Las Compañías de aeroestatos militares de Francia (1794-1799)

El anhelo del hombre de poder elevarse por los aires ha estado siempre presente a lo largo de la historia humana: desde las linternas volantes chinas de la Antigüedad, a algunas experiencias en la Edad Media o los artilugios ideados por Leonardo da Vinci. Más modernamente, en agosto de 1709 el sacerdote portugués Bartolomeu de Gusmão hizo la primera demostración de ascensión aérea con una especie de maqueta de un globo de aire caliente en la Casa de Indias de Lisboa, ante la corte del rey Juan V de Portugal. Se siguieron realizando experiencias más o menos conocidas, proyectos más o menos fantasiosos, pero no sería hasta 74 años después cuando en una pequeña villa de Francia se daría propiamente el pistoletazo de salida a la navegación aérea mediante globos aeronáuticos.

4 de junio de 1783. Un innumerable gentío se reúne en la plaza del pequeño pueblo de Annonnay, en Vivarés, en el sudeste de Francia. Los hermanos Montgolfier, fabricantes de papel, realizan una demostración de su máquina aerostática, un globo confeccionado con papel y tela que ascendía por los aires gracias al aire caliente producto de la combustión de lana y paja mediante una estufa. El globo se elevó por los aires sin problemas y la multitud aplaudió entusiasmada. Las noticias de la novedosa experiencia no tardaron en llegar a Paris y casi dos meses después, el físico Jacques-Alexandre-César Charles y los fabricantes, los hermanos Robert, consiguieron hacer ascender un globo, esta vez mediante hidrógeno, en los jardines de las Tullerías en Paris, que se elevó a una altura considerablemente superior a la de los Montgolfier.

Cuadro de las ascensiones aeronáuticas realizadas entre 1783 y 1793. Hemos preferido contemplar las primeras ascensiones en cada país, sin estar contempladas todas las que se pudieron producir en dicho periodo.
Algunas altitudes de globos comparadas con algunas cumbres o la altura de St. Paul’s Cathedral en Londres.

A partir de entonces, las ascensiones con aerostatos se sucedieron casi initerrumpidamente entre 1783 y 1792, en diferentes países europeos y en Estados Unidos (ver listado superior), por varios pioneros aeronauticos que en algunos casos fueron víctimas de accidentes de mayor o menor gravedad o incluso pagaron con su vida la intrepidez de elevarse por los aires con sus artefactos.

Las primeras ascensiones se realizaban sin ninguna tripulación, posteriomente siguieron ascensiones con animales y posteriormente aeronautas, en solitario o acompañados o también con animales.

Las altitudes alcanzadas también se iban incrementando paulatinamente, desde los pocos centenares de metros de las primeras ascensiones hasta los 4.800 m que registraron en su ascensión el duque de Chartres y los hermanos Robert en julio de 1784, lo que provocó que los tripulantes agujerearan el globo apresuradamente para perder altura rápidamente, aquejados por la falta de oxígeno, el conocido mal de altura, aunque pudiendo finalmente aterrizar salvando sus vidas.

La novedad de ver elevarse tales maquinas por los aires congregaba a multitudes de cientos o miles de personas, lo que constituia todo un acontecimiento social de la época, no desprovisto de un cierto aire clasista, ya que varias de las primeras personas que tripularon los globos cautivos en los cielos europeos eran a menudo miembros de la nobleza.

Aparte de los pioneros hermanos Montgolfier, destacaron, entre otros, los nombres de Charles, Pilâtre de Rozier, Jean Pierre Blanchard y Vincenzo Lunardi.

La catorceava ascensión de J.P. Blanchard en Lille, el 26 de agosto de 1785.

Este último, secretario del embajador napolitano en Londres, era conocido como «El aeronauta temerario» («The Daredevil Aeronaut«), y realizó toda una serie de ascensiones con globos rellenos de hidrógeno en Escocia y Gran Bretaña, hasta que un accidente con ácido sulfúrico (empleado para acelerar el proceso de combustión) en septiembre de 1786 provocó que abandonara las islas británicas. Siguió realizando ascensiones en España, Portugal e Italia, en esta última incluida una ascensión en el monte Vesubio en septiembre de 1789.

En España, en el año 1783, y ante Carlos III, Agustín de Bethancourt prominente ingeniero de la época realizó la primera ascensión de un globo en España en la Casa del Infante, en el Escorial. Pero el primer vuelo tripulado en España se celebró en Aranjuez en 1792 protagonizado por los italianos Barletty y Braschi. No obstante las ascensiones más populares siguieron siendo los globos rellenos de hidrógeno y tuvieron como protagonista al mencionado Vincenzo Lunardi. En noviembre de 1792, se realizaron por parte de un grupo de artilleros, en el Real Colegio de Artillería de Segovia y después ante el rey Carlos IV, unos ensayos con globos aerostáticos, todos ellos dirigidos por su profesor de química, Louis Proust, que fueron los primeros realizados en el ámbito militar en España. [17]

«Ascensión de un globo Montgolfier en Aranjuez» (1784), óleo sobre lienzo, 169 x 279,5 cm

Hasta 1794, las ascensiones de globos aerostáticos sólo habían servido para satisfacer la curiosidad del público europeo, pero ya desde las primeras ascensiones de los Montgolfier surgieron opiniones destinadas a utilizar el nuevo invento como una poderoso medio de observación en el campo de batalla.

