Menorca en la Guerra de Independencia

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Las noticias de los sucesos del 2 de mayo en Madrid llegaron a la isla de Menorca1 entre los días 13 y 15 de mayo, fruto de las distancias y la lentitud de las comunicaciones en aquella época, aunque ya para entonces la calma había vuelto a la capital. El gobernador de la isla quiso jurar lealtad a José Bonaparte hasta finales del mismo mes, cuando por diversos conductos llegaron noticias de la adhesión de muchas ciudades en la península a la causa de Fernando VII. Otros personajes, como el coronel del regimiento de Soria acuartelado en la isla, también quisieron reconocer como rey al hermano de Napoleón, pero finalmente el 1 de junio los regimientos estacionados en la isla2, los zapadores, artilleros y húsares de la guarnición reconocieron a Fernando VII como rey, en una ceremonia que se repetiría de manera más multitudinaria para el gran público el 24 de junio, con servicios religiosos y desfiles incluidos. Con posterioridad se sucedieron las detenciones de simpatizantes o sospechosos de pro-bonapartistas, algunas expulsiones como la del cónsul de Francia en la isla, y se nombró a Mariano Domingo Traggia y Uribarri, el marqués de Palacio, como nuevo gobernador de Menorca.

Iglesia del Carmen, a la derecha, en Mahón. De estilo neoclásico, fue iniciada por
los Padres Carmelitas en 1750 y su construcción duró más de 70 años.
Sargento del regimiento Borbón, una de las unidades acuarteladas en Menorca.

Otra de las disposiciones que se tomaron por parte de los mandos militares de la isla -quizá influenciadas por parte de la tropa- fue la de desplazar a la península a los regimientos que se encontraban en ella, por lo que las compañías de los Voluntarios de Aragón y 90 artilleros partieron para Tortosa, el 13 de julio; el batallón 2º de Barcelona se hizo a la vela el 18 de julio hacia San Feliu de Guíxols, en socorro de la ciudad de Gerona y el resto de la guarnición salió el día 20 para Tarragona, donde desembarcó el 22 de julio. En total unos 4.360 hombres y 37 piezas de artillería. [10]

Pero durante la Guerra de Independencia, al igual que en conflictos anteriores, la verdadera importancia de la isla de Menorca radicaría en su situación estratégica en el Mediterráneo y el poder contar con la presencia en sus puertos de los barcos de la Real marina británica como aliada.

La flota británica ya contaba con una destacada presencia en el Mediterráneo, y desde la alianza de España con Francia los puertos españoles estaban siendo bloqueados sistemáticamente por los barcos británicos (principalmente los puertos de Cádiz y Cartagena), cuando no, siendo el objetivo de proyectadas incursiones militares. A mediados de abril de 1808, con el cambio de la política inglesa para controlar los enclaves en Sudamérica y librarlos de la influencia francesa, se ordenó al general Brent Spencer atacar la escuadra española que tenía base en Mahón, pero para el tiempo en que se pudo concretar la operación, la situación en España había cambiado radicalmente y Spencer, hábilmente, la ignoró.

Vista del puerto de Mahón desde el casco antiguo de la ciudad.

En junio de 1808, a raíz de la insurrección española contra Napoleón, el almirante Collingwood ordenó el cese de las hostilidades contra España y abrió vías de comunicación con la Junta de Sevilla y con el capitán general de Mallorca, Juan Miguel de Vives. Este había pedido un oficial de enlace, y el vicealmirante Edward Thornbough le envió el capitán Thomas Staines, que ya había participado en la conquista de Menorca por los británicos en 1798. Después de un tiempo de negociaciones, Vives abrió Mahón a la flota británica, donde también se establecería una parte de la escuadra española. Los británicos tomaron las Baleares bajo su protección. [2]

Las ventajas eran incuestionables para españoles y británicos:

– La isla quedaba protegida por la flota británica con lo que una invasión francesa quedaba prácticamente descartada.

– Su situación geográfica garantizaba una estrecha vigilancia de las costas españolas y francesas, e incluso de las islas italianas.

