Ganteaume sospechó que la flota británica había regresado a su puerto en Menorca. Ganteaume, aprovechando esta oportunidad, optó por enviar sólo una pequeña escuadra de 3 barcos, 2 fragatas y 2 embarcaciones menores, al mando del contralmirante François Baudin, para escoltar el convoy hasta Barcelona.59 Sin embargo, la partida de Baudin el 21 de octubre , no pasó desapercibido ya que Collingwood había dejado dos fragatas británicas para seguir a Toulon; corrieron a Menorca para informar de los movimientos franceses.60 Aunque la flota británica efectivamente había zarpado hacia Menorca, Collingwood no permaneció mucho tiempo en el puerto. Al escuchar los rumores de la partida inminente de la flota de Toulon, Collingwood ya había zarpado con 15 barcos y 2 fragatas el 13 de octubre. Deduciendo fácilmente que el convoy francés se dirigiría a Barcelona, Collingwood estableció un crucero para interceptar a Baudin y su convoy.61 Al divisar el convoy francés en la mañana del 23, Collingwood envió al contraalmirante Thomas Martin con los ocho de sus barcos más rápidos para perseguirlos. Mientras una de las fragatas francesas corría de regreso a la seguridad de Marsella, el resto del escuadrón de Baudin huyó hacia el norte, hacia la costa francesa. Aunque una fragata británica logró capturar cinco transportes, la mayoría del convoy francés eludió la captura y continuó su curso. Mientras tanto, al llegar al puerto de Cette, solo un navío de línea de Baudin y una fragata pudieron navegar con éxito en las aguas poco profundas; los otros dos barcos encallaron.62 Temiendo su captura, los franceses prendieron fuego a ambos barcos. En cuanto al convoy, los barcos restantes llegaron a la bahía de Rosas y comenzaron a descargar rápidamente su carga. Para cuando los británicos pudieron lanzar una expedición exitosa para aislar a los barcos franceses durante la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, los barcos ya habían logrado descargar la mitad de su carga de manera segura en tierra.63 Por lo tanto, los esfuerzos de Frances para reabastecer su Las fuerzas en España por mar habían tenido un éxito mixto y pérdidas significativas. Mientras Napoleón pensaba en intentar otro envío a fines de 1810, advirtió a Decrès que «sobre todo, no quiero arriesgar ninguno de mis navíos de línea, quiero usar solo fragatas«. Incluso contempló si una cantidad suficiente. de los suministros pasarían, incluso si solo un tercio de los barcos llegara a su destino.64 Finalmente, Napoleón abandonó todos los planes para enviar suministros a España, prefiriendo intentar que la campaña se financiara sola a través de contribuciones forzadas del pueblo español.

La géographie de la péninsule ibérique garantissait également que la puissance maritime jouerait un rôle important, notamment dans le domaine du soutien logistique. C’était surtout évident pour les Britanniques, dont la marine leur permettait non seulement de déployer une armée outre-mer mais aussi de financer les armées de leurs alliés ibériques.52 Comparées aux Britanniques, les opérations navales françaises en soutien à la campagne d’Espagne ont été largement oubliées dans les récits de la Guerre d’Espagne, malgré son impact important sur le déroulement de la guerre. Bien que la France partageait une frontière avec l’Espagne, les Pyrénées présentaient un obstacle majeur aux trains de ravitaillement terrestres. Dès que Barcelone tombe aux mains des Français, Napoléon prévoit d’utiliser ce port pour recevoir des expéditions de blé et de galettes de Marseille.53 Pendant un certain temps, Napoléon envisage même d’envoyer des fournitures à Junot au Portugal en utilisant des navires plus petits, qui pourraient naviguer dans les eaux côtières. et ainsi échapper aux croiseurs britanniques.54 En août, alors que Barcelone était assiégée sur terre par une armée espagnole et bloquée en mer par une flotte britannique, Napoléon dut détourner les expéditions de ravitaillement vers le port voisin. Au cours des mois d’octobre et de novembre, les ouvriers marseillais ont chargé 30 navires marchands d’environ 500.000 rations. Divisés en deux groupes, ces navires légèrement escortés mirent les voiles à la fin de 1808.55 Alors que la 2e Division atteignit Port-Vendres sans encombre, la majeure partie de la 1re Division fut capturée par le célèbre capitaine britannique, Thomas Cochrane, en décembre 1808, qui avait brûlé des Français stations télégraphiques le long de la côte méditerranéenne.56 Les pertes subies par ce convoi peuvent avoir été le catalyseur de la commande ultérieure par Napoléon de petits escadrons pour escorter les futurs convois. Fin mars 1809, Napoléon ordonne à l’amiral Honoré Ganteaume, commandant la flotte de Toulon, d’envoyer une escadre de 5 navires et 2 frégates pour escorter divers transports vers Barcelone.57 Le 24 avril, l’escadre de l’amiral Julien Cosmao il part avec 17 transports chargés de 100.000 kilos de poudre à canon, un million de balles et 25.000 quintaux de blé et de farine. Après avoir déchargé ces approvisionnements dans la baie de Rosas, Cosmao retourna à Toulon le 30 avril sans encombre, bien qu’il se heurta de peu à une flotte britannique de 14 navires.58 Compte tenu du succès de cette sortie, une autre cargaison d’un million de balles, cent mille kilos de poudre à canon, 32.000 quintaux de blé, farine, biscuits ont été chargés à bord de 17 transports en septembre. Au départ, Ganteaume envisageait de mettre les voiles avec les 15 navires de la flotte de Toulon, estimant qu’il était plus nombreux que la flotte britannique de 11 navires sous l’amiral Cuthbert Collingwood. Alors que Collingwood quittait sa station au large de Toulon, Ganteaume soupçonnait que la flotte britannique était revenue à son port de Minorque. Ganteaume, profitant de cette opportunité, choisit de n’envoyer qu’un petit escadron de 3 navires, 2 frégates et 2 navires plus petits, sous le commandement du contre-amiral François Baudin, pour escorter le convoi vers Barcelone.59 Cependant, le départ de Baudin le 21 octobre , ne passa pas inaperçu puisque Collingwood avait laissé deux frégates britanniques suivre Toulon; ils se précipitent à Minorque pour signaler les mouvements français.60 Bien que la flotte britannique ait effectivement mis le cap sur Minorque, Collingwood ne reste pas longtemps au port. Aux rumeurs du départ imminent de la flotte de Toulon, Collingwood avait déjà appareillé avec 15 navires et 2 frégates le 13 octobre. Déduisant aisément que le convoi français se dirige vers Barcelone, Collingwood installe un croiseur pour intercepter Baudin et son convoi.61 Repérant le convoi français le matin du 23, Collingwood envoie le contre-amiral Thomas Martin avec les huit de ses navires les plus rapides pour les chasser. Alors que l’une des frégates françaises retournait à la sécurité de Marseille, le reste de l’escadre de Baudin s’enfuyait vers le nord en direction de la côte française. Bien qu’une frégate britannique ait réussi à capturer cinq transports, la majeure partie du convoi français a échappé à la capture et a poursuivi sa route. Pendant ce temps, arrivés au port de Cette, seuls le navire de ligne de Baudin et une frégate ont pu naviguer avec succès dans les bas-fonds; les deux autres navires s’échouèrent.62 Craignant d’être capturés, les Français mirent le feu aux deux navires. Quant au convoi, les navires restants atteignirent la baie de Rosas et commencèrent à décharger rapidement leur cargaison. Au moment où les Britanniques ont pu lancer une expédition réussie pour isoler les navires français dans la nuit du 31 octobre au 1er novembre, les navires avaient déjà réussi à décharger la moitié de leur cargaison en toute sécurité à terre.63 Ainsi, les efforts des Françaises pour réapprovisionner ses forces en Espagne par voie maritime avaient rencontré un succès mitigé et des pertes importantes. Alors que Napoléon envisageait de tenter une autre expédition à la fin de 1810, il prévint Decrès que «par dessus tout, je ne veux risquer aucun de mes navires de ligne, je ne veux utiliser que des frégates«. Il a même envisagé si un montant suffisant. des ravitaillements passeraient, même si seulement un tiers des navires arrivaient à destination.64 Finalement, Napoléon abandonna tout projet d’envoi de ravitaillement en Espagne, préférant plutôt essayer de faire financer la campagne par des contributions forcées du peuple espagnol.

Mapa donde se grafían de manera general los intentos de avituallamiento por mar de los franceses desde Marsella al ejército de ocupación en Cataluña. Por parte inglesa, la situación de Menorca y sus puertos, permitía que en un día, con vientos moderados, se pudiera llegar a las costas españolas, francesas o a las islas italianas. (i)
Carte où sont représentées les tentatives françaises d’approvisionnement par mer de Marseille à l’armée d’occupation en Catalogne. Côté anglais, la situation de Minorque et de ses ports fait qu’en une journée, avec des vents modérés, il est possible de rejoindre les côtes espagnoles et françaises ou les îles italiennes.(i)

En general, los esfuerzos de Napoleón por expandir rápidamente su armada para derrotar a Gran Bretaña en la guerra marítima terminaron con pésimos resultados. No solo no logró hacerse con el control de las flotas danesa, portuguesa y española, sino que su estrategia también le costó siete de sus preciosos barcos. Ya atrapado en el puerto de Cádiz por un vigilante bloqueo británico, el escuadrón de cinco barcos del almirante Francois Rosily pronto se vio amenazado por la misma ciudad que lo había cobijado durante los últimos dos años y medio. Los problemas estallaron durante la noche del 27 de mayo y finalmente culminaron unos días después cuando una turba mató a puñaladas al general español Marqués de Socorro. Rosily intentó sacar a su flota de esta situación cada vez más precaria declarando neutralidad, pero sus esfuerzos fueron rechazados tanto por británicos como por españoles. Al ver a los españoles instalar morteros y cañones para bombardear sus barcos, Rosily intentó navegar con su flota hacia el cercano arsenal de Carraca, donde esperaba que sus tripulaciones pudieran ocupar las fortificaciones y resistir hasta que la fuerza del general Dupont los relevara. Sin embargo, soplaron vientos contrarios durante varios días, frustrando la táctica desesperada de Rosily cuando los españoles finalmente dedujeron sus intenciones y cortaron esta vía de escape hundiendo varias carracas en el estrecho canal que conducía al arsenal. Después de rechazar varios llamados a la rendición y resistir un bombardeo masivo durante varios días, Rosily finalmente se rindió «para no derramar inútilmente sangre de las tripulaciones y evitar la destrucción total de los barcos«.65 Junto con los dos barcos hundidos de Baudin, la pérdida de estos cinco barcos fue un revés adicional para los planes marítimos de Napoleón. Mientras que sus armadas continuaron creciendo lentamente a través de un programa de construcción ampliado, nunca logró los más de 100 barcos de línea que había esperado.

En conclusión, es importante recordar que la Guerra Peninsular comenzó como una guerra naval. Napoleón no solo quería apoderarse de armadas extranjeras para sus propios proyectos, sino que también quería acceder a su suministro de marineros y almacenes navales. Estos intereses apremiantes, junto con el exceso de confianza, llevó a Napoleón a dispersar demasiado sus fuerzas en la Península Ibérica. Sin estar preparadas para la feroz resistencia española, las fuerzas francesas dispersas se vieron asaltadas por fuerzas españolas numéricamente superiores, particularmente Dupont, cuya rendición en Bailén fue un duro golpe para el prestigio marcial francés. Además, el poder marítimo desempeñó un papel fundamental en el abastecimiento de los ejércitos durante la Guerra de la Independencia. Incapaz de enviar provisiones sin peligro significativo, Napoleón tomó la fatídica decisión de colocar el peso de la logística en la población española. Por supuesto, el carácter de la guerra cambió drásticamente con el estallido de la insurrección española a mediados de 1808. Esta última fase de la guerra ha captado la atención de historiadores y teóricos militares. Sin embargo, es importante recordar cuáles eran los objetivos de guerra originales de Napoleón para comprender mejor por qué los franceses sufrieron un revés tan importante durante la fase inicial de la guerra en 1808.

En général, les efforts de Napoléon pour étendre rapidement sa marine afin de vaincre la Grande-Bretagne dans la guerre maritime se sont soldés par des résultats lamentables. Non seulement il n’a pas réussi à prendre le contrôle des flottes danoise, portugaise et espagnole, mais sa stratégie lui a également coûté sept de ses précieux navires. Déjà piégé dans le port de Cadix par un blocus britannique vigilant, l’escadron de cinq navires de l’amiral François Rosily se trouva bientôt menacé par la ville même qui les abritait depuis deux ans et demi. Les troubles ont éclaté dans la nuit du 27 mai et ont finalement culminé quelques jours plus tard lorsqu’une foule a poignardé à mort le général espagnol Marqués de Socorro. Rosily a tenté de sortir sa flotte de cette situation de plus en plus précaire en déclarant la neutralité, mais ses efforts ont été repoussés par les Britanniques et les Espagnols. Voyant les Espagnols installer des mortiers et des canons pour bombarder leurs navires, Rosily tenta de faire naviguer sa flotte vers l’arsenal voisin de Carraca, où il espérait que ses équipages pourraient occuper les fortifications et tenir jusqu’à ce que la force du général Dupont les relève. Cependant, des vents contraires ont soufflé pendant plusieurs jours, contrecarrant la tactique désespérée de Rosily lorsque les Espagnols ont finalement compris ses intentions et coupé cette voie de fuite en coulant plusieurs caraques dans l’étroit chenal qui menait à l’arsenal. Après avoir refusé plusieurs appels à la reddition et résisté à un bombardement massif pendant plusieurs jours, Rosily finit par se rendre «pour ne pas verser inutilement le sang des équipages et empêcher la destruction totale des navires».65 Avec les deux navires sabordés de Baudin, la perte de ces cinq navires était un nouveau revers pour les plans maritimes de Napoléon. Alors que ses marines continuaient de croître lentement grâce à un programme de construction élargi, il n’a jamais atteint les 100+ navires de ligne qu’il avait espérés.

En conclusion, il est important de rappeler que la guerre de la péninsule a commencé comme une guerre navale. Napoléon voulait non seulement s’emparer des marines étrangères pour ses propres projets, mais voulait également accéder à leur approvisionnement en marins et en magasins navals. Ces intérêts pressants, couplés à un excès de confiance, ont conduit Napoléon à trop disperser ses forces sur la péninsule ibérique. Non préparées à une résistance espagnole féroce, les forces françaises dispersées se sont retrouvées agressées par des forces espagnoles numériquement supérieures, en particulier Dupont, dont la reddition à Bailén a porté un coup sévère au prestige martial français. De plus, la puissance maritime a joué un rôle fondamental dans le ravitaillement des armées pendant la guerre d’Espagne. Incapable d’envoyer des ravitaillements sans danger significatif, Napoléon prit la décision fatidique de faire peser le fardeau de la logistique sur la population espagnole. Bien sûr, le caractère de la guerre a radicalement changé avec le déclenchement de l’insurrection espagnole au milieu de 1808. Cette dernière phase de la guerre a retenu l’attention des historiens et des théoriciens militaires. Cependant, il est important de se rappeler quels étaient les objectifs de guerre initiaux de Napoléon afin de mieux comprendre pourquoi les Français ont subi un revers aussi important lors de la phase initiale de la guerre en 1808.

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1Por ejemplo, Charles J. Esdaile, Fighting Napoleon: Guerrillas, Bandits and Adventures in Spain, 1808-1814 (New Haven CT, 2004), Ronald Fraser, Napoleon’s cursed war: Spanish popular resistance in the Peninsular War, 1808-1814 (New York, 2008), Mark A. Reeves, The Iberian Leech: Napoleon’s Counterinsurgency Operations In The Peninsula, 1807-1810 (MA Thesis, US Army Command and Staff
College, 2005).

2Recientes ejemplos incluyen Joshua Moon, Wellington’s Two-Front War: The Peninsular Campaigns at Home and Abroad, 1808-1814 (Norman OK, 2011) and Huw J. Davies, Wellington’s Wars: The Making of a Military Genius (New Haven CT, 2012)

3Napoleon Bonaparte a Denis Decrès, 4 June 1807, 12848, Correspondance de Napoleon Ier [CN], XV, 382.

4Napoleon Bonaparte a Louis Bonaparte, 3 April 1808, 13718, CN, XVI, 470-4

5Eventualmente, esta flota se reforzaría a 25 navíos de línea y 40 fragatas y embarcaciones más pequeñas a mediados de agosto.(Finalement, cette flotte serait renforcée à 25 navires de ligne et 40 frégates et navires plus petits d’ici la mi-août.) Rory Muir, Britain and the Defeat of Napoleon, 1807-1815 (New Haven, 1996), 23-4; William James, Naval History of Great Britain, IV, 284-5.

6Napoleon a Talleyrand, 31July 1807, #12962, CN, XV, 459-60.

7Muir, 24.

8Napoleon a Champagny, 29 August 1807, #13089, CN, XV, 559.

9William James, Naval History of Great Britain, IV, 295.

10Fouché, Memoires de Joseph Fouche (1824), I, 362-3.

11Napoleon Bonaparte a Eugene Beauharnais, 4 July 1807, 12850, CN, XV, 385.

12Napoleon Bonaparte a Eugene Beauharnais, 5 August 1807, #13000, CN, XV, 478.

13Napoleon Bonaparte a Denis Decrès, 23 Oct 1807, 13292, CN, XVI, 114.

14Napoleon Bonaparte a Eugene Beauharnais, 3 Oct 1807, 13210, CN, XVI, 64; Napoleon Bonaparte a Champagny, 2 April 1808, #13714, CN, XVI, 468; Napoleon Bonaparte a Eugene Beauharnais, 2 April 1808, #13716, CN, XVI, 469.

15Napoleon a Cambacérès, 11 May 1808, #13846, CN, XVII, 87-8; Napoleon al Prince Camille Borghese, 11 May 1808, #13855, CN, XVII, 94.

16Napoleon a Denis Decrès, 11 May 1808, #13848, CN, XVII, 88-9.

17Si bien La Spezia sería el principal puerto militar y la construcción se trasladaría a Port-de-Brouc, al oeste de Marsella, Tolón ya no construiría barcos, sino que simplemente los equiparía o repararía. (Alors que La Spezia serait le principal port militaire et que la construction serait déplacée à Port-de-Brouc, à l’ouest de Marseille, Toulon ne construirait plus de navires, mais se contenterait de les équiper ou de les réparer.) Notes to Minister of Interior and Navy, 7 October 1809, #15905, CN, I9, 551.

18Napoleón ordenó a Talleyrand que informara al ministro portugués que tenía hasta el 1 de septiembre para cerrar los puertos portugueses a Inglaterra. Al mismo tiempo, debía hacer planes con los españoles para enviar 20.000 soldados a Bayona el 1 de septiembre. (Napoléon ordonna à Talleyrand d’informer le ministre portugais qu’il avait jusqu’au 1er septembre pour fermer les ports portugais à l’Angleterre. En même temps, il devait faire des plans avec les Espagnols pour envoyer 20 000 hommes à Bayonne le 1er septembre.) Napoleon to Talleyrand, 19 July 1807, #12928, CN, XV, 433.

19Esdaile, Napoleon’s Wars (New York, 2011), 320.

20Los barcos de cuarta categoría seguían siendo útiles, ya que los británicos todavía usaban varios barcos de 64 cañones para tareas de escolta o se convertían en grandes transportes. (Les navires de quatrième rang étaient toujours utiles, car les Britanniques utilisaient encore un certain nombre de navires de 64 canons pour le service d’escorte ou convertis en grands transports.) List of the Portuguese Fleet that came out of the Tagus on the 29th of November 1807, Naval Chronicle, I8, 508; List of Portuguese ships that remained in Lisbon. Naval Chronicle, I8, 509.

21Naval Chronicle, I8, 330.

22Napoleón a Junot, 31 October 1807, #13314, CN, XVI, 128-30; Napoleón a Junot, 8 November 1807, #13340, CN, XVI, 147-8; Napoleón a Junot, 12 November 1807, #13351, CN, XVI, 156.

23Napoleón Bonaparte a General Junot, 8 Nov 1807 13340, CN, XVI, 147-8.

24 Napoleón a Decrès, 2 Nov 1807, #13320, CN, XVI, 134-5 ; Napoleon to Junot, 12 Nov 1807, #13351, CN, XVI, 156.

2584 cañones (1) – Principe Reale, 74 guns (4) – Rainha de Portugal, Conde Henrique, Meduza, Principe de Brazil ; 64 cañones (3) – “Alfonso d’Alburquerque, D. Joao de Castro, Martino de Freitas. Fragatas (4) – Menerva (44), Golfinho (36), Urania (32), y otro desconocido. Bergantines (3), Goletas (1) List of the Portuguese Fleet that came out of the Tagus on the 29th of November 1807, Naval Chronicle, I8, 508.

2674 cañones (2) – Maria Prima [inservible, para ser batería flotante, pero aún no instalada], Vasco de Gama [En reparación y casi listo]; 64 guns (2) – S. Sebastiano [inservible sin una reparación completa], Princesa de Beira [condenado, a ser una batería flotante]. Fragates (5) – Fenix (48) [necesita reparación a fondo], Amazona (44) [necesita reparación a fondo], Perola (44) [necesita reparación a fondo], Tritao (40) [reparación pasada], Veney (30) [reparación pasada]. List of Portuguese ships that remained in Lisbon. Naval Chronicle, I8, 509.

27Dispatch by Sir Sidney Smith, 1 December 1807, Naval Chronicle, I8, 508-9.

28Se considera que este informe refleja los puntos de vista de Napoleón, ya que editó en gran medida este informe. (Ce rapport est considéré comme reflétant les vues de Napoléon alors qu’il a fortement modifié ce rapport). Minister of Foreign Relations to Napoleon, 24 April 1808, #13776, CN, XVII, 33-36.

29Napoleón al Czar Alexander of Russia, 8 July 1808, 14170, CN, XVII, 359-60.

30Napoleón a Murat, 9 May 1808, #13835, CN, XVII, 80-1 ; Napoleón a Murat, 11 May 1808, #13858, CN, XVII, 96-7; Napoleón a Murat, 11 May 1808, #13859, CN, XVII, 97-8; Napoleón a Murat, 14 May 1808, #13885, CN, XVII, 121-4; Napoleón a Murat, 16 May 1808, #13906, CN, XVII, 142-3; Napoleón a Murat, 19 May 1808, #13939, CN, XVII, 162-3; Napoleón a Murat, 28 May 1808, #14013, CN, XVII, 224-6; Napoleón to Murat, 28 May 1808, #14014, CN, XVII, 226-7.

31Napoleón a Decrès, 29 March 1808, #13698, CN, XVI, 454-5.

32Napoleón a Decrès, 12 April 1808, #13738, CN, XVI, 493-4.

33Napoleón a Decrès, 13 May 1808, #13877, CN, XVII, 112-4.

34Con 42 barcos franceses y 35 más en construcción, Napoleón esperaba tener 77 barcos franceses, complementados con 42 barcos extranjeros. Curiosamente, 18 de los 35 barcos se estaban construyendo en puertos no franceses. (Avec 42 navires français et 35 autres en construction, Napoléon s’attendait à avoir 77 navires français, complétés par 42 navires étrangers. Fait intéressant, 18 des 35 navires étaient construits dans des ports non français.) Napoleon to Decrès, 28 May 1808, #14005, CN, XVII, 218-220.

35«Inglaterra, preocupada por Irlanda, amenazada en la India por un ejército francés y ruso, finalmente será llevada ante los principios de la razón.» («L’Angleterre, troublée par l’Irlande, menacée dans l’Inde par une armée française et russe, sera enfin amenée devant les principes de la raison.») Napoleón a Louis Bonaparte, 17 Feb 1808, #13573, CN, XVI, 337.

36Napoleón a Decrès, 29 March 1808, #13698, CN, XVI, 454-5.

37Napoleón a Decrès, 12 April 1808, #13738, CN, XVI, 493-4.

38Napoleón a Joseph, 15 February 1808, #13561, CN, XVI, 332; Napoleón a Decrès, 29 Mar 1808, #13698, CN, XVI, 454-5; Napoleón a Joseph Bonaparte, 29 March 1808, 13701, CN, XVI, 457; Napoleón a Joseph Bonaparte, 18 April 1808, #13763, CN, XVII, 23-25.

39Napoleon to Decres, 11 May 1808 #13850, CN, XVII, 89.

40Napoleon a Decrès, 12 April 1808, #13737, CN, XVI, 492-3; Napoleón a Decrès, 13 May 1808, #13877, CN, XVII, 113-4; Napoleón to Decrès, 17 May 1808, #13915, CN, XVII, 149; Napoleón a Decrès, 26 May 1808, #13997, CN, XVII, 207-12.

41 Napoleón a Decrès, 7 July 1808, #14161, CN, XVII, 353.

42 Napoleón a Decrès, 8 May 1808, #13829, CN, XVII, 75.

43Napoleón en realidad se refiere al juego de «barres», que es una versión medieval del pilla-pilla. (Napoléon fait en fait référence au jeu des «barres» qui est une version médiévale du chat). Napoleón a Decrès, 12 May 1808, #13873, CN, XVII, 107-9.

44See William James, Naval History, Vol. 4.

