LOS SUCESOS
A partir del intento de insurrección del 7 de marzo de 1809 (ya comentado anteriormente en este blog), organizado desde dentro y fuera de la ciudad, la policía había ido siguiendo a los conspiradores más señalados dentro de la ciudad, entre ellos el Padre Gallifa. En la conspiración, de hecho, intervinieron todas las clases sociales, desde los convalecientes del Hospital General de la Santa Creu hasta calafates y marineros, artesanos y aprendices, funcionarios y sargentos; los artistas, impresores e industriales de la ciudad colaboraron con la insurrección preparando centenares de alegorías y escarapelas que se habrían de repartir cuando se produjera el alzamiento contra los franceses2; todos ellos esperaban la señal de las campanas de la catedral, que debían tocar a somatén, para ejecutar las órdenes de los cabecillas.3
En una redada en la casa de Mornau, propiedad de José Francisco de Mornau, Comisario honorario de los Reales Ejércitos, en la Calle Ancha (el Palau Mornau, en el actual carrer Ample, núm. 35, de Barcelona) fueron presos Juan Massana, un compañero y el Padre Gallifa, éste último sacado de su residencia en el convento de Padres Teatinos (de San Cayetano), desaparecido en la actualidad. Varios otros no tardaron en ser también apresados: Aulet, reverendo Pou, sargento Navarro, Compte, Vilanova, Closas, los frailes franciscanos P. Mas-Ramón y Mallol, P. Miguel de Figueras y P. Mariano e Montblanch, Padres Capuchinos y los reverendos Calafell y Deop, presbíteros de S. Felipe Neri.


Del 12 de mayo al 3 de junio, los días se pasaron en interrogatorios y apremios para arrancar confesiones y buscar cómplices o encubridores. La responsabilidad principal se hizo caer sobre Massana, Aulet, los dos sacerdotes y Navarro, calificados de coautores. El día 2 de junio se reunió el Consejo de Guerra en una de las salas del pabellón del gobernador de la Ciudadela, que se componía del jefe de batallón del 37º de línea, Lessiegues; del capitán Carrión; del teniente de guardias departamentales Castel; de Gaddi, capitán del 5º de línea italiano, juez en funciones de relator; Lecouflay, capitán en funciones de fiscal, y de D. Manuel Andrés Igual, nombrado escribano por el general francés Duhesme, que juntamente con Casanova y Medinabeytia, dirigió toda la causa, solicitándose pena de muerte para Massana, Aulet, Gallifa, Pou y Navarro. El resto de los acusados, unos quedaron retenidos y la mayoría fueron puestos en libertad.
El estado de ánimo en la ciudad lo resume el cronista en las siguientes líneas:
«Toda Barcelona respiraba un mismo ayre desentimiento, toda estaba igualmente desmayada, porque toda estaba igualmente penetrada de los mismos sentimientos de fidelidad. Ni el tráfico, ni el bullicio mercantil la distraía, porque cerró todas sus tiendas para entregarse enteramente al dolor. La plaza pública del Borne, y las demás en otros dias tan freqüentadas y bulliciosas, manifestaban en su soledad, y desamparo la angustia de los Barceloneses, y quanto mas se adelantaba el dia, tanto crecía la pavorosa soledad.
Son ya las quatro de la tarde, y al paso que vé Barcelona discurrir por sus calles patrullas de caballería, piquetes de infantería, y rondas de policía, observa que en la Esplanada, Plaza de Palacio, y frente de la Real Aduana, se colocan varias piezas de artillería con sus mechas encendidas, y que los muros de la Ciudadela los corona una espesa infantería. Que terribilidad tan imponente!»4
La ejecución de la sentencia se produjo el día 3 de junio de 1809 en la Explanada, al pie de los glacis de la Ciudadela, cerca de la puerta de la misma que recaía en el espacio que es hoy la Avenida del Marqués de Argentera, y mirando a la ciudad.

