Seguimos con la cronología y vida del \»Mariscal Adelante\» a partir del año 1806, una de las etapas más negras de la historia de Prusia, pero que significó también el comienzo de su lenta recuperación y de la revancha que se produciría en los campos de batalla en los años venideros. Pero, ¿qué opinaban los franceses de Blücher, y más concretamente Napoleón?. Según el Emperador: \»
Este es un excelente soldado, un buen sableador. Es como un toro que cierra los ojos y se precipita adelante sin ver ningún peligro. Es obstinado, infatigable, nada teme, y muy afecto a su país; pero como General no tiene talentos.\». Blücher por su parte, todo lo contrario: odiaba a Napoleón con todas sus fuerzas (no sólo él, también otros mandos prusianos como Gneisenau), sentimiento que se extendía a otros estamentos de la sociedad. El porqué de tal sentimiento entre las dos naciones no es fácil de explicar aunque podría achacarse por una parte en la inicial confianza y soberbia prusiana
1 que aún se creía militarmente en los tiempos del gran Federico y por la otra en en la actitud de Napoleón hacia los vencidos prusianos en 1806 y en su trato posterior
2.
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Muerte de Luis de Prusia, sobrino del rey, en el combate de Saalfeld al comienzo de la campaña de 1806. Un negro presagio, preludio de la actuación del ejército prusiano durante la campaña (a) |
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CRONOLOGÍA (Cont.)
1806 – Federico Guillermo III desmoviliza a su ejército y a mediados de febrero Blücher retorna a Münster. Prusia permanece sola y sin aliados, y coloca a su ejército en estado de retiro, en parte por cuestiones económicas. Lo que provoca que acepte todas las demandas de Napoleón en el tratado de Paris que se firma el 15 de febrero. El 12 de julio Napoleón anuncia la creación de la Confederación del Rín. Blücher destaca tropas en Essen, parte de su área de influencia, pero el rey le ordena que las retire por las quejas de Napoleón. Westphalia parece el próximo objetivo de Napoleón. Blücher envía explosivas cartas a Berlín: no esconde sus opiniones, que son reportadas también a Napoleón por los espías franceses. Sus patrullas informaron el 25 de julio que 7000 soldados franceses habían llegado a Wesel y que se había construido un puente de pontones en ese punto del Rín. El 30 de julio Blücher informaba a Berlin que 6.000 hombres se habían desplazado a Wesel y que se esperaban más tropas.
Entonces Federico Guillermo ordenó la total mobilización de las tropas y la entrada en el estado de guerra. La manera de hacerlo fue la decisión más desastrosa de su reinado y quizás la etapa más oscura de la turbulenta historia de Prusia. Casi la mitad del ejército prusiano está compuesto de mercenarios extranjeros a los cuales les faltaba cualquier motivo patriótico para luchar. Varios departamentos gubernamentales no se implicaron en hacer reformas y competían entre ellos por cuotas de poder. Bajando en el escalafón, muchos de los altos oficiales eran viejos, ineficientes y con rivalidades entre ellos. Las deficiencias se mostraron nada más empezar las tropas su marcha. El 13 de septiembre las tropas prusianas entraban en Sajonia y Napoleón lo consideró una declaración de guerra. La Grande Armée empezó a marchar desde Munich y hacia el 3 de octubre las tropas francesas se desplegaban entre Königshofen, Kronach y Würzburg.
