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El Mariscal Blücher (a) |
Acabamos hoy nuestra serie de tres entradas dedicadas al famoso mariscal prusiano Blücher, abarcando el período desde el año 1813 con el inicio de la Guerra de Liberación hasta su muerte producida en 1817. A través de estas tres entradas hemos (he) conocido más en profundidad su figura y los acontecimientos históricos en que se vió envuelta.
Creo que la figura de Blücher es de esas figuras que se da circunstancialmente en las guerras, incluso las modernas: un personaje con evidentes cualidades militares, con un gran carisma para sus tropas, un \»señor de la guerra\» como como ya comentamos, que está en su ambiente en el fragor de la batalla y, al igual que la figura de Patton en el ejército américano de la 2ª Guerra Mundial, puede llegar a ser una seria piedra en el zapato para sus superiores o en el caso del mariscal prusiano, de su monarca.
Pero es de justicia también otorgarle a Blücher la debida importancia en el período de las guerras napoleónicas, convirtiéndose en una de las figuras más famosas en el plano militar de la historia de Prusia, y a su inquebrantable voluntad y fe ciega en la victoria se deben en gran medida el desarrollo y conclusión de la campaña de Bélgica de 1815 sellando al mismo tiempo el destino de su tan odiado oponente, Napoleón.
CRONOLOGÍA (Cont.)
1813 – Federico Guillermo obra con la máxima cautela a principios de año. El 10 de enero se niega a refrendar la Convención firmada por Yorck e incluso despacha a un oficial para arrestarlo (este oficial fue detenido por los rusos). Hay movimientos de tropas francesas alrededor de la capital y el 19, el Rey hace una proclama pública contra la Convención de Tauroggen. Mientras Kleist, el segundo al mando de Yorck, se había entrevistado con el Zar, y el 21 ó 22 llegó comisionado por este último a Koenigsberg para organizar la defensa. El mismo 22 de enero el monarca con su séquito escapan a Breslau y se aceleran los preparativos para la guerra a principios de febrero. El 26 se firma una alianza defensiva y ofensiva con el Zar Alejandro en Kalisch. Los rusos procurarían un ejército de 150.000 hombres y los prusianos, 80.000 hombres. Empezaba la Guerra de Liberación y el gran momento de Blücher había llegado.
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El \»milagro\» prusiano de poner en pié un ejército no fue tarea facil ni corta en el tiempo, después de la debacle de 1806 y el siempre presente control francés. Desde 1809 el ejército se había reformado completamente, con nuevas leyes y regulaciones, y se trazaron una serie de objetivos principales:
– Reforzar rápidamente el ejército con el adiestramiento temporal continuo de reclutas; en menos de tres años, 150.000 hombres habían pasado por la rutina de ejercicios y evoluciones militares.
– Establecimiento de fábricas y armerías: la de Berlín fabricaba 1.000 armas cada mes y se construyó una totalmente nueva en Neisse, Silesia. Aparte se compró un número considerable de armas a Austria.
– Formación de parques de artillería. Toda la artillería se había perdido, pero en tres años se había repuesto el material para dotar de parques de artillería a unos 120.000 hombres.
– Armar y aprovisionar las ocho fortalezas principales y construir una serie de campos fortificados que se acabaron en 1812.
A principios de mayo de 1813, el ejército prusiano estaba compuesto de unos 110.000 hombres, que podía llegar a ser reforzado por 150.000 milicianos (Landwehr) aunque éstos últimos aún estaban en proceso de formación en dicha época del año.
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Algunos dudaron si era adecuado que Blücher comandara el ejército prusiano. Argumentos en contra eran su edad, su oposición al monarca en los años de alianza con Francia, su excéntrico comportamiento durante 1807 y 1808, especialmente el episodio del elefante, pero otros como Scharnhost, presionaron para su nombramiento, que se produjo el 28 de febrero. Pero las críticas hacia Blücher no cesaron: algunos mandos lo veían salvaje y errático y hubieran preferido a Scharnhorst en su lugar. El Conde Louis Langeron1 se expresaba con las siguientes palabras: \»Su energía era prodigiosa… Su ojo para el terreno era excelente, su heroico coraje inspiraba a las tropas, pero su talento como general quedaba limitado por dichas cualidades… Tenía poco conocimiento de la estrategia, no podía encontrar donde se encontraba en el mapa y era incapaz de elaborar un plan de campaña o la disposición de las tropas\».
