William Siborne, una maqueta polémica o la última víctima inglesa de la batalla de Waterloo.

La entrada de esta semana iba titularse: \»Siborne o el hombre que se enfrentó a un Duque\», porque eso fue lo que se atrevió a hacer en su momento nuestro personaje en una época en la que enfrentarse al Duque de Wellington era garantía de incurrir en la ignominia pública por cuestionar a una gloria nacional de su prestigio. Probablemente algunos ya conozcais la figura de William Siborne, y para los que no lo conozcais, os invito a que leais esta entrada que, sin tratar de ninguna hazaña guerrera, tiene que ver en gran medida con la batalla de Waterloo y lo que aconteció en ella. 
William Siborne

EL PERSONAJE

Nacido en Greenwich (Kent), en 1797, William Siborne tuvo una educación convencional como hijo de un caballero de modesta posición. Su padre, que tuvo una comisión en una unidad de la milicia, fue transferido a un regimiento regular de línea durante las guerras napoleónicas. Siborne -junior- ganó su admisión en el Colegio Militar Real (hoy la famosa Royal Military Academy en Sandhurst), se graduó en 1814, y se unió al 1er batallón del 9º Regimiento de Infantería (el regimiento Norfolk) también mediante una comisión. Aunque no participó en la batalla de Waterloo, su unidad formó parte del ejército de ocupación en Francia, donde permaneció hasta 1817. En ese año, al igual que otros miles de oficiales, su empleo fue puesto a media paga. Sin embargo en 1826, se aseguró un puesto a jornada completa como Secretario Militar Auxiliar del Comandante en Jefe de Irlanda, en Kilmainham, cerca de Dublín.
El entonces teniente Siborne se labró una sólida reputación como un experto topógrafo en los años siguientes (su primer libro, las \»Instrucciones para topógrafos civiles y militares en el dibujo de planos de topografía\», dedicado a Lord Hill, fue publicado en 1822) , y se convirtió en un firme defensor de la utilización de modelos de batallas como herramienta de entrenamiento para los oficiales. Un compañero oficial lo describió como \»… un oficial capaz . Un hombre de fino juicio e inteligencia… y muy bien informado.\» Su diorama de la batalla de Borodino ayudó a consolidar su reputación y atraer la atención de la Oficina de Guerra. Posteriormente, casi por accidente, Siborne haría un explosivo descubrimiento que le perseguiría durante toda su carrera.

EL ENCARGO Y SU REALIZACIÓN

En 1829, el ejército había propuesto la creación de un Museo de Servicios Unido y quería un modelo a escala de la batalla de Waterloo para que se convirtiera en su principal pieza de exhibición. En 1830, quince años después de la batalla, Lord Hill le ofreció a Siborne una comisión para crear una maqueta de la batalla de Waterloo, que iba a ser la principal atracción de la exposición del nuevo Museo de Servicios Unidos y al mismo tiempo un monumento a la victoria que coronó a Wellington.

Siborne llevó a cabo la comisión con presteza y en el entendimiento que el Ministerio de Defensa pondría un montante económico para poder financiar el proyecto. Muy a su pesar, dicho entendimiento no se le dio por escrito. Sin embargo, puso su corazón y alma en la empresa, y dinero de su propio bolsillo. Abandonó el Ejército y llevó a cabo un levantamiento del campo de batalla durante el transcurso de ocho meses, acampando muchas veces en el mismo y esto mucho antes de que existiera el Servicio de Cartografía del Ejército (Ordnance Survey), asi que la creación del mapa de la batalla fue innovadora en sí misma. A continuación, envió una carta a los oficiales británicos supervivientes que habían servido en Waterloo. Les preguntó donde habían estado sus unidades \»hacia las 19:00 horas\», qué unidades enemigas tenían enfrente, qué clase de cultivos había a sus alrededores, y los invitaba a intercalar comentarios sobre los papeles desempeñados por sus regimientos.

Se recibieron alrededor de 700 respuestas y éstas formaron la base para el trabajo de Siborne.Se pasó los siguientes ocho años investigando las disposiciones de las fuerzas, comparando testimonios de despachos oficiales (incluidos los propios de Wellington), de las memorias impresas, y la abundante correspondencia que realizó con los veteranos supervivientes, ingleses, franceses y prusianos*. Al final del trabajo  se consiguió un modelo magnífico, y junto con el archivo de las cartas a Siborne que era su producto, forman una evidencia histórica única de la batalla. 

