La abadía de Montserrat durante la Guerra de Independencia (1809-1812)

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El Monasterio de Santa María de Montserrat es una abadía benedictina situada en la montaña de Montserrat, en la provincia de Barcelona y a poco más de 60 km de la capital barcelonesa, que en el transcurso de los años se ha convertido en un punto de peregrinaje para creyentes y de visita de referencia para los turistas. Durante la Guerra de Independencia fue ocupada en tres ocasiones por el ejército napoleónico (1809, 1811 y 1812), aunque solo en las dos últimas se produjeron fuertes combates que llevaron a la destrucción del complejo religioso, una consecuencia de haberse transformado su recinto para un uso militar por una controvertida decisión de la por entonces Junta Superior de Cataluña en el año 1810, lo que llevó a convertirlo en un claro objetivo para las tropas invasoras y provocar con el tiempo su ruina.

Una vista panorámica de San Jerónimo a 1.236 metros sobre el nivel del mar en las montañas de Montserrat (b)

PRIMERA INCURSIÓN EN 1809

A principios de la contienda, el monasterio fue un refugio de los somatenes locales, que se dirigían al mismo en busca de cobijo y provisiones, para ser dirigidos luego a las Juntas de Manresa y de Igualada. Se improvisó un hospital de sangre en las dependencias destinadas a los peregrinos para los heridos. Cuando su número aumentó se trasladó el hospital a El Bruch. El dia 10 de enero de 1809, cinco columnas imperiales componiendo unos 5.000 hombres atacaron por la parte de El Bruch e Igualada a los 1.000 migueletes y somatenes que mandaba Francisco Salsas, que se retiraron hacia Manresa. Los franceses y sus aliados se replegaron hacia El Bruch, pasando a Montserrat una pequeña partida de ellos al mando del general Pierre Devaux1. Los monaguillos y monjes se dispersaron por la montaña y las ermitas cercanas, aunque los más mayores se quedaron. Uno de ellos recibió en francés a los soldados de Devaux que solo pidieron víveres para la tropa, mientras entre la una y las dos de la mañana algunos soldados con velas iluminadas daban una vuelta al monasterio en busca de refugiados enemigos. Debido al frio reinante se habían improvisado algunas fogatas en el recinto. Cuando se supo la ocupación en los pueblos vecinos, algunos somatenes se apresuraron a subir a la montaña por sendas poco conocidas, pero eran demasiados pocos, y al despuntar el nuevo día, 12 de enero de 1809, y tras un nuevo registro en el monasterio y la iglesia, Devaux partió con sus hombres. Al descender de Montserrat Devaux, con los 800 soldados que llevaba, fue detenido una hora y media por el jefe guerrillero Brichfeus, quien con solo 150 hombres se apoderó de Casa Massana, punto que luego, ante la superioridad de fuerzas, se vio obligado a abandonar. Vueltos al monasterio los monjes no echaron a faltar ningún bien, excepto seis animales que no habían sido retirados a tiempo de los establos.

Venían persiguiéndoles desde las cumbres de la histórica montaña los somatenes de Monistrol, juntamente con 16 hombres del pueblo de Borrada, habiéndoles causado 9 muertos, y tomándoles muchos víveres, único botin que se llevaron del monasterio, y una acémila. [3]

Vista general de la montaña de Montserrat, desde la ermita de San Miguel, por Claude-François Fortier (1806)
Bibliothèque numérique de l’INHA. Bibliothèque de l’Institut National d’Histoire de l’Art, collections Jacques Doucet (c)

El monasterio como plaza fuerte.

En el mes de mayo de 1810, la Junta Superior de Cataluña decretó la fortificación de Montserrat. La medida fue polémica: entre los partidarios de la misma estaba el barón de Eroles, pero también se alzaron voces como la del propio abad de Montserrat y de José Manso (dijo que son sus tropas podría conquistar el enclave en tan solo ocho días), que veían los inconvenientes manifiestos de tal iniciativa: sería necesario un ejército considerable para defender el enclave que necesitaría víveres y agua para mantenerse que no podía proveer el monasterio, y el lugar tenía demasiados accesos para poder llevar a cabo una defensa con garantías.

De hecho al fortificar (y militarizar) el monasterio, de un uso religioso a un uso bélico, se convertía inmediatamente en un objetivo militar para el bando imperial y de hecho la medida precipitó su destrucción en mayor medida por el ejército del mariscal Suchet en 1811 y finalmente por el contingente del general Mathieu en 1812.


LA BATALLA DE MONTSERRAT – 25.07.1811

Movimientos previos tropas imperiales.

El general Suchet fue nombrado mariscal por el emperador Napoleón (Decreto en Saint-Cloud el 8 de julio de 1811) por sus conquistas consecutivas de Lérida, Mequinenza, Tortosa y Tarragona. Junto con el decreto se hallaba una instrucción2 que ordenaba demoler Tarragona, conservando tan solo un reducto, tomar Montserrat y marchar a continuación sobre el reino de Valencia. El ataque sobre Montserrat, que desde 1810 era considerado como una plaza fuerte por parte española, buscaba dejar sin un punto de apoyo al 1er ejército, o de la derecha, de Cataluña y desbloquear la ruta entre Lérida y Barcelona.

El 22 de julio el general Montmarie se desplazó de Montblanch a Igualada, mientras que los generales Frère y Harispe avanzaron por Manresa y el general Maurice Mathieu, con una columna venida de Martorell ocupaba Esparreguera. El día 23 el recién nombrado mariscal Suchet de desplazaba hacia Igualada por Sarral y Santa Coloma de Queralt. Suchet llegó al albergue de El Bruch el 24 de julio de 1811, donde se reunió con todos sus generales para planear el ataque.