Al comienzo de las hostilidades, Blucher es encargado del ala izquierda del ejército. Al comienzo de la batalla de Jena toma el mando de la vanguardia de caballería, consistiendo en tres regimientos de dragones, veinticinco escuadrones de caballería ligera y una batería de artillería a caballo. Las labores de reconocimiento del enemigo se vieron entorpecidas por la niebla presente. Encuentra a la división Gudin entre Poppel y Taugwitz a la que ataca. La niebla entorpece los movimientos y la identificación del grueso y números del enemigo. Blücher no renueva sus ataques hasta que la niebla se haya disipado más (los soldados no podían ver más allá de 20 yardas), viendo en aquel momento un nutrido cuerpo de franceses en línea. Blücher se dispone a atacar, esperando unos diez escuadrones de refuerzo, de los que sólo llegan tres. Envía su caballería contra los franceses en tres cargas sucesivas, pero las tres veces son rechazadas. Los soldados franceses que van aumentando su número, forman en ordenados cuadros y él no tiene ni siquiera el apoyo de piezas de artillería. Poco a poco las fuerzas de las divisiones de Morand y Friant empujan y acorralan a los prusianos por ambos flancos. Blücher quiere atacar pero el Rey se lo impide, queriendo juntarse con las fuerzas prusianas de Hohenlohe y Ruchel en Jena. Tras la retirada llega la huida, cuando llegan las primeras noticias de la derrota en Jena.
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Retirada del contingente de Blücher hacia Lübeck (c) |
Después de Jena, se ordenó a Blücher tomar el mando del cuerpo del Príncipe de Wurtemberg y conducirlo a través del Oder; pero como consecuencia de la capitulación de Prenzlau y Pasewalk, no le quedó más ruta que dirigir su marcha hacia el bajo Elba, y uniéndose a los cuerpos de Weimar y Lecoq, al menos aliviar la presión sobre Magdeburgo, y sinó suponer una fuerza considerable para el enemigo en esa zona. Era la mejor opción, tanto para intentar dividir no sólo la atención del enemigo sinó también sus fuerzas. Pero la desequilibrante superiorida francesa y su inusual velocidad en los desplazamientos frustró los buenos efectos del plan y Blücher se vió en la necesidad de abrirse camino hacia Lübeck en vez de atravesar el Elba.
A la persecución francesa se unía la falta de suministros, especialmente munición, y la imposibilidad de aprovisionarse en algún depósito amigo. En la mañana del 3 de noviembre, las patrullas informaron que tres cuerpos franceses marchaban tras su contingente: Murat marchaba por el flanco izquierdo, Soult por su flanco derecho y Bernadotte muy cerca de él. Napoleón mismo escribió con enojo: \» Estos condenados fugitivos retienen casi la mitad de mi ejército!\». Tras una marcha forzada de 36 horas, alcanzaron la ciudad de Lübeck, cuyos representantes inicialmente se negaron a asistir a los hombres de Blücher. Éste ordenó que se forzaran las puertas y demandó alimento y cobijo para las tropas. Al día siguiente, Blücher desplegó su ejército con su derecha en Lübeck y su izquierda en la villa de Travemünde. Un cuerpo danés se situó en la frontera con las órdenes de defenderse de cualquier agresión pero de no tomar partido por ningún contendiente. A primera hora de la mañana, Lübeck estaba rodeada por todas partes por tres cuerpos franceses y se empezaron a hacer preparativos para el asalto. Las tropas francesas forzaron la puerta de entrada y cargaron a la bayoneta, añadiendo más y más tropas al asalto. Los franceses tomaron posesión de la plaza y las tropas prusianas se retiraron a sus posiciones en las afueras. Al día siguiente por la mañana, Bernadotte ofreció a Blücher la capitulación3, que esta vez fue aceptada.
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Capitulación de Blücher en Ratkau el 7 de noviembre de 1806 (c) |
Blücher empezó su etapa como prisionero de guerra francés, esperando su intercambio con un oficial francés, práctica habitual en la época. Viajó a Hamburgo con Scharnhorst que esperó confirmación del esperado intercambio, y Blücher permaneció en la ciudad durante cuatro tediosos meses.
1807 – El nuevo año trae momentáneamente buenas noticias, ya que el general ruso Bennigsen obliga a los franceses a retroceder y los rusos los persiguen hasta el este de Prusia. Pero Napoleón reacciona con su acostumbrado vigor y persigue a su vez a Bennigsen enfrentándose en Preussisch-Eylau el 8 de febrero. La batalla, librada con una cegadora tormenta de nieve es sangrienta pero indecisa. Ambos ejércitos se retiraron a sus cuarteles de invierno.
