Película. Adieu, Bonaparte (1985), de Youssef Chahine

Cartel anunciador de la película (a)
Volvemos al séptimo arte dedicado al período napoleónico, y para ello os traemos una coproducción franco-egipcia, film con capital francés junto con director egipcio, país con una de las cinematografías más dinámicas de aquellas latitudes, y con el film \»Adieu, Bonaparte\» dirigido por Youssef Chahine, y protagonizado en su papel principal por el célebre Michel Piccoli, como el general Caffarelli*, jefe de los ingenieros de Napoleón en la campaña de Egipto.
Una vez vista la película, le viene a uno a la memoria las películas de denuncia imperialista y colonialista de los años 70, como \»Queimada\» (1969), de Gillo Pontecorvo, pero obviamente \»Adieu Bonaparte\», no es \»Queimada\», ni de lejos. Las temáticas de choque de culturas Oriente-Occidente, o la tradición contra la modernidad, siempre han tenido un gran reclamo en el cine, pero Chahine, en mi opinión, no sale bien parado en esta ocasión. La película no deja de ser una visión ridícula de Napoleón, al que puedes tener mucha manía, pero como personaje histórico, da mucho más juego que no el que nos muestra su director, limitándose el relato al binomio del ilustrado, del hombre de ciencia, Caffarelli con su protegido, Alí, como personaje \»culto\» local. Chahine, también se deja en el tintero todos los estudios e iniciativas realizados por los franceses, incluido el celebérrimo \»Instituto de Egipto\», que desembocó en la \»Description de l\’Égypte\» y, de hecho, abrió Egipto al mundo, e inspiró una nueva ciencia, la egiptología. Que la expedición era de carácter militar es un hecho, y los egipcios, en la práctica, solo hicieron que cambiar de amos (mamelucos por franceses…y luego por los ingleses) pero la ocupación francesa tuvo unas particularidades que la distancian claramente de los designios del \»iluminado\» Napoleón que retrata su director.

La película se estrenó hace más de 30 años (fue remasterizada y presentada en Cannes en el año 2016**), pero vale la pena recoger los comentarios de Farouk Abdul-Aziz (famoso presentador y cineasta egipcio), en su programa Cine Club, al poco del estreno de la misma:

\»[…] Adieu Bonaparte” desencadenó corrientes de controversia, al menos en los dos países coproductores. Por supuesto, la controversia es bienvenida. Podría servir para introducir ciertas películas y discutir sobre sus ideologías o actitudes morales.

La controversia de “Bonaparte” se ha centrado desde el principio de la producción, sobre la ideología del film, que tendría que ir en segundo lugar en la agenda. Exponer el film en Cannes resultó en el rechazo de la señora Dupri, alcaldesa de la ciudad, quejándose que era “anti-francesa”. La prensa francesa de derechas azuzó la controversia publicando que nunca se debería haber habido financiado con dinero francés, mucho menos con dinero del gobierno francés de izquierdas. Los críticos franceses de izquierdas clamaron contra el gobierno francés de izquierdas. También se quejaron que el film llevaba un “difuso” mensaje, intencionalmente hecho para favorecer la historia imperialista. Los críticos egipcios acusaron al film de tener un “favoritismo” pro-francés, mientras se distorsionaba la imagen de la resistencia egipcia de la invasión napoleónica en 1798.

En la aurora de la controversia, el escritor Allen Kopec comentó que un policía había dicho “Hay tres cosas que nunca se deberían tocar en Francia: Edith Piaf, De Gaulle y Napoleón”. Dicho queda.