– La flota británica pudo tener su base principal en el denominado Port Mahon y no dividirse en dos escuadrones entre Sicilia y el estrecho como había hecho hasta entonces. [2]

– El aprovisionamiento por mar de las tropas imperiales en Cataluña prácticamente había cesado a partir de 1810, entre otros por la acción de la flota británica con base en Mahón, aunque se seguirían las acciones aisladas de barcos corsarios franceses, principalmente con base en Marsella, para atacar el comercio costero en las costas catalanas.

– El puerto de Mahón podía al mismo tiempo dedicarse a las reparaciones de los buques de guerra averiados, servir de escala a los mercantes de largo recorrido y de refugio a la flota británica durante los meses de tormentas en invierno. [2]

El puerto de Mahón, recogido en el Atlas Marítimo de España, de Vicente Tofiño de 1789 (b)

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LOS INTENTOS FRANCESES POR AVITUALLAR LAS TROPAS IMPERIALES EN ESPAÑA POR MAR 1808-1810

A pesar de ser países fronterizos, los Pirineos y las acciones de las guerrillas presentaban un serio obstáculo para los trenes de suministros de las tropas imperiales en suelo español.

Tan pronto como Barcelona estuvo en poder de las tropas francesas e italianas, Napoleón planeó utilizar este puerto para recibir cargamentos de vituallas desde el puerto de Marsella. Durante un tiempo, Napoleón incluso contempló enviar provisiones a Junot en Portugal utilizando barcos más pequeños, que pudieran navegar de cabotaje por las aguas costeras poco profundas y, por lo tanto, evadir la persecución de los navíos británicos.

La situación de Menorca y sus puertos, permitía que en un día, con vientos moderados, se pudiera llegar a las costas españolas, francesas o a las islas italianas.

Tras la organización de algunos convoyes desde Marsella y Tolón entre 1808 y 1809, los esfuerzos de Napoleón y sus fuerzas navales para reabastecer a su ejército en España por mar habían tenido un variado y pérdidas significativas.

Mientras Napoleón pensaba en intentar otro envío a finales de 1810, advirtió a Decrès que «sobre todo, no quiero arriesgar ninguno de mis barcos de línea, quiero usar solo fragatas«. Incluso consideró el hecho de que pudiera pasar o no una cantidad suficiente de suministros, incluso si solo un tercio de los barcos llegaba a su destino. Finalmente, Napoleón abandonó todos los planes para enviar suministros a España, prefiriendo intentar que la campaña siguiera su curso y al mismo tiempo fuera rentable, pero esta vez sostenida por las contribuciones forzosas exigidas al pueblo español. [3]

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Pero las incontestables ventajas también dejaban entrever algunas situaciones embarazosas, cuando no de cierto riesgo. Como hemos comentado anteriormente la gran parte de la guarnición militar de las islas acudió principalmente a Cataluña para apoyar la resistencia contra las tropas francesas, dejando su protección al cuidado de algunos centenares de voluntarios y la presencia de la propia flota inglesa. El peligro de que los franceses lo aprovecharan para dar un golpe de mano se antojaba real para los británicos, sobre todo si tenemos en cuenta que en Cabrera, Menorca y Mallorca se amontonaban miles de prisioneros franceses con sus oficiales. Algunos mandos británicos (Hallowell y Codrington) insinuaron la posibilidad de que los prisioneros fueran enviados a Malta o a Sicilia. Desde finales de 1811, las islas se convirtieron en centro de reclutamiento y adiestramiento de tropas a cargo del general Samuel Ford Whittingham, y la seguridad mejoró. [2]

El puerto de Ciutadella, al oeste de la isla, fue el puerto principal de Menorca hasta el s. XVIII.

La isla también gozaba de una red de torres de vigilancia y defensa (Martello) diseminadas por el perímetro de la isla, que habían sido construidas a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

La torre Martello (1799) de Cala Mesquida.

Otro punto a tener en cuenta eran las relaciones entre los mandos navales británicos y españoles. Las relaciones no dejaban de tener cierta tirantez, por cuanto era complicado obviar de la noche al día hechos recientes como la derrota en Trafalgar o que la propia isla de Menorca hubiera estado en manos extranjeras por más de 70 años durante el siglo anterior. Dicha pertenencia en el pasado dejaría una gran influencia en sus gentes en forma de amistosa relación con los marinos y militares británicos durante aquellos años, así como una fuerte impronta en su vocabulario3, pero no conseguiría tampoco que los años de ocupación hubieran fructificado en una simbiosis perenne4.