El ánimo de Blücher menguó. Jugaba a las cartas cada vez con apuestas más altas; su consumo de la bebida se disparó y empezó a quejarse de los sueños vívidos, inquietantes y aparentemente sin sentido. Entonces el 16 de marzo recibió buenas noticias: era el primero de la lista de altos oficiales para ser intercambiado por oficiales franceses. Primero, una cita con Napoleón. El Emperador quería entrevistarse con el general prusiano y Blücher empezó su viaje hacia el este, a los cuarteles de Napoleón, en Rosenberg. Por primera vez experimentó el alcance de su fama, ya que donde parara, su coche era aclamado por la multitud. La escolta francesa aceleró su paso por Berlín para impedir más demostraciones similares. Blücher al final alcanzó los cuarteles de Napoleón en el castillo de Finkestein a finales de marzo. Tuvo que esperar 14 dias hasta que dio lugar la histórica cita. Se entrevistaron en las salas de estado del castillo de Kirkenstein.
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\»Bonaparte extendió la mano y expresó su satisfacción por el encuentro con \»el general prusiano más valiente\» . La respuesta de Blücher contenía una cortesía similar : siempre había sido su mayor deseo, dijo, poder ver \»al gran Emperador\». Los dos hombres se miraron . Blucher se erguía casi tres pulgadas más alto; Napoleón, a pesar de su fuerza, dio la impresión de delicadeza, con sus pequeñas manos casi femeninos y su piel de fina textura. Blücher se veía como un oso, golpeado por el tiempo, con manchas en la piel , el pelo enredado, sus manos eran gruesas y sus dedos rechonchos.
La conversación resultó difícil; Napoleón se disculpó por su poco conocimiento de alemán, y Blücher por su inadecuado francés. Utilizaron sus palabras más sencillas en estos dos idiomas, y cuando no encontraban las palabras, se valían del latín o el polaco. El transcurso del diálogo se desarrolló de los multilingües temas comunes para meterse en los asuntos militares. Ambos rehuían los temas sensibles; Napoleón lanzó uno o dos indirectas relativas a la situación política, tal vez buscando el apoyo de Blücher para un tratado franco-prusiano por separado, pero Blücher no respondió. Se despidieron de manera cortés. Su próximo encuentro se daría en un día de primavera seis años más tarde, en los campos cubiertos en sangre cerca de Lützen, cuando una carga de caballería dirigida por Blücher estuvo cerca de capturar a Napoleón.\» (2)
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Finalmente su intercambio con el general Claude Perrin Victor tuvo lugar el 25 de abril. Blücher se trasladó a Bartenstein inmediatamente para reunirse con Scharnhorst y tuvo una audiencia con el rey. Blücher deseaba comandar el cuerpo prusiano en el ejército ruso de Bennigsen, pero por contra se le encomendó el 6 de mayo dirigirse con 5.000 hombres a la Pomerania sueca, para reforzar el ejército sueco en la isla de Rügen, apartándolo por tanto del único escenario con actividad, el este de Prusia. El destino le llevó con el ejército con el que había luchado por vez primera y en la zona donde se había hecho soldado, exáctamente 50 años antes. Blücher alcanzó Stralsund el 30 de mayo y se entrevistó con Carlos XIII de Suecia. Pronto se dedicó a forjar un combativo cuerpo de sus inexpertas tropas, con la ayuda de sus subordinados: von Bülow, von Borstell y Schill (pronto famoso por desafiar especialmente a Napoleón). Aparte tomó contacto con August Gneisenau, que desde el 29 de abril hasta el final de la guerra, defendió la ciudad de Colberg4 frente a 16.000 franceses al mando de Mortier. Pero los rusos fueron derrotados en Friedland el 14 de junio; el 19, Napoleón ocupó Tilsit, con los rusos pidiendo conversaciones de paz. Gran Bretaña subsidió a los prusianos con £1.000.000y envió unos 10.000 soldados para reforzar los 16.000 suecos y prusianos al mando de Blücher. Éste quería unirse con Gneisenau en Colberg y avanzar contra Napoleón.