Los dos sacerdotes fueron ejecutados en garrote (por su condición eclesiástica), sobre un tablado cubierto de negro; el militar y los paisanos, en la horca. Por no encontrarse verdugo, se improvisó el oficio con presidiarios, a quienes Medinabeytia instruyó materialmente, prometiéndoles la libertad.
LOS PERSONAJES
– Doctor Joaquin Pou, Cura Párroco de la Ciudadela, natural de Vic, de 61 años de edad.
– P. D. Juan Gallifa, Clérigo Regular Teatino, natural de Sant Boi de Lluçanès, donde nació el 22 de febrero de 1775, de 34 años.2
– D. José Navarro, subteniente del Regimiento de Soria, natural de Novelda (Valencia) de 38 a 40 años.
– D. Juan Massana, natural de Barcelona, Oficial de consolidación de vales, en la misma ciudad, de 22 a 23 años.
– D. Salvador Aulet, Corredor Real de Cambios natural de Barcelona, de 27 años.
– D. Ramon Mas, carpintero.
– D. Julian Portet, espartero.
– D. Pedro Lastortras, mancebo cerrajero
– D. Juan de Medinabeytia, fiscal de lo civil, afrancesado y Regente de la Audiencia gracias a sus simpatías bonapartistas.
EL CONJUNTO ESCULTÓRICO
En la plaza Garriga i Bachs, en la calle del Bisbe (Obispo) de Barcelona, junto al claustro de la catedral, se encuentra el complejo monumental formado por la plaza y el conjunto escultórico dedicado a los barceloneses que murieron por participar en la conspiración. El conjunto lo componen una escultura en bronce de Josep Llimona, un relieve con ángeles de piedra de Vicenç Navarro y plafones cerámicos que ilustran los hechos6.
Los plafones se basan en reproducciones de grabados de Miguel Gamborino, V. Campillo y Francisco Jordán, a partir de dibujos de Bonaventura Planella*.1



LOS PLAFONES




(*) -El mismo Bonaventura había pintado, a finales de 1808, una bandera de «paño de seda blanco con fleco de oro, que llevaba pintada en medio una corona de Conde con este lema: Barcelona por Fernando VII», la cual se habría de izar una vez triunfara la revuelta2.
Fuentes:
1) – «Barcelona Histórica y Monumental. La invasión Napoleónica» – Federico Camp, Ediciones Aymà, Barcelona, 1943
2) – «La Iconografia de la guerra del Francès (1808-1814)«, por Laura Corrales Burjalés, en «La Guerra del Francès. 200 anys després» – Ed. Ramon Arnabat Mata, Publicaciones URV, Tarragona, 2013
4) – «Dia grande de Barcelona el 3 de junio de 1809. Oración funebre que en memoria de la gloriosa muerte que sufrieron en dicha ciudad bajo la tirania del gobierno intruso, ocho fieles y valientes patriotas. Dixo en la Iglesia de la Real Ciudadela de Barcelona el dia 4 de junio de 1815 el P.D. Raymundo Ferrer Presbitero del Oratorio de San Felipe Neri de Barcelona, que tuvo el honor de asistir á los cinco Héroes» – Juan Ignacio Jordi, Barcelona, 1815
(5) – «Relación de las Pomposas exequias que la Ciudad de Barcelona en los dias, 14, 15, 16, 17, 18, 19 y 20 de octubre del año 1815 a la memoria de las ocho víctimas sacrificadas en dicha Ciudad por el Gobierno intruso en los dias 3 y 27 de junio de 1809.» – Juan Ignacio Jordi, Barcelona, 1815.
(6) – «Guía de los escenarios de la Guerra del Francés en Cataluña – Conmemoración del bicentenario del comienzo de la guerra (1808-2008)» – Generalitat de Catalunya – Departament d’Innovació, Universitats i Empresa. Secretaria de Comerç i Turisme / Direcció General de Turisme.
IMAGENES:
a) – Reproducida con la amable autorización de su autor, Sr. Joan Palau. – Barcelona Modernista i Singular Blog https://sites.google.com/site/barcelonamodernistaisingular/ciutat-vella-1/palau-mornau
b) – La ciudadela de Barcelona. Plano en relieve ejecutado por los señores Suñer, bajo la dirección del archivo Histórico de la ciudad. Museo de la Historia de Barcelona.1
c) – Fotografías del autor.
Molt interessant i complet, m'ha donat a conèixer molts aspectes d'aquest període de la història que desconeixia.Gràcies Jordi.Joan Palau
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Moltes gràcies pel seu comentari!
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[…] insurrección en la ciudad fueron los del 7 de marzo de 1809, y casi a continuación el famoso Complot de la Ascension de 1809. Dos años después, el 19 de marzo de 1811 se intentaría un ataque armado a la fortaleza sin […]
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[…] En Barcelona, hubo un intento de envenenamiento por parte de algunos barceloneses del pan de la guarnición ocupante de la Ciudadela. Pero los barceloneses acudían a diario a comprar el pan sobrante de la tropa invasora, cuya venta se toleraba, por lo que también habrían sido envenenados los civiles de la ciudad. Conocido el complot, Manso urgió a Lacy para que escribiera al general Decaen para convencerle que ellos no habían instigado tales actos, que no los utilizarían en la contienda para que ésta fuera sólo librada con los medios convencionales y pedía clemencia para los detenidos. El prestigio de Manso entre los franceses creció y con Lacy lograron que los franceses no reprodujeran otro proceso como el de la Ciudadela (El Complot de la Ascensión). […]
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[…] reos del Complot de la Ascensión que se produjo en el año 1809, que ya tratamos en nuestro blog. El grabado recoge parte de la […]
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