La Guerra de Independencia en Gerona 1808-1814. Exposición. (y II)

A lo largo de la guerra, las muertes directas, las vejaciones de los soldados (a menudo de uno y otro bando) el aumento de los impuestos  y del bandolerismo y las represalias francesas por colaborar con la resistencia, dejaron su imprenta en la zona.

Ya fuera como producto de los combates o por represalias, muchos pueblos fueron incendiados total o parcialmente. Las exigencias militares de víveres, hombres y dinero agotaron los pueblos, que cada vez tenían más dificultades para pagar. 
La población sufría directamente los combates y la inseguridad, como muestran varios testimonios:
Las guerras han durat uns set anys y mitg, poch més ó menos; no se podia anar en lloc, que pertot y habia parades de lladres\» (Ollers) / (\»Las guerras han durado unos siete años y medio, poco más o menos; no se podía ir a ningún lado, que en todos lados había partidas de ladrones\». (Ollers)
Margarida Nadal declara que (…) 8 soldats [francesos] li desbotaren la porta, trobantse ella sola (…), li entraren a casa y sinch de ells la atribularen de tal modo que ha de ferse curar per cirugia, li apuntaren los fusills y bayonetas, posantli los sabres al coll, li pegaren diferens vegades ab las culatas del fusill, la feriren del cap, en tals termes que es de temer que estas violencias la seguiran tots los dies de sa vida, majorment trobantse preñada y per ultim la feren anar a portar un ferit. / (\»Margarita Nadal declara que (…) 8 soldados [franceses] abrieron bruscamente la puerta, encontrándose sola (…), le entraron en casa y cinco de ellos la molestaron de tal modo que ha de curarse con cirugía, le apuntaron con fusiles y bayonetas, poniendole los sable al cuello, le pegaron varias veces con las culatas de los fusiles, la hirieron en la cabeza, en tales términos que es de temer que todas estas violencias la seguiran todos los dias de su vida, mayormente encontrándose embarazada y por último la obligaron a llevar un herido\».
En la bibliografía posterior a la guerra, autores como Guillermo Minali exponen una idea fundamental en la época, en este caso sobre los asedios de Gerona: que la ciudad había tenido y continuaba teniendo como misión ser la \»llave del reino\», la guardiana de la entrada a España. El libreto de Gaspar de Barcelona es una muestra de otra idea clara: que Dios protegía a la ciudad a través de San Narciso y sus milagros.
Posteriormente, las autoridades de los más diversos colores políticos consideraron a lo largo de los siglos XIX y XX que la Guerra de Independencia (del Francés) había sido una gran gesta y levantaron monumentos a su memoria. Los asedios de Gerona, el general Álvarez de Castro y el capitán Narciso Massanas fueron algunos de los motivos.

LA EXPOSICIÓN (II)

EL DOMINIO NAPOLEÓNICO
Los dos primeros años fueron de gran brutalidad. La conquista era el objetivo prioritario. Las víctimas fueron numerosas y muchas poblaciones sufrieron graves daños e incendio.

A inicios de 1812, Cataluña fue anexionada al Imperio. El departamento del Ter, con capital en Gerona, organizó la mayor parte de las comarcas gerundenses, mientras que la Cerdaña se incluía en el Departamento del Segre. Unos funcionarios civiles intentaron gobernarlos como cualquier otro departamento francés, pero el estado de guerra y las reticencias de los generales lo hicieron imposible.

El Departemento del Ter, con algunas de las poblaciones mencionadas en la exposición.

VIVIR EN TIEMPO DE GUERRA
La guerra puede parecer un tiempo paradójico. Los estragos de los combates, las crisis de hambre y los desplazamientos de población conviven con el intento de hacer vida normal allá donde los combates no son cotidianos –ya sea bajo las banderas francesas o las españolas.

Ante las miserias de la guerra, muchos optaban por emigrar y refugiarse en las montañas o en casas de parientes en otras poblaciones. En el mapa se pueden ver los lugares de procedencia de los forasteros que murieron en Cellera y Amer entre 1808 y 1810. Habían ido para refugiarse de los combates que tenían lugar en Gerona y sus alrededores.
Como la demanda de hombres para el combate fue incesante, muchos intentaban alegar enfermedades o necesidades familiares para no ir a combatir, como estos agricultores de Palau de Santa Eulalia y Vilademires, en el Alto Ampurdán. Las deserciones también fueron constantes, pero eran severamente castigadas, y frecuentemente se amenazaba con pedir más hombres y con enviar a los miembros del Ayuntamiento a la prisión si el pueblo no aportaba los quintos necesarios.

