El 8 abril de 2008 se emitía el segundo de los programas de la serie
\»Corría el año\», dedicados a la Guerra de la Independencia, por lo que, al igual que hicimos en la primera parte, reproduciremos por su temática las intervenciones de los invitados, al igual que hemos hecho en otras entradas similares en otras ocasiones.
En este segundo programa que hemos transcrito, César Vidal cuenta otra vez con la presencia de José Manuel Guerrero y de Jorge Vilches, el primero en su faceta de militar, más centrado en las evoluciones bélicas y estratégicas del conflicto y el segundo dando una versión más orientada a la política y el pensamiento de todos los movimientos que se dieron a raíz de todos estos años y los posteriores de este conflicto napoleónico español. Nada nuevo sobre la capa del sol, aunque siempre es agradable leer u oír historias de nuestras historia, parafraseando al entrañable Carlos Fisas.
Esperamos que disfrutéis del programa, o mejor dicho de su lectura en esta entrada semanal que le dedicamos, y como siempre solía despedir el moderador al final del programa:
\»Esperamos haberles demostrado una vez más que la historia es apasionante, es sugestiva y es atractiva y por supuesto les esperamos la semana que viene con nuestro segundo programa sobre la Guerra de la Independencia. Buenas noches”.
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\»Con razón o sin ella\», uno de los famosos aguafuertes de Goya de la serie Los Desastres de la Guerra (a) |
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (y II)
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Un momento del debate (b) |
▪ (César Vidal): “Corría el año 1816 y más concretamente el 14 de junio cuando Napoleón prisionero en la isla de Santa Helena realizó una singular confidencia a Les Cases: “La guerra de España aquella desdichada guerra de España fue la causa primera de mis desgracias”.
Con semejantes palabras el derrotado emperador confesaba como el final de sus planes de dominio europeo habían comenzado a naufragar precisamente al enfrentarse con un pueblo al que había despreciado y al que había juzgado por el comportamiento de sus políticos: pocas veces se cometió un mayor error de cálculo que el que Napoleón perpetró con España.
Muy buenas noches y muy bienvenidos a esta nueva emisión de Corría el año, segunda emisión de esos dos programas especiales que hemos dedicado a la Guerra de la Independencia, la guerra de España o como dicen los británicos malhadadamente la Guerra Peninsular. Y precisamente para abordar ese tema tenemos a los invitados de nuestro primer programa a Don José Manuel Guerrero, que es teniente coronel del ejército, muy buenas noches y Don Jorge Vilches que es profesor de Pensamiento y Movimientos Contemporáneos de la Universidad Complutense, buenas noches. Bueno, yo tengo que plantearles una primera pregunta. Nos quedamos la semana pasada en la guerra continua, en el no importa, en la continuación de la resistencia. Primera cuestión que yo tengo que plantearles antes de pasar a ver el segundo documental y que seguramente volverá a salir en el curso de este programa: la guerra continúa, la guerra continúa con ejércitos regulares, pero también en España se produce un fenómeno de guerra especial, de guerra pequeña, de guerrilla, ¿qué significó la guerrilla en esa Guerra de la Independencia?”
(José Manuel Guerrero): “Efectivamente 1809 se producen las últimas derrotas de las fuerzas organizadas digamos, a lo largo del primer año y principios de 1809. Y ya en la segunda mitad del nueve y todo el año 1810, con la situación que hay en España de invasión prácticamente completa del territorio salvo algunos puntos aislados, pues la balanza de la lucha se inclina en gran parte a la guerra irregular, a la guerra de guerrillas. La guerra de guerrillas se ha sobrevalorado popularmente, hay una creencia de que la guerrilla fue la que ganó la Guerra de la Independencia y no fue así, pero también hay que decir que se minusvalora actualmente, y que hay desde algunas publicaciones recientes que minusvaloran el valor de lo que fue la guerra de guerrillas y sobre todo la cantidad de efectivos que distrajo de los frentes principales de Europa y dentro de España también y por tanto pues no debemos ni darle un excesivo protagonismo pero tampoco restarle méritos porque lo tuvo muy importante. La guerrilla significó tener a los franceses ocupados por todo el territorio español continuamente durante los seis años de guerra, obligarles a fortificar, por ejemplo La Mancha, los pueblos de La Mancha eran auténticos fortines porque las guarniciones francesas no podían estar tranquilas ni de día ni de noche y así ocurrió pues en toda la Península.”
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Emboscada de las guerrillas a una columna enemiga (c) |
▪ (C. V.): “¿Qué valor tiene la guerrilla?”
(Jorge Vilches): “Yo creo que tiene dos aciertos: tiene un acierto militar y un acierto psicológico. Lo del acierto militar es que efectivamente distraen gran parte de los efectivos franceses en España, les cortan las comunicaciones, proporcionan información al ejército regular español y también al inglés, atacan las fortificaciones, es un acoso constante, de dinero y de capital humano que los franceses dedican a la guerrilla y luego psicológico: para el soldado francés es muy duro vivir en un país que no te acepta que cualquier señora o señor con el que te estás cruzando puede ser un guerrillero, te das la espalda y te rebana el cuello. Es decir psicológicamente para el soldado francés es muy duro, es muy duro, el número de bajas practicante es incalculable, se barajan entre 30.000 y 50.000, aunque los números se debaten mucho, pero yo creo que es un acierto militar aunque evidentemente gran parte del éxito recae en el ejército regular y es un acierto psicológico: al francés que le da la sensación de que no ocupa el país sino que prácticamente está como de visita, no le da la sensación de tener el poder sobre el territorio.”
