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Prostitutas en Paris (a) |
Volvemos al terreno del anecdotario napoleónico con una conferencia radiada en enero del año 2004, a cargo de Alejandro Dolina (Morse, Buenos Aires, 1944), artista polifacético y divulgador histórico de éxito, cuyas conferencias (podéis ver varias en la web de Youtube) están sazonadas muchas veces con las perlas humorísticas, el humor a veces socarrón, pero siempre inteligente de los naturales de aquellas latitudes.
Yo, personalmente, hecho en falta a estos divulgadores de las ondas o de la televisión en nuestro país (en las bibliotecas somos un poco más afortunados, gracias a autores como Carlos Fisas, o más modernamente Juan Eslava Galán y otros contemporáneos), que nos ilustran con esas historias, historietas o chascarrillos que muchas veces nos bajan de las alturas a los grandes personajes históricos, admirados en mayor o menor medida, y en definitiva humanizándolos a nuestros ojos.
La conferencia nos narra un pequeño enfrentamiento que se produjo en el campamento militar de Boulogne, en vísperas de la planeada invasión a Inglaterra por parte de los franceses. Las protagonistas son todas mujeres, un grupo de prostitutas acampadas junto a los soldados y un grupo de mujeres de la población, y que llegó a verse como un serio problema logístico para el mismo Napoleón. La prostitución era un fenómeno que iba de la mano de los campamentos militares de la época y obviamente en las grandes poblaciones y que el corso se preocupó desde buen principio en regular de una manera clara cuando accedió al poder.
En 1804, Napoleón ordenó el registro y la inspección sanitaria quincenal de todas las prostitutas. Los burdeles legales controlados por el Estado (entonces conocidos como \»maisons de tolérance\» o \»maisons closes\») comenzaron a aparecer en París y en otras ciudades y se volvieron muy populares durante todo el siglo. En 1810, solo en París había 180 burdeles oficialmente aprobados. Por ley, tenían que ser dirigidos por una mujer (por lo general, una ex prostituta) y su apariencia externa tenía que ser discreta. Las prostitutas que trabajaban en las mansiones, o cualquier mujer detenida dos veces por ejercerla, debían estar registradas como tales. El registro implicaba tener su nombre en un registro nacional y aceptar las reglamentaciones y los exámenes médicos dos veces por semana. Este patrón de regulación se extendió rápidamente por toda Europa, en parte ayudado por las ocupaciones napoleónicas(2).
CONFERENCIA
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Alejandro Dolina (b) |
Bueno, hablaremos, ya que estamos, de las prostitutas de Boulogne. Señor…
Vamos a ubicarnos en Francia en el año 1804 por esos tiempos Napoleón dejó París para dirigirse a Boulogne y donde 60 mil hombres esperaban que la flota francesa fuera suficientemente poderosa como para permitir un desembarco en Inglaterra. En todos los puertos franceses del canal se construían apresuradamente barcos, cañones, botes, destinados a trasladar la expedición más asombrosa, más ambiciosa de las planeadas por Napoleón. Cuando Napoleón llegó y empezó a inspeccionar quedó encantado por la fuerza que tenía y la forma en que van creciendo. En realidad estaba muy contento porque ingresaba de nuevo en una atmósfera militar, después de ocho meses de no salir del palacio.
Había estado ocho meses ahí encerrado en el palacio, calculo Las Tullerías, sería, este, meta intrigas, amores cortesanos, bailongos, fiestas de disfraces, cantantes. Cuando salió y se juntó con sus compañeros de armas, le sintió el gusto a esto pues después de todo era un hombre de armas. Creyó que tendría un tiempo para eludir asuntos de amantes y concentrarse únicamente en la invasión de Inglaterra, pero no pudo ser así. Sucedía lo siguiente: estos 60.000 hombres que estaban acantonados en Boulogne, ocupaban la preocupación de las damas de Boulogne, quienes en realidad todas -o casi todas- deseaban ser víctimas de las deliciosas brutalidades de un artillero, de un furriel, o de un corneta, o de un banda lisa(I). Cuando los regimientos llegaron a Boulogne las ciudadanas más serias habían sentido al asomarse a los balcones y ver el desfile de los soldados, un delirio que el solo patriotismo no alcanzaba para explicar. Dice el cronista:
\»Contemplando aquellos soldados algunas habían sentido correr a lo largo de su espina dorsal un temblor voluptuoso… como me gusta que las damas sientan correr por su espina dorsal un temblor voluptuoso\».
