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Rafael de Amat y Cortada, primer barón de Maldá, nació en Barcelona en el año 1746; se casó con su prima hermana, María Esperanza de Amat y de Rocabertí, con la cual tuvo ocho hijos, y murió el año 1819, hace 201 años. Pertenecía a la pequeña nobleza catalana y vivía en la calle del Pi (del Pino), en el palacete que él llamaba Casa Cortada, que aún existe.
Amante de la buena mesa, de la música, de las fiestas y diversiones y extremadamente religioso y conservador, el barón es conocido por su «Calaix de sastre» («Cajón de sastre»), dietario que escribió durante 50 años, en el cual plasmó de forma viva y pintoresca el día a día de la vida barcelonesa de su tiempo. Hombre curioso, dedicaba su tiempo libre a pasear, escuchar y difundir las novedades que corrían por la ciudad, anotando en su diario en catalán, todos los hechos remarcables, a menudo insignificantes, que veía o escuchaba. Con sus descripciones minuciosas, llenas de detalles, elevó a protagonistas a las clases humildes y a los numerosos menestrales que poblaban la ciudad. El barón fue testimonio directo de una Barcelona convulsa por las guerras pero también de una ciudad en plena efervescencia por los grandes cambios que se vivieron en aquellos años.
El barón escribió su diario como divertimento, para él mismo y para leerlo a las amistades y a la familia. Escribía tal cual, con un catalán espontáneo, lleno de castellanismos y de sentido del humor. Nunca pretendió hacer una obra literaria, sino retratar los hechos cotidianos de cada momento. El resultado es una obra muy amena en que, con un estilo totalmente natural, aparece delante del lector la imagen rica y diversa de la vida de la ciudad.
Se puede decir con toda certeza que Rafael de Amat y Cortada, con su Cajón de Sastre, no solo ha dejado para la posteridad la crónica de 50 años fundamentales en la historia de Barcelona, sino que a pesar de la gramática caótica, los barbarismos y el barroquismo de sus frases, se ha ganado un lugar en el panorama de la literatura catalana del Ochocientos y ha sido un precursor del género costumbrista.

BARCELONA CENTRO INDUSTRIAL Y COMERCIAL
Durante el siglo XVIII Barcelona abrió su comercio hacia el Atlántico y se integró en las rutas de los grandes intercambios internacionales. Buena parte de su éxito radicaba en la exportación de aguardientes a los mercados del norte de Europa y en la venta de tejidos estampados a las colonias americanas y al mercado peninsular


Las imágenes contenidas en los cinco volúmenes que Alexandre de Laborde consagró a España son una fuente de primer orden, a veces única, para conocer los paisajes y villas a inicios del siglo XIX. Rafael de Amat nació poco antes que la Ciudadela se acabara de construir (1751) y se iniciara la construcción de la Barceloneta (1753). A lo largo de su vida vio muchos cambios en la ciudad.

Barcelona, que ya era un importante núcleo artesanal y mercantil del área mediterránea desde la Edad Media, se convirtió en el siglo XVIII en una de las principales ciudades manufactureras del continente europeo, que llegó a tener más de 100.000 habitantes. La Barcelona que describía el Barón de Maldá había vivido un importante crecimiento. Las industrias textiles de estampados que se instalaron llevaron a una notable prosperidad ya detectada por los viajeros que la visitaron aquellos años. La atmósfera industrial, la laboriosidad de los catalanes y una población con capacidad económica para consumir definían una sociedad con una distribución muy equitativa de la riqueza.
Las indianas eran tejidos de algodón estampados originarios de la India – de aquí su nombre- que se extendieron por Europa a lo largo del siglo XVIII, se convirtieron en un género de consumo masivo que supuso una auténtica revolución en el mundo de la industria textil. Comerciantes, tenderos y artesanos, muchos de los cuales ya provenientes del entorno textil, impulsaron las nuevas fábricas y talleres de estampación de indianas que se multiplicaron a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX.
LAS GUERRAS
La vida del Barón de Maldá coincide con un largo período de belicosidades en Europa que tuvo una especial incidencia en Cataluña. De joven vivió la Guerra de los Siete Años (1756-1763), de adulto las guerras de la Revolución Americana (1776-1783) y la denominada Guerra Grande o de la Convención (1793-1795); finalmente las guerras napoleónicas (1799-1815), que comportaron la ocupación de Barcelona y la devastación de muchas villas y campos del Principado.