Desde la época en que los hermanos Montgolfier realizaron su primer ascenso, la navegación en globo había progresado enormemente, gracias al uso de hidrógeno para inflar los globos en lugar del aire calentado por combustión. Como era de esperar, no se tardó mucho hasta que alguien tuviera la idea de concebir estos nuevos dispositivos como instrumento militar y ya en el mismo año 1783, André Giroud de Villette (1752-1787), uno de los primeros aeronautas, recomendó el uso de globos cautivos como observatorios militares. En 1784, Jean-Baptiste Meusnier de La Place (1754-1793) ideó un aerostato con una góndola capaz de transportar a 30 hombres y capaz de flotar en el agua, en caso de aterrizaje de emergencia. En 1793, Gaspard Monge retomó la idea del empleo de aerostatos para uso militar y la propuso a la Convención. Se encargó a Guyton de Morveau[1] (1737-1816) realizar un informe sobre esta invención, concluyendo que era necesario realizar algunas pruebas preliminares con un globo procedente de las posesiones de un emigré.

Guyton de Morveau formaba parte, junto con los sabios Monge, Bertholet, Carnot y Fourcroy, de una comisión establecida para aprovechar los descubrimientos científicos y aplicarlos a los intereses del Estado francés. Propuso entonces utilizar aerostatos sujetos mediante cuerdas, y en los que se transportarían observadores como vigías que observarían los movimientos del enemigo. Su propuesta de utilizar globos aerostáticos como medio de observación militar fue aceptada finalmente por el Comité de Seguridad Pública.

Plantada la semilla, Guyton de Morveau necesitaba ahora un científico que pudiera ayudar a dar el siguiente paso en la utilización del aerostato y que pasara de ser un espectáculo recreativo para las masas a un verdadero instrumento militar. Guyton de Morveau no tardó en que el Comité de Seguridad Pública diera el visto bueno a  Jean-Marie-Joseph Coutelle[2] (1748-1835) que era por entonces un experimentado físico y químico. Coutelle fue el responsable de los experimentos para utilizar un gas que permitiera que los globos de observación pudieran mantenerse en el aire con seguridad durante un tiempo prolongado. La única condición que puso el gobierno era que no se utilizara ácido sulfúrico para la preparación del gas, ya que el azufre se reservaba para la fabricación de pólvora.

LA PRODUCCIÓN DE HIDRÓGENO A ESCALA.- Jean-Marie-Joseph Coutelle fue el responsable de las primeras pruebas que se realizaron para la producción de hidrógeno a gran escala, mediante la descomposición del agua. El hidrógeno había sido descubierto en el año 1766 por el científico inglés Henry Cavendish (1731-1810) y había sido anteriormente utilizado por el físico Jacques-Alexandre-César Charles para la ascensión de aerostatos, debido a su menor peso respecto al del aire. Coutelle instaló un gran horno, en el que colocó un tubo de hierro fundido de 1,40 metros de largo que llenó con 50 kilogramos de chatarra y virutas de hierro. Esta tubería estaba rematada, en cada uno de sus extremos, por un tubo de hierro. Uno de estos tubos servía para hacer entrar la corriente de vapor de agua, que se descomponía al contacto con el metal; el otro dirigía el gas hidrógeno resultante de esta descomposición hacia el globo. Debido a diversos imprevistos, la operación duró tres días y tres noches y se extrajeron 170 metros cúbicos de gas. La Comisión de Salud Pública quedó satisfecha con este resultado y dio luz verde a su empleo en el frente.

Tras lograr el visto bueno a su experimento por parte del Comité de Seguridad Pública, Coutelle recibió la orden de partir hacia Bélgica y presentarse ante el general Jourdan en Beaumont y tratar de aplicar el uso de los aerostatos a las operaciones de su ejército. Jourdan acogió positivamente la idea de utilizar los aerostatos para el reconocimiento, pero el enemigo estaba a pocos kilómetros y era arriesgado tratar de realizar una prueba en dicho lugar. No obstante, y con el beneplácito de Jourdan, Coutelle regresó a París y el Comité decidió continuar y ampliar los experimentos.