Bueno, después de una semana como ninguna mujer había sido todavía tocada por los soldados del Emperador algunas, que eran muy entusiastas, fueron acercarse ellas mismas al campamento militar, pero se encontraron con un problema: existía un ejército de unas 200 prostitutas que vigilaban a los soldados y que creían tener exclusividad sobre ellos. Si las damas que no eran prostitutas se entregaban por amor o por gusto, a aquellos muchachos, las que sí lo eran temían perder el negocio de esos 60.000 energúmenos. Entonces cuando estas señoras respetables se acercaron imprudentemente a los soldados fueron brutalmente alejadas por aquellas que comerciaban con su amor y hacían de eso un modo de vida, no, no por esport.
Ellas sorprendidas por la violenta expulsión, las damas del pueblo regresaron a sus casas un poco decepcionadas. Pero algunos días después, ya desesperadas de amor, algunas volvieron y una de ellas logró iniciar conversación con un militar. por lo visto no duró mucho porque una horda de prostitutas salió de una tienda de campaña y se precipitó sobre la dama que estaba conversando hacia el soldado. La mina
(II) salió rajada
(III). Por unos días las damas del pueblo no volvieron a entrometerse más. Entonces cada noche las prostitutas se disponía en sus tiendas respectivas y alrededor de las nueve de la noche recibían a los hombres. Llegaban de 10 en 10. Imagínense éramos 60.000, tenemos que hacerlo rápidamente. Cada una de estas cantineras de Boulogne consolaba a 30 ó 40. Habían puesto unos cartelitos que decían: \»
Soy una chalupa inglesa dispuesta a ser hundida\», \»
Pruebe sus armas antes de la conflagración\» y otros carteles que me estoy imaginando. Pero vino a suceder algo curioso.
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Mapa del campo de Boulogne. Bibliothèque municipale de Boulogne-sur-Mer, N° 36.273. © Ville de Boulogne-sur-Mer / Service Communication. (c)
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Después de pasar ocho días entre los soldados, Napoleón quiso conocer a una muchacha, y le dijo al mariscal Murat lo siguiente: \»Desde hace algunos días no veo más que tipos bigotudos, ya estoy podrido\» . El mariscal Murat le dijo que conocía a una hermosa pueblerina que sentía el más grande de los deseos de verlo. Napoleón se entusiasmó y preguntó qué tal era. Murat, como buen cortesano, había tomado la precaución de sondear a la dama antes de proponerla, dio numerosos detalles muy estimulantes. La misma noche el Emperador envió a buscar a la dama que se presentó al galope y lo amó a los pocos minutos. Sólo sabemos que se llamaba Henriette, que era verdaderamente hermosa y que no pertenecía al grupo de prostitutas, era una dama del pueblo.
Cuando las prostitutas se enteraron de que una mujer del pueblo que no estaba en su grupo, había amado a un hombre y que ese hombre era el Emperador, se armó la podrida(IV). Según el cronista:
\»El bando de las enamoradas sin pagas se encaminó hacia el campamento de las prostitutas para burlarse maliciosamente por el triunfo que habían obtenido al ser una de ellas la homenajeada por Napoleón\».
Pero la cagaron.
\»Al oír las canciones y las rimas, las prostitutas salieron de sus tiendas, furiosas, y se precipitaron sobre las visitantes: la colisión fue terrible. Después de un par de horas, cuando por fin pudieron ser separadas por los soldados, una había muerto, treinta habían perdido los dientes, dieciocho estaban medio estranguladas y cinco no tenían pelo. Napoleón al ser informado de esas terribles noticias se asustó. No quiso que un inconveniente de esa naturaleza distrajera la atención de los soldados respecto de la misión a Inglaterra. Hizo dos cosas: primero abandonó a Henriette y dio orden de que nadie amara a nadie hasta que la salida al mar se efectuara\»
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Grabado de época (d) |
Mirá vos, una medida drástica: a partir de ahora nadie ama a nadie. Y así, entonces, las tiendas de las prostitutas de Boulogne fueron desmanteladas y las muchachas se perdieron por distintos caminos de Francia.
Las otras mujeres debieron clausurar su entusiasmo y sólo vitorearon desde los balcones castamente a las tropas. Para hacer lo que no ganar, nada más vale ser honrada. Lo curioso es que la expedición a Inglaterra nunca se concretó, según todos sabemos. Napoleón decidió guardarse aquellos ejércitos para marchar hacia el Rin y luchar con los austríacos y con los rusos con la suerte cambiante que conocemos.
