El castillo de San Martín de Centellas (Centelles)

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Esta semana realizamos una visita al Castillo de Centellas, también conocido como Castillo de Sant Martí y Castillo de Sant Esteve. Durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas que ocuparon Centellas devastaron parte de su núcleo urbano.(I) Primeramente, Centellas fue ocupada en el año 1809 por unidades del 7º Cuerpo de ejército franco-italiano del por entonces general Gouvion Saint-Cyr, que se acuartelarían en la villa en su camino hacia la ciudad de Vich, que finalmente ocuparían como apoyo a las tropas que asediaban Gerona. En los años siguientes también se entablarían combates en dicha zona, concretamente en los años 1810 y 1812. La villa era uno de los lugares de paso obligado para llegar a Vich desde Barcelona pasando por las poblaciones de Caldes de Montbui y San Feliu de Codines. El terreno montañoso que circunda estas poblaciones hasta llegar a la llanura de Vich era un lugar muy apropiado para las emboscadas por parte de los somatenes locales, a menudo ayudados por tropas regulares.

Sobre el papel del castillo en el conflicto solo podemos hacer conjeturas: fue ocupado por tropas españolas para las cuales el castillo y sus alrededores representaban un probable punto de emboscada (como se produjo en el mes de mayo de 1809) y si las tropas francesas probablemente lo ocuparon no dejaría de ser un puesto de avanzada de vigilancia para la villa y los caminos que llegaban a ella, albergado quizás con un pequeño contingente, dada la dificultad en su acceso y su distancia del núcleo urbano de Centelles.

Los restos del castillo, en el cerro Agulla de Sant Martí, a 855 metros de altura y a unos 200 m por encima de su base.

PRESENCIA MILITAR FRANCESA EN CENTELLAS EN LOS AÑOS 1809, 1810 y 1812

1809

Tras la batalla de Valls, el 25 de febrero de 1809, y con los restos del ejército español de Reding en Tarragona, St. Cyr pasó a ocupar Reus, Valls y Montblanch, manteniéndose siempre en condiciones de poder encontrar provisiones y “amenazar” a la guarnición de Tarragona. Saint-Cyr llegó a la conclusión que las ordenes prescritas por París de conquistar la capital tarraconense y Tortosa, sin llevar consigo un tren de asedio formal eran poco menos que una quimera, ya que solo poseía la artillería de campaña propia y la capturada a los españoles. Tal como nos comenta el historiador vallense Francesc Murillo:

“Esto provocó que Saint-Cyr, intentara aguantar todo el tiempo que pudiera, mientras pudiera alimentar a la tropa, esperando que Tarragona cayera por si sola. Pero se le acabó primero la comida. Y lo que hace Saint-Cyr el día 20 de marzo, es reunir a sus tropas que habían ocupado parte de la Conca de Barberà, las concentra en Valls, y se pone en camino hacia el norte, hacia Barcelona, porque unos días antes había recibido instrucciones de Napoleón. Él no había recibido ninguna instrucción de Napoleón desde que había entrado en Cataluña, prácticamente, el consabido problema de las comunicaciones. Y las instrucciones le decían que había de capturar Tarragona, Gerona y Tortosa. Eso era imposible con los medios de que disponía, pero primero se dirigió a Gerona, que era lo más normal para poder mantener las comunicaciones abiertas.”

A finales de marzo, por tanto, Saint-Cyr pasó de nuevo por el Llobregat, asentándose por la llanura de Barcelona, ​​a la espera de ser llamado por Reille para cubrir el asedio de Gerona y poder protegerlo de los ataques de los irregulares españoles, impedir el auxilio o los suministros a la guarnición o, en una etapa posterior, una posible ayuda del reorganizado ejército de campaña español. A mediados de abril, St. Cyr abandona Barcelona para acercarse a Gerona, anticipándose al movimiento de Reille, con el objetivo de instalarse en los valles de Vich y preparar el terreno. La posición se eligió porque combinaba una cierta proximidad (aunque no extrema) a Gerona, para observar y defender el futuro asedio, y la presencia de considerables provisiones y recursos en el territorio, para poder operar sin sobrecargar al estratégico territorio de Barcelona.

Después de vencer una débil resistencia de los españoles en los cuellos de botella en las montañas, Saint-Cyr ocupó Vich, encontrando abundantes suministros, en la ciudad y en los campos. La división italiana estaba a la vanguardia en Tona y Collsuspina, Souham ocupaba la ciudad homónima del valle y Tona, mientras que la división napolitana de Chabot se encontraba en Centellas.

Con Barcelona comenzando a reabastecerse por mar a principios de mayo y los suministros encontrados, Saint-Cyr puede esperar a que comience el asedio, llevando también a cabo una multitud de pequeños ataques en los valles para acumular más suministros y dispersar las diferentes partidas apoyadas por tropas regulares españolas que se hallaban observando a su cuerpo de ejército.(II)

Un dibujo a lápiz datado en 1826, por Adolphe Hedwige y Alphonse Delamare (a)

En mayo, el mariscal Augereau, el duque de Castiglione, asumió el mando del Cuerpo de Ejército de Cataluña por orden de Napoleón; sin embargo, se encontraba enfermo, y durante mucho tiempo el mando temporal se dejó a su predecesor; además, se suponía que el general Verdier reemplazaría a Reille en el mando de la división de asedio que, a principios de mayo, entró en Cataluña y empezaba a estrechar el cerco de las unidades en torno a la plaza de Gerona. Con el inicio del bloqueo, St. Cyr se mantuvo en la posición de Vich y su entorno, a pesar de haber hecho que Lechi reconociera bien el territorio que lo separaba de Gerona para poder acercarse rápidamente en caso de peligro.

Cuando el verdadero asedio comienza a mediados de junio, Saint-Cyr está cada vez más preocupado por el fortalecimiento del ejército español, ahora unido a los de Valencia y Aragón bajo el mando de Blake; de hecho, la unión consiguió devolver un mínimo de cohesión a las desmoralizadas tropas catalanas, lo que les permitió volver a ser utilizadas fuera de las plazas fuertes. St. Cyr, ante la nueva amenaza, decide acercarse a Verdier, para cubrir el asedio de manera más eficaz y poder, si era necesario, fortalecerse con las tropas del otro ejército imperial. El comandante español, sin embargo, en lugar de volverse contra el bloqueo de Gerona decide atacar a Suchet en Aragón, sufriendo una derrota muy dura y quedando fuera de juego durante algún tiempo.