▪ (C. V.): “Bueno, pues nos vamos a quedar aquí en la guerrilla pero no se marchen porque apenas empezamos. Vamos a ver nuestro segundo documental sobre la Guerra de la Independencia y regresamos enseguida para continuar con el debate. […]
Muy buenas noches y estamos de regreso después de contemplar este segundo documental sobre la Guerra de la Independencia y habíamos empezado hablando precisamente de la situación de la guerrilla. Yo tengo que plantearles otra cuestión que está muy relacionada con la Guerra de la Independencia que apenas apuntábamos la semana pasada y que es el episodio de los sitios, de los asedios, ¿qué papel tienen esos sitios, esos asedios, especialmente el caso de Zaragoza y de Gerona en esa Guerra de la Independencia?”
(J. M. G.): “El papel de los sitios en la en la guerra digamos que también es debatido, ¿no?, la importancia del punto de vista estratégico de la defensa numantina que se hizo en algunas ciudades, concretamente las más importantes por la duración y por el número de efectivos, Zaragoza y Gerona. Zaragoza resiste el Primer Sitio como decíamos en el primer programa fue muy breve, se levantó después de la derrota de Bailén, el Segundo Sitio dura desde octubre de 1808 hasta finales de febrero de 1809 y el de Gerona pues prácticamente a lo largo de todo el año 1809. Distrae gran cantidad de material, distrae gran cantidad de fuerzas, obliga a los franceses a efectuar un esfuerzo considerable, tanto el punto de vista de material y de efectivos, quizá lo más importante puesto que desde el punto vista psicológico porque después de haber conquistado Zaragoza en febrero del nueve, los franceses digamos que no les quedan ganas de seguir ocupando las ciudades que están en toda la línea del Ebro y hasta el norte de Cataluña, sino que eso se va a prolongar durante todo el año nueve y algunas ciudades nunca plantearán un asedio en fuerza. Los sitios de Ciudad Rodrigo, de Badajoz, digamos toda la guerra está llena de este de estas batallas, de estas guerras de sitio, que distraen efectivos, que distraen esfuerzo y que el resultado estratégico digamos que es servir de pivote o eje de operaciones en cada zona determinada. Es también unas batallas, una forma de hacer la guerra diferente de lo que ocurre en el resto de Europa, al igual que hablábamos del fenómeno de la guerrilla, de la resistencia durante tanto tantos años, la resistencia a estas ciudades y tantos sitios es también muy característica de la Guerra de la Independencia.”
(J. V.): “Simbólicamente, políticamente, el sitio de Zaragoza es crucial. Es crucial para animar a los españoles, es decir en muchas localidades incluida Madrid cuando Napoleón se presenta en sus puertas es “como en Zaragoza”, “como en Zaragoza”, es decir para los españoles, el resto de españoles Zaragoza significa justamente lo que es el patriotismo, ¿no?, que es la solidaridad, la negación, la entrega, el sacrificio, el amor a la patria, el llegar a las últimas consecuencias, entregar a tus hijos, simbólicamente ya en la época, Zaragoza es decisiva es muy importante en este aspecto.”
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Sir John Moore (d) |
▪ (C. V.): “Hay una cuestión que apuntábamos ligeramente la semana pasada, solo de pasada, pero que tenemos que abordar bastante más en profundidad en este segundo programa que es la llegada de los ingleses. ¿Por qué, cómo, cuándo, de qué manera llegan los ingleses e intervienen en la Guerra de Independencia española?
(J. M. G.): “Bueno los británicos, la primera ocasión en que intervienen en el conflicto es el cuerpo expedicionario que está al mando del general Moore que entra desde Portugal, se dirige al Centro pero finalmente cuando se produce la entrada de Napoleón en España, es un cuerpo muy pequeño, muy reducido y toman la decisión de conservarlo, de preservarlo y se retiran al norte y acaban reembarcando en la Coruña después de la batalla, una batalla defensiva en Elviña el día anterior. Después Wellington volverá a España ya a principios del año 1809, se establece en Portugal y en la Wellington lo que hace es…”
(C. V.): ”Por qué el establecimiento en Portugal, por la alianza a secular entre Inglaterra y Portugal?
(J. M. G.): ”Sí, hay siempre, existe siempre esa alianza que hay entre las dos naciones y es el territorio que está en ese momento más libre de fuerzas imperiales y deciden utilizarlo como base de operaciones para la guerra peninsular. Entonces hay por otro lado un aspecto muy importante del papel británico que es la ayuda en armamento y material que se produce sobre todo en dos momentos importantes, que son a lo largo de todo el año 1808 y luego a partir sobre todo del 1811 y 1812, o sea al principio y al final de la guerra hay una ayuda muy importante británica: armamento, equipo y uniformes que llegan desde Inglaterra, primero a petición de la Junta de Asturias, la Junta de Galicia, por Cádiz… Pero digamos que los británicos van a entrar en lo que es España desde la nación española a través de la frontera de Portugal en ocasiones muy puntuales y solamente al final de la guerra ya de forma decisiva.”
