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Una lejana aspiración que teníamos era la de rendir visita al Museo del Ejército que se encuentra ubicado en el complejo del Alcázar de la imperial ciudad de Toledo. A través de sus 21 salas permanentes, podemos realizar un extenso recorrido por la historia militar española desde la formación de los primeros ejércitos en la Antigüedad hasta el ejército en nuestros días.
Lógicamente el recorrido que os presentamos en la primera de tres partes, se basa en las salas que tenían como objeto la época desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la Guerra de Independencia. Una visita muy enriquecedora, con muchas referencias conocidas, otras no tanto, y que en su conjunto colocan a este museo, sin duda, a la altura de los mejores museos de Europa en la materia.

BREVE RECORRIDO COLECCIONES S. XVIII-XIX

Este puente fue construido entre los años 105 y 106 por el arquitecto romano Cayo Iulio Lacer para salvar el rio Tajo en la vía que comunicaba Norba (actual Cáceres) con Conimbriga (hoy Condeixa-Velha).
Está compuesto por seis arcos con una longitud de 214 metros y tiene una altura de 48 m. en sus arcos centrales.
Uno de los arcos fue destruido en 1809, durante la Guerra de Independencia, para impedir el paso de las tropas francesas siendo reconstruido en 1860 durante el reinado de Isabel II.

Madera, fibra vegetal, lienzo y pigmentos (c. 1900)

Aniceto Marinas, 1912. Escayola y pigmento
Esta escultura de la musa Clío, protectora de la Historia, aparece coronada de laurel y apoyando su brazo izquierdo sobre un libro. Es una obra que el escultor Aniceto Marinas realizó como ejercicio de pensionado en Roma y que se concibió para formar parte de un monumento mayor en memoria de Daoiz y Velarde. Se trata de un boceto en escayola bronceada que el propio autor donó al Museo de Infantería en 1913.
LA ARTILLERÍA
Las antiguas máquinas de tiro tenso dieron paso a las primeras piezas de artillería, cuyo uso en la Península Ibérica a está documentado desde el siglo XIV. Su importancia fue en aumento a medida que se perfeccionaron como armas de asedio y de campaña, llegando a adquirir un protagonismo decisivo en la Guerra de Granada (1482-1492).
Las primeras bombardas de hierro se emplearon tanto para la defensa de fortalezas como para demoler los muros de los castillos. Su peso podía llegar hasta 6 toneladas y su alcance máximo era de unos 1.300 metros. Sin embargo, la necesidad de que la artillería pudiese acompañar a los ejércitos posibilitó que apareciesen piezas de menor calibre y tamaño, como el falconete, la cerbatana y el ribadoquín.
A mediados del siglo XV comenzaron a emplearse piezas de tubo más corto y tiro curvo, para que el proyectil cayese en el interior de las fortalezas: las bombardas trabuqueras, morteros y pedreros.

LLAVES Y PARTES DE ARMAS DE FUEGO
Europa s. XVI-XIX
El conjunto más numeroso de piezas está formado por una serie de llaves que recogen de una manera cronológica la evolución de los sistemas de ignición, salvo la mecha, comenzando por el sistema de rueda, pasando después a mostrar un conjunto más numeroso de llaves de pedernal de diferentes tipos destacando la de patilla o española de los siglos XVII y XVIII. También aparecen varios ejemplos de llaves de percusión. Así mismo aparecen instrumentos de arcabucería como dos instrumentos multiusos como martillo para afilar piedras, destornillador y limpiador de oídos.



Ingeniero militar, Mariscal de campo de ingenieros.
Subteniente del Ejército, en 1799 ingresó en el Cuerpo de Ingenieros. Fue ascendido a capitán de Ingenieros en mayo de 1804 tras haber participado en la Guerra de la Convención. Estando destinado en Galicia ascendió a sargento mayor de brigada y participó en la Guerra de la Independencia contra los franceses, dirigiendo el Colegio Militar de Santiago. Fue ascendido a coronel el 3 de febrero de 1813. Durante el Trienio Liberal fue diputado en Cortes por Cataluña. Desde 1835 fue director subinspector del Cuerpo de Ingenieros en Castilla la Nueva, Granada y Cataluña. El 4 de mayo de 1845 ascendió a mariscal de campo. Fue distinguido con la Gran Cruz de la Real orden de San Hermenegildo y de la Orden Americana de Isabel la Católica. Falleció en 1860 a los 83 años.2

Muestras de los botones del uniforme de los Cuerpos de las Milicias Provinciales de nueva España.
El nombre de los regimientos está reflejado en cada botón.


3. Mosquete español de borda. Cataluña (c. 1780)
4. Fusil de Infantería Modelo 1789 3ª versión.
5. Bayoneta de cubo, modelo 1789 (1789-1800)

RECLUTAMIENTO Y VIDA MILITAR
La estructura estamental de la sociedad dieciochesca condiciona el acceso a la milicia. Los oficiales procedían en su mayoría de la nobleza, obligada a acudir al llamamiento del Rey. La progresiva relajación de este deber instauró la figura del cadete, joven noble que ingresaba en un regimiento para acceder con posterioridad a la oficialidad.
Los soldados eran voluntarios por un periodo de 5 a 8 años, con un sueldo diario o prest, un sueldo extraordinario en tiempos de guerras y las pensiones. Ante la escasez de reclutas se realizaron levas y sorteos de forma esporádica. Finalmente se impusieron estos últimos, pasando a ser anuales con la Ordenanza de 1770. Al identificar voluntarios y mozos con vagos y desertores, este sistema, que primaba la cantidad sobre la calidad, devaluó la profesión militar.


Reproducción. Original escrito por Tomás de Morla y Pacheco.

4. Pistola de Caballería de Línea modelo 1789. Pere Tallandé. Barcelona, 1770-1799
3. Plancha del Tratado de Artillería de Morla: Art. VIII. Lam 3. Fernando Selma (grabador). 1792, cobre

CONSTRUCCIÓN Y FORTIFICACIÓN
«Fortificación o Architectura Militar es el Arte que enseña a cerrar y fortificar una Plaça para que pocos se puedan defender estando a cubierto de muchos.»
Sebastián Fernández de Medrano, 1700
El siglo XVIII asiste a la consolidación de la construcción abaluartada con los sistemas de fortificación Vauban. Basados en cálculos aritméticos y geométricos, estos sistemas tienen como objetivo evitar ángulos muertos y puntos ciegos mediante la planta poligonal y la edificación de baluartes.
Las construcciones alcanzan una enorme sofisticación al establecer sucesivas líneas de defensa escalonada, que disminuyen en altura a medida que se alejan del centro. La fortificación abaluartada no precisaba de un emplazamiento dominante en altura, ya que su propia estructura garantizaba el control del territorio y la defensa en profundidad.






2. Bolaño. 1762. Roca volcánica
3. Mortero “Eximio”. Real Fundición de Bronces, Sevilla, 1777. Bronce y madera.

Fábrica de Trubia. 1848. Hierro.
Autor del Tratado de Artillería compendio de los conocimientos adquiridos en sus viajes por Europa y que tuvo ocasión de poner en práctica a partir de 1792 cuando dirigió la Fundición de Artillería de Barcelona.



Modelo de artillería compuesto del cañón “Tigre”, con cureña, avantrén y plataforma, atacadores y proyectiles.
Fuentes:
1. Paneles informativos del Museo del Ejército de Toledo.
2. http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/160413
Imágenes:
a. Fotografías del autor.