EL MODELO 

Su modelo fue planificado a una escala prodigiosa: abarca casi 120 m² cuadrados, representando perfectamente cada árbol, matorral, y el contorno del campo de batalla. Algunos de los 75.000 modelos de estaño (una figura por cada dos soldados reales) representarían el despliegue de las diversas fuerzas en el momento de la \»crisis de la batalla\» – las 19:00 horas del 18 de junio de 1815 – cuando los acontecimientos se volvieron decididamente contra el Emperador francés. En este punto, los 68.000 soldados del contingente belga-holandés-británico con los que el Duque de Wellington había comenzado la batalla se vieron muy reducidas, y sus aliados -40.000 prusianos bajo el mando del Mariscal de Campo Blücher von Wahlstadt- estaban iniciando su tercer gran ataque contra las posiciones francesas en el pueblo de Plancenoit .
Diferentes imágenes de la maqueta:

Algunos modelos de estaño representando a los soldados: 

El modelo se completó durante dos años en Irlanda, en 1838 y fue enviado a Inglaterra en un total de 39 secciones. Según Ben Taggart, descendiente de Siborne, \»el modelo estaba básicamente hecho de una estructura en forma de caja de madera, encima de la cual se construyó el terreno con yeso de Paris (es un yeso calcinado que no contiene aditivos, llamado también aljez o yeso mate) y la hierba para las zonas de los campos y las texturas fue confeccionada con una gran variedad de materiales. Incluso utilizó a menudo una redecilla para recrear la hierba alta o el heno. En la recreación del campo de batalla fue muy diligente y anotó qué tipo de cultivos crecían en aquellos campos, las alturas de los setos, etc.\»
Mike Johnson (LP Arqueología) haciendo unas fotografías a una sección de la maqueta con la granja de Hougoumont para reconstruir un modelo digital de la misma.

Los efectos del incendio en la capilla por los proyectiles incendiarios y los jardines rodeados de muros con los agujeros de los proyectiles. En los instantes finales de la batalla, Hougoumont prácticamente estaba en ruinas.

LA EXHIBICIÓN

Después de innumerables problemas prácticos, su \»Gran Modelo\» finalmente fue montado y expuesto para su exhibición pública en el Egyptian Hall, de Piccadilly. Aunque el modelo atrajo un estimado y nada despreciable número de 100.000 visitantes en su primer año, pagando cada uno un chelín, los ingresos no cubrieron los costos que había tenido Siborne y éste quedó seriamente endeudado. Posteriormente el modelo volvió a Irlanda en 1841 y se dejó guardado en un almacen. En 1851, se emprendió una suscripción entre los regimientos británicos representados en el modelo y se compró. Fue llevado de vuelta a Londres para ser mostrado en el salón de banquetes de Whitehall, como parte del servicio del Museo de Servicios Unido. Cuando ese museo se vio obligado a clausurar gran parte de su colección, que incluía el modelo de Siborne, se trasladó definitivamente al Museo Nacional del Ejército. 

LA POLÉMICA 

No he podido por menos que traduciros el relato que hace John Adamson de la polémica suscitada en su momento1 por su exposición clara y concisa de los hechos :

\»Una figura, sin embargo, no pudo compartir el entusiasmo general. Mientras que Wellington había aprobado inicialmente el proyecto como un monumento a su genio militar, se había vuelto más frío, y, finalmente, francamente obstructivo, a medida que las investigaciones de Siborne progresaban. 

Plano de Waterloo según Siborne (11:15 h)

El punto clave en cuestión era el papel de los prusianos. Después de cotejar los registros del Estado Mayor prusiano con los de los propios oficiales de Wellington, Siborne había descubierto inconsistencias graves en el propio relato de Wellington de la batalla, el célebre Despacho de Waterloo. 

