Miniatura. «Lubeck, 1806. Joy of being alive»

Tiempo de lectura: 10 minutos

La película de «Los Duelistas» (1977), de Ridley Scott, trasladando a la pantalla la novela de Joseph Conrad, ha sido unánimemente alabada por su fidelidad en la recreación de la época napoleónica, sus ajustadas interpretaciones, la reproducción del vestuario y los uniformes así como la coreografía de las luchas con espada. En su momento ya tratamos sobre la película en nuestro blog, por lo que quisimos reproducir tan solo un momento concreto de la misma, la escena del duelo a caballo, que se desarrolla en una arboleda entre la bruma matinal con un almuerzo campestre de los curiosos asistentes como peculiar telón de fondo. Al final, por cuestiones de composición de la escena y las figuras, optamos por una imagen posterior a la del duelo a caballo, aquella donde el personaje del húsar Armand d’Hubert (interpretado por Keith Carradine), saliendo vencedor del duelo y viendo una carreta atravesada en el camino de vuelta decide saltar por encima de ella, con gran fastidio de la gente que la estaba reparando y que se había tenido que apartar precipitadamente de la acometida del jinete.

Esos raros momentos en la vida en que la alegría de sentirse vivo nos da una subida de adrenalina aunque sea para hacer una pequeña o gran locura. 

LA ELABORACIÓN DE LA ESCENA

Partimos de unas figuras y partes de kits de las marcas Historex y Nemrod, en concreto un cazador a caballo de la Guardia, un oficial, un paisano con sombrero y un chico. Hasta el momento no había trabajado con figuras de Historex o Nemrod, a pesar de ser una marca de referencia en figuras del Primer Imperio: tienen unos kits casi ideales, con mucha variedad en poses y recambios de figuras, caballos y accesorios con gran detalle en los acabados, a una escala similar a 1:32 o un poco mayor.

La figura del cazador nos sirvió prácticamente toda, excepto la pelliza (la chaqueta típica de los húsares) que tuvimos que hacerla de nuevo –excepto una de las mangas- con masilla bicomponente (en este caso de Tamiya).  Comentar que el cuello de la chaqueta está demasiado ajustado, por algunas reproducciones y la propia película, la caída de la prenda era mucho más abierta y alejada del cuello, aunque el kit de Historex original que utilicé para otra figura tampoco difería demasiado. También hubo que variar el ángulo de las rodillas, más cerrado, ya que el jinete se abate en dirección al cuello del caballo cuando realiza el salto. Uno de los paisanos, con sombrero y barba, es original de Nemrod sin ninguna modificación; el otro paisano era de origen un oficial con bicornio de Historex, que reconvertimos al paisano que sostiene la rueda del carro, y el chico que observa la escena està hecho con masilla y alma de alambre, recortando una cara de otro kit de Historex. 

El caballo también es de Historex ensamblando partes de otros kits para reflejar la acción del salto. También está modificado con masilla Tamiya y con la mantilla del cazador a caballo de la que aprovechamos solo la mitad trasera, ya que en la escena de la película no se aprecian en la parte delantera las pistolas de arzón.

Para reproducir el carro que aparece en la escena, adquirimos en su momento un kit de carro de granjero de la 2ª Guerra Mundial de la marca ucraniana Masterbox. De hecho poca cosa pudimos aprovechar: por lógica, un carro de granja casi 150 años posterior a la época que tratamos, poco tendrá que ver en su estructura, mecanismo de giro y herrajes, con un carro de principios del s. XIX. Por lo que a excepción de los cubos de las ruedas y los ejes con los montantes verticales que parten de ellos, el resto de piezas se han hecho aparte, con trozos de maderitas y DM. El DM lo utilizamos para la base del carro, ya que prácticamente queda casi oculto por la carga y la base del carro del kit era mucho más corta que la que necesitábamos.

El cargamento (trigo?) que lleva el carro son simplemente hilos sintéticos amarillos cortados de una cabeza de escoba, que se asemejaba por el tono. Quizás tendrían que haber sido más estrechos o cortados más cortos, darles alguna tonalidad marrón, pero lo que me interesaba sobre todo era que diera sensación de volumen y desorden. Otro reto ha sido el que quedaran más o menos sujetos a la base y paredes del carro, proyectando una mezcla de pegamento y agua, la solución usual, pero en varias fases a medida que iban aumentando las capas. Con todo hay trozos que han quedado sin sujetar por temor a que la proyección del pegamento aguado nos arruinase la pintura del carro.   

La base redonda de madera barnizada se adquirió en una tienda de bellas artes y debe ser de las pocas ocasiones que he optado por no tener que barnizarla yo, por lo que en esta ocasión el acabado final es bastante mejor. Para el terreno realizamos parte de un camino con  masilla Das Pronto, aunque el trozo semihundido por el paso de los carros quizá nos quedó demasiado pronunciado comparando con el de la escena de la película.

La hierba iba a ser pegada electrostáticamente, que hubiera sido quizás la mejor solución, pero recordé que me quedaban unos trozos de hierba comercializada de un paño cuadrangular para maquetas ferroviarias que quedan muy realistas en su acabado, por lo que opté por esta segunda opción. No la había utilizado hasta ahora y como tenía pocos trozos, opté por colocarla solo en los trozos en los que había hierba. El acabado final no me ha satisfecho porque se ve como un acabado de moqueta, a pesar de tapar los laterales con restos de la misma hierba. Creo que he visto algún video en YouTube donde forraban todo el terreno con este tipo de hierba y hacían pasar el terreno del camino por encima, y seguramente hubiera quedado mejor, por lo que para otra vez (si la hay) ya se como no hacerlo.

El pintado del camino de la base, figuras y caballo con acrílicos de Vallejo y Americana. Los paisanos poco secreto tienen, con tonos preferentemente marrones y grises. El húsar interpretado en la película por Keith Carradine, lleva un uniforme que por sus colores correspondería al de un oficial del 3º regimiento de húsares. Los uniformes de este regimiento eran de un color denominado Gris Argentino, que algunos interpretan (Jouineau en sus libros de uniformes de 1804-12 sobre los húsares) que tenía más de color azul que de color gris que es el que semeja en la película, por lo que he optado por un gris que pudiera tener un tono más azulado y oscuro, aunque siempre es complicado obtener colores que se ven en la pantalla de un ordenador o en un libro comparándolos con los tonos de pintura comercializados y, sobre todo, finalmente cuando la pintura se ha secado en la figura. Obviamente se pueden hacer mezclas entre colores, pero siempre entramos en el terreno del ensayo-error y las tonalidades, en definitiva, también dependen de los (buenos o malos) ojos con que se perciban.

LA ESCENA

   

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