Orografía del terreno con Google Earth. La montaña de Montserrat es un macizo de formas digitalizadas que se eleva abruptamente al oeste del río Llobregat y alcanza los 1236  m en la cima de Sant Jerónimo. Se destacan Monistrol, Collbató y Can Massana, este último a unos 9 kilómetros de la abadía.
El barón de Eroles (e)

La abadía de Montserrat se hallaba custodiada por el barón de Eroles4, con 3.000 hombres, casi todos somatenes. Tres caminos conducían al Monasterio, que habían sido fortificados: el que iba a Casa Massana, estaba defendido por dos baterías, en la entrada del monasterio, un atrincheramiento y en el sendero que conducía a Collbató estaba situada otra batería. Teóricamente Montserrat albergaba gran número de riquezas acumuladas a lo largo de los años en forma de ofrendas3.

El propio Suchet mandaba la operación que comenzó al alba del día 25 de julio. El general Louis Jean Nicolas Abbé avanzó por el camino principal seguido del general Maurice Mathieu (el gobernador de Barcelona) en retaguardia y otras compañías y partidas de tiradores subieron por otros caminos o por los quebrados de la montaña. Frente a una ardua resistencia, las tropas ligeras francesas ascendieron por las cumbres que se alzan tras el monasterio y empezaron a disparar a los artilleros españoles. Los soldados de Abbé entraron en el recinto donde se defendían desesperadamente los somatenes a golpe de arma blanca.

Los defensores con el barón de Eroles evacuaron precipitadamente el convento por el camino de la Cueva, atravesaron el rio y se refugiaron en el mas de Can Tobella, siguiendo hasta Vich, a fin de reunir a los desertores y dispersos. Los españoles perdieron entre muchos muertos, 47 prisioneros, pero los imperiales trasladaron 260 de sus heridos á Cervera, á donde llegó Suchet el día 27 con 3,000 infantes y 450 caballos. [3]

Suchet quería un ataque rápido que impidiera un combate prolongado en un terreno desfavorable al atacante. La brigada Montmarie fue situada en Collbató para atajar la retirada enemiga por ese punto. Los generales Frère y Harispe ocuparon las rutas que llevaban a Igualada y Manresa. El ataque principal se dirigiría desde Casa Massana: el 25 de julio por la mañana, el general Abbé, a la cabeza de dos regimientos, el 1º Ligero y el 114º de Línea y una batería de tres cañones avanzaron sobre la ruta hacia la abadía, seguidos de varios batallones mandados por el general Mathieu, como reserva, en la que se encontraba el propio Suchet. Tras superar algunas baterías emplazadas en el camino (Ermita de Santa Cecília) y a los somatenes que disparaban desde la montaña, las tropas ligeras francesas y de línea (unos 300 hombres) lograron alcanzar las alturas que dominan el monasterio y la columna principal encabezada por la artillería forzó los reductos de la entrada principal.
El Puente de Monistrol de Montserrat, por Laborde. (f)

Algunos ornamentos preciosos por desdicha devueltos al monasterio por mandato de la Junta Superior, y los demás objetos de valor fácilmente trasladables se acumularon junto a los arreos de los animales; el resto – altares, retablos, estatuas, pinturas, mobiliario del coro con el soberbio atril y los monumentales libros de pergamino – fueron bárbaramente mutilados, troceados y desmenuzados. Los soldados amontonaron enormes masas de combustible en todos los edificios del santuario, especialmente en la iglesia; la noche del 10 al 11 de octubre, en el momento de partir, prendieron fuego al conjunto. El estrago ingente ocasionado por las llamas fue inenarrable. [1]

José Manso había predicho la caída del monasterio en ocho días y a Suchet le habían bastado tres horas. Aquella misma tarde Suchet salió hacia Lérida con objeto de reunir allí un convoy considerable, dejando en aquella ciudad de 500 a 600 hombres. En Montserrat quedó de guarnición el general Federico Palombiní5, con su brigada y alguna artillería. El general Frère pasó á situarse en Igualada. Los somatenes no desmayaron con todo. Reunidos alrededor de los puntos que los franceses acababan de ocupar, procuraban atacarlos sin descanso. El 27 se destacó de aquel monasterio una fuerza de 300 hombres hacía Monistrol, Castellvell y Vílar, pero los somatenes6 les embistieron con tanto denuedo, que le fue preciso replegarse á su primera posición.

TERCERA INCURSIÓN EN 1812

Montserrat, restos antiguos, patio y claustrillo. (g)

El verano de 1812, el coronel Edward Green, quiso fortificarse en la ermita de San Dimas7. El 20 de junio, 300 hombres comenzaron los trabajos. El general Mathieu se presentó con sus tropas el 28 de julio por la mañana. En esta ocasión los monjes que quedaban se distribuyeron por las masías cercanas fuera del ámbito de la montaña.

Las tropas de Green estuvieron todo el día disparando desde las alturas de la ermita, pero provocaron pocas bajas ya que los franceses se habían resguardado en el monasterio. Los imperiales lograron colocar artillería en una planicie cercna que dominaba la ermita de San Dimas y Green capituló al día siguiente con su batallón anglo-español.

Acto seguido, los imperiales incendiaron las capillas y ermitas diseminadas por la montaña, destrozaron las pocas estatuas que quedaban en pie, el pavimento de mármol de la iglesia y para acabar de destruir las pocas paredes y techos que quedaban, se colocaron grandes cantidades de pólvora que se hicieron estallar el 31 de julio por la mañana. Montserrat era ya tan solo un conjunto de ruinas, polvo y escombros sin forma alguna.