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El duque de Wellington, en 1820 (e) |
▪ (C. V.): “¿Cuanta sería la participación de Gran Bretaña en la guerra de la Independencia, el contingente que manda Wellington aproximadamente que hombres tendría?
(J. M. G.): “El número de efectivos del contingente británico, el de Sir John Moore es de aproximadamente 15, de entre 15 y 18.000 hombres…”
(C. V.): “O sea muy reducido en realidad”.
(J. M. G.): “Son ejércitos reducidos, de ahí que los británicos siempre se resisten a entrar en combate y que hay que tener en cuenta que es el único ejército que tiene Inglaterra, fuera de sus fronteras. Tiene tropas en ultramar, tiene tropas de defensa del territorio, también muy reducidas y muy precarias, no tienen una milicias provinciales como teníamos en España organizadas en tiempo de paz para servir en tiempo de guerra y entonces el único ejército digamos, de operaciones que tiene Inglaterra es el que tiene el mando de Wellington. Es un ejército que Wellington siempre se resiste a emplearlo…”
(C. V.): “¿A cuanto llega el de Wellington? Hablamos de 15 a 18.000 en el caso de Moore…”
(J. M. G.): “En el caso de Wellington es prácticamente el doble está entre veinticinco, oscila según él según el año, pero digamos que entre veinticinco, me parece que el máximo de efectivos que llega a tener es 35-36.000 hombres, ese es el número de efectivos. Como digo, mucha resistencia a utilizarlo, de hecho una de las ocasiones en que utiliza no directamente por Wellington sino por uno sus subordinados, por Beresford que es en la batalla de La Albuera, pues produce un gran enfado en Wellington que dice que nunca más volverá a acercarse a los españoles. El general Castaños que fue que el responsable de la campaña, de emplear su ejército y dar una batalla tan sangrienta como La Albuera, pues hubo muchas bajas y no se podían permitir esos lujos.”
▪ (C. V.): ”Hay una cuestión, vamos a dejar de momento los ingleses, vamos a volver en seguida con ellos, pero hay una cuestión que es enormemente importante y que está relacionada con la Guerra de la Independencia y es la manera en que se produce todo un cambio del sistema político español en el curso de la guerra. Hay una descomposición del Antiguo Régimen, que prácticamente se colapsa en esos primeros días, supongo que algún malicioso diría que porque ya estaba tan corroído que aquello se cayó fundamentalmente porque estaba carcomido en su interior. Y durante la guerra hay un intento de reconstruir sobre unas nuevas bases lo que sería esa España del futuro, que es la España de las Cortes de Cádiz y que se reúne en Cádiz. ¿Qué significa realmente la labor de las Cortes de Cádiz en medio de todo el fragor de la Guerra de la Independencia?”
(J. V.): “Las Cortes de Cádiz vienen a ser el resultado de un proceso político que se torna revolucionario y se torna revolucionario porque las autoridades del Antiguo Régimen prescinden de seguir en el poder y hacen dejación de sus funciones. En ese momento es la Nación la que toma el poder y forma las Juntas Provinciales, en las cuales existe la conciencia de que hay que organizar un poder nuevo, un orden nuevo que salga justamente de ese sentimiento, de ese interés nacional. ¿Cuál es el resultado? El resultados son las Cortes. Las Cortes no surgen prácticamente, no surgen de la nada sino que es un proyecto político que está desde el inicio, es decir cuando se junta la Junta Central, se reúne la Junta Central en Madrid, el 25 de septiembre del año ocho, tiene dos ideas prioritarias: primera, la guerra; segundo, reunir las Cortes, nacionales, para reordenar el régimen español, no sobre las bases de Carlos IV, sino sobre nuevas bases: bien fuera una revisión de las Leyes fundamentales o bien sobre una nueva Constitución que es lo que quieren los liberales. De ahí que las cortes de Cádiz dirigidas por los liberales, impulsadas por los liberales, genere un orden nuevo pero porque ya venía de suyo, es un proceso político que se inicia antes.”
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El día 24 de septiembre de 1810, durante el sitio de Cádiz, en el contexto de la Guerra de Independencia Española, los diputados que redactaron la Constitución Española de 1812 juraron lealtad en la iglesia de San Pedro y San Pablo de San Fernando. Este hecho quedó inmortalizado por el pintor José Casado del Alisal, cuyo cuadro está expuesto en el Congreso de los Diputados de España. (f)
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▪ (C. V.): “En qué medida realmente lo que surge de Cádiz, que es una constitución liberal que es una constitución muy inspirada en el modelo inglés de Locke, en qué medida eso es un espejo de lo que realmente siente la mayoría de la población española, en qué medida en realidad es la creación de una élite, si se quiere ilustrada pero que en última instancia no es un reflejo tan exacto de lo que siente la gente que está combatiendo Napoleón?”
