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Esta semana os traemos la segunda y última parte del recorrido que nuestro perruno e incansable corresponsal Byron realizó por la Muy Noble y Muy Heroica ciudad de Zaragoza, la Zaragoza de los Sitios de 1808 y 1809 en marzo del año pasado, aprovechando asimismo la visita que hicimos a sus jornadas de Recreación histórica en marzo del año pasado y aprovechando también que esta semana se cumplen 214 años de la rendición de la ciudad ante las tropas imperiales francesas y aliadas, tras un cruentísimo y prolongado asedio.
En 1874, Benito Pérez Galdós ya reflejaba con su oficio habitual en «Zaragoza», uno de sus primeros Episodios Nacionales, el estertor de la moribunda ciudad:
«Ya las campanas no tocaban a alarma, porque no había campaneros: ya no se oían pregones, porque no se publicaban proclamas; ya no se decía misa, porque faltaban sacerdotes; ya no se cantaba la jota, y las voces iban expirando en las gargantas a medida que iba muriendo gente. De hora en hora el fúnebre silencio iba conquistando la ciudad. Sólo hablaba el cañón, y las avanzadas de las dos naciones no se entretenían diciéndose insultos. Más que de rabia, las almas empezaban a llenarse de tristeza, y la ciudad moribunda se batía en silencio para que ni un átomo de fuerza se le perdiera en voces importunas.
La necesidad de la rendición era una idea general; pero nadie la manifestaba, guardándola en el fondo de su conciencia, como se guarda la idea de la culpa que se va a cometer. ¡Rendirse! Esto parecía una imposibilidad, una obra difícil, y perecer era más fácil.»

UN RECORRIDO POR LA ZARAGOZA DE LOS SITIOS – SEGUNDA PARTE
CASA NATAL DE PALAFOX
En el siglo XVII compraron la casa los marqueses de Lazán para utilizarla como casa familiar. Allí nació José de Palafox en 1775, Con el tiempo, el caserón fue Capitanía General de Aragón. En 1890 era propiedad de los condes de Bureta, que cedieron el edificio a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul.
EL GENERAL PALAFOX
(Zaragoza, 1775-Madrid, 1847). El pueblo zaragozano puso a prueba a las entonces invencibles tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia en los asedios que sufrió la ciudad en 1808 y 1809. Los hombres y mujeres que la defendieron entraron en el relato histórico para siempre. Uno de ellos fue José de Palafox y Melci. Nacido en Zaragoza en 1775, fue educado en las Escuelas Pías por el padre Basilio Boggiero. Sus paisanos lo pusieron al frente de la sublevación y fue proclamado capitán general el 27 de mayo de 1808, tomando a su mando la defensa de Aragón y de la ciudad durante los dos asedios.


Es ya célebre su frase “Guerra y cuchillo”, negativa con la que respondió a los emisarios franceses que le instaban a la rendición. Después de dos meses de resistencia y encarnizadas batallas, con una población diezmada por la epidemia de tifus, del que Palafox también enfermó, cederá sus poderes a una Junta que, tras analizar la situación, capituló ante el ejército francés el 20 de febrero de 1809.
Prisionero en Francia hasta 1814, cuando regresó a España, después de ser de nuevo nombrado capitán general del Aragón, declinó al poco tiempo el cargo en su hermano el marqués de Lazán, se fue a Madrid para no regresar a Zaragoza hasta muchos años después de su muerte, ocurrida en 1847. Sus restos descansan en la cripta de la Basílica del Pilar.
PLAZA DE LA MAGDALENA
El barrio de la Magdalena se extiende en el extremo oriental de la calle Mayor, siguiendo la traza del decumano romano. La iglesia parroquial es conocida desde 1126 aunque sea de estilo mudéjar, sufrió importantes reformas en época barroca. A partir del s. XIII se establecieron en este entorno instituciones docentes, que dieron lugar a la creación, por privilegio real, de la Universidad de Zaragoza en 1583. Se instalaron casas de estudiantes, colegios y el propio edificio de la Universidad levantado por el patrocinio de Pedro Cerbuna y con el apoyo del Arzobispado y el Concejo municipal. Destruido parcialmente durante los Sitios de 1808, fue reformado, hasta su definitiva remodelación en 1913.