Al día siguiente, primero de agosto, los monjes volvieron para tratar de improvisar una precaria capilla.

MONTSERRAT EN LA ÉPOCA ACTUAL

La abadía en el año 1968.
Plaza de Santa María con el hotel a la derecha.
Plaza del Abad Oliva.
Plaza de Santa María y el claustro gótico al fondo.
Plaza de la Cruz en la parte inferior.
Vista del complejo desde las montañas que la rodean. (h)
Vista de la población de Monistrol de Montserrat.

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1Pierre Devaux (1762 – 1819), general de brigada del ejército imperial. Tras la campaña de Prusia de 1806 fue nombrado Caballero de la Orden de la Corona de Hierro en 1807, luego se trasladó a España. Se destacó en las batallas de Altafulla y Anselta (¿?), logró con hábiles maniobras operar el abastecimiento de Balaguer y Tarragona, contribuyó a la toma de Montserrat, y fue llamado a la Grande Armée en 1813.

2«Mémories du Maréchal Suchet» – Tome Premier, Anselin, Successeur de Magimel, Paris, 1834, pp. 119

3El famoso tesoro del templo fue utilizado para sufragar los gastos de la guerra, y varios militares como el marqués de Palacio, el marqués de Coupigny y Enrique O’Donnell extendieron sendos recibos por las entregas de dichos tesoros de los que no se libraron los frontales del altar mayor, ni el sitial de plata con la santa imagen, ni los relicarios, ni las puertas macizas de plata. [1]

4Joaquín Ibáñez Cuevas y de Valonga, III Barón de Eroles, marqués de la Cañada Ibáñez, en las Dos Sicilias, (1785 – 1825). El 11 de junio de 1811 batió a la caballería del mariscal Suchet en las inmediaciones de Tarragona, y el 18 se apoderó de un convoy de quinientas acémilas en Falset. Perdida ya la plaza de Tarragona, sostuvo el embarque de la división valenciana, rechazando a la vanguardia de Suchet sobre Mataró y Arenys de Mar. Dispersado el ejército de Cataluña, defendió Montserrat con 3.000 hombres, contra todas las fuerzas de Suchet (25 de julio).

5Giuseppe Federico Palombini o Joseph Friedrich von Palombini (1774 – 1850) se convirtió en comandante de la división italiana durante las Guerras Napoleónicas.Trasladado a España, combatió en la división del general Pino en Roses , Cardedeu , Molins de Rei, Valls y Gerona y fue ascendido a general de brigada en 1809. Dirigió una brigada en El Pla y Tarragona en 1811 y fue ascendido a general de división. Dirigió su división en Sagunto , Valencia y Castro Urdiales en 1811-1813.

6Algunos somatenes y hasta bandoleros de la zona entraron en el terreno de la leyenda como Mansueto (Mansuet) Boxó y Xalabia, un herrero de la población de Vilar, del que se habla que que ocupó algunas de las cuevas de salitre de Montserrat entre 1808 y fue muerto por los franceses el 14 de junio de 1808. También se habla de otro Mansueto Boxó que tomó parte en las guerras Carlistas. Su figura fue recogida en la Auca de Castellbell y Vilar (una auca es una historia pictórica propia de la cultura catalana que suele representar un hecho histórico, una biografía de una persona famosa o popular o una leyenda):

«Aquest valent patriota

Es deia Mansuet Boxó

I els gavatxos no pararen

fins matar-lo a traició»

«Este valiente patriota

Se llamaba Mansueto Boxó

Y los gabachos no pararon

Hasta matarlo a traición»

7Se previó para dicha época un desembarco de una fuerza anglo-siciliana de 7.000 hombres al mando del general Maitland en la Alta Cataluña, y Suchet recibió inteligencia de dicha operación, mandando una columna volante al mando del general Decaen para intentar contrarrestarla. Para su previsto desembarco en Palamós (sería finalmente en Alicante) el general Maitland coordinó una operación secundaria, enviando un tal coronel Green a Cataluña para formar una fuerza insurgente para ocupar y fortificar el convento abandonado de Montserrat y establecer un puesto en la cercana ermita de San Dimas. El general Decaen respondió enviando a Maurice Mathieu para expulsar a la fuerza de Green, que le tomó solo un día (27 de julio), obligando a Green a evacuar la posición. Cuando Maurice Mathieu volvió a Barcelona, ​​recibió noticias del desembarco de Maitland. La operación de Green había funcionado.


Fuentes:

1 – «Història de Montserrat» – Anselm M. Albareda y Josep Massot, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2012

2 – «Mémories du Maréchal Suchet» – Tome Premier, Anselin, Successeur de Magimel, Paris, 1834

3 – «Historia de la Guerra de la Independencia en el antiguo principado» – Adolfo Blanch, Barcelona, Imprenta y librería politécnica de Tomás Gorchs, 1861

4 – https://dbe.rah.es/biografias/12409/joaquin-ibanez-cuevas-y-valonga

5 – https://totmontserrat.cat/acerca-de/1397-2-2/

6 – https://hmong.es/wiki/Giuseppe_Federico_Palombini

7 – «The Army of Catalonia: Organization, Operations, and Logistics, 1807-1814» – John Leckey Morgan, (1994). Dissertations. 3478. https://ecommons.luc.edu/luc_diss/3478

8 – «En Mansuet Boxó. Entre la llegenda y la historia» – Joan Masats i Llover, L’Auca comentada, nº 6, Manresa, 1989