Al tener que evacuar a los heridos, el 11 de junio Saint-Cyr inició el reposicionamiento del cuerpo de ejército dirigiendo un destacamento de escolta, con todos los carruajes disponibles, hacia Barcelona (pasando por Centellas y Granollers) y viéndolo regresar a Vich el día 16; el 18 pudo comenzar la marcha de todo el cuerpo: para el 20 las divisiones Pino, Souham y Chabot se colocaron en un amplio arco que se extendía desde el mar (en St. Feliu de Guixols) hasta el interior profundo, defendiendo fuertemente todos los pasos que el enemigo pudiera utilizar para moverse desde Hostalrich a Gerona.1

1810

El 12 de enero de 1810, los franceses, en número de mas de 10.000 hombres, pasaron por el Grao de Olot y otros puntos, y se dirigieron hacia Vich, desde donde intentaron pasar hacia Moyá, flanqueando el paso de Collsuspina. El general Souham con 6000 hombres ataca al Brigadier Porta que subía desde Centellas a incorporarse con Div. O’Donnell en Collsuspina.

El dia 13 de enero repitieron los franceses el ataque por la izquierda de Collsuspina, y habiendo quedado libre la carretera (porque la infantería de ambos ejércitos se batía en las alturas), la caballería francesa logró penetrar hasta Moyá, y las fuerzas españolas de O’Donnell y Porta que defendían bien las alturas todo el dia, se replegaron sobre Sellent y puente de Cabrianes.

El 14 cerca del medio dia desocuparon los franceses Moyá, retrocediendo hasta Tona, al parecer con objeto de verificar su reunión con las restantes Divisiones de su Exército, que dejaron en Vich y en Roda, con intencion de dirigirse hacia Barcelona.

El dia 15 de enero la division de Porta que ocupaba Moyá y la de O’Donell que ocupaba Calders, trataban de reunirse para perseguir al enemigo é impedirle su paso hacia la capital del Principado.4

Una estampa del castillo en el clásico «España. Obra Pintoresca», de Pi i Margall, editado en 1842 (b)

1812

El religioso Raymundo Ferrer en su encomiable y vasta crónica «Barcelona cautiva, ó sea Diario exacto …», editada en 1818, nos relata un parte de los franceses de un combate ocurrido en Centellas el 2 de enero, como resultas de una expedición de las tropas francesas con los generales Decaen y Mathieu hasta Vich:

Leíase en el mismo Diario, y solamente en francés la orden del día de ayer comunicada á la tropa, en la que se les da cuenta de la expedición que Mathieu acaba de hacer. Por más que quieran colorarlo se ve la sorpresa que les dieron los españoles en Villafranca. Ellos confiesan 6 muertos, y 10 heridos y entre aquellos un oficial. Ciertamente que había más. Es muy digno de nombrarse que todavía no hayamos visto la orden del día, ó relación de la expedición que anteriormente hizo Decaen con Mathieu hasta Vich. Parece muy extraño que habiendo sido tan activos en comunicarnos el 4 lo ocurrido el 2 en Centellas, nada nos digan del fin de la expedición. Como esta no les salió conforme esperaban, por esto han guardado silencio sobre ella, ni se han atrevido á mentir sobre ella tan avergonzados han quedado.

VISITA AL CASTILLO

El castillo se documenta por primera vez en el año 898, como el castillo de San Esteban «Castro Sancti Stephani», entre los lugares adscritos a la jurisdicción de la iglesia de Santa Coloma de Vinyoles. El castillo pasó a llamarse «de los Centelles» cuando este linaje lo hizo suyo entre los siglos XII-XIII. A partir del siglo XIV, el dominio de los Centelles lo convirtió en una de las principales baronías catalanas y en 1599 se convirtió en condado. En la Guerra de Sucesión Española (1705-1714) Centelles apoyó a Felipe de Anjou y fue asaltada por las tropas austracistas el 28 de febrero de 1714. Por su adhesión, Felipe V le concedió el título de «Fidelísima Villa de Centellas», otorgándole varios privilegios.3

Paradójicamente, la decadencia del castillo comenzó por esta época y se vió agravada en conflictos posteriores como durante las guerras Carlistas, cuando se instaló un destacamento que hizo volar sus muros. En noviembre de 1988 fue declarado Bien de Interés Cultural.

Una vista de la masía de Les Comes (datada en el siglo XVIII, cercana a la parroquia de San Martín) al pie de la montaña, junto a la carretera desde San Feliu de Codines, comenzando la ascensión al castillo.
El camino en algunos tramos se estrecha considerablemente y queda cortado por un precipicio.
Los restos derruidos de los muros del castillo por su fachada sureste.
Un bebedero medieval para caballerías excavado en la roca, antiguamente situado detro del recinto amurallado.
Por el camino lateral de ronda del castillo.
A lo lejos hacia el norte la población de Centelles, a unos 3,5 kilómetros de distancia.
Una perspectiva con Google Earth de la ubicación del castillo y de las poblaciones principales hasta Vich.
Los muros de la fachada norte.
La iglesia que ocupa el piso inferior y restos del campanario superior. Con el tiempo la comunidad religiosa decayó y en el año 1770 solo quedaba un sacerdote8. El edificio religioso quedó abandonado a finales del s. XIX.
Una paño de muralla derruido con la imagen de Centelles al fondo.
La fachada por su lado oeste.
Una perspectiva de la fachada norte del castillo, desde el camino opuesto al de subida.
Una de las torres cerca de la entrada, con una grieta transversal en toda su longitud.
De vuelta por el mismo sendero de la ida.
Una foto antigua de época de la parroquia de Sant Martín con el castillo al fondo, en un panel informativo.

