La expedición a Dinamarca del Marqués de La Romana (1807-1808) (I). Antecedentes y preparativos

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Los soldados españoles fumaban
por lo general cigarros en vez
de utilizar las habituales pipas
 de arcilla como sus homólogos
europeos.

El envío de contingente militares a otros países en misión de paz o directamente de ocupación es unfenómeno no deseado pero frecuente hoy en día. Nuestros soldados estaban repartidos a finales de enero de 2015 en 14 operaciones militares repartidas por distintas partes del mundo, principalmente Oriente Próximo y África, con un despliegue de 2.100 militares y guardias civiles en 12 países.

Por contra, hace unos 210 años y por motivos bien diferentes, una expedición de tropas españolas partió desde España e Italia rumbo a Dinamarca, al mando del Marqués de La Romana, siendo su cometido principal el de apoyar como aliados a las tropas francesas, aunque en realidad fuera el ser una fuerza de ocupación en el país nórdico.

Lo singular de su expedición no fueron sus indecisos inicios o su desarrollo por los caminos de Centroeuropa, sino su repentino y forzado final, con la huida de la mayoría de su contingente en barcos ingleses con tintes de guión hollywoodiense, lo que le llevó a ser una de las epopeyas más singulares en que se vieron envueltas tropas españolas en la época napoleónica.  

El tema ya ha sido abordado extensamente en varias publicaciones españolas y extranjeras (a destacar la excelente «Un eco de Clarines», de Albi, Stampa y Silvela), por lo que nuestro objetivo no es tanto explicar una «nueva» expedición, sino tratar de sintetizarla con un enfoque actual y sobre todo tratar de contrastar con fuentes del país nórdico las historias y vivencias de sus verdaderos protagonistas, los soldados de a pie que tomaron parte y que provocó que escritores daneses como Steen Blicher y el narrador Hans Christian Andersen dejaran sus impresiones idealizadas de esa reunión particular entre el Sur y el Norte y que tanto impactó en Próspero Merimée (el afamado autor de «Carmen») como para dedicarle una comedia titulada «Les espagnols en Danemarck».

Hoy os traemos la primera parte, que dedicamos a sus antecedentes y planificación, en la segunda entrada trataremos propiamente el asedio de Stralsund y la ocupación en Dinamarca y el contacto con sus habitantes para finalizar con su precipitada huida en los barcos de la Royal Navy.

ANTECEDENTES

Manuel Godoy (a)

La Francia Imperial ya en 1805 había pedido a Godoy el envío de caballería e infantería española para que guarnecieran la línea del Rin. El valido se negó en ese momento a satisfacer las pretensiones militares francesas, aunque se cooperaría económicamente.

El Emperador Napoleón sabía que antes del resultado de la batalla de Jena, España había hecho considerables esfuerzos por aumentar su armamento; cansada ​​del yugo de una alianza a todas luces gravosa con Francia y por temor a que las colonias de ultramar se levantaran a la llamada de Inglaterra, la corte de Madrid (viendo en esos momentos a Francia lidiar con Prusia), pensó que había llegado el momento de separarse del águila imperial francesa.

Sin embargo, mantuvo sus planes en secreto y le dio al embajador francés como explicaciones para esta actividad militar sus proyectos contra Portugal y contra Gibraltar; en realidad, el Príncipe de la Paz se reunió en secreto con los ministros de Prusia y Rusia. El 6 de octubre de 1806, una proclama llamaba a las armas a toda la nación y parecía declarar la guerra a Francia, a pesar de no nombrarla explícitamente en ningún momento. El desenlace de Jena (14 de octubre de 1806) interfirió en estos proyectos, y el emperador supo la verdad por los despachos del ministro prusiano en Madrid, que fue capaz de leer él mismo en Berlín. Pese a hallarse en campaña frente a Rusia, cuyas tropas estaban avanzando en Polonia, no mostraba abiertamente su descontento con la corte de Madrid y parecía convencido de su lealtad; pero sin duda era consciente que, a partir de ese momento, se convertía en poco menos que peligroso dejar en su retaguardia un gobierno presto por si mismo o a instancias de otros a oír las sugerencias interesadas de un enemigo tan peligroso como Inglaterra.