(J. V.): ”La cuestión es que es el único proyecto político que existe, es decir los españoles se encuentran que los políticos que están en el poder tienen dos proyectos y se van encantando durante el año nueve: unos que son tradicionalistas que lo que pretenden es la restauración de lo viejo y otros que son los liberales a los que se suma finalmente Jovellanos y todos los reformistas, que pretenden la reforma de lo viejo para que el país se asiente sobre la libertad y sobre la libertad progrese, de manera que claro, los liberales con esa conciencia política que tienen, aquí hay personajes como Quintana, Blanco White, está Isidoro de Antillón, está Argüelles, Toreno, que son infinitamente superiores, tanto su formación política como en su capacidad que los reaccionarios o que los serviles. De ahí que dirijan el proceso político mejor formados, más concienciados y mucho más activos. De ahí que finalmente se lleven políticamente el gato al agua y en las Cortes laboren casi exclusivamente con su opinión la Constitución.”
▪ (C. V.): “Volvamos al momento en el que nos habíamos quedado: Wellington desembarca en Portugal y en un momento determinado entra en España. ¿Cómo es la visión de la campaña española, de la Guerra Peninsular como dicen los británicos, que tiene Wellington.”
(J. M. G.): ”Bueno, Wellington era un aristócrata, era muy conservador, yo creo que hay una frase que resume un poco como veían los ingleses la guerra en España, ¿no?, que es una frase de Don Julio Albi, uno de nuestros historiadores de la guerra, es simplemente decir que la Guerra de la Independencia es una cosa y la Guerra Peninsular es otra. Es que para ellos la Guerra Peninsular era una cosa diferente de los españoles. Los españoles estamos luchando por nuestra integridad territorial, por la Corona, por nuestra integridad política y para los ingleses pues era un segundo frente, era un frente más, lo mismo podrían haber estado en España como podrían haber estado en cualquier otro sitio. No tenían una afinidad especial por los españoles, sino todo lo contrario, habíamos sido enemigos seculares. El ejército que trae Wellington a España es un ejército que estaba preparado para invadir el Río de la Plata, es que ni siquiera, se deriva y viene a España pero realmente estaba preparado para atacar un territorio español. Entonces se parte de esa base. La realidad española es muy ajena a los británicos y luego tenemos también la personalidad del propio comandante en jefe del ejército británico que acabará siendo Generalísimo del ejército español y comandante en jefe de todos los ejércitos españoles en 1812. Su personalidad, como decía, es aristócrata, menosprecia a los españoles normalmente y sobre todo siempre se escuda en la falta de apoyo de los españoles cuando tiene que justificar una retirada que normalmente se produce por motivos estratégicos, es decir cuando por ejemplo después de la campaña de Talavera, Wellington decide retirarse otra vez a Portugal, le echa la culpa a los españoles de que no le están dando suministros a sus tropas y en realidad se retira porque la situación estratégica en Europa aconsejar retirar a su ejército porque Napoleón va a invadir Austria y entonces hay que preservar a esas tropas por si acaso hay que abrir otro segundo frente y no conviene desgastarlas en el teatro de operaciones español y siempre hay un juego de realidades.
▪ (C. V.): ¿Que trascendencia tiene la batalla de Los Arapiles?
(J. M. G.): ”La batalla de los Arapiles es una batalla con muy poca intervención española, solamente las unidades de la guerrilla de Julián Sánchez que actúan en reconocimiento y observación, es decir que es una batalla que se da entre el ejército anglo-portugués y el ejército francés. La trascendencia que tiene es que con esa derrota francesa Wellington puede avanzar hacia el interior de la Península, de hecho pues entrará en Madrid y bueno, pues evidentemente es la primera vez que se consigue una progresión tan importante y una derrota tan decisiva durante lo que es la Guerra de Independencia, aunque luego hay una reacción francesa, el año siguiente…”
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La batalla de los Arapiles, que acabaría a la postre con la victoria aliada (g) |
(C. V.): “Tienen que salir de Madrid otra vez…”
(J. M. G.): “Efectivamente tienen que volverse a retirar, eh, y hasta el año siguiente digamos que no se vuelve a emprender una ofensiva ya definitiva coincidiendo con la derrota de Napoleón en Rusia y con la invasión de Alemania y con la invasión de Francia.”
▪ (C. V.): ”Vamos hablar de ello un poquito más adelante, pero yo tengo que plantearle otra cuestión precisamente a Don Jorge, precisamente estamos hablando antes de las Cortes de Cádiz, de todos ese proceso constituyente y revolucionario que se produce en la España libre del dominio francés. ¿Qué pasa en la España que gobiernan los franceses, cómo es el gobierno de ocupación en esa España controlada por el ejército imperial?