– – – – – – o – – – – – –

(I) – Pascual Madoz explicaba que el palacio de Centelles había sido maltratado durante la Guerra del Francés, y existen algunos documentos donde se valoran económicamente las «desmejoras» sufridas por el edificio en aquella época. El año 1811 se cifraba el coste de las reparaciones en 2.000 libras (el palacio de Barcelona, ​​en 600 libras). Cuatro años después se practicar un reconocimiento del edificio por parte de algunos peritos y se llegó a la conclusión que sufría desperfectos por valor de 2.287 libras.2

(II) – En la misma Gazeta extraordinaria del 26 de Mayo de 1809 se lée el siguiente parte dado desde San Feliu de Codinas á los 17 del mismo mes:4

«Ayer al amanecer atacó el enemigo nuestras avanzadas de Barnils y el paso de San Martin del Recó, con 300 infantes y algunos caballos. Luego que recibí el parte de esta novedad, me dirigí á aquellos puntos con unos 200 Migueletes, 120 Somatenes y 19 Húsares Españoles; al instante que el enemigo nos vió en las alturas de San Quirico Sefaque, se retiró á San Martin del Recó y á su campamento de Santa Ana. Apoderéme sin perder momento del castillo de dicho San Martin y de los tres caminos que se dirigen á Centellas, en donde aposté mi gente emboscada. A la una de la tarde hice romper el fuego á dicho castillo, á fin de incomodar á una guerrilla enemiga que se dirigia por la carretera, á cuya novedad adelantó el enemigo por la misma carretera con 300 infantes; mandé romper el fuego en todos los puntos que ocupábamos, con lo que tuvo el enemigo que retirarse. A cosa de las dos de la tarde fue el enemigo reforzado por unos 400 infantes, que salieron de Centellas, y unidos con los de dicho campamento, nos embistieron con toda furia, pero fue en vano, porque con el acierto de las descargas cerradas y fuego graneado que les hicimos, tuvieron que retirarse al expresado campamento. A las tres y tres quartos les vino otro refuerzo de 350 á 400 infantes y unos 250 caballos, que en partidas se esparramaron por la llanura de la Garga, al mismo tiempo volvieron á salir los infantes del expresado campamento, atacándonos por tres puntos, y en todos fueron completamente rechazados. El fuego duró cinco horas y media con toda viveza. La buena posicion que ocupábamos fue el motivo de no haber tenido otra desgracia, que un solo contuso. La pérdida del enemigo (segun noticias que acaban de darme dos sugetos fidedignos) fue de 47 infantes y 4 caballos muertos, y un crecido número de heridos. Todos los Oficiales y Migueletes trabajaron con el mayor órden y valor, y los dichos Somatenes al mando de Don Francisco y Don Felix de Deu, se han batido perfectamente. Lo que participo á V.S. en cumplimiento de mi deber. Dios guarde á V.S. muchos años. San Feliu de Codinas 17 de Mayo de 1809. = Joseph Mateu = Señor Don Luis Wimpffen


Fuentes:

  1. L’Esercito italiano e la conquista della Catalogna (1808-1811)” –  Michele Abbiati,  Corso di dottorato in Storia, cultura e teorie della società e delle istituzioni  XXIX CICLO, UNIVERSITÀ DEGLI STUDI DI MILANO, 2015-2016
  2. El Palau dels Comtes i la formació de la vila de Centelles” – David Galí, Raquel Lacuesta y Marta Piera, Festa Major d’Estiu Centelles, Ajuntament de Centelles / Ed. El Portal, SL., 2014
  3. La teva guia de la vila. Centelles es Magia”, Ajuntament de Centelles, 2017
  4. «Barcelona cautiva, ó sea Diario exacto de lo ocurrido en la misma ciudad mientras la oprimieron los franceses, con una idea mensual del estado religioso-político-militar de Barcelona y de Cataluña» / Tomos 1809-1810 y 1812 – P.D. Raymundo Ferrer, Oficina de Brusí, Barcelona, 1818 – Ed. Antonio Moliner Prada
  5. «Journal des operations de l’Armée de Catalogne en 1808 et 1809» – Gouvion Saint-Cyr, Anselin et Pochard, Paris, 1821
  6. https://www.flickr.com/photos/cinglesdeberti/12809723635
  7. https://ca.wikipedia.org/wiki/Castell_de_Centelles
  8. https://www.monestirs.cat/monst/osona/os35cent.htm
  9. http://www.arqueologiamedieval.com/noticias1/4027/el-castillo-de-sant-marti-de-centelles-testigo-de-once-siglos-de-historia-de-cataluna

Imágenes:

a. https://www.museunacional.cat/es/colleccio/castillo-de-sant-marti-de-centelles/adolphe-hedwige-alphonse-delamare/251769-000

b. “España. Obra Pintoresca. Cataluña” – Francisco Pi y Margall, Imprenta de Juan Roger, Barcelona, 1842

c. Fotografías del autor

Manresa: la quema de papel oficial, guerra y represión

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Manresa fue una de las primeras ciudades en Cataluña en manifestarse en contra de la presencia ejercito invasor francés, quemando públicamente en 1808 el papel timbrado oficial cuyo uso se quería extender a todos los territorios ocupados. Aparte del elemento esencialmente patriótico también se mezclaban elementos de tipo social, político y de pensamiento en unos años de cambio de poder en las clases dominantes, por lo que, como señala Antonio Moliner, se produjeron en diferente lugares de Cataluña -en paralelo- manifestaciones antiseñoriales, de una marcada revuelta social contra el Antiguo Régimen. En el caso de Manresa, al igual que en otros lugares, el colapso del comercio con las colonias de América como resultado de la guerra contra Inglaterra provocó una profunda crisis económica que había dejado en la pobreza y la miseria a la mayoría de los artesanos textiles de la ciudad y a los campesinos. Estos dos colectivos serian los protagonistas más exacerbados de la revuelta, y que luego engrosarian las filas de los somatenes locales, una milicia local no exenta de experiencia combativa, como había demostrado en la guerra contra la Convención (1793-1795), cuando los somatenes locales participaron en los combates.

