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La batalla de Talavera, en un grabado de J.Vendramini de 1813. (a) |
VISITA AL CAMPO DE BATALLA DE TALAVERA
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Arthur Wellesley (b) |
En esos momentos, Wellesley, en su memorando escrito para Lord Castelreagh, secretario de Estado de Guerra, dejó establecido que su primer objetivo era defender la frontera de Portugal. Habiendo evacuado Porto en mayo, se desplazó hacia la frontera portuguesa-española, sin tener la aprobación ministerial para hacerlo, recordemos el tipo de misión de la que estaba hablando. Pero quiere negociar con los españoles, y el comandante español, el comandante del ejército de Extremadura es un hombre llamado Cuesta, quien, como dije ayer, no era una persona fácil de tratar, veremos que en algunas de las cosas que sucedieron, pero acepta unirse a su ejército y la razón es bastante clara. Debido a que necesita tener más hombres de los que tiene, si nos fijamos en el tamaño de sus fuerzas, hay unos 20.000 hombres en total, por lo que necesita tropas adicionales que los españoles pueden proporcionarle. Aunque Wellington tiene 30.000 hombres en el total de su contingente, solo tiene 20.000 hombres en esos momentos con él. La primera reunión entre Wellington y Cuesta tuvo lugar en el puente de Almaraz, que visitaremos esta tarde y fue en una reunión muy fría(I), pero los dos comandantes acordaron realizar operaciones conjuntas.
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Grabado de Cuesta, de jóven. En 1809 contaba con 68 años. (c) |
Ahora, el ejército español contaba con 35.000 hombres del ejército de Cuesta en Extremadura, pero había un segundo ejército al mando de Venegas, al sur de Madrid, así que dondequiera que esperase al sur bordeando el área de La Mancha, se encontraba el ejército de La Mancha que contaba con otros 25.000 hombres, y la idea era que se trataba de una operación, recordemos estos tres niveles, táctico, operativo, estratégico que comprendía a Wellington, Wellesley, a los españoles de Cuesta y Venegas, por lo que era todo el ejército en esta operación, unas 55.000 tropas aliadas en esta zona. Ahora, frente a ellos, había dos grupos de franceses, inicialmente, en esta etapa, uno al mando del mariscal Victor operando en esta área y Víctor había estado aquí desde que Napoleón -recordemos a fines de 1808- había expulsado a los españoles y luego, a principios de 1809, Víctor, había sido enviado con su 1er cuerpo a esta área, aquí, y fue durante ese período de su avance en esta dirección después de Talavera y hacia Extremadura que se enfrentó a Cuesta por primera vez en la batalla de Medellín (en la que Cuesta cayó de su caballo), pero lo que se suponía que debía hacer era seguir hasta la frontera portuguesa y conectar con el mariscal Soult, a quien Napoleón le había ordenado, recordémoslo, que ejecutara la segunda invasión de Portugal, pero Soult nunca lo hace, nunca llega a la frontera portuguesa y esa es una de las razones por las que Soult al comunicarse a París con Clarke le dijo: \»Bueno, no he oído ninguna noticia del mariscal Victor\». Victor tuvo una especie de retirada en esta área y también hablaremos de Victor en Alcántara en un par de días, pero para nuestros propósitos ahora está realmente acampado entre Talavera y en una área de aquí hacia Madrid, mientras que el otro cuerpo que estaba bajo el control inmediato de José, el IV Cuerpo de Sebastiani, que se encontraba al sur de Madrid, y que estaba cubriendo el otros ejército español al mando de Venegas. Por lo tanto, el tamaño de este grupo aquí, que consistía básicamente en el cuerpo de Víctor y el ejército del Centro del Rey, con la división de Guardias, era de unos 35.000 hombres, así que podemos ver que los aliados tenían una ventaja numérica a su favor de 55-35.