Jean-Marie-Joseph Coutelle

Jean-Marie-Joseph Coutelle fue entonces nombrado Director de Experimentos Aerostáticos (Directeur des expériences aérostatiques) y se instaló junto con el físico Nicolas-Jacques Conté (1755-1805) en los jardines y edificio del pequeño castillo de Meudon[3], a 11 kilómetros de Paris. Coutelle y Conté construyeron un globo de seda capaz de transportar a dos personas y dispusieron un nuevo horno en el que se colocaron siete tubos de hierro fundido[4]. La gran dificultad radicaba en impedir que el gas hidrógeno se escapara a través de la envoltura de seda del globo, que hubiera hecho necesario repetir el llenado cada dos o tres días en plena campaña, lo cual hubiera sido impracticable. Era de vital importancia lograr que el tejido del aerostato fuera completamente impermeable al gas, circunstancia que nadie había podido conseguir hasta entonces, es decir, que el porcentaje de pérdidas de gas fuera mínimo o despreciable.

Este problema lo solucionaron Coutelle y Conté, elaborando un barniz que aplicado superficialmente entre varios operarios permitía impermeabilizar el aerostato[5]. Una vez realizados los ensayos, los dos científicos informaron al Comité que podían utilizar los aerostatos en el ejército del Sambre y Mosa. El Comité de Seguridad Pública decretó la formación de una compañía de aeronautas militares (Compagnie d’aérostiers militaires), cuyo mando recayó en el propio Coutelle, con el empleo de capitán y como adjunto el teniente Lhomond, y constituida por un sargento mayor, un sargento, dos cabos y veinte soldados.

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Extracto de los registros del Comité de Salud Pública de la Convención Nacional de 13 germinal año II (2 de abril de 1794).

“Vu le procès-verbal de l’épreuve faite à Meudon, le 9 de ce mois, d’un aérostat portant deux  observateurs, le Comité de Salut public, désirant faire promptament servir à la défense de la République cette nouvelle machine qui présente des avantages précieux, arrete ce qui suit:

“Article 1er. – Il sera incessamment formé, pour le service d’un aérostat pres l’une des armées de la République, une compagnie qui portera le nom d’aérostiers.

“Art. 2. – Elle sera composée d’un capitaine, avant les appointements de ceux de 1re classe; d’un sergent-major,qui fera en même temps les fonctions de quartier-maltre; d’un sergent, deux caporaux et de vingt hommes, dont la moitié, au moins, aura un commencement de pratique dans les arts nécessaires a ce service, tels que masonnerie, charpenterie, peinture d’impression, chimie, etc.

“ Art. 3. – La compagnie sera, pour le surplus de son organisation et pour la solde, à l’instar d’une compagnie de canonniers….

“ Art. 4. – Son uniforme sera : habit, veste et culotte bleus, passepoil rouge, collet, parements noirs, boutons d’infanterie (peu apres, le numéro de la compagníe fut ajouté avec la légende aérostiers. La coiffure était le chapeau).

“ Art. 5. – L’armement de la dite compagnie consistera en un sabre et deux pistolets.

“ Art. 6. – Le citoyen Coutelle, qui a dirigé jusqu’a ce jour les opérations ordonnées à ce sujet par le Comité, est nommé capitaine …..

“ Art. 7. – Aussitót que la dite compagnie serà formée, et meme avant qu’elle soit complete, ceux qui y seront rendus se rendront sur-le-champ a Meudon pour y etre exercés aux ouvrages et manceuvres relatifs a cet art. ….”

L’article 8 prescrit que la compagníe, lorsqu’elle serà a l’armée ou dans une place de guerre, sera entierement soumise au régime militaire et prendra les ordres du général en chef.

Superior: Botón en cobre modelo, asignado a los aeronautas, hacia 1796 [11]
Izquierda: Soldados de la ‘Compagnie des aérostiers’ en Egipto, por J.E. Hilpert, a partir de Villiers du Terrage

Mediante otro decreto, la compañía se dirigió a la localidad de Maubeuge, que el ejército francés acababa de reconquistar, y donde se encontraba sufriendo un nuevo asedio por los austriacos. Al llegar a Maubeuge, la primera tarea de Coutelle fue buscar un lugar apropiado – que resultaron ser los jardines de la universidad – para construir su horno y preparar el gas, abastecerse del combustible necesario y organizarlo todo mientras esperaba la llegada del aerostato y de las tripulaciones que había enviado desde Meudon. El aerostato, que había sido bautizado como L’Entreprenant se elevó a una altura de unos 500 metros. Se ataron dos cuerdas a la circunferencia del globo y, sostenidas por diez hombres, se colocaron en el suelo.

Aquí representamos el dispositivo que se utilizó para preparar, en el campo francés, el gas hidrógeno necesario para llenar el globo L’Entreprenant. Contenido en el vaso C, el agua llega al tubo de hierro fundido A, que está colocado en el centro del horno, se reduce a vapor y entra, a través de un pequeño tubo de hierro fundido, al tubo grande de hierro fundido B, lleno de trozos de hierro. Allí se descompone, y el hidrógeno procedente de esta descomposición sigue al tubo D, se lava agua dentro del depósito H lleno de agua y finalmente penetra, por medio del tubo de cuero G, en el matraz.