La película narra los hechos acaecidos entre el 2 de julio de 1798, con las tropas napoleónicas asediando Alejandría hasta el 27 de abril de 1799 en la víspera de la muerte del general Caffarelli, el protagonista principal del film.
Louis Caffarelli de Falga (b)

¿Quién era Caffarelli? Un militar ingeniero y científico. Cuando Bonaparte empezó a crear un ejército para acompañarle en la expedición egipcia, él convocó a Caffarelli y le nombró Brigadier General y le puso al cargo del Cuerpo de Ingenieros. Desde el comienzo de la campaña el nuevo general contribuyó en gran medida en los éxitos logrados por las fuerzas francesas: por lo tanto el jugó un papel activo en los logros militares y científicos de la expedición egipcia. El ejército lo quería, y los soldados eran tan familiares con su pierna de madera (los árabes lo llamaban Abu Khachab, “Papá-el-Muleta”) que durante los frecuentes periodos cuando la moral era baja, ellos lo señalaban y decían: “A él no le importa estar aquí, aún tiene una pierna en Francia”, y con esto los espíritus se mejoraban inmediatamente.

Durante su muerte, en el asedio de San Juan de Acre, fue echado en falta por todos los estamentos del ejército, y Bonaparte declaró: “El ejército ha perdido uno de sus más valerosos líderes, Egipto ha perdido a uno de sus legisladores, Francia ha perdido a uno de sus más mejores ciudadanos y la ciencia ha perdido a un hombre que ha hecho innumerables y excepcionales contribuciones”. Su nombre está grabado en bronce en el Palacio de Versalles. Caffarelli, el exponente del científico, según Chahine, y líder del equipo de 167 restantes científicos y civiles, está interpretado por Michel Piccoli.


Segunda pregunta: ¿Quién es Mohammed Karim, el gobernador de Alejandría, interpretado por el actor egipcio Seif el-Din? Fue el primer resistente que lideró un movimiento político y militar para luchar contra los invasores. Debido a su acción inflexible, fue juzgado por los franceses, sentenciado y enviado al exilio. Regresado y volviendo a la resistencia, Mohammed Karim fue condenado y decapitado. Su cabeza fue arrastrada por todas las calles del Cairo para atemorizar a las fuerzas resistentes.

Tercera pregunta: ¿Qué es lo que busca Chahine haciendo películas?: “En cada una de mis películas, tengo algún comentario político que quiero decir. Y un comentario político, en una película, si está expuesto en su justo momento es un valor.\» ¿Qué es lo que quería decir? Quería preguntar: ¿cuál es el fundamento para el diálogo? dijo Chahine. \»El diálogo implica dignidad y el mecanismo básico se muestra a lo largo de la película. Si no lo hace, si no analiza las cosas en pie de igualdad, si me amenaza, no existe diálogo. Napoleón no vino a Egipto para dialogar. Él no venía a salvarnos y toda esa basura de la que se habla en los libros de historia franceses. Él vino a conquistar.”

Estas son solo tres preguntas para comenzar. Se deberá preguntar a otros***, poco después de ver esta producción de varios millones de dólares: según los estándares de la industria cinematográfica egipcia, el costo ascendió a US$ 2,7 millones, que es una gran cantidad de dinero… […]\» 
Napoleón desembarca en Alejandría con 30.000 hombres. La familia de Ali y Yehia huyen de la ciudad y de la guerra hacia El Cairo. Junto con las tropas francesas desembarca el general Caffarelli de Falga (Michel Piccoli), comandante en jefe del cuerpo de ingenieros y científico, que en esos momentos participa de las ideas de Bonaparte para civilizar Egipto con las ideas del desarrollo y la ciencia modernos.
Tras haber conquistado Alejandría el ejército francés sigue la travesía de la expedición por el desierto y la expedición pronto se enfrenta a un gran contingente armado a caballo, los jinetes mamelucos, dominadores de Egipto aun cuando el territorio perteneciera a la Gran Puerta. La batalla de Las Pirámides se desarrolla intempestivamente, pero al final los ordenados cuadros de infantería y la artillería franceses desbaratan todas las cargas de caballería de los jinetes mamelucos.
Tras la batalla, Napoleón entra en El Cairo con sus tropas aunque intenta pacificar la ciudad y reunirse pronto con los jefes civiles y religiosos de la capital (el \»diwan\»). Una vez establecidos en El Cairo desde Alejandría con su familia, Yehia abraza el nacionalismo musulmán, mientras que Alí, el más joven, intenta comprender a los franceses e interactuar con ellos. Los dos jóvenes son reclutados por Caffarelli para que trabajen en las dependencias donde trabajan los científicos, y les intenta familiarizar con los instrumentos científicos que traen con la expedición.
Los sentimientos de los egipcios pronto se encrespan cuando transcurre la dominación francesa en su capital y territorio. Por otra parte, los franceses se enteran del desastre de su flota en Aboukir, lo que les deja totalmente aislados de Francia en Egipto. Bonaparte reúne a sus comandantes y les emplaza a seguir con sus proyectos en Egipto, ante un Caffarelli cada vez más receloso de las intenciones de su comandante. Los líderes religiosos comentan sus impresiones de Bonaparte, pero no olvidan que son los franceses los que tienen las armas en su poder.
Bonaparte (Patrice Chéreau) trata de simpatizar por todos los medios con los egipcios, para ganarse su confianza pero también como curiosidad intelectual -incluso vistiéndose con ropajes orientales- pero la realidad es que los franceses dominan Egipto por la fuerza, no por la razón, por lo que solo ha habido un manifiesto cambio de amos. Muy pronto estalla el conflicto con los habitantes del país, y se produce una violenta revuelta en el Cairo. El gobernador de la plaza, general Dupuy, es asesinado y se destruye todo lo que representa la dominación francesa, incluidos los instrumentos de los científicos. La represión francesa no se hace esperar, contra unos nativos que consideran salvajes y primitivos.