45Napoleón a Murat, 14 March 1808, #13652, CN, XVI, 417; Napoleón to Murat, 16 March 1808, #13656, CN, XVI, 420-1.

46Napoleón a Murat, 7 May 1808, #13823, XVII, 72-3; Napoleón a Murat, 8 May 1808, #13830, XVII, 75-77.

47Napoleón ordenó a Junot que concediera el derecho a retirarse a un soldado portugués, después de tomar su arma. (Napoléon ordonna à Junot d’accorder le droit de retraite à un soldat portugais, après avoir pris son fusil.) Napoleon to Junot, 12 November 1807, #13351, CN, XVI, 156-8; Napoleon to Junot, 20 December 1807, #13406, CN, XVI, 204-6

48Napoleón a Murat, 9 May 1808 #13835, CN, XVII, 80-1.

49Napoleón a Murat, 6 May 1808, #13818, CN, XVII, 69; Napoleón a Murat, 7 May 1808, #13823, CN, XVII, 72-3; Napoleón a Murat, 13 May 1808, #13879, CN, XVII, 115-8; Napoleón a Murat, 14 May 1808, #13885, CN, XVII, 121-4

50Napoleón a Murat, 10 May 1808 #13839, XVII, 82-3; Napoleón to Murat, 11 May 1808, #13856, CN, XVII, 94-6; Napoleón a Berthier, 18 May 1808, #13929, CN, XVII, 158-9; Napoleón to Murat, 18 May 1808, #13930, CN, XVII, 160; Napoleón a Murat, 19 May 1808, #13938, CN, XVII, 164-6; Napoleón a Murat, 22 May 1808, #13965, CN, XVII, 186-7.

51Napoleon al General Clarke, 28 January 1808, #13496, CN, XVI, 281-2; Napoleón a Murat, 30 May 1808, #14029, CN, XVII, 242-4;

52Ver Brian De Toy, «Wellington’s Lifeline» Naval Logistics in the Peninsula» Consortium on Revolutionary Europe: Selected Papers, 1995, 359-368 Paul C. Krajeski, «British Military and Naval Cooperation, 1808: The Precondition for Allied Victory in the Peninsular War,» Consortium on Revolutionary Europe: Selected Papers, 1998, 481-91; C.D. Hall, Wellington’s Navy: Sea Power and the Peninsular War, 1807-1814. (Chatham Publishing, 2004).

53Parece que este envío temprano nunca fue porque el grano llegó tarde y los barcos fueron retenidos por un agente de aduanas en Marsella. (Semble que cette expédition précoce ne soit jamais partie car les céréales sont arrivées en retard et les navires ont été retenus par un agent des douanes à Marseille.) Napoleón a Clarke, 10 March 1808, CN, 13635, XVI, 406 ; Napoleón a Cretet, Minister of Interior, 11 March 1808, #13638, XVI, 409; Vincent Brun, Guerres maritimes de la France: Port de Toulon, ses armements (H. Plon, Paris: 1861), vol. 2, 491.

54Napoleón a Junot, 30 May 1808, #14032, CN, XVII, 245-6; Napoleón a Champagny, Minister of Foreign Relations, 1 June 1808, #14037, CN, XVII, 253.

55Brun, Guerres maritimes de la France, vol. 2, 492.

56Cochrane a Collingwood, 28 September 1808, Naval Chronicle, vol. 21, 73-4; Cochrane a Collingwood, 2 January 1809, Naval Chronicle, vol. 21, 499.

57Napoleón a Ganteaume, 29 March 1809, #14970, CN, I8, 401-2.

58Brun, Guerres maritimes de la France, vol. 2, 504-5.

59Brun, Guerres maritimes de la France, vol. 2, 507-9

60Collingwood to Secretary of the Admiralty, 30 October 1809, Naval Chronicle, vol. 22, 500-1.

61Private letter from aboard HMS Sultan, 1 Nov 1809, Naval Chronicle, vol. 22, 457-60.

62 Estos dos barcos pudieron regresar sanos y salvos a Toulon el 19 de noviembre. (Ces deux navires ont pu rentrer sains et saufs à Toulon le 19 novembre).

63Collingwood al Secretary of the Admiralty, 30 October 1809, Naval Chronicle, vol. 22, 500-1; Martin a Collingwood, 27 October 1809, Naval Chronicle, vol. 22, 501-2; Collingwood al Secretary of the Admiralty, 1 November 1809, Naval Chronicle, vol. 22, 502-3; Hallowell a Collingwood, 1 Nov 1809, Naval Chronicle, vol. 22, 503-5

64Napoleon to Decrès, 20 Sept 1810, #16935, CN, vol. 21, 137-8; Napoleon to Decrès, 28 Sept 1810, #16955, CN, vol. 21, 147-8.

65Las fuerzas españolas tenían hasta 162 cañones, 33 morteros, 46 cañoneras y 14 bombarderos al final. (Les forces espagnoles avaient jusqu’à 162 canons, 33 mortiers, 46 canonnières et 14 bombardiers à la fin.) Account given to Emperor, 15 June 1808 , SHD – Marine, CC7 Alpha 2186; Tomás de Morla, Captain General, a Admiral Rosily, 9 June 1808, SHD – Marine, CC7 Alpha 2186; Admiral Rosily a Thomas Morla, Captain General, 10 June 1808 @ 3:45 PM , SHD – Marine, CC7 Alpha 2186; Rosily a Decrès, 3 September 1808, SHD – Marine, CC7 Alpha 2186.


El profesor Kenneth G. Johnson obtuvo su doctorado en historia diplomática y militar de la Universidad Estatal de Florida en 2006. Especializado en la historia de la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas, su disertación doctoral fue una biografía del almirante Louis Thomas Villaret de Joyeuse, un destacado almirante francés durante la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas. Además de enseñar en la Academia Militar de los Estados Unidos y en la Universidad Estatal de Florida, el profesor Johnson ha dado conferencias como invitado en el Naval War College.

Ha presentado aspectos de su investigación en la Conferencia de la Sociedad de Historia Militar y el Consorcio sobre la Era Revolucionaria, 1750-1850. También ha contribuido con artículos a la Encyclopedia of the French Revolutionary and Napoleonic Wars (ABC-CLIO, 2006) y a la base de datos en línea United States at War: Understanding Conflict and Society (ABC-CLIO, 2006).

le professeur Kenneth G. Johnson a obtenu son doctorat en histoire diplomatique et militaire de la Florida State University en 2006. Spécialisé dans l’histoire de la Révolution française et des guerres napoléoniennes, sa thèse de doctorat était une biographie de l’amiral Louis Thomas Villaret de Joyeuse, un éminent amiral français pendant la Révolution française et les guerres napoléoniennes. En plus d’enseigner à l’Académie militaire des États-Unis et à l’Université d’État de Floride, le professeur Johnson a précédemment donné des conférences au Naval War College.

Il a présenté des aspects de ses recherches à la Conférence de la Société d’histoire militaire et au Consortium sur l’ère révolutionnaire, 1750-1850. Il a également contribué des articles à l’Encyclopédie des guerres révolutionnaires et napoléoniennes françaises (ABC-CLIO, 2006) et à la base de données en ligne United States at War: Understanding Conflict and Society (ABC-CLIO, 2006)


Fuentes:

1 – «The Peninsular War: Napoleon’s Maritime War» – Kenneth G. Johnson, Air Command and Staff College, Napoleonic Scholarship – The Journal of the International Napoleonic Society Number 5, December 2013

2 – «The Peninsular War Atlas» – Colonel Nick Lipscombe, Osprey Publishing, 2010

Imágenes:

a – Imagenes superpuestas c- y h-

b – By Clarkson Frederick Stanfield – [1], Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1624092

c – By Christian August Lorentzen – 1. upload: http://collection.smk.dk/#/en/detail/KMS3468 2.upload: http://www.smk.dk, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=66376258

d – 1. By Friedrich Carl Gröger – http://www.rosenborgslot.dk, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=975175 ; 2. By Vincent-Nicolas Raverat – https://art.rmngp.fr/fr/library/artworks/vincent-nicolas-raverat_andoche-junot-1771-1813-general-de-division_huile-sur-toile, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=97576086; 3. By anònim – http://notesdemusees.blogspot.com/2021/04/06b-premier-empire-famille-imperiale.html, Domini públic, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=119347108

e – https://www.bl.uk/collection-items/vue-du-port-de-lisbonne

f – 1. By William Beechey – National Maritime Museum, Greenwich, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7734633; 2. By René Théodore Berthon – http://reproductions.chapitre.com/repro/BERTHON-RENE-THEODORE/VICE-AMIRAL-DENIS-DUC-DECRES-MINISTRE-DE-LA-MARINE-EN-1801.html, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3726111; 3. Par Jaugrand — Travail personnel, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=53985699

g- Mapa del autor a partir de «Illustration from page 521 of The outline of history; being a plain history of life and mankind, the definitive edition revised and rearranged by the author, by H.G. Wells, illustrated by J. F. Horrabin», «The British Empire in 1815 [Mercator’s Projection]» y https://www.bbc.co.uk/history/british/empire_seapower/britain_empire_01.shtml

h – Mapa del autor a partir del «Atlas to Alison’s History of Europe, 1850», by Alex. Keith Johnston, published by William Blackwood and Sons in 1850. Plate 48. «Map of Spain and Portugal to illustrate the campaigns of 1808 etc.» http://www.maproom.org/00/13/present.php?m=0048

i – Mapa del autor a partir de Google MyMaps.

«Monsieur N» (2003), de Antoine de Caunes

Tiempo de lectura: 20 minutos

Cartel anunciador de la película.

Antoine de Caunes realizó su segundo film «Monsieur N» en el año 2003, con coproducción franco-británica, rodada en Paris y con exteriores en Sudáfrica (cerca de Ciudad del Cabo), representando una creíble isla de Santa Elena. Los vestuarios y decorados bien trabajados, y un apreciable guión de René Manzor y Pierre Kubel con unos elaborados diálogos aunque con algunos giros complicados en la historia, y que enmascaran hábilmente el verdadero objetivo del film: dar al espectador una trama histórico-dramática con una versión final sobre uno de los tantos y consabidos «¿Y si?» de la épica napoleónica: ¿Murió Napoleón realmente en Santa Elena?

A traves de los ojos y narración del joven oficial inglés Basil Heathcote (el único personaje ficticio de la historia), desfilan todos los actores de la trama jugando su papel «orbitando» (expresión extraída de un diálogo de la película) alrededor de la figura de Napoleón (un gran Philippe Torreton, al que ya conocíamos de la notoria «Capitan Conan») y con el contrapunto manifiesto del gobernador Hudson Lowe (un estupendo Richard E. Grant), el obsesivo gobernador militar y guardián del corso.

Las diferentes líneas narrativas se van entretejiendo con astucia: el romance imposible (alejado de la realidad histórica) de Betsy Balcombe (figura ya tratada en nuestro blog: Napoleón en las memorias de Betsy Balcombe (1815-1818) enfrentado a la amante manifiesta e interesada de Napoleón, Albine de Montholon, las relaciones de los tres generales de Napoleón: el fiel Bertrand, el socarrón y bravucón Gorgaud, el taciturno y consentidamente engañado Montholon, el enigmático amigo de la infancia, Cipriani, corso como él, la relación siempre tirante y a punto de explotar de Lowe con Napoleón y el amor no correspondido entre Heathcote y la joven Balcombe, que se desarrollan paralelamente en un ambiente opresivo y cerrado tanto dentro como fuera de Longwood (la casa-prisión de Napoleón), sea para los prisioneros franceses como para sus guardianes británicos, aumentado por la rigidez extrema de las medidas del ordenancista Lowe.

Una película más que recomendable, más apreciable para el aficionado a la época que podrá disfrutar de los pequeños y grandes detalles de este artesano fresco de Antoine de Caunes.

EL ARGUMENTO

Un sequito de militares y civiles se halla en un prado en una noche lluviosa en un prado en la isla de Santa Elena. Entre los asistentes los generales franceses Bertrand y Gourgaud, Emmanuel de Las Cases, hijo del memorialista, y Saint-Denis (Alí), además de los sirvientes de Longwood supervivientes. Es el 15 de octubre de 1840, cuando previo permiso del gobernador y gobierno ingleses, se abre el féretro de Napoleón, fallecido unos decenios antes en la isla, en el año 1821. Se produce uno de los varios «flashbacks» de la película y vemos al joven teniente inglés Basil Heathcote (Jay Rodan), llegando a Santa Elena junto con el recién nombrado gobernador militar Sir Hudson Lowe (Richard E. Grant). En el puesto militar de Deadwood, se encuentra formado el destacamento de soldados británicos que custodian al ilustre prisionero de la isla – Napoleón Bonaparte (Philippe Torreton) y su corto séquito de acompañantes – y Lowe aprovecha para dirigirles una seca proclama a sus soldados y oficiales.

El nuevo gobernador de manera resuelta se dispone a visitar al «general» Napoleón, pero se encuentra en el porche de la casa con el general Bertrand (Roschdy Zem) que le barra el paso y que le indica que el emperador ya le informará de cuando le puede recibir. Lowe, profundamente disgustado, se retira de la casa, sin apercibirse que es observado por el propio Napoleón con un catalejo por un agujero entre las persianas. Finalmente Lowe es recibido por Napoleón, que le afea su conducta como militar y le recuerda que su mando con la unidad de lo «Corsican Rangers» era el de un grupo de traidores. Lowe que no puede reprimir su enfado, le espeta a Napoleón si se refiere a Waterloo, con la que será su última batalla. «La última será la última», dice Napoleón. El tono de la conversación sube entre los dos y Napoleón le reprocha su condición de carcelero a Lowe. Este se gira disgustado para marcharse, pero de pronto, Napoleón se le acerca: «Señor, he sido oficial desde la edad de 16 años y 15 días. Ningún soldado, bueno o malo, guarda secretos para mi. Conozco su mente mejor que él mismo. Así que, no se preocupe. Yo nunca estaré lejos de usted. Usted me encontrará, aquí», dice señalándose la cabeza con sus gafas.

Mientras Heathcoate es asignado para vivir en Longwood, la mohosa casa asignada a Napoleón y su puñado de sirvientes, y tiene órdenes de asegurarse de ver al prisionero dos veces al día. Como gobernador del remoto islote, la principal responsabilidad de Lowe y sus 3.000 soldados y oficiales es asegurarse de que Napoleón Bonaparte no escape, por lo que planea reforzar las medidas de seguridad, instalando un perímetro de seguridad con torres de vigilancia alrededor de Longwood y poniendo más soldados de vigilancia. Formando parte del séquito de Napoleón se encuentra Cipriani (Bruno Putzulu), un compañero corso y amigo de toda la vida de Napoleón, que dirige la administración de la casa.

El corso caído en desgracia todavía tiene muchos admiradores y simpatizantes tanto en Europa como en América, pero la más cercana es Betsy Balcombe (Siobhan Hewlett), la joven hija adolescente de los Balcombe, que guardan una excelente relación con el emperador, ya que lo habían alojado en sus dominios en sus primeros momentos en la isla. Betsy juguetea mientras el Emperador se encuentra narrando sus batallas al general Montholon (Stephen Freiss). De repente, Betsy tratando de hablar de Waterloo le dice que «la responsabilidad de la victoria y de la derrota recaen en el comandante en jefe». Napoleón se retira unos pasos de Betsy entre disgustado y pensativo, pero se gira y la mira burlonamente: «¿Debería decirte por qué perdí en Waterloo? Tape sus oídos, Montholon. La verdad y la historia son pobres compañeros de cama.» Se acerca a Betsy y le susurra al oído: «Yo perdí… porque me levanté muy tarde«. El joven Heathcoate está enamorado de Betsy, que solo tiene ojos para Napoleón. Pero no es hasta 1840, en la ceremonia en París (otro de los «flashbacks») durante el cual los restos de Napoleón desfilan solemnemente por París nevando para ser enterrados en Les Invalides, y Heathcoate, al ver a Betsy ya adulta entre la multitud solemne, empieza a rastrear y a entrevistarse con los antiguos miembros del emperador en Longwood. Por otra parte Albine (Elsa Zylberstein), esposa de Montholon, es la amante consentida de Napoleón, que aspira así a tener una parte de la herencia, y ve con celos el acercamiento de Betsy a Napoleón.

El gobernador Lowe está muy preocupado por el hecho de que el cautiverio de Napoleón le está costando a Inglaterra 8 millones de libras esterlinas al año y está irritado por el gasto proyectado en caso de que “¡Viva otros 20!”. Su mantenimiento es costoso y en una reunión con el Dr. O’Meara (Stanley Townsend) para conocer el estado de salud del prisionero, le sugiere que podría hacer que dicho problema se resolviera, envenenando a Napoleón. «¿Doctor, ha leído a Ricardo III?«. O’Meara, al comprender la indirecta, se opone totalmente a la idea: «No puedo creer lo que me está pidiendo». «Yo sólo le he preguntado si había leído a Ricardo III.» […] «Usted es un soldado y obedecerá», le replica. «Yo sólo obedeceré una orden escrita», le contesta indignado el doctor, levantándose y dejando la habitación.

Napoleón, aunque preso intenta mantener estilo de vida sin renunciar al protocolo. En una comida en la llanura, con los Balcombe como invitados, el señor Balcombe (Richard Heffer) le habla de las simpatías que despierta su figura a Napoleón. Pero su pequeño círculo se consideran unos prisioneros al tiempo que su emperador y los criados impacientes quisieran cobrar su supuesta herencia. En los murmullos de sus simpatizantes Napoleón se incomoda: «…Todos hablais de partir. Elba no pudo retenerme. Santa Elena tampoco podrá.» El general Gorgaud (Frederic Pierrot) por su parte, intenta elaborar un plan de evasión de la isla para Napoleón, con partidarios en el extranjero, y para ello contactan con el general holandés Van Hogendorp (Bernard Bloch) que se encontraba en 1817 exiliado en Río de Janeiro para que les ayude en el plan de rescate. Tiempo más tarde, Cipriani muere de una úlcera en el estómago y es enterrado.

Años más tarde, Basil Heathcote, ya coronel, se entrevista con el general Gorgaud y este le confiesa el plan de escape urdido para liberar a Napoleón. Gorgaud se hizo expulsar por los ingleses por una presunta desavenencia con Napoleón y para tomar contacto en La Ascensión con Van Hogendorp y sus seguidores para mostrarles el plan de huida, urdido por el propio Napoleón. En el día del cumpleaños del gobernador Lowe se organiza una baile con los oficiales ingleses, franceses y algunos de los habitantes de la isla. Es el día elegido para la fuga. Bertrand se ausenta disimuladamente del baile y avisa a Napoleón que la partida de rescate ha desembarcado en una noche de neblina.

Pero Napoleón rehúsa en último momento escapar y manda avisar a Heathcote para que aprese a «unos bucaneros que han venido a secuestrarme». Los guardias acuden al punto donde se encuentran Van Hogendorp y sus hombres y se entabla la lucha con descargas de fusiles, que hace que estos tengan que volver a embarcar apresuradamente, dejando varios muertos en la playa. Al día siguiente, Lowe interroga a Heathcote, sobre cómo Bonaparte conocía los detalles del desembarco y llega a la conclusión que los Balcombe han ayudado a Napoleón a escapar, por lo que expulsa a la familia de la isla. Betsy y Napoleón se despiden y Heathcote ve partir en barco a los Balcombe con sentimientos encontrados.

Al día siguiente, Lowe va a ver a Napoleón y le pregunta porqué no escapó, pudiéndolo hacer, y porqué le informó del desembarco. Y Napoleón, sumergido en uno de sus baños calientes le responde: «Un hombre que escapa admite que es un prisionero». Luego le propone un trato a Lowe: que sea enterrado en el Sena, después que Napoleón muera en la isla a cambio de una suma de dinero, ya que, como le dice Napoleón, cuando vuelva a Inglaterra el gobierno ni le pagará la pensión, por su papel en su cautiverio.

Napoleón finalmente muere en Santa Elena y su pequeño séquito, ya sin Gorgaud y Albine Montholon, le velan póstumamente. Heathcote sigue con sus pesquisas y finalmente se entrevista con Hudson Lowe, que vive en una mísera habitación en Inglaterra. Convencido que Lowe tiene la clave del paradero del cuerpo de Napoleón, le interroga sobre su supuesto trato con el emperador, a cambio de dinero. En otro de los «flashback» de la película, Napoleón trata de convencer a Lowe de que ponga el cuerpo de Cipriani en lugar del suyo en la tumba, y Heathcote llega a la conclusión que Napoleón ha escapado finalmente de la isla y Cipriani es el que realmente está enterrado en los Inválidos.

REPARTO:

Napoleón: Philippe Torreton

Hudson Lowe: Richard E. Grant

Basil Heathcote: Jay Rodan

Albine de Montholon: Elsa Zilberstein

Marshal Bertrand: Roschdy Zem

Cipriani : Bruno Putzulú

General Montholon: Stéphane Freiss

General Gourgaud: Frédéric Pierrot

Betsy Balcombe: Siobhán Hewlett

Thomas Reade: Peter Sullivan

Dr. O’Meara: Stanley Townsend

Ali: Igor Skreblin

Fanny Bertrand: Blanche de Saint-Phalle


Fuentes:

1 – «Monsieur N» (2003), 120 min., realizada por Antoine de Caunes. Producción: Canal +, France 3 Cinéma, France Télévision Images 2 et alt.

2 – https://historia.nationalgeographic.com.es/a/napoleon-y-su-destierro-y-muerte-santa-elena_7243

3 – https://www.despertaferro-ediciones.com/2021/le-retour-des-cendres-napoleon-regresa-a-francia/

4 – https://www.napoleon.org/histoire-des-2-empires/articles/monsieur-n-un-film-dantoine-de-caunes-2003/

5 – https://www.imdb.com/title/tt0308595/

6 – https://www.filmjabber.com/movie-synopsis/monsieur-n.html

7 – https://variety.com/2003/film/reviews/monsieur-n-1200543525/

8 – http://www.frenchfilms.org/review/monsieur-n-2003.html

9 – https://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-42093/

10 – https://www.iol.co.za/entertainment/whats-on/monsieur-n-913782

Imágenes:

a – «Monsieur N» (2003), 120 min., realizada por Antoine de Caunes. Producción: Canal +, France 3 Cinéma, France Télévision Images 2 et alt.

b – https://www.rottentomatoes.com/m/monsieur_n#&gid=1&pid=1

Pintura. El arte de… Oskar Rex

Tiempo de lectura: 10 minutos.

Esta semana damos un breve repaso a la vida y obra del pintor Oskar Rex, pintor austriaco de nacimiento, que vivió durante su juventud en Praga y a los 24 años se trasladó a París para perfeccionar su arte. Entre sus obras destacan temas costumbristas, religiosos, orientalistas, imágenes de la ciudad de Praga, realizó una serie de estampas del ejército austriaco de la época para algunas editoriales y obtuvo cierta notoriedad internacional cuando realizó una exposición de unas 30 obras que se expuso en unas 38 ciudades que tenían como motivo diversas etapas de la vida de Napoleón Bonaparte.

EL APUNTE

Firma del pintor.

Oskar Rex nació el 26 de marzo de 1857 en la ciudad austriaca de Graz, en el seno de una familia de médicos. Su abuelo, Franz Rex, era nativo de Brno y cirujano en ejercicio en Praga y su padre, Ignác Rex, médico militar, se desempeñó como jefe de personal en Arzt y director del hospital de la guarnición de Praga. Su madre sería Emmanuela, de soltera Schützová ó Schultz, el matrimonio tendría a siete hijos. Su hermano el Dr. Hugo Rex fue médico y profesor en la Universidad Alemana de Praga. Oskar crecería en la misma ciudad de Praga y en 1878 viajó a Munich para estudiar en la Academia de Bellas Artes.

Oskar Rex se casó dos veces: la primera esposa fue Marie, nacida Eudes, (nacida en 1860), y tras su fallecimiento se casó con Nora, nacida Thébauet (nacida en 1867). El matrimonio no tuvo hijos.

En 1881 se trasladó a París, donde perfeccionó su formación en los talleres de Jules Lefebvre, Gustave Boulanger y Mihály Munkaczy. Pintor para quien la historia raya a menudo en la anécdota, Rex heredó de su primer maestro, el pintor húngaro Julius de Benczur, el gusto por los materiales, los tejidos, la brillantez y de Munkaczy los colores audaces y la teatralidad. En 1889 participó en la exposición de la asociación de arte de Munich. En 1891, uno de sus dibujos se mostró en la exposición anual de artistas plásticos en Viena. Regresó a Praga alrededor de 1890. Poco antes de 1900 diseñó un ciclo sobre los episodios más destacados de la vida de Napoleón. En la Exposición Universal de París de 1900, una de sus obras recibió una medalla de bronce.

Rex se hizo famoso poco antes de la Primera Guerra Mundial cuando presentó un ciclo de más de 30 pinturas de escenas de la vida de Napoleón en 38 ciudades. El Château de Malmaison conserva cuatro de ellos en sus colecciones, ambos sobrios y “hablantes”, un buen ejemplo de la “narrativa” napoleónica que floreció en el siglo XIX en Francia pero también en Europa. [2]

En 1926, tras una larga estancia en el extranjero, regresa a Praga, donde en junio de 1927 se tuvo que someter a una compleja operación ocular, que amenazaba con dejarlo ciego.