Manresa también se vería envuelta en varios episodios de ocupación en los años posteriores, que resultaron en saqueos y en el incendio de numerosos edificios, talleres y la destrucción de sus molinos y fábricas de pólvora, una de las industrias principales de Manresa y que habían sido de gran importancia durante casi todo el siglo XVIII y por añadidura en el esfuerzo de guerra patriota durante la guerra.

Una imagen del cuadro «La quema del papel sellado» (1895, por Francesc Cuixart Barjau). La escena es una interpretación de una pintura mural de 1811 de la masía Les Farreres de Relllinars, de la cual existe una copia del mismo Cuixart del año 1897 en el Museo Comarcal de Manresa.

Manresa, guerra y represión

“La pólvora elaborada en Manresa
en el año 1787 era todavia superior
en 1800 a todas las de Europa”

Manuel Martínez Rueda (1833)

Durante la Guerra de Independencia en Cataluña, una ciudad como Manresa tuvo una clara importancia estratégica por dos motivos principales: el primero por su situación geográfica en la Cataluña central, un territorio que no fue completamente dominado por los franceses hasta practicamente finales del año 1812, y la segunda por su industrias de molinos polvoreros hidraulicos, que eran de los más importantes en Catalunya y que proveyeron a las unidades combatientes en su lucha contra las tropas imperiales.

El 28 de mayo de 1808, se había constituido la Junta de Lérida, que envió varios comisionados para fomentar la insurrección a Tortosa, Tarragona y Vich, y a la propia Manresa, donde el 2 de junio, la ciudad se convirtió también en uno de los primeros focos declarados de resistencia al invasor cuando decenas de manresanos (muchos de ellos jóvenes trabajadores que vivien en la miseria por la paralización de la industria manufacturera y el comercio, y que más tarde ingresarían en las filas del somatén) quemaron públicamente en la Plaza Mayor de la ciudad el papel timbrado oficial con el nombre del lugarteniente general del Reino y mariscal Joachim Murat -impuesto en todo el territorio ocupado- y que acababa de llegar con unas altas contribuciones impuestas por los invasores. Ese mismo día el gobernador militar y político, Francisco Codony de Paladella, dirigió un bando invitando al pueblo a la calma y a empuñar las armas contra los franceses. Los comisionados de los gremios recurrieron a las autoridades constituidas y a los propietarios y gente rica de la ciudad para formar una Junta de Gobierno1. Immediatamente las autoridades hicieron público un bando que reconocía a Fernando VII «como rey y señor natural» y pedía el alistamiento de los ciudadanos para tomar las armas y la preservación del orden y la disciplina. Posteriormente eses mismo papel timbrado vería su sello substituido por el escudo de Manresa.

En la foto superior la Plaza mayor en el año 1912 con la Casa Consistorial (1777) de estilo barroco al fondo (Foto: J/Obradors / Archivo Comarcal del Bages) y en la inferior la fachada en la actualidad.
Placa conmemorativa colocada en el centenario de los hechos (texto traducido del catalán de la época) en la esquina del pórtico de la fachada lateral del Ayuntamiento de Manresa.

Seguidamente las tropas francesas del general Schwartz partieron hacia Lérida, también con el objetivo de castigar la rebeldía de Manresa y apoderarse de sus molinos de pólvora. El día 6 de junio se dirimió el 1er combate del Bruc, donde los imperiales fueron rechazados por los somatenes de la zona en el cuello del Bruc y donde se usaron por primera vez de balas cónicas de hierro, que tenían la capacidad de agujerear las coraza de las tropas de vanguardia imperiales2. Los manresanos las habían hecho con las barras que aguantaban las persianas de los balcones debido a la escasez de plomo. Seguidamente, en medio de todo este fervor combativo y de resistencia la Junta de Manresa propuso el 8 de junio la idea de crear un organismo superior que englobara todo el movimiento de resistencia a nivel de toda Cataluña, pero, fue la ciudad de Lérida quién llevó a cabo esta resolución3.

«Batalla del Bruc» (1946) – Obra de Albert Pujol y Estanislau Vilajosana en el Ayuntamiento de Manresa

Unos días más tarde, el 14 de junio, los imperiales volvieron, esta vez al mando del general Chabran, con una columna con un número mayor de efectivos. Volverían a intentar forzar el paso por las agrestes montañas y también esta vez con idéntico resultado. (en nuestro blog tratamos en su momento dichos combates).

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LAS FÁBRICAS DE PÓLVORA DE MANRESA

Las primeras fábricas de pólvora en Manresa databan de mediados del siglo XVI. El año 1717 se tomó control por parte de las autoridades de las fábricas de pólvora, el refino y los utensilios que habían en la ciudad. Las fábricas de pólvora proveyeron desde entonces a los almacenes reales, y ya en 1741 se tuvo que construir otro edificio para poder dar respuesta a la altas demandas de material. La fabricación de pólvora no obstante no estaba exenta de peligrosidad, y puntualmente se producían explosiones con el resultado de algunos muertos y heridos. A pesar de la creación de alguna compañía para la fabricación de «sal saturno», parece ser que la práctica habitual era la de alquilar los molinos. Ya en el año 1769 existían tres molinos de pólvora, ubicados cerca del rio Cardener y en el año 1789 constaban ya cuatro fábricas de pólvora.

En el año 1798 Manresa era una de las grandes fábricas reales –sinó la más avanzada– de pólvora de España, juntamente con las de Villafeliche, Alcázar de San Juan, Granada y Múrcia. Un Edicto Real de 1802 mandaba que la fábrica de Manresa, por su situación, falta de ahorro de transporte, trabajaría solamente para el abastecimiento de los estancos y consumo del público bajo la dirección del ramo de la Real Hacienda. Durante la Guerra de Independencia se podía leer en la prensa: «Manresa libre, pólvora fabrica, que a todo el principado comunica». Incluso en Manresa en julio de 1808 se proyectó la instalación de una fábrica de armas de fuego para luchar contra los franceses, con la ayuda de los armeros de Ripoll. No es extraño que la ciudad fuera uno de los puntos que los franceses quisieran atacar para sacar de circulación su actividad polvorera y armamentística y aunque estos últimos lograran dañar la maquinaria, la actividad polvorera se volvería a rehacer de nuevo4.