Imágenes:

a – https://www.ebay.fr/itm/152737661202 – Prise de Montserrat

b – Par Diliff — Travail personnel, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1561663

c – https://www.monestirs.cat/monst/bages/ba19moni/Z-Montserrat-61.jpg

d – https://cloud10.todocoleccion.online/postales-cataluna/tc/2018/07/28/23/129329027.jpg

e – http://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=479458

f – https://www.frame.es/images/sistema/catalogo_grande/gbar00410.jpg

g – De Cecilio Pizarro – (1860-11-18). "Montserrat, restos antiguos, patio y claustrillo". El Museo Universal 4 (47): 372. ISSN 1889-8440., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=35366891

h – Par Richard Schneider — aufgenommen, fotografiert von Richard Schneider, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=587310

La visita de Napoleón al Gran Ducado de Berg en 1811, por Karl-Heinz Kieckers

Como ya vimos en nuestra serie de artículos dedicados al Viaje de Napoleón por Holanda, los viajes de inspección que Napoleón realizó a algunos de sus territorios anexionados durante su reinado, distaban mucho de ser meros viajes de placer.

En ocasiones se planeaba una más que apretada agenda de compromisos que le obligaba a cancelar o en el mejor de los casos a realizar una visita fugaz por algunos de los lugares elegidos, a menudo con el descontento de sus habitantes que habían dedicado mucho de su tiempo (y de su dinero) para intentar agradar al gran conquistador. El viaje que realizó al Gran ducado de Berg durante el invierno de 1811 no fue una excepción.

Tal como nos relata detalladamente Karl-Heinz Kieckers, la singladura de Napoleón y su joven esposa austriaca fue una sucesión de apresurados actos oficiales, malas caras del Emperador por la administración del territorio, malas caras de la Emperatriz por la calidad de los alojamientos, una gran inversión económica por parte de los ciudadanos para agasajar a los huéspedes imperiales y su numeroso séquito, prisas y más prisas, y todo en su conjunto no pareció representar en absoluto como colofón ningún beneficio para el Gran Ducado ni para sus habitantes.

«Napoleón en Düsseldorf», por Wilhem Schreurer (1886-1933) (a)

LA VISITA DEL EMPERADOR NAPOLEÓN AL GRAN DUCADO DE BERG EN 1811

Cuando en 1811 Napoleón Bonaparte, emperador de Francia y, desde 1809, Regente del Gran Ducado, visitó el país, fue recibido en todas partes con gran pompa. Especialmente, su estancia en la capital del estado, Düsseldorf, atrajo la mayor atención, ya que viajó desde Austria en compañía de su esposa María-Louise. El viaje estuvo bien programado. Ya a mediados del año 1810 se inició la planificación y rápidamente se cumplieron los primeros requisitos por parte de la administración de Berg. Así que, al menos, hubo tiempo suficiente para preparar adecuadamente el castillo en ruinas. Napoleón temía quedarse en el mejor equipado castillo de Benrath, ya que parecía demasiado remoto para que pudiera cumplir con la apretada agenda. Paso a paso, se hicieron más requisitos para la recepción, la rutina diaria, las decoraciones y muchos más detalles. 

1 de noviembre 

La Emperatriz viajó a través de Uerdingen y llegó a la capital del estado, alrededor de las 2 del mediodía través del puente de barcos cerca de Oberkassel. Estuvo acompañada por un contingente de caballería de la guardia francesa, de los lanceros de Berg y una guardia de honor montada. A esto siguió la habitual ceremonia de bienvenida con salvas de cañones, celosías honoríficas y discursos, antes de que se instalara en el castillo de Jägerhof. 

2 de noviembre 

El emperador salió de Wesel a las 7 de la mañana y, acompañado por la guardia de honor montada, cruzó la frontera del Imperio al Gran Ducado. A lo largo del camino, sonaron campanas y vítores (ordenados) lo acompañaron. En todas partes se instalaron arcos de triunfo provisionales. En Duisburg hubo una escala con un comité de recepción, desayuno y panegíricos. Alrededor de las 11 en punto, el emperador y su séquito llegaron a las afueras de Düsseldorf al restaurante «Luftballon«. [1] (en la esquina de Nordstraße y Kaiserstraße). Allí fue recibido por las autoridades.

When in 1811 Napoleon Bonaparte, Emperor of the French and since 1809 Regent of the Grand Duchy, visited the country, he was received everywhere with great pomp. Especially his stay in the state capital Düsseldorf attracted the greatest attention; especially since he travelled from Austria in the company of his wife Marie-Louise. The trip was well prepared. Already in the middle of the year 1810 the planning began and the first requirements for the administration of Berg followed quickly. So at least there was enough time to adequately prepare the somewhat run-down castle. Napoleon I was afraid to stay in the well-equipped Benrath Castle, as it seemed too remote for him to keep to the tight schedule. Step by step, further requirements were made for reception, daily routine, decoration and many more details. 

November 1st 

The Empress travelled via Uerdingen and reached the state capital around 2 p.m. via the ship bridge near Oberkassel. She was accompanied by a contingent of French guard cavalry, Lanciers de Berg and a mounted guard of honour. This was followed by the usual welcome ceremony with cannon thunder, honorary trellises and speeches, before she took up her quarters in Jägerhof Castle. 

November 2nd 

The emperor left Wesel at 7 o’clock in the morning and accompanied by the mounted guard of honour, crossed the border from the Empire to the Grand Duchy. All along the way, bells rang and (ordered) cheers accompanied him. Everywhere provisional triumphal arches were set up. In Duisburg there was a stopover with a reception committee, breakfast and eulogies. Around 11 o’clock the emperor and his entourage reached the outer outskirts of Düsseldorf at the restaurant «Luftballon«[1] (at the corner of Nordstraße and Kaiserstraße). There he was welcome by the authorities.