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Gerhard von Scharnhorst (d) |
Pero el 7 de julio se firmó la paz entre Francia y Rusia en Tilsit, dejando sola a Prusia. Federico Guillermo envió con urgencia mensajes para que Blücher parara cualquier acción hostil contra los franceses. Para desesperación de Blücher, el 9 de julio Federico Guillermo firmó un tratado con el emperador francés, lo que provocó pérdidas territoriales, el pago de una indemnización y el tener que hacer frente común contra Inglaterra, por lo que los soldados ingleses que estaban con Blücher se convirtieron de repente en enemigos. Después de Tilsit, Blücher se trasladó a Treptow, a 28 kilómetros de Colberg donde sus fuerzas constituían una pequeña isla prusiana rodeada de franceses. A mediados de agosto es nombrado gobernador general de Pomerania. Blücher se quejaba amargamente del comportamiento de las tropas francesas. Su estado mental se comenzó a deteriorar. Pero dos semanas después de Tilsit se nombró la Comisión Militar de Reorganización, que gracias a la influencia de Scharnhorst, Gneisenau, Klausewitz y otros introdujo reformas fundamentales en el ejército prusiano tales como la conscripción universal, la admisión de la burguesía entre los oficiales y la relajación del sistema de castigos disciplinarios. El nombramiento de Stein como ministro también provocó saludables efectos en las reformas.
1808 – Se continuaron haciendo grandes preparativos para que el ejército prusiano renaciera de las cenizas de Jena y Auerstadt. Pero Blücher entró en una fase de profunda depresión, facilitada por el alcohol y episodios de esquizofrenia: a veces se creía haber quedado encinta por un elefante, otras creía que sus criados conspiraban con los franceses y calentaban el suelo de sus estancias para que le quemaran los pies, o luchaba con enemigos imaginarios destrozando el mobiliario. Estaba preocupado por su hijo Franz que estaba también mentalmente enfermo durante esos largos meses de 1807 y 1808. Su estado económico también era precario.
En otoño de 1808 Napoleón se volvió contra el prusiano que consideraba más peligroso: su ministro Stein. Primero pidió su dimisión y la firma de un nuevo tratado limitando el ejército prusiano a 42.000 efectivos. Luego cursó una orden de arresto contra Stein, que huyó a Austria y luego a Rusia. Paralelamente el ejemplo de la guerra en España y la resistencia de su pueblo también calaron hondamente en el sentimiento del pueblo prusiano y sus dirigentes. Mientras, las relaciones franco-austriacas se iban deteriorando, Scharnhorst preparó un plan de mobilización: las fuerzas prusianas se unirían al cuerpo de Blücher mientras que otras fuerzas desde Silesia se unirían a los austriacos.
1809 – A pesar de las dificultades los partidarios de la guerra iban aumentando. En marzo, Scharnhorst se convirtió -de facto- en Ministro de la Guerra. La salud de Blücher iba mejorando. A principios de abril, el Archiduque Carlos de Austria marchó contra Ratisbona, en tierras de Bavaria, aliado de Napoleon. Otro contingente austriaco se movió al suroeste desde Bohemia y un ejército de 50.000 austriacos cruzó los Alpes para invadir Italia. El clamor a favor de la intervención armada se extendió por Prusia y los mensajeros galopaban de una a otra capital europea. Blücher adiestraba a sus hombres en Stargard y ordenó a su caballería mantenerse en alerta.
Pero Federico Guillermo no hizo nada permaneciendo obsesionado con el recuerdo de 1806 y el poderío de Napoleón. Y éste se dispuso a mostrarlo una vez más. El 16 de Abril llegó a Stuttgart; en 36 horas agrupó a más de la mitad de su ejército al oeste de Ratisbona, cruzó el Danubio y forzando el centro austriaco dividió a su adversario en dos, en franca retirada hacia Ratisbona al norte y Landshut al sur. En menos de dos semanas dirigió su ejército por segunda vez contra Viena. El inmobilismo del monarca prusiano provocó agrias reacciones y dimisiones en el ejército; Scharnhorst también quiso renunciar y Gneisenau hizo planes para formar una Legión Libre prusiana para luchar junto a los austriacos si Federico Guillermo mantenía su rechazo.