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Mapa de la zona de Casa de Salinas y la caballería francesa a distancia. |
Ahora las fuerzas aliadas se unen en esta área aquí, el 21 de julio y comienzan a marchar hacia los franceses. Los franceses están al otro lado del río Alberche, que no podemos ver, pero a unos quinientos metros al otro lado de esa línea de árboles, con algunos piquetes, básicamente dejaron una división de dragones al mando de Latour-Marbourg, que se encontraba en el lado occidental del río. El resto del ejército estaba al otro lado del río Alberche por allí. Y comienzan a avanzar sobre estas posiciones el 21-22 de julio y los franceses se retiraron de este lado del río, pero permanecen en el lado oriental del río y ahora los franceses tienen la confirmación hasta este punto, no estaban seguros aún, de que los británicos se hubieran unido a los españoles, pero ahora ya tenían esa confirmación. Ahora el avance sobre las posiciones francesas continúa y Wellesley está bastante seguro, cree que el ataque tendrá éxito y presenta un plan a Cuesta, probablemente en torno a una fogata del campamento y todo estaba planeado para atacar por la mañana del 23 de julio con una maniobra de flanqueo, particularmente hacia el norte.
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Disposiciones defensivas aliadas el día 27. |
Pero Cuesta no cruza el Alberche, se demora en el río y Wellesley le conmina a que traiga a su ejército de vuelta, ya que ya conoce que los dos ejércitos franceses pueden atacarle y finalmente Cuesta acepta retirarse el 27 de julio. Pero también debía retirarse a esa parte de la línea en la mañana del 27 y eso fue exactamente lo que sucedió. Wellesley, había enviado la 1ª división y la 3ª división hasta aquí para escoltar a los españoles y había establecido su línea de defensa desde esa colina que se puede ver en la distancia que corre hacia Talavera y la razón por la que lo hace es que no quiere trabar una batalla aquí porque cuando uno establece una línea, la apoya, y él apoya su izquierda en el Cerro de Medellín y apoya la derecha en Cuesta, en el río, ese es el obstáculo porque al sostenerse en estas características geográficas le complica al enemigo significativamente que se dirija al sur para rodear el río, o que atraviese el río a toda prisa ya que usted está guardando el puente y hacia el norte cuando está apoyándose de nuevo en las colinas. Además, primero, hace que sea mucho más difícil para uno de los componentes del combate que es la caballería que se pueda involucrar o evolucionar como si lo hiciera en campo abierto, en segundo lugar porque es más difícil colocar la artillería en posición.
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A la izquierda, la tapia que rodea por uno de sus lados a la Casa de Salinas. |
Ahora el problema era que Wellesley en este edificio aquí (abajo), hay algunas evidencias que sugieren que pasó en él algunas horas, tal vez desayunando, el día 27 e iremos allí en un minuto, pero la 3ª división y la 1ª división que habían escoltado a las tropas de Cuesta de regreso, y se dirigieron a la izquierda para coger esa posición. Los franceses cuando habían estado aquí el día 22 y 23, habían construido una serie de chozas. Y los soldados de la 3ª división habían estado guardando en esas chozas durante la noche, pero no estaban dispuestos a permitir que los franceses regresaran a las chozas, así que les prendieron fuego.
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Casa de Salinas o Casa Salinas, reconvertida en explotación agrícola, actualmente Casa de las Torres. |
Wellington mismo, Wellesley, lo siento, Wellesley está en este edificio aquí en una de las casas, (derecha) y se encuentra rodeado. Casi rodean todo el complejo de la granja y le pudieron sacar por la parte de atrás, saltando sobre su caballo Copenhague y retrocedió a la carrera con todo su estado mayor y hablaremos sobre ese viejo tópico, por supuesto, de un joven de sangre azul, aristócratas que también podían permitirse el lujo de tener caballos inmensamente buenos, saltando sobre los excelentes caballos pura sangre y escapando de entre los dientes de los franceses que estaban listos para rodear el edificio y Wellesley podría haber sido capturado antes de que todo el asunto comenzara, pero él mismo va a retroceder unos cientos de metros. Ahora tiene que proporcionar un apoyo a estos tres batallones del 31º, 88º y 87º, que están corriendo y él los detendrá, corriendo, porque de lo contrario los franceses pueden continuar ese momentum contra ellos y es de lo que se trata en definitiva, apoyarse, y él utiliza primero al 31º, que se apoya en el 45º y que se apoya en el 87º hasta el 98º en dos batallones del 56º aquí, y lo que queremos decir con esto es que si se ha perdido toda la formación y se está siendo cargado por el enemigo, no se tiene ningún medio de poder detener la huida, de poder reformar las tropas, sólo girar y formar asimismo un cuerpo de reserva encarando al enemigo y solo se puede conseguir cuando se tienen tropas firmes detrás que abran fuego sobre los perseguidores y poder volver a ganar ese momentum.