Unos días más tarde, cuando llegaron las tripulaciones que llevaban todo el equipamiento de los aerostatos cautivos, Coutelle pudo encender su estufa y proceder a preparar el gas. Después, dos veces por día y por orden de Jourdan, y a veces con el propio general, Coutelle se elevaba con L’Entreprenant para observar el trabajo de los sitiadores, sus posiciones, sus movimientos y sus fuerzas. Las maniobras del aerostato se realizaban con el mayor silencio. La comunicación  con los hombres en tierra que sujetaban las cuerdas se hacía mediante pequeñas banderas blancas, rojas o amarillas, de cuarenta y cinco centímetros de ancho, de forma cuadrada o triangular. Estas señales se utilizaban para indicar a los conductores los movimientos a realizar: arriba, abajo, adelante, derecha, etc. En cuanto a los pilotos, mantenían la comunicación con el capitán, apostado en la cesta, extendiendo en el suelo banderas similares de diferentes colores, advirtiendo al observador cuando debía subir, bajar, etc. Finalmente, para transmitir al general en jefe las notas resultantes de estas observaciones, el comandante de los aeronautas arrojaba al suelo pequeños sacos de arena, rematados con una pancarta, a la que se adjuntaba la nota con las observaciones.

Construcción de los hornos, por Myrbach.
Fleurus, por Myrbach.

Sin embargo, el general Jourdan se disponía a sitiar Charleroi, que abría al ejército la ruta hacia Bruselas. Coutelle recibió al mediodía la orden de dirigirse con su globo hacia Charleroi, alejándose casi 58 kilómetros del punto donde se encontraba, para hacer diversos reconocimientos. El poco tiempo disponible no permitía vaciar el globo para volverlo a llenar bajo las murallas de la ciudad y Coutelle decidió hacerlo viajar inflado. Era necesario engañar a la vigilancia de los sitiadores y resultó una proeza ocultar al enemigo la vista de un globo de 9 metros de diámetro, elevado a 10 metros del suelo. Eran finales de junio, se pronosticaba un calor sofocante y había quince horas de Maubeuge a Charleroi. Como los caminos – que se utilizaban principalmente para transportar carbón – estaban llenos de polvo de carbón negro, los globos se cubrieron con una capa negruzca, formada por la tierra de carbón del camino, así como los hombres que los transportaban. Finalmente, la compañía de aeronautas de Coutelle llegó por la tarde cerca de Charleroi. Coutelle pronto reconoció al ejército acampado cerca y tuvo tiempo de hacer algunos reconocimientos antes de que terminara el día. Al día siguiente, Coutelle permaneció observando durante ocho horas seguidas, junto con el general Antoine Morlot (1766-1809). La capitulación se firmó al día siguiente y la guarnición (por entonces holandesa con mando austriaco) fue hecha prisionera. Varios oficiales austriacos testimoniaron años más tarde en Francia a Coutelle que los soldados habían disparado repetidamente sus mosquetes sobre el artilugio. [10]

Sin embargo, los austriacos seguían avanzando hacia Charleroi, bajo las órdenes del Príncipe de Coburgo, y la batalla resultaba inevitable. Ésta tuvo lugar cerca de la localidad de Fleurus y el globo de Coutelle se elevó y permaneció realizando observaciones durante ocho horas a una altitud de unos 300 metros, transmitiendo incansablemente notas sobre las evoluciones  y movimientos enemigos. Coutelle y el oficial de Estado Mayor Antoine Morlot que lo acompañaba en la cesta mantuvieron correspondencia con Jourdan revelando los sucesivos movimientos del ejército austríaco que los accidentes del terreno o la distancia le habrían impedido ver.

«Batalla de Fleurus 1794» (1837), con L’Entreprenant surcando el cielo.

¿CUAL FUE LA VERDADERA DIMENSIÓN DE LA PRESENCIA DE L’ENTREPRENANT EN LA BATALLA DE FLEURUS?.- L’Entreprenant se elevó por las alturas una vez más, esta vez en la localidad belga de Fleurus. Desde la góndola, Coutelle y el general Morlot observaron durante más de 8 horas seguidas el campo de batalla que oponía el ejército del Sambre y Mosa a los austriacos, y transmitieron mensajes al general Jourdan sobre las posiciones y movimientos del enemigo. Y Coutelle pensó: «Ciertamente, no fue el aerostato lo que nos hizo ganar la batalla; sin embargo, tengo que decir que fue una gran molestia para los austriacos, que pensaban que no podían dar un paso sin ser vistos, y que, por nuestra parte, el ejército estaba encantado de ver esta arma desconocida, que les daba confianza y alegría«. Jourdan se declaró satisfecho de los servicios prestados por Coutelle. En cambio, un testigo de la batalla afirmó que el globo de observación «no contribuyó en nada al éxito de la jornada«. No obstante, en 1794, la imagen del aerostato militar se asocia ya en junio a la victoria de Fleurus, al igual que la del telégrafo Chappe lo hará en agosto con la reconquista de Le Quesnoy y Condé (sur-Escaut) [3].

