Acabamos esta semana con la segunda y última entrada que hemos dedicado a las representaciones simbólicas del Imperio napoleónico y de sus ejércitos. Napoleón se adueñó del Águila romana para que fuera al mismo tiempo la imagen del Imperio y de sus \»legiones\». Todo un orgullo para sus regimientos, las Águilas adquirieron una aura mística y simbólica, al tiempo que fueron veneradas por los soldados, aspectos que fueron hábilmente explotados por el aparato propagandístico del Emperador. Para los ejércitos rivales aliados (los ingleses los denominaban familiarmente \»cucos\»), toda una proeza el poder arrebatarlas de manos de sus portaestandartes y alcanzar la gloria que ello conllevaba.
\»La pérdida de un Águila es una afrenta a la reputación de su regimiento para la cual ninguna victoria ni gloria adquirida en cien campos de batalla puede enmendar\».
(Napoleón, en el 55º Boletín de la Grande Armée, 1807).
LAS ÁGUILAS NAPOLEÓNICAS
Tras su adopción del emblema del Águila para el reconocimiento del Imperio en general, Napoleón anunció que el Águila en el futuro sería el estandarte de batalla del Ejército. Tenía, sin embargo, en cuanto al Águila, otro pensamiento en mente. Para sus soldados deseaba que el Águila francesa representara el estandarte militar de la antigua Roma, el emblema histórico de los legionarios de César, con sus resplandecientes tradiciones de victorias conocidas en todo el mundo. Además de esa intención, Napoleón quería destacar significativamente el lugar y el momento que eligió para la promulgación de la Orden del Ejército para nombrar el Águila de los Césares como el estandarte de batalla del Imperio Francés. El rescripto imperial databa del tiempo del \»Ejército del Oceano\» en Boulogne.
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Jean-Baptiste Isabey (III) |
Al mismo tiempo, el diseño de Isabey para una Águila (imperial) sería suficiente como modelo para (\»placée au sommet du bâton, telle que la portaient les Romains\»). La bandera será \»llevada a la misma distancia por debajo del Águila, como lo fue en el Labarum\». Así Napoleón lo escribió en sus instrucciones preliminares de Boulogne, al Mariscal Berthier, Jefe del Estado Mayor del \»Ejército de Inglaterra\», en ese momento de guardia en el Ministerio de la Guerra en París.
Él sugirió el modelo. Como Carlomagno: ¿no había conducido su ejército a través de lo Alpes?. Como César: ¿no iba a conducirlo a través del estrecho?. El águila con las alas extendidas, como en el Sello imperial, estará en la cabeza de los estandartes, como era la práctica en el ejército romano. El Águila, Napoleón señaló, constituía por si mismo el estandarte: \»Essentiellement constituer l\’étendard\», fueron sus palabras.
Napoleón confirió a la bandera una importancia secundaria basada en el hecho que era sobrevolada por el Águila. La bandera para Napoleón no era más que un complemento. Las banderas, por supuesto, vendrían y se irían. Podrían ser renovadas, escribió, cuando fuera necesario, en cualquier momento; cada dos años, o más a menudo.
El Águila, por otro lado, debía representar una permanencia. Iba a ser para siempre el estandarte de su unidad: también, para añadir aún más a su sacrosanta naturaleza y \»éclat\», cada Águila sería recibida sólo de las manos del propio Emperador.
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Antoine Denis Chaudet (IV) |
Cada batallón a pie y escuadrón a caballo iba a tener su águila, que, en un desfile y bajo el fuego enemigo, estaría a cargo especial del sargento mayor del batallón o escuadrón, con una escolta de veteranos soldados escogidos: \»
hombres que se hubieran distinguido en el campo de batalla en al menos dos combates\». Un cuidado excepcional, Napoleón estableció, era el que debían adoptar los comandantes de regimiento para que ningún daño pudiera caer sobre el Águila. En caso que un accidente le ocurriera, un informe especial debía ser realizado directamente al Emperador.
Si por desgracia el Águila era perdida durante la batalla, el regimiento en cuestión tenía que demostrar -a satisfacción del Emperador- que no había habido ninguna falta predeterminada. Ninguna nueva Águila se concedería en lugar de la perdida hasta que el regimiento en cuestión hubiera expiado el insulto en su carácter ya sea por lograr una \»éclatante\» distinción en el campo de batalla, por algún excepcional y brillante hecho de armas, o por presentarse ante el Emperador con el estandarte de un enemigo \»tomado por su propio valor.\»
En 1804 el escultor del Emperador, Chaudet, hizo el modelo original a partir de las Águilas romanas, y se fundieron copias en bronce en el taller de Thomire. Cada Águila se hizo en seis partes: el cuerpo y la cabeza en dos partes, uniendo la cara a la parte posterior e incluyendo la garra izquierda; la garra derecha; el huso de Júpiter; la sección hueca del plinto, que fue fijada al Águila mediante tres tornillos; y la parte inferior del plinto, con un zócalo de 6cm al que se fijaba una asta, que se aseguraba al resto del plinto con cuatro tornillos. Cada parte era grabada con marcas de identificación y acabada individualmente con un fino trabajo de cincel.