PLAZA DE SAN MIGUEL
En la lucha que Zaragoza sostuvo contra las tropas francesas durante la Guerra de Independencia, el barrio de San Miguel desempeñó un papel destacado.
La parroquia de San Miguel se situaba en la época de los Sitios inmediata a una de las puertas de la ciudad, la llamada puerta Quemada. Por ella entraron los franceses durante el primer asedio, librándose encarnizadas luchas casa por casa. El barrio quedó prácticamente deshabitado, incluso la imagen de su popular Cristo se trasladó a la cercana iglesia de la Magdalena para protegerlo. Durante el segundo asedio se colocaron dentro de la iglesia dos cañones con dirección al puente de San José sobre el rio Huerva para defender esta entrada de la ciudad.
En la plaza de San Miguel se situó también la puerta del Duque de la Victoria. Era en realidad un arco triunfal para conmemorar la visita del general Espartero a la ciudad. Fue demolida en el año 1919 y hoy queda un mural pintado en un edificio cercano como recuerdo.


LA CAMPANA DE LOS PERDIDOS
La espléndida torre mudéjar de la iglesia de San Miguel albergó una campana llamada de los Perdidos, que desde el siglo XVI tocaba treinta y tres toques al anochecer con el fin de guiar a los que se encontraban en los campos extramuros, pues era frecuente que la gente no encontrara el camino de vuelta a la ciudad por las nieblas y la falta de iluminación. A principios del siglo XVI, el clero de San Miguel decidió colocar una gran lámpara en lo alto del campanario para que, ayudada por espejos, hiciera como un faro cuya luz sirviera de punto de referencia en el campo. Pero durante una tormenta, el cierzo atacó el faro en 1556.

CALLE DEL HEROISMO
Contigua a la plaza de San Miguel se encuentra la calle del Heroísmo donde se produjeron luchas cuerpo a cuerpo entre sitiadores y sitiados. Antes de los Sitios se llamaba calle Quemada por ser el lugar de reunión del gremio de carboneros, que ennegrecían con sus braseros encendidos las paredes vecinas.
Al final de la calle se situaba una de las puertas de la ciudad, la puerta Quemada. Esta calle cambió de nombre tras los asedios por Heroísmo, recordando la resistencia de los defensores zaragozanos.




EL REDUCTO DEL PILAR
Una vez concluido el primer Sitio, el coronel de Ingenieros Antonio Sangenís y Torres diseñó las nuevas obras defensivas. Como obras exteriores fortificadas se utilizaron el castillo de La Alfajería y el convento de San José, y se construyó una cabeza de puente en el río Huerva, cerca de Santa Engracia, denominado Reducto del Pilar, y otro en las Tenerías.


EL PASEO DE LAS DAMAS
Los franceses ajardinaron esta zona y se le dio el nombre de paseo de las Damas por frecuentarla las mujeres de los oficiales franceses. Un nombre que no ha cambiado en la actualidad.
Cien años después de los Sitios, en enero de 1909, se inauguró en esta glorieta un obelisco conmemorativo, obra de Ricardo Magdalena, en homenaje a los defensores del reducto del Pilar. Posteriormente sería sustituido por el actual grupo escultórico del arquitecto, escultor y pintor español Federico Amutio.



POR LA PATRIA
El invencible ejército napoleónico había sido incapaz de ocupar Zaragoza durante el primer Sitio. La experiencia del asedio reveló que la zona de Santa Engracia, y sus proximidades, era una de las más débiles, por lo que se fortaleció la defensa de cara a un previsible segundo ataque.
Palafox encomendó al coronel de Ingenieros Antonio Sangenís y Torres que perfeccionase las defensas de Zaragoza, una ciudad llana y carente de fortificaciones naturales, consiguiendo significativas obras de campaña.
El perímetro defensivo de loa ciudad se cerró con una nueva línea de murallas; el Arrabal se fortificó, se patrullaba el Ebro con cañoneras y dos fortificaciones exteriores protegían los puentes sobre el río Huerva, el convento de San José y el reducto del Pilar.

¡ZARAGOZA RESISTE!
El reducto del Pilar era un fuerte construido en la actual Glorieta de Sasera, con la finalidad de cruzar fuego contra la infantería francesa, evitando que se aproximaran a la muralla de la ciudad por esta zona. Era una obra de campaña cerrada y protegida por un gran foso excavado , que terminaba por ambos lados en el río Huerva y estaba unido por trincheras con Santa Engracia.
Defendido por unos 400 hombres y 8 piezas de artillería, en su puerta rezaba un letrero: “Reducto de la Virgen del Pilar, inconquistable por tan sagrado nombre. ¡Zaragozanos, venced o morid por la Virgen del Pilar!”
Tras varias semanas de asedio, con la fortaleza totalmente destruida el coronel Domigo Larripa ordenó la retirada, dejando como obsequio una trampa explosiva y destruyendo la pasarela del Huerva.