Imagen superior: Plano de una de las fases de fabricación de los molinos de pólvora como el de Manresa («Arte de fabricar el salitre y la pólvora», Manuel Martínez Rueda 1833).
Imagen inferior: Fotografía aérea de Manresa de 1929, de José Gaspar i Serra / ICC. Se señala con un trazo rojo la ubicación de los antiguos molinos polvoreros.

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Las dos victorias dieron moral a los sublevados patriotas pero también provocaron la aparición de disturbios populares en varios lugares y en la propia Manresa, donde el día 2 de julio unos exaltados asesinaron al gobernador militar de la ciudad, Codony de Paladella, acusado de colaboracionista con el enemigo, y tres prisioneros, uno de los cuales era frances. El alcalde Joaquin de Torres también huiría de la ciudad y fue encarcelado en Guisona. El orden fue restablecido por un capitán, Francisco Riera, quien dispuso rondas callejeras, encarceló a los culpables y constituyó una nueva Junta de gobierno, compuesta por 8 eclesiásticos y religiosos y 18 seglares. No obstante, el el 10 de julio hubo otro alboroto con el resultado de un muerto y dos heridos. A partir de entonces, los ciudadanos más ricos se fueron de Manresa para evitar el pago de las exorbitantes contribuciones y para evitar más asesinatos. Las cosechas y los rebaños perdidos y el mantenimiento del colapso comercial provocaron una crisis económica de grandes proporciones y la miseria de la mayoría de la población2 .

La plaza Mayor – desde la calle del Obispo – que tiene su origen en el mercado que se celebraba desde el s. XI.
Iglesia de Santa Lucía, en la misma via de San Ignacio, calle afectada por los incendios de la guerra.
La calle de Sobrerroca fue una de las que sufrieron los incendios por los ocupantes franceses. A la izquierda una imagen de la torre medieval de Sobrerroca, de planta cuadrada, que quedó escondida por las casas vecinas hasta el derribo de las mismas en 1966. En la imagen derecha inferior, vemos la misma calle en un plano de 1847 del arquitecto Antonio Rovira y Trias.

Esta situación ya se mantendría durante toda la guerra, agravada por cinco incursiones del ejercito imperial en Manresa entre 1810 y 1812. Entre el 16 de marzo y el 4 de abril de 1810 entró en la ciudad un contingente de casi 8.000 soldados comandados por el general Schwartz. El 5 de noviembre se produjo la primera operación de castigo, con el incendio de unas cincuenta casas, el saqueo de edificios y el ajusticiamiento de tres personas en el balcón del Ayuntamiento. Pero los hechos más graves de la ocupación francesa se produjeron el 30 de marzo de 1811 con la quema de la ciudad (al menos cuatrocientos cuarenta edificios de los 1.730 de que constaba) por parte de los 8.000 hombres del general Macdonald, que previamente la habían saqueado y habían ejecutado a seis personas. 

Los principales lugares con edificios incendiados fueron la via de San Ignacio (antiguo torrente) con 29 casas quemadas, la torre del Portal de Sobrerroca [núm. 2] con 42 casas quemadas, la contigua calle Serarols (29 casas quemadas), la plaza del Carmen, la calle Cap del Rec y la plaza Mayor, con 33 casas quemadas2.

A finales de julio el mismo general volvió a Manresa procedente de Vich y ejecutó a cuatro personas más. El último incidente grave se produjo entre el 15 y el 19 de noviembre de 1812 cuando pasó por la ciudad el ejercito del general Decaen, procedente de Vich. Al parecer el general tuvo de detener un nuevo incendio de la ciudad -se quemaron algunas casas- porque sus soldados estaban enfurecidos por no encontrar comida durante el saqueo. También se destruyeron los molinos polvoreros. 

Retrato de Ramón Montañá y Coca (1904), canónigo de la Seo de Manresa y comandante general de somatenes de Manresa que lucharon en las batallas del Bruch, el 6 y 14 de junio de 1808.
Retrato de Mauricio Carrió y Serracanta (1905), convertido en símbolo de la lucha manresana contra las tropas napoleónicas. Participó en la quema de papel sellado y en las batallas del Bruch. El año 1811 recibió del general Lacy el nombramiento de capitán, y después de comandante.

A partir de 1813 el esfuerzo de guerra francés se debilitó considerablemente como resultado del envío de tropas para la campaña de Rusia y las acciones militares se limitaron a pequeñas incursiones de castigo que no afectaron significativamente a la ciudad. En febrero de 1814 las tropas francesas se retiraron a Francia y la ciudad de Manresa, al igual que muchas otras ciudades del Principado, quedó sumida en una profunda crisis económica que alteró la distribución de la riqueza y cambió de manos el poder político en la villa2 .

Algunos de los personajes destacados en la cantesa fueron Mauricio Carrió y el canónigo Montañá, que tienen ambos calles dedicadas en la ciudad. El primero fue un militar de origen campesino que se destacó posteriomente en las diversas guerras carlistas y el segundo fue uno de los eclesiásticos importantes que formaron parte de la Junta de Gobierno y Defensa de la ciudad, fue enviado a Barcelona para espiar la reacción de los franceses a la revuelta manresana en junio de 1808 y también fue dirigente del somatén en las dos batallas del Bruc.

El viejo puente romano con la Seo de Manresa (1322) en el centro al fondo de la imagen. Por este puente salió el somatén por la carretera de Can Maçana, hacia el Bruch, el 6 de junio de 1808.

NOTA: Agradecer al Sr. Domènech, del Ayuntamiento de Manresa, las facilidades para poder realizar las fotografías en la Galería de manresanos ilustres y en la escalera del Consistorio.