Placa conmemorativa en el lugar / Memorial plaque on site.

Después de un desvío hacia el Hofgarten (jardín público en las murallas derruidas) en el «Napoleonberg» con vistas a la ciudad, el grupo llegó al Castillo de Jägerhof. El séquito llegó solo gradualmente, porque los agricultores estaban completamente abrumados con el servicio de sujeción de 81 vagones (principalmente vagones de pasajeros cubiertos de cuatro caballos) y los caballos de tiro requisados ​​tuvieron que cubrir la ruta varias veces. El emperador pasó el resto del día con los usuales asuntos de estado. 

3 de noviembre 

A las 10 de la mañana, Napoleón recibió a la Junta Directiva. Revisó meticulosamente los proyectos de ley y el presupuesto del Gran Ducado de una manera bien informada. Al final, el descontento con el informe llevó a una transformación del Consejo de Estado. Además, el Emperador reorganizó el sistema judicial y escolar y determinó la transformación de la antigua Academia de Ciencias en una recién fundada Universidad de Düsseldorf . Por la tarde hubo un paseo, la inspección de las fortificaciones en su mayoría arrasadas (demolidas) y el trayecto por la misma ciudad. Más información sobre esto está en otra parte. Mientras tanto, la emperatriz hizo un viaje al cercano Grafenberg para disfrutar de la vista desde las alturas. A última hora de la tarde, el comisionado conde de Beugnot, ministro de finanzas y gobernador de facto de Napoleón en el Gran Ducado, fue invitado a una cena familiar y al posterior juego de cartas con la pareja imperial. De nuevo fue objeto de fuertes críticas por su administración y la emperatriz estaba particularmente indignada por el alojamiento y muy contrariada. 

4 de noviembre

 Por la mañana, la pareja imperial salió a cazar al castillo de Benrath. Allí, literalmente, se conducían a las aves de corral y de caza medio domesticadas frente a los cañones de escopeta de la partida de caza. Posteriormente, el emperador asistió al desfile militar de las tropas del Gran Ducado. A esto le siguió una cena oficial con 46 platos. Luego, el programa incluía una visita al teatro. La pareja imperial llegó tarde y no lo hizo hasta el final de la actuación. A las 20:00 horas visitó la exposición comercial, pero seguidamente ya abría un baile en el Castillo Viejo a las 20:30 horas. Antes de las 22:00 horas terminaba el programa oficial, y luego Napoleón se dedicó en sus estancias a los asuntos de estado, incluyendo los preparativos de la campaña de Rusia. Debido a la densidad del programa, se omitió una visita elaboradamente preparada a la granja de caballos salvajes en el bosque de Duisburg. También una visita originalmente planeada de la pareja imperial a Elberfeld fue cancelada en gran parte para disgusto de los fabricantes del valle del río Wupper… 

5 de noviembre 

Ya en la madrugada, a las 8 en punto, el emperador se marchó y una hora más tarde la emperatriz, cada uno con una escolta de honor y el trueno de las salvas de cañones, la pareja fue a través de Mülheim y Deutz hacia Colonia a través del territorio del Gran Ducado.

After a detour into the Hofgarten (public garden on the razed ramparts) on the «Napoleonberg» with a view of the city, the party reached the Castle Jägerhof. The entourage arrived only gradually, because the farmers were completely overwhelmed with the clamping service for 81 wagons (mainly four-horse covered passenger carriages) and the requisitioned draft horses had to cover the route several times. The emperor spent the rest of the day on current state business. 

November 3rd 

At 10 a.m., Napoleon received the Board of Directors. He meticulously went through the Grand Duchy’s bills and budget in a well-informed way. In the end, dissatisfaction with the report led to a transformation of the Council of State. In addition, the Emperor reorganized the judicial and school system and determined the transformation of the old Academy of Sciences into a newly founded University of Düsseldorf. In the afternoon there was a ride, the inspection of the mostly razed (demolished) fortifications and the move through the city itself. More information on this elsewhere. Meanwhile, the Empress took a trip to nearby Grafenberg to enjoy the view from the heights. For the late afternoon, the Comte de Beugnot, commissioner, minister of finance and de facto governor of Napoleon in the Grand Duchy, was invited to a family dinner and subsequent card game with the imperial couple. He again came under strong criticism for his administration and the Empress was particularly indignant about the accommodation and very dismissive. 

November 4th 

In the morning, the imperial couple went on a hunt at Benrath Castle. There half-tame game and poultry were literally driven in front of the shotgun barrels of the hunting-party.Afterwards, the emperor took off the military parade of the Grand Duchy’s troops. This was followed by an official dinner with 46 courses. The program then included a visit to the theatre. The imperial couple was late and did not arrive until the end of the performance. At 20:00 it visited the trade exhibition, but already opened a ball in the Old Castle at 20:30. Before 22:00 the official program ended, Napoleon then devoted himself in his quarters to the state business, including the preparations of the Russian campaign. Due to the density of the program, an elaborately prepared visit to the wild horse stud in the Duisburg forest was omitted. Also an originally planned visit of the Imperial couple to Elberfeld was cancelled much to the annoyance of the manufacturers from the valley of the river Wupper… 

November 5th 

Already in the early morning, at 8 o’clock, the emperor leaves and an hour later the empress, each under escort of honour and cannon thunder via Mülheim and Deutz to Cologne were the couple the territory of the Grand Duchy.