Pero con la creación de los estados mayores (Estado mayor general en Prusia) a imagen del francés, no era un problema insalvable que Blücher no supiera interpretar un mapa. Y él confiaba plenamente en su estado mayor. Por otro lado, la aparición de los ejércitos \»nacionales\», grandes contingentes que entrarían en liza meses después, transformó definitivamente el campo de batalla: en el verano de 1813, el ejército aliado sumaría medio millón de hombres, con 250.000 más en guarniciones y reserva. Rusia, el único aliado declarado en esos momentos, estaba exhausto por la campaña anterior y las bajas sufridas: el contingente que iba a auxiliar a los prusianos estaba mal equipado y también con un gran número de reclutas, aparte de la subsistencia de viejos rencores basados en la ignorancia y los prejuicios. Los generales de uno y otro ejército no tenían prácticamente contacto, Gneisenau odiaba a los rusos, mientras que Blücher era de los que más simpatía les tenía, quizás por su particular carácter.
Blücher salió de Silesia a finales de marzo a la cabeza de 25.000 hombres y el 3 de abril cruzó el Elba en Dresde. El general ruso Witzigenrode, con 13.000 rusos fue puesto bajo su mando y formaba su avanzada. El 13 de marzo se declaró oficialmente la guerra contra Francia y Napoleón recibió la noticia el 16 de marzo. \»Mejor un enemigo declarado que un aliado dudoso\», declaró. Pero los prusianos no tenían un buen panorama al que enfrentarse: varios estados alemanes siguieron siendo aliados de Napoleón, la Landwehr, la milicia llamada a filas no sería plenamente operativa hasta finales de año, algunos mandos rusos como Kutuzov eran reacios a adentrarse en Alemania y el contingente prusiano de primera línea sólo comprendía a 68.000 hombres.
Los aliados y Blücher tuvieron el 2 de mayo su primer choque importante contra Napoleón en Lützen, saldándose la batalla con la victoria francesa, aunque Napoleón perdería 17.000 hombres más por la persecución posterior, deserciones y contraataques aliados. El 14 de mayo el ejército aliado alcanzó Bautzen. Napoleón, lentamente acometió a los aliados en una segunda batalla, cerca de dicha localidad. La batalla de Bautzen fue una victoria pírrica para Napoleón, ya que pese al resultado, las bajas habían muy cuantiosas por parte francesa lo que aceleraba el desgaste de su ejército durante la campaña: unos 22.500 hombres sólo en el choque, que se verían aumentados por otras 20.000 bajas, fruto de las enfermedades, deserciones y las acciones aliadas.
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Batalla de Lutzen (1813). Tropas francesas atacan las prusianas y rusas. (b) |
Los problemas e indecisiones en el mando aliado no cesaban, pese al recambio de Wittgenstein por Barclay de Tolly como comandante supremo. Napoleón cruzó el Katzbach, reocupó Hamburgo, conquistó Breslau el 1 de junio y parecía volver a ganar la iniciativa. Pero ambos bandos estaban cerca de la extenuación y necesitaban urgentemente aumentar y mejorar sus efectivos. Un armisticio momentáneo fue concluido en fecha 1 de junio, que fue extendido hasta el 20 de julio primero y después hasta el 16 de agosto. Pero fueron los aliados lo que sacaron mayor ventaja del cese de hostilidades: por contra el mismo Napoleón lo consideraría amargamente como \»uno de los mayores errores de mi vida\».