(J. V.): “Hay una colaboración clara, es decir hay buena parte de la Administración que considera que su trabajo es seguir yendo a la Secretaría, a la oficina, al Ayuntamiento y seguir trabajando, hay una colaboración y la gente lleva su vida normal. Tenemos que pensar por ejemplo, en el caso de Cataluña en el que a partir del año 1811, más o menos, los franceses, las tropas imperiales, controlan la mayor parte o el territorio completamente, en el año doce se incorpora al Imperio y tiene una vida dentro de lo que es la resistencia…”
(C. V.): “Es cierto, Cataluña queda desmembrada de España, se incorpora como un Departamento…”
(J. V.): ”Tienen una vida más o menos, digamos normal, con la guerra presente, con la guerrilla cotidianamente golpeando, con una contraguerrilla muy curiosa, ¿no? en la que por ejemplo en el caso catalán estaba José Pujol, “El Boquica”, o Chacón y demás… Aparte de eso tiene una vida normal: estos que colaboran con el estado josefino -el débil estado josefino- y los gobernadores militares, son los que posteriormente abandonan España el año catorce, que vienen a ser unas 14.000 personas que a los siete años vuelven a España. Pero, nada, la vida digamos es normal para el momento”
▪ (C.V.): “Hay un paralelo o se ha querido trazar un paralelo, por ejemplo, yo recuerdo que en una serie de televisión que estaba muy bien como serie de acción, era más discutible como serie con contenidos históricos, que se llamaba “Los desastres de la Guerra” y cuyo guión había escrito Jorge Semprún. Semprún que es un afrancesado clásico, insistía en que el Estatuto de Bayona, de José I Bonaparte, era igual que la Constitución de 1812. Primero, ¿Cómo era ese Estatuto de Bayona? y ¿hasta qué punto llegó a aplicarse ese Estatuto de Bayona en la España ocupada?
(J. V.): ”De ninguna manera. El Estatuto de Bayona es una Carta otorgada, que en su mayor parte redacta el mismo Napoleón y no se debate apenas en la Asamblea de Bayona y así se aprueba. La constitución de Cádiz es algo muy distinto. La constitución de Cádiz procede de la soberanía nacional, recoge, no solamente la tradición norteamericana de la Constitución de 1787, sino la francesa de la Constitución de 1791, por eso dicen que parecida la Constitución del 12, no al Estatuto de Bayona, sino a la Constitución francesa del 91, ¡lógicamente!: es que no había otra. No había otra que estableciera en Europa una monarquía constitucional porque ni siquiera la monarquía constitucional inglesa tenía como tal una Constitución, sino un conjunto de Leyes fundamentales. La Constitución del 12 es mucho más que el Estatuto de Bayona. No solamente en el momento, sino posteriormente para los españoles y el resto de europeos. En Europa no hubo nadie que levantara la bandera en 1820 o en 1830 del Estatuto de Bayona y sí hubo muchos europeos, llegando hasta Rusia…”
(C.V.): “Hispanoamericanos…”
(J. V.): “Efectivamente, que levantaron la Constitución del 12. La primera constitución mejicana de 1824 viene a ser un trasunto de la española y no por eso es menos Constitución. Peso político, simbólico, mucho mayor el de la Constitución del 12, la de Cádiz, que el Estatuto de Bayona que no se llega a aplicar, la Constitución de Cádiz tampoco, eh, en su gran parte no se llega a aplicar.”
(C. V.): “Bien, pues nosotros nos quedamos en Los Arapiles, en la salida de José I de Madrid, en la Constitución de Cádiz. Hacemos una pausa publicitaria y regresamos ya para el tramo final de este debate sobre la Guerra de Independencia. […]”
▪ Muy buenas noches ya estamos de regreso para continuar nuestro debate en este segundo programa dedicado a la Guerra de la Independencia y nos habíamos quedado en ese año 1812, lo que algunos han denominado el Año de la Libertad en que no solamente se proclama el 19 de marzo la constitución de Cádiz, sino que además José I se ve obligado a salir de Madrid, se produce la victoria de Los Arapiles, casi, casi parece que la victoria está al alcance de la mano. La victoria parece que está al alcance de la mano pero no se produce en 1812. ¿Qué es lo que pasa?
(J. M. G.): “No. Efectivamente hay una reacción francesa. Digamos que en una contraofensiva y Wellington se vuelve a replegar a Portugal y ya es en 1813, digamos, que hasta el año siguiente cuando los establece allí y se produce la ofensiva final contra las fuerzas francesas, que ya están bastante debilitadas, incluso por motivos de la invasión de Alemania, después de la campaña de Rusia, pues Napoleón ha ordenado que se evacúen bastantes unidades del teatro español.”
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Noche de vivaque en Molodetschno, en diciembre de 1812. El conflicto de Rusia ayudó en gran manera al bando aliado en el frente de España, al tener que extraer Napoleón varios contingentes armados del teatro de operaciones español y aliviando por tanto la presión sobre Wellington y sus tropas. (h)
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▪ (C. V.): “Qué influye, no sé si esto es posible evaluarlo, pero es Rusia la que salva a España o es España la que salva a Rusia, en ese año absolutamente emblemático que es 1812?
(J. M. G.): “Bueno, la debacle de Rusia tiene unas consecuencias muy importantes en toda Europa, por supuesto. Aunque Napoleón digamos que reacciona bastante bien para oponerse a las consecuencias directas de la catástrofe de Rusia que es la invasión de todo el Imperio que tiene la frontera en Alemania y luego la invasión de Francia posteriormente que hasta los aliados que entran en Paris. Evidentemente las consecuencias de la invasión de Rusia, de la catástrofe de Rusia, se hacen sentir también en España. Yo no me atrevería a decir que es decisiva para la derrota de Napoleón en España la derrota en Rusia como han dicho algunos autores, tiene su influencia importante, evidentemente. Pero en España se produce la reacción británica y volvemos un poco a lo que dijimos anteriormente: la resistencia del pueblo español, en este caso la resistencia del ejército durante los seis años de lucha. El ejército no deja en ningún momento de ser operativo, en mayor o menor medida, con derrotas y con victorias, victorias escasas, pero hay una línea de actuación de pequeños enfrentamientos que van produciendo un goteo de bajas a los franceses y poco a poco se va recuperando la iniciativa. En 1811 se produce ya la batalla de La Albuera que demuestra que los españoles pueden vencer en una batalla en campo abierto si están apoyados, si están equipados convenientemente, cosa que lo están muy pocas veces a lo largo de la guerra, siempre han tenido problemas importantísimos de equipo y de mantenimiento, sostenimiento de los soldados. Por eso muchos soldados prefieren operar en la guerrilla que en el ejército, es mucho más cómodo y se come mejor, ¿no?, pero, en fin, el ejército mantiene la resistencia y es ese esfuerzo el que produce la victoria final.”