«Napoleón en Düsseldorf», por Wilhem Schreurer 

La pareja imperial

En este punto es importante escribir algunas palabras sobre la propia pareja imperial. Napoleón I era un hombre impulsivo y un caballo de batalla. Se enterró hasta el último detalle en planificación y revisiones. Así que tuvo una jornada laboral extremadamente larga y muy ajustada. Si cualquiera de los individuos locales se entregaba a himnos de alabanza o le retenía por demasiado tiempo, lo interrumpía con brusquedad. Pero también era superficial y, en el mejor de los casos, planificaba a medio plazo. Si un proyecto amenazaba con fracasar, como la campaña egipcia o la construcción del Canal del Norte, se volvía hacia otras cosas y dejaba un montón de ruinas. No pocas veces, utilizó los mismos tópicos ensayados hacia sus anfitriones. Además de Düsseldorf, se refirió a varias ciudades como «Petit Paris».

The imperial couple 

At this point it is important to write a few words about the imperial couple themselves. Napoleon I was a driven man and a workhorse. He buried himself down to the last detail in planning and revisions. So he had an extremely long and tightly timed working day. If any local busybodies indulged in hymns of praise or held him up a little too long, he harshly interrupted this. But he was also superficial and planned at best in the medium term. If a project threatened to fail, such as the Egyptian campaign or the construction of the North Canal, he turned to other things and left behind a heap of ruins. Not infrequently, he used the same, rehearsed platitudes towards his hosts. In addition to Düsseldorf, he refers to several cities as «Petit Paris».

Napoleón
María-Luisa with her son.

Su esposa, María-Luisa de Austria, de casi 20 años, había dado a luz al heredero al trono en marzo de 1811. Pero no podía esperar que el bebé hiciera el arduo viaje, por lo que tuvo que quedarse atrás en Francia. Ella vio el homenaje y el viaje de inspección como un mal necesario y, a menudo, reaccionaba con desdén e indignación. A pesar de todos los esfuerzos de los anfitriones, las estancias no le parecían apropiadas. También debe tenerse en cuenta que el matrimonio no era por afecto, sino por cálculo político y que la pareja evitaba el uno al otro tanto como era posible. Como invitada de estado, la pareja fue, en cualquier caso, muy exigente y casi impredecible.

La guardia de honor

La instalación de la guardia montada y a pie resultó ser difícil. Los ciudadanos de Düsseldorf se negaron a proporcionar jinetes debido a los altos costos esperados. Los ciudadanos y fabricantes de Elberfelder y Barmer se distinguieron aquí y formaron una compañía de 25 hombres debidamente uniformados. Sin embargo, estos jinetes carecían de práctica y no estaban lo suficientemente entrenados para un servicio continuo como guardia de día y de noche. En consecuencia, el emperador estaba descontento.
Como guardia de honor a pie, la compañía de la guardia de la ciudad de Düsseldorf se contrató sin más preámbulos. Sin embargo, tuvo algunas dificultades para obtener la bandera de su propia compañía de manos de su comandante. Afortunadamente, su participación en el programa de visitas se limitó esencialmente al desfile oficial.

Inspección y visita de las afueras

Esta inspección de las antiguas fortificaciones no condujo a la restauración de las mismas. Por el contrario, el emperador se aseguró de que la ciudad no se expandiera nuevamente en una fortificación contra Francia.
Las descripciones de su posterior paseo ceremonial por la ciudad están transfiguradas y, en el caso del joven Heinrich Heine, francamente entusiastas. Las pinturas de Wilhelm Schreuer sobre este tema, que fueron creadas mucho más tarde, reflejan la situación, pero muestran uniformes obsoletos o aún no diseñados. Muchas anécdotas se difundieron en poco tiempo, pero en una inspección más cercana carecen de base. ¿El emperador en realidad tomó un sorbo de vino en el restaurante «Schiffchen»? ¿Se refirió realmente a la Ratinger Straße en el casco antiguo como «Rue de Matin«, de donde deriva el nombre «Retematäng«? Hasta el día de hoy, todavía no lo sabemos con certeza. Por ejemplo, el emperador no pudo haber experimentado la Ratinger Straße por la mañana debido a sus horarios.
Nos ceñimos al colorido dibujo de J. Petersen. Aquí vemos al emperador con guardia de honor, dignatarios y séquito, cabalgando por el arco de triunfo erigido en el Flingertor de camino al ayuntamiento. Por cierto, este arco triunfal era una impostura hecha de yeso y lienzo sobre un marco de madera. El arco concebido realmente no fue terminado a tiempo. De todos modos, a la multitud le gustó el espectáculo.

El desfile militar

La infantería y la artillería todavía estaban en reconstrucción después de los intensos combates en España. Consistía en algunos veteranos y muchos reclutados contra su voluntad. La Guardia Nacional (milicia) ya había sido disuelta para entonces y no pudo presentarse. Los gendarmes estaban ocupados por los alrededores dirigiendo a los agricultores y ciudadanos para el servicio de trabajo y como espectadores a lo largo del camino. También era necesario asegurar las carreteras. En consecuencia, los gendarmes no tomaron gran protagonismo en el desfile. También es concebible que los bonitos uniformes del desfile ni siquiera se hubieran entregado y, por lo tanto, los gendarmes solo se mantuvieran en un segundo plano. Al igual que con la guardia de honor a pie, la impresión total de las tropas no estuvo a la altura de los estándares habituales.

His wife, the almost 20-year-old Marie-Louise of Austria, had only given birth to the heir to the throne in March 1811. But she could not expect the infant to make the strenuous journey, so had to be left behind in France. She saw the homage and inspection trip as a necessary evil and often reacted dismissively and indignantly. Despite all the efforts of the hosts, the quarters did not seem appropriate to her. It should also be noted that the marriage was not out of affection, but out of political calculation and that the couple avoided each other as much as possible. As a state guest, the couple was in any case very demanding and almost unpredictable. 