Blücher y Gneisenau expresaron su disgusto por el cese de hostilidades y se retiraron a sus cuarteles en Strehlen. Pero se aprovechó la tregua para entrenar a los soldados, aprovisionar a las unidades, intensificar la producción de guerra y fortalecer los destacamentos de Landwehr y de cazadores voluntarios (Jägers). Pero mientras tanto, Scharnhorst murió en Praga de consecuencias de una herida en batalla, lo que hizo exclamar a Blücher: \»Una batalla perdida no hubiera sido una pérdida tan grande para nosotros\». El 27 de junio se firmó el tratado secreto de Reichenbach entre Austria, Prusia y Rusia. El 23 de julio, Blücher recibió sus órdenes: mandaría el Ejército de Silesia otra vez, pero con unos efectivos totales de 200.000 hombres. Pero con su talante agresivo, pronto expresó su disconformidad con los planes de líneas defensivas que acordaron los aliados y con el hecho de rehuir la batalla si los números no eran favorables o el Emperador estuviera presente.
El 21 de agosto Napoleón presionó sobre Blücher y éste, siguiendo las directrices, se retiró siendo perseguido por los franceses. Las retiradas con contingentes tan grandes plantean grandes problemas: primero el cansancio y al final el agotamiento de las tropas, la dificultad en los avituallamientos por los cambio de dirección, las unidades tienden a romperse y los comandantes al desaliento y la desmoralización. Blücher iba de un extremo a otro de las agotadas columnas apremiando a los hombres. Pero algunos mandos como Langeron se quejaban por la pérdida de cohesión de las tropas y algunos como Yorck bordearon la insoburdinación: \»Estais destruyendo las tropas\», gritó, \»Estais marchando sin ningún propósito\». Pero la constante maniobra de Blücher entre el Katzbach y el Bober quitó presión al contingente de Schwarzenberg, nombrado nuevo comandante en jefe aliado.
El 26 de agosto Blücher derrotó a MacDonald en la batalla de Katzbach. A pesar de la gran victoria de Napoleón en Dresde el 26 y 27, en dos semanas sus subordinados habían sido derrotados en cuatro batallas más: Grossbeeren, Kulm, Dennewitz y Hagelberg. Lás pérdidas francesas se cifraron en 70.000 muertos y prisioneros y 298 cañones perdidos. Los oficiales franceses comenzaban a criticar a su Emperador, pero el mando aliado no era ningún ejemplo de camaradería tampoco2.
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Acciones de Blücher en la 2º parte de la campaña (c) |
Pero el veterano Blücher atravesó el Elba en Wartenburg, y este atrevido cruce alentó el movimiento del ejército de Schwarzenberg y preparó el terreno para la batalla de Leipzig. El 16 de octubre logró una victoria sobre el mariscal Marmont y marchó hacia las cercanías de Leipzig, donde en unión de Bernadotte tomaron la ciudad al asalto. Su prontitud en el combate y su manera de pronunciar la voz Forward hacia tanta impresión en sus soldados y el resto de soldados aliados que le bautizaron con su ya conocido apodo. Tras la gran victoria lograda en Leipzig y la huida de Napoleón, Blücher fue promovido al empleo de mariscal (General-Feldmarschall), y emprendió incansablemente la persecución de los franceses que se retiraban hacia el río Rin. Finalmente las tropas prusianas alcanzaron el Rin, pero habrían de esperar hasta el año nuevo para cruzar el histórico río. El 1 de diciembre de 1813, los monarcas aliados emitieron un comunicado en Frankfurt, dando a conocer a los franceses de que su intención no era destruir su patria y saquear sus bienes, sino únicamente derrocar al emperador Napoleón I, por lo cual reanudarían la guerra contra él hasta conseguirlo, y por lo tanto invadiendo Francia.
1814 – El 1 de enero el Ejército de Silesia, con unos 60.000 prusianos, hessianos y rusos al mando del general Blücher, es el primero en invadir Francia cruzando por Mainz y Nancy hacia el valle del Aube, al noroeste de París. Este ejército conformará el grupo central de la invasión, siendo su punta de lanza al atacar en vanguardia. Se espera de él que pueda romper las líneas defensivas francesas.