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Panorámica de la zona, con la Casa de Salinas a la izquierda. |
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El Cerro de Medellín en el centro izquierda, visto desde el Cerro de Cascajal. En el centro derecha vemos el embalse de Portiña, construido en 1947 y que se halla a unos 3 kilómetros de Talavera. |
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El pabellón de caza inmediatamente detrás del edificio de color rojo. |
Más allá, es donde la segunda división de la brigada de Hill estaba. De hecho, son 2.100 soldados pero el 9º ligero, el 9º de infantería ligera estaba también maniobrando en el flanco derecho, que alcanzó al 24º de línea, y por el flanco izquierdo, comenzó comprometer al 96º de la línea. Comenzaron a moverse a medida que la luz se estaba desvaneciendo, casi a oscuras y avanzando cuesta arriba. Entonces, ¿qué pasó? Bueno, Hill había dados esas órdenes casi casualmente a sus dos brigadas Tilson y Stewart, y tanto Tilson como Stewart realmente no les habían dado ninguna urgencia en cuanto a la rapidez con la que necesitaban llevarlas a cabo, convencidos de que cualquier ataque no se produciría hasta la mañana, esa clase de mentalidad. Ahora pero vemos el edificio rojo (arriba) que se ve y luego se puede ver el pabellón de caza detrás de él y parece que la colina sea continua, pero en realidad hay una separación de cuatrocientos o quinientos metros hacia abajo. Desde esa cubierta, esa casa atraviesa la parte superior del pabellón de caza, que se hunde en profundidad, y es que en el curso, los franceses, a pesar de todos los problemas a la luz de la noche, no pudieron ver lo que nosotros para llegar a la cima de la colina, es por eso que tuvieron que bajar y continuaron, pero ello permitió que Hill, que regresaba de cenar en Talavera, de repente, corriera hacia allí y se diera cuenta del error que había cometido, y ahora, rápidamente, intentara desplegar todas estas tropas. Dio órdenes desde la silla de montar de su caballo, y sorprende el peligro que tuvo que afrontar, ya que desplegó su brigada personalmente. Y en el proceso de hacerlo fue casi capturado él mismo.
No está claro y luego piensen que en el lado izquierdo el 96º de línea avanzó mucho si lo hicieron si los alemanes habían sido rechazados, pero el único batallón que pudo haberlo explotado fue el 24º de línea de subiendo por el valle porque estaba pidiendo ser flanqueado, realmente, y sin embargo, no parecen haber ido muy lejos, sospecho que se les dijo que tomaran la delantera por esa izquierda, es decir, que puede estar en la colina una vez que el 9º ligero lo hubiera coronado, ya que estos eran una unidad de élite, pero volverán durante la larga noche, una y otra vez. Y en la cima de la colina las cosas estaban en un estado diferente.
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Situación del ataque de la división de Ruffin la noche del día 27, con los regimientos franceses del 9º regimiento ligero y el 24º y el 96º regimientos de línea. (Nick Lipscombe©) |
Bien, esa noche, Wellesley haría algunos ajustes. Le pidió a Cuesta que le proporcionase algunos cañones, que se uniera a la batería de Lawson en el Pajar de Vergara. El Pajar es solo una pequeña colina que es lo suficientemente alta, probablemente lo suficiente como diferenciarse dos metros de terreno, pero si miramos en ese terreno plano, dos metros de altura significa obtener un alcance mucho mayor en una elevación y Cuesta estuvo de acuerdo en ello, saben, y otra vez esto es algo que gran parte de la historia dejó de lado el hecho de que no había sido cooperativo durante los primeros instantes pero durante la batalla fue muy cooperativo y aparecieron los cañones y los franceses también comenzaron a hacer varios reajustes.