▪ (C.V.): “Llegamos a esa victoria final y tenemos que hace un balance sobre esa situación. ¿Cuál es el coste de la guerra?, en términos humanos, económicos, políticos, en fin como ustedes quieran enfocarlo…
(J. V.): “También tenemos que pensar que el año 12 es el año del hambre. Sacude el hambre España de una manera terrible. Mesonero Romanos, por ejemplo, que entonces es un niño, que tiene unas magníficas memorias, cuenta cómo en Madrid la gente moría por la calle: o sea, él cuenta que una tarde volviendo a casa, paseaba por las calles de Madrid y como se encuentra con un anciano y un niño que se caen a sus pies, muertos de hambre y vuelve a casa espantado. El hambre del año 12 es terrorífica, pero se proyecta posteriormente. Se ha debatido mucho sobre el número de bajas, el coste demográfico de la Guerra de la Independencia que, bueno, creo que Ronald Fraser calcula más o menos, entre unos 350.000, eh, que pudieron morir durante la Guerra de la Independencia, algunos han llegado hasta el 1.000.000…”
(C. V.): “Hay quien calcula más bien en torno al medio millón, aproximadamente…”
(J. V.): “Sí, bueno, lo que nos da una idea de lo que se debate, las cifras, pero el coste demográfico sí es importante. Hay un salto en la pirámide demográfica evidente. Costes económicos casi…”
(C. V.): “El medio millón, por hacer una postilla a una de las cifras que más se ha dado es un coste superior, en términos proporcionales, al que tiene Francia en la Primera Guerra Mundial, es decir, es verdaderamente, es un coste notable…”
(J. V.): “En una población además de unos 12.000.000 de habitantes…”
(C. V.): “De unos 12.000.000 de habitantes, efectivamente…”
(J. V.): “Como decía, coste demográfico bastante grave, bastante importante, que se nota en las generaciones posteriores; un coste económico, evidente, España se endeuda mucho más de lo que estaba con Carlos IV, que ya era, eh, se destruye la industria, no solamente por la guerra, sino porque los británicos vienen aquí a eliminar a un competidor, se destruyen las comunicaciones, que no se vuelven a reconstruir casi hasta 30 años después, pensemos en un país prácticamente incomunicado, donde el comercio es imposible: las Cortes de Cádiz, por ejemplo, se empeñan en reconstruir, o en construir un mercado nacional, pero al mismo tiempo, espontáneo: ¿cómo lo hacemos?, si no tenemos comunicaciones. Es decir las consecuencias son tanto de índole demográfica, poblacional, económica y política, de la cual me imagino que luego hablaremos.”
▪ (C. V.): “Quién ha ganado la guerra, cuando acaba esa Guerra de la Independencia?”
(J. M. G.): “Bueno, según los ingleses la han ganado ellos, pero bueno, evidentemente lo que está claro es que hay un perdedor, que es el imperio napoleónico, que se retira de España, perseguido por las tropas anglo-portuguesas, o hispano-anglo-portuguesas, porque Wellington cuando cruza la frontera en persecución de las unidades francesas, lleva también un cuerpo de ejército español, del general Freyre, que tendrá una actuación muy destacada en la batalla de San Marcial, que es un intento de recuperar terreno, el último intento francés, la última contraofensiva francesa, y luego también tendrá un papel muy destacado en la batalla de Toulouse, la última batalla de la guerra, ya en 1814, es una batalla que produce muchas bajas españolas, en un asalto frontal muy delicado, que los españoles lo toman, se lo toman muy a pecho, y tiene muchas bajas, con la desgracia de que el mismo día se ha firmado la capitulación de Napoleón, la abdicación de Napoleón, es el último día de la guerra. Es decir que los españoles están hasta el último día de la guerra en territorio francés. Lógicamente, la guerra la pierde por tanto Napoleón y la gana España porque se libera de esa invasión, pero sobretodo, por supuesto, Gran Bretaña que es el gran ganador. Desde el punto de vista político y militar, incluso territorial, España no obtiene ninguna ventaja: no ocupamos Francia, obtenemos una mínima compensación económica, que además se la gasta el Ministerio de la Guerra en equipar la última expedición que va a salir a América: la expedición que nunca sale por el Levantamiento de Riego, de 1820, y una consecuencia directa importante es que perdemos los territorios de América, esa es una consecuencia militar también importante que destacar.”
▪ (C. V.): “Qué sucede políticamente?