Después de la batalla de Fleurus, el ejército francés avanzó seguido por la compañía de aeronautas y realizando sus reconocimientos aéreos casi todos los días. Cerca de Namur un accidente dejó fuera de servicio el aerostato L’Entreprenant empujado contra un árbol, que lo rasgó de arriba a abajo. Coutelle regresó inmediatamente a Maubeuge, donde esperaba encontrar un nuevo globo, el Céleste, enviado desde Meudon. Pero este estaba construido más precariamente y sólo podía transportar a una persona. Su forma era cilíndrica, lo que dificultaba mucho su maniobra. Y tras algunos ensayos en Lieja, sin éxito, el aerostato fue devuelto a Meudon y se pudo volver a utilizar L’Entreprenant, que ya había sido reparado. Después de varios reconocimientos la compañía de aeronautas cruzó el Mosa en barco para dirigirse a Bruselas, y durante el trayecto el aerostato sufrió otro percance, fue reparado y Coutelle se reincorporó al ejército cuatro días después. Al llegar a Borcette (actual Burscheid), cerca de Aix-la-Chapelle (la antigua Aquisgrán), ciudad donde el ejército pasó una estancia bastante larga, Coutelle creó un nuevo establecimiento donde se repararon y reconstruyeron los equipos que habían sido dañados.

Además de L’Entreprenant, que tan bien funcionó con el ejército del Sambre y Mosa y el Céleste, Jacques Conté hizo construir el Hércules y el Intrepide, que fueron enviados posteriormente a los ejércitos del Rin y del Mosela, con una segunda compañía que había sido organizada provisionalmente (para ocuparse «d’abord aux travaux de la construction des aérostats, et ensuite, a toutes les opérations relatives au service de ces machines«) por la Convención el 23 de junio de 1794 e instalada en el mismo Meudon, al mando de Conté. Casi un año más tarde se decretó su organización compuesta por el mismo número de oficiales, suboficiales y aeronautas que la primera compañía, estando previsto que operara en Alemania y siendo destinada a ayudar en las operaciones del asedio de Maguncia[6].

«The French Aerostatic Corps – The first War Balloon in 1794″ (1910), por Richard Caton Woodville Jr, que reproduce el momento en que se realiza una ascensión ante oficiales austriacos durante el armisticio en Maguncia.

Mientras tanto el 10 de Brumario del año III (31 de octubre de 1795), el Comité de Seguridad Pública creaba la Escuela Nacional Aerostática de Meudon, destinada a estudiar cuestiones relativas a la aerostación militar y dotar a esta arma de oficiales formados. Estaba formada por 60 alumnos, divididos en tres secciones. Además de las asignaturas teóricas, los alumnos se formaban en la práctica de la maniobra de globos.

Por su parte, Jean Coutelle fue nombrado comandante de batallón, al mando del cuerpo de aeronautas, y fue el responsable de llevar a cabo la organización final de las dos compañías. Cada compañía estaba compuesta por 54 hombres, distribuidos de la siguiente manera: un capitán, dos tenientes, un teniente de intendencia, un sargento mayor, un sargento, un intendente, tres cabos, un tambor y 44 aeronautas.

Después del invierno, se retomaron las hostilidades y la campaña, cruzando las tropas el rio Neckar. Cerca de Manheim, L’Entreprenant, ya muy desgastado por su largo servicio, fue saboteado por soldados austriacos, disparando repetidamente a su cubierta. La compañía se estableció en Molsheim, un pueblo a 16 kilómetros de Estrasburgo, ciudad donde se había previsto un lugar para establecer un parque de globos y llenarlos.

Moreau había sido nombrado general en jefe, en sustitución de Pichegrú, sospechoso a ojos del gobierno, se reanudó la campaña y el ejército entró en Alemania. El aerostato L’Entreprenant siguió al ejército, cruzó Rastatt, luego se dirigió a Stuttgart y se detuvo en Donauwörth, donde se encontraba el cuartel general. Al día siguiente el globo se elevó para reconocer las principales fuerzas enemigas que estaban guarnecidas en la otra orilla del Danubio. Después de una breve estancia en Augsburgo, los soldados franceses tuvieron que retirarse[7]. Moreau, por entonces en Munich, decidió también retirarse y dio la orden a su ejército de regresar a Estrasburgo. Allí terminaron los servicios de la segunda compañía de aeronautas ya que el general que comandaba por entonces el ejército del Rin, Louis Lazare Hoche (1768-1797), no creía en el empleo de los globos aerostáticos.  Nunca quiso utilizarlos e incluso el 30 de agosto de 1797 pidió el relevo del cuerpo de aeronautas militares[8]. El despido solicitado por Hoche no fue concedido, pero la compañía no salió de su inacción.

A lo largo de casi 1.700 kilómetros, las dos Compagnies d’aérostiers realizaron multitud de ascensiones, en aerostatos con nombres como L’Entreprenant, Céleste, Hercule o el Intrépide (parte superior del mapa), exhibido actualmente en el museo de Viena.