Fuentes:

1) – «Movimientos populares de Cataluña en la Guerra del Francés» – Antonio Moliner Prada, Universidad de Alicante

2) – «Itineraris de la Guerra del Francès: Una passejada per la Història dels territoris de parla catalana» – Núria Sauch Cruz (Coord.) – Institut Ramon Muntaner i Ajuntament del Bruc, mayo de 2008

3) – «El movimiento Juntista en Lérida a principios de la Guerra de Independencia» (1808) – Antoni Sánchez i Carcelén, 06/07/2009

4) – «Les fàbriques de pólvora a Manresa i al Bages» – Jaume Plans i Maestra, Hivern 2009 – Dovella, 06/02/2012

5) – «Manresa» – Antonio Gallardo, Biblioteca de Turismo de la Sociedad de Atracción de Forasteros. Volumen XXX.- Barcelona – Julio / Diciembre, 1933

6) – «El Pou de la gallina» – Junio 2008 – Núm. 233 – https://docplayer.es/71068551-Conxita-parcerisas-jordi-badia.html

7) – «Cataluña Armería de los Borbones» – Ricard Martí Morales, Ed. Salvatella, 2004

8) – https://www.manresa.cat/web/menu/7398-segle-xix-de-la-guerra-del-frances-a-la-ciutat-industrial

Imágenes:

a) – Imágenes del autor.

b) – Paneles informativos monumentos ciudad de Manresa

La Batalla de Vich (20 de febrero de 1810) (I)

La caída de la ciudad de Gerona tras una enconada resistencia el 12 de diciembre de 1809, sumió en una profunda crisis a las autoridades del Principado, tanto civiles como militares. Las primeras exigían que Gerona fuera recuperada a cualquier precio y las segundas, tras el abandono del cargo de general en jefe de Joaquín Blake, al tiempo que deploraban las intromisiones civiles en su cometido no podían encontrar un sucesor al mismo Blake, tras rechazar el cargo el Marqués de Portago, García-Conde y Manuel de La Peña. La crispación llegó también a los líderes guerrilleros, como Clarós, que tuvo que huir precipitadamente de Bañolas donde se encontraba porque peligraba su vida. En resumen, según Matías Ramisa, \»había un ambiente de derrotismo generalizado\» [2].

El nuevo general en jefe al mando del Ejército del Principado, Enrique José O\’Donnell, que había alcanzado cierto prestigio en algunas acciones de socorro a la plaza de Gerona durante el asedio, quiso reorganizar prontamente las tropas a su cargo, dispuso una quinta general para intentar reforzar el debilitado (y desmoralizado) ejército y reconcentró a toda la fuerza disponible en Manresa. Los movimientos franceses posteriores desembocaron en la presencia de las tropas de Souham en Vich el 12 de enero; pero pasadas las semanas y topando con fuerte resistencia en las montañas, los franceses habían quedado inactivos en la ciudad. O\’Donnell, aprovechando lo precario de la posición enemiga, se dispuso a asestarle un golpe definitivo el 20 de febrero, acción que se conocería como la batalla de Vich.

Como curiosidad mencionar que en dicha batalla participó como sargento mayor(I) del Regimiento de Soria, José María de Torrijos, el famoso militar liberal, cuya actuación en la misma le valió el ascenso al empleo de teniente coronel y también participaría el hermano del marqués de La Romana, Juan Caro Sureda, en el arma de caballería.

Grabado de M.C. Langlois sobre la batalla de Vic. Se puede distinguir la colina del
Clascar, en Malla y, al fondo, la colina del castillo de Tona. (a) [3]

LOS ANTECEDENTES

La primera invasión francesa de la comarca se produjo el 17 de abril de 1809 y duró hasta el 18 de junio. El general Gouvion Saint-Cyr se encontró una ciudad vacía. Sólo se habían quedado unas trescientas personas -enfermos, viejos, algunos eclesiásticos- encabezadas por el obispo Francisco Veyan, que negoció la ocupación con los imperiales y evitó, de hecho, el incendio de Vic. Todo el mundo había huido hacia las montañas y pueblos de los alrededores de la llanura, donde la gente malviviría en barracas o en casas de parientes o conocidos, durante dos meses. Las masías de la plana de Vich(II) fueron quemadas o destruidas una por una. Pero podemos decir que los franceses tampoco tuvieron una estancia tranquila debido a los ataques constantes de los somatenes, la falta de provisiones y las enfermedades.

Tras la caída de Gerona el 12 de diciembre de 1809, el general Joseph Souham volvió a la plana de Vic para destruir a las desmoralizadas fuerzas patriotas en retirada. Desde la Garrocha, el día 11 de enero de 1810 ahuyentó a los contingentes que protegían el Grau de Olot y la Salud, y al día siguiente entró en Vich. Esta vez la huida de la población civil ya no fue tan masiva. Un sector de los olotenses y buena parte de los concejales permanecieron en la ciudad con los ocupantes napoleónicos, pero la Junta Corregimental -y mucha otra gente- escapó hacia Sant Bartomeu del Grau penosamente llevándose la documentación oficial. Por entonces, Souham encontró que su situación se complicaba progresivamente, varado en la comarca(III), falto de comunicaciones y de subsistencias, y atacado con frecuencia por los somatenes concentrados en la cercana localidad de Sant Bartomeu del Grau.

Pronto el recién nombrado capitán general de Cataluña, Enrique O’Donnell, viendo la situación de aislamiento de las tropas de Souham, se dispuso a aprovechar la situación, e intentar aniquilar la división napoleónica del general Joseph Souham, establecida en la Plana con su centro de operaciones en Vich y con sus destacamentos dispersos por los alrededores. [2]
Ya el 11 de febrero una división volante al mando de Sarsfield con unos 1.000 infantes y 60 caballos atacó un destacamento francés en Malla y el dia 13 atacó Milans del Bosch el pueblo de Major. O\’Donnell había concentrado unos días antes, el 6 de febrero, a sus tropas en Manresa, con las cuales marchó hacia Moyá, y de allí hacia Vich. Sólo dejó en Martorell y en la Línea del Llobregat la tercera division, á las órdenes del brigadier Martinez.
\»Vista oriental de la ciudad de Vique\», grabado de principios de siglo XIX, donde se ve la ciudad
de Vic desde el otro lado del rio Méder, con el palacio Episcopal en primer término. (b)