Con el transcurso de los meses, la isla acogió a multitud de refugiados, principalmente de Cataluña, que huían de las miserias y violencia de la guerra. Esto provocó que Mahón principalmente sufriera un rápido engrandecimiento, improvisándose la barriada sobre el terreno conocido por las Tancas del Carme. Las Tancas del Carme eran unos terrenos cercados que los Padres Carmelitas poseían sobre los peñascos que dominan el puerto de Mahón. Como suele suceder en tales ocasiones y como reflejan las crónicas de la época [1], los alquileres sufrieron un aumento vertiginoso por parte de los propietarios.

Entre los refugiados de mayor o menor prestigio social se encontraba la duquesa de Orleans, una noble emigré que huyó de la Francia Revolucionaria y que llegó con su familia a la isla el 1 de enero de 1809, huyendo desde Palamós. Posteriormente se trasladaría a la población italiana de Palermo. Otra de las personas que llegarían a la isla, según Juan Gutiérrez (ver Fuentes), fue Teresa Prats y Vilanova, que llevaba consigo a su hijo, un niño de pecho llamado Juan Prim y Prats, futuro general, Marqués de los Castillejos y presidente del gobierno5. [1]

Como hecho anecdótico el comentar la renuencia que tenían los isleños a las levas para el ejército (no así para la marina) y el esfuerzo de guerra, amparándose en antiguos privilegios6, por lo que el 1 de marzo de 1810 hubo algunos conatos de sublevación, que se produjeron con mayor virulencia en las poblaciones de Mahón y Alayor, al ordenarse nuevamente una leva. Los procesos judiciales que se incoaron por parte de las autoridades duraron hasta 1815 cuando se resolvió la imposición de sendas multas a los pueblos de Mahón y Alayor por valor de 50.000 duros, los cuales se rebajaron finalmente a 26.000, y que los vecinos acabarían de pagar mediante contribuciones hasta después de la muerte de Fernando VII.

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1Menorca había sido conquistada por segunda vez por los británicos a finales del siglo XVIII, concretamente en una expedición comandada por el general Stuart en noviembre de 1798. Los británicos ocuparían la isla durante cuatro años, hasta 1802, cuando fue devuelta a España por el tratado de Amiens. Como señala Irénée Lameire (ver Fuentes), «Lo que es más singular es que la isla de Menorca no se nombra individualmente entre las conquistas hechas en España y restituidas. Estas restituciones se hacen in globo. Solo La Trinidad le queda a Gran Bretaña, es en virtud de un argumento a contrario que Menorca vuelve bajo el dominio español. Es bastante extraño que un desplazamiento tan intenso de la soberanía, que logró modificar por completo la constitución de la isla, no dejó rastro en el tratado, ni siquiera para especificar la restitución. El art. 11 del Tratado de Amiens alude a las evacuaciones de islas mediterráneas, que no se nombran, pero el contexto muestra que se trata de las islas italianas.»

2La guarnición de Menorca constaba de los regimientos infantería de Soria y Granada, un batallón del Borbón, el de tropa ligera 2º de Barcelona, 3 compañías de voluntarios de Aragón, 10 oficiales del Real Cuerpo de Artillería y 190 artilleros, 6 oficiales del Real Cuerpo de Ingenieros, 90 zapadores y un destacamento de Húsares Españoles, compuesto de 8 oficiales y 70 soldados. [10]

3Muchas palabras del menorquín derivan de la lengua inglesa: botella: bòtil (bottle), diablo: dèvils (devil), mochila: hevresac (haversack), Juan: Jan (John), hombre: men (man), ron: rum (rum), beber: trinc (drink) y un largo etcétera. David Whamond (ver Fuentes) identifica cerca de unas 120 palabras de procedencia inglesa.  

