El Museo Naval de Madrid (s. XVIII-XIX) (y III)

Tiempo de lectura: 12 minutos

Hoy os traemos la última de las tres partes que dedicamos nuestra visita al Museo Naval de Madrid, en sus salas dedicadas a los finales del siglo XVIII hasta principios del XIX, que vieron algunos episodios famosos aunque contrarios a los intereses españoles como las batallas del Cabo San Vicente y Trafalgar, el postrer esfuerzo combativo de la Real Armada española, que había crecido a costa de dejar exhaustas las arcas reales y cuyos primeros efectos se resintieron ya en la guerra de la Convención contra Francia. También se contempla el intento frustrado de asalto al archipiélago canario en 1797, por las fuerzas navales del famoso Horatio Nelson, que perdió un brazo en el combate, derrotado por el general Antonio Gutiérrez, que ya había derrotado a los ingleses en las Malvinas y en Menorca. Finalmente un episodio más reciente como el del litigio entre el gobierno de España y una empresa estadounidense por los tesoros del navío Nuestra Señora de las Mercedes, hundido en 1804 en la costa portuguesa de Algarve, y que acabó en los tribunales dando la razón al Estado Español.

Entrada al Museo Naval, ubicado en el famoso Paseo del Prado, en Madrid.

EXPOSICIÓN SIGLOS XVIII – XIX (Cont.)

Bicornio de teniente general. 1805.
Lana, pluma, seda, cuero y fieltro
Pistola reglamentaria en la Real Armada modelo de 1802. 1802. Hierro, latón y madera
Banda y placa de la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. c. 1805. Seda/Plata y esmalte
Espada de corte con guarnición de platillo posiblemente de Federico Gravina
Finales del siglo XVIII. Hierro y latón
Miniatura de Horatio Nelson, almirante inglés. Anónimo. 1805. Temple sobre tabla.

UN GIGANTE CON PIES DE BARRO

La alianza con la República Francesa volvió a enfrentar a España con Inglaterra, el verdadero enemigo estratégico, que amenazaba tanto los territorios de ultramar como el comercio con América. Pero el mejor momento para hacerle frente ya había pasado. La Real Armada, que había crecido considerablemente a costa de llevar al límite la capacidad económica de la monarquía, se resintió mucho de los enormes gastos de la guerra de la Convención. Se abandonaron las nuevas construcciones y hasta el mantenimiento de los buques. Los frecuentes retrasos en el pago de los sueldos contribuyeron a disminuir la cantidad y calidad de la marinería y dejaron vacíos los arsenales. En estas condiciones, la Armada no fue rival para una Inglaterra plenamente recuperada de su derrota de 1783.

Combate de San Vicente. El navío “Pelayo” acude en auxilio del navío “Santísima Trinidad”
Antonio de Brugada Vila. 1858. Óleo sobre lienzo

Batalla naval librada frente a las costas del Algarve portugués entre una escuadra española y otra inglesa en el marco de los enfrentamientos con Inglaterra tras el Tratado de San Ildefonso.

La pintura representa el momento en que el navío Santísima Trinidad, el mayor buque de guerra del momento con 130 cañones y navegando bajo la insignia de Córdoba, es atacado por el Blenheim de 98 cañones, el Orion de 74, el Irresistible de 74 y el Excellent de 74. Acude en su auxilio el navío Infante don Pelayo, de 74 cañones – a la izquierda del observador, navegando a un largo sobre las gavias, con la mayor y la de trinquete cargadas –, al mando de Cayetano Valdés. En primer plano, a la derecha, los tripulantes de dos lanchas abordadas de ambas naciones se combaten encarnizadamente; más al fondo, navíos en plena acción y a la izquierda, la costa cercana del cabo de San Vicente, lo que en realidad no sucedió. La batalla terminó con la derrota española y, como consecuencia de la misma, el jefe de la escuadra José de Córdova se enfrentó a un consejo de guerra, donde fue degradado. [2]

Detalle del anterior.
Miniatura de Federico Gravina. Julio García Condoy. Siglo XIX. Óleo sobre cobre.

Superior: Lord Horatio Nelson y Bronte, vicealmirante – Medalla conmemorativa de su muerte en el combate naval de Trafalgar,
1805. Bronce.
Izquierda: Estandarte de la Marina Imperial Francesa que perteneció al navío “L’Atlas”. Casa Picot. Siglo XIX. Seda bordada de oro

Combate entre el navío «San Francisco de Asís» y tres fragatas y una corbeta británicas.
Anónimo español. 1848. Óleo sobre lienzo.