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Schill, por Caton Woodville. |
Otro joven oficial en Berlin, conocido de Blücher, no pudo soportar la situación por más tiempo e hizo su contribución personal a la causa y a la patria. El mayor Ferdinand von Schill cabalgó con 100 húsares para apoyar una insurrección que se produciría en Westphalia. Otros oficiales se le unieron en su paso por Postdam y Wittenberg hacia Dessau. El 4 de mayo Schill supo que los austriacos se retiraban de Ratisbona y que la insurrección en Westphalia no iba a producirse. Pero siguió con sus esfuerzos, dirigiéndose al norte del pais para capturar un puerto y se encaminó a Stralsund eludiendo la oposición francesa. Blücher pidió apoyo para Schill al Rey, pero no recibió respuesta.
El Rey estaba furioso por la insoburdinación de Schill y atemorizado por una esperable reacción militar de los franceses contra Prusia. A finales de mes los 2000 partidarios de Schill fueron rodeados por un número de entre 6000-8000 tropas holandesas, danesas y francesas. Stralsund fue tomada al asalto y Schill resultó muerto en la lucha. Su cuerpo fue decapitado y la cabeza enviada como trofeo a Jerôme Bonaparte. Varios partidarios lograron huir a Prusia y Suecia, pero otros muchos fueron arrestados y otros ejecutados, lo que ayudó con su destino y glorificación posterior a la propaganda del movimiento de liberación de 1813. (2)
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Gneisenau (e) |
Blücher se negó a desarmar a los partidarios de la revuelta de Schill y llegaron rumores a la corte que Blücher se preparaba para mobilizar en secreto a sus hombres. Éste pidió permiso para licenciarse y servir en un ejército extranjero y cada vez más oficiales abandonaron el servicio activo. Pero la derrota en Wagram acabó con los intentos austriacos de resistir a los franceses. Rusia y Prusia habían rechazado unirse a la coalición contra Napoleón; desembarcos ingleses en Holanda y Bélgica habían fracasado.
No tenía sentido para Blücher dejar Prusia y luchar para otro ejército, por lo que decidió permanecer. Los dias sombríos no parecían acabar: Gneisenau fue obligado a dimitir por las presiones francesas aunque siguió sirviendo como agente secreto. Scharnhorst intentó seguir con las reformas bajo la presión francesa existente. La corte volvió a Berlín desde Koenigsberg en diciembre, pasando el Rey por Stargard y reuniéndose afectuosamente con Blücher.
1810 – Napoleón demandó más dinero a los prusianos. Estos pidieron más tiempo, pero el 7 de marzo el Emperador advirtió que si no se le pagaba, el Rey debería cederle el territorio de Silesia. La amenaza sumió a Berlín en un caos político. Además Napoleón exigió la dimisión de Scharnhorst, que dejó su puesto en junio. Mientras Napoleón buscaba una nueva esposa en la corte rusa, el 19 de julio moría la Reina Luisa, una de las voces más carismáticas del movimiento anti-francés. Blücher fue encargado con la ingrata tarea de tratar a los ingleses como enemigos y detener a los buques británicos que se dedicaran a operaciones de contrabando en la costa báltica.
1811 – Las tensiones entre Rusia y Francia crecieron rápidamente. Gneisenau escribió un memorandum al Rey urgiendole a la mobilización de tropas a los primeros signos de hostilidad entre franceses y rusos. El Rey rechazó actuar a pesar de los movimientos de tropas francesas. En abril, Blücher se trasladó a su antigua base de Treptow y en mayo a Colberg, donde preparó trabajos defensivos en la ciudad y en los caminos que la rodeaban. Pero tenía que luchar contra las faltas de equipamiento y dinero. Su red de espías tenía que ser sufragada de su propio bolsillo. En la Escuela de Guerra en Berlin, Clausewitz prepara un plan de acción basado en guerrillas defensivas en Silesia, al estilo de las españolas, pero muchos altos oficiales se negaron a seguir este estilo de hacer la guerra. Napoleón seguía presionando a Prusia: o se incorporaba a la Confederación del Rin, o firmaba un tratado de alianza incondicional con Francia. El 11 de noviembre el Rey escribió una carta a Blücher ordenándole que permaneciera en retiro temporal.