Donde el duque siempre había insistido en que los prusianos habían llegado relativamente tarde en el día, cuando la batalla estaba ganada, Siborne pudo probar que, efectivamente, se habían involucrado en la batalla varias horas antes de lo que Wellington afirmó, y por lo tanto habían jugado un papel mucho mayor en la victoria de lo que se les atribuye en el Despacho. Wellington respondió insistiendo en que Siborne estaba \»equivocado\» y exigiendo que la mayor parte de las tropas prusianas que aparecían en el modelo debían ser eliminadas**

Plano de Waterloo según Siborne (19:45 h)

Inalterable, Siborne aumentó su \»ofensa\» seis años más tarde con la publicación de -en dos volúmenes con un volumen adjunto de mapas- su Historia de la guerra en Francia y Bélgica en 1815, en la que presentó pruebas detalladas de la pronta (y extensa) contribución de los prusianos. Su Historia fue posteriormente publicada en EE.UU en 1845 y en una edición alemana en 1846. 

Al insistir en la exactitud histórica, Peter Hofschröer argumenta que, Siborne estaba \»en efecto llamando a Wellington mentiroso\» – y en el proceso no sólo socava uno de los pilares de la élite británica, sino que subvierte un elemento central de la mitología nacional: la convicción de que sólo Gran Bretaña – y el genio del duque de Hierro – salvó a Europa de la tiranía de Napoleón.

Siborne pagó un alto precio por este acto de lesa majestad histórica. Los amigos de Wellington en el Ministerio de Defensa se negaron a comprar el modelo. Una propuesta para la exposición del modelo en la Galería Nacional, de reciente apertura, en Trafalgar Square \»no llegó a ninguna parte\». Y, lo más irritante de todo, mientras que su propia historia de la guerra se vendió relativamente mal, tuvo que ver como era plagiado por un rival respaldado por Wellington, el reverendo George Gleig, con un relato sobre la campaña -con una gran influencia y que fue un éxito de ventas- que descaradamente corroboraba la versión favorecida por el Duque. 
Ejemplar del libro de Siborne
Detrás de todos estos contratiempos existía una campaña orquestada por Wellington para desacreditar tanto el modelo de Siborne como su fiabilidad como historiador. \»Ridículo e inútil\», fue su veredicto sobre el modelo, y apenas fue más educado sobre la historia de Siborne; sin embargo, como señala Hofschroer, \»todo el cuerpo de oficiales del ejército británico tenía que ser consciente de que los comentarios negativos de Wellington estaban motivados por el rencor. 

Puede ser. Pero la versión de Wellington de lo que sucedió en Waterloo fue construida para satisfacer las amantes más exigentes de la Musa inocente de la historia. En 1815, las relaciones de Gran Bretaña con Prusia estaban sumamente tensas por la sospecha de que su aliado nominal tenía la firme intención del expansionismo territorial. Como concede incluso Hofschröer, \»si el Duque hubiera dado a los prusianos el reconocimiento por su papel en la batalla, probablemente les habría conducido a hacer demandas aún más fuertes para una mayor expansión territorial, alterando el equilibrio de poder tan laboriosamente establecido en el Congreso de Viena\» en 1814. El interés nacional y la vanidad personal de Wellington convergieron.


El duque tenía poca más \»alternativa\» que el descrédito de Siborne en los años 1830 y 1840, si la inmediata diplomacia post-Waterloo de Gran Bretaña -y su propia reputación después de la guerra- fueran revelados como fundados, si no del todo en una mentira, entonces en una medio conveniente verdad.\»

EL DESENLACE

Cinco años después de la primera aparición pública del diorama (el año en que fue nombrado ayudante del Royal Military Asylum), Siborne eliminó las figuras que representaban a los 40.000 soldados prusianos del modelo. Fue un gesto para apaciguar y aplacar a Wellington, en la esperanza de que el Ministerio de Defensa liberaría los fondos para pagar sus deudas: el silencio oficial saludó el gesto de Siborne.

La reputación de Siborne no acabó con su muerte, pues fue cuestionado una y otra vez por legiones de historiadores militares. Aun así, tuvo sus partidarios que, aunque no tan fuertes e influyentes como los que le arruinaron, le brindaron algún tipo de protección: es más algunos ocupaban posiciones de influencia. Consiguió su puesto de Adjunto en el Royal Military Asylum en 1843 -previamente había comprado su capitanía en 1840- cuando reemplazó a su antecesor en el cargo, el capitán J. Ludgard que había estado en el Asilo desde que abrió sus puertas en 1803.