The guard of honour

The installation of the guard mounted and on foot proved to be difficult. The Düsseldorf citizens refused to provide horsemen because of the expected high costs. Elberfelder and Barmer citizens and manufacturers jumped in here and put together a properly dressed troupe of 25 men. However, these riders lacked practice and were not sufficiently trained for continuous use as guard duty day and night. The emperor was accordingly dissatisfied. As a guard of honour on foot, the company of the Düsseldorf city guard was engaged without further ado. However, it it took some difficulties in obtainig its own company flag from their commander. Fortunately, their share of the visiting program was essentially limited to the official parade.  

Inspection and visit of the outskirts 

This inspection of the former fortifications did not lead to restorations. Rather, the emperor ensured that the city was not again expanded into a fortification against France. The descriptions of his subsequent ceremonial ride through the city are transfigured and, in the case of the youthful Heinrich Heine, downright enthusiastic. The paintings by Wilhelm Schreuer on this subject, which were created much later, reflect the situation, but show either outdated or not yet designed uniforms. Many an anecdote spread in no time at all, but on closer inspection it lacks a basis. Did the emperor actually have a sip of wine in the restaurant «Schiffchen»? Did he actually refer to Ratinger Straße in the old town as «Rue de Matin», from which the name «Retematäng» derives? To this day, we still don’t know for sure. For instance the emperor can`t have experienced the Ratinger Straße in the morning according to his time-schedule. We stick to the coloured drawing of J. Petersen. Here we see the emperor with honour guard, dignitaries and entourage, riding through the triumphal arch erected at the Flingertor on the way to the town hall. By the way, this triumphal arch was a fake made of plaster and canvas on a wooden frame. The actually planned arch was not finished in time. Anyway the crowd liked the spectacle.  

The military parade 

The infantry and artillery were still under reconstruction after the heavy fighting in Spain. It consisted of a few veterans and many involuntarily conscripted. The National Guard (militia) had already been disbanded by then and could not be presented. The gendarmes were busy in the surrounding area herding farmers and citizens for work service and as spectators along the way. Also the roads had to be secured. Consequently, the gendarmes also took no great part in the parade. It is also conceivable that the pretty parade uniforms were not even delivered and the gendarmes were therefore only kept in the background. As with the honour guard on foot, the total impression of the troops was not that up to usual standards.

Tropas del Gran Ducado de Berg en 1812, por Schulten
(Colección Bergischer Geschichtswerein)
Sable de la Guardia de Honor de Barmen (Colección privada)

Sin embargo, el emperador se mostró satisfecho con la inspección de las tropas y especialmente alabó los uniformes y la calidad de la tela. Cabe mencionar que las tropas habían sido reequipadas recientemente. También debieron haber nuevas banderas. Aún no se ha aclarado de manera concluyente si realmente se entregaron.

La feria

El conde Nesselrode, ministro del Interior, Guerra, Cultura y Justicia, hizo que 14 empresas presentaran los productos y artículos de exportación más importantes del Gran Ducado en el antiguo edificio de la Cancillería junto al ayuntamiento. Entre ellos estaban los textiles de Elberfeld, hojas de Solingen, artículos de metal (cerraduras etc.) de Remscheid y Niederberg, artículos de mercería del Cantón de Iserlohn en el distrito de Hagen, papelería de Bergisch Gladbach, la mostaza y el ponche (!) de Düsseldorf.

Desde el punto de vista de los organizadores, la exposición comercial y la entrega de los libros de muestras de diseños muy caros fueron un punto culminante de las celebraciones. Después de todo, las fábricas, las pequeñas empresas y los simples artesanos sufrieron por igual el bloqueo continental impuesto por Napoleón, que les cerró los mercados, por ejemplo, de América del Norte e Inglaterra. La situación se agravó por el auto-aislamiento de Francia por el camino de los altos impuestos. Ya se había rechazado una solicitud de varios fabricantes del valle del río Wupper para una conexión directa con el Imperio. Y así se esperaba que el emperador reconociera al menos la indiscutiblemente alta calidad de los productos, como cuchillas, candados y telas, y desmantelara las barreras aduaneras. Napoleón tomó nota de todo esto, pero no le produjo ningún alivio. Los libros de muestra o copias de los mismos se enviaron a París y se almacenaron, si no servían como proyectos para productos franceses .

Evaluación final

Los gastos de reparación del castillo, preciosos obsequios de honor, banquetes, la construcción de arcos de triunfo y decoración de las calles, el uniformado y equipamiento de las guardias de honor, servicios de amarre para el carruaje imperial, servicios de chófer para la caza, puentes improvisados, la exposición comercial, todo esto y más tenía que ser controlado. Los agricultores ordinarios, los ciudadanos, los fabricantes y el tesoro del estado se vieron igualmente agobiados. Durante la duración de la estadía, no solo la pareja imperial y su séquito tuvieron que ser acomodados y mantenidos contentos. Los elementos de tres regimientos de caballería de la guardia francesa fueron adscritos para la protección personal de la pareja imperial. También debían ser acomodados y abastecidos adecuadamente. Al mismo tiempo, los cuadros de los regimientos de infantería de Berg y la artillería estaban en Düsseldorf para ser inspeccionados. Los acuerdos para establecer la universidad, el permiso para convertir las fortificaciones en un parque, el llamado “Verschönerungsdekret”, varios cambios legislativos y una donación de 10,000 francos para los pobres fueron positivos. Sin embargo, esto se vio compensado por los costos de la visita de estado (32.723 francos), que gravó las finanzas del Gran Ducado. La exposición comercial no colmó las esperanzas depositadas en ella ni en términos políticos ni económicos. A pesar del alto gasto de la visita de estado, el emperador criticó el presupuesto estatal. En cambio, Beugnot fue tratado como un escolar molesto y regañado por su mala gestión presupuestaria. La esperanza de recibir al menos ayuda financiera para las necesidades básicas no se cumplió. Beugnot ni siquiera pudo señalar la situación completamente desoladora del hospital militar en el castillo de Bensberg, donde muchos soldados de todos los países murieron debido a las catastróficas condiciones.
Para la mayoría de los habitantes del Gran Ducado, la visita de la pareja imperial fue más una carga que un cambio bienvenido. Los ciudadanos de Düsseldorf, por el contrario, disfrutaron mucho de la visita y las festividades.
Como resumen, hay que señalar que las altas exigencias de los invitados y las expectativas de los anfitriones no se cumplieron y el inmenso esfuerzo fue solo contado por poco beneficio.