Oskar Rex murió el 8 de febrero de 1929 en la misma ciudad de Praga.

Como nos suele suceder con algunos de los pintores del s. XIX que tratamos, tenemos relativamente poca información de la vida y obra de Oskar Rex, por lo que hemos podido transcribir una noticia aparecida en un diario checo un día después de su muerte y donde, dicho sea de paso, el autor no nos deja que digamos una buena semblanza artística del difunto:

«Voilà un homme!» (1914), reprod. 8×12″ (a)

«El pintor Oskar Rex, natural de Praga, murió el viernes a la edad de 72 años. El difunto pasó la mayor parte de su vida en el extranjero, principalmente en París, y era conocido en su país a través de reportajes e imágenes en revistas alemanas y francesas. Por eso también, cuando hace tres años actuó en Praga (en Topice) con una exposición colectiva – la primera – su nombre y obra eran nuevos para el público contemporáneo. Rex tenía la misma edad que Hynais, solo tres años más joven; como él, vivió en París y toda su obra es expresión de su época. Era como Lefebvre y Munkaczy, pero influyó particularmente en la escena de la vida de Cristo con su eficaz pseudoorientalismo. Rex también pintó un ciclo de imágenes de la vida de Cristo, pero con una pompa mucho más estridente que la cesión de grandes velas de Meyerbeer, de Munkaczy. Cristo, en el sentido de Renan, está despojado de todo misticismo, por lo que lo que queda es una historia seca y cruel sobre un heraldo incomprendido de una nueva verdad, condenado en interés de la casta gobernante y crucificado entre dos matones. No son en absoluto religiosos, ni son géneros históricos presentados con cierto naturalismo en los detalles del tema, sino con un frío academicismo en la expresión de lo que en el arte de la época se llamaba verdad objetiva. De la misma manera se concibe y presenta su ciclo napoleónico, donde además muele toda la monumentalidad espiritual en un pequeño género realista. El verdadero significado de este artista radica en el dibujo detallado, detallado y, a menudo, en la comprensión periodística de la situación, que no tuvo ninguna influencia en el mundo de la pintura checa, aparte del hecho de que en realidad vivió toda su vida, similar a la de V. Sochor, 2 años mayor que él, que queda como único monumento de aquella generación artística» [3]

OBRA ESCOGIDA

«Napoléon, Et vous là-bas!», óleo sobre madera, 60×49.5 cm (b)
«Reclutamiento del ejército», óleo sobre panel de madera, 44×81 cm (c)
«Napoleón en un muelle», 10″x 16-3/4″ (d)
«Le dernier Adieu», óleo sobre panel, 43×81 cm (e)
«C’est fini…» (c. 1900), óleo sobre panel (f)
«Napoleón y la criada», óleo sobre lienzo, 103.5×73 cm (g)
«Napoleón y Josefina», óleo sobre lienzo, 103.5×73 cm (h)
«Adieu, ma belle France!» (i)
«Una escena galante”, óleo sobre lienzo, 60.5 x 50 cm (j)
«Tout est pour toi» (k)
«María Antonieta bajo arresto» (l)
 «Dans le parc de Malmaison», imágen por cortesía de la Sra. Lisa Pascaretti  (m)

Fuentes:

1 – https://www.wikiwand.com/cs/Oskar_Rex

2 – «Oscar Rex, peintre de la légende napoléonienne» – Dossier de presse, Château de Malmaison, 24 noviembre 2021 a 7 de marzo de 2022

3 – «Narodny Listy» nº 41, crónica de «jrm», de 10 de febrero de 1929,

4 – https://www.liveinternet.ru/users/3162595/post465507552/

5 – https://archive.org/details/allgemeineskns41ml/page/49/mode/1up

6 – https://cs.wikipedia.org/wiki/Oskar_Rex

7 – https://en.wikipedia.org/wiki/Oscar_Rex

8 – «Prager Tagblatt» nº 149, 24 de junio de 1927

Imágenes:

a – https://www.ebay.com/itm/293813160097

b – https://www.invaluable.com/auction-lot/oscar-rex-1857-1929-92-c-f2c42eaaeb

c – https://www.invaluable.com/auction-lot/oscar-rex-army-recruitment-78-c-e7743e8900?objectID=136783297&algIndex=undefined&queryID=823e195fc4e639820587633752d0194e

d – https://www.invaluable.com/auction-lot/oskar-rex-austria-1857-1929-908-c-ebfbb73fef?objectID=92734161&algIndex=undefined&queryID=9917994f360a086a8279482e3bce81ad

e – Photo (C) RMN-Grand Palais (musée des châteaux de Malmaison et de Bois-Préau) / Franck Raux

f – Fotografía del autor.

g – https://www.dorotheum.com/en/l/6507315/

h – https://www.dorotheum.com/en/l/6507315/

i – Photo (C) RMN-Grand Palais (musée des châteaux de Malmaison et de Bois-Préau) / Gérard Blot

j – https://www.galerieplatyz.cz/aukce/detail/oskar-rex-galantni-scena

k – https://pbs.twimg.com/media/FikL8n1WAAAogSc?format=jpg&name=900×900

l – De Oscar Rex – http://www.duesseldorfer-auktionshaus.planetactive.com/, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=652794

m – https://pointespalettespartition.wordpress.com/2022/07/08/promenade-dete-au-chateau-de-malmaison/ 

Shannon Selin, imaginando los límites de la historia napoleónica.

Tiempo de lectura: 20 minutos

Esta semana tenemos como invitada a Shannon Selin, que gentilmente ha accedido a entrevistarse con nosotros y hablar sobre Napoleón, sus seguidores, sus detractores, de su libro «Napoleon en América», su interesantísimo blog y muchas cuestiones más. Shannon no es una nueva invitada en El Rincón de Byron, ya que en su momento amablemente nos autorizó a traducir su interesante artículo La España anterior a la guerra de Independencia.

Esperamos que podáis disfrutar de la lectura de la entrevista y las opiniones de Shannon Selin tanto como lo hemos hecho nosotros.

This week we have as a guest Shannon Selin, who has kindly agreed to meet with us and talk about Napoleon, his followers, his detractors, his book «Napoleon in America», his excellent blog ​​and many other issues. Shannon is not a new guest at El Rincón de Byron, since at the time she kindly authorized us to translate her interesting article «Spain before the Peninsular War«.

We hope you enjoy reading Shannon Selin’s interview and thoughts as much as we have.

ENTREVISTA / INTERVIEW SHANNON SELIN

* Si no hemos leído mal, empezaste con tu web Shannon Selin. Imaginando los límites de la historia (https://shannonselin.com) en el año 2013. Ahora, en el año 2023, diez años después, ¿sientes que has llegado al punto que te propusiste cuando empezaste este proyecto? ¿Cuál es el mayor desafío que plantea escribir sobre hechos y personajes que vivieron hace 200 años?

«Comencé con el sitio web como un complemento en línea de mi novela, «Napoleón en América». La intención era que fuera un lugar donde los lectores pudieran encontrar más información sobre Napoleón y otros personajes históricos que aparecen en la novela, así como los escenarios en los que transcurre la novela. Cuando terminé, continué escribiendo sobre otras cosas interesantes que encontré al hacer la investigación para la novela y su secuela. Ahora hay más de 300 artículos en el web y sigo añadiendo nuevos. Me gusta escribirlos y disfruto de los comentarios de los lectores, de quienes he aprendido mucho.

El mayor desafío de escribir sobre personas de hace 200 años – especialmente cuando se escribe sobre ficción – es tratar de ponerse en el estado de ánimo del siglo XIX; en otras palabras, imaginar cómo la gente estaría actuando y respondiendo a los eventos y al mundo que los rodeaba. Es difícil dejar de lado las presuposiciones del siglo XXI. Para ayudarme con esta tarea, leo muchas cartas, memorias y diarios de la época sobre la que escribo.»

* En tus artículos hablas predominantemente del siglo XIX, quizás uno de los más siglos convulsos en la historia moderna reciente. ¿Qué es lo que te llama tanto la atención sobre este periodo? ¿Por qué crees que junto con el desarrollo tecnológico, social, cultural y avances filosóficos también estaban los grandes movimientos revolucionarios y todo un sucesión de guerras prácticamente a lo largo de todo el siglo?

«Escribo principalmente sobre principios del siglo XIX porque es cuando Napoleón en América está ambientada. Una de las cosas que me gusta de este período es que está lo suficientemente cerca como para ser reconocible, pero lo suficientemente distante como para ser extraño. Encuentro increíble que personas que conocía bien, en particular mis bisabuelos, que nacieron a principios de la década de 1880, conocían a personas que estaban vivas cuando Napoleón estaba vivo. Hace que 200 años atrás parezca menos lejano. No tengo la pericia para hablar de las revoluciones y guerras de todo el siglo, pero mirando a Francia en el período postnapoleónico, las ideas de la Revolución Francesa no fueron más allá con el regreso de los reyes Borbones al trono. Luis XVIII se vio obligado a conceder su pueblo una constitución (la Carta de 1814) que preservó muchas libertades y reformas. Sin embargo, su sucesor, Carlos X, fue más reaccionario. Creció la oposición liberal hacia él, y hubo disturbios populares debido a las malas cosechas y la depresión económica. En 1830, el rey cerró los periódicos de la oposición, disolvió la Cámara baja del Parlamento, de mayoría liberal, y convocó a nuevas elecciones en las que sólo pudieran votar los más ricos. El resultado fue un revolución en París, que condujo a la abdicación de Carlos X. Fue reemplazado por su primo lejano, Luis Felipe, que era un monarca más moderado, aunque favorecía a una pequeña élite de propietarios terratenientes y él mismo fue derrocado por una revolución en 1848.»

* Has basado buena parte de sus artículos en la figura de Napoleón, no sólo en el conquistas o batallas en las que participó, sino en aspectos tan diversos como las canciones que se hacían sobre él, sus habilidades en el billar o sus pensamientos sobre las mujeres o la religión. ¿Podemos decir que Napoleón fue un personaje avant la lettre para su época? En tu opinión, ¿Cuál es el aspecto más sorprendente de la mentalidad o los hábitos de Napoleón?

«Napoleón fue en gran medida un hombre de su tiempo, en términos de su actitud hacia las mujeres y la forma en que modeló su reinado en el modelo de las monarquías hereditarias europeas existentes. Donde él se adelantó un poco a su tiempo fue en las innovaciones de la meritocracia y la propaganda, en las cuales era un maestro Uno de sus hábitos más sorprendentes era que le gustaba pellizcar a la gente en las orejas y la nariz. Lo hacía en señal de cariño, pero los pellizcos eran tan fuertes que hacían la gente gritara de dolor.»

* Napoleón concedió un papel secundario a la mujer según la época, y que también dejó reflejado en su Código Napoleónico. Adam Zamoyski, en un interesante video de YouTube, fue de la opinión de que siempre se sentía más cómodo con mujeres sin experiencia a las que podía, en alguna manera, modelar. ¿Podemos pensar que Napoleón se movió demasiado abruptamente de su inexperiencia y enamoramientos juveniles (con esas cartas apasionadas de Italia a Josefina) a los comportamientos cínicos y casi insensibles del gobernante que acumuló amantes de una noche, incluso entre las damas de la corte, y donde pesaba más un vientre con un heredero que el papel de una buena emperatriz?

«Para Napoleón, tener un heredero era la definición de una buena emperatriz. Cuando la escritora Germaine de Staël le preguntó a Napoleón cual era la mujer más grande del mundo, él respondió: “la que ha dado a luz el mayor número de hijos”. Cuando se casó con Josefina, él esperaba que ella pudiera tener hijos, y cuando supo que su infertilidad se debía a ella (esto quedó claro después de que engendró un hijo ilegítimo), anuló el matrimonio para poder volver a casarse.»

* En un artículo específico tratas sobre si Napoleón fue bueno o malo, y como reflejaste en el artículo, no es una pregunta fácil de responder en un personaje tan poliédrico como el corso. Lejos de la propaganda pro-napoleónica que tanto caló en la sociedad francesa a finales del siglo XIX o de las comparaciones modernas de Napoleón como un proto-Hitler, cual es el Napoleón de Shannon Selin?

«Napoleón era ambicioso, inteligente, confiado, ingenioso, oportunista, impaciente, dominante y manipulador, a veces despiadado ya veces generoso. Era complejo al igual que su legado también lo es.

«Napoleon in America» (ed. 2021) por Shannon Selin

*En tu libro «Napoleón en América» planteas qué hubiera pasado si Napoleón hubiera llegado finalmente a América del Norte, en Nueva Orleans y los posibles desarrollos históricos que podrían haber ocurrido con esta nueva situación. América del Norte fue uno de los destinos considerados después la derrota en Waterloo y la campaña de los 100 días pero, ¿eres conocedora sobre si Napoleón pensó en América del Norte como un destino cuando planeó su primer escape del isla de Elba? Otro no desdeñable «¿Y si?» sería plantearse cuál hubiera sido el futuro de Napoleón si los gobernantes ingleses le hubieran permitido finalmente permanecer confinado en Gran Bretaña. ¿Fue algo factible en ese momento y si hubiera sido posible, cómo crees que su figura habría influido en una sociedad como la británica?

«Deduzco que, como subterfugio, Napoleón proporcionó al Inconstante, el barco en el que escapó de Elba, comida y bebida para 120 hombres durante tres meses, para dar la impresión de que estaba planeando un largo viaje, quizás a América. Hablé de su deseo de ir a Estados Unidos después de la derrota de Waterloo en mi artículo titulado “¿Por qué Napoleón no escapó a los Estados Unidos?

Que se hubiera permitido quedarse a Napoleón en Gran Bretaña es otro interesante «¿Y si?. Él tenia algunos partidarios destacados en Inglaterra. Eran principalmente Whigs liberales que se opusieron al gobierno del partido Tory y no querían que los Borbones fueran restaurados en el poder en Francia. Napoleón también fue un objeto de fascinación entre el pueblo británico. Grandes multitudes salieron a verlo y aplaudirlo cuando estaba prisionero en el barco británico Bellerophon frente a la costa sur de Inglaterra en 1815. La prensa Whig estaba a favor de dejarlo vivir en Gran Bretaña como exiliado. Algunas personas, incluyendo el duque de Wellington pensó que debería ser encarcelado en Gran Bretaña. Pero varios británicos conservadores pensaron que debería ser ejecutado, por lo que hay formas menos agradables de este «¿Y si? pudiera haber sido. Después de que fue exiliado en Santa Elena, Napoleón trató de jugar con la simpatía por él en Gran Bretaña. llevando a cabo una campaña de propaganda para mejorar su reputación y hacer que su trato sea el gobernador de St. Helena pareciera horrible. Probablemente habría resultado aún más problemático para el gobierno británico si se hubiera quedado en Gran Bretaña.«

* Vinculada con la pregunta anterior, varias figuras de la órbita napoleónica fueron a Estados Unidos Estados en un momento u otro después del año 1815, especialmente su hermano José Bonaparte, aunque hubo varios otros casos. ¿Hubo algún intento serio de revivir el legado napoleónico en los EE.UU.? ¿Hubo también una recepción favorable de los gobernantes estadounidenses hacia todos esos exiliados?

«Inicialmente, los estadounidenses consideraron favorablemente a los exiliados napoleónicos, aunque el presidente y el secretario de Estado no se entrevistaron con José Bonaparte porque eso hubiera molestado a las relaciones americanas con la monarquía francesa restaurada. En 1817, el Congreso de los Estados Unidos concedió a un número de exiliados franceses pudieran asentarse en Alabama. Sin embargo, la simpatía por los exiliados comenzó a evaporarse cuando muchos de los bonapartistas que tenían participaciones en la colonia de Alabama vendieron sus concesiones de tierras para ayudar a financiar una expedición armada a Texas, que entonces estaba bajo el dominio español. Yo escribí más sobre esto en mis artículos titulados «¿Qué pensaron los estadounidenses de loa exiliados napoleónicos?» y “El general Charles Lallemand: Invasor de Texas”.

* Otro de los personajes que has tratado con cierta asiduidad es el duque de Wellington, otro de los grandes generales de la época y que algunos califican como la némesis de Napoleón, un punto de vista que no compartimos especialmente, ya que, entre otros, como Nick Lipscombe nos comentó: «Uno era un funcionario y el otro un autócrata». Más allá de haber nacido el mismo año, haber estudiado en Francia y haber compartido alguna amante a lo largo del tiempo, ¿por qué crees que amamos a Napoleón y criticamos a Wellington, o por qué amamos a Wellington y criticamos a Napoleón?

«Los anglófilos, así como aquellos que piensan que Napoleón era en algún sentido «malo», tienden a preferir a Wellington, mientras que los francófilos y aquellos que piensan que el Emperador era «bueno», tienden a preferir a Napoleón.»

* En varios libros que he podido leer de autores americanos o en conferencias por Internet, siempre he percibido que hubo un intento de explicar la historia en general, y la historia napoleónica en particular, desde una perspectiva muy didáctica que como aficionado que siempre he apreciado y que no he percibido tan marcadamente en los autores europeos, quizá más académicos. ¿Cree que el tratamiento de la figura y época de Napoleón en EE.UU. varía significativamente del que se le da en el Viejo Continente? ¿Qué autores europeos (o de otras latitudes) te han influenciado más para tus artículos o tu libro?

«Creo que Napoleón tiende a ser tratado más favorablemente en los Estados Unidos. Mi biografía favorita de Napoleón es la serie de tres volúmenes de Philip Dwyer, un australiano («Napoleon: El camino al poder, Ciudadano Emperador: Napoleon en el poder y Napoleon: Pasión, Muerte y Resurrección). Sin embargo, me ha influido más leer cosas escritas por personas que conocieron bien a Napoleón, incluidos Claude-François de Méneval, Louis-Joseph Marchand, Henri-Gatien Bertrand, Louis-Étienne Saint-Denis y otros.»

* ¿Puedes hablarnos de tus proyectos futuros o si pronto veremos una segunda parte de tu novela «Napoleón en América»?

«Estoy trabajando en la secuela de Napoleón en América, llamada Napoleón en Texas, que espero terminar el próximo año. Gracias por estas excelentes preguntas y la oportunidad de aparecer en El Rincón de Byron».

* Agradecer muy especialmente a Shannon Selin que nos haya atendido para la elaboración de esta entrada para «El Rincón de Byron». 


* If we have not read wrong, you started with your website Shannon Selin. Imagining the bounds of history (https://shannonselin.com) in the year 2013. Now in the year 2023, ten years later, do you feel that you have reached the point that you set out for when you started this project? What is the biggest challenge posed by writing about events and characters that lived 200 years ago?

«I started the website as an online companion to my novel, «Napoleon in America». The intention was for it to be a place where readers could find more information about Napoleon and the other historical figures who appear in the novel, as well as the settings in which the novel takes place. When I finished that, I continued to write about other interesting things I came across when doing research for the novel and its sequel. There are now over 300 articles on the site and I keep adding new ones. I like writing them and I enjoy the comments from readers, from whom I have learned a lot.

The biggest challenge of writing about people from 200 years ago – especially when writing fiction – is trying to put oneself in a 19 th -century frame of mind; in other words, to imagine how people would be acting and responding to events and the world around them. It is hard to set aside 21 st -century presuppositions. To help me with this task, I read a lot of letters, memoirs and diaries from the period I write about.»

* In your articles you speak predominantly of the 19th century, perhaps one of the most convulsive centuries in recent modern history. What is it that draws your attention so much about this period? Why do you think that together with the technological, social, cultural and philosophical advances there were also the great revolutionary movements and a whole succession of wars practically throughout the all-century?

«I write mainly about the early 19 th century because that is when Napoleon in America is set. One of the things I like about the period is that it is close enough to be recognizable, yet distant enough to be foreign. I find it amazing that people that I knew well, in particular my great-grandparents, who were born in the early 1880s, knew people who were alive when Napoleon was alive. It makes 200 years ago seem less far away. I do not have the expertise to speak about the revolutions and wars of the entire century, but looking at France in the post-Napoleonic period, the ideas of the French Revolution did not go away with the return of the Bourbon kings to the throne. Louis XVIII was forced to grant his people a constitution (the Charter of 1814) that preserved many liberties and reforms. However, his successor, Charles X, was more reactionary. Liberal opposition to him grew, and there was popular unrest due to harvest failures and economic depression. In 1830, the king shut down opposition newspapers, dissolved the liberal-majority lower house of parliament, and called for new elections in which only the wealthiest could vote. The result was a revolution in Paris, which led to Charles X’s abdication. He was replaced by his distant cousin, Louis Philippe, who was a more moderate monarch, although he favored a small, land-owning elite and was himself overthrown by a revolution in 1848.»

* You have based a good number of your articles on the figure of Napoleon, not only about the conquests or battles in which he participated, but in aspects as diverse as the songs that were made about him, his billiards skills or his thoughts on the women or religion. Can we say that Napoleon was a character avant la lettre for his time? In your opinion, what is the most surprising aspect of Napoleon’s mentality or habits?

«Napoleon was very much a man of his time, in terms of his attitude to women and the way he patterned his reign in the model of the existing European hereditary monarchies. Where he was slightly ahead of his time was in innovations of meritocracy and propaganda, of which he was a master. One of his more surprising habits was that he liked to pinch people on the ears and the nose. He did this as a sign of affection, but the pinches were so harsh that they made people cry out in pain.»

* Napoleon granted a secondary role to women according to the time, and which he also left reflected in his Napoleonic Code. Adam Zamoyski, in an interesting YouTube video, was of the opinion that he was always more comfortable with inexperienced women whom he could, in some way, model. Can we think that Napoleon moved too abruptly from his inexperience and youthful infatuations (with those passionate letters from Italy to Josephine) to the cynical and almost insensitive behavior of the ruler who accumulated one-night lovers, even among court ladies, and where a womb with an heir weighed more than the role of a good empress?

«For Napoleon, bearing an heir was the definition of a good empress. When the writer Germaine de Staël asked Napoleon who was the greatest woman in the world, he replied, “she who has borne the greatest number of children.” When he married Josephine, he expected that she would be able to have children, and when he learned that their infertility was due to her (this became clear after he fathered an illegitimate son), he had the marriage annulled so that he could remarry.»

In a specific article you deal with whether Napoleon was good or bad, and as you reflected in the article, it is not an easy question to answer in a character as polyhedral as the Corsican. Far from the pro-Napoleonic propaganda that so permeated French society at the end of the 19th century or from the modern comparisons of Napoleon as a proto-Hitler, who is Shannon Selin’s Napoleon?

«Napoleon was ambitious, intelligent, confident, resourceful, opportunistic, impatient, domineering, and manipulative, sometimes ruthless and sometimes generous. He was complex and his legacy is complex.»

* In your book «Napoleon in America» you raise the what-if about Napoleon finally arriving in North America, in New Orleans and the possible historical developments that could have occurred with this new situation. North America was one of the destinations considered after the defeat at Waterloo and the 100 days campaign, but are you aware of the fact that Napoleon thought of North America as a destination when he planned his first escape from the island of Elba? Another not insignificant what-if would be to consider what Napoleon’s future would have been like if the English rulers had allowed him to finally remain confined to Great Britain. Was it something feasible at the time and if it had been possible, how do you think his figure would have influenced a society like the British one?

I gather that as a subterfuge Napoleon furnished the Inconstant, the ship on which he escaped from Elba, with food and drink for 120 men for three months, to give the impression he was planning a long voyage, perhaps to America. I discuss his desire to go to America after the Waterloo defeat in my article entitled “Why didn’t Napoleon escape to the United States?

«Napoleon being allowed to stay in Britain is another interesting “what-if.” He had some prominent supporters in England. They were primarily liberal Whigs who opposed the ruling Tory Party and did not want the Bourbons restored to power in France. Napoleon was also an object of fascination among the British people. Huge crowds came out to see and applaud him when he was a prisoner on the British ship Bellerophon off the south coast of England in 1815. The Whig press was in favor of letting him live in Britain as an exile. Some people – including the Duke of Wellington – thought he ought to be imprisoned in Britain. But a number of British conservatives thought he should be executed, so there are less pleasant ways this “what-if” could go. After he was exiled to St. Helena, Napoleon tried to play upon the sympathy for him in Britain by conducting a propaganda campaign to improve his reputation and make his treatment by the St. Helena governor appear awful. He probably would have proven even more troublesome for the British government had he been in Great Britain.»

* Linking with the previous question, several figures of the Napoleonic orbit went to the United States, at some point or another after the year 1815, especially his brother Joseph Bonaparte, although there were several other cases. Was there any serious attempt to revive the Napoleonic legacy in the US? Was there also a favorable reception from the US rulers towards all those exiles?

«Initially the Americans regarded the Napoleonic exiles favorably, although the president and the secretary of state did not meet with Joseph Bonaparte because that would have upset American relations with the restored French monarchy. In 1817, the US Congress granted a number of the French exiles land in Alabama. However, sympathy for the exiles started to evaporate when many of the Bonapartists who had stakes in the Alabama colony sold their land grants to help finance an armed expedition to Texas, which was then under Spanish rule. I write more about this in my articles entitled “What did Americans think of the Napoleonic exiles?” and “General Charles Lallemand: Invader of Texas.

