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En 1807, durante las Guerras Napoleónicas, una parte de las tropas francesas, italianas, holandesas y españolas bajo el mando del general Jean-Baptiste Bernadotte ocupó Hamburgo, que en ese momento era una ciudad libre y un importante puerto comercial del norte de Alemania. Esta ocupación se llevó a cabo como parte de la política de Napoleón para controlar estratégicamente los puertos y las rutas comerciales europeas. Dicha ocupación fue significativa para la ciudad que se convirtió en un importante centro administrativo bajo el control francés.
Hemos querido representar dicho momento de la Historia con una escena con la entrada del hotel Kaisershof, que fue la residencia permanente del marqués de La Romana en Hamburgo, custodiada por un sargento de granaderos del regimiento Zamora y un par de transeúntes paseando.
UN POCO DE HISTORIA
El antiguo Gasthof Kaisershof en Hamburgo, más tarde conocido como Hotel Kaisershof, fue construido inicialmente en 1619 como un palacio de clase alta. En 1726 la ciudad compró el edificio “para tener una posada elegante para huéspedes distinguidos”. El Kaisershof fue uno de los edificios privados renacentistas más importantes y, en ocasiones, uno de los principales hoteles de la ciudad hanseática. En 1873, el edificio fue demolido, después de quitar piedra a piedra el hastial de la fachada principal de piedra arenisca de puro estilo renacentista, con numerosas tallas de piedra e imágenes en relieve y reconstruirlo en el patio norte del Museo de Artes y Oficios de St. Georg, en el propio Hamburgo. [1]

El 23 de julio de 1807, el antiguo general de las Guerras Revolucionarias Jean-Baptiste Bernadotte, a quien el emperador había nombrado príncipe de Pontecorvo el año anterior, llegó a la metrópoli del Elba como gobernador de las tres ciudades hanseáticas ocupadas. Rápidamente se le encontró una residencia adecuada: la casa de campo del barón Caspar von Voght en Klein-Flottbek. [2]
El mariscal Bernadotte, en un gesto de respaldo a las tropas españolas tomó para su guardia personal una compañía de 100 granaderos escogidos del regimiento Zamora, que formaba parte del cuerpo expedicionario al mando del marqués de La Romana. Bernadotte tampoco era del todo ajeno a sus vecinos de los Pirineos, ya que había nacido en la localidad francesa de Pau, a unos escasos 40 km. de la frontera española. Por su parte, el marqués, tras estar alojado en una casa particular, fue hospedado en el hotel Kaisershof.
«El general en jefe de todas las tropas españolas, marqués de la Romana, tenía una fisonomía de lo más significativa, mostrándose como un español genuino y orgulloso con su presencia. Su conversación sorprendió a la gente de Hamburgo con su conocimiento de la literatura alemana ya que años atrás había estudiado en Leipzig; era cuidadoso en sus discursos y sobre todo evitaba cualquier contacto con la política. Mostró claramente cómo le disgustaba ser una carga para los demás; era extremadamente amable y cortés con sus anfitriones. Sorprendió a la mujer de la casa donde se aposentaba cuando se mudó a su residencia permanente en el Hotel Kaiserhof en el Ness, con una preciosa joya que él mismo había ayudado a seleccionar de un joyero para una dama a la que admiraba mucho«.

EL PROCESO

Comenzamos la escena con su contenedor, una caja de llaves de madera, de esos comercios de barato que uno tiene en el barrio, a la que añadimos unos listones de madera, para ganar en profundidad. Luego prevemos el espacio de fachada del hotel que nos vaya a caber en su interior, a la escala requerida. La ventaja es que el dibujo ya viene con una escala gráfica en metros, lo que nos ha facilitado bastante la conversión. Una vez tenemos el dibujo base de la fachada, podemos empezar su construcción. Obviamente lo podemos realizar en diversos materiales, pero yo he elegido la madera, ya que tengo bastantes restos en diferentes grosores y los medios para cortarla más o menos a la medida.
Los detalles en relieve más pequeños los hemos hecho con masilla de dos componentes, que nos permitía un grosor de pocos milímetros para definir mejor los detalles. Los motivos más grandes de la fachada son más o menos claros, volutas, vueltas, ángeles, etc., pero los más pequeños solo se han esbozado en el dibujo y variaban de un lado al otro de la puerta y en las cornisas superiores.






Partimos de cuatro miniaturas para nuestra escena, un soldado, un señor paseando y una señora con su perro. No muchas marcas tienen civiles de esta época napoleónica, o que puedan aprovecharse, por lo que afortunadamente nos quedaba un kit de figuras de la casa francesa Historex, de su serie Nemrod, de las que me quedaban por utilizar las dos últimas figuras. El material de estas figuras es bastante decente para trabajarlo, y no ha habido mayores problemas en variar la posición inicial de las figuras, con masilla y unos conectores metálicos para unirlos a la pieza central del cuerpo. El soldado es un sargento de los granaderos del regimiento Zamora de 1807 (los soldados no tenían charreteras, y los oficiales las llevaban blancas, al parecer). Quería que fuera un soldado para la pretendida ubicación de la figura, en el umbral de la puerta, como estando de guardia, pero la figura ya estaba pintada para quitarle las charreteras negras como signo distintivo. La figura es de la marca El Viejo Dragón, que compré hace ya unos años en una feria de juegos en Barcelona. La figura tiene un buen fundido, sin apenas rebabas, y las piezas adicionales de la mochila, cartuchera y el pequeño sable de infantería con la bayoneta han encajado bien.


El modelo de la fachada ya encajado dentro de la caja. Para el pavimento he aprovechado unos trozos que tenía de unos adoquines a 1:35 de la 2ª Guerra Mundial, de resina, esas piezas que se utilizan puntualmente y se quedan en el cajón de los «olvidados» para futuras ocasiones. El pavimento real no creo que se pareciera en nada a este, por el grabado parece más de piezas redondeadas, pero el trozo era tan pequeño que tampoco me paré a pensar en hacer otro. Una vez colocada la fachada, quedó algún margen con el pavimento que disimulamos con unas hileras de hierba para modelos ferroviarios, de las que solo hace falta pegarlas sobre el terreno. El encaje en general dista mucho de ser perfecto, pero la caja ya no era todo lo recta que cabía esperar, por lo que se dan unas separaciones demasiado evidentes sobre todo en la zona de las ventanas. La caja la pintamos finalmente con esmalte azul, que al ser pintura barata nos tarda en secar unos 3-4 días. La intención es tapar el fondo y la parte frontal con metacrilato, para tener siempre el conjunto más iluminado.
EL MODELO
El modelo ya acabado, a falta de taparlo por la parte delantera y posterior.









Fuentes:
1 – https://de.wikipedia.org/wiki/Hotel_Kaisershof_%28Hamburg%29
2 – https://www.welt.de/wams_print/article1045316/Vom-Gouverneur-in-Hamburg-zum-Koenig-in-Stockholm.html
3 – «Das spanische Militär in Hamburg 1807-1808» – Th. Holtzmann, Verlag von Jürgensen&Becker, Hamburg, 1907
Imágenes:
a – By User Frank Schulenburg on de.wikipedia – Unknown source, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1131149
b – https://de.m.wikipedia.org/wiki/Datei:Hamburg_1790_kaiserhof_fassade.jpg
d – https://de.m.wikipedia.org/wiki/Datei:Hamburg_1790_kaiserhof_fassade.jpg
e – Fotos del autor.
