Tiempo de lectura: 18 minutos

Duquesa de Dantzig (I)
Entre los personajes femeninos con nombre propio de la época napoleónica encontramos aquellos que formaron parte de la nobleza -o la realeza- y aquellos nombres comunes que formaban parte de la vida militar, tanto acompañando a los ejércitos (cantineras, vivandières, etc), como integrados en sus filas y, pese a todos los convencionalismos de la época, luchando a la altura de sus homónimos masculinos.
El personaje del que trataremos a continuación poseyó «lo mejor de ambos mundos» ya que, pese a su origen humilde, llegó a ostentar un título nobiliario por su matrimonio con un mariscal del Imperio francés. Con sus maneras y lenguaje llano -algunos dirían a menudo vulgar-, directo y sobre todo mordaz, llegó a encontrar la complicidad de la Emperatriz Josefina, el rechazo y la simpatía por igual de Napoleón y fue objeto de las habladurías de los corrillos del Paris de la época.
NOTAS BIOGRÁFICAS
Catherine Hubscher, nació en Alsacia, en Neuhausen, aldea dependiente de la comuna de Goldbach, en el valle de Saint-Amarin (Alta Alsacia). A muy temprana edad y huérfana de padre leñador, empezó a trabajar para una familia de tintoreros que se habían atrevido a lanzar pinturas de la India, industria que obtendría un rápido desarrollo en Alsacia. Posteriormente trabajó a los 11 años en una industria algodonera, en Willer, golpeando la ropa blanca. El trabajo la robustece, pero hace que su carácter y modales dejen que desear. Por mediación de un hermano, a los 26 años se traslada a Paris para trabajar como planchadora y lavandera en el bulevar Poissonnière.
Conoce a François Joseph Lefebvre, un cabo-primero de Alsacia como ella quien después de haber sido agente rural entró en el ejército. Se casaron el 1 de marzo 1783, mientras Lefebvre era ascendido a sargento. Iletrada en el momento de su matrimonio (no supo firmar en el Acta de matrimonio), con el tiempo y la ayuda de su marido (antiguo profesor de lenguas), acabaría escribiendo en francés y alemán. El hecho de aprender a escribir a los 30 años denota una enérgica voluntad y una gran firmeza de carácter, al mismo tiempo que muestra la unión entre los dos: «J’oublie que je suis duchesse, mais jamais je n’oublierai que je suis la femme de Lefebvre», diría en el momento de la llegada de los títulos nobiliarios1.
La carrera militar de Lefebvre va rápidamente de ascenso en ascenso al igual que la de varios de sus contemporáneos en el ejército. General de Brigada en 1793, senador en 1800 y Mariscal del Imperio en 1804. Durante la guerra de la Cuarta Coalición, en 1807, Napoleón le ordena que tome Danzig, importante punto estratégico y logístico en el flanco izquierdo del ejército francés.
Se inició un férreo asedio de cincuenta y dos días a trinchera abierta y, cuando Kalkreuth (comandante prusiano de la plaza) capituló y dio su palabra de honor para si y los suyos de no llevar armas en un año completo, no pudo presentar más que ocho mil combatientes. Dos meses antes se había encerrado en la ciudad con diez y ocho mil soldados. El ejército francés capturó ochocientos cañones y almacenes inmensos. Los resultados del sitio fueron también considerables: quedaron cubiertos el flanco izquierdo y la retaguardia franceses y a Prusia ya no le quedó más puerto en el Báltico que Pillau4.

Como recompensa, Napoleón le otorga el título de Duque de Danzig, por lo tanto Catherine pasa a ser también Duquesa. La corte napoleónica se burla abiertamente de ella y de su manera de hablar, pero no le importa en absoluto. Como señaló Sir Thomas Wyse: «La duquesa no fue tan afortunada como muchos de sus semejantes, en la eliminación de las huellas de su origen y la «blanchisseuse» ocasionalmente nadaba como aceite en la superficie de las conversaciones de salon.9».