Según Richard Gilbert, \»Por lo tanto, no es del todo cierto afirmar que Siborne murió en la pobreza. Por el contrario , durante los cinco años que formó parte del personal del Royal Military Asylum, él y su familia disfrutaron del un sueldo anual de £ 120 (equivalente a unas £ 10.000 actuales)\».

Después de su muerte, su hijo Herbert Siborne también organizó la publicación de una selección de las cartas enviadas en su momento (extractos de sólo de unas 200 misivas). A pesar del hecho de que la colección fue donada a la Biblioteca Británica a finales del siglo XIX, dicho material no ha visto la luz pública hasta nuestros dias.

El mismo Gilbert asevera que: \»Captain Siborne, one-time Adjutant of the RMA, has been vindicated and history must condemn Wellington for his monstrous ego and his failure to share his victory with his Prussian allies, but more roundly for exercising his immense influence to demean a gallant and scholarly junior officer, hounding him to an early grave.\»

(trad.) \»El Capitán Siborne, una vez Adjunto del RMA, ha sido reivindicado y la historia debe condenar Wellington por su ego monstruoso y su fallo en no compartir su victoria con sus aliados de Prusia, pero más rotundamente por ejercer su inmensa influencia para degradar a un galánte y académico oficial subalterno, acosándolo hasta una tumba prematura\».

EL MODELO EN LA ACTUALIDAD

El Gran Modelo de Waterloo de Siborne está una vez más en exhibición pública -en el Museo Nacional del Ejército (National Army Museum, Royal Hospital Road, Chelsea, London, SW3 4HT), al lado del Hospital de Chelsea, donde Siborne terminó sus días como secretario militar.

Pero fue la versión de Wellington de la historia la que ha prevalecido hasta ahora: de los ofendidos 40.000 prusianos que Siborne colocó cuidadosamente una vez en su modelo, todos menos un puñado han sido eliminados1.

Una última imagen de la meticulosidad del modelo y del trabajo de William Siborne.

(*) Por contra, curiosamente en la propia página web del National Army Museum, al hablar del modelo cita \»No parece haber intentado tener en cuenta los testimonios franceses y prusianos y las cartas de los oficiales alemanes en el ejército de Wellington fueron ignoradas. Gran parte de la zona ocupada por los prusianos avanzando se excluyó del modelo en un intento claro para ser visto sólo desde la perspectiva británica.\» (¿?).

(**) En \»Las letras de la victoria impresa\», Julio Martín Alarcón escribe:  \»Los impuestos sobre el papel, la restrictiva legislación contra el libelo y el control del servicio postal, el cuerpo más poderoso a la hora de transmitir información, facilitaban la labor para tener una prensa dócil. Los británicos leían lo que Wellington y sus superiores querían. El \’duque de hierro\’ no era un simple funcionario del ejército, sabía cuando escribió su versión de la histórica jornada que acabó con el último aliento del emperador que había doblegado Europa que aquellas líneas eran poder. Años después, cuando comenzaron a publicarse algunas cartas y memorias de los combatientes siguiendo con la fiebre post Waterloo que incluso generó una industria turística ya en el siglo XIX, en el campo de la leyenda, solía decir que \»cualquier idiota puede escribir lo que cree que pasó o que vio combatiendo, pero sólo yo tengo la visión de conjunto necesaria y la posición para poder contar cómo ocurrió\».

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Fuentes:

1- http://www.telegraph.co.uk/culture/books/3614108/Wellingtons-second-Waterloo.html (John Adamson en una reseña sobre el libro de Peter Hofschröer, \»Wellington\’s Smallest Victory\»

http://www.richardgilbert.ca/achart/public_html/articles/york/siborne.html
5- http://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/06/17/557ecf9e46163f88038b4583.html

Imágenes:
 
https://www.youtube.com/watch?v=DwXSQUwBPGk
http://www.nam.ac.uk/online-collection/images/960/102000-102999/102348.jpg
http://www.nam.ac.uk/online-collection/images/960/102000-102999/102331.jpg
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http://www.nam.ac.uk/online-collection/images/960/102000-102999/102349.jpg
http://cudl.lib.cam.ac.uk/view/PR-ATLAS-00002-00084-00020/6
 

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