Nevertheless, the emperor was satisfied with the troop inspection and he especially praised the uniforms and the quality of the fabric. It should be mentioned that the troops had only just been re-equipped. There should also be new flags. Whether they were actually delivered has not yet been conclusively clarified.

The trade fair

Count Nesselrode, Minister of the Interior, War, Culture and Justice, had 14 companies present the most important products and export items of the Grand duchy in the old chancellery building next to the town hall. Among them were textiles from Elberfeld, Blades from Solingen, metal goods (locks etc.) from Remscheid and Niederberg, haberdashery from the Canton of Iserlohn in the arrondissement of Hagen, stationery from Bergisch Gladbach, and mustard and punch (!) from Düsseldorf. From the organizer’s point of view, the trade exhibition and the handover of the highly expensively designed sample books were a highlight of the celebrations. After all, the manufactories, small businesses and simple craftsmen alike suffered under the continental blockade imposed by Napoleon, which closed the markets to them, for example in North-America and England. The situation was made worse by the self-isolation of France by the way of high taxes. A request by several manufacturers from the valley of the river Wupper for a direct connection to the Empire had already been rejected. And so it was hoped that the emperor would at least recognize the undisputedly high quality of the products, such as blades, locks and fabrics, and dismantle the customs barriers. Napoleon took note of all this, but did not bring about any relief. The sample books or copies thereof were sent to Paris and stored, if not serving as blueprints for French products.

Final assessment

The expenses for the repair of the castle, precious gifts of honor, banquets, the erection of triumphal arches and decoration of the streets, the uniforming and equipment of the honor guards, clamping services for the imperial equipage, driver services for the hunt, two makeshift bridges, the trade exhibition, all this and more had to be mastered. Ordinary farmers, citizens, manufacturers and the state treasury were equally burdened. During the duration of the stay, not only the imperial couple and their entourage had to be accommodated and kept happy. Elements of three French guard cavalry regiments were seconded for the personal protection of the imperial couple. They also had to be adequately accommodated and supplied. At the same time, the cadres of the Berg infantry regiments and the artillery were in Düsseldorf for inspection. The agreements to establish the university, the permission to convert the fortifications into a park – the so-called “Verschönerungsdekret”, several legislative changes and a donation of 10,000 francs for the poor were positive. However, this was countered by the costs of the state visit (32,723 francs), which burdened the Grand Duchy’s finances. The trade exhibition fulfilled the hopes placed in it neither politically nor in economic terms. Despite the high expenditure for the state visit, the emperor criticized the state budget. Beugnot was instead treated like a annoying schoolboy and scold for his bad budget management. The hope to at least receiving financial aid for bare necessities was not fulfilled. Beugnot could not even point to the completely desolate situation of the military hospital in Bensberg Castle, where many soldiers of all countries died due to the catastrophic conditions. For the majority of the inhabitants of the Grand duchy, the visit of the imperial couple was more of a burden than a welcome change. The Düsseldorf citizens, on the other hand, have enjoyed the visit and the festivities very much. As a summary, it must be noted that the high demands of the guests and the expectations of the hosts were not met and the immense effort were only countered by little benefit.

Izquierda: Napoleón pasa el arco triunfal (por J. Petersen) /
Left: Napoleon passes the triumphal arch (Por J. Petersen)
Derecha: Ayuntamiento con la Cancillería (medio tapada por la estatua ecuestre) /
Right: Town hall with the chancellery (half hidden by the equestrian staue)

[1] De hecho, este fue el sitio donde los globos tripulados aterrizaron, incluso antes de la visita de Napoleón.[1] In fact this was the site were manned Balloons stated and landed, even before Napoleon’s visit. 


Fuentes:

1) – «Die Anwesenheit Napoleons I. in Düsseldorf im Jahre 1811» – Otto Reinhard Redlich, Düsseldorf 1892 faksimile reprint UG Norderstedt 2019

2) – «Wuppertal in Napoleonischer Zeit by Gerhardt Werner» – Hans Putty Verlag Public., Wuppertal 1967

3) – «Geschichte der Stadt Düsseldorf Band» – Friederich Lau, Düsseldorf 1921, reprint Cultural office of the state capital Düsseldorf 1980

4) – «Dokumente zur Geschichte der Stadt Düsseldorf Quellensammlung Bd. 11, 1806-1815» – Wolfgang D. Sauer, Pedagogical Institute Düsseldorf 1988

5) – «Als die Soldaten des Großherzogtums Berg für Napoleon fochten» – Dr. Reinhard Münch, Engelsdorfer Verlag, Leipzig, 2020 

Imágenes: 

a) – «The Visit of Emperor Napoleon to the Grand duchy of Berg in 1811» – K.-H. Kieckers 06/2021