Finalmente, los números de los regimientos se añadieron a la parte delantera y trasera del zócalo. Éste era de unos 4 cm de alto por 12 cm de largo y el plinto y el Águila juntos tenían en general una altura de 308-310 mm y una anchura máxima de 255 mm. Su peso era de 1850 gramos (casi cuatro libras. El Águila se llevaba con una asta de azul de aproximadamente dos metros de longitud.
El 25 de diciembre 1811 se emitió un decreto oficial en cuyo artículo 11 se indica: \»El Águila se concede únicamente a los cuerpos de infantería con más de 1.200 efectivos, o a los cuerpos de caballería con no menos de 600 caballos\». Esto tuvo por efecto el reducir oficialmente todos los regimientos de infantería y caballería con una Águila cada uno, y en abril 1812 se ordenó a todos los regimientos que devolvieran sus Águilas adicionales al Ministerio de la Guerra en París. El hecho fue que algunos regimientos ignoraron la orden.
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Águila del 26º Regto. Musée Invalides |
En algún momento en 1811 Thomire realizó un Águila hueca y cuando en 1812 se distribuyeron los pesados estandartes y banderas existe algún indicio que se produjo un número de estas Águilas \»huecas\», aunque no se llegaron a entregar. Carecían de la bella factura de las de 1804 pero hubieran hecho la tarea de sus portadores mucho más fácil.
Muchas de estas Águilas fueron destruidas en la restauración monárquica de 1814 y pocas sobrevivieron a la destrucción. Cuando Napoleón regresó de su exilio de Elba, se confeccionaron rápidamente nuevas Águilas y como resultado las nuevas Águilas del año 1815 eran de un estilo más simplificado con menos trabajo de escultor. Básicamente era el modelo de 1804, pero con una posición más agachada y con el pico cerrado. El número del regimiento aparecía ahora sólo en la parte delantera del plinto.
LAS BANDERAS REGIMENTALES NAPOLEÓNICAS
La bandera tricolor de seda, como se ha dicho era, a los ojos de Napoleón, algo complementario. Iba a considerarse simplemente como una compensación al Águila, como meramente \»l\’ornement de l\’Aigle.\» El Águila, y sólo el Águila, debía ser el objeto de la devoción del soldado. Napoleón prestaba poca importancia a la bandera, más allá de su empleo para visualizar el registro militar de la carrera de un regimiento. Le hubiera gustado de hecho, como así parecía, sustituir completamente la bandera, y se llegaron a esbozar diseños para una bandera regimental verde que le fueron presentados. Sin embargo, la prudencia desaconsejó su introducción, y se emitieron directivas para que el patrón general tricolor estándar en uso bajo el Consulado, debía ser conservado, con las mínimas alteraciones de detalle en el diseño que se consideraran necesarias como consecuencia de la nueva constitución del Estado.
Las banderas de regimiento consistirían en un centro de color blanco en forma de diamante, con las esquinas alternativamente en rojo y azul, conforme al patrón autorizado dos años previamente por Napoleón como Primer Cónsul. Así, los colores nacionales se seguirían representando. Para la infantería, en el centro de cada bandera habría por un lado, las palabras \»Empire Français\» con la leyenda, inscrita en letras de oro,\»L\’Empereur des Français au –e Régiment d\’Infanterie de Ligne\», que tomaría el lugar de la inscripción republicana que hasta ese momento estaba inscrita; el número de cada regimiento seguiría siendo inscrito en el espacio libre dentro de una coronilla de laurel, bordado en cada esquina de la bandera. Para la caballería la inscripción decía: \»L\’Empereur des Français au –e Cuirassiers\», o \»Au –e Chasseurs\»; y así sucesivamente para los otros cuerpos, artillería, dragones y húsares.