Tras una penosa travesía, remontando la costa hacia el norte, los franceses asedian S. Juan de Acre, pero habrán de claudicar, levantando el asedio tras una enconada resistencia de los defensores ayudados por la marina británica. Caffarelli, en su lecho convaleciente, tras haber recibido una herida en el brazo se enfrenta decididamente a Bonaparte y a sus conquistas destructoras.

Michel Piccoli, a caballo, en un plano con el director (b)
REPARTO:
Michel Piccoli : Caffarelli
Mohsen Mohieddin : Aly
Patrice Chéreau : Bonaparte
Mohamed Atef : Yehia
Christian Patey : Horace
Mohsena Tawfik : La Mère
Hoda Sultan : Nefissa
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(*) Louis Marie Maximilien de Caffarelli du Falga, nació en una familia de origen italiano, que se estableció en Francia durante un siglo. Estudiante de la Escuela Militar Real de Sorèze, luego se unió a la Real Escuela de Ingeniería de Meziéres, como oficial de ingenieros, y deambulaba de guarnición en guarnición hasta que recuperó la administración de la finca de la familia en 1786. Es nombrado capitán en abril de 1791 y fue nombrado como oficial de artillería en el ejército del Rin en 1792, pero después del 10 de agosto, se niega a reconocer la deposición de Luis XVI, es suspendido de sus funciones, y se le somete a detención durante catorce meses. Reintegrado por recomendación de Sieyès en el ejército, en abril de 1795 es comandante del batallón y director adjunto de las fortificaciones al ejército del Sambre y Mosa bajo el mando de Jean Baptiste Kléber y después de Francois Severin Marceau. Pierde la pierna izquierda en el paso del Nahe, recibiendo un impacto de bala de cañón, el 17 de diciembre de 1795, que lo deja con una sola pierna después de un largo período de reposo en cama. Promovido a general de brigada el 17 de diciembre de 1795, continuó sirviendo con una pierna de madera, al mando del cuerpo de ingenieros del ejército de Inglaterra, que se convirtió en el ejército de Oriente cuando partió para la campaña de Egipto. Maximilien Caffarelli tuvo un papel clave en la preparación de la expedición dará en Egipto la medida de su talento: la mejora de la protección de El Cairo, facilitar la conexión entre Alejandría y el Nilo y participar en la creación del Instituto de Egipto. Sus actividades militares no le impidieron tomar parte activa en el trabajo científico de la expedición egipcia. Napoleón tenía un sentido especial para él y le dijo: \»Caffarelli, al menos, no es un ideólogo\», y agregó que \»era un buen hombre, un soldado valiente, leal ciudadano, demasiado bueno.\» (3)