Mientras tanto, la primera compañía al mando del capitán Lhomond (Coutelle le había cedido el mando), realizó varios reconocimientos en las villas de Worms, Manheim y Ehrenbreistein. Durante la Batalla de Würzburg, el 3 de septiembre de 1796, el aerostato, que había permanecido bajo observación durante mucho tiempo, resultó dañado durante la apresurada retirada del ejército, y la compañía se vio obligada a retirarse al propio Würzburg que fue tomada y la compañía de aeronautas, con todo su equipo, cayó en poder del enemigo[9]. El capitán Lhomond y el teniente Plazanet fueron hechos prisioneros de guerra. Unos meses más tarde, por el Tratado de Leoben se devolvió la libertad al capitán Lhomond y al teniente Plazanet, que volvieron a Meudon para reunirse con Coutelle y pedirle volver a su servicio.

En ese momento, rodeado de un gran secretismo, se preparaba la expedición a Egipto. Jacques Conté había obtenido el derecho a formar parte de la comisión de sabios que acompañarían a la expedición con el Primer Cónsul. Bonaparte decidió llevar a Egipto la primera compañía de aeronautas que recientemente había regresado de Würtzburg. La compañía fue dirigida hacia Tolón y desde allí partió hacia Egipto, con Coutelle, Conte y Plazanet. Desembarcaron en Egipto y, a su llegada, fueron situados en la vanguardia de las tropas.

El barco «Le Patriote» que había llevado a la compañía de aeronautas, así como todo el material para preparar el gas llegó a Alejandría y queriendo entrar en el Puerto Viejo golpeó una roca y provocó que los instrumentos fueran rescatados a duras penas y almacenados en la casa de Caffarelli du Falga (1756-1799) [15]. Por su parte «L’Orient», el buque insignia de la flota francesa llevaba también material de los aeronautas, probablemente con su globo cautivo, fue hundido con todo su material por la flota inglesa de Nelson en la batalla de Aboukir. Privada así de su globo e instrumentos, la compañía de aeronautas ya no tenía razón de ser. Los soldados se dividieron entre los regimientos o fueron destinados a tareas científicas y técnicas para el ejército. Coutelle, adscrito al ejército como comandante de batallón, fue, casi en solitario, a realizar un viaje de exploración en el Alto Egipto (donde llegado a Luxor, planeó el transporte de los famosos obeliscos, idea que será retomada 25 años más tarde), y Conté puso su genio inventivo a disposición del ejército (elaborando pólvora, papel, instrumentos de cirugía, instrumentos de observación, los afustes para la artillería en el desierto, etc.).

Anecdóticamente, Bonaparte, para celebrar el 9 de Vendimiario, séptimo aniversario de la República Francesa, pretendió dar una fiesta a los habitantes de El Cairo. Para impresionar a los egipcios, un globo aerostático de 15 m de diámetro con los colores de Francia se elevó en el cielo de la capital, ante la indiferencia de los asistentes que no despegaron sus ojos del suelo, muy opacos por lo general a las muestras de superioridad de la cultura occidental francesa organizadas por Gaspard Monge o Claude Louis Berthollet.

Por lo que, lamentablemente, los globos militares no desempeñaron ningún papel relevante en la campaña de Egipto.

Desde la victoria de Fleurus, el número de globos aerostáticos había crecido considerablemente. Una lista de 3 de julio de 1799 (15 Messidor Año VII) conservado en los archivos del Ministerio de la Guerra, muestra que en dicha época el Cuerpo de aeronautas poseía 13 balones de primera clase y 10 de segunda clase, todos bautizados con nombres grandilocuentes, como l’Entreprenant, le Martial, l’Aigle, l’Hercule, le Lion, le Castor et le Polluz, etc. Al finalizar el periodo del Directorio, cada balón se estimaba en un valor de 8.646 francos (alrededor de unos 40.000 euros), y era uno de los motivos de que el gobierno se planteara seguir invirtiendo en un arma tan costosa. [6]

Desgraciadamente, tampoco Bonaparte parecía por entonces partidario de la aerostación aplicada a fines militares. Tan pronto como regresó de Egipto, por Decreto despidió a las compañías de aeronautas (la 1ª compañía el 17/11/1800 y la 2ª compañía el 28/01/1799), cerró la escuela aerostática de Meudon (también en 1799), a sus directores Coutelle[10], Conté y a los demás oficiales les otorgó empleos equivalentes en otras armas y vendió todos los utensilios y aparatos que quedaban en el establecimiento.

Reanudada la escuela y aleccionadas las compañías, tal vez habrían prestado buenos servicios durante las guerras posteriores, pero es una circunstancia que nunca podremos  saber. Quizás Napoleón, como algunos generales de la Revolución de la época, imbuidos de las doctrinas revolucionarias de movimiento rápidos de tropas, consideraba que con sus avanzadas de caballería y su red de espías era suficiente para conocer los movimientos del enemigo en campaña pero, en el declive del imperio, su carencia de suficiente caballería a partir de la campaña rusa de 1812[11], le condicionó totalmente en ese apartado.       