Según las Memorias de la Duquesa de Abrantes (esposa de Junot): «En cuanto a la mariscala Lefebvre o la duquesa de Dantzig, como se quiera llamarla, estaba muy bien todavía cuando hicieron duque a su marido, un año antes que a todos los demás. M. de Cramayel, gobernador de palacio, compuso unos versos satirizando cierta aventura de un diamante robado que la duquesa encontró en un sitio en donde a nadie se le ocurriría ir a buscarlo**, aventura que ella contaba llamando a cada cosa por su nombre propio… y hasta impropio, a todo el que quería oírla. Y a decir verdad, todos quisimos oírla4».
Apoya en cuerpo y el alma a su marido y no deja de criticar al emperador abiertamente estando él presente… tiene el don de divertir o hacer enfadar a Napoleón al mismo tiempo y, especialmente, las bromas que provocan la ira de Talleyrand, que desarman por completo a uno de los diplomáticos más inteligentes. Nadie se atrevía a hablar en contra de Talleyrand, excepto Catherine Hubscher, la «blanchisseuse» (la lavandera).

Después de la caída del Imperio, se negó a aparecer en público, diciendo con humor: «J’allais aux Tuileries quand c’était chez nous, maintenant que c’est chez eux, je ne m’y sentirais plus chez moi».
Lefebvre muere en 1820 y su cuerpo fue trasladado al cementerio de Père Lachaise. Catherine murió en 1835 a los 84 años. Propietaria del castillo de Combault (población de la que Lefevbre fue alcalde de 1813 a 1820), lo revende 3 años antes de su muerte. Un día que la mujer del prefecto se encontraba de visita en su castillo -el actual hotel de la villa de Pontault-Combault- abrió un armario en el que se organizaban diferentes trajes que ella y su marido habían usado desde su juventud: «Aquí, dijo, una galería de ropa aunque de variada condición. Éramos cuidadosos en mantener todo esto… esta es la forma de no olvidar». La pieza de teatro de Sardou y Moreau inmortalizará para la posteridad a Madame Sans-Gêne en 1893**.
Hoy en día sigue siendo un personaje icónico, representando la sencillez, la humanidad, el valor y la fidelidad a toda prueba5.
ANÉCDOTAS Y CHASCARRILLOS VARIOS
♦ Un día, cuando la mariscala Lefebvre fue a ver a la Emperatriz Josefina con la señora de Lannes, futura duquesa de Montebello, el chambelán de la entrada le dijo a en la puerta que Su Majestad no recibía a ninguna persona.
— «¿Cómo, cómo, nadie?», gritó la mariscala. «Dile que son la mujer de Lefebvre y la de Lannes».
El chambelán, que no fue nada discreto repitió los detalles del encuentro y la anécdota provocó las risotadas de todo Paris2.
♦ La esposa del mariscal salió un día para ver hoteles, deseando comprar uno. Entró en una sala, alrededor de la cual habían unos armarios enrejados y guarnecidos con tafetán verde.
— «¿Qué es lo que es esto?» preguntó al conserje.
— «Señora mariscala, es una biblioteca».
— «¿Y que es lo que tiene de bueno?».
— «Es para guardar los libros, señora».
— «Bah. ¡Esto es una tontería!. Mi marido no es un lector, ni yo soy una lectora, así que me haré mi frutero, esto valdrá más».
En efecto, esa sala tuvo ése destino lo que le daba a todo el piso un olor poco agradable3.

♦ Se presentó a la Emperatriz para darle las gracias por la merced que el Emperador acababa de hacerle [el título de duquesa]. La Emperatriz estaba en las Tullerías, en el gran salón amarillo. Llegó la mariscala Lefebvre. El ujier, acostumbrado a anunciarla por este nombre, entra para recibir órdenes del chambelán de servicio, pues la mariscala no había solicitado audiencia.
Sale el ujier y le dice como de costumbre :
— «La señora mariscala puede entrar».
La mariscala le mira de reojo pero no dice una palabra. Entra en el salón, la Emperatriz se levanta del sofá en que usualmente se sentaba, junto a la chimenea y da algunos pasos hacia ella, diciéndole con aquella gracia encantadora que, cuando quería, ponía en todo:
— «¿Cómo está la señora duquesa de Dantzig?».