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El arroyo de La Portiña, seco en septiembre. |
Aumentaron el número de cañones franceses a la mañana siguiente, así que el veintiocho de julio, había aquí un total de cincuenta y seis cañones franceses y, cuando salió el sol, empezaron a abrir fuego en la línea del puente. Pero había sido una noche bastante complicada, porque, si lo desean, se había eludido el honor de la guerra y los procedimientos establecidos, hubo muchas disputas que tuvieron lugar, especialmente aquí, con soldados con cantimploras que disputaban entre sí y una patrulla aliada que empezó a dar porrazos a ambos contendientes en dichos momentos.
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A los pies del Carro de Medellín, discurre el lecho seco del arroyo de La Portiña, visto desde el camino de ascensión al Cerro de Cascajal. |
“From this point, sir Arthur Wellesley determined to open a personal communication with Cuesta – that was a bit of a problem because Cuesta didn\’t speak French and Wellington, Wellesley, can’t speak Spanish- and on the tenth was selected as convenient day for the purpose. Unfortunately however in conducting us towards the bridge of boats upon the Tagus, our guides loss that way and darkness had in consequence set in before we approached the camp. This was the more to be regretted as Cuesta had drawn up his entire force for Sir Arthur Wellesley\’s inspection. The troops had been under arms for four hours in momentary expectation of our arrival, well the poor man himself though still lame from the effects of the bruises of Medellín remained on horseback of the head during the greater part of that time. Our arrival at the camp was announced by general discharge of artillery upon which an immense number of torches were lighted and we pass the Spanish line in review of that place. The effect was very singular as the torches were held aloft at moderate intervals from one another. They threw a red and wavering lights over the whole scene, the meeting at the same time it\’s my new apart to be seen in that in that they\’re in that calls into shape was the grim and swallow the visages of the soldiers that bright arms and dark uniforms appeared particularly picturesque as often as flashes fell upon them. Then there was the frequent roar of cannon, the chaldren of follow mingle with a brief word of command and the rattling of accoutrements and arms as weak past from to battalion to battalion. All of these served to interest the sense of hearing to the full as much as a spectacle attracted the sense of sight. No was Cuesta himself an object to be passed by without notice, even at such a moment and under such circumstances. The old man preceded us not so much sitting on his horse as held upon it by two pages. At the eminent has it of being overthrown whenever a cannon was discharged or a torch fled out by with particular brightness, indeed his physical dipped ability was so observable as clearly to mark his total unfitness for the situation which he held, as to his mental powers he gave us little opportunity of judging in so much as scarcely five words during the continuance of the visit.”
(II) – El aprovisionamiento fue un gran problema para los británicos no solo para esta operación sino durante toda la guerra y es la única cosa que a Wellington solía enfurecer de sus aliados españoles, en cuanto al apoyo de la nación anfitriona, simplemente sintió que nunca tuvo los requisitos debidos, también le pasó en Portugal, por supuesto. En el centro meseta, en España, no tenían los canales de irrigación que tenemos hoy y apenas se podía sustentar a la población, diez millones de personas, y mucho menos alimentar a estos grandes elementos militares que se estaban moviendo a través del país.