Las aplicaciones de los globos al arte militar no quedaron completamente suspendidas por los decretos del Primer Cónsul que despidieron al cuerpo de aeronáutas militares. En la época en que la telegrafía aérea empezaba a ocupar seriamente la mente de la gente, es decir, en 1801, Jacques Conté perfeccionó un sistema de señales telegráficas ejecutadas desde un globo cautivo.

Un fantasioso grabado datado en 1803 reproduciendo un plan de tres frentes para la invasión de Inglaterra, utilizando un túnel, una flota de barcazas de desembarco y un cielo lleno de globos aerostáticos.

La prevista invasión de Inglaterra entre 1803 y 1805 pareció despertar nuevamente el interés de Napoleón por el empleo de los aerostatos. Lhomond, antiguo oficial de la primera compañía de globos, imaginó el empleo de una flotilla de globos para la invasión. Un informe de Monge conservado en la École Polytechnique descartó este proyecto – al igual que el parecer negativo de la aeronauta Sophie Blanchard [12] – que sin embargo excitó sobre manera la imaginación popular. Otro ejemplo fue el proyecto del abogado Jean-Charles Thilorier de construir un globo gigante capaz de transportar a treinta mil hombres. Los rumores sobre el proyecto se extendieron por todo el Canal de la Mancha. Era tan fuerte que se convirtió en una convicción inquebrantable. Panfletos, grabados, miniaturas y diversas representaciones y descripciones detalladas se extendieron por toda la isla. [6]

Al final de las guerras napoleónicas, en 1815, Carnot, por entonces comandante de la ciudad de Amberes sitiada por las tropas aliadas, realizó un reconocimiento militar en un globo cautivo.


[1] Guyton de Morveau era un famoso químico, por entonces miembro de la Convención Nacional, que ya había pensado en la aplicación de los globos cautivos para la observación con fines militares. En abril y junio de 1784 había realizado ensayos con globos bajo los auspicios de la Academia de Ciencias de Dijon.

[2] Coutelle era un físico y químico que había creado en París un laboratorio donde se experimentaba con gases, la luz o la electricidad, y donde acudían frecuentemente los científicos de la capital.

[3] Se colocó la inscripción en la antigua residencia real “Establecimiento nacional para diversas pruebas bajo la supervisión inmediata del Comité de Seguridad Pública.”

[4] Estos tubos, de 3 metros de largo y 3 decímetros de diámetro, estaban llenos cada uno de ellos con 200 kilogramos de chatarra de hierro, que eran pisada con la ayuda de una oveja para hacerla penetrar en el tubo. De este modo se obtuvo el gas fácilmente y en abundancia. Un litro de agua proporcionaba un metro cúbico de gas hidrógeno y no se requería más de doce a quince horas para llenar el globo aerostático.

[5] Se alcanzó tal grado de impermeabilización, que en el ejército del Sambre y Mosa el aerostato Entreprenant permaneció lleno de gas durante dos meses enteros, y no era raro en que en el propio castillo de Meudon se mantuvieran los globos llenos de gas durante tres meses.

[6] Durante el armisticio que se acordó, los oficiales austriacos abandonaron Maguncia y Coutelle junto a un oficial de ingeniería, durante una hora volaron a punto de alcance de los cañones de las murallas enemigas de la ciudad. Los oficiales austriacos conversaron animadamente con los franceses y expresaron su admiración por este nuevo sistema de observación… y espionaje.

[7] Mientras Moreau avanzaba hacia el corazón de Alemania, para efectuar su unión con el ejército de Italia, el general Jourdan, que debía apoyarle con el ejército del Sambre y Mosa, se había visto obligado a retirarse ante las fuerzas austriacas del príncipe Carlos.

[8]Je vous informe, citoyen ministre, qu’il existe a l’armée de Sambre-et Meuse une compagnie d’aérostatiers qui luí est absoument inutile, pourrait elle peut-etre servir utillement dans la 17e division militaire, du voisinage de la capitale, du thélégraphe, pourait lui faire faire des découvertes essentieles au bien public; je vous engage done de permettre de diminuer l’armée de cette troupe qui ne peut etre qu’a sa charge” [2]

[9] Desde entonces L’Intrépide figura entre los trofeos de guerra en el arsenal de Viena.

[10] El 15 de enero de 1805, Coutelle fue nombrado caballero de la Legión de Honor.  Al regresar a Francia, el Jean Coutelle recibió el nombramiento de Sous-Inspector aux Revues con la confirmación del empleo de coronel. Hizo la campaña de Alemania, se convirtió en intendente de Württemberg. Pasó a España, participó en la batalla de Medellín (28/03/1807) donde resultó herido. Tras la batalla de Talavera obtuvo la subinspección de Versalles, con la inspección de los colegios de Saint-Cyr y Saint-Germain. En 1814 fue nombrado subinspector en París y se jubiló en 1816.