4Como señala Rory Muir (ver Fuentes), ante el argumento de que Inglaterra no previó diversificar los cultivos de la isla, ni aumentar sus relaciones comerciales o mejorar la calidad de su flota interna, hay que comprender que las colonias inglesas no tenían otro cometido en el siglo XVIII que el de ser todo lo beneficiosas que pudieran para la metrópoli con la mínima inversión posible (básicamente militar en el caso de Menorca) y tampoco la isla tenía las ventajas materiales que ofrecían las colonias de Norte América, las Indias Orientales o incluso los gélidos territorios del Canadá.

5Caso de ser cierta la anécdota, tuvo que ser a finales de 1814 o principios de 1815, ya que Juan Prim nació el 6 de diciembre de 1814 en Reus.

6El antiguo reino de Mallorca tuvo un sistema jurídico propio desde los tiempos de la conquista por Jaime I. Los estamentos eran representados por seis jurados (“Jurats”), que entre otras cuestiones velaban por la defensa del orden institucional, convocaban los Consejos Insulares y tenían la clave de la defensa armada, auxiliando al Gobernador o Virrey de turno. Los Decretos de Nueva Planta de 1715, introdujeron reformas en materia de derecho público, aunque “… Mallorca pudo conservar su derecho civil, penal, procesal y mercantil” [7]. La recién formada Junta Suprema de Mallorca formada el 30 de mayo de 1808, fue sustituida por la Junta Superior de Observancia y Defensa del Reino de Mallorca como órgano de gobierno en las islas.


Fuentes:

1 – “Significación de Menorca en la Guerra de la Independencia” – Juan Gutiérrez, Pbro, Revista de Menorca, 1943

2 – “La política mediterránea de Gran Bretaña durante la Guerra Peninsular” – Maties Ramisa, Universitat de Vic, Rúbrica Contemporánea, vol. IX , n. 17, 2020 – http://revistes.uab.cat/rubrica

3  – “The Peninsular War: Napoleon’s Maritime War” –  Kenneth G. Johnson,  Air Command and Staff College, 2012

4 – “The British government and the Peninsular War, 1808 to june 1811” – Roderick J.B. Muir, Tesis doctoral, Departamento de Historia, Universidad de Adelaida, 1988

5 – “Britain and Menorca in the eighteenth century” – David Whamond Donaldson MA ©1994, PhD thesis, The Open University, August 1994

6  – https://www.barcelonaenhorasdeoficina.com/historia-de-una-duquesa-que-dio-nombre/

7 – “El derecho del antiguo reino de Mallorca ante la codificación liberal” – Antonio Planas Rosselló . AHDE, tomo LXXXII, 2012

8 – “Mallorca 1715. Del desguace de las instituciones a la agonía de la inquisición” – Román Piña Homs, Universitat de les Illes Balears, MRAMEGH, 26 (2016), 91-106

9 – «Théorie et pratique de la conquête dans l’ancien droit: étude de droit international ancien. Les occupations militaires de l’ile de Minorque» – Irénée Lameire, Arthur Rousseau Ed., Paris, 1908

10 – “Historia de la Guerra de la Independencia en el antiguo principado” – Adolfo Blanch, Barcelona, Imprenta y librería politécnica de Tomás Gorchs, 1861

11 – «Introducción a la Geografía Física de Menorca» – V. M. Rosselló, J. J. Fornós y L. Gómez-Pujol (editores) © 2003 AGE – Universitat de València – Universitat de les Illes Balears – Societat d’Història Natural de les Balears

Imágenes:

a – HMS Caledonia in Port Mahon, por Anton Schranz. (https://www.rountreetryon.com/artists/332-anton-schranz/works/10763-anton-schranz-hms-caledonia-in-port-mahon/)

b – Atlas Marítimo de España [Material cartográfico] / [Vicente Tofiño de San Miguel] ; Inventado y dibuxado por D. Rafael Mengs, Capitán en el Real Cuerpo de Ingenieros ; Grabado por D. Manuel Salvador Carmona, Grabador de Camara de S.M. y del Rey de Francia, y Director en la Real Academia de S. Ferndo.  (Fuente: Biblioteca Nacional de España, GMG/122/12).

c – https://i.pinimg.com/564x/80/a4/dc/80a4dca456735cdb6430cbf697b89cc3.jpg