(III) – Uno de los puntos negros de la campaña, y vemos que Nick recoge la versión de Napier (textualmente \»…Sir Arthur came to arrange these with Cuesta, the latter was gone to bed!) y también transmitida por Oman, según José Luis Calvo Albero, el cual pone en duda la versión de Napier y aún la teoría de que Cuesta no quería presentar batalla en domingo. Resumiendo:
\»Puede deducirse lo que probablemente ocurrió si se aplica algo de experiencia en las relaciones entre jefes militares, y en la dinámica de las operaciones. Parece evidente que el 22, avanzada la tarde, Wellesley presentó a Cuesta la propuesta de lanzar un ataque al día siguiente. El general español la tomó en consideración, pero no confirmó su aprobación, probablemente porque no le gustaba la idea, aunque no quería dar un no rotundo a su aliado. Por problemas del idioma, prisas en lanzar el ataque, o por el propio mutismo de Cuesta, Wellesley interpretó que su aliado estaba de acuerdo y dio orden de preparar las columnas de marcha a un hora temprana. Pero como no estaba muy convencido de la actitud del general español, y además muchos detalles estaban todavía en el aire, se acercó a su cuartel general y allí comprobó que Cuesta en efecto no había dado ninguna orden para preparar el ataque (puede que incluso Napier tenga razón y se hubiera retirado a descansar). Esto hizo a Wellesley dar una contraorden a sus tropas. A la mañana siguiente Cuesta se dedicó a reconocer la zona, que era lo que quería hacer antes de decidirse a atacar. Y allí se encontró otra vez con un Wellesley que debía estar ya bastante irritado. Fue entonces cuando el británico propuso de nuevo lanzar el ataque de inmediato, y Cuesta le expuso que prefería posponerlo hasta el día siguiente. La teoría de que lo que ocurrió el día 22 fue una confusión entre ambos generales se refuerza por el hecho de que el día 23 Wellesley enviase un despacho a Cuesta en el que repasaba todo el plan para el día 24, con la intención de confirmar que estaba en lo correcto y no había malentendidos\».(2)
(IV) – En palabras de Nick Lipscombe a propósito de Napier, en su conferencia de los artilleros de Wellington ya tratada en nuestro blog: \»Tal como William Napier, un veterano del 43º regimiento de a pie que se encontraba entonces en apuros y, con el impulso de dos encargos del \»Edinburgh Review\», fue el encargado de escribir una historia de la Guerra de la Independencia. El problema con el trabajo de Napier es que era tanto xenófobo como centrado en la infantería. Él adoraba como unos héroes a Moore y Wellington y, se podría argumentar, que también a Napoleón. Estaba fuertemente influenciado por los whigs y estaba casado con la sobrina del antiguo primer ministro, Charles James Fox. Estos factores juntos no hacen una buena combinación.\»
Por nuestra parte entendemos que un autor (Napier en este caso) que escribe en su \»History of the War of the Peninsula\», en la edición de americana de 1842: \»As the Spaniards are perfect masters of the art of saying every thing, and doing nothing,…\» se le puede tildar de cualquier cosa menos de objetivo y si de tendencioso o, sin ambages, directamente un escritor xenófobo.
(V) – Un relato bastante gráfico es el efectuado por Samuel Wittingham, militar ingles al servicio del ejército español, y que ya tratamos en su momento este blog (Whittingham y la batalla del Talavera)
Nick Lipscombe MSc, FRHistS, es un historiador especializado en las Guerras Napoleónicas y, en particular, en la Guerra Peninsular. Ha escrito numerosos libros y artículos sobre asuntos relacionados con las guerras napoleónicas. Su primer libro, \»An Atlas and Concise Military History of the Peninsular War\» (Un Atlas y concisa historia militar de la guerra peninsular) se publicó en 2010 y fue seleccionado como el Libro del Año por el Daily Telegraph (Historia). Está reconocido como una autoridad mundial en las batallas y campos de batalla de la Península Ibérica y el sur de Francia. Trabaja actualmente en un nuevo Atlas, pero esta vez de la Guerra civil Inglesa.
Nick nació en 1958 en Angers (Francia) y sirvió durante treinta y cuatro años en el ejército británico, donde vivió un servicio operacional considerable. Fue galardonado con la estrella de bronce de Estados Unidos en 2006. (http://nick-lipscombe.net/)
Fuentes:
1- \»Wellington in Spain. A Classic Peninsular War Tour\». 12 a 19/09/2018 – Nick Lipscombe©, para \»The Cultural Experience\»
2- \»1809: La Campaña del Tajo. Lecciones todavía vigentes\» – José Luis Calvo Albero, Biblioteca GESI, 2014
Imágenes:
a) – De Vendramini, J.. Graveur – This image comes from Gallica Digital Library and is available under the digital ID ark:/12148/btv1b84135497, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=30114080
b) – By A. Easto d’après un buste par Lawrence Gahagan – tirage original, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=68009577
c) – https://fineartamerica.com/featured/1-gregorio-garc-ken-welsh.html
d) – Fotos del Autor
e) – Facsimil – Wellington in Spain. A Classic Peninsular War Tour\». 12 a 19/09/2018 – Nick Lipscombe©, para \»The Cultural Experience\»