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Lista de colaboradores** de José I (i) |
(J. V.): “Políticamente viene a ser el reflejo de lo que va a ser la España del s. XIX, ¿no? Nos encontramos que entre el año 12 y el año 14 se han dibujado en España tres grupos, tres grupos políticos. Evidentemente los liberales, que tienen el poder y han marcado el proyecto político que va a seguir España, por otro lado están los que podemos denominar como conservadores o realistas que están considerando para España una reforma de las leyes fundamentales que nos acerque a una monarquía constitucional similar a la británica y luego están los reaccionarios, el padre Vélez, el filósofo Rancio, que lo que quieren es el establecimiento de un absolutismo, de un despotismo, un despotismo salvaje. En la última etapa, entre el año 13 y el año 14, hay una confluencia de intereses entre los realistas, los conservadores y los reaccionarios, que son los que finalmente se harán con el poder*.
Es desastroso: los liberales se mantienen en una inacción en el año 14, ingenua y decepcionante, no hacen absolutamente nada, no forman una milicia que pueda oponerse a la supuesta, la rebelión de Fernando, lo único que hacen es reclamarle a Fernando el juramento de la Constitución del 12, que por supuesto no va a hacer. Fernando traiciona a todo el mundo: traiciona, por supuesto, a los liberales…”
(C. V.): “Había traicionado a su padre, años antes…”
(J. V.): “A su padre, traiciona a los liberales que son los que mantienen el gobierno nacional, traiciona a los conservadores, el famoso “Manifiesto de los Persas” que tiene como resultado el Decreto del 4 de mayo, que dice Fernando: “Está muy bien. Vamos a hacer una monarquía constitucional como los británicos”. Les traiciona también y al final se convierte en un déspota, en un déspota más, que acaba expulsando a los afrancesados, lógicamente, y metiendo en la cárcel, encarcelando y deportando a los liberales. Políticamente es, por tanto, es la demostración de ese fraccionamiento que hay en España.”
▪ (C. V.): “Coste en términos militares de la Guerra de la Independencia, habíamos hablado antes de en torno a ese medio millón de muertos que se había podido producir entre bajas militares y bajas civiles durante el conflicto. ¿Cómo queda España militarmente después de la Guerra de la Independencia, a pesar de haber sido una potencia vencedora?”
(J. M. G.): “Sí, el coste en efectivos, el coste en vidas, tanto de soldados de uno y otro bando es prácticamente imposible de precisar, porque no hay una documentación fiable, no hay fuentes fiables. Como se ha apuntado, medio millón, las bajas totales pues podríamos decir, entre un 50%-60% serían combatientes, pero es muy difícil precisarlo…”
(C. V.): “Regulares e irregulares…”
(J. M. G.): “Claro, es que ese es otro problema, cuántos son regulares, cuántos son irregulares, cuántos son civiles, cuantos eran civiles pero que estaban en la guerrilla, es un tema muy complicado. Igual que pasa con las bajas francesas. Las bajas francesas hay unos cálculos hechas en función de las tropas que entran por la frontera y las que salen, las que van saliendo y las diferencias son importantes, eh, estamos hablando de unas diferencias en torno al medio millón de bajas: prisioneros, desaparecidos y muertos del ejército imperial. Pero en fin, las bajas no sé si alguna vez las conoceremos con exactitud. En cuanto al punto de vista militar, el ejército que queda en España es un ejército de guerra para una situación de paz y con los problemas que trae eso siempre cuando acaba una contienda: un exceso de efectivos, un exceso de oficiales, de generales, de mandos, que hay que reducir de alguna forma, entonces se acude a una serie de medidas de emergencia, como es que todos los jefes que han sido ascendidos por méritos de guerra, que provienen de la guerrilla y demás, no pueden seguir en el ejército regular a no ser que entren en la milicia provincial, eso produce descontento en muchos de ellos que consideran frustradas sus expectativas de que habían apoyado a Fernando VII, en fin, ahí se empieza a producir el germen de algunos de los conflictos posteriores como se ha apuntado. El ejército queda como el país, en la ruina, hay escritos del Marqués de las Amarillas, recuerdo ahora de 1820, que los soldados no podían salir a la calle de los cuarteles, porque no tenían uniforme que ponerse. O sea, la situación de la Hacienda es catastrófica y encima lo mejor hay que mandarlo a América, mandando expediciones a combatir en América desde 1811, la última sale en 1818, y luego ya se frustra la siguiente que es del 20. Pero ahí hay un esfuerzo en equipar, en uniformar, en dar material y armamento a esos hombres muy importante, que distrae lo que queda del ejército. El ejército queda en la ruina, en la miseria y con problemas muy graves de personal y encima con la guerra en América.\»
▪ (C. V.): “He de plantear una última pregunta, con lo que cerraríamos este segundo programa dedicado a la Guerra de Independencia, ¿cuándo se recupera España de la Francesada, como se dijo en alguna ocasión, cuándo se recupera de esa invasión napoleónica, de esa guerra de la Independencia?, si es que realmente se llega a recuperar, no sé si todavía podemos decir que se viven secuelas de ese tremendo drama histórico…”
(J. V.): “Parece mentira, pero te das cuenta de que los españoles lo aguantamos prácticamente todo. Es una cuestión, es prácticamente increíble, pero es así. Los militares, que en este caso también hay que apuntar otra cosa, los militares comienzan a participar en política, ¿no?, se dan cuenta de que su intervención y su influencia en la sociedad y en la política es determinante y de hecho juegan un papel muy importante en la segunda fase de esta revolución política que es 1820. ¿Nos hemos recuperado en 1820 de la Francesada? No. No, porque España sigue siendo esa punta de lanza revolucionaria que parte de la Constitución del 12 en esta Europa de la Restauración, y no nos hemos librado. ¿Qué ocurre en el año 23? En el año 23 aparecen los famosos Cien Mil Hijos de San Luis, sin apenas resistencia en todo el país, en un país que hay que recordarlo, está metido en una mini-guerra civil en Cataluña, los realistas se han levantado en armas contra el gobierno legal, pero no nos libramos de ella en ese sentido. Aun así, sí que es cierto que desde mediados del s. XIX se empieza ya a considerar que la Guerra de Independencia es un fenómeno, digamos, positivo. Es políticamente positivo porque ha reafirmado la conciencia nacional y sobre todo a legado a los españoles toda la herencia liberal, es decir, la importancia de la soberanía nacional, los derechos individuales, el parlamentarismo, el constitucionalismo y les da a los liberales españoles ese referente, ese anclaje histórico. Así que por un lado, económicamente, demográficamente, como veíamos antes, es un lastre, pero políticamente se recicla en algo muy positivo.”