La excavación arqueológica de Can Barrereta (Sant Feliu de Buixalleu), realizada el año 2004, puso al descubierto 131 cuerpos de ambos sexos enterrados en una fosa común. La mortandad se produjo muy probablemente cuando en noviembre de 1809 las tropas italianas al servicio de Napoleón quemaron y destruyeron Hostalrich. Es una buena muestra de la crueldad de la guerra contra la población civil.

A la derecha: Can Barrereta en Sant Feliu de Buixalleu, 2004. Excavación de un enterramiento colectivo de la Guerra del Francés. Los muertos de esta fosa común aparecieron alineados en hileras regulares y, a pesar que la madera se había descompuesto, se pudieron encontrar los clavos de las cajas donde estaban enterrados. Cada muerto tenía a su alrededor los clavos siguiendo la forma de la caja.


GUERRA Y SOCIEDAD
Aparte de los muertos y los heridos, los efectos de la guerra sobre el conjunto de la sociedad fueron desastrosos. Destrucción de pueblos enteros, de casas y de cosechas, pérdida de animales y de herramientas de cultivo, paralización del comercio, cobro de impuestos sin ningún control, fueron realidades cotidianas y más en los primeros años de la guerra.
Las demandas de impuestos, en especias o en dinero, fueron constantes, tanto por el lado de los resistentes como por el lado de los invasores.
Ante la resistencia popular a comer según qué carnes, los médicos militares defendieron que se podían comer “quasi todos los animales terrestres de sangre roxa, los anfibios, aquaticos, y volatiles de nuestras regiones”. Y así fue hecho: “el haberse resuelto la ciudad de Gerona á comer las inusitadas carnes de caballo, mulo, jumento, gato, ratón, etc. (…) hará sin duda a esta defensa tanto honor como sus hechos de armas” (Juan Andrés Nieto Samaniego (1810). Memorial histórico de los sucesos más notables de armas, y estado de la salud pública durante el último sitio de Gerona (pág. 132 y 148).Tarragona).

Testimonios de los años de guerra
Los episodios de la Revolución Francesa de 1789-1793 vistos por un hacendado de Santa Coloma de Farners: \»(…) los francesos són destructors de Nostra Santa Religió ÿ enemichs de tota inhumanidad de resultas de la gran revolucio hi hague en aquell Regne (…), No pará en aqui la maldat de la Samblea Nacional si que si que ana prosseguint ÿ arriba a tal atrocitat fins ha matar la persona Real Lo Rey Lluhis 16.

El testimonio de Narciso Ballastré, clérigo (domer) de Vidreras: \»En estos temps profanaren y robaren [los franceses] tots els temples y alguns que ne cremaren, robaren tots los vasos y alajes sagrades. sense quedar rastre d\’elles, y si acàs molt poca cosa (…). Saquejaren a totes les cases y masies y moltes que ne cremaren, no deixaven cap alaja, ni fusta de les cases, cap eina per treballar-les. Devastaren tota l\’anyada\».

El comandante del VII Cuerpo del Ejército Francés, Gouvion Saint-Cyr, explica el inicio de su despliegue en la Selva: \»(…) las divisiones Souham y Pino salieron de Vich por el camino que lleva a Sant Hilari y Santa Coloma de Farners (…). Nuestras tropas tuvieron un encuentro extremadamente feliz: fueron a parar en medio de los bueyes destinados a Gerona (…). Los cogimos todos, en número de mil a mil doscientos. Fue un verdadero golpe de suerte para una gente que no habían comido carne, y por tanto tampoco sopa, después de tanto tiempo; también encontramos vino en abundancia; es difícil expresar la alegría que se manifestó entre la tropa (…). Los habitantes, como hacían normalmente, se habían retirado a la montaña (…). El cuartel general se estableció el 20 de junio en Caldas de Malavella, y las tropas ocuparon una línea que comenzaba a la derecha de Oñar, delante de Bruñola, y se prolongaba por Castañet, Santa Coloma de Farners, Riudarenes, las Mallorquinas, Vidreras y Sant Grau, hasta San Feliu de Guíxols, que fue atacado y ocupado el 21.\» 

LA COMARCA DEL BAJO AMPURDÁN A INICIOS DEL S.XIX

Los pueblos que hoy constituyen el Bajo Ampurdán formaban parte a comienzos del siglo XIX del corregimiento de Gerona. La población más importante era Sant Feliu de Guíxols, seguida por la Bisbal, Torroella de Montgrí y Palafrugell, pero la mayoría de pueblos difícilmente llegaba a los 500 habitantes. La mayoría de la población se dedicaba al cultivo de la tierra.