LOS COMANDANTES Y SUS TROPAS

Enrique José O\’Donnell y Anethan

(San Sebastián, 21/05/1776 – Montpellier, 17/05/1834). 
Hijo de José O\’Donnell, coronel del regimiento de Irlanda y hermano de los tenientes generales José y Carlos O\’Donnell. Ingresó como cadete menor de edad en el regimiento de Irlanda en 1783, tomando plaza efectiva en 1787. Tomó parte en el sitio y defensa de la plaza de Ceuta en 1790-91. Nombrado teniente en 1794, fue destinado al ejército de Cataluña, donde tomó parte en la Guerra de la Convención. En 1795 fue promovido a capitán en el regimiento de Voluntarios de la Corona. Tomó parte en la campaña de Portugal en 1801. En enero de 1807 fue ascendido a sargento mayor del regimiento Ultonia. Al estallar la Guerra de Independencia estaba de guarnición en Gerona, y participó en varias acciones de auxilio a la plaza. La Junta Central le ascendió a mariscal de campo a finales de 1809. Mandó una división en Cataluña, a las órdenes de Blake, Portago y García-Conde. El 21 de enero de 1810 fue nombrado capitán general de Cataluña, siendo derrotado por Souham en Vich el 20 de febrero. El 6 de abril fue ascendido a teniente general. Intentó socorrer a la asediada ciudad de Lérida, pero fue derrotado en Margalef, el 23 de abril. Sin embargo el 14 de septiembre logró rendir al general Schwartz en La Bisbal, siendo gravemente herido en la pierna. El 5 de abril de 1811 fue nombrado por la Regencia conde de La Bisbal. En enero de 1812 fue nombrado regente del Reino, pero dimitió por la derrota de su hermano José en Castalla. En octubre del mismo año fue nombrado capitán general de Córdoba, Jaén y Sevilla, organizando al año siguiente el ejército de Andalucía, con el que siguió al ejército de Wellington en su avance por los Pirineos. Dejó su cargo por divergencias surgidas con Wellington y pidió su licencia por motivos de salud, siendo sustituido por Girón. En julio de 1814 fue nombrado capitán general de Andalucía, empleo que ostentaría también en 1819. Con la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, se le dió el mando del primer ejército de la Reserva, contra los franceses, teniendo que emigrar a Francia (Limoges) en 1823. Cuando regresaba a España en 1834, con una amnistia de la Reina María Cristina, supo de la muerte de su hijo Luis, fusilado por Zumalacárregui, lo que le provocó una profunda consternación y su muerte tres días más tarde, el 17 de mayo. [10]
División Enrique O\’Donnell
Infantería (Sañudo)
Cazadores de Antequera
Cazadores del Ampurdán
Regimiento 2º de Saboya de Línea (25/962*)
Regimiento de Ultonia
Regimiento de Baza de Línea
Regimiento suizo Kayser nº 3 (4/158*)
3r batallón Regimiento de Soria nº 8 de Línea (39/502*)
1r batallón Regimiento Iliberia (24/158*)
Regimiento Granada de Línea (18/673*)
Granaderos Castilla La Vieja (21/713*)
Regimiento suizo de Zey (antiguo Betschart) nº 4 (40/646*)
Regimiento suizo de Traxler nº 5
Cazadores voluntarios de Almansa (192)
Presentes ya en octubre de 1809* (Cabanes)
Batallón de granaderos del ejército (30/592*)
Destacamento de Santa Fé (3/143*)

Suizos de Wimpfen (13/318*)

Voluntarios de Valencia (10/690*)
1er y 2º Batallón de Fernando 7º (28/585*)
Caballería (Sañudo y Cabanes)
Regimiento de línea 2º de Alcántara
Dragones de Numancia (8/113*)
Regimiento de línea de Santiago (140)
Húsares de Granada (16/265*)
Fuentes: 
– (*) \»Esplicacion del cuadro histórico-cronológico…\» – Francisco X. de Cabanes, Barcelona, 1822
Entre paréntesis, los batallones y el número total de oficiales/soldados en octubre de 1809.

– Base de Datos sobre las Unidades Militares en la Guerra de la Independencia – J.J. Sañudo 

El Orden de batalla lo confeccionamos a partir de varias fuentes, por lo que, a falta de haber podido acceder a un estadillo de la época mucho más concreto, no deja de ser una aproximación voluntariosa, a partir sobre todo de los datos de Cabanes de octubre de 1809 y la base de datos de J.J. Sañudo. Las diversas fuentes escritas consultadas tampoco ayudan ya que, en algunos casos llegan casi a duplicar las cifras del contingente, bailando las cifras entre 12.000-15.000 hombres (sin especificar el número de somatenes que habrían intervenido, aunque Ramisa en su obra los cifra en 3.000 [2]). A partir de los datos de Cabanes y con algunas aproximaciones, obtenemos una cifra, creemos, más coherente de  unos 8.000 infantes de tropa regular y cerca de unos 1000 sables, que coincide con la que nos facilita alguna fuente [15] y que también relaciona Toreno. Toreno también describe que los españoles carecían de artillería \»no habiendo podido traerlos por lo fragoso de la tierra\». 
 
