Napoleón en las enciclopedias (I) – 1971.

Probablemente una de las cosas más curiosas (de entre las muchas curiosas) que tiene la mente humana es la recordar determinados momentos o imágenes de la infancia que a pesar del paulatino paso de los años quedan marcados, se diría, \»a fuego\» en la memoria de cada uno.
En los años 70, se vivió un auge de la venta, sobretodo a domicilio, de enciclopedias (había enciclopedias para prácticamente todos los temas y gustos) que las editoriales y sus comerciales se afanaban en tratar de colocar en cualquier domicilio aunque sus moradores no leyeran un libro en todo el año. Supongo que también otorgaba un supuesto (o \»supuesto\») grado de cultura al dueño del inmueble el tener los doce o trece tomos de la Monitor o de la Universitas recubiertos de polvo en las estanterías del salón o el comedor del domicilio. Aunque también es cierto que esta herencia histórica de los enciclopedistas franceses, en aquellos lejanos años, cuando las bibliotecas eran terreno casi abonado sólo de estudiosos e investigadores y a falta de una herramienta tan poderosa como Internet, era de las pocas opciones que se tenían en casa para tener a mano el saber histórico y actualizado, aparte de las interpretaciones políticas de rigor.
En mi caso, una de las que teníamos en casa era la enciclopedia Universitas, de Salvat Editores. Lo curioso es que Universitas proviene del latín -significa \»Universidad\»-, la gran mayoría de sus artículos temáticos eran de enseñanza media y superior, y nadie en casa por entonces había asistido aún a la misma, fuera por falta de medios o por la temprana edad.
Retomando la idea inicial de la entrada, uno de los artículos de Universitas que se me quedó marcado \»a fuego\» fue el dedicado en el tomo 9 a Napoleón. Su introducción me pareció y me sigue pareciendo una delicia, por su estilo ágil (lejos del típico Había una vez…), la concreción de la narración de los hechos en la cronología del personaje y con el añadido extra que su autor era Santiago Perinat*, militar destacado en  los años de la Transición democrática de este país.
Os adjunto el principio del texto en cuestión, todo un reclamo para conocer al personaje:

NAPOLEÓN, de Universitas.

 

\»El motín del 13 de vendimiario (5 de octubre de 1795) sorprendió en la calle a un joven capitán que con el tiempo llegaría a ser uno de los más eficaces generales de Estado Mayor del Imperio, Thiébault. Los realistas, con el apoyo de la Guardia Nacional, intentaban derribar al Directorio, y en medio de la refriega Thiébault tuvo que buscar refugio en un callejón, hasta que vio pasar a los primeros soldados.
\»¡Dónde está el general Menou?\» – les preguntó.
\»Ese traidor ya no es nuestro jefe\» -le respondieron-. \»Barras es nuestro general, y su lugarteniente es el general Bonaparte.\»
\»¿Bonaparte? – se preguntó Thiébault-: ¿quién diablos será éste?\». 
No podía adivinar que a partir de aquel día la historia del mundo iba a estar presidida por aquel desconocido.
Bonaparte había llegado a París dos años antes, precedido de alguna fama como autor del audaz plan que había permitido la recuperación de la plaza de Tolón ocupada por los ingleses. Pero hasta los sucesos de vendimiario no se le había presentado ninguna ocasión para demostrar su valía. Así pues, dispuesto a ganar la mano a los amotinados, envió a Murat por la artillería de los suburbios y, cuando llegaron los guardias al asalto de la Convención, los barrió a bocajarro con la metralla de los cañones. Poco después Barras, jefe del Directorio, le confió el mando del Ejército de Italia.
Detalle de un cuadro de Horace Vernet que muestra a Napoleón pasando revista a sus tropas
tras la batalla de Jena, 1806. Este triunfo en plena racha de victorias, sancionó la hegemonia
militar de la Francia napoleónica sobre Prusia. 
La primera campaña de Italia
El  nuevo general en jefe llegó a Niza el 26 de marzo de 1796. El espectáculo que ofrecían las tropas francesas era desolador: 35.000 soldados hambrientos y andrajosos se concentraban prácticamente acorralados en la zona montañosa de la Liguria. La primera proclama de Bonaparte se haría célebre:

\»¡Soldados! Estáis desnudos y mal alimentados. Se os debe mucho y no se os puede pagar nada. Vuestra paciencia y valor son admirables. Pero estos peñascos no os reportan ninguna gloria. Yo voy a conduciros a las llanuras más fértiles del mundo: ricas provincias y grandes ciudades que estarán pronto en vuestro poder. Y allí os esperan riquezas, honores y gloria. Soldados de Italia, ¿os faltará el valor?\»

En quince dias todo cambió. Antes de que sus enemigos tuvieran tiempo de reaccionar, Bonaparte derrotó en seis ocasiones seguidas a austríacos y piamonteses. Turín pidió el armisticio y empujó a los austríacos cada vez más hacia el oeste. Vencidos en Lodi (10 de mayo de 1796), los restos del ejército imperial buscaron refugio en Mantua, mientra Napoleón hacía su entrada triunfal en Milán.

Entre el 19 de julio y el 2 de febrero del año siguiente, Napoleón estrechó el sitio de Mantua. En Viena se reunieron refuerzos para ir en auxilio de la plaza. Pero los sucesivos generales cometían siempre el mismo error: disgregar sus fuerzas para atravesar mejor los pasos montañosos de los Alpes. Napoleón no desaprovechó ninguna ocasión y se enfrentó a los austríacos en las batallas de Lonato, Castiglione, Bassano y Arcole, victorias todas de las armas francesas. En la última, el propio Napoleón dio muestra de su valor personal al introducirse entre los enemigos con una bandera en la mano.\»

(*) Santiago Perinat (1936-2009), militar, periodista e historiador, fue uno de los fundadores de la U.M.D. (Unión Militar Democrática) en 1974. Era considerado un experto en temas de defensa y política exterior. Perseguido por sus ideas democráticas decidió solicitar el pase a la Reserva. Se retiró con el empleo de coronel de ingenieros, y trabajó en los ayuntamientos de Zaragoza, Córdoba y Guadalajara. Master por ESADE, corresponsal militar de Telexpress (1972-77), El Periódico (1983-94) y Diario 16 (1977-94). Autor de varios libros: La Guerra y el Desarme (1972), La Aviación (1975) y Las Guerras Mambisas (2002), entre otros escritos. Su El español y la Guerra. Obertura 1808 fue finalista del premio Espejo de España en 1994.
_____________________________________________________________________________________
  
Fuentes:

– Enciclopedia Universitas. Tomo 9. Salvat Editores, SA, Barcelona, 1971

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s