La vanguardia del Ejército de Silesia del general Blucher, unos 30.000 prusianos y rusos se dirigen hacia Saint Dizier, mientras el Ejército de Bohemia de Schwarzenberg marcha hacia Bar sur Aube, a unas 35 millas de la primera localidad, con el propósito de reunirse. Blücher llega el 27 de enero a Saint Dizier encontrando tropas francesas, pero el enfrentamiento acaba terminando en escaramuza y los aliados pueden continuar avanzando para reunirse. Dos dias después, el 29, se inicia la batalla de Brienne, que si bien es favorable a las armas francesas no puede evitar la unión de los ejércitos aliados. Por la conferencia de Chaumont se intenta seguir la idea de enfrentamientos anteriores contra Napoleón excepto Blücher que no quiere evitar un enfrentamiento directo con el Emperador. El 1 de febrero la localidad de Rothiere es escenario de un segundo encuentro, que se salda con la retirada de Bonaparte hacia Troyes. Los sucesivos enfrentamientos de Champaubert, Montmirail, Chateau Terry, Vauchamps y Montereau (del 9 al 14 de febrero, los llamados \»6 Días de Gloria\»), consiguen que Napoleón defienda Paris por segunda vez pese a estar en unas desventaja numérica de 3 a 1, ponga en fuga al ejército de Bohemia separándolo del de Silesia y que vuelva a dar brillo a sus viejos laureles de excelente general y gran estratega.
El 26 de febrero Blücher decide marchar directamente a Paris. Atravesó el Aisne en Soissons, ganó sobre Napoleón la batalla de Laón el 9 de marzo y juntando al fin su ejército con el de Schwarzenberg, marcharon derechos a Paris. La batalla de Montmartre abrió a los aliados las puertas de la capital francesa, mientras Napoleón se había desplazado frenéticamente hacia la capital habiendo dejado a su Guardia Imperial en Troyes. Llegó hasta Fromenteau, a 24 km de Paris, donde el General Belliard le informó que la ciudad había capitulado.
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Retorno a Berlin de la cuádriga de la Puerta de Brandenburgo en 1814. (d) |
El 31 de marzo, los mariscales rindieron Paris y la ceremonial entrada de los soberanos aliados ocurrió. Blücher, que había tomado parte en la batalla, rehusó entrar en Paris con los monarcas aliados. Al día siguiente Blücher entró a caballo dirigiéndose a los cuarteles que se le habían preparado, nada menos que los departamentos del ministro de la policía, Fouché. El 2 de abril el Senado destronó oficialmente a Napoleón y nombró un gobierno provisional pero ese mismo día la salud del mariscal prusiano empeoró, necesitando inmediato reposo. Mientras, el 11 de abril Napoleón firmaba el acta de abdicación. Blücher pasaba el tiempo en la capital francesa y, a pesar de que le disgustaba su estancia, no perdió el tiempo de visitar los casinos del Palacio Real y dedicarse a sus dos antiguas aficiones: el alcohol y el juego. Diariamente jugaba grandes cantidades de dinero, y presumiblemente dejó Paris con unas cuantiosas ganancias. El 3 de junio de 1814 zarpo hacia Inglaterra obligado a embarcarse con los monarcas y embajadores aliados. Llegó a Londres aclamado por las multitudes y la prensa británica que alentaba dichos recibimientos. Tras múltiples recepciones, bailes y festejos volvió al continente el 11 de julio. Llegó a Berlín desde Ostende y durante el camino todo fueron celebraciones que llegaron a su punto culminante en la capital prusiana. La Universidad de Berlín le confirio el título de doctor en filosofía. Pero su hijo Franz después de haber luchado en una escaramuza con soldados polacos, tenía varias heridas y estaba aquejado mentalmente, siendo visitado por varios doctores, entre ellos el famoso Larrey.