(**) \»Adieu Bonaparte revient au Festival de Cannes 31 ans après sa présentation en Compétition officielle. A l\’époque, le film avait reçu un accueil mitigé, certains qualifiant même d\’“antifrançaise” une entreprise qui n\’aurait pu être menée à bien sans le soutien direct du ministre de la Culture d\’alors, Jack Lang, cible de la plupart des attaques. Youssef Chahine, Michel Piccoli et Patrice Chéreau avaient dû batailler ferme en conférence de presse tant le film ne respectait guère les règles académiques de la reconstitution historique. Il avait été jugé confus, et son absence au palmarès du Festival 1985 annonçait son insuccès lors de sa sortie en salles. Mais qu\’importe, l\’alliance Youssef Chahine/Humbert Balsan était scellée et elle allait se poursuivre pendant 20 ans…
C\’est justement sa profusion et sa complexité qui font d\’Adieu Bonaparte un film étrangement contemporain. Comme si l\’Histoire avait validé toutes les intuitions de Chahine, surtout les plus pessimistes quant au désastre moyen-oriental. En montrant le petit peuple cairote qui se demande comment résister à ces Français, sous la bannière de qui et au nom de quoi ?, Chahine fait oeuvre à la fois d\’historien et de prophète. Il ne cloue personne au pilori, même s\’il préfère évidemment l\’humanisme désirant du général Caffarelli au génie publicitaire de Bonaparte, et multiplie les personnages et les points de vue, personne n\’ayant jamais tout à fait tort ni tout à fait raison. C\’est dans ce déchirement intime, celui d\’un alexandrin ayant fait ses classes en Californie, intellectuel arabe et esprit universel, plus grand cinéaste égyptien et métèque absolu, haï par tous les pouvoirs et adulé par le peuple, que réside le génie proprement renoirien de Chahine. Adieu Bonaparte est sa Marseillaise.
(5)

(***) – \»¿Cómo vemos a Caffarelli? Vemos a un ingeniero muy respetado y un científico cuya principal preocupación era cazar para la satisfacción de sus libidinosos sentidos… ¡Gritando también! Y cómo, según Chahine, uno podría iniciar cualquier “diálogo” con un “invasor”? Alí y Yahia lo hicieron, contradiciendo todos los libros egipcios e incluso libros franceses sobre la campaña.

¿Cómo vemos a Mohammad Karimi, el primer líder de la resistencia? Lo que vemos de él no excede un minuto de puro e ilegible griterío con una cosa graciosa encima de su cabeza. No podía Chahine haber encontrado una representación un poco mejor que Alí, el “amante” de las mujeres francesas para conducir el “diálogo”? 
¿No podía haber encontrado una mejor familia que una emigrante de Alejandría a el Cairo que regresa (no sabemos nunca por qué?) guiada por un padre que justifica la cooperación con los invasores, simplemente diciendo: “¿Es malo no trabajar?”
¿Es esta la verdadera y honesta representación de los dos levantamientos de El Cairo?
¿Y es suficiente ridiculizar a Napoleón para hacer que Caffarelli parezca mejor?
Se podrían formular muchísimas preguntas, realmente lamentando los talentos perdidos consumidos en esta “nerviosa”, ingenua y gritona película.\» (1)
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Fuentes:

(3) – https://fr.wikipedia.org/wiki/Louis_Marie_Maximilien_de_Caffarelli_du_Falga
(4) – \»Cine y Revolución Francesa\» – Jerónimo J. Martín y Antonio R. Rubio, Ediciones Rialp, Madrid, 1991
(5) – Dossier de prensa Cannes 2016 – SÉLECTION OFFICIELLE CANNES CLASSICS 2016
(6) – \»Napoleón Bonaparte y el cine\» – Francesc Marí Company, Tesis Doctoral, Universitat de Barcelona, 2015

Imágenes:

(a) – https://www.imdb.com/title/tt0088383/mediaviewer/rm2144997632
(b) – Par «Военная энциклопедия И. Д. Сытина». (Санкт-Петербург; 1913 год)., Domaine public, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2334035
(c) – http://www.cinematheque.fr/media/articles/adieu-bonaparte-3.jpg

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