En el reverso, para los regimientos de todas las armas, con la excepción de la Guardia, se blasonaba el lema \»Valeur et Discipline\», y debajo el número del batallón o escuadrón de cada regimiento. A continuación de los números se añadió cualquier Inscripción de Honor que se hubiera concedido a la unidad tal como en el caso de un regimiento, \»Le 15e est couvert de la Gloire\»; en el caso de otro, \»Le Terrible 57e rien n\’arrête\»; con otros, \»Le Bon et Brave 28e\»; \»Le 75e arrive et bât l\’Ennemi\»; \»J\’étais tranquille, le brave 32e était là\»; \»Il n\’est pas possible d\’être plus brave que le 63e\»; \»18e Brave, je vous connais. L\’Ennemi ne tiendra pas devant vous\», etc. Estas eran en su mayoría citas de \»menciones en despachos\» hechas por Napoleón en lo que respecta a los regimientos de su famoso \»Ejército de Italia\», autorizado por él, al principio por su propia iniciativa, y más tarde como Primer cónsul, que se registraban como Inscripciones de Honor en los colores de regimiento. Las banderas de otras unidades llevaban nombres de victorias en las cuales los regimientos habían tomado parte, como, por ejemplo: \»Rivoli\», \»Lodi\», \»Marengo\»1.
En 1804 con las nuevas Águilas se diseñaron las nuevas banderas. Cada batallón o escuadrón recibían una bandera, que eran de 80 cm de lado para la infantería, 60 cm para la caballería y guiones de 60×70 cm en forma de \»cola de golondrina\» para los dragones y artillería.
Izquierda. Guión del 23º Regimiento de dragones, dibujado por por Keith Over, con la característica \»cola de golondrina\», que también se denomina con puntas o farpas.
Para las unidades de la Guardia el diseño era sensiblemente diferente, con un águila en el centro del diamante del reverso de la bandera y en las esquinas el emblema en vez de el número del regimiento: una granada para los granaderos, un cuerno de caza para los cazadores a caballo y un ancla para los marines.
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1). Modelo 1804 – 2). Modelo 1812 – 3). Modelo 1815 – 4). Regimiento Irlandés (por Guido Rosignoli) (II) |
En 1811 debido al incremento de efectivos y unidades de la Guardia se adoptaron nuevas banderas para la misma, en parte por lo gastado de las antiguas y por el cambio de denominación de las nuevas unidades. Se elaboraron planes para reducir el número de Águilas de los regimiento y se diseñó un nuevo modelo de bandera opuesto al de 1804, con los honores de batalla en el reverso de las banderas, y fuera por la pérdida de las Águilas, la bandera no sólo sería de la seda más fina, ricamente bordada con hilo de oro, sino que llevaría cordones de oro, flecos de oro en los cuatro lados y una corbata de terciopelo de 92 cm de largo por 16 cm de ancho, con franjas de oro.
En 1812 se diseñaron nuevas banderas basadas en la bandera tricolor francesa. Cada regimiento recibió una bandera y los honores de batalla se restringieron a las batallas en que había participado personalmente Napoleón.
En julio de 1815 con el regreso de Napoleón se elaboraron nuevas banderas para los regimientos, también con el diseño de la tricolor pero sin el fino bordado del modelo de 1812 debido a la rapidez de la producción. Sólo una línea de hojas de laurel de oro en el borde y la medida de las banderas era mucho más grande: 120 cm de lado para la infantería y 55 cm para la caballería, por lo que estas últimas parecían mejor decoradas. Por primera vez los dragones también llevaban banderas en lugar de guiones.
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(1) – Todos los ejércitos, como un hecho, deben a Napoleón la introducción de la práctica de inscribir en las banderas (colores) de un regimiento los nombres de las batallas en las que ese regimiento haya ganado el honor; hoy en día es una característica esencial de las banderas de guerra de todas las naciones. Se originó después de la primera campaña de Napoleón como general Bonaparte, como jefe del Ejército de Italia; y, junto con las inscripciones de citas de pasajes de sus despachos, se introdujo por él también como un medio para ayudar en el desarrollo del espíritu militar y el sentido de espíritu de cuerpo entre los soldados. El Directorio censuró de inmediato al joven e innovador general por actuar sin haber remitido el asunto a París. Se enviaron órdenes para que todas estas inscripciones fueran borradas inmediatamente de las banderas. Napoleón, sin embargo, se negó a obedecer; y los regimientos de su Ejército lo apoyaron. Todos y cada uno protestaron en contra de la eliminación de sus títulos, cuya primera aparición en sus banderas había sido aclamada con entusiasmo. Por tanto el Directorio consideró conveniente aceptar la situación; y después de eso, a su vez, las banderas de los regimientos de los otros ejércitos republicanos en otros lugares fueron autorizados a exhibir decoraciones propias similares. La práctica en su momento fue adoptada en los demás ejércitos de Europa (I).
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Fuentes:
(I) – \»The war drama of the eagles\» – by Edward Fraser, Ed. John Murray, Albemarle Street, W, London, 1912
(II) – Flags of the Napoleonic Wars (1). Colours, standards and guidons of France and her allies – Terence Wise, Guido Rosignoli – Men-at-arms Series núm. 77 – Ed. Osprey, 1978
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