Derecha: La documentación  de la época nos muestra una serie de pequeños pueblos comunicados por caminos difíciles. La zona norte de la comarca estaba dominada por la presencia del rio Ter y sus humedales.

OCUPACIÓN Y RESISTENCIA
La resistencia contra los franceses se organizó en función de la defensa de Gerona, y San Feliu de Guixols fue el puerto de la capital del corregimiento y el conjunto de la comarca, una fuente de hombres y provisiones. Los franceses, sin embargo, tomaron Sant Feliu en junio de 1809, Palamós en Julio y la Bisbal en noviembre. En todo este tiempo, las exigencias fiscales de ocupantes y resistentes, hechas a menudo a la fuerza y sin atender a la situación económica real, empobrecieron al conjunto de la población.

Guerra y paz bajo la ocupación francesa
A lo largo de la guerra, los muertos directos, las vejaciones de los soldados (a menudo de uno y otro bando) el aumento de los impuestos y del bandolerismo, y las represalias francesas para colaborar con la resistencia, dejaron su imprenta en la comarca. Al mismo tiempo, hacia el 1812 y por breve tiempo, los franceses ya controlaban suficiente territorio para que la vida volviera, un poco, a la normalidad.
Junio – diciembre de 1808: La Selva, lugar de paso
A lo largo de 1808, las tropas imperiales atravesaron la Selva en tres ocasiones (por el camino real o por caminos secundarios para esquivar el castillo de Hostalrich). Primero, a partir de los intentos de tomar Gerona en junio y julio-agosto de 1808, y después, a finales de año, cuando los refuerzos del VII Cuerpo de Ejército Francés de Saint-Cyr, penetraron el el Principado, conquistaron Rosas y reforzaron Barcelona, en poder de los franceses pero prácticamente asediada por las tropas españolas. Los enfrentamientos afectaron sobretodo la depresión de La Selva.
Mayo-diciembre de 1809
A partir de mayo de 1809, el VII Cuerpo de Ejército comenzó su despliegue por la Selva con el objetivo de obstaculizar cualquier ayuda a Gerona proveniente del Sur. Los enfrentamientos llegaron así a toda la comarca, y las poblaciones importantes cayeron de una en una, en manos de los invasores. El 18 de junio todo el mundo huyó a Santa Coloma (de Farners). El 12 de julio Tosa de Mar fue ocupada. El 17 de noviembre, Hostalrich fue saqueada.

La batalla por Gerona se libró tanto en la misma ciudad como en su comarca, y en una extensa zona que iba de Figueras al Bajo Ampurdán y de La Selva a Vich. No fue hasta que los franceses controlaron esta zona que la ciudad capituló.

Enero –mayo de 1810: Asedio y toma de Hostalrich.

Caída Gerona el diciembre de 1809, los esfuerzos franceses se dirigieron a la ocupación del castillo de Hostalrich. El asedio se inició el 13 de enero, y entre el 18 y el 20 se tomó al asalto la villa y la Torre de los Frailes, pero los problemas franceses en el conjunto de Cataluña impidieron a las tropas de Napoleón reunir suficientes fuerzas para asaltar el castillo. No sería hasta el 12 de mayo que, habiendo perdido toda esperanza de socorro, los defensores del castillo lo evacuaron, y algunos pudieron huir. Las tropas imperiales lo ocuparon a continuación y lo convirtieron en su punto fuerte en la comarca.

Junio de 1810 – junio de 1814: La Selva napoleónica

El cuadro de Bartomeu Ribó (profesor de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona)
de 1890 loa uno de los éxitos del ejército español en la comarca: la expedición de
O\’Donnell a la Bisbal, Calonge, Palamós y Sant Feliu de Guíxols en otoño de 
1810, unos hechos que le valieron el título de conde de la Bisbal.
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Can Puig de la Bellacasa, o fuerte Beuermann

El combate de Bañolas o de Mianegas, el 23 de junio de 1813, fue el enfrentamiento más grave de la comarca. Las tropas españolas del barón de Eroles ocuparon Bañolas y asediaron el fuerte Beuermann. El general francés Lamarque, llegado desde Gerona, consiguió rechazarlas. El rector de Mianegas, destacaba la actuación del miquelete a sueldo de los franceses, Josep Pujol alias \»Boquica\»:

Noto que en la vigília de la Nativitat de Sant Baptista (…) ay agué en esta comarca de Banyoles, Guèmol y Mianegas un ataco molt fort entre españols y francesos y en la tarda (…) la Compañia de Josep Pujol (per sobrenom en Bòquica) cometeren molts estragos y atrocitats en la iglesia, en la rectoria y demes cases; en la iglesia robaren lo glovo del Sacrari llansant per terra las Particulas consagradas, que en ell habia, robaren tot la plata y demes que avia en la sacristia y iglesia.