1815 – Dedicándose al cuidado de su hijo, el 17 de febrero Blücher escribió al ministro de la Guerra, para renunciar a sus cargos porque \»
quería vivir sus últimos días en paz y tranquiilidad\». Pero su disgusto con la Primera Paz de Paris y las conversaciones del Congreso de Viena contribuían a su angustia. De pronto, Gneisenau despertó a Blücher la medianoche del 8 de marzo:
Napoleón había huido de Elba el 26 de febrero y había desembarcado en Francia el 1 de marzo. La alegría de Blücher no tenía limites, queriendo zanjar militarmente las \»faltas\» según él que había provocado el Congreso de Viena. Algunos trataron de disuadirle de incorporarse a filas y alguien le recordó su avanzada edad (72 años cumplidos el diciembre pasado), pero finalmente el Rey le encomienda el mando del ejército prusiano. En efecto, comenzaba la Campaña de los 100 dias. Blücher salió de Berlín a principios de abril y alcanzó el Rin el dia 7. El 16 ya había llegado a Coblenza. El nombramiento de Blúcher también despertó recelos y desconfianzas en el generalato prusiano, donde algunos como Gneisenau habían esperado ostentar el mando y otros como Müffling opinaban que era demasiado viejo y senil. El 19 de abril alcanzó sus cuarteles en Lieja.
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Granaderos sajones atacando el cuartel de Blücher. (e) |
Enseguida se enfrentó a graves problemas: el ejército estaba bastante corto de fondos y preocupaba la lealtad de algunos contingentes, en especial los sajones, unos 14.000 hombres. Estos fueron segregados del resto del ejército lo que provocó un motin que estuvo a punto de hacerle perder la vida a Blücher, que tuvo que huir por la puerta trasera de su cuartel general en Luttich. Declaró posteriormente a su mujer: \»El error fue que la gente no había sido tratada con corrección, y sí con severidad\». No obstante las represalias no tardaron en llegar en forma de ejecuciones de algunos de los amotinados, la quema de algunoa estandartes sajones públicamente y la amenaza al Rey de Sajonia de acabar con todo el ejército sinó se restablecía el orden. Sólo a una parte de la caballeria sajona se le permitió participar en la campaña. El 3 de mayo, sólo 24 horas después de haber contenido el motín, Blücher cabalgó a su encuentro con Wellington en Tirlemont, el mismo día que Wellington era nombrado comandante conjunto de las fuerzas británicas, belgas y holandesas. Promesas mútuas de apoyo fueron hechas, pero mientras Wellington quería esperar a la llegada de los austriacos, Blücher quería atacar de inmediato. El 28 y 29 de mayo Blücher visitó Bruselas, donde Wellington le obsequió con un desfile de su caballería y un banquete.
Pero a mediados de junio, Napoleón cruzó la frontera belga y sus tropas encontraron los primeros núcleos de resistencia en Gilly. Las tropas de Zieten intentaban contener a los franceses mientras el grueso de las tropas prusianas alcanzaban Sombreffe y Fleurus. El 16 de junio empezaría la batalla de Ligny, la última victoria de Napoleón. Blücher planteó una batalla defensiva, esperando el auxilio de Wellington, pero este estaba ocupado a su vez conteniendo a las tropas de Ney en el cercano Quatre-Bras. El cruento choque finalmente se decantaría finalmente del lado francés. Las tropas de la Guardia Imperial atacaron el centro prusiano irresistiblemente y los prusianos se retiraron del mismo aunque en buen orden, formando cuadros en las pendientes entre Ligny y Bry. Presente el fantasma de la derrota, era el momento del todo o nada y Blücher respondió como acostumbraba: desplegó a su caballería en línea, él personalmente se puso a su frente y cargó. \»¡Adelante! -gritó- \»¡Adelante, hijos mios!. Iba a ser la última carga de Blücher y él apenas sobrevivió. Un disparo alcanzó a su montura, un semental regalo del principe Regente de Inglaterra que se desplomó, atrapando debajo al Mariscal y dejándolo inconsciente. Gracias al edecán de Blücher, Nostitz, que permaneció a su lado con una mano en las bridas de su caballo y la espada en la otra, cubrió a Blücher con su capote para ocultar sus medallas mientras que, en medio de la oscuridad, los jinetes prusianos y franceses luchaban incansablemente a su alrededor. Nostitz en última instancia atrapó la brida de un ulano prusiano e hizo que se detuvieran otros detrás para que auxiliaran al caído Blücher.