▪ (C. V.): “Bueno, pues vamos a quedarnos con esa nota positiva, aunque la verdad es que el coste no fue pequeño, como han podido ustedes escuchar y ver durante esta noche. Hemos terminado esta serie de dos programas sobre la Guerra de la Independencia y llegamos a ese momento de todos los programas en que después de haber visto el documental, después de haber escuchado el debate, les decimos y ahora léanlo. […]
Y el primer libro que queremos recomendarles esta noche es del Centro de Publicaciones, del Ministerio de Defensa y es un libro que se titula “La Guerra de la Independencia, 1808-1814. El pueblo español, su ejército y sus aliados frente a la ocupación napoleónica”, un libro muy completo para abordar, desde luego, muy en profundidad algunos de los temas que hemos tratado en estos dos programas.
El segundo libro es un libro muy peculiar, se titula “Como lobos hambrientos”, ha sido precisamente premio Algaba, el último premio Algaba, y su autor es Fernando Martínez Laínez y es una aproximación a lo que fue el fenómeno de la guerrilla, una guerrilla que ciertamente no ganó la Guerra de la Independencia, pero que tuvo una importancia que como señalaba esta noche uno de nuestros invitados, se tiende hoy en día a minusvalorar.
Y con esto hemos llegado al final de nuestro programa, nuestro segundo programa dedicado a la Guerra de la Independencia. Una vez más esperamos haberles mostrado que la Historia es sugestiva, es atractiva y es interesante, y por supuesto les esperamos la semana que viene con otro tema. Muy buenas noches”
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(*) – En la pugna entablada entre liberales y serviles, el monarca optó por la solución más cómoda: la restauración del puro absolutismo, desoyendo no sólo las exigencias liberales (lo que era lógico en aquel momento) sino también las demandas de los persas, realistas de cuño tradicionalista, pero partidarios de algunas reformas en la Monarquía que evitarán el despotismo ministerial. La decisión del rey arrojó a los liberales al seno de las sectas secretas, en las cuales se concertaron con los oficiales del ejército que habían regresado de las cárceles francesas o con los jefes de los guerrilleros. Ambos grupos habían sufrido hondo desengaño al ser rechazados a posición secundaria, mientras se daban las prebendas a los supervivientes del Viejo Régimen, entusiastas godoyistas que habían sido vapuleados por las tropas napoleónicas. Así, en el seno de la masonería y el carbonarismo, males endémicos de la época, se preparó la larga etapa del Ejército liberal en España. [3]
(**) – Lista de las personas que ocuparon cargos en diferentes instituciones del Gobierno de José I: Consejo de Estado, Junta de Negocios Contenciosos, Sala de Alcaldes, comisarios e intendente general de Policía, comisionados regios para la venta de bienes de los conventos suprimidos y comisionados regios para firmar los pagarés del préstamo forzoso de 20 millones.
[Archivo Histórico Nacional.]
El fenómeno del colaboracionismo no fue algo marginal durante la guerra. Por diversas circunstancias, de interés personal o por convicción, muchos españoles aceptaron las renuncias de Bayona, a José I como rey de España y colaboraron con el nuevo régimen. Entre ellos destacan sectores de la nobleza, alto clero, militares, científicos, escritores y artistas. También muchos funcionarios públicos le prestaron juramento al nuevo Monarca en el ejercicio de su profesión. [2]
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Fuentes:
3) – \»Aproximación a la Historia de España\» – Jaime Vicens Vives, Biblioteca Básica Salvat, núm. 57, Salvat Editores, Madrid, 1970
Imágenes:
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e) -https://collection.nam.ac.uk/detail.php?acc=1965-01-1-1_ Field Marshal Arthur Wellesley, 1st Duke of Wellington, 1820 (c) [Image number: 2151]
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