* Another of the characters that you have treated with some regularity is the Duke of Wellington, another of the great generals of the time and that some describe as Napoleon’s nemesis, a point of view that we do not share specially, since, among others, as Nick Lipscombe declared to us, «One was a civil servant and the other was an autocrat.» Beyond being born the same year, having studied in France and having shared a lover over time, why do you think we love Napoleon and criticize Wellington, or why do we love Wellington and criticize Napoleon?

«Anglophiles, as well as those who think Napoleon was in some sense “bad,” tend to prefer Wellington, whereas Francophiles, and those who think the Emperor was “good,” tend to prefer Napoleon.»

* In several books that I have been able to read by American authors or in conferences on the Internet, I have always perceived that there was an attempt to explain history in general, and Napoleonic history in particular, from a very didactic perspective that as a fan I have always appreciated and that I have not perceived so markedly in European authors, perhaps more academic. Do you think that the treatment of the figure and time of Napoleon in the US varies significantly from how it is treated in the Old Continent? Which European authors (or from other latitudes) have influenced you the most for your articles or your book?

«I think that Napoleon tends to be treated more favorably in the United States. My favorite biography of Napoleon is the three-volume series by Philip Dwyer, an Australian (Napoleon: The Path to Power, Citizen Emperor: Napoleon in Power, and Napoleon: Passion, Death and Resurrection). However, I have been more influenced by reading things written by people who knew Napoleon well, including Claude-François de Méneval, Louis-Joseph Marchand, Henri-Gatien Bertrand, Louis-Étienne Saint-Denis and others.»

* Can you tell us about your future projects or if we will soon see a second part of your novel Napoleon in America?

«I am working on the sequel to Napoleon in America, called Napoleon in Texas, which I hope to finish in the coming year. Thank you for these excellent questions and the opportunity to appear on El Rincón de Byron».

* Special thanks to Shannon Selin for helping us doing this entry for «El Rincón de Byron».


Podeis seguir el interesantísimo blog de Shannon Selin en:

You can follow Shannon Selin’s very interesting blog at:


Shannon Selin ha trabajado en tareas que involucraban una gran cantidad de escritura de no ficción, incluida la investigación universitaria, la redacción técnica y el trabajo para el gobierno, a saber, el Departamento de Relaciones Exteriores de Canadá y el Ministerio de Salud de la Columbia Británica. Ha publicado numerosos artículos, capítulos de libros y monografías en los campos de la seguridad internacional y la sanidad.

Al darse cuenta de que necesitaba hacer lo que siempre quiso hacer, Shannon ahora escribe ficción histórica a tiempo completo. Sus cuentos han aparecido en The Copperfield Review y CommuterLit.com, y es colaboradora de History of Royals y Military History Now. Su novela «Napoleón en América», que imagina lo que podría haber sucedido si Napoleón Bonaparte escapara de Santa Elena y terminara en los Estados Unidos en 1821, se publicó en 2014. Shannon está trabajando en la secuela, «Napoleón en Texas».

Shannon tiene una licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad de Saskatchewan y una maestría en Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia Británica.

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Shannon Selin worked at jobs that involved a lot of non-fiction writing, including university research, technical writing and working for government, namely Canada’s Department of Foreign Affairs and British Columbia’s Ministry of Health. She has published many articles, book chapters and monographs in the fields of international security and health care.

Realizing that she needed to do what she always wanted to do, Shannon now writes historical fiction full time. Her short stories have appeared in The Copperfield Review and CommuterLit.com, and she is a contributor to History of Royals and Military History Now. Her novel Napoleon in America, which imagines what might have happened if Napoleon Bonaparte escaped from St. Helena and wound up in the United States in 1821, was published in 2014. Shannon is working on the sequel, Napoleon in Texas.

Shannon has a BA in Political Science from the University of Saskatchewan and an MA in Political Science from the University of British Columbia.

Película. «Pan Tadeusz» (1999), de Andrzej Wajda

Tiempo de lectura: 25 minutos

Pan Tadeusz es una de las piezas literarias más importantes de la historia de Polonia y se considera la última epopeya de la literatura europea escrita en la década de 1830. Son un total de 12 libros que han sido traducidos a 33 idiomas, y que han inspirado los himnos nacionales de Polonia y Lituania. En 2018 ambos países celebraron el centenario de su independencia con una exhibición de Pan Tadeusz. En 2014, la UNESCO reconoció a Pan Tadeusz como una reliquia preciada de la Memoria del Mundo.

Pan en polaco significa señor. Así que aquí Pan Tadeusz simplemente significa Señor o Maestro Tadeusz refiriéndose al protagonista del poema. Su autor, Adam Mickiewicz nació en 1798 en un pequeño pueblo en la parte rusa de la Mancomunidad de Polonia-Lituania ocupada (parte de la Rusia zarista en lo que actualmente se conoce como la Bielorrusia actual). Debido a sus actividades políticas, se exilió a Rusia en 1824. Después de 5 años en el frío invierno ruso, se le permitió salir, dirigiéndose a Alemania y se reunió con pensadores como Goethe y Hegel. Alemania también le resultaba fría, así que se dirigió esta vez hacia Italia. Durante este tiempo viajó por muchos países y ciudades. En Francia escribió Pan Tadeusz entre 1832 y 1834 en 14 meses. En su vida personal, su esposa sufría ataques de locura, lo que debió dificultar su vida como escritor. Si Goethe o Hegel no podían, el famoso compositor polaco Chopin se reunía para consolarlo. En 1855 fue a Constantinopla (la actual Estambul) en una misión militar que intentaba movilizar a polacos y turcos contra los rusos. Lamentablemente murió víctima del cólera sin poder ver a Polonia como un país independiente. Adam Mickiewicz estaba impulsado por un intenso sentimiento por su lugar de nacimiento y su deseo de regresar en contraste también con la culpa por abandonarlo. Esta culpa aparece en el poema en la forma de un sacerdote (el padre Robak) que asesina a un compatriota polaco y luego intenta enmendar su error movilizando a la gente contra los ocupantes rusos. Por mucho que sea una epopeya nacional, fue la deuda personal de Adam Mickiewicz con su país. Ahora es el poeta nacional de Polonia, de la misma manera que Shakespeare lo es en Gran Bretaña y Pushkin en Rusia. [1]

La película, realizada por el famoso director de cine polaco Andrzej Wajda en el año 1999 (existe otra versión más antigua en versión muda del año 1928, del realizador Ryszard Ordynski), narra la historia que tiene lugar en un pequeño pueblo de Polonia en 5 días entre 1811 y 1812 cuando el país estaba dividido entre Rusia al este y Prusia y Austria al oeste. La lucha entre dos familias por la posesión de un castillo, los Soplica y los Horeszko, y el enamoramiento entre sus más jóvenes representantes, al estilo de la archiconocida «Romeo y Julieta» con las familias de los Capuleto y Montesco, pero esta vez con final feliz de sus jóvenes protagonistas. La película entremezcla toda una serie de temas, aparte del romance, como las guerras napoleónicas, la naturaleza como ideal ensoñador, las luchas entre los nobles lituanos, la siempre perenne ocupación rusa, los ideales de nobleza, honor y sacrificio, etc., que desembocan en un final con regusto de amargura, con el exilio final de varios de sus protagonistas en París tras la fracasada invasión de 1812 de Napoleón, la caída del Ducado de Varsovia y la imposibilidad de volver a hacer renacer la extinta Mancomunidad polaco-lituana. La película goza de unas buenas ambientaciones tanto en interiores como en exteriores, con unas hermosas panoramas de paisajes, una apreciable banda sonora de Wojciech Kilar, buenas interpretaciones de algunos de los mejores actores polacos del momento, que le llevaron a ser una de las películas más exitosas en taquilla en Polonia, pero no tuvo igual suerte fuera de ella. [8]

EL ARGUMENTO

Después de numerosas guerras el enorme estado Polaco-Lituano fue dividido por Rusia, Prusia y Austria. La última esperanza de Polonia era Francia. Napoleón, después de conquistar Prusia ocupó Polonia. Con las tropas polacas marchó hacia Moscú. Lituania, en su camino, esperó la liberación. Pero la derrota de Napoleón en Rusia, rompió los sueños polacos de libertad.

Después de la sangrienta sublevación contra Rusia1, muchos de los polacos que lucharon por la libertad encontraron su refugio en Francia. Fue allí, en París, donde Adam Mickiewicz (Krzysztof Kolberger) escribió su poema «Pan Tadeusz» y lo encontramos en una escena leyendo algunas de sus líneas a los refugiados polacos en la estancia:  «¿Cuáles pueden ser mis pensamientos, aquí en París? ¡Teniendo los oídos llenos de ruido, blasfemias, mentiras y maldiciones de la ciudad, de tristezas tardías y riñas infernales! Ay de nosotros, los exiliados, que fuimos con miedo a tierras extranjeras, porque donde pisábamos el miedo nos precedía. Cada vecino ve en nosotros al enemigo. La única felicidad es sentarse al lado de la chimenea con los amigos, cerrando las puertas a los tumultos de Europa, para dejar fluir el pensamiento hacia épocas felices, meditando y pensando en nuestra tierra natal«. El protagonista de la historia es Tadeusz Soplica (Michał Żebrowski), un noble de 19 años que quedó huérfano de niño pero que fue criado por su tío, el juez Soplica, que se disputa en esos momentos la propiedad de un castillo con su vecino rival, el conde Horeszko (Marek Kondrat). Por otro lado tenemos a Zosia Horeszko (Alicja Bachleda-Curuś), el principal interés amoroso, de una poderosa familia rival en el pueblo. De hecho, el padre de Tadeusz asesinó al abuelo de Zosia, Pantler Horeszko. Este detalle le es revelado al propio conde por su sirviente Gervasio (Daniel Olbrychski) mientras está visitando el castillo objeto de la disputa, por lo que el conflicto entre las dos familias se intensifica.

«Mientras, el mundo se llenaba de sangre y dolor. Napoleón, rodeado por las legiones armado con miles de cañones adornados con oro y plata voló desde Libia hasta los Alpes. Lanzaba un trueno tras otro. Las historias de gloria se repetían desde el norte hasta que en el rio Niemen toparon con los rusos, que defendían Lituania, como un muro de hierro frente a los franceses.»

El misterioso padre Robak (Bogusław Linda) está reunido con un grupo de nobles, alentándolos para levantarse contra los rusos cuando llegue Napoleón: «Cuando Napoleón toma rapé durante la lucha significa que va a ganar la batalla. Por ejemplo, en Austerlitz. Caía un regimiento tras otro. Por cada regimiento que caía, el Emperador tomaba rapé. Si alguno de los caballeros aquí presentes servís en el regimiento del Emperador, acordaos.» Uno de los presentes sentados le contesta: «Querido hermano, ¿Cuándo va a ser eso? Hace tiempo ya que esperamos a los franceses. Esperamos, miramos,  hasta entornar los ojos y los rusos siguen  ahogándonos como siempre.  Estaremos ya muertos cuando lleguen los franceses.» Tadeusz, por su parte, trata de cortejar a Telimena (Grażyna Szapołowska) cuando son interrumpidos por el conde Horeszko, que también se siente atraído por Telimena: «¡Perdonadme mi atrevimiento!  Interrumpí su meditación, le debo mi inspiración. Condena al hombre, pero el artista espera tu perdón. Juzga.»  «Bravo, tiene mucho talento. No lo descuide, busque lo bello en la naturaleza.», le contesta Telimena. El conde prosigue: «Oh, cielos felices de Italia. Es el país de los pintores.» Telimena le replica: «Aquí en el pueblo, la musa se muere antes de crecer. Querido conde, este cuadro lo enmarcaré.» Tadeusz le replica: «¿Por qué el conde,  si ama tanto la pintura, no pinta los árboles de nuestro país? A sus paisanos les encantaría.» «No todo lo que es bello se puede pintar. Lo aprenderás en los libros», le contesta el conde. Este, de regreso se encuentra con Zosia en un jardín, desconociendo su identidad. El padre Robak sigue con su labor para despertar la causa: «Seguro que habrás oído lo que dice la gente en todas partes. Cosas importantes, hermano. La guerra está próxima. Guerra por Polonia, hermano. ¡Seremos polacos!». «Mi querido Robak. ¿Es eso verdad? ¿Realmente es eso cierto?». Robak prosigue: «Napoleón ya ha conseguido reunir tal ejército como nunca hombre ha visto, ni la historia recuerda. Junto con los franceses va el ejército polaco, nuestro Jan Dąbrowski2, nuestras águilas blancas están en camino. Con la primera señal de Napoleón, cruzarán el Niemen y hermano, nuestra patria resucitará.»

El juez Soplica prepara un festín en el castillo para celebrar la caza de un oso, pero el sirviente de la familia rival, Gervasio, lo confronta acusándolo de allanamiento. Se desata una pelea entre las dos familias en medio del banquete. Tadeusz desafía al conde Horeszko a un duelo. El misterioso padre Robak aparece de nuevo para amonestar al juez y le dice que haga las paces entre las dos familias, ya que existen amenazas mayores. Napoleón está en camino de arrebatar Polonia a los rusos, por lo que los polacos deberían unirse para luchar contra los rusos en lugar de matarse unos a otros. Telimena que había sucumbido a los encantos de Tadeusz, se da cuenta que el joven quiere casarse con Zosia (como quiere tanbién su propia familia) y alistarse en el ejército por lo que se alejará de ella: «¡Ingrato! Antes me buscabas, ahora me evitas. ¡Hablabas conmigo y ahora me rechazas como si fuera veneno! ¡Me lo merezco! Lo sabía, eres un hombre.» El conde Horeszko por su parte, convoca a sus partidarios y toma como rehenes a los Soplica en su propia casa. Un oficial ruso que se hallaba en la casa trata de impedírselo y el conde le golpea, dejándolo sin sentido. Los numerosos partidarios del conde saquean las dependencias de la casa. Pasaron la noche bebiendo, comiendo y cantando. Poco apoco, bostezaban y se dormían. Se cerraban los ojos, cabeceaban. Cada uno caía donde estaba sentado, con el plato, la jarra o el cuarto de ternera. Así a los vencedores les venció el sueño, hermano de la muerte.

La guarnición rusa y aprovecha para detener a todos los implicados. Comienza a llover en la aldea. El comandante ruso les abronca a todos: «¡En tiempos de guerra!  ¡Ay, señores polacos, ya os enseñaré yo a rebelaros!  Ay, nobleza canalla de Dobrzyn, sí, ¡ya os conozco! Que se empapen, los muy ruines.  Si queréis, querido Juez, que no se hable de esto, son mil rublos por cada cabeza. Juez, ésta es mi última palabra.» El juez suplica: «Comandante, aunque lo denunciéis, ¿Qué ganaréis? Aquí no se derramó sangre.  No hay heridos, sólo se comieron pollos y ocas y pagarán las multas según manda el estatuto. Yo no demandaré al Conde, sólo una pelea de vecinos. El comandante señala: «¿Ha leído el Libro Amarillo?». «¿Qué libro es ése?» «Mejor que los estatutos. Cada dos palabras dice: soga, Siberia, látigo. Es un libro sobre leyes de guerra proclamadas en toda Lituania. Se irán abajo vuestros tribunales.» «Apelaré al Gobernador», denuncia el juez. «Apelad al Zar, si queréis». Pero el siempre presente padre Robak con una estratagema logra engañar a los oficiales rusos y liberar a los cautivos, entre los que se distribuyen armas y se preparan para atacar a los soldados rusos.

Se suceden los intercambios de disparos entre las disciplinadas tropas rusas y los voluntariosos lituanos. Tadeusz reta en duelo a los oficiales rusos. El comandante le pide al capitán Rykov, buen espadachín, que se bata con Tadeusz. Pero el conde Horeszko interviene y toma el lugar del joven: «¡Señor Soplica! Usted perdone. Déjeme luchar con el capitán. Él invadió mi castillo…» «Diga mejor, nuestro castillo», contesta Tadeusz. El conde finge ignorarlo: «Esta panda de rufianes… Reconocí a Rykov, él ató a mis hombres. Le castigaré tal y como castigué a los bandidos sicilianos en Birbante-Rocca.3« Pero el duelo no llega a producirse ya que más lituanos llegan armados y gritando aventajando a los rusos. El oficial ruso entrega su espada en señal de rendición. El capitán Rykov declara apesadumbrado: «Qué infortunio no tener ningún cañón. Ya lo decía Suvorov: «Recuerda, nunca ataques a los polacos sin un cañón». Más tarde dentro de la casa sigue su argumentación: «Vosotros, los polacos, pensáis que todos los rusos somos unos ladrones.» Le contestan: «Pero, capitán, ¿Qué pasará con nosotros si nos abandona? Ha prometido solucionarlo.» «¡Vosotros, los polacos! ¡Vuestra patria! Lo entiendo. Yo, Rykov, obedezco al Zar, y lo siento por vosotros. ¿Qué tenemos en vuestra contra? Rusia para los rusos, Polonia para los polacos, pero el Zar no lo ve así.»

Pero el padre Robak ha recibido una herida mortal en la refriega. Al borde de la muerte, ante Soplica y Gervasio, revela su verdadera identidad como Jacek Soplica, el padre de Tadeusz que estaba enamorado de la hija de Pantler Horeszko, por lo que lo mató cuando se negó a casarse con ella. Ya agonizando, entra un sirviente com una misiva para el padre Robak. Soplica la lee: «Napoleón ha declarado la guerra a Rusia. Ahora Bonaparte la proclama por todo el mundo.». Soplicowo estaba cerca del camino donde cruzaron, desde el rio Niemen, dos comandantes: el príncipe Jan y el Rey de Westfalia4. Habían ocupado una parte de Lituania cuando el rey mandó descansar 3 días. Pero los soldados polacos protestaron para seguir, ansiosos como estaban de acabar con los rusos. El príncipe se quedó cerca, y en Soplicowo había otro campamento. Los generales polacos con sus soldados estaban en Soplicowo.

Tadeusz Soplica pidió la mano de Zosia Horeszko, y se celebró la boda. Todos admiraban a la novia que se había vestido con un traje tradicional de aldeana y la aplaudían. Un oficial de entre los invitados sacó un cuaderno. Lo abrió, cogió el lápiz, y mirando a Sofía, se puso a dibujar. El juez en seguida reconoció en el dibujante al conde, muy cambiado, con su uniforme engalanado, su bigote y su perilla: «¿Cómo estáis, estimado conde? ¿Lleváis siempre encima los utensilios para pintar?» En efecto, era el conde, hace poco un joven soldado. Con su fortuna formó su propio regimiento. Ganó su primera batalla y el Emperador le hizo coronel. El juez le saludó y felicitó por el rango, pero el conde estaba concentrado en su dibujo. Pero de pronto el conde vió que Telimena iba cogida del brazo del notario y explotó: «En mi presencia, tomáis la mano de otro? ¿Así recuerdas tu promesa? ¡Oh, qué crédulo soy! ¿Para qué llevo este lazo? ¡Pobre del rival que así me humilla!  ¡No dejaré que se case contigo!». Telimena replica: «¿Me amáis? ¿No habéis cambiado? ¿Estáis dispuesto a casaros conmigo ahora? Si es así, dejaré al notario.» «¡Oh, mujer para mi incomprensible! Antes en vos había poesía, ahora me parecéis incluso prosaica. Será eso por lo que la tierra persigue al sol, aunque es amada también por la luna. Y a pesar de que estas estrellas se miran, por más que se acercan, ¡nunca consiguen tocarse!» Telimena le interrumpe: «¡No sigáis! No soy un planeta. Soy una mujer, conde. Dejad de contarme esas tonterías. Os aviso, si decís alguna palabra para romper mi boda, os juro que con estas uñas os sacaré los ojos.» El conde la tranquiliza: «¡No romperé vuestra felicidad!». La escena vuelve a Paris, a la misma habitación, vacía, donde la voz de Mickiewicz, llena de melancolía y recuerdo, prosigue: «¡Lituania!¡Patria mía! Eres como la vida. Te aprecia de quien te perdió. Hoy tu belleza veo y describo  porque suspiro por ti… […] Traslada ahora mi alma a esas colinas boscosas, a esos verdes prados cerca del rio azul, que se extienden hasta esos campos llenos de cereales, dorados con el trigo y plateados con el centeno.»

REPARTO:

Boguslaw Linda … Padre Robak
Daniel Olbrychski … Gervasio
Grazyna Szapolowska … Telimena
Andrzej Seweryn … Sedzia Soplica
Michal Zebrowski … Tadeusz
Marek Kondrat … Conde Horeszko
Krzysztof Kolberger … Adam Mickiewicz
Alicja Bachleda … Zosia Horeszkówna (como Alicja Bachleda-Curus)

– – – – – – o – – – – – –

1En 1569, Polonia y Lituania se unieron para crear la Mancomunidad polaco-lituana que existió durante casi 230 años. La segunda partición de la Mancomunidad polaco-lituana de un total de tres que pusieron fin a la existencia de la Mancomunidad Polaco-Lituana. La segunda partición ocurrió como consecuencia de la Guerra en Defensa de la Constitución y la Confederación de Targowica de 1792 y se llevó a cabo contra el Imperio ruso y el Reino de Prusia. Fue ratificada por el Parlamento polaco (Dieta) en 1793, pero pocos años después se produjo la Kościuszkonota en 1794 que fue una rebelión contra el Imperio ruso y el Reino de Prusia liderada por Tadeusz Kościuszko, veterano de la Guerra de Independencia norteamericana. Fue un intento fallido de liberar la Mancomunidad polaco-lituana de la influencia rusa pero en 1795 ya había sido completamente borrada del mapa de Europa, dividida entre Rusia en el este y Prusia y Austria en el oeste. Polonia y Lituania no se restablecieron como países independientes hasta 1918 después de la Revolución Bolchevique. [1]

2Jan Henryk Dąbrowski (1755-1818) fue un general y estadista polaco, muy respetado después de su muerte por su actitud patriótica, y descrito como un héroe nacional que pasó toda su vida intentando restaurar el legado de Polonia. Dąbrowski sirvió inicialmente en el ejército sajón y se unió al ejército de la Mancomunidad polaco-lituana en 1792, poco antes de la Segunda Partición de Polonia. Fue ascendido al rango de general en el Levantamiento de Kościuszko de 1794. Después de la Tercera Partición final de Polonia, que puso fin a la existencia de Polonia como país independiente, se involucró activamente en la promoción de la causa de la independencia de Polonia en el extranjero. Fue el fundador de las legiones polacas en Italia (que cantaban la conocida como «Mazurca de Dąbrowski», himno nacional de Polonia) sirviendo bajo el mando de Napoleón desde 1795, y como general en el servicio italiano y francés contribuyó a la breve restauración del estado polaco durante el Levantamiento de la Gran Polonia de 1806. Participó en las guerras napoleónicas. participó en la guerra polaco-austríaca y en la invasión francesa de Rusia de 1812, hasta 1813. Después de la derrota de Napoleón, aceptó un puesto de senador en el Congreso de Polonia respaldado por Rusia y fue uno de los organizadores del Ejército del Congreso de Polonia. [5]

3Un topónimo ficticio, que en italiano podría traducirse por «Rocca Birbante», y al que Raffaele Caldarelli le dedica un extenso artículo para tratar de descubrir su posible origen en «Il mistero del birbante: una questioncella mickiewicziana». [2]

4En el flanco derecho de la invasión, el hermano de Napoleón, Jérôme Bonaparte, rey de Westfalia (62.000 soldados) cruzó el Niemen cerca de Grodno el 1 de julio y se dirigió hacia el 2º ejército del Oeste del príncipe Bagration. Pero Napoleón se disgustó con la conducción del cuerpo de ejército por parte de Jérôme y le traspasó el mando a Davout. El V Cuerpo (36.000 polacos) comandado por el general Józef Poniatowski se unió a Davout y se dirigió hacia Mogilev y Smolensk. A principios de noviembre, Zajączek asumió el mando; Dąbrowski se quedó en Minsk. [6]


Fuentes:

1 – https://www.youtube.com/watch?v=c6_IKZJp85w&t=37s&ab_channel=FictionBeast

2 – https://dspace.unitus.it/bitstream/2067/52/1/cardarelli_mistero_birbante.pdf

3 – https://www.imdb.com/title/tt0170351/fullcredits/?ref_=tt_cl_sm

4 – https://es.wikipedia.org/wiki/Insurrecci%C3%B3n_de_Ko%C5%9Bciuszko

5 – https://en.wikipedia.org/wiki/Jan_Henryk_D%C4%85browski

6 – https://en.wikipedia.org/wiki/Order_of_battle_of_the_French_invasion_of_Russia

7 – https://filasiete.com/critica-pelicula/pan-tadeusz/

8 – https://www.youtube.com/watch?v=AMSwgERqxZ8&ab_channel=InstytutAdamaMickiewicza

Imágenes:

a – «Pan Tadeusz» (1999), 147 minutos, realizada por Andrzej Wajda. Producción: Heritage Films, Canal+ Premium, Vision Film y Les films du losange.