1812 – El 24 de febrero Federico Guillermó puso su estampa en el tratado de alianza con Francia. Se comprometía a proporcionar 20.000 hombres como contingente para Napoleón, casi la mitad del ejército oficial; las fronteras del pais se abrieron para el paso de las tropas en su avance contra Rusia y el pueblo de Prusia tuvo que proporcionar raciones de avena, heno, licores y comida. El Rey se trasladó a Postdam y los franceses ocuparon Berlin tras su salida. Blücher gemía a Gneisenau: \»¡Todo está perdido, hasta el honor!\». Recibió un encargo real para alejarse de los escenarios de mayor actividad y a principios de la primavera viajó hacia el sur, a lo largo de caminos atestados de tropas y convoyes de bagajes franceses. Federico Guillermo le había dado el castillo de Schneitnig, cerca de Breslau, donde permaneció todo el año.
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Ludwig Yorck (f) |
Tras su desastrosa campaña rusa, el 14 de diciembre Napoleón se detuvo un momento en su viaje de regreso por tierras de Prusia y demandó que se incrementara el contingente prusiano de 20.000 a 30.000 hombres. Sólo dos dias después, el 16 de diciembre el 29º Bulletin apareció en el Moniteur parisino, donde los ciudadanos y sus aliados (y enemigos) conocieron el alcance de la derrota en Rusia y sus pérdidas humanas. Al partido anti-francés en Prusia se le abrían nuevas perspectivas.
Un importante grupo de hombres se empezaron a reunir en Breslau: Scharnhorst, Gneisenau, y otros muchos, entre ellos el más anti-francés, el teniente-general von Blücher. Pero el grupo de Breslau permanecía indefenso por el momento. Todo dependía de las acciones del general Yorck, que mandaba las tropas prusianas aliadas de los franceses al mando del mariscal McDonald y que se encontraban a 100 kilómetros al noroeste de Konigsberg. Blücher y sus camaradas tenían dudas sobre Yorck, al que no podían influenciar por la distancia, pero otros más cercanos si que lo intentaron. Klausewitz que se encontraba sirviendo en el estado mayor mayor ruso se entrevistó varias veces con Yorck, que tras muchas dudas finalmente se entrevistó con Diebitch, el oficial prusiano de más rango en el estado mayor ruso, cristalizando el 30 de diciembre en la Convención de Tauroggen5, declarando \»neutral\» el cuerpo de ejército de Yorck, alejándose de los franceses y depertando un entusiasmo desmedido en Prusia, significando el simbólico punto de inicio de la campaña de liberación al año siguiente.
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La convención de Tauroggen (g) |
Seguirá en la 3ª y última parte...
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(1) Algunos, como el Príncipe de Hohenlohe, que se jactaba de que había derrotado a los franceses en más de\»sesenta asuntos\», declaraba que se estaba haciendo muy poco para vencer a Napoleón y que le dejaran las \»manos libres\» cuando estuviera \»luchando con él.\» Para Hohenlohe, al igual que para prácticamente todos los oficiales prusianos -aunque fueran del escalafón más inferior- el Emperador \»no era digno de ser un cabo del ejército prusiano\».