Domingo Pérez de Grandallana y Sierra, secretario de Estado y ministro de Marina. Lino García.
c. 1850. Óleo sobre lienzo
Federico Gravina y Napoli, capitán general de la Real Armada. Anónimo. 1806-1850. Óleo sobre lienzo

A bordo del navío “Príncipe de Asturias”, Federico Gravina y Napoli estuvo al mando de la escuadra española en la batalla de Trafalgar, en octubre de 1805. Murió al año siguiente, a consecuencia de las heridas recibidas. De él había escrito Napoleón: “Gravina es todo genio y decisión en el combate. Si Villeneuve hubiera tenido esas cualidades, el combate de Finisterre hubiera sido una victoria completa

Antonio de Escaño y García de Cáceres, teniente general de la Real Armada. José Sánchez. 1850. Óleo sobre lienzo
José de Mazarredo Salazar, teniente general de la Real Armada. Jean-François-Marie Bellier
1800. Óleo sobre lienzo

Marino con grandes dotes marineras y visión militar, Antonio de Escaño y García de Cáceres participó en la batalla del cabo de San Vicente donde, junto a Cayetano Valdés, consiguió salvar al navío “Santísima Trinidad” de ser apresado. En la batalla de Trafalgar, en 1805, fue mayor general de la escuadra de Gravina y combatió embarcado en el navío “Príncipe de Asturias”. Durante la guerra de Independencia fue miembro del consejo de Regencia y falleció en 1814.

Como teniente general, José de Mazarredo se esforzó por corregir el abandono en el que se encontraba la Armada, demostrados años después en las batallas del cabo de San Vicente y Trafalgar. En el ámbito científico impuso el método de las distancias lunares para resolver el problema del cálculo de la longitud. Esta obra fue pintada en Paris por el retratista del gobierno francés durante su estancia allí.

2. Trabuco británico de viaje. Finales del siglo XVIII. Acero, latón y madera
4. Trabuco de infantería de marina británica
Finales del siglo XVIII. Acero y madera
Pistola civil española. c. 1789.
Acero, latón y madera

Vista I
Vista II
Vista III

Vistas del ataque británico en Santa Cruz de Tenerife. Pedro de Maffiote y Arocha / Francisco de Aguilar Fuentes / Nicolás de Alfaro y Brieva. 1848. Óleo sobre lienzo

Representan el intento frustrado de asalto al archipiélago canario en 1797, por las fuerzas navales de Horatio Nelson, que perdió un brazo en el combate. El ataque se encuentra dentro del contexto de los enfrentamientos con Inglaterra a raíz del Tratado de San Ildefonso entre España y la Francia revolucionaria. Los tres lienzos fueron pintados en 1848 por encargo del Museo Naval para conmemorar la victoria.

Carlos IV siendo príncipe de Asturias
Anónimo español. 2ª mitad del siglo XVIII. Óleo sobre lienzo.
Francisco Javier de Winthuyssen y Pineda, jefe de escuadra de la Real Armada
Anónimo. 1781. Óleo sobre lienzo.

Modelo de la fragata de 34 cañones “Nuestra Señora de las Mercedes”
Francisco Fernández, Miguel Godoy, Francisco Tamayo y José Antonio Álvarez. 2012-2014. Madera

El 5 de octubre de 1804 la “Mercedes”, que formaba parte de la flota comandada por Bustamante que regresaba de América, fue atacada por una escuadra inglesa a la altura del cabo de Santa María, a pesar de estar en tiempos de paz con Inglaterra. El hallazgo del pecio por una compañía que pretendía lucrarse con el tesoro que transportaba, terminó en un litigio en los tribunales que favoreció a España.

Doce monedas recuperadas del pecio de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”
Ceca de Lima. c. 1803. Cuatro escudos de oro. Reales de a 8 de plata
Bloque compacto de monedas de plata
Superior: Bloque compacto de monedas de plata recuperadas del pecio de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”
Derecha: Miniatura de José Bustamante y Guerra, teniente general de la Armada. Anónimo. Segunda mitad del siglo XVIII. Óleo sobre pergamino.

Modelo de navío “Santísima Trinidad” de 136 cañones (1769-1805). Félix Moreno Sorli.
1990-2000. Madera, cobre, hueso y fibras textiles.

Fue el navío de línea más grande de la época. Construido en el astillero de La Habana, según planos de Mateo Mullan, estaba armado con 120 cañones y tres puentes. Posteriormente se amplió en los astilleros de Cartagena a 140 cañones y cuatro puentes. En su construcción se utilizaron maderas nobles como caoba, júcaro y caguairán. A pesar de ser un barco de porte impresionante, era lento y complicado de maniobrar.


Fuentes:

1 – Paneles informativos del Museo Naval, Paseo del Prado, 3. 28014 Madrid

2 – https://artsandculture.google.com/asset/combate-del-cabo-san-vicente-el-nav%C3%ADo-pelayo-acude-en-auxilio-del-nav%C3%ADo-sant%C3%ADsima-trinidad-antonio-de-brugada-vila/CgEBmuV3p0xFXw?hl=es

Imágenes:

a – Fotografías del autor

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