El convento servita fortificado del monte de San Martiriano fue uno de los lugares de residencia de tropas francesas desde finales del año 1809, para controlar Bañolas, su comarca y el paso del camino de Gerona a Bañolas y Besalú. De resultas de la acción conocida como Rovirada, las tropas abandonaron el lugar para ayudar en el asedio de Figueras en el abril de 1811. Entonces los españoles capitaneados por el coronel Luis de Creef derribaron toda la caserna donde se instalaban los franceses. Cuando los franceses volvieron obligaron a los lugareños a adaptar como caserna de control de la ciudad el edificio Can Puig de la Bellacasa, o fuerte Beuermann. La fortificación por parte de los franceses del edificio (hoy sede del Consejo Comarcal del Pla de l\’Estany), mobilizó los oficios de la construcción, a costa, claro, de los impuestos en dinero y trabajo del conjunto de los habitantes de la comarca. El fuerte fue denominado así por el nombre del coronel alemán que dirigió las obras de reconstrucción de aquel edificio.(2)

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Caido el castillo de Hostalrich, los imperiales intentaron dominar completamente el territorio. La comarca se dividió en cantones, se inició una nueva administración y se impuso el sistema fiscal francés. Pero no se consiguió nunca un control efectivo del todo, las incursiones militares de los resistentes continuaron y los pueblos pagaron impuestos para los dos ejércitos. El castillo de Hostalrich no fue evacuado por los franceses hasta junio de 1814.

UNA LUCHA OLVIDADA: LOS BRITÁNICOS Y LA COSTA
Sobretodo durante la primera mitad de la guerra, la marina de guerra británica fue muy activa en la costa gerundense, protegiendo las poblaciones asaltadas por los franceses (como Rosas o Palamós), dificultando las comunicaciones del ejército imperial y cobrando impuestos. La toma de las Medas, en Agosto de 1811 fue un golpe decisivo a la navegación francesa de cabotaje. Los diarios de los barcos ingleses nos muestran episodios de la guerra y su valoración de los catalanes:

\»El 6 de noviembre [de 1808], un ejército de 6.000 franceses, o mejor dicho de italianos, llegó [a Rosas desde] Figueras, y había tomado posesión del pueblo y las alturas que dominan los caminos; pero la Excellent y la Meteor, que estaban fondeadas en el puerto, rápidamente echaron a los invasores. En el asalto al pueblo, algunos habitantes habían huido a la ciudadela, que estaba en muy malas condiciones (…) Al este del pueblo (…) se encontraba el castillo de la Trinidad.”.
Una vez, el general Doyle (…) nos informó que el lugar de Begur, en posesión de los franceses en la costa, podía ser sorprendido antes que pudiera recibir refuerzos (…) Toda la operación se desarrolló admirablemente, el fuerte fue asaltado rápidamente y la guarnición hecha prisionera.
Las islas Medas fueron un objetivo importante, a causa de su situación estratégica en las rutas de la navegación de cabotaje.
La costa un factor clave
Los puertos de la costa sirvieron durante el año 1808 y parte del 1809 para abastecer a los defensores de Gerona y, en general, al ejército español de la zona. También sirvieron para atacar a los barcos franceses. Una forma habitual fue a través de corsarios, que se quedaban una parte del botín.

Plano de Palamós.

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Fuentes:

(1) – Tableros informativos de la exposición \»La Guerra del Francès 1808-1814 en les comarques gironines\», Castillo de San Fernando en Figueres, Septiembre de 2017

(2) – La Guerra del Francès al Pla de l\’Estany, por Miquel Rustullet. https://www.fetsigent.com/index.php/ca/fets/l-esglesia-de-santa-maria-dels-turers-3.html

Imágenes:

(a) – Tableros informativos de la exposición \»La Guerra del Francès 1808-1814 en les comarques gironines\», Castillo de San Fernando en Figueres, Septiembre de 2017

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