Película. «Kutuzov» (1943), de Vladimir Petrov

Tiempo de lectura: 15 minutos

«Kutuzov» es una película que trata sobre la campaña de Napoleón en Rusia en 1812 y más en profundidad sobre la figura del mariscal y príncipe Mikhail lllarionovich Golenischev-Kutuzov al que se apodaba «El viejo zorro del Norte» y que, con sus maniobras a partir de la ocupación de Moscú por parte de Napoleón, provocó el principio del fin para la multinacional Grande Armée de Bonaparte en una guerra de desgaste con una persecución de las tropas rusas que se vió recrudecida por el frío y la hambruna entre las filas imperiales.

El gobierno de Stalin comisionó al cineasta Vladimir Petrov para que realizara la película en 1943 y que fue distribuida al público en marzo de 1944, con el objetivo de envalentonar y fortalecer a la población en su rechazo a la invasión de la Alemania nazi (algo similar a lo que harían los propios nazis con películas como «Kolberg», que también tratamos en su día en el blog). La Guerra de 1812 y la Segunda Guerra Mundial tenían mucho en común para los pueblos ruso y soviético, y son recordadas como la Primera Gran Guerra Patria y la Segunda Gran Guerra Patria, respectivamente.

En la película «Kutuzov», se presenta el conflicto. agravado a partir de la retirada de Smolensko, entre el comandante ruso Barclay de Tolly (de ascendencia escocesa) y los altos oficiales de descendencia rusa que desconfiaban de los «no-rusos» y que presionaron ante el zar Alejandro para que el comandante en jefe fuera de ascendencia rusa y más concretamente Kutuzov, un jefe popular entre las tropas y con un notable historial militar, aunque ante los ojos del soberano aún conservara su disgusto desde la derrota ruso-austriaca de Austerlitz, estando las tropas rusas al mando del mismo Kutuzov. Cuando los ciudadanos soviéticos vieron la película, hubo un mensaje claro: que debían confiar completamente en la competencia de sus líderes para poner fin a la guerra para siempre [1] y que debían resistir a toda costa al invasor.

EL ARGUMENTO

Entre el 16 y 18 de agosto de 1812, Napoleón atacó la ciudad de Smolensk, una ciudad con un gran perímetro amurallado y con una gran significación para los rusos. En medio del fuego y los ataques de las tropas imperiales el comandante ruso, Mijaíl Barclay de Tolly (Nikolay Okhlopkov), se dirige a sus generales: «Les ordeno que abandonen Smolensk«. «¿Es que quiere abrir el camino de Moscú para Napoleón?» le replican estos. «Todos deben cumplir con su deber. Yo cumplo con el mío«. Pero algún general le escribe en secreto al zar Alejandro denunciando los hechos y a Barclay de Tolly. Dos soldados conversan: ¿Porqué lavas tu camisa?. «Para mi muerte«, le responde, «El zar ha llamado a su presencia a nuestro pequeño Barclay !Tendremos batalla!» «¿Quien dice eso?». «Mi paisano. Sirve como valet al general Bennigsen, dice que Kutúzov sustituirá a Barclay«. Los soldados se alegran y pronto la noticia corre por el campamento. En el campamento del príncipe Bagration (Sergey Zakariadze), la alegría también se trasluce entre los húsares al saber la noticia de los labios del propio Bagration. «¡Hurra!«, gritan con entusiasmo.

Las tropas rusas marchando llegan a una aldea. Uno de los soldados le pregunta a una campesina: «¿Qué aldea es ésta?». «Borodino», le responde. Es 26 de agosto de 1812 (7 de septiembre del calendario gregoriano). «La gran batalla dura ya varias horas. El plan de Napoleón parece claro: romper el flanco izquierdo de los rusos, después lanzar a todas sus fuerzas por el centro y empujar al ejército ruso hacia el río para destruirlo«. Kutúzov (Alexey Dikiy) pregunta: «¿Napoleón ha llamado a sus batallones de la Guardia?». «La Vieja Guardia de Napoleón aún no ha entrado en batalla, señor». Entra un edecán pidiendo refuerzos para Barclay de Tolly. «Bagration no pide refuerzos. Rayevski tampoco, y está bajo lo peor del ataque francés. ¡Sólo Barclay los pide!. Ni siquiera yo tengo reservas», responde Kutúzov. Entra otro edecán pidiendo refuerzos inmediatos para Bagration. «No lo esperaba de Bagration. Barclay no pide refuerzos. Rayevski tampoco. ¡Sólo Bagration los pide!. Ni siquiera yo tengo reservas». La batalla sigue su curso, pero el viejo general rectifica: «Tome una división de Barclay y désela a Bagration». Entra un edecán en la estancia pidiendo refuerzos para Rayevski, y cae muerto. «Dele una división de mis reservas», dice un tranquilo Kutúzov.

Luego, en el campo de batalla, una formación de soldados se presenta. «¿Qué división es esta?», le dice Bagration al oficial. «Una división del ejército de Barclay, Su excelencia», responde el oficial, «El mariscal de campo la envió, y dijo que ni él tenía sus propias reservas». Bagration se indigna: ¿Por quién ha sido salvado el príncipe Bagration? ¿Por Barclay? ¿Porqué acepta esta división? ¡mejor estaría muerto!1 Puede irse.» Un oficial se acerca a Bagration: «Es un ataque masivo por los flancos. Necesitamos pedir refuerzos urgentemente. ¡Antes de que sea tarde!». «Es demasiado tarde», contesta el príncipe.

Dos granaderos franceses cuchichean: «Nuestro Emperador ahora agitará su guante y dirá lo de siempre: «Que la Guardia entre en combate». Notifican a Napoleón que los cosacos atacan y que están cerca del cuartel general. «Suspended el ataque y rechazad a los cosacos», ordena. «La Guardia no se moverá. A 800 leguas de distancia de Francia, no puedo arriesgar mis últimas reservas». En el cuartel general ruso, en la aldea de Fili, Barclay propone abandonar Moscú sin luchar, ya que la considera indefendible. Un general salta: «Abandonar la antigua y santa capital de Rusia sin luchar? Mejor haríamos muriendo en ella… que abandonarla a la profanación del enemigo. Si esa posición es indefendible, ¿por qué no atacamos? ¡Propongo atacar! Presentemos batalla cerca de las Colinas del Gorrión». Kutúzov, meditabundo todo el rato, habla: «¡Por la autoridad de la que he sido investido por su majestad, ordeno la retirada! Rusia no es solo Moscú. Si perdemos Moscú pero salvamos el ejército, aún tendremos una oportunidad. Si perdemos el ejército, no solo perderemos Moscú ¡sino toda Rusia!. La responsabilidad de ello ante la Patria y el emperador, la asumo, ¡yo sólo!». El ejército ruso se retirará hasta Ryazan, dice Kutúzov. (pero el viejo zorro ya tenía en mente desplazar el ejército hacia Kaluga, hacia el sur)

«Después de haber realizado un famoso movimiento de flanqueo, el ejército ruso se estableció en el campamento de Tarutinsky, a mitad de camino entre Moscú y Kaluga. Los franceses fueron separado de las ricas provincias del sur. Kutúzov reforzó su ejército, dejándolo listo para la batalla.«

Barclay conversa con otro general, que le dice que lo que han hecho hasta ahora con Kutúzov lo podían haber hecho sin él. Este responde: «Príncipe, no estoy seguro de si nací para las victorias, pero seguramente no para las intrigas».

Napoleón (Semion Mezhinski) sigue en el Kremlin. Berthier le informa que los suministros y forrajeadores son atacados constantemente. Los soldados franceses, la mayoría borrachos, hacen una gran algarabía en las calles. «Majestad, se ha vuelto casi imposible contenerlos. Los soldados creen que la guerra ha terminado. Les prometimos la paz en Moscú». Napoleón busca que Alejandro acepte la paz enviándole al conde Lauriston como emisario con una carta para el zar, pero este se entrevista con Kutúzov, que no le da permiso para ir a San Petersburgo pero se compromete a entregarle él la carta.

Kutúzov da las instrucciones a sus generales: «Que cada uno tome dos regimientos, y marchen alrededor de Moscú, hacia la retaguardia francesa. Ocupen todos los caminos, rehúyan los grandes combates y vigilen para que, ni un simple carro, ni siquiera un cuervo, pueda huir de Moscú, ¡Que Dios les ayude!». Las tropas se preparan para partir. Kutúzov se acerca a un grupo de soldados, y uno le da una bolsa con una herradura. «Gracias por el regalo, ¿pero qué puedo hacer con él? No soy herrero», dice el mariscal. «No tienen pinchos, su señoría. Son de caballos franceses. No tienen herraduras con pinchos. Ahora con este barro, los caballos resbalarán y cuando aparezca un poco de hielo, toda su caballería se hundirá con esas herraduras».

Kutúzov proclama: «Ordeno marchar en paralelo con el ejército de Napoleón… hacia el oeste. Si Napoleón es o no capturado, eso depende de la voluntad de Dios, pero perseguirle hasta que abandone Rusia, ¡eso depende de mí!». El ejercito imperial francés comienza su retirada hacia el oeste, deshaciendo el camino de ida, pasando por los mismos lugares. Berthier le informa a Napoleón «[Los soldados] se mueren de hambre, majestad. No podemos enviar forrajeros al campo. El ejército de Kutúzov marcha paralelo al nuestro, por la izquierda. Los cosacos de Platov nos están siguiendo. Marchamos como si fuéramos escoltados por los rusos, de aquí a Smolensk el hambre azotará a nuestros soldados.«. «Los hambrientos franceses se precipitaron hacia Smolensk».

«Destruyendo la retaguardia francesa, el ejército ruso tomó Orsha, Vitebsk, Polotsk y Mogiliov. Presionado por todas partes, Napoleón se retira hasta el Berezina con los restos de su ejército». Napoleón reúne a sus oficiales: «Les he reunido aquí, caballeros, para despedirme de ustedes. Debo volver a Francia. Nuestro ejército está casi aniquilado. No puedo hacer nada más aquí. Reclutaré un nuevo ejército en Francia. Adiós, caballeros».

REPARTO:

– Aleksei Dikij: Príncipe Kutúzov

– Semyon Mezhinsky: Napoleón Bonaparte

– Yevgeniy Kaluzhsky:  Mariscal Berthier

– Sergo Zakariadze: Príncipe Bagration

– Nikolai Okhlopkov: General Barclay de Tolly

– Sergei Blinnikov: Atamán Platov, oficial ruso con barba

– Vladimir Gotovtsev: General Beningsen

– Arkadiy Polyakov : Mariscal Davout

– Nikolai Brilling: Mariscal Murat

– – – – – o – – – – –

1Sus deseos se verían cumplidos en la jornada. El príncipe Bagration caería mortalmente herido en la batalla y moriría unos días más tarde de gangrena, el 24 de septiembre.


Fuentes:

1 – https://russianfilmhub.com/movies/kutuzov-1943/

2 – https://www.youtube.com/watch?v=YQR6eIQRx7Y&ab_channel=Киноконцерн»Мосфильм»

3 – https://www.youtube.com/watch?v=ro1PUfT8rWo&ab_channel=MaximN.akaElpidioValdes

4 – https://www.imdb.com/title/tt0036572/

5 – https://portal-kultura.ru/articles/world/180755-zhan-tyular-v-napoleonovskoy-frantsii-opasnost-podsteregala-povsyudu/

Imágenes:

a – https://www.youtube.com/watch?v=YQR6eIQRx7Y&ab_channel=Киноконцерн»Мосфильм»

Pintura. El arte de… Hyppolite Lecomte

Tiempo de lectura: 6 minutos

Esta semana os traemos la obra de un pintor francés contemporáneo de Napoleón, Hyppolite Lecomte, que no alcanzaría la notoriedad de otros pintores como Gros o Vernet, pero que desarrollaría sin embargo una gran producción basada en las guerras de la Revolución y el Primer Imperio, tanto en óleos como en litografías, y algunas series de uniformes tanto del Primer Imperio como de la Restauración que se hallan en los fondos del Museo de Versalles y que podéis consultar en su página web.

EL APUNTE

Hyppolite Lecomte nació en Puiseaux (Departamento de Loiret) el 27 de diciembre de 1781. Fue alumno de los pintores Pierre-Antoine Mongin y Jean-Baptiste Regnault. Se casó el 29 de diciembre de 1807 con Camille F. Josephine Vernet, hija del también pintor Carle Vernet, lo que sin duda contribuyó a otorgarle un espacio significativo en el futuro en el museo de Versalles. En 1821 nacería su hijo Émile Vernet-Lecomte, que sería también un conocido pintor de temas orientales.

Es autor de numerosas pinturas de batallas (gran parte en los fondos del Museo de Versalles), así como de litografías. Expuso en el Salón de Francia de 1804 a 1847, concurriendo con pinturas con temas de batallas, históricos y paisajísticos, consiguiendo una medalla de 1ª clase en 1808 como pintor de género. Junto con el también pìntor Alexandre Millin du Perreux (muy apreciado por la emperatriz Josefina) fueron de los primeros artistas en retomar el pasado nacional como temática de sus obras. A pesar de los cambios políticos en la Francia de la primera mitad del siglo XIX, obtuvo encargos tanto de Napoleón, como de Carlos X y más tarde Luis Felipe de Orleans.

También destaco en su faceta de diseñador de vestuarios para piezas teatrales, dibujando trajes históricos que reemplazaron las suntuosas vestimentas de la corte de principios del siglo XIX. El 14 de abril de 1825 ingresó en la Royal Academy of Music de Londres (fundada en 1822) como diseñador de vestuario y, hasta el 30 de septiembre de 1831, trabajó en la mayoría de las obras que se representaron en la Ópera y el Théâtre-Italien durante su administración conjunta. Antes de 1827, también proporcionó diseños de vestuario para la Opéra-Comique.

Murió en Paris, en el 99 rue de Chaillot, Paris I, el 25 de julio de 1857.

OBRA ESCOGIDA

«El segundo asedio de Mantua el 2 de febrero de 1797» (c. 1812), óleo sobre lienzo (b)
«Los prisioneros ingleses siendo presentados
a Napoleón en 1809″ (1839)
(c)
«Tropas francesas» (1831) (d)
«El duque de Wellington visitando los puestos avanzados en Soignes en 1815», óleo sobre lienzo (e)
«Soldados franceses descansando» (1831), acuarela y gouache sobre papel (f)
«Reunión de Napoleón con los embajadores del emperador de Austria cerca de Leoben (Estiria) el 7 de abril» (g)
«El paso del Tagliamento frente a Valvasone conducido por Bonaparte el 16 de marzo de 1797» (1834-37), 76 x 67 cm. (h)
«El bombardeo de Madrid, 4 de diciembre de 1808» (i)
«Sorteo para el servicio militar obligatorio» (j)
«Reunión entre Napoleón I y Fernando III, Gran Duque de Toscana en Wurtzburg, octubre de 1806″ (1813) (k)
«Soldado fusilero del 2º regimiento de infantería suizo» (l)
«Ingeniero geógrafo con empleo de capitán, 1808» (1842) (m)
«Infantería de línea – El tambor, 1809» (n)
«Infantería de línea – El zapador, 1809» (o)
«Infantería de Línea – Sargento
Mayor portaestandarte, 1809″
(p)
«Infantería ligera – Corneta de ‘voltigeurs’, 1811″ (q)
«Combate de Mautern (Estiria)» (1839) (r)
«Entrada del ejército francés en Roma» (s)
«Combate y toma de Salo el 31 de julio de 1796» (t)
«Ambulancia de tropas francesas (1792)», óleo sobre lienzo, 113 x 144 cm (u)
«Tropas napoleónicas en la campiña de Lazio» (1846) (v)
«Preparado para disparar» (1817), litografía (w)
«El heroísmo del general francés Moreau durante los combates en torno a Sluis y Land Cadzand salva a un granadero del agua el 23 de julio de 1794» (1820-35), litografía (x)
«Combate de Salo el 31 de julio de 1796», litografía por Pourvoyeur, 23 x 17 cm. (y)

Fuentes:

1 – https://www.artlyriquefr.fr/personnages/Lecomte%20Hippolyte.html

2 – Les Collections – Chateau de Versailles – https://www.chateauversailles.fr/

3 – «Dictionnaire des peintres, sculpteurs, dessinateurs et graveurs. III. L-Z» – E. Bénézit, Paris, 1939

4 – https://lanouvelleathenes.fr/hippolyte-lecomte-1781-1857/

5 – https://en.wikipedia.org/wiki/Hippolyte_Lecomte

Imágenes:

a – «Combate y toma de Salo el 31 de julio de 1796» © RMN-GP (Château de Versailles) / © Gérard Blot

b – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/70530/The-Second-Siege-of-Mantua-on-the-2nd-February-1797,-c.1812-.html

c – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/52191/The-English-Prisoners-at-Astorga-Being-Presented-to-Napoleon-Bonaparte-(1769-1821)-in-1809,-1810–(see-also-225165).html

d – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/1127152/French-Troops.html

e – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/1167049/’The-Duke-of-Wellington-Visiting-the-Outposts-at-Soignes’,-1815.html

f – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/154692/French-Soldiers-Resting,-1831-(wc-and-gouache-on-paper).html

g – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/755406/Meeting-of-Napoleon-with-the-Ambassadors-of-the-Austrian-Emperor-near-Leoben-Steiermark-on-7-April-.html

h – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/1029636/The-passage-of-the-Tagliamento-in-front-of-Valvasone-leads-by-Bonaparte-on-16-March-1797:-the-Italian-countryside-of-1796-1797:-the-passage-of-the-Tagliamento-river-in-which-the-marechal-Jean-Mathieu-Philibert-Serurier-(1742-1819)-took-part-in-Napoleon-Bon.html

i – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/219987/The-Bombardment-of-Madrid,-4-December-1808,-engraved-by-Edme-Bovinet-(1782-1832)-(aquatint).html

j – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/225694/Drawing-Lots-for-Conscription-.html

k – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/82354/Meeting-Between-Napoleon-I-(1769-1821)-and-Ferdinand-III-(1769-1824)-Grand-Duke-of-Tuscany-at-Wurtzburg,-October-1806,-1813-.html

l – https://fr.muzeo.com/reproduction-oeuvre/soldat-fusilier-du-2e-regiment-dinfanterie-suisse-1809/hippolyte-lecomte

m – https://fr.muzeo.com/reproduction-oeuvre/ingenieur-geographe-ayant-rang-de-capitaine-1808/hippolyte-lecomte#Ing%C3%A9nieur-g%C3%A9ographe-ayant-rang-de…-Hippolyte-Lecomte

n – https://www.alamyimages.fr

o – https://www.alamyimages.fr

p – https://www.alamyimages.fr

q – https://www.alamyimages.fr

r – https://fr.muzeo.com/reproduction-oeuvre/combat-de-mautern-en-styrie/hippolyte-lecomte#Combat-de-Mautern-en-Styrie-Hippolyte-Lecomte

s – https://fr.muzeo.com/reproduction-oeuvre/entree-de-larmee-francaise-a-rome/hippolyte-lecomte#Entr%C3%A9e-de-l’arm%C3%A9e-fran%C3%A7aise-%C3%A0…-Hippolyte-Lecomte

t – https://bellamysworld.com/sites/default/files/products/IB02520B_0.jpg

u – https://imgprivate2.artprice.com/get/classifieds/db20/b90e/8a11/6c12/a0dc/ff69/1f18/c815/936f/a64e/1024/1024/Hippolyte-LECOMTE–Ambulance-de-troupes-francais—1343818528.jpg

v – https://www.cambiaste.com/uk/auction-0125/hippolyte-lecomte-17811857-9-104236?pback=results-list&pagBack=1

w – https://www.meisterdrucke.uk/fine-art-prints/Hippolyte-Lecomte/775690/The-Canon-Ready-to-Fire,-1817.-.html

x – https://www.alamyimages.fr

y – https://bellamysworld.com/sites/default/files/products/IB02520B_0.jpg

Napoleón y sus comentarios sobre la Guerra de España en el destierro.

Tiempo de lectura: 10 minutos

Emmanuel Les Cases fue uno de tantos emigrados franceses que volvieron a su país y acabaron prestando sus servicios en la administración o el ejército napoleónicos. Les Cases llegó a ser consejero de Estado y fue uno de los escasos personajes a los que se les permitió acompañar a Napoleón en su destierro en Santa Elena. La fama de Les Cases no pasaría de la mera mención si no fuese por la publicación en 1823 de su obra «Memorial de Santa Elena», basado en las conversaciones reales o supuestas con Napoleón y que fue un éxito de ventas en su época. Hace escasos años y por puro azar del destino, algunos miembros de la Fundación Napoleón lograron conocer la existencia de una copia del manuscrito original que había sido requisado por los ingleses a Les Cases. Publicada en el año 2017, esta copia del original de algo más de 800 páginas nos acerca de una manera singular, si se quiere «más auténtica» al pensamiento de Napoleón en diversidad de temas, entre ellos la guerra en España.

Emmanuel Les Cases était l’un des nombreux émigrés français qui sont retournés dans leur pays et ont fini par servir dans l’administration ou l’armée napoléonienne. Les Cases devient conseiller d’État et est l’un des rares personnages autorisés à accompagner Napoléon dans son exil à Sainte-Hélène. La renommée des Cases n’irait pas au-delà de la simple mention si ce n’était de la publication en 1823 de son ouvrage «Memorial de Santa Elena», basé sur des conversations réelles ou supposées avec Napoléon et qui était un best-seller à l’époque. Il y a quelques années et par pur hasard, des membres de la Fondation Napoléon ont réussi à apprendre l’existence d’un exemplaire du manuscrit original saisi par les Anglais aux Cases. Publié en 2017, cet exemplaire de l’original d’un peu plus de 800 pages nous rapproche de manière inédite, si vous le souhaitez «plus authentique» de la pensée de Napoléon sur des sujets variés, dont la guerre d’Espagne.

La guerra y la Casa de España

El Emperador se había animado y recuperado mientras hablaba. El tema era la guerra de España.

En este país, dijo, el viejo rey y la reina se encontraron odiados y despreciados por la nación. El Príncipe de Asturias conspiró contra ellos, los hizo abdicar y se convirtió en la esperanza de la nación, pero ésta estaba madura para grandes cambios y los solicitó. El Emperador era muy popular allí. Fue en estas circunstancias que todos estos personajes se encontraron reunidos en Bayona. El viejo rey exigiendo venganza del Emperador, el joven príncipe buscando su protección y una esposa. El Emperador resolvió aprovechar la favorable oportunidad para expulsar a esta rama de los Borbones, recuperar el sistema familiar de Luis XIV y ligar España a los destinos de Francia. Fernando fue enviado a Valencay; el anciano rey en Compiègne, en Marsella, donde quiso; y José, hermano del emperador, iba a reinar en Madrid con una Constitución adoptada por una junta de la nación española, que había venido a recibirla en Bayona. Las obras públicas ya han consagrado el resto para la Historia. Pero lo que ella no sabe son los detalles relativos a Fernando durante su estancia en Francia. Hay malentendidos en el mundo, especialmente sobre sus opiniones personales en esta ocasión y la naturaleza de su cautiverio. Apenas estaba custodiado en Valençay. No hubiera querido irse.

Guerre et maison d’Espagne

L’empereur s’était animé et remis en causant. Le sujet était la guerre d’Espagne.

Dans ce pays, disait-il, le vieux roi et la reine se trouvaient haïs et méprises de la nation. Le prince des Asturies conspira contre eux, les fit abdiquer et devînt l’espoir de la nation.Toutefois, elle était mûre pour des grands changements, et les sollicitait. L’Empereur y était très populaire. C’est dans ces circonstances que tous ces personnages se trouvèrent réunis à Bayonne. Le vieux roi demandant vengeance à l’Empereur, le jeune prince sollicitant de lui sa protection et une femme. L’Empereur résolut de profiter de l’occasion favorable pour chasser cette branche des Bourbons, ramener le système de famille de Louis XIV et enchaîner l’Espagne aux destinées de la France. Ferdinand fut envoyé à Valençay; le vieux roi à Compiègne, à Marseille, où il voulut ; et Joseph, frère de l’Empereur, fut régner dans Madrid avec une Constitution adoptée par une junte de la nation espagnole, qui était venue la recevoir à Bayonne. Les pièces publiques ont déjà consacré le reste pour l’Histoire. Mais ce qu’elle ne connaît pas, ce sont les détails relatifs à Ferdinand durant son séjour en France. On se méprend dans le monde, surtout sur ses opinions personnelles en cette circonstance et la nature de sa captivité. Il était à peine gardé à Valençay. Il n’eût pas voulu s’en  aller.

RECEVIMIENTO EN BAYONA
El Sr. Dn. Fernando VII visita en Bayona á su falso Amigo Napoleon, y despues de abrazarse, presenta el Ministro Taylleran á Napoleon la Carta en que se quexa Carlos IV de su Hijo diciendo le havia usurpado involuntariamente la Corona, y aquel le reconviene á que la debuelva á su Padre. Lo que reusa ignorando las intenciones de Napoleon.
(a)

Siguió pidiéndole al Emperador una esposa de su mano. Le escribía espontáneamente para felicitarlo cada vez que le pasaba algo dichoso. A menudo le pedía que lo dejara ir a su corte en París.