Me gustó esta brevísima anécdota que también elude lo general y lo filosófico, y también está contada quizás también por Michelet, como por uno que estaba parado allí. ¿Qué debe hacer el historiador con esta anécdota? Integrarla a un corpus de otras anécdotas, pero que estén dirigidas por una idea central, a la sola yuxtaposición de historia de Napoleón con un tipo que cuidaba el polvorín, con unas prostitutas, con una dama. No nos dice mucho, pero si esa colección está guiada por un criterio central y mejor todavía, si ese criterio central implica una visión de la historia y mejor todavía, si es una visión del mundo entonces estaremos en presencia de algo que sirve.
Yo aspiro a que este programa tenga, no digo una visión del mundo, tenga unas mínimas regularidades que lo hagan inteligible, que hagan sentir al que escucha este programa como participante de una continuidad espiritual, muy humilde, acaso las de unos atorrantes un poco cínicos que no están dispuestos a dejar pasar ninguna insensatez sin señalar. ¿A quién dedicar esto? Se me ocurre, Alejandro, a la amiga que me levanto el soldado y tuvo que salir rajando, exactamente , en los mejores asuntos tuvo que salir allí al galope, y también a Henriette y estaba pensando qué lindo nombre este de la banda de las enamoradas sin paga, me gustó el nombre, me gustó la actividad. ¿Qué otro pago puede querer una enamorada que no sea el amor que entrega? De modo que, me parece que entregar uno su amor, aún con una generosidad que escandaliza, a la galería, es un acto generoso, es un acto que debe ser aplaudido más que castigado con comentarios maliciosos de quienes no participan de esa generosidad, sea por mezquindad o por falta de medios.
Así que a las muchachas entusiastas que querían intimar con los soldados y a todas las muchachas entusiastas nuestro cariño de hoy. Hemos ido a la discoteca y ahí nos hicimos rápidamente en ausencia del discotecario con la milonga(V) de Mariano Mores, que se llama \»Taquito militar\» para rememorar esta especie de ansiedad castrense que tenía Napoleón después de tanto andar entre polleras(VI). Así que el artista de Don Mariano Mores, nuestro querido amigo, toca también la obra que compuso él, \»Taquito militar\».
[Aplausos]
– – – – – o – – – – –
(I) – Banda lisa: las compuestas por pífanos y tambores.
(II) – Mina: mujer, chica
(III) – Rajada: largarse
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Recuerdo muy bien esa anecdota histórica, que contó Dolina. Eran de temer esas mujeres, como bien ilustra el grabado.El discotecario casi es un personaje de La venganza.Saludos
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Bueno, ¿por dónde empezar?Soy fanático del programa de radio La Venganza será Terrible que tiene la particularidad de hacerlo con público, lo he ido a ver (y escuchar) muchas veces como también el Demiurgo a quien veo comentando ahí arriba. Todas las noches el programa tiene una sección destinada a estos asuntos históricos, filosóficos o literarios. Y que siempre se cierra con una canción.Recordaba vagamente este programa de 2004 y fue un gusto volver a repasarlo.También sigo todo lo que escribe Dolina, y lo que compone. Tiene también muchas entrevistas televisivas importantes, y algunas miniseries de TV.Cada tanto visita España y se junta con Luis Piedrahita para hacer el programa, lo mismo cuando este último visita la ArgentinaCreo que a todos estos últimos asuntos les debo prestar mucha más atención. Acerca del programa de radio, cada tanto visita mi blog.https://frodorock.blogspot.com.ar/search/label/La%20Venganza%20de%20la%20RadioAbrazo!
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Gracias por el aporte, El Demiurgo de Hurlingham, y bienvenido a \»El Rincón de Byron\». Con razón el conocido: \»Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo\». Un saludo.
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Hola Frodo,Me tropecé de casualidad con el clip de Dolina en Youtube y me pareció un buen material para una entrada. Es una excelente manera de divulgar la historia, sobretodo entre la gente joven, buceando en aquellos episodios no tan conocidos que nos recuerdan que los que vivieron antes que nosotros no diferían mucho en sus vivencias y ambiciones de las nuestras. Además a Dolina le escuché uno de los análisis más coherentes de la eterna discusión Messi-Maradona, asunto con ribetes casi de debate nacional en Argentina. Un saludo.
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