Maria Luisa de Borbón (b)

Por otra parte, Napoleón no estaba contento con la actitud de la reina de EtruriaI, que buscaba apoyos en Roma y abría sus puertos sin disimulo a las mercancías de los barcos ingleses; ya María Luisa había pedido a su padre Carlos IV que la apoyara en la situación política que sus estados parecían requerir, y un pequeño ejército compuesto por varios regimientos de infantería y caballeríaII fue enviado bajo el mando del general Gonzalo O’Farrill y Herrera, atravesando la frontera francesa a mediados de noviembre de 1805 y llegando a finales de febrero y principios de marzo a Italia. Dichas unidades, de hecho, reemplazaban a las unidades francesas que hasta ese momento protegían dicho reino.

El Tratado de San IldefonsoIII rubricado el 18 de agosto de 1796, dio al Emperador francés una rápida solución a estas dificultades. Le permitió confiscar en su provecho el armamento que la corte de Madrid había reunido contra él, despojar a España de sus mejores tropas y al mismo tiempo dejar a Etruria, un enclave incómodo en el reino de Italia, sin las tropas españolas que la reina había hecho entrar en lugar de las francesas. En efecto, Napoleón  no podía dudar, y no dudó.  Rápidamente la petición fue enviada por despacho urgente al gobierno español el mes de marzo de 1807. La respuesta del gobierno español fue afirmativa, aunque provocó no pocas tensiones entre el valido Godoy y el rey Carlos IV. El primero era partidario de entrar en guerra contra Francia como respuesta a la petición, pero el rey finalmente se plegó a aceptar la petición.

Finalmente, a pesar de algunos subterfugios que utilizó para retrasar la marcha de las tropas demandadas, el Príncipe de la Paz envió un cuerpo expedicionario de unos 14.000 soldados a Alemania, al mando de D. Pedro Caro y Sureda, IIIer Marqués de La RomanaIV; se sumó al bloqueo continental contra Inglaterra, con el que Napoleón pretendía ahogar económicamente a un país cuya economía se basaba en el comercio; y no tuvo ningún escrúpulo en poner a la venta, previa autorización papal, una séptima parte del patrimonio de la Iglesia española para contribuir al esfuerzo militar francés.

EL COMIENZO DE LA EXPEDICIÓN

EL COMIENZO DE LA EXPEDICIÓN

Pedro Caro y Sureda (c)

Desde Posen, el 15 de diciembre, Napoleón escribió a Talleyrand, para llevar a cabo las operaciones de traslado del contingente con el que parecía su objetivo inicial, las costas de Hanover, para vigilar prevenir un posible desembarco inglés: 

«L’occupation de Hambourg et des ports du Nord est l’opération qui influera le plus sur la paix maritime, et obligera le plus les Anglais à renoncer à leur système et à nous restituer nos colonies. Je renouvelle au roi l’engagement de lui faire rendre les siennes. Je demande le secours de 4.000 hommes de cavalerie et de 10,000 hommes d’infanterie, avec 25 pièces de canon attelées, pour former un corps d’observation du côté du Hanovre et s’opposer à l’armée anglaise qui voudrait débarquer et forcer le blocus. Les 6,000 Espagnols qui sont en Italie pourraient faire partie de ce corps; ils se mettraient en marche par le Tyrol. L’autre partie traverserait la France. Du moment qu’ils seraient arrivés sur le territoire italien ou français, je me chargerais de leur entretien; le roi d’Espagne n’aura que la solde à payer.«(1)

Napoleón daba una importante prioridadV al paso de las tropas españolas por Francia. Ordenó a su embajador en Madrid que hiciera todo lo posible para acelerar la partida de las tropas y el Virrey de Italia recibió análogas instrucciones para las etapas de las tropas de Etruria.

Pero el 3 de abril las tropas aún no se habían concentrado. Finalmente las tropas españolas (8.679 hombres) entraron en Francia, por los Departamentos de los Bajos-Pirineos y los Pirineos Orientales y el 8 de junio pasaban por Burdeos. El contingente que pasó por lo Pirineos Orientales no estaba al completo la primavera de 1807, ya que el regimiento de caballería de Lusitania no llegó a Perpiñán hasta el 7 de septiembre.