Cuando las circunstancias se pusieron difíciles en España, el Emperador le propuso más de una vez volver, ir a reinar sobre su pueblo, que se hicieran la guerra abiertamente, que la suerte de las armas la decidiera. “No, respondió el Príncipe, quien parece haber estado bien aconsejado y nunca se apartó de este sistema; los problemas políticos agitan a mi país, no dejaría de complicar las cosas; podría convertirme en su víctima y llevar mi cabeza al patíbulo: me quedo; mas si queréis darme vuestra protección y el sostén de vuestros brazos, me voy, y seré vuestro fiel aliado.

Il ne cessait de demander à l’Empereur une femme de sa main. Il lui écrivait spontanément pour le complimenter toutes les fois qu’il lui arrivait quelque chose d’heureux. Il le sollicitait souvent de le laisser venir à sa cour de Paris.

Quand les circonstances devinrent difficiles en Espagne, l’Empereur lui proposa plus d’une  fois de s’en retourner, d’aller régner sur son peuple, qu’ils se feraient franchement la guerre, que le sort des armes en déciderait. “Non, répondait le Prince, que semble avoir été bien conseillé et ne varia jamais de ce système ; des troubles politiques agitent mon pays, je ne manquerais pas de compliquer des affaires ; je pourrais en devenir la victime et porter ma tête sur l’échafaud: je reste; ma si vous voulez m’accorder votre protection et l’appui de vos armes, je pars, et je vous serai un allié fidèle.

Retrato del Fernando VII de España vestido con el uniforme de capitán general del ejército español.
Portrait de Ferdinand VII d’Espagne vêtu de l’uniforme de capitaine général de l’armée espagnole. (b)

Durante nuestros desastres en 1814, el Emperador finalmente accedió a esta propuesta. El matrimonio se acordó con la hija de José; pero entonces las circunstancias ya no eran las mismas. Fernando pidió posponer el matrimonio. “Ya no podéis concederme el apoyo de vuestros brazos, dijo, no debo darme en mi mujer un título de exclusión a los ojos de mis pueblos”. Y partió con intenciones de buena fe, al parecer, continuó el Emperador, pues permaneció fiel a los principios de su partida hasta los sucesos de Fontainebleau; y no hay duda de que, si los asuntos de 1814 hubieran resultado de otra manera, no habría consumado su matrimonio con la hija de José.

El Emperador, volviendo a estos hechos, dijo que los resultados demostraban que estaba irrevocablemente equivocado; pero que independientemente de la culpa del destino, también se culpaba de graves faltas en la ejecución. La primera de todas era haber dado importancia como base de este sistema a una persona que, por sus cualidades y su carácter, necesariamente debían hacerlo fracasar.

Durante la reunión de Bayona, el antiguo tutor de Fernando, su principal consejero, percibiendo inmediatamente los grandes proyectos del Emperador y defendiendo la causa de su amo, le dijo: «Queréis crear para vos un trabajo de Hércules, cuando todo lo que tenéis que desempeñar es un juego de niños. ¿Queréis librar a España de los Borbones? ¿Por qué habríais de temerles? Son nulos, ya no son franceses. Conocéis la fuerza de los vuestros, son águilas para los nuestros. Estos son extraños a vuestra nación y a su moral. Aquí tenéis a las señoras de Montmorency y de Bassano; no conocen más a las unas que a las otras, no se diferencian a sus ojos, etc.

Lors de nos désastres en 1814, l’Empereur se rendit enfin à cette proposition. Le mariage fut arrêté avec la fille de Joseph; mais alors les circonstances n’étaient plus les mêmes. Ferdinand demanda d’ajourner le mariage. “Vous ne pouvez plus m’accorder l’appui de vos armes, disait-il, je ne dois point me donner en ma femme un titre d’exclusion aux yeux de mes peuples.” Et il  partit dans des intentions de bonne foi, à ce qu’il  semble, continuait l’Empereur, car il est demeuré fidèle aux principes de son départ jusqu’aux événements de Fontainebleau; et il est hors de doute que, si les affaires de 1814 eussent tourné différemment, il n’eût  accompli son mariage avec la fille de Joseph.

L’Empereur, en revenant sur ces événements, disait que les résultats lui donnaient irrévocablement tort; mais que independamment du tort du destin, il se reprochait aussi des fautes graves dans l’exécution. La première de toutes était d’avoir mis de l’importance comme base de ce système à une personne qui, par ses qualités et son caractère, devait nécessairement le faire manquer.

Lors de la réunion à Bayonne, l’ancien précepteur de Ferdinand, son principal conseil, apercevant tout de suite les grands projets de l’Empereur, et défendant la cause de son maître, lui disait: “Vous voulez vous créer un travail d’Hercule, lorsque vous n’avez  sous la main qu’un jeu d’enfant. Vous voulez vous délivrer des Bourbons d’Espagne : pourquoi les craindriez-vous? Ils sont nuls, ils ne sont plus français. Vous connaissez la force des vôtres, ils sont des aigles pour les nôtres. Ceux-ci sont étrangers à votre nation et a vis mœurs. Vous avez ici Mmes de Montmorency et de Bassano ; ils ne connaissent pas plus les unes que les autres, elles sont sans différence à leurs yeux, etc.

Detalle del cuadro «Muerte de Daoíz y defensa del parque de Monteleón» (1862) de Manuel Castellano. Détail du tableau «Mort de Daoíz et défense du parc de Monteleón» (1862) de Manuel Castellano. (c)

El Emperador decidió lo contrario. Alguien le dijo que los españoles le habían asegurado que si la junta española se hubiera celebrado en Madrid en lugar de Bayona, o incluso si Carlos IV hubiera sido destituido y se hubiera quedado con Fernando, las cosas habrían tomado un rumbo diferente. El Emperador respondió que esta empresa había sido mal emprendida, que muchas circunstancias se podrían haber llevado mejor que Carlos IV estaba desgastado para los españoles, que hubiera sido necesario utilizar al mismo Fernando; lo más seguro para estos proyectos hubiera sido una especie de mediación a la manera de Suiza. Habría sido dar una Constitución liberal a la nación española, y dejar que Fernando la pusiera en práctica. Si lo hacía de buena fe, España prosperaría, se pondría en armonía con nuestras nuevas costumbres. Francia adquiriría un aliado íntimo, una adición de poder verdaderamente formidable. Si Fernando fracasaba en sus compromisos, los españoles lo derrocarían y habrían venido a solicitar al emperador que les diera un amo.

Sin embargo, esta desgraciada guerra en España fue una verdadera plaga, la primera causa de las desgracias de Francia. «Me hizo impopular en Europa, dijo. Después de mis conferencias de Erfurt con Alejandro, Inglaterra se vería obligada a la paz por la fuerza de las armas o por la fuerza de la razón. La guerra en España le permitió continuar su guerra al abrirle salidas en América del Sur. Se ha hecho un ejército en la Península. Se ha convertido en el agente y el nudo de todas las intrigas que pueden haberse formado en el continente, etc. ¡Ella me perdió!«.

L’Empereur en décida autrement. Quelqu’un lui disait que les Espagnols l’avaient assuré que si la junte espagnole se fût tenue à Madrid au lieu de Bayonne, ou bien encore qu’on eût renvoyé Charles IV et gardé Ferdinand, les affaires auraient pris une autre tournure. L’Empereur répondait que cette entreprise  avait été mal embarquée, que beaucoup de circonstances eussent pu être mieux conduites que Charles IV était usé pour les Espagnols, qu’il eût fallu user de même Ferdinand ; le plus sûr pour ces projets eût été une espèce de médiation à la manière de celle de la Suisse. C’eût été de donner une Constitution libérale à la nation espagnole, et de laisser Ferdinand la mettre en pratique. S’il l’exécutait de bonne foi, l’Espagne prospérait, elle se mettait en harmonie avec nos mœurs nouvelles. La France acquérait une alliée intime, une addition de puissance vraiment redoutable. Si Ferdinand manquait à ses engagements, les Espagnols le renversaient, et seraient venus solliciter l’Empereur de leur donner un maître.

Toutefois cette malheureuse guerre d’Espagne a été une véritable plaie, la cause première des malheurs de la France. «Elle m’a dépopularisé en Europe, disait-il. Après mes conférences d’Erfurt avec Alexandre, l’Angleterre devait être obligée à la paix par la force des armes ou par celle de la raison. La guerre d’Espagne lui a permis de continuer la sienne en lui ouvrant les débouchés de l’Amérique méridionale. Elle s’est fait une armée dans la Péninsule. Elle est devenue l’agent et le nœud de toutes les intrigues qui ont pu se former sur le continent, etc. Elle m’a perdu!».  


Fuentes:

1 – “Le mémorial de Sainte-Hélène : le manuscrit retrouvé” – Emmanuel de Las Cases, Tempus/Perrin, 2017

Imágenes:

a) – Fotografía del autor.

b) – De Vicente López Portaña – [1][2][3], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7952601

c) – Fotografía del autor.

Napoleón entre libertad y tiranía, por Alessandro Barbero (y II)

Tiempo de lectura: 50 minutos

Seguimos esta semana con la segunda y última parte de la conferencia Napoleone tra libertà e tiranide, que impartió el reputado historiador italiano Alessandro Barbero el 22 de junio de 2018, en el Teatro Romano de Fiesole, en el marco de las jornadas del 72º festival Estate Fiesolana. Su obra «La battaglia. Storia di Waterloo» publicada en el 2003, está considerada por muchos (me incluyo) uno de los mejores libros escritos sobre aquella mítica jornada, y a su talento como historiador aúna un lenguaje pedagógico y ameno que le ha situado entre los historiadores más reputados y difundidos de su país. Barbero nos seguirá hablando del Napoleón político, de su figura política y nos aportará algunos de los argumentos por los cuales podremos considerarlo (o no) un liberal o un tirano.

NAPOLEÓN ENTRE LIBERTAD Y TIRANÍA (Cont.)

«Todo esto ha estado sucediendo durante mucho tiempo. Napoleón es bueno, en algunos aspectos, para crear consenso, menos en otros; nunca entenderá, por ejemplo, que realmente esto de la paz les importa a los franceses más que cualquier otra cosa. No puede entenderlo. Él representa a los franceses porque su gloria es la de todos, y los franceses, los franceses ya están cansados de la gloire, nunca podrá entenderlo. Pero en otras cosas es bueno creando consenso. ¿Cómo se crea el consenso? El consenso se crea dejando claro a todos aquellos que tienen alguna ambición que se les puede incluir dentro del sistema. Napoleón tiene mucho cuidado en saber qué es lo que importa en el país, como esas famosas solicitudes de información a los prefectos, listas, continuamente listas. Otros regímenes hacen las listas de proscripción de los que serán enviados a los campos de concentración. Napoleón estaba ahora haciendo continuamente las listas de las personas que importan y por lo tanto debemos mimar. Todos aquellos a los que se les puede ofrecer un puesto, un trabajo, una carrera, porque obviamente necesitamos a estas personas, pero al mismo tiempo debemos estar seguros de que todos aquellos que tienen ambiciones estén seguros de que obtendrán algo y, por lo tanto, la riqueza, por supuesto, todos los ricos deben saber que el emperador los ama, los prefiere, los favorece y protege sus riquezas, pero también a los que no son ricos y sin embargo tienen méritos personales, éstos también deben ser gratificados y por lo tanto becas, pensiones, salarios, medallas, cátedras, cargos para los científicos, para los artistas, para los ingenieros, los cartógrafos – tan importantes en la guerra – los pedagogos. Básicamente la legalité ante la ley, pero luego desde el punto de vista político no hay legalidad. Hay notables, hay quienes cuentan más que otros y esto es una cosa reconocida. Se puede reconocer porque los notables son una cosa muy distinta a los nobles del Antiguo Régimen.

No podemos ni queremos basar la notoriedad en el privilegio del nacimiento, esto es cosa del Antiguo Régimen. Pero queremos y podemos basarnos en la propiedad, el mérito y la edad.” Después de eso, los intelectuales de los que hablaba, los artistas, los científicos, todos, gratificados en todos los sentidos, pero luego también está la otra versión del mérito, la más amplia, no todos pueden ser científicos, pero todos pueden oficializarse. El mérito significa una carrera militar y Napoleón lo alimenta incansablemente – ese punto, como dije, esto también está en su contra, pero, no del todo, porque el ejército siempre estará con él – alimenta la idea que la Francia de la Revolución y el Imperio es la tierra del mérito y ese mérito significa que aquellos que tengan el coraje de arriesgar sus vidas luchando bajo la bandera tricolor por el emperador serán recompensados. En parte, un mito alimentado por una propaganda sistemática, los diarios, los boletines oficiales… Alguien que fue niño bajo Napoleón, Alfred de Vigny, célebre poeta romántico, escribirá qué es lo que significaba ser niño bajo el Imperio: «Los maestros no dejaban de leer los Boletines del gran ejército y nuestros gritos de ¡Viva el Emperador! interrumpían a Tácito y a Platón. Nuestras salas de estudio parecían cuarteles, nuestras recreaciones a maniobras y nuestros exámenes a planos”. Toda una generación será, como decirlo, tomada por este mito que luego fue presenciado por uno que era joven en ese momento, Stendhal, recordemos a los jóvenes protagonistas de sus novelas, franceses y no sólo franceses. Fabrizio, Fabrizio del Dongo, de La Cartuja de Parma. Esos jóvenes que tal vez no entienden nada, pero vislumbran una cosa: Napoleón es su héroe.

Y todos los soldados están, como decirlo, embelesados por la propaganda, pero no solo por la propaganda, sino también por los hechos. Propaganda, una frase que habéis oído mil veces: “Todo soldado lleva en la mochila el bastón de mariscal”. Luego, hay millones de soldados, mariscales, solo quince, así que está claro, pero es un gran truco publicitario. Otro lema de Napoleón: “Un líder es un vendedor de esperanza” y, por lo tanto, todo soldado debe creer que en su mochila hay potencialmente un bastón de mariscal. Entonces, a mariscal probablemente no llegará, pero a oficial, sí. En los ejércitos de los países que luchan contra Napoleón no es que no haya un poco de movilidad social porque siempre ha habido un poco de movilidad social, incluso en la Edad Media, incluso bajo el Antiguo Régimen podía pasar que el hijo de campesinos podía llegar a obispo o convertirse en general, pero eran una minoría. En el ejército inglés, el que derrotará a Napoleón en Waterloo, se ha calculado que durante las guerras napoleónicas alrededor del 10 por ciento de los oficiales son soldados que han hecho carrera, promovidos desde las filas. Y un 10 por ciento para un país del Antiguo Régimen, quiere decir que en Europa todavía había mérito social, pero es un 10 por ciento. Bajo Napoleón, las tres cuartas partes de todos los oficiales que sirvieron a sus órdenes, por lo que el 75 por ciento eran simples soldados que hicieron carrera por méritos. Y eso significa una enorme cantidad de personas que entonces se retiran, vuelven a su país, a sus pueblos, estarán todo el día en el café, leyendo el periódico, hablando de las grandes jornadas e interpelando a cualquiera que se atreva a criticar al emperador. Y son, como decir, son cosas que funcionan: los veteranos, simples soldados, enfermos, maltratados, discapacitados, los mantenemos, creamos Les Invalides en París, sobre todo para que todos vean que el emperador está hospedando en un gran palacio a los soldados que le han servido. Hay pensiones de viudedad, para los huérfanos de guerra, es una pequeña asistencia social de la que no hay nada similar en la Europa de ese momento. Y los oficiales, los oficiales están bien pagados, los oficiales son, automáticamente, notables. En el pueblo, el capitán retirado es un hombre que cuenta para algo. Para la jubilación, no sólo, se les reservan muchos trabajos civiles. Hay un montón de pequeños lugares en la provincia para repartir, pequeños trabajos, el correo, el estanco, todos estos están reservados para los oficiales y los oficiales están agradecidos a su emperador.

«Primera distribución des condecoraciones de la Legión de Honor» (1812), por Debret (a)

Y esto es algo que debo decir que hasta se vuelve cómico, eh, porque estos oficiales arriesgan su vida. Muchos mueren, muchos quedan heridos, mutilados, destrozados, entonces vuelven a casa y ¿Cuál es su ideal? Un noble de Saboya, De la Noire, Victor Amadeo De la Noire, antiguo oficial de su majestad de Cerdeña, luego oficial de Napoleón, escribe, entusiasmado: «Pensadlo, se tiene el derecho a compartir casi la mitad de todos los trabajos civiles. Después de un acto de tanta generosidad, cual es el soldado o el oficial que no daría hasta la última gota de su sangre por un soberano magnánimo como nunca ha existido. Mi hermano Amadeo a conseguido un estanco de tabaco en el departamento de Monte Blanco”. Daros cuenta que este es un noble de Saboya, pero estos oficiales, algunos provenientes de la antigua nobleza, todos cargados de la idea de la gloria, todos arriesgaron sus vidas, ¿para qué? Para tener un estanco cuando estén retirados. Pero como reciben el estanco o la oficina de correos, constituyen de hecho una red de fieles seguidores por todas partes. Y cuando caiga Napoleón y vuelvan los Borbones y haya de nuevo un ejército donde los veteranos que vienen de abajo tengan un poco menos de posibilidades de hacer carrera y bien, la gente empezará a murmurar… Y los viejos soldados, los viejos los oficiales, dirán: «Ved lo que habíamos dicho: el pueblo ya no tiene derechos, el rey está de regreso y los hijos del pueblo serán soldados y ya no podrán ser oficiales» Y esto, esto es un panfleto anónimo, de 1820, esos panfletos que circulan en la Francia del rey, que ha vuelto y le advierten que hay descontento. Cuidado, le dicen: en Francia no hay un pueblo donde no haya nacido un general o un coronel, un capitán, todos hijos de campesinos o artesanos, ahora están en el retiro y el pueblo ve lo que le quiso decir el emperador y que, con él, sin embargo, las cosas ya no son así.

Todo esto madura en los primeros años del nuevo siglo, entre Napoleón como cónsul vitalicio y Napoleón que fue coronado emperador en 1804. La coronación del emperador es, obviamente, una etapa extremadamente significativa y también estaba, por decirlo, algo decodificada. Por un lado, es lo que más claramente demuestra a los ojos de muchos que la revolución está realmente muerta, muerta y enterrada. Hemos vuelto a tener un monarca coronado, trono, cetros, uniformes, galones, cortesanos. Napoleón, sin embargo, en realidad, trata de mantener su pie en dos estribos y asegurarse de que su coronación imperial no se perciba como una restauración. Es muy importante que él elija ser emperador, de dónde puede surgir esto, en realidad tiene muchos significados: los franceses, los franceses han cortado la cabeza del rey y ya no querrán otro rey. Tienen la república y son aficionados a la república… Pero están dispuestos a tener un hombre que, en solitario, gobierne la república, este hombre nunca podría decir: ¡Ahora me coronaré rey! Napoleón: “No se puede ser rey de una república, pero se puede ser emperador de una república”. Y la coronación imperial está cuidadosamente preparada. La policía trabaja bien, está Fouché a la cabeza y por lo tanto hay toda una directriz por la cual los prefectos, los notables de los departamentos, reciben esta información: si alguna vez el Primer Cónsul, por ser del interés de Francia, decide asumir el título de emperador de los franceses, por supuesto, porque es un soberano del pueblo, no es el soberano de Francia, sino de los franceses, en todo caso, si el Primer Cónsul se decidiera, ¿Qué pensaría la gente sobre este paso? ¿Qué pensaría la opinión pública? Y poco a poco se nutre la opinión pública, hay toda una serie de cuerpos electos, no con el plebiscito, no votan todos, pero votan muchos, votan regularmente, eligen diputados regionales y provinciales, y todos estos departamentos. Y estas asambleas están invitadas a expresarse y habiendo entendido el movimiento que se impulsa, expresando los votos de que el primer cónsul satisfará el deseo de los franceses de tener a un emperador a su cabeza. Y explican los sagaces periodistas, “Aquí la revolución no está segura, siempre existe el riesgo de que el rey quiera volver. ¿Queréis que vuelva un amo? No, no lo queremos. Si no queréis que vuelva un amo, votad un líder, hereditario, lo habréis elegido vosotros y así estaréis seguros de que el amo no volverá«.

Al principio todavía piensa en César, pero también se le ocurren otras ideas: Carlomagno, por ejemplo, será cierto que hablo de Carlomagno, en realidad. Carlomagno, ciertamente y sería otro que no era emperador, no tenía este título, no existía en absoluto en su tiempo y él se lo creó. Interesante. Napoleón da orden de estudiar cómo se hizo la coronación de Carlomagno y al estudiar la coronación de Carlomagno hace fabricar la espada sobre el modelo de la que se pensaba que tenía Carlomagno, hace una corona como la que tenía Carlomagno y luego venía el punto más doloroso: Carlomagno fue coronado por el Papa… en sí, también estaría bien, porque la Revolución ha terminado. Carlomagno fue a Roma para ser coronado por el Papa. Esto puede ir un poco menos bien, y sobre todo parece que en Roma, en San Pedro, el Papa le puso la corona en la cabeza y ese día Carlomagno, lo dice su biógrafo Eginardo, “salió de San Pedro de un pésimo humor diciendo que si hubiera sabido que eso iba a terminar no hubiera venido a misa” … era Navidad. ¿Por qué sino por qué este hecho de que el Papa te pone la corona en la cabeza, entonces quién es el dueño de esa corona? Es el Papa quien te la da. Por otro lado, sin embargo, tener al Papa es algo hermoso, por lo que haremos pequeños cambios con respecto al protocolo de Carlomagno: el primer pequeño cambio, la coronación se realizará en París. Napoleón no se inquietará en Roma y será el Papa, que vendrá a París, quien se inquietará. Después de eso, el Papa en París lo haremos sentar allí para que todos lo vieran, pero el emperador se pone la corona en la cabeza. Que no queden dudas, que no haya idea de que esa corona será puesta en la cabeza por otra persona. Es suya. Cuando sea coronado también en Italia, lo dirá aún más claro: “Dios me lo dio a mí (no el Papa), ay de aquel que la toque”. Y entonces, ahora los franceses, 1804, tienen un emperador, pero no solo los franceses. Carlomagno no solo gobernó Francia, aunque tampoco existía Francia en su tiempo. Carlomagno gobernaba en Europa, por lo que este nuevo título, por un lado, es muy prometedor, pero, por otro lado, también es un poco inquietante para esa opinión pública que pensaba que las guerras habían terminado. Y en cuanto al hecho de la República, tiene esa buena opinión de que se puede ser emperador de una república.

Hay quienes se quejan, pero ahora se quejan en voz baja. Porque todos entendieron que era mejor adaptarse. Esta es una cita inquietante de uno de los ministros de Napoleón, Molé, que será ministro de Justicia en los últimos años del imperio y que unos años después recuerda esa etapa: «A partir de este momento, para hacer carrera, cada uno fingía no haber entendido o de estar convencido. Se volvió normal que nadie hablara más de acuerdo a su conciencia. Los ateos predicaron una religión falsa, los cristianos fueron pillados siendo filósofos, los republicanos hablaron de monarquía, los partidarios de la autoridad absoluta alardearon de ideas liberales, las víctimas de la revolución profesaron imparcialidad y los asesinos de Luis XVI le daban las virtudes de su víctima.» Ahora la Revolución realmente ha terminado, sí, o tal vez no, pero porque este imperio y cómo decirlo, es un imperio de papel maché, seamos realistas. Se mantiene porque el ejército francés es capaz de conquistar toda Europa, pero de por sí, puedes ver el papel maché, puedes ver que todo está un poco terminado, desde el momento de la coronación. El mismo Napoleón lo sospechaba, otra de sus máximas: “de lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso”.

«La Coronación de Napoleón» (1805-1807), por Jacques-Louis David. (b)

Y en la ceremonia del Sacre en Notre Dame se arriesga continuamente a dar ese paso. Imagínense, esta catedral llena de gente, llena de parvenus, son todos los parvenus: mariscales del imperio, príncipes y duques porque Napoleón los ha cubierto de estos títulos nobiliarios, les creó trajes muy suntuosos, penachos, plumas, oro, galones, pero todos estos mariscales son hijos de campesinos, artesanos, pulidores, sargentos de caballería y ahora deambulan como si fueran de la realeza, pero la gente lo sabe. Mirándolos se puede ver que casi se ríe y el primero de los parvenus son los propios Napoleón, sus hermanos, como lo revela el comentario que se le escapa con otro de sus hermanos, José, inmediatamente antes de la ceremonia. Estamos inmediatamente antes de la coronación, están todos vistiendo capas de armiño y Napoleón, hablando con su hermano, se le escapa decir: «si nuestro padre nos viera…» Papa estaba en Córcega, un pequeño noble de provincias y que este imperio está hecho de papel maché también lo demuestra el hecho de que nadie cree que realmente es un imperio hereditario, ahora él está ahí, después ya veremos…

Hay un momento dramático revelador durante la campaña rusa, la conspiración de Malet. Napoleón está lejos y llegan malas noticias de Rusia. En este punto sucede lo siguiente: hay un opositor obstinado con Napoleón, precisamente el general Malet, un viejo jacobino que, en fin, estaba internado en un hospital psiquiátrico porque obviamente uno que sigue obstinado en desafiarlo y estar en su contra… Luego el general Malet se escapa, encuentra un uniforme de general, recorre las prisiones liberando a otros oponentes de Napoleón anunciando que Napoleón está muerto en Rusia. Detiene a algunos soldados, entra en los ministerios, detiene a varios ministros. Finalmente, luego lo detienen y lo fusilan en ese momento. El golpe de Estado del general Malet duró un día, pero durante ese día los ministros que no fueron arrestados huyeron y el prefecto del Sena se preparó, hizo contactos para formar un gobierno de emergencia, republicano, porque la noticia era que Napoleón había muerto. Nadie acudió a la emperatriz María Luisa y al rey de Roma, el hijo pequeño de Napoleón, para decirles: «El emperador ha muerto, larga vida al emperador«. Todos daban por hecho que Napoleón había muerto, que la jugada había terminado y que este imperio no era hereditario. De hecho, debo decir que el propio Napoleón, después de la conspiración de Malet, se le escapará decir: «Pero esto del rey está muerto, viva el rey es una cosa hermosa, era una fuerza de la monarquía«.