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Alumnos de los Gardes du Corps, en el otoño de 1805 (b) |
Los altos oficiales, mariscales y generales, opinban que los mandos franceses eran \»los generales improvisados de zapateros por la Revolución\» y que no tendrían ninguna oportunidad contra los oficiales prusianos que \»han aprendido la guerra desde su juventud.\»
Hay que mencionar también, a pesar de que es muy conocida, la historia de los cadetes que en un gesto de provocación pura, afilaban la hoja de sus espadas en la escalinata de la residencia del Embajador de Francia, Sr. Laforest. Al verlos, se informa de que su coronel habría dicho: \»
Lamento que nuestros valientes prusianos están usando espadas y armas de fuego; unos garrotes serían suficientes para perseguir a estos perros franceses.\» Blücher mismo no se quedaba lejos, ya que había que preparar \»
la tumba de todos los franceses que estaban a lo largo del Rin.\» (7)
(2) Además del ya natural sentimiento de impotencia y verguenza de los vencidos, Napoleón añadió sus duras condiciones económicas y el expolio de monumentos -nada inhabitual, ya que había tenido idéntica actitud en las pasadas campañas de Italia- pero que en el caso de Prusia fueron de un extremo rigor: Napoleón, siempre consciente de los efectos de la letra escrita y la publicidad, asumió el control de la prensa de Berlín. Los periódicos Preussische Hausfreund y el Freimüthige fueron suprimidos debido a su tono general; por contra se publicó el Telegraph que fue tan lejos como para publicar calumnias escandalosas contra la Reina Luisa. El pueblo de Prusia y su casa real no iban a ser simplemente castigados, iban a ser totalmente humillados. Una figura de la Victoria con cuatro grandes caballos a su carro fue bajada y enviada a Paris y en su lugar quedó una gran estaca de hierro que sobresalía como un recordatorio diario a los berlineses de la forma en que toda su gloria se había desvanecido. La espada de Federico el Grande fue cogida de su tumba en Sans Souci junto con otras pertenencias del gran monarca, mientras que en Rossbach, el monumento erigido en memoria de la gran victoria de Federico sobre los franceses fue derruido.
(3) Blücher firmó la capitulación con su nombre y con una justificación: \»He capitulado porque ya no tengo pan ni munición.\» Cuando el oficial francés le hizo notar que no era usual mencionar los motivos de la capitulación, Blücher contestó bruscamente: \»Por Dios, no voy a capitular en ninguna otra condición cualquiera que sea, veremos lo que vendrá de ella\».
(4) El asedio de Colberg se convirtió en un mito militar en la historia de Prusia y fue explotado hasta tiempos modernos por el regimen nazi alemán, que durante 1943 a 1945 produjo la película \»Kolberg\», la película alemana más cara de la IIª Guerra Mundial, con un coste de más de 8 millones de marcos y la participación de cerca de 190.000 soldados traidos del frente.
(5) Para conocer más en detalle toda la trama que llevó a la firma de la Convención de Tauroggen, nada mejor que consultar el libro \»La Campaña de 1812\», escrito por el mismo Karl von Clausewitz. Dicho sea de paso, y muy caballerosamente, el mariscal Mac Donald no tomó después ninguna represalia contra los prusianos de Yorck, y éste se negó a luchar contra los franceses una vez contactó con las tropas rusas perseguidoras.
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Fuentes:
1) – \»The life and campaigns of Field-Marshal Prince Blücher of Wahlstatt\» – Pr. Sherwood, Neely and Jones, London, 1815
2) – \»The hussar general. The life of Blücher, Man of Waterloo\» – Roger Parkinson, Wordsworth Editions Ltd., Hertfordshire, 2001
3) – \»Blücher And The Uprising Of Prussia Against Napoleon, 1806-1815\» – Dr. Ernest F. Henderson, (1911) – December 14, 2014, Kindle edition.
4) – \»Iéna – Auerstadt. Le triomphe de l\’Aigle\» – F.G. Hourtoulle, Histoire & Collections, Paris, 2005
Imágenes:
a) – By F. de Myrbach (1853–1940) – \»Souvenirs du Capitaine Parquin 1803-1814\» – Boussod, Valadon & Cie, Paris, 1892b) – By F. de Myrbach (1853–1940) – Life of Napoleon Bonaparte by William M. Sloane, New York: Century, vol. 2, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8982830
c) – \»Iéna – Auerstadt. Le triomphe de l\’Aigle\» – F.G. Hourtoulle, Histoire&Collections, Paris, 2005
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