SEMINARIO DE SAN CARLOS
El conjunto del Real Seminario de San Carlos se empezó a levantar, por orden de la Compañía de Jesús, bajo el nombre de iglesia de la Inmaculada y el Padre Eterno, en el siglo XVI sobre los terrenos de la antigua sinagoga del barrio judío.
A mediados del siglo XVIII, tras la expulsión de los jesuitas, la iglesia adoptó su actual nombre en honor al rey Carlos III. Por aquí pasaron jesuitas tan ilustres como Baltasar Gracián, uno de los escritores más importantes del Barroco español, que dio clase en sus aulas y escribió aquí algunas de sus obras; o San José de Pignatelli, que fue uno de los principales artífices de la restauración de los jesuitas después de su desaparición.


A principios del siglo XVIII, se redecoró la iglesia con una estética barroca muy cercana al gusto del rococó. El 27 de junio de 1808, durante el primer asedio de los franceses a la ciudad de Zaragoza, se produjo una gran explosión en el polvorín general de la ciudad ubicado en este edificio, actual Seminario de San Carlos. Sorprendentemente, a pesar de la voladura del polvorín en junio de 1808, que se llevó por delante del edificio, la decoración se ha conservado íntegramente.
EL POLVORIN DE LA CIUDAD EN LOS SITIOS DE ZARAGOZA
Un carretero que abastecía de munición a sectores cercanos, dejó caer fortuitamente una chispa de su cigarro provocando la explosión.
La gran cantidad de pólvora que aquí se almacenaba tuvo consecuencias desastrosas materialmente, destruyendo el estallido parte del barrio de la Magdalena. El hundimiento del edificio y de las casas colindantes, el horror por el elevado número de víctimas y el asalto de los franceses aprovechando el caos producido, pusieron a la ciudad al borde del colapso.
Como consecuencia y medida protectora, en los preparativos para el segundo asedio de 1809, una de las primeras previsiones del mando fue la de diversificar la munición en pequeños almacenes repartidos en diferentes puntos de la ciudad.
“El día 27 de junio, a las tres de la tarde, temblaron todos los edificios y creyeron los habitantes que iban a ser sepultados en sus ruinas. Ni el trueno más estrepitoso, ni el ruido de cien cañones disparados a la par es comparable con el que se percibió. El estremecimiento fue universal, llenóse todo de un humo denso que oscureció la atmósfera; las gentes salieron de sus casas llenas de pavor y, sin poder romper el llanto, pálidos y confusos, no sabían a donde dirigirse” (Agustín Alcalde Ibieca, 1830).

impactos de bala de la época de los Sitios.


LA PÓLVORA DE VILLAFELICHE
La localidad de Villafeliche, en la ribera baja del río Jiloca, a unos 90 kilómetros de Zaragoza, tuvo un importante papel en la defensa de la ciudad. La producción de pólvora de sus molinos permitió mantener el suministro a los defensores, incluso con la voladura del polvorín principal.

Fuentes:
1 – «Le siège de Saragosse 1808 – 1809» – Colonel (h) Jean-Louis TRAVERS, 2017
2 – Paneles informativos Ruta los Sitios de Zaragoza 1808-1809
3 – https://www.youtube.com/watch?v=KZe5jm0RV1M&ab_channel=Mimuseoymibiblioteca-JUANCARLOSMENARAMIREZ
4 – https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_Santa_Engracia_(Zaragoza)
5 – «Zaragoza» – Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales (Primera Serie), Marzo-Abril de 1874
Imágenes:
a – https://palauantiguitats.com/wp-content/uploads/2017/03/G00451.jpg / «Alarma en la Torre del Pino», Fernando Bambrila y Juan Gálvez, 1812
b – https://palauantiguitats.com/grabado/siege-de-saragosse-du-25-janvier-jusquau-19-fevrier-1809/
c – https://palauantiguitats.com/wp-content/uploads/2017/03/G00457.jpg
d – fotografías del autor.
e – Paneles informativos Ruta los Sitios de Zaragoza 1808-1809