Hablábamos de la religión, del Papa que está asistiendo a la coronación en Notre Dame y que está bien porque el Imperio también significa reconciliación con la Iglesia, el Concordato, aunque aquí, tengámoslo claro, quién es Napoleón: aquel bastardo que destruyó la revolución secular y ha puesto a Francia en manos de la religión o el hombre que puso fin a los excesos y restauró la libertad de la Iglesia y la libertad de los católicos. En fin, ambos. Por supuesto que había muchos que estaban en contra, los viejos revolucionarios, muchos soldados para quienes el laicismo era un principio imperativo y que asisten con creciente consternación al hecho de que en cambio, no, se regresa. Ya antes de la coronación, Napoleón se corona en Notre Dame, porque Notre Dame ha sido consagrada otra vez. Durante la revolución había sido asaltada, devastada… Sabed que en la fachada de Notre Dame están todas esas estatuas de reyes, que son los reyes del Antiguo Testamento, pero los revolucionarios no hicieron muchas diferencias, son reyes y que se hace con los reyes: se decapitan, luego derribaron todas las estatuas de Notre Dame, todas decapitadas. Pero en 1802, con el Primer Cónsul, Notre Dame es solemnemente reconsagrada. Los militares se quejan. El general Delmas saliendo de la ceremonia: «Una bella capuchinada, faltaban sólo los 100.000 hombres que murieron tratando de suprimir estas cosas«.

«El encuentro de Napoleón y el Papa en Fontainebleau», por F. Myrbach-Rheinfeld (c)

¿Por qué Napoleón hace volver la religión, hace convenios con la Iglesia católica, restablece el Episcopado y hace un Concordato con el Papa? Según él, porque la religión es una de esas cosas que es mejor no tratar de suprimirlas por la fuerza y mejor si estas cosas se van solas. Él personalmente no se lo cree ni por asomo y cuando lo critican por el Concordato, él lo explica: «No critiquéis. El Concordato es la vacuna para la religión«. Entendedlo, la vacuna es otro de los grandes descubrimientos científicos de la época y para su generación, inocular un poco del veneno cura la enfermedad. Así que: “dejemos que haya un poco de religión la gente se hartará. En cincuenta años, habrá desaparecido de Francia.” Napoleón es un hijo del siglo XVIII, completamente indiferente, no es tampoco un ateo en el estricto sentido ya que está de moda en el siglo XVIII creer vagamente en un Dios creador que, sin embargo, nada tiene que ver con las Iglesia, con el clero, con los ritos, lo que explica por qué Napoleón una vez dijo: «Si fuera a gobernar Egipto, no tendría ningún problema en hacerme mahometano. No creo en las religiones… pero la idea de Dios … ¿Quién creó todo?» Luego, claro, la religión es cómoda: mantiene la paz social, otra cita de Napoleón: “La religión es lo que impide que los pobres maten a los ricos” y luego es algo que la gente quiere y por eso se la damos. A su regreso de Egipto, Napoleón le dijo al Consejo de Estado: “Mi política es gobernar a los hombres como la mayoría quiere ser gobernada: haciéndome católico, gané la guerra en La Vendée (es decir, la insurrección contra los revolucionarios de los departamentos férreamente católicos del oeste de Francia), haciéndome musulmán me establecí en Egipto; si yo gobernara al pueblo judío reconstruiría el templo de Salomón«. Haciéndome musulmán, pues sí, también tenemos la correspondencia de Napoleón durante la campaña de Egipto con las autoridades locales, con las autoridades religiosas locales. Carta de Napoleón al jeque El-Messiri: «Espero que no pase mucho tiempo en el que pueda unir a todos los hombres sabios y educados del país y establecer un régimen basado en los principios del Corán, que son los verdaderos y los únicos que pueden traer la felicidad de los hombres.» Él era un buen político, eh, podía decir cualquier cosa que se quisiera oír, pero esto del Corán, no creo que sea solo una broma, aparte que uno de los generales de Napoleón se convirtió al Islam en Egipto, el general Menou, lo conozco porque después fue gobernador de Piamonte, seguía siendo musulmán… pero incluso en Santa Elena lo seguirá escribiendo Napoleón en una carta: «Las religiones se basan todas sobre los milagros, sobre cosas que no podemos entender como la Trinidad, Jesús dice que es hijo de Dios pero desciende de David. Yo prefiero la religión de Mahoma, es menos ridícula que la nuestra”. Después de eso, una vez reunidas todas estas cosas hermosas, se comprende por qué los párrocos y los obispos se convierten en uno de los pilares del régimen y predican regularmente para explicar al pueblo lo feliz que es bajo este gobierno sabio, ilustrado y cristiano. Napoleón, de hecho, se disculpa un poco, piensa un poco que está bien, en algunas cosas el compromiso es fuerte, porque la laicidad de la escuela, por ejemplo, salta. La escuela primaria está nuevamente en parte en manos de los párrocos, también los párrocos se han puesto de acuerdo para explicar que el emperador es un gran hombre y por tanto está bien que también se enseñen los preceptos de la religión católica, que sirven, precisamente, para evitar que los pobres se desquiten con los ricos.

Entonces, estamos en un buen punto, aunque no sea el final, estamos en un buen punto, pero entended que se vuelve difícil decir lo que realmente fue. Claro que era verdaderamente un desaprensivo extremo, un cínico extremo, pero encarnaba cosas distintas ante los ojos de distintos sectores de la opinión pública. Es precisamente ese Napoleón quien en las últimas cosas que he dicho tiene claro, cómo decir, la restauración, la vuelta atrás con respecto a la Revolución en muchas cosas, el despotismo, pero para sus enemigos sigue encarnando la Revolución y esta es otra bella contradicción. Otoño de 1805, y es la primera gran guerra de Napoleón como emperador, cuando Napoleón invade el imperio de los Habsburgo y cruza Austria con la Grande Armée rumbo a Austerlitz. Una noble alemana escribe en una carta: «Han llegado los tiempos del Apocalipsis: Robespierre a caballo cruza Austria» este hecho del caballo es muy llamativo mientras que para Hegel era el espíritu del mundo a caballo para esta dama que es un poco menos, aquí, es Robespierre y siempre Robespierre, no importa que el reloj retroceda en Francia, para las clases dominantes, para la nobleza de toda Europa, ese hombre allá es Robespierre, es la Revolución… y lo es para su ejército, otra vez allí, el ejército es algo especial. El ejército seguirá siendo revolucionario y va a la batalla contra los austriacos, los prusianos, los rusos, cantando canciones jacobinas, gritando que hay que vencer para imponer la libertad, para romper las cadenas, para liberar el Universo y creen en él… Y también los enemigos de Napoleón lo creen un poco en este punto, por lo que se combatirá ferozmente al hombre, otro de los grandes malentendidos de su tiempo. Los demás soberanos no confían, podrían haber confiado muy bien, Napoleón habría construido un imperio conservador, estable, pero no lo hacen. No lo creen, no lo pueden creer: detrás de la máscara del emperador siempre se ve un guiño a Robespierre y es un hecho que fuera de Francia, las bayonetas de los franceses exportan la Revolución. Hoy exportamos la democracia. Exportan la Revolución, la libertad y legalidad, y la fraternidad… y la civilización.

La civilización es una palabra francesa, por supuesto, la civilización es una invención de la lengua francesa reciente en ese momento y la ideología de Napoleón también implica esto: que, entre las naciones de Europa hay una nación mas grande que las otras, hay una nación que es la nación que invento la civilización, es la nación que hizo la revolución primero, porque es más valiente y generosa que las otras, y la «grande nation«, y ahora la «grande nation» en su generosidad trae a todos los demás pueblos de Europa los beneficios de la revolución. Esto ya lo decía Napoleón sobre en la campaña de Italia, cuando sólo era el general Bonaparte, pero el periódico de la Grande Armée ya proclamaba a los italianos: “Todos los pasos de la grande nation están marcados por los beneficios. Feliz el ciudadano que forma parte de ella y felices también los extranjeros que viendo a los nuestros pueden decir: son mis amigos, mis hermanos” Hermanos menores, por supuesto, porque los otros pueblos deben estar agradecidos a la «grande nation» por todos los dones que ha otorgado. Y entonces Napoleón creará un sistema en el que pone reyes y virreyes en el trono un poco por toda Alemania e Italia, pero cuando algunos de ellos creen que pueden gobernar solos, inmediatamente les hace entender que no es el caso y algunos de ellos objetan que ciertas peticiones de Napoleón son contrarias a los intereses de su pueblo. Luis se convierte en rey de Holanda, José se convierte en rey de Nápoles luego de España, Eugenio de Beauharnais, el hijastro es gobernador de Italia, luego virrey de Italia. Cada uno trata de defender ciertos intereses de sus pueblos que pueden estar en conflicto con la «grande nation», pero Napoleón inmediatamente los llama al orden. A Eugenio, virrey de Italia: “Italia es independiente sólo gracias a Francia. Esta independencia es el precio de su sangre, de sus victorias e Italia no debe abusar de ellas«. Napoleón está convencido, ese es uno de sus errores, de que todo el mundo quiere lo mismo, que todo el mundo quiere apuntar a la igualdad jurídica, el fin de los privilegios nobiliarios, la reducción de las órdenes religiosas, la modernidad, en fin, está convencido de que todo el mundo lo quiere, los españoles, los rusos, los alemanes, parece una obviedad y, como decirlo, es esa simplificación que hace un Ilustrado y lo sigue siendo desde este punto de vista, un Ilustrado. Nunca entenderá que los campesinos rusos o españoles pueden también y sobre todo querer cosas distintas y sobre todo nunca entenderá que incluso los pueblos más parecidos al francés, como los alemanes o los italianos, que están contentos en gran medida, sobre todo los jóvenes, de que hayan llegado los franceses, de que el Antiguo Régimen haya cambiado de aires, que todo haya cambiado, que el mundo está cambiando y que hay nuevos valores, nuevas cosas, nuevas aventuras y nuevos derechos, pero Napoleón nunca entenderá que si estos nuevos derechos implican el hecho de que soldados extranjeros marquen el paso en sus calles, que los soldados extranjeros arresten a la gente, que los funcionarios extranjeros den órdenes y recauden impuestos esto, en Europa, los pueblos de Europa, en su momento, está claro, no lo aceptarán.

El sistema napoleónico de familiares gobernantes, el nepotismo en contra del principio
de meritocracia que se propugnaba en otros ámbitos de la sociedad. (d)

Es algo que da que pensar: Napoleón tenía un sueño europeo, un sueño… le parecía que ser emperador de los franceses no era precisamente suficiente y queriendo ser algo más razonaba en clave europea y lo dice. Fouché nos cuenta que, partiendo para la campaña rusa, Napoleón le dice: “Ahora acabaré con Rusia y entonces finalmente seré libre para cumplir mi destino de completar lo que apenas he esbozado. Necesitamos un código europeo, un tribunal de casación europeo, la misma moneda, los mismos pesos y medidas, las mismas leyes, necesitamos hacer de todos los pueblos de Europa un solo pueblo y de París la capital del mundo”. Y esto, de vez en cuando, también vuelve, en Santa Elena cuando se escribe el Memorial de Santa Elena: «Si yo hubiera seguido estando, Europa habría sido esencialmente un pueblo y cada uno que viajara a cualquier país siempre habría estado dentro de la patria común”. Aquí y hoy nos encontramos redescubriendo con mucha dificultad lo que debería ser obvio y es precisamente que una patria común en la que haya una “grande nation” que cuente más que las demás y que actúe como un hermano mayor está destinada a fallar. Cómo fracasó el proyecto de Napoleón, que se ve con odio en España, Alemania, Rusia, menos en Italia, a pesar de los venecianos de los que hablaba al principio y a pesar de todas las secuelas y sentimientos de resentimiento, la represión, las revueltas campesinas, los fusilamientos, los saqueos de obras de arte y en ese momento también la gran decepción por el hecho de que no hay una sola Italia, permanecen el reino de Italia y el reino de Nápoles y luego ciertos pedazos de Italia que Napoleón los anexiona a Francia. En resumen, sin duda hay mucha decepción en la opinión pública italiana.

Sin embargo, la mayoría de los intelectuales y los jóvenes, a pesar de todo, tragandose sus desengaños, siguen del lado de Napoleón. Ugo Foscolo lo cuenta en Las últimas letras de Jacopo Ortis que se suicida por desilusión después de que Napoleón traicionó Venecia y la cedió a Austria, sin embargo, unos años más tarde, Foscolo se enroló como oficial en la división italiana que se dirige a Francia para participar en la invasión de Inglaterra. Por lo tanto, Napoleón se preparó para la invasión de Inglaterra, que no logró y Foscolo estaba allí, después de todo, y tal vez, a pesar de las numerosas decepciones, hoy recordamos más, que durante unos años hubo un reino de Italia. Ciertamente no era toda la península. Había un reino de Italia con un rey de Italia, que también era emperador, tal como sucedió en la época de Carlomagno, que era rey de los francos pero también de los longobardos y este rey de Italia que reinaba con la moneda del Marengo de oro, con su retrato en la parte superior con la inscripción «Napoleón emperador y rey«, en italiano, y en borde de las monedas escrito «Dios salve a Italia«. Toda la propaganda, sí, tal vez sí, pero la opinión pública italiana, en realidad, se queda en gran parte con Napoleón: en italiano Waterloo significa una derrota y no creo que haya una calle de Waterloo en ninguna ciudad italiana.

En otros lugares, sin embargo, Napoleón es el enemigo de la civilización. El enemigo de la libertad y el enemigo de Europa. El príncipe Metternich, uno de sus archienemigos, cuando se encuentre negociando con él, con Napoleón en 1813, dirá: “En ese momento decisivo me consideré como el representante de toda la sociedad europea”. Es decir, hay una clase dominante en Inglaterra, Austria, Prusia, que está convencida, en Rusia, que está convencida de que Napoleón ya no es nadie, ya no representa nada, está fuera de la ley, en Europa está toda de la otra parte. Este forajido está derrotado. Es derrotado en Rusia en 1812, en Leipzig en 1813, en 1814 por Francia invadida, los aliados entran en París y Napoleón abdica. Lo envían a ser el emperador de la isla de Elba. Como sabéis, se queda allí unos meses, luego logra escapar, regresa a Francia. Es tan inesperado y tan impactante que al principio ni siquiera quiere nadie creerlo. Aquí estará el congreso de Viena en curso porque obviamente dicen que saben que va a volver, estará en Waterloo… para ellos se acaba en el 1814 y por eso han reunido el congreso de Viena para rediseñar el mapa de Europa. Cuando llega la noticia al Congreso de Viena, se comunica la noticia de que Napoleón se ha escapado de la isla de Elba, todos se ríen. Creen que es una broma.

«El regreso de Napoleón de la isla de Elba», en «Memorias militares de la República,
el Consulado y el Imperio» (1833), obra de Hippolyte Bellangé (e)

Y en cambio Napoleón está en Francia y en un momento llega a París y está en el trono. Al enterarse de la noticia de la huida de Napoleón de la isla de Elba, un destacado intelectual liberal, Benjamin Constant, escribe un artículo en el que denuncia como un bandido a Napoleón, que había escapado de Elba. Un mes después, Benjamin Constant tiene la intención de redactar el texto de la nueva constitución que Napoleón pretende someter a plebiscito. Era una constitución maravillosa: mucho más liberal que el sistema anterior. Por decir, en los municipios de hasta 5.000 habitantes existirá el derecho a elegir alcalde, en lugar de tener un alcalde designado por el gobierno. Es una nueva Constitución que divide. Algunos se lo creen. El emperador finalmente ha entendido y esperamos que el verdadero giro liberal, dure. Algunos no se lo creen en absoluto, quizás sobre todo el más cínico, Fouché, que sirvió a Napoleón en todos los asuntos más sucios, cuando Napoleón vuelve en los 100 días, Fouché no se lo cree: “El loco de siempre, déspota y ambicioso de conquistas, como siempre«. Y en todo caso en esos 100 días, Napoleón tiene tiempo de tener redactada la nueva Constitución, de someterla a plebiscito, es de los que no le va tan bien: alrededor del 20 por ciento de los votantes, pocos, pero siempre algo. Abrumadora cantidad de síes, por supuesto.

Hay una anécdota que define bien el clima de esas horas bajas. Napoleón pasa revista a un regimiento: el 1er regimiento de infantería ligera. Al frente del regimiento se encuentra un joven de 29 años, segundo al mando, el coronel de Cubières, barón del imperio pero nacido marqués Despans-Cubières, por tanto noble del antiguo régimen, pero que hizo toda su carrera bajo Napoleón. Cubières manda el regimiento, Napoleón pasa revista, ya que conoce a todos, inmediatamente se da cuenta de que es el segundo comandante que manda el regimiento. ¿Dónde está el coronel que manda el regimiento? Y de Cubières responde: «Sire, el coronel de Beurnonville, pero está enfermo«. Napoleón comenta de nuevo: «Beurnonville no es uno de nosotros. Sea usted, coronel de Cubières, quien de ahora en adelante mandará el 1º ligero.” Fijaos la modernidad, no es también por la modernidad, ya que esta expresión viene del siglo XX: “No es de los nuestros”. El Napoleón de los 100 días es más que nunca ideológico, o estás con él o estás contra él, pero, sin embargo, no es, no es una dictadura sangrienta, de hecho, hay lugar para muchas cosas. Porque el recién nombrado comandante del regimiento, coronel de Cubières conduce a la tropa al patio de armas para votar por aclamación el plebiscito sobre la Constitución. Frente al regimiento desplegado que debe votar, el coronel de Cubières hace saber que votará en contra porque la Constitución no es lo suficientemente liberal, todavía hay demasiado poder para el emperador dentro de este texto. En consecuencia, él, el coronel de Cubières, a quien Napoleón acaba de nombrar jefe del regimiento, invita a los soldados a votar en contra. El 1er regimiento de infantería ligera es el único regimiento de todo el ejército que votó casi por unanimidad en contra de la nueva Constitución. Digo casi porque hay una excepción en los registros: un capitán que vota a favor argumentando: “Yo quiero al coronel con todo mi corazón, pero en materia de Constituciones no sabe tanto como el emperador. Ya ha hecho tantas…” Este es el único regimiento que vota no en el plebiscito. Los registros de votación de este regimiento se perdieron y, por lo tanto, no se pueden registrar en el total. El coronel de Cubières recibe una carta de amonestación, pero no es destituido, permanece al frente de su regimiento y será herido en Waterloo mientras conduce al 1º ligero al asalto del castillo de Hougoumont.

Y con Waterloo me gustaría acabar. El 18 de junio de 1815 termina la leyenda de Napoleón en Waterloo. Me encontré con testimonios y oficiales que lucharon en esa batalla y que dicen que fue una batalla decisiva por la libertad. Hay oficiales franceses que dicen esto: «En Waterloo, luchamos y perdimos la batalla por la libertad de Europa» y hay oficiales británicos que dicen esto: «En Waterloo, luchamos y ganamos la batalla por la libertad de Europa». Como pueden ver, se puede entender de muchas maneras, pero lo más notable sobre lo que quiero acabar es que varios oficiales británicos en la batalla de Waterloo tenían esencialmente una cosa en mente: «Quién sabe si podré ver a Napoleón«. Sir Hussey Vivian, que comandaba una brigada de húsares y que por tanto siendo brigadier tenía un catalejo, estaba bastante seguro de haberlo visto y luego lo recogerá en una carta: «Realmente creo que lo vi antes de que comenzara el ataque, cabalgaba con un numeroso séquito de oficiales en medio de las columnas que se alineaban frente a nosotros, recibidos con gritos de ¡Vive l’Empereur! y mirando por el catalejo me pareció distinguir al pequeño héroe. En verdad, estoy casi seguro.”

Imagen de la película «Waterloo» (1970), del director ruso S. Bondarchuk, en el que se
distingue a Napoleón a caballo desde las líneas británicas y aliadas. (f)

El pequeño héroe, Napoleón, era de estatura normal, de hecho, para la época incluso un poco más alto que la media, pero las estampas satíricas inglesas lo dibujaban como un enano y obviamente un general inglés como él lo había visto. Otro oficial británico, el capitán Mercer, lo escribe en su diario: “No conseguí verlo, lo había esperado hasta el final. Anhelaba ver a Napoleón, ese poderoso hombre de guerra, ese asombroso genio que había llenado el mundo con su fama.El pequeño héroe, ese genio asombroso. Y estos son sus enemigos, son los que lo querían destruir, pero lo han destruido, convencidos de que Napoleón quería decir esclavitud. Ved como es de difícil dar una visión, cómo decirlo, que no sea contradictoria de Napoleón y entended por qué ciertamente no podría hacerlo esta noche. Gracias. [Aplausos]


Fuentes:

1 – Lezioni di Storia – Napoleone tra libertà e tirannide – Alessandro Barbero – YouTube – Fiesole, 22 Giugno 2019 Lezioni di Storia Laterza al Teatro Romano, Estate Fiesolana

Imágenes:

a – By Jean-Baptiste Debret – Joconde database: entry 000PE004980, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=304369

b – By Jacques-Louis David – art database, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=546742

c – Das Treffen von Napoleon und dem Papst in Fontainebleau… (#617064) (meisterdrucke.com)

d – https://i.pinimg.com/originals/f8/0c/3b/f80c3b0244a55d7bd6635f5b51f586a3.jpg / emersonkent.com

e -https://www.artgallery.nsw.gov.au/media/thumbnails/collection_images/2/296.1990.10%23%23S.jpg.

1400x861_q85.jpg

f – https://www.youtube.com/watch?v=0F5zEHVl3tE&ab_channel=marlbrouk

g – https://www.lungarnofirenze.it/wp-content/uploads/2019/05/Estate-Fiesolana-759×500.jpg (cover)

Napoleón entre libertad y tiranía, por Alessandro Barbero (I)

Tiempo de lectura: 36 minutos

El historiador y escritor italiano Alessandro Barbero (Turín, 1959), ha sido objeto de algunas entradas en nuestro blog en el pasado, y lo recuperamos esta semana gracias a la conferencia Napoleone tra libertà e tiranide, que impartió una noche del 22 de junio de 2018, en el Teatro Romano de Fiesole, en el marco de las jornadas del festival Estate Fiesolana. Su obra «La battaglia. Storia di Waterloo» publicada en el 2003, está considerada por muchos (me incluyo) uno de los mejores libros escritos sobre aquella mítica jornada, y a su talento como historiador aúna un lenguaje pedagógico y ameno que le ha situado entre los historiadores más reputados y difundidos de su país. En esta conferencia que dividimos en dos partes, Barbero nos hablará del Napoleón político, de su figura política y nos aportará algunos de los argumentos por los cuales podremos considerarlo (o no) un liberal o un tirano.