La mariscala, en vez de responderle, le hace un guiño de inteligencia y volviéndose en seguida hacia el ujier, que en aquel instante cerraba la puerta, le dice:
— «¡Anda, hijo mío, chúpate ésa!4».
♦ Una vez, en la época en que los cinco reyezuelos*** cambiaban sus coronas directorales por oro a puñados y algunas veces por un terrible destierro más allá de los mares, se les ocurrió a algunos de los que quedaban, buscar un colega de inteligencia leve y mano pesada, para defender el Luxemburgo en caso de que lo atacase aquel pueblo-rey que se había convertido en esclavo. Escribieron, pues, a Lefebvre, que estaba en el ejército del Sambre y el Mosa****, proponiéndole la corona directorial. El buen hombre consultó a su mujer. Ella era sensata y en aquella ocasión le hizo ver claro:
— «Tienes que contestar que «no». ¿Qué irías tú a hacer en medio de todo eso? Quédate aquí. Muy mal deben andar por allá abajo, cuando quieren hacer rey a un imbécil como tú4».
– – – – – – o – – – – – –
(*) – «Elle arriva un jour pour déjeuner avec l’Impératrice qui était aux Tuileries, entourée de toutes ses dames. Sa Majesté trouve à la maréchale un air effaré qui ne lui était pas ordinaire; et avec sa grâce habituelle, lui demande avec intérêt ce qui lui donnait de l’inquiétude ou du chagrin.
— Oh! madame, c’est une longue histoire que je veux bien raconter à Votre Majesté; mais pour cela il faut qu’elle fasse en aller ces pisseuses (les dames du palais) qui ricanent là en me regardant.
— Veuillez bien, mesdames, passer dans le salon de service, leur dit Joséphine, persuadée qu’il s’agissait d’un secret de famille.
— Eh bien, maintenant, madame la duchesse, contez-moi vos peines.
— Je n’en ai plus, madame; mais voyez-vous, je suis encore tout émue d’un malheur qui m’a menacé ce matin.
— Oh ! mon Dieu, votre fils s’est-il battu ?
— Pas si bête.
— Le maréchal?…
— Il n’est pas question de lui : j’ai cru avoir perdu mon gros diamant ; j’étais sûre de l’avoir laissé dans ma chambre; en y rentrant je ne le trouve plus. Je questionne sur les personnes qui y sont été ; on m’dit comme ça qu’y gnian que mon frotteur. Il était dans le salon qu’il finissait ; je le fais entrer chez moi, et je lui dis : Coquin, t’as mon gros diamant, je veux l’ravoir parce que j’y tiens ; c’est l’premier que Lefebvre m’a donné ; rends-le-moi et je ne te ferai rien. Mon gaillard me répond qu’il ne l’a pas. Il était nègre, je ne vois pas s’il rougit ; mais je continue à y dire que je veux mon gros diamant, et lui ordonne de se fouiller. Rien dans les mains, rien dans les poches, qu’il me dit ; eh bien, guerdon, déshabille-toi. II veut faire des difficultés ; mais on ne me fait pas aller comme ça ; déshabille-toi, gueux ; nu que j’te dis, ou je te ferai tuer par mes domestiques. Enfin, il se met nu comme un ver, et j’ai trouvé mon gros diamant. Le voilà. Une mijaurée l’aurait perdu tout de même.»3
(**) – En realidad el nombre de Madame Sans-Gêne se atribuyó por los soldados a Thérèse Figueur, dragón de caballería de 1793 à 1815, nunca a Catherine Hubscher; el talento de M. Sardou fue el que creó la leyenda3. Aparte de la famosa pieza de teatro, también ha sido llevada al cine en varias ocasiones con el mismo argumento: en 1909, por el danés Viggo, por la artista Réjane (1911, realización de André Calmettes), por Gloria Swanson (1925, Léonce Perret), d’Arletty (1941, Roger Richebé), Sofía Loren (1961, Christian-Jaque), etc.