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Blücher atrapado por su caballo al final de la batalla de Ligny. A su lado su edecán, Nostitz. (f) |
Gneisenau tomó en ese momento el mando del ejército prusiano, siendo partidario de retirarse hacia Lieja y separarse de los ingleses a los que criticaba abiertamente por no haberles socorrido con su ayuda en Ligny. Pero oficiales de estado mayor encontraron a Blücher en una granja en el pueblo de Mellery, siete kilómetros al norte de Ligny. Había recobrado la conciencia y se recuperaba con unas friegas en sus heridas de una combinación de brandy, ginebra, ruibarbo y ajo. Las discusiones entre los generales prusianos duraron hasta el amanecer hasta que finalmente prevaleció la opinión de acudir en ayuda de Wellington. Se enviaron correos entre prusianos e ingleses y Wellington tuvo la certeza de que los prusianos desde Wavre lo ayudarían y dió la orden de retirarse hacia Waterloo y resistir a escasos kilómetros de la posteriormente famosa villa.
Tras una noche de intensa lluvia, amaneció con los soldados entumecidos, empapados y hambrientos. Las primeras tropas prusianas marcharon por la carretera hacia Waterloo, a quince kilómetros de distancia. Finalmente tras muchas complicaciones debidas al mal estado de la carretera y al cansancio de las tropas, los prusianos llegaron al campo de batalla, situándose en la retaguardia de Napoleón, decantando la misma decisivamente del lado aliado y persiguiendo sin descanso a las derrotadas y desmoralizadas tropas francesas. El 23 de junio Wellington y Blücher ordenaron detenerse a sus ejércitos para reagruparse. El ejército francés se iba disgregando aunque algunos como Grouchy intentaban llegar a la capital. El 24 de junio Blücher recibió una carta de los comisionados del gobierno francés que revelaron la segunda y última abdicación de Napoleón. Blücher rechazó la propuesta de armisticio, exigiendo la muerte o entrega de Napoleón y la rendición de todas las fortalezas del Mosa y el Sambre. El 27 de junio alcanzó Compiègne y el 28 cerró la ruta de retirada francesa en la ruta de Soissons: las patrullas prusianas estaban a unos 8 km de Paris. Pero el mariscal Davout, la vieja némesis de Blücher, había organizado la defensa de la capital con 65.000 hombres y 300 cañones. Pero con la esperada aproximación de los ejércitos ruso y austriaco, no tenía sentido una última resistencia. Las conversaciones de paz comenzaron el 2 de julio. Wellington exigió la salida del ejército francés de Paris, por lo que los representantes franceses abandonaron las conversaciones. El decidido deseo de Blücher de atacar la capital obligó a Davout a intentar un último contraataque, que fue rechazado con graves pérdidas por ambos bandos. Finalmente, los representantes de la Convención Militar de Paris cesaron las hostilidades y el ejército francés se retiró a la zona del Loira. Después de tres semanas de combates los dos ejércitos aliados entraron en Paris el 7 de julio.
Para Blücher empezaba la venganza: declaró su intención de minar el puente de Jena que conmemoraba la victoria de 1806 sobre los prusianos. Muchos de los compatriotas de Blücher protestaron contra este plan irracional. Talleyrand clamó que la estructura estaba entre los tesoros nacionales de Francia. El 6 de julio los prusianos minaron el puente, pero a pesar de que la polvora fue detonada, por falta de medios el torpe intento causó poco daño en el puente. Luix XVIII prometió cambiar el nombre al puente, con lo que Blücher se olvidó del tema y hasta la llegada al poder de Luis Felipe I, el puente pasó a llamarse puente de la Escuela Militar. Pero el punto donde no cejó de reclamar concernía a las tropas: reclamó nuevos uniformes y la paga adelantada de dos meses para sus soldados. Para ello exigió una compensación de 100 millones de francos de los franceses y requirió el apoyo de su gobierno para ello.