La expedición entró en Francia por los Departamentos de los Bajos-Pirineos (1) y de los Pirineos Orientales (9). posteriormente seguirían su ruta por Burdeos (2), Lyon (3), Besançon (4), Maguncia (5), Hanover (6) y finalmente Hamburgo (7). Las tropas de Etruria saldrían de Livorno, Florencia y Pisa (10), en dirección hacia los Apeninos. Una vez en Hamburgo, parte del contingente tomaría parte en el asedio de Stralsund (8). Como en muchos ejércitos de la época a los soldados les siguieron sus familias: esposas, hijos, amantes, prostitutas etc. 

Después de haber entrado en Francia por dos puntos diferentes, las tropas españolas se dirigieron hacia Maguncia, atravesando Francia por Lyon y Besançon. La división de Etruria desde sus acuartelamientos en Livorno, Florencia y Pisa, salió en la segunda quincena de abril, pasó los Apeninos y marchó hacia Hanover por el Tirol, Baviera y Franconia, cruzando el rio Rin por un puente de barcazas de casi 800 m de largo. El 10 de julio llegaron a Hanover, en un lento recorrido en el que tardaron algo más de tres meses.

  Composición tropas procedentes de España:
Unidad
Coronel/Comandante
Dotación
Regimiento de la Princesa (LN)
San Roman
2.282 hombres
3º Bat. Regimiento Guadalajara (LN)
 
778 hombres
Regimiento de Asturias (LN)
Luis Dellevielleuze
2.332 hombres
2º Bat. Voluntarios de Barcelona (LG)
José Borrellas
1.240 hombres
Regimiento del Rey (CL)
Miguel Gambra
540 hombres
Regimiento del Infante (CL)
Francisco Mariano
540 hombres
Regimiento de Almansa (DR)
Antonio Caballero
540 hombres
Artillería a pie
Brig. A. Martínez
270 hombres
Artillería a caballo

»
89 hombres
Soldados del tren
«
68 hombres
  LN: Infantería de Línea; LG: Infantería Ligera; CL: Caballería de línea; DR: Dragones.
  Composición tropas procedentes de Etruria, desde Livorno, Pisa y Florencia:
Unidad
Coronel/Comandante
Dotación
Regimiento Zamora (LN)
Miguel Salcedo
2.256 hombres
1º y 2º Bat. Regimiento Guadalajara (LN)
Vicente Martorell
1.504 hombres
1º Bat. Voluntarios de Barcelona (LG)
J. Francisco Viver
1.200 hombres
Regimiento de Algarve (CL)
José de Yebra
540 hombres
Regimiento de Villaviciosa (DR)
Barón de Armendariz
540 hombres
Compañía de artillería
José López
100 hombres
LN: Infantería de Línea; LG: Infantería Ligera; CL: Caballería de línea; DR: Dragones.

En total, del orden de unos 8.679 hombres y 6.130 hombres, respectivamente. Se habían desplazado en total unos 14.809 hombres, a los que faltaba añadir una compañía de zapadores provenientes de España.

Algunos de los uniformes de soldados componentes de la expedición: Asturias, Zamora, Barcelona, Guadalajara, etc. (d)

– – – – – – o – – – – – –

IEl estado de Etruria nació del tratado de Luneville (1801), nombrándose rey al infante duque de Parma, casado con María Luisa, hija de Carlos IV. El reino estaba constituido por Parma y Toscana. A la muerte prematura del rey le sucedió su hijo, Carlos Luis, de corta edad, bajo la regencia de su madre. (2)

IILos regimientos de infantería de Zamora, dos batallones del Guadalajara y un batallón ligero del Cataluña, los regimientos Algarve y Villaviciosa de caballería más una compañía de artillería. En total 6.000 hombres y 1.200 caballos.(2)

IIITras la firma en 1795 de la Paz de Basilea, por la cual se puso fin a la guerra hispano-francesa del Rosellón (1793-1795), ambos países decidieron unir sus fuerzas contra Gran Bretaña, el enemigo común. Manuel Godoy, en nombre de Carlos IV de España, y el general Catherine-Dominique de Pérignon, enviado por el Directorio francés, sellaron el tratado el 18 de agosto de 1796 en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso. Los principales puntos acordados fueron los siguientes:

«Habría entre ambos países una alianza militar ofensiva y defensiva.