(***) – Los cinco miembros del Directorio de la Francia Revolucionaria. Los miembros originales (con el tiempo hubieron variaciones en sus miembros) fueron Jean-François Reubell, Paul Barras, Louis-Marie de La Révellière-Lépeaux, Étienne-François Le Tourneur y Lazare Carnot6.
(****) – El Ejército del Sambre y el Mosa (Armée de Sambre-et-Meuse) era uno de los dos ejércitos en la época revolucionaria junto con el Ejército del Rin y Mosela (Armée de Rhin-et-Moselle) que se encontraban más allá de las fronteras del este de Francia. Posteriormente los dos ejércitos se unirían para crear el Ejército de Alemania (Armée d’Allemagne). Originariamente el Ejército del Sambre y el Mosa, se creó a partir del flanco derecho del Ejército del Norte, del flanco izquierdo del Ejército del Rin y del Ejército de las Ardenas (que fue disuelto)7.
Fuentes:
1 – «Le Maréchal Lefèbvre Duc de Dantzig (1755-1820)«, Joseph Wirth, Perrin Éditeurs, Paris, 1904
2 – «Le bouchin des méchancetés: Et autres traits d’esprit» – F.X. Testu, Ed. Robert Laffont SA, Paris, 2014
3 – «Mémoires sur l’Impératrice Joséphine. La Cour de Navarre & Malmaison«, Georgette Ducrest, Arthème Fayard Ed., Paris, 1829
4 – «Memorias sobre la vida de Napoleón» – Duquesa de Abrantes, Editorial Surco, Barcelona, 1945
5 – http://www.aquadesign.be/actu/article-5855.php. Contributions de Catherine. Date de création : 14/01/2007 16:24
6 – https://es.wikipedia.org/wiki/Directorio_%28Francia%29
7 – https://fr.wikipedia.org/wiki/Arm%C3%A9e_de_Sambre-et-Meuse
8 – «Mémoires de Mlle. Avrillon» – Tome II – Chez L’advocat, Paris, 1833
9 – «The continental traveller’s oracle; or, Maxims for foreign locomotion», Volumen 2 – Sir Thomas Wyse, H. Colburn, 1828
11 – «Textiles d’Amérique et de France» – Jocelyne Mathieu, Christine Turgeon, Presses Université Laval, 2002
Imágenes:
I – Portrait de Catherine Hubscher, Maréchale Lefèbvre Duchesse de Dantzig, dite «Madame Sans-Gène» (1753-1835). https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/97/Madame_Sans-G%C3%AAne.jpg. Anónimo [Public domain], via la Wikimedia Commons
II – http://www.the-saleroom.com/en-gb/auction-catalogues/ader-sarl/catalogue-id-srade10008/lot-c740f5c9-9359-468f-9694-a3f60117ad28. Lettre signée « Duchesse de Dantzig », Courbault 9 juin 1825, à son neveu M. Annequin ; 1 page in-4, adresse (petits trous par corrosion d’encre, qqs fentes aux plis). La lettre du baron Pluvinel n’est pas parvenue à Courbault. « Mais comme cette pièce ne t’es pas absolument nécessaire, j’espère qu’elle ne retardera pas ton départ. Ainsi donc je te souhaite un bon voyage et beaucoup de prospérité dans ton nouvel état »… Très rare. Librairie Les Autographes, 2007. (por Ader Nordmann)
III – http://archives.seine-et-marne.fr/catherine-hubscher-dite-madame-sans-gene-1753-1835
IV – Por A. Meyer (Bibliothèque nationale de France). Biographies alsaciennes avec portraits en photographie, série 3 [Public domain], via la Wikimedia Commons. https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6b/Mar%C3%A9chale_Lefebvre.jpg
[…] El personaje de Sans-Gêne representa valores como la sencillez, la humanidad, el valor y la fidelidad, basados en una figura histórica icónica en su época de la que ya recogimos su trayectoria vital en nuestra entrada Catherine Hubscher, la mariscala Lefebvre y duquesa de Dantzig. […]
Me gustaMe gusta