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Como el año anterior, vinieron también los títulos y las condecoraciones. El 3 de agosto la Orden de Bath llegó desde Inglaterra, una distinción que nunca antes se había concedido a un extranjero. El Príncipe Regente de Inglaterra también lo invitó a Londres, pero educadamente rechazó la misma. Blücher había ganado bastante dinero por lo que aprovechó para hacer compras en Paris: encargó un juego de mesa de porcelana para cuarenta personas y compró retratos de la familia Bonaparte y Napoleón a caballo, todos pintados por el famoso artista David._________________________________________________________________________________
Tras las conversaciones de paz, dejó el mando del ejército recorriendo varias localidades francesas. A principios de noviembre los aliados comenzaron a regresar a casa. Su estado de salud, agravado por el stress y el agotamiento mental retrasó su regreso a la patria.
1816 – Al comienzo de año regresa a Breslau. Los siguientes tres años pasará su tiempo en Berlín o cerca de Breslau, en Krieblowitz. Ya no quería más guerra. Gradualmente vuelve la espalda al ejército y se dedica a las labores de la granja. Su hijo Franz sufría de deterioro mental y entró en un asilo mental, donde murió en 1829.
1819 – Al comienzo de la temporada de caza, 1 de septiembre, el viejo Mariscal de 76 años yacía enfermo en la cama otra vez. El día 6 fue visitado por el Rey. Muere el 12 de septiembre en Krieblowitz.
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(1) Alexandre-Louis Andrault de Langeron (1763-1831), un coronel francés emigré que participó en la guerra de independencia americana y en 1789 prestó sus servicios primero en Austria, y luego en Rusia, donde haría su carrera militar. Participó en las guerras contra los turcos, y las campañas de 1805, 1813 y 1814.
(2) Bernadotte, Schwarzenberg, el Zar Alejandro, Federico Guillermo, Blücher, discutían entre ellos y sus subordinados. Federico Guillermo quería más acciones sobre la capital, Berlín. Von Bülow y Bernadotte discutían sobre si proteger o no la capital. Blücher pronto sentiría lo mismo hacia el Bernadotte. Bernadotte y Schwarzenberg (antiguos soldado y aliado de Napoleón respectivamente) compartían la estrategia a seguir. Éste último recibía presiones continuas de los tres monarcas, lo que llevó incluso a Blücher a proponer un brindis por \»el comandante en jefe que tiene a tres monarcas en sus cuarteles y aún trata de vencer\».
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Fuentes:
1) – \»The life and campaigns of Field-Marshal Prince Blücher of Wahlstatt\» – Pr. Sherwood, Neely and Jones, London, 1815
2) – \»The hussar general. The life of Blücher, Man of Waterloo\» – Roger Parkinson, Wordsworth Editions Ltd., Hertfordshire, 2001
3) – http://remilitari.com/cronolog/napoleon/montmirail.htm
4) –
\»El Instructor: Ó repertorio de historia, bellas letras y artes, Volumen 3\» – Ackermann, 1836
5) – \»Invasion of France 1814\» – Captain F.W.O. Maycock, D.S.O, \»Special Campaign\» Series nº 21, London, 1914
6) – \»Blücher: Scourge of Napoleón\» – Michael V. Leggiere, University of Oklahoma Press, 2014
Imágenes:
a) – \»1814. La Campagne de France\», F.G. Hourtoulle & A. Jouineau, Histoire&Collections, Paris, 2005
c) – \»Napoleón contra Europa\» – Michael V. Leggiere, Revista \»Despertaferro\» nº 4, Junio-Julio 2013
f) – \»The Eagle\’s Last Triumph\» – Andrew Uffindell, Greenhill Books, London, 1994
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