A requerimiento de cualquiera de las partes firmantes, la otra la socorrería en el plazo de tres meses con una flota de quince navíos de línea, seis fragatas y cuatro corbetas, todos ellos debidamente armados y avituallados. A esta armada se añadirían fuerzas de tierra de 18 000 soldados de infantería, 6000 de caballería y artillería en proporción.

El mantenimiento de estas fuerzas correría por cuenta del país al que pertenecieran.

En caso de guerra de común acuerdo, ambas potencias unirían todas sus fuerzas militares y actuarían según una política conjunta.»(3)

IVParece ser que en principio el candidato más adecuado era el General O’Farrill, que mandaba las tropas de Etruria; ahora bien se decidió enviar al Marqués por la tirantez que existía entre él y Godoy, debido a la amistad que tenía el primero con el embajador inglés en Madrid, John Hookran Frere, que al verse indispuesto con Godoy se vió obligado a regresar a su país. O’Farrill, de origen irlandés nacido en Cuba, sería nombrado posteriormente ministro de la Guerra con José I.

V«Deux lettres du 30 mars, l’une à l’archichancelier Cambacérès, l’autre au général Dejean, ministre de l’administration de la guerre, donnent de minutieuses instructions pour le passage des troupes espagnoles en France, recommandant de les traiter en tout comme les troupes françaises. «Faites-leur connaître, écrivait l’Empereur, qu’on leur délivrera une paire de souliers de mes magasins, à Mayence, et que, du moment de leur entrée en Hanovre, leur habillement, équipement, tout, excepté la solde, sera à mes frais; pressez le passage de ces troupes, vous sentez que cela est de grande importance.» (1)


Fuentes:

1. «Les Espagnols à la Grande-Armée. Le corps de la Romana (1807-1808)» – Commandant P. Boppe, Impr. Berger-Levraulty et Cie, Nancy, 1898
2. «Problemas jurídicos y peculiaridades administrativas de una empresa singular: la expedición militar del Marqués de la Romana a Dinamarca (1807-1808) – Miguel Francisco Costa Simón, Revista de Historia Militar, núm. 69, 1990
3. https://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_San_Ildefonso_(1796)
4. http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=o-farrill-y-herrera-gonzalo
5. «El fin del Antiguo Régimen. El reinado de Carlos IV» – Enrique Giménez López, Revista Historia 16/Temas de hoy, núm. 20, España, 1996  
6. «Soldados españoles en Rusia (1806-1813). El Regimiento Guadalaxara» – Ignacio Fernández de Bobadilla Bufalá, FUNDAMU, Barcelona, 2004
7. http://www.infolibre.es/noticias/politica/2015/01/29/libano_afganistan_mali_donde_estan_desplegados_los_militares_ espanoles_27504_1012.html
8. http://www.elnortedecastilla.es/20080321/opinion/espanoles-dinamarca-20080321.html
9. «Un eco de clarines. La caballería española» – Julio Albi de la Cuesta, Leopoldo Stampa Piñeiro y Juan Silvela Milans del Bosch, Fundación Desarrollo Cooperativismo, 1992
10. «La expedición española a Dinamarca 1807-1808» – José María Bueno Carrera, Aldaba Ediciones, SA, 1990

Imágenes:

a. De Agustin Esteve y Marqués (1753-c.1820) – Desconocido, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8103536
b. De François-Xavier Fabre – http://buccinasco.cittaideale.cerca.com/3084/amianto-inquinamento-fare-il-piano-urbanistico-generale-del-territorio/#more-3084date: 2008-03-28, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=24031646
c. De Vicente López Portaña – [2], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=45769725
d. http://museum.odense.dk/imagegen.ashx?image=/media/630372/A.%20%C3%98rnstrup%201808.JPG&width=800&constrain=true

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