Tomás de Morla en su tomo primero del «Tratado de artillería para el uso de la Academia de Caballeros cadetes del Real Cuerpo de Artillería» resalta la importancia de probar la pólvora con el morterete. Esta prueba tuvo su origen en Francia en 1686, siendo adoptada por la Ordenanza de 1728 y descritas sus dimensiones en la Ordenanza de 1802.
Describía que las pruebas debían realizarse en días «serenos» de 10 a 12 de la mañana en invierno, de 8 a 10 en primavera y otoño, y al salir el sol en verano. También era importante que los puntos de la explanada y el lugar de caída (donde había una bandera) estuvieran a un mismo nivel, que la puntería fuera lo más recta posible, evitando desviaciones que equivocarían las medidas y que estas no se vieran influenciadas por «sugetos de poca inteligencia y escrupulosidad». [2]
LA VISITA REAL EN 1802
Dibujo y grabado de Buenaventura Planella, con motivo de la visita de los Reyes Carlos IV y María Luisa a Barcelona en 1802, con el siguiente texto:
«ENTRADA DE SS.MM CS. CARLOS IV Y MARIA LUISA EN BARCELONA LA TARDE DEL ONCE DE SEPTIEMBRE DE 1802 FIGURANDO LAS DOS COMPAÑÍAS DE MIGUELETES, Á CARGO DEL CUERPO DE FÁBRICAS, SIENDO SUS COMANDANTES D. JUAN CANALETA, D. JOAQUÍN MILÁ DE LA ROCA, D. PABLO PUGET, Y D. NOLASCO GIRONELLA
LA COMITIVA DE LOS COLEGIOS Y GREMIOS CONDUCIENDO Y ACOMPAÑANDO EN CARRO TRIUNFAL Á SUS MAGESTADES HASTA EL REAL PALACIO. Y GLORIETA DISPUESTA POR LOS COMISIONADOS DE LOS COLEGIOS Y GREMIOS PARA RECIVIR A SS.MM. EN DONDE APEANDOSE DEL COCHE EN QUE VINIERON SE DIGNARON A OCUPAR EL CARRO TRIUNFAL QUE OFRECIERON A NOMBRE DE DICHAS CORPORACIONES SUS COMISIONADOS D. FRENCISCO MAS NAVARRO, D. RAMON ARGILA, D. ANTONIO RIERA, D. JUAN SERRA, D. FRANCISCO BRANSI, D. JOSEF RIBAS Y MARGARIT, D. MAGIN ENRICH, D. FRANCISCO CAMP Y VERGÉS, D. IGNACIO RECES, D. FELIX SIVILLA, D. MARIANO ESTEVE Y GRIMAU, Y D. N.»











Aleluya («Auca») de las fiestas que se hicieron con motivo de la estancia de los reyes en Barcelona el año 1802, con la viñeta número 41 que ilustra la ascensión de un globo aerostático.

EL PERIODO DE OCUPACIÓN NAPOLEÓNICO

«Deseando los Barcelonésses, sacudir el yugo de las huéstes de Napoleon que dolosamente ocupaban la ciudad y sus fuertes, desde el febrero de 1808, tramaron varias conspiraciones y siendo una de éstas descubierta, en mayo de 1809, se prendieron a muchos ciudadanos, contando entre ellos varios presbíteros y religiosos. Formóse contra todos una comisión militar el 2 de junio siguiente, lo que duró desde las siete de la mañana hasta las once de la noche, quedando cinco condenados á muerte, algunos á encierro, otros á calabozo y otros declarados libres. La serenidad conque el P. Gallifa rebate las acusaciones de las fuerzas militares francesas, es igual al furor conque éstos miran sobre la mesa, las escarapelas cogidas en las que se leia VIVA FERNANDO VII LA PATRIA Y LA RELIGION Y MUERA NAPOLEON»
Fuentes:
1 – «La Barcelona del Baró de Maldà» – Exposición Biblioteca de Catalunya, Generalitat de Catalunya, Departament de Cultura, 15/11/2019 a 18/01/2019
2 – «Tratado de artillería para el uso de la Academia de Caballeros cadetes del Real Cuerpo de Artillería». Tomo I – Tomás de Morla, Segovia, Imprenta de José Espinosa, 1816
Imágenes:
a – Fotos del autor de la exposición.