NAPOLEÓN ENTRE LIBERTAD Y TIRANÍA

(Presentador): «Buenas noches. Quería agradecerles de nuevo el estar aquí, gracias a la Estate Fiesolana que nos ha invitado y acogido nuestras lecciones de historia. Como sabrán, el martes 9 de julio estará Emilio Gentile que hablará sobre el carisma a partir de Mussolini; pero no solo nuestras lecciones de historia que están recorriendo Italia y estamos muy felices de que estén aquí en este hermoso lugar. El historiador que han venido a escuchar y que muchos de ustedes conocen, con muchas habilidades, incluida la versatilidad, es un medievalista que ha hablado mucho de las guerras, un historiador militar pero que también ha tratado muchos otros temas: ha tratado a Carlomagno, los bárbaros, se ha ocupado de lo que decían los Papas, su último libro trata sobre Caporetto, por lo que se adelantó en cuanto a su competencia disciplinaria en sentido estricto, porque precisamente tiene una gran curiosidad y esta curiosidad también se traduce en una calidad de escritura que la ha convertido en uno de los más vendidos entre los historiadores italianos, pero también ha sido traducido a muchos idiomas y, digamos, su versatilidad, demostrada en la televisión en la que ha estado presente durante muchos años. Creo que todos estamos muy felices de escuchar hablar sobre Napoleón pero también más a Alessandro Barbero.» [Aplausos]

«Gracias buenas tardes. Ante todo disculparme profundamente, es culpa mía, porque teniendo otros compromisos estaba en un lugar con un tren que llegaba de Florencia a una hora y pensaba que era suficiente para estar aquí, pero se ha comprobado que no es así. Sí, por lo tanto, Napoleón también es otra cosa en realidad. Hoy hablaré esencialmente de Napoleón, pero hablaré solo de un aspecto de Napoleón, no de la cosa más obvia, que es el arte militar de Napoleón, Napoleón general, Napoleón un hombre de guerra; básicamente hablaré de Napoleón como un símbolo político, del Napoleón político, del Napoleón odiado y amado, celebrado como héroe y odiado como criminal, desde su tiempo y desde su tiempo hasta hoy. Partiría de una fecha precisa: el 13 de octubre de 1806. Napoleón está en Jena, en Turingia, Napoleón está en guerra contra Prusia, esta guerra que acaba de empezar. El 13 de octubre de 1806 Napoleón está en Jena, que es una ciudad de provincia alemana, una antigua ciudad universitaria, una plácida ciudad de provincia, pero en ese momento una ciudad en caos y pánico porque las tropas prusianas en retirada frente al avance enemigo acaban de evacuar Jena. Las primeras columnas de la Grande Armée están entrando, con Napoleón al frente, en la ciudad que está ardiendo. Napoleón ese día atraviesa la ciudad de Jena y se dirige al campamento con sus soldados y un poco más allá se encuentra el campo de batalla donde al día siguiente aniquilará al ejército prusiano en la que conocemos como la batalla de Jena. Ese 13 de octubre, la multitud está toda fuera de las casas y ve pasar las columnas francesas y al emperador en medio. Entre toda esa gente asombrada e incluso un poco asustada hay un tipo del que Napoleón nunca ha oído hablar, pero nosotros sí. Su nombre era Georg Wilhelm Friedrich Hegel y tenía 36 años, que es uno menos que Napoleón. En ese momento acababa de terminar de escribir La Fenomenología del Espíritu. Hegel, pues, allí en la calle, mira el paso de los franceses, ve pasar a Napoleón y luego escribe una carta a un amigo, a la que siempre se cita aunque sea de forma un poco imprecisa. Le dice: “Hoy vi el espíritu del mundo a caballo”. En realidad, la cita precisa sería así: «He visto al emperador -esta alma del mundo- saliendo de la ciudad en tareas de reconocimiento. Qué -siempre Hegel- maravillosa sensación ver a este hombre, que, concentrado en este punto concreto y a caballo, se extiende por el mundo y lo domina

El encuentro de Napoleón y Hegel según el Harper’s Magazine de 1895, por Kurtz (a)

Aquí está Hegel, por supuesto, como nos han enseñado en la escuela secundaria, podemos arriesgarnos a verlo como un ideólogo del estado totalitario, como si dijéramos el predecesor de muchas dictaduras o al menos el ideólogo de la monarquía prusiana. Hegel fue también el hombre que, aún siendo anciano, cada 14 de julio brindaba en honor a la toma de la Bastilla y ese día lo que ve pasar a caballo por las calles de Jena es la Revolución, por supuesto, y la Revolución Francesa. Pero también es conocer la historia, como decirlo, que Hegel tiene este deseo de poder ver la realidad de manera unitaria, de manera absoluta, y poder captar un fin unitario de la historia y cree que lo ve en ese hombre a caballo. El mismo hombre que unos años más tarde los compatriotas de Hegel odiarán con un tirano y expulsarán a la fuerza de Alemania.

Desde que apareció en el escenario de la historia hasta hoy, Napoleón nunca ha dejado de despertar pasiones; digo hasta hoy con razón, bueno, 2 de noviembre de 2018; y en noviembre de 2018 casualmente hablaba sobre Napoleón en Padua y unos días antes recibí el siguiente correo electrónico firmado por un grupo de ciudadanos paduanos: «Este día nos enteramos por los periódicos que tratará el tema del tema de Napoleón siempre presentado en la escuela como un héroe y con muy pocos de los males hechos. Por ejemplo, sabrá lo que nos hizo a los venecianos, hijos de la serenísima, nos invadió a traición como a otros. Tenía el poder mundial, siendo masacrados, deportados, segundos solo frente a los judíos. Desaparecieron inmensas obras de arte, únicas en el mundo, y otras tantas destruidas, la única que se salvó de Roma fue el retablo de San Marcos, solo porque siendo ignorante, se fue del lugar creyendo que no era de valor.«

Entonces Napoleón, precisamente Napoleón es odiado y amado, y odiado y amado en realidad, de manera transversal y por razones contradictorias, porque Napoleón, Napoleón, para muchos encarnó la Revolución Francesa y esto quiere decir que, para muchos, encarnó la libertad, la igualdad, el laicismo, la república y muchos lo amaron por esto y muchos lo odiaron por esto, como símbolo del espíritu de la Revolución. Pero Napoleón, para muchos otros, fue el hombre que ahogó la revolución, que la traicionó y muchos lo odiaron por haber puesto fin a la Revolución. Algunos en su época lo apreciaban, por eso, como el hombre de orden, del orden que retorna, pero miremos su biografía para ayudarnos a entender si tenían razón los unos o los otros. Su biografía es la de un hombre que ha pasado por momentos difíciles y que ha tenido una evolución asombrosa a lo largo de su existencia, ni siquiera es por lo que ha vivido, porque fue exiliado y murió, pero lo hizo a tiempo de ser revolucionario y revolucionario en serio. Jacobino del partido de Robespierre y en Termidor, cuando en el 1794 Robespierre fue derribado y asesinado y muchos terminan en la cárcel y la guillotina, Buonaparte, todavía no es llamado para el pueblo Napoleón, todavía es un oficialillo, Buonaparte también acaba en la cárcel como otros jacobinos y corre el riesgo de ser guillotinado también, por ser un extremista, un revolucionario, pero eso no le impedirá diez años después coronarse emperador. Aquí está el hombre que en el 94 tras la caída de Robespierre acaba en la cárcel por peligroso extremista y diez años más tarde se convierte en emperador y se corona en Notre-Dame esto encarna, evidentemente, un camino bastante contradictorio.

Le importaban poco las contradicciones porque era un pragmático, no era un fanático, nunca lo fue, no era un ideólogo de hecho, en el vocabulario de Napoleón, ideólogo es una mala palabra. En el mismo 1806 en Alemania, hablando con un político alemán, le dijo: “Ustedes son otros ideólogos, actúan según sistemas predeterminados; yo soy un hombre práctico: me enfrento a los acontecimientos y los empujo hasta donde pueden llegar«. Probablemente esto se deba también al hecho de que es un hombre de guerra y que al hacer la guerra ha aprendido precisamente esto, que la guerra no se hace con sistemas. Cita: “¡Ay de ese general que está en el campo de batalla armado con un sistema!”. Y además la planificación no se debe exagerar, estar listo para todo, sí, tener todos los elementos, sí, pero hacer planes rígidos no es bueno. Napoleón llegará incluso a decir: «No se puede planear una campaña ni incluso una batalla«. La gente habla de planes de batalla; cuando alguien le pregunta a Napoleón cómo concibe, cómo concebir un plan de batalla, él responde: «Se comienza y luego ya se ve» («Ça commence et puis on vois»).

Entrada del ejército francés en Roma en 1798, por H. Lecomte (b)

Ahora este hombre pragmático atrapa los acontecimientos y comienza a empujarlos en la dirección que él quiere. Cuando, después de la campaña de Italia, cargado de gloria, conocido, famoso en toda Francia, se da cuenta de que los franceses empiezan a estar cansados de la Revolución: no de toda, pero sí del desorden, de las continuas revueltas, de las reyertas de los políticos, de la guillotina. Napoleón piensa en esto y se da cuenta de que la solución que los franceses realmente quieren es el hombre fuerte con un ejército detrás de él y con la gloria de las victorias. Estas cosas Napoleón las medita durante dos o tres años, en la campaña de Italia del 1796 y 1797, luego está Egipto y luego hasta fines del 99 se dará el golpe de Estado que lo llevará al poder. En esos dos o tres años, Napoleón habla, reflexiona a menudo sobre cómo Francia necesita un cambio: «Francia necesita un líder que se haya hecho famoso por la gloria y no por teorías de gobierno, frases, discursos de ideólogos de los que los franceses no entienden nada.» Por unos años madura, pero pocos años y finalmente, el 18 de Brumario de 1799, los hermanos Bonaparte dan el golpe de Estado. Digo los hermanos Bonaparte porque Napoleón no está solo en esa ocasión, junto a él está Luciano, que es el más dotado de sus hermanos, y no es casualidad que sea él quien luego será marginado porque corre el riesgo de eclipsarlo, pero en 1799 van aún hacia adelante: Napoleón, el jovencísimo y famosísimo general y Luciano, el hábil político, presidente del parlamento diríamos del Consejo de los Quinientos. Y juntos, Luciano y Napoleón organizan esa jornada en la que los granaderos entran con las bayonetas caladas en la sala del Consejo de los Quinientos y los dispersan y Napoleón se convierte en Primer Cónsul.

Casi toda la opinión pública está contenta en Francia. No es que quiera renunciar a las conquistas de la Revolución, quiere renunciar a los inconvenientes de la Revolución y la propaganda de Napoleón insiste en que esto es exactamente lo que obtendrán del Primer cónsul. Otra cita de un discurso de un hombre de Napoleón: «Tendremos la república, la libertad y la igualdad, la seguridad y libertad de las personas y de la propiedad, la libertad de imprenta, de comercio y de industria, la reducción de gastos y la reducción de impuestos.» Por si a alguien le sorprende que hace 220 años los políticos prometieran una reducción de impuestos. Pero basta de Revolución, basta de Revolución en la medida en que esa Revolución significa la anarquía y la guillotina, incluso aquí ya durante la campaña italiana, dirigiéndose entonces al congreso Cispadano, a los políticos italianos del momento, los revolucionarios italianos, Napoleón dice: «No, Italia tendrá la libertad, pero sin la revolución y sus crímenes”. Ya en enero del 1797 el comandante de la Armée d’Italie puede decir públicamente: la revolución y sus crímenes. ¿Significa que la Revolución, en última instancia, se equivocó? ¡No! Como Napoleón dijo que sí, pero Napoleón no es de los profundos y no es de los sistemáticos. Precisamente es de los que hablan mucho, los políticos que hablan mucho pasan a decir lo primero que se le pasa por la cabeza. Una vez se encontraba Napoleón paseando por Ermenonville, donde está enterrado en Rousseau y Rousseau es considerado uno de los inspiradores de la Revolución y a Napoleón se le escapa decir frente a la tumba de Rousseau: «Pero, hubiera sido mejor para la tranquilidad de Francia que él nunca hubiera existido: fue el que preparó la Revolución francesa«. Quién está con él, musita, «Pero lo siento, eh, la Revolución Francesa no es algo malo» y Napoleón, Primer Cónsul en ese momento dice: «Pero no sé, tal vez, -en el futuro lo dirá- tal vez para la tranquilidad del mundo hubiera sido mejor si Rousseau nunca hubiera existido y yo tampoco«.

Apunto, es una teoría, así y así, es un destello de conciencia, es lo primero que se le pasa por la cabeza, pero el punto es que siempre existe esta gran ambigüedad, ya no sabemos lo que hubo de bueno y lo que hubo de malo de la Revolución y si prevaleció el bien o si prevaleció el mal y Napoleón es el hombre que debe liderar esta transición. Quiere ser el hombre que encarna la unidad de Francia. Si la Revolución tuvo algo malo es el el hecho de que dividió Francia, la dividió en partidos, con los partidos en el poder quienes guillotinaban a los opositores. Esto ya no es bueno: todas las divisiones deben desaparecer y quién puede encarnar toda Francia es el mismo Napoleón, Bonaparte al principio otra vez, y el mismo Bonaparte porque está cargado de gloria y esta gloria es de todos. Cuando Napoleón, Bonaparte de hecho, cuando Bonaparte vuelva a Italia en el 1797, por lo que estamos antes del golpe de Estado de Brumario, aún gobierna el Directorio, que podría haber decidido de la noche a la mañana hacer cercenar a este joven general si se pone un poco incómodo. Pues ya en ese momento lo dice Talleyrand, uno de los hombres mas astutos de su tiempo: «Todos los franceses han ganado con Bonaparte porque su gloria es propiedad de todos, no hay republicano que no pueda reclamar una parte de ella«.

«Le général Bonaparte au Conseil des Cinq-Cents», por Bouchot (c)

Pero, ¿Cuál es el punto? Los franceses aceptan el golpe de Estado de los hermanos Bonaparte, aceptan a Bonaparte primero cónsul, luego cónsul vitalicio, luego emperador, porque ven en él la garantía de que, el hecho de que lo peor de la revolución ya pasó; sabemos las conquistas pero la anarquía se acabó, las guerras se acabaron, él nos dará la paz. Pero el hombre que debe darles la paz es un general y sus títulos para estar al frente de Francia consisten exclusivamente en la gloria ganada en los campos de batalla. Y él ha sido protagonista, cuidado, pero no de una guerra defensiva, sino de la guerra revolucionaria, de la guerra de Robespierre, de la guerra total para exportar la revolución con las bayonetas, esto ha sido Bonaparte y ahora toma el poder en Francia para enfrentarse a esa opinión pública que lo que más quiere es que terminen las guerras. Lo promete, pero es un militar y su poder se basa en las bayonetas, eso lo dice entonces Napoleón sin ocultarlo y lo seguirá diciendo siempre, lo dice en Italia en el 1797 cuando crea la República Cisalpina, es el soldado que funda las repúblicas y es el soldado que las guarda.

Otras grandes frases de Napoleón, yo hablaré mucho con las palabras de Napoleón y de vez en cuando de aquellos que le conocieron que me sigue pareciendo siempre la mejor forma de intentar darle la vuelta a un personaje, a entender algo sobre el mismo. Otra cita de Napoleón: «La revolución es una idea que ha encontrado las bayonetas«. Y Brumario es un golpe de estado militar, claro, hasta los militares quieren acabar con la anarquía, quieren acabar con la guillotina, sobre todo quieren acabar con un régimen en el que los políticos parlanchines matan a los soldados y luego los políticos deciden sobre las carreras y las vidas de los militares a su gusto. Esto lo vuelve a escribir de nuevo desde Italia en el 1797. No se puede decir que Bonaparte escondiera su línea de actuación y no se puede decir realmente que la hubiera escondido. En el 1797 desde Italia escribía a París: “La época en que viles abogados y miserables chismosos hacían guillotinar a los soldados ha pasado. Y si les obligan, los soldados de Italia llegarán hasta París con su general”. En resumen, Brumario es la marcha sobre París, la realización diferida de la marcha sobre París y obviamente estamos familiarizados y tenemos en la mente otra marcha, pero él no sabía nada de la marcha sobre Roma. Recordó a Julio César pasando el Rubicón y en el Memorial de Santa Elena hará esta comparación. En el Memorial de Santa Elena – Napoleón miente descaradamente en el Memorial, cuando relata los hechos, ¡Hay que creerle! – de vez en cuando deja escapar lo que realmente piensa, y cuando evoca el golpe de estado de Brumario, Napoleón en Santa Elena, parte de César que pasó el Rubicón y luego dice que sí, pero en fin, que César era un político del más alto nivel, pero que: «un simple ciudadano, él, cuyo nombre tres meses antes era desconocido para todos y quien no tuvo de su parte si no algunas victorias, su fama y la conciencia de su genio, se atrevió a planear, a manejar él solo los destinos de 30 millones de hombres para salvarlos allí de desastres externos…» etc., etc., etc., «… sin derramar una gota de sangre…» y Napoleón que está relatando su golpe de estado «…es sin discusión una empresa gigantesca y sublime a la que en vano se buscaría una comparación en las crónicas humanas”. En fin, es el prototipo de todos los golpistas con la idea de dar un golpe a los políticos parlanchines y con la gente que está con él.

Madame de Staël, por Gérard (d)

Aquí decíamos que la opinión pública está con él, la opinión pública expresada en los círculos periodísticos, la burguesía, la gente que cuenta al principio es suficiente, pero, en realidad, luego al final lo que es seguro es que hay un pedazo de el país que está con él sin duda alguna y que permanecerá con él hasta el final: el ejército, los soldados; en el resto, las opiniones difieren. Muchos son los opositores de Napoleón, por supuesto, muchos son los que abandonan Francia cuando comienza su dictadura, pero uno de estos es Madame de Staël, que siempre será una feroz enemiga de Napoleón y que, contando cómo, según ella, era la Francia en la que Napoleón toma el poder, dice Madame de Staël: «Incluso entonces no lo amaban, pero lo preferían. Siempre se ha ofrecido en competencia con otro miedo para hacer que su poder sea aceptado como el mal menor«. Y por lo tanto, el Consulado y luego el Imperio prometen a los franceses salvaguardar las conquistas de la Revolución pero sin las exageraciones que siempre están a la vuelta de la esquina, siempre podrían volver, si no hubiera un hombre fuerte que las garantice. Los franceses están realmente asustados, ya han tenido suficiente, así que está bien, así que el terror ha terminado. No ha terminado, pero es realmente repudiado; algunos ejemplos: Napoleón suprime la fiesta del 21 de enero. El 21 de enero es el aniversario de la ejecución de Luis XVI. Ahora, está bien guillotinar al rey, pero luego, celebrar el aniversario, ya no está tan bien. Napoleón pone fin a las persecuciones contra los nobles del Antiguo Régimen, incluso los recupera, los invita a incorporarse al ejército, en la administración, pone fin a la persecución contra la Iglesia, hace el Concordato, aunque lo vea como un desperdicio, pero naturalmente, basta con las persecuciones contra la Iglesia, el regreso a la religión, las procesiones, las misas, pero la igualdad permanece incluso para los no católicos: la igualdad para los protestantes y la igualdad para los judíos. La igualdad de los ciudadanos permanece ante la ley. Esto Napoleón lo ha prometido y lo mantiene, de hecho, sobre todo, el límite de su régimen es que es una tiranía personal en la que puede hacer lo que quiera, pero frente a nosotros todos somos realmente iguales; ha prometido control de las finanzas públicas, transparencia, y en buena medida lo cumple; prometió y muchos franceses lo escuchan, la defensa absoluta de la propiedad privada y se defiende estrictamente la propiedad privada; se introduce el nuevo código y en el nuevo código los principios básicos son la protección de la propiedad y la igualdad ante la ley.

El Código Napoleón (e)

Por supuesto que los abogados hacen el Código, pero sería un error pensar que Napoleón delegó y no se preocupó demasiado por estas cosas. Está hecha la cuenta: la comisión que ha redactado el Código Napoleón se ha reunido 102 veces. Sobre 102 sesiones, Napoleón ha presidido 57. Casi siempre estaba allí. Y del Código de Napoleón, de sus reformas, salen los tribunales con la ley que es igual para todos y con el jurado popular, pero también una pena mas grave, la pena de muerte mas extendida que antes. La defensa de los bienes confiada a la condena a muerte. He hecho un poco de estadística: normalmente bajo Napoleón se guillotinan a más personas que no bajo el Antiguo Régimen. Y luego, ¿Qué más dio Napoleón, qué más le dio a Francia y a Europa? La centralización administrativa, administración, organización, según Balzac: “organiser est un mot de l’Empire«. El ideal de una pirámide con el vértice que transmite órdenes y un sistema perfecto que envía las órdenes hasta el último pueblo. En su momento el gran descubrimiento científico de moda es la electricidad y esto de la electricidad que se transmite en un momento, así sueña Napoleón con su máquina administrativa. Una máquina administrativa que debe permitir que el gobierno sepa todo. La era de Napoleón, la era del Imperio y también la era de las investigaciones continuas. Todo el aparato de gobierno repartido por el territorio desde el subprefecto del último pueblo hasta los gobernadores de los grandes territorios, deben todos compilar informes continuamente, enviar información, sobre todo. Napoleón dando sus instrucciones a los funcionarios ubicados en el territorio es muy claro: enviar detalles, se deben recopilar muchos detalles, conviene recabar información sobre cualquier cosa: cuantas gallinas hay en su departamento y cuáles son las 100 familias más ricas de su ciudad, cuántos graduados hay con usted, cuántos médicos y así sucesivamente y así sucesivamente. Los prefectos corren, se cansan, sí, se pelean por recopilar información y enviarla al centro y entonces en el centro se empiezan a hacer grandes publicaciones, el atlas administrativo del imperio francés.

Entonces, por supuesto, esto también significa conocer la opinión pública. Nuevamente Napoleón: «La opinión pública es el termómetro que debe consultar el monarca constantemente: tiene que estar en sintonía, tiene que saber lo que piensa la gente.» La gente entonces, cuenta, la gente realmente cuenta, la Revolución Francesa creó la República y creó un lema: «Liberté, égalité fraternité…» Ahora, bueno, dejemos en paz a la fraternidad que no creo que haya conmovido tanto a nadie y de la que nunca se habla, pero liberté y égalité siguen siendo las consignas sobre las que luchamos y replicamos, a su manera se realizan excepto que se han convertido en la misma cosa: libertad e igualdad significan lo mismo en el sentido de que todos los franceses son iguales, los unos a los otros ante el Estado y su poder, existe el estado de derecho, los jueces siguen la ley, ante la ley todos son iguales, hay libertad del abuso, hay libertad de discriminación, los judíos, los protestantes. Ahí termina. La libertad política no existe. No hay partidos, discusión libre, sí, hasta cierto punto, la policía escucha y abre las cartas, libertad de prensa ni hablar de ello, no se puede publicar un artículo sin los papeles del ministerio, rechazo de los periódicos inmediatamente, derecho de huelga, no, naturalmente también porque los empresarios y la burguesía son uno de los pilares del régimen. Y por lo tanto, y por lo tanto, el despotismo. Sí. Pero según Napoleón es también lo que quiere el pueblo y lo que el emperador-soberano debe dar a pueblo, porque la soberanía popular es un principio justo. Napoleón lo dice y lo repite: “La soberanía pertenece al pueblo y el primer deber del príncipe es sin duda hacer lo que el pueblo quiere”, Pero el pueblo casi nunca sabe lo que quiere y en consecuencia el príncipe debe interpretar la voluntad del pueblo.

Grabado de la votación para el Consulado de por vida para Bonaparte. (f)

¿Cómo interpretará el príncipe la voluntad del pueblo? El gran invento de la época de la Revolución y del Imperio y que luego siguió siendo la modalidad dominante durante la mayor parte del siglo XIX: el plebiscito. El plebiscito es una cosa maravillosa, lo conocimos en el momento de la unificación de Italia, por ejemplo, en todas las diversas regiones anexadas cada día al reino de Saboya, habían plebiscitos. Por ejemplo, en Saboya o en Niza cuando en cambio fueron cedidas a la Francia de Napoleón III. El plebiscito es la gran modalidad en que el 1800 mantiene unidas dos cosas: la soberanía es del pueblo. El pueblo debe ser involucrado y hacerlo votar, pero como el pueblo nunca sabe realmente lo que realmente quiere, es necesario que luego se controlen las cosas. El plebiscito funciona para que todos voten, naturalmente, porque los varones adultos lo pueden entender, pero todos, analfabetos hasta los analfabetos, pobres, no importa, todos. Todo hombre nacido y residente en Francia que haya cumplido 21 años es un elector y los plebiscitos sí, la participación no es enorme: cuando sale mal están en el 20 por ciento de los votantes cuando todo va bien se acerca al 50 por ciento y a la gente se le pregunta: ¿Usted quiere que Bonaparte sea Primer Cónsul, quiere que sea Cónsul de por vida, quiere que sea Emperador? Y la gente sabe que su opinión importa. Por supuesto, los plebiscitos se pueden hacer de muchas maneras, pero estos son bastante buenos, se escribe todo, están los registros y se transcriben todos los votos y luego se envían los registros a París, al Ministerio del Interior. Y luego el Ministerio del Interior, después de haber hecho desaparecer los registros en sus sótanos, compila el panorama general final del voto agregando, ya que están, los votos del ejército, cientos de miles de hombres, que votan por aclamación… Y luego el Ministerio de Interior publica los resultados: para el plebiscito de 1800 para el Consulado de por vida – el Ministro del Interior es, nuevamente, Luciano, el «Gran Hermano» – 3.600.000 sí, 8000, no. Como dirá un simpatizante que se cree que estaba bromeando: “Es la democracia, purgada de sus propios inconvenientes

Seguirá en la 2ª parte.


Fuentes:

1 – Lezioni di Storia – Napoleone tra libertà e tirannide – Alessandro Barbero – YouTube – Fiesole, 22 Giugno 2019 Lezioni di Storia Laterza al Teatro Romano, Estate Fiesolana

Imágenes:

a – De Kurtz – The German Struggle for Liberty, Harper’s Weekly, v.91, July 1895, p. 209, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1892261

b – By Hippolyte Lecomte – http://www.histoire-image.org/pleincadre/index.php?v=1798&w=1798&d=1&i=547, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17529908

c – De François Bouchot – http://www.histoire-image.org (direct link), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=304325

d – De François Gérard – Duyckinick, Evert A. Portrait Gallery of Eminent Men and Women in Europe and America. New York: Johnson, Wilson & Company, 1873.University of Texas Libraries, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10459

e – https://assets.catawiki.nl/assets/2018/1/5/1/8/c/18ccd53b-0454-4001-8f53-aa817130b873.jpg

f – https://www.alamy.com/napoleon-bonaparte-1769-1821-military-and-political-leader-of-france-and-emperor-of-the-french-as-napoleon-i-vote-to-confer-the-life-consulate-of-napoleon-bonaparte-colored-engraving-image209612165.html