[11] En el mismo 1812, los rusos habían planeado utilizan proyectiles explosivos lanzados desde lo alto de un aerostato contra el cuartel general francés. El globo fue construido en Moscú, pero los ensayos con globos más pequeños no tuvieron mucho éxito, por lo que se decidió suspender los trabajos iniciados.

[12] Sophie Blanchard se convirtió en una de las aeronautas favoritas de Napoleón Bonaparte y en 1804 la designó para reemplazar a Andrè-Jacques Garnerin, que había caído en desgracia por su fallido ascenso de un globo en la coronación de Napoleón. El título que Napoleón le concedió a Sophie era el de «Aèronaute des Fêtes Officielles«, con responsabilidad para la organización de exhibiciones en globo aerostático en los grandes acontecimientos, pero también la tomó en cuenta para la posibilidad de la «invasión aérea» de las islas. Ella aconsejó claramente a Napoleón que la idea no era posible: «No es viable con las técnicas que ahora tenemos. El viento debe ser el adecuado y los británicos nos estarán esperando».


Fuentes:

1 – «Les aérostats» – Louis Figuier, Jouvet Et Cie. Éditeurs, Paris, 1887

2 – «Les Aérostiers Militaires du Château de Meudon» – Desiré Lacroix, Auguste Ghio, Paris, 1885

3 – «Nicolas-Jacques Conté et l’Aérostation» – Guy de Saint Denis, Les Cahiers de la FNARH n°115, 2010

4 – «Les Aérostiers de la République : Des origines à la bataille de Fleurus» – Alain Dégardin,  Aerostation – Meudon / 3AF / juin 2021

5 – «Le diorama du ballon «L’Entreprenant» Bataille de Fleurus 26 juin 1794» – Tríptico Collections Musée du Génie – Angers

6 – «L’Entreprenant, le premier ballon d’observation militaire» – Pierre Muller y Denis Quênot, Lettre 3AF Numéro 49 / Octobre 2021

7 – «Les ballons revolutionnaires» – Jean-Paul Talimi, Carnets de Vols / Le renseignement aérospatial, N° 143 – 2023

6 – «L’ Aérostation Militaire sous Le Directoire» – Jacques Godechot

7 – «Les grandes inventions anciennes et modernes, dans les sciences, l’industrie et les arts : ouvrage illustré, à l’usage […]» – Louis Figuier, Imprimerie Générale De Ch. Lahure, Paris, 1867

8 – «L’Héroïsme militaire, 1792- 1815» – Étienne Charavay, Librairie d’Éducation de la Jeunesse, Paris, 1890

9 – «Rapport» – Convention Nationale, Imprimerie Nationale, Paris, Nivôse, An III

10 – «Sur l’aérostat, employé aux armées de Sambre-et-Meuse et du Rhin» – Jean Coutelle, Imprimerie de Crapelet, Paris, 1829

11 – «Le bouton uniforme français» – Louis Fallou / Jacques Hilpert, Ed. Le Fouilleur, 2005

12 – http://shenandoahdavis.canalblog.com/archives/2018/08/05/36609429.html

13 – «Aventures de guerre, 1792-1809 : souvenirs et récits de soldats» – Frédéric Masson, Bousso, Valadon & Cie., Paris, 1894

14 – «Description des expériences de la machine aérostatique de MM. de Montgolfier» – Faujas de Saint-Fond, Paris, 1783

15 – «Les aérostiers» – Jean-Jacques Prévost en «La Campagne d’Égypte 1798 -1801», Editions Epopée, 2022

16 – https://www.elradar.es/prehistoria-y-origenes-de-la-aeronautica-espanola

17 – https://www.acami.es/efemerides/14-de-noviembre-de-1792/

18 – https://fundacionenaire.es/conocimiento/magia-hazanas-globo-aerostatico/

19 – https://www.traces-h.net/revues/aerostat_05.htm

20 – http://shenandoahdavis.canalblog.com/archives/2018/08/05/36609429.html

Imágenes:

a – «Les aérostats» – Louis Figuier, Jouvet Et Cie. Éditeurs, Paris, 1887

b – «Aventures de guerre, 1792-1809 : souvenirs et récits de soldats» – Frédéric Masson, Bousso, Valadon & Cie., Paris, 1894

c – «Le bouton uniforme français» – Louis Fallou / Jacques Hilpert, Ed. Le Fouilleur, 2005

d – https://www.pixelsquid.com/png/hot-air-balloon-3108436514288178488?image=G03

e – «Description des expériences de la machine aérostatique de MM. de Montgolfier» – Faujas de Saint-Fond, Paris, 1783

f – By Lestocq – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=85857827

g – By Antonio Carnicero – Galería online, Museo del Prado., Domini públic, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3609860

h – By Unknown author – This image is available from the United States Library of Congress’s Prints and Photographs divisionunder the digital ID ppmsca.02197.This tag does not indicate the copyright status of the attached work. A normal copyright tag is still required. See Commons:Licensing., Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2736724

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