 
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Joseph Souham

(Lubersac, Francia, 30/04/1760 – Lubersac, Francia, 28/04/1837)
Después de alistarse en el Regimiento de Coraceros del Rey en 1782, Souham obtuvo una licencia del ejército cuatro años después. Después de estallar la Revolución, regresó al ejército donde fue elegido teniente coronel en el 2º Batallón de Voluntarios de Corrèze en 1792. Menos de un año después, Souham fue ascendido a general de brigada y empleado en el Ejército del Norte. Allí se reunió y comenzó a trabajar en estrecha colaboración con el general Moreau. En agosto de 1793, Souham pasó a ser comandante en Dunkerque y fue ascendido a general de división. En 1794, tomó el mando de la 1ª división del Ejército del Norte y se apoderó de Courtrai antes de vencer en Mouscron. En septiembre fue arrestado por los Representantes del Pueblo, aunque fue liberado poco después. En mayo de 1795 Souham recuperó el mando de la 1ª división del Ejército del Norte. En 1796 comandó la 3ª división de Nueva Zelandia y luego la 24ª división militar de Bruselas. El siguiente empleo de Souham llegó en 1798 cuando mandó una división del Ejército de Mainz. En 1799 tomó el mando de la 5ª división del Ejército del Danubio y lo llevó a la batalla en Stockach en marzo. Siguió mandando una división hasta que se unió al Ejército del Rin en diciembre y después comandó la 1ª división allí, luchando en Erbach en mayo de 1800. Durante los años de paz que siguieron, se sospechó que tenía simpatías monárquicas y fue retirado del servicio activo en 1801. En 1802 fue empleado en la 20ª división militar de Périgueux, pero en 1804, cuando el general Moreau fue arrestado, también fue arrestado por su estrecha relación con Moreau. Fue encarcelado durante 40 días antes de ser liberado. A pesar de su liberación, siguió desempleado del ejército. Souham esperó tres años, antes de poder ser enviado a Italia en 1807 para dirigir allí una división, y en 1808 viajó a Cataluña para dirigir la 2ª división del cuerpo de Gouvion St. Cyr. En diciembre luchó en Cardedeu y Molins del Rey. Al año siguiente, Souham luchó en Valls, se apoderó de Reus, sirvió en el asedio de Gerona y venció en Santa-Coloma y Besalù. En 1810 ocupó Vich y derrotó a O\’Donnell, pero también resultó herido por un disparo en la sien izquierda, lo que lo obligó a regresar a Francia para recuperarse. Souham fue premiado como Conde del Imperio. En noviembre fue al Ejército de Italia, y luego en marzo de 1811 se unió al Ejército de Alemania. Cinco meses después, Souham y su división se unieron al Ejército del Norte de España. Después de regresar a España, asumió temporalmente el mando del Ejército de Portugal en octubre, debido a las heridas del mariscal Marmont. Ganó en Villa Muriel y tomó Valladolid, pero después fue relevado de su mando y regresó a Francia en noviembre. Durante las campañas de 1813 en Alemania, Souham encabezó la 8ª división del III Cuerpo de mariscal Ney. En abril, Souham se apoderó de Weimar, ganó en Weissenfels y en mayo luchó en Rippach, resultando herido en Lutzen y siguió luchando en Bautzen. En agosto tomó el mando del III Cuerpo y luchó en Katzbach, y en octubre luchó en la batalla de Leipzig, donde fue herido en la cabeza por la metralla de un proyectil. Finalmente se recuperó lo suficiente como para volver al mando en marzo de 1814 cuando tomó el mando de una división que defendía París. Después de la abdicación de Napoleón en abril, los Borbones lo convirtieron en Caballero de San Luis. Cuando en 1815 Napoleón regresó de Elba y retomó el poder durante los Cien Días, Souham no se reunió con él. Seguiría su carrera discretamente hasta su muerte en 1837. [11]
 
1ª Division del VII Cuerpo ejército: Général de division Souham (169/5.213)
1er Regimento Ligero (3)
42º Regimiento de Línea (3)
7º Regimiento de Línea (2)
3er Regimento Ligero (1)
93º Regimiento de Línea (1)
24º Regimiento de Dragones
3er Regimiento Provisional de Chasseurs à Cheval
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Dragones Italianos Napoleón (1/2 regimiento)
7/2º Regimiento artillería a caballo núm 2 (2/4/3/59**) (3 cañones)
Cazadores de los Pirineos Orientales (¿?)
Fuentes: 
– French Army of Spain, 15 january 1810 – OOB Nafziger, hoja 810ASAE 
Entre paréntesis, los batallones y el número total de oficiales/soldados.
–  French Artillery Army of Spain 1 February 1810 hoja 810BSXA (**)
– Base de Datos sobre las Unidades Militares en la Guerra de la Independencia – J.J. Sañudo  
 
El Orden de batalla francés lo confeccionamos a partir de Nafziger y Sañudo y que coincide con el descrito por Langlois. Matisa y Ordeig lo relacionan en sus artículos a partir de la descripción de la carta de Augereau enviada desde Gerona al ministro de la Guerra, Clarke, en París, y publicada en el diario de Barcelona el 22 de marzo de 1810. Probablemente las tropas de Souham en Vich rondarían los 6.000 hombres de efectivos, aparte la división italiana de Pino que se encontraba en Hostalric.
 
 

LA BATALLA

El martes 20 de febrero de 1810, a las siete de la mañana, una buena parte de las tropas disponibles de O’Donnell, desfilaban hacia la llanura de Vich procedentes de Moià. Formaban un ejército respetable de unos 8.000 hombres y casi 1000 sables, distribuidos en cuatro columnas: la primera se acercaba por Tona y incluía toda la caballería; la segunda bajaba de Collsuspina y se formaba en orden de batalla al llegar cerca de la Plana; la tercera llegaba por Sentfores y ocupaba las alturas del oeste de la Plana; la cuarta, compuesta por unos cuantos miles de somatenes y miqueletes a las órdenes del sacerdote-guerrillero Francisco Rovira, descendía de las estribaciones de San Bartolomé de Grau.
Un ejercicio interesante es tratar de reproducir en un mapa actual los movimientos de las tropas, con la lógica salvedad que no será nunca una reproducción exacta, por la variación del paisaje y los caminos en estos 200 años y pico, pero nos puede aproximar bastante, sobretodo en el caso de los estrechos caminos de interior. Desde Moyá, lugar de inicio de la incursión de O\’Donnell hasta Vich, hay entre 24-26 kilómetros, dependiendo del camino tomado, por lo que a pié, serían entre unas 5 a 6 horas. Si hacemos caso de las crónicas que sitúan la entrada de las tropas de O\’Donnell en la Plana de Vic a eso de las 7 de la mañana, vemos que tuvieron que salir de Moyá a primeras horas de la madrugada, y también puede explicar porqué el despliegue de las tropas españolas se retrasó, según Langlois, hasta las 11:00 de la mañana, cuatro horas más tarde. 

Según Ordeig (1985), la 1ª columna de la derecha (Porta) estaba compuesta por algunos regimientos suizos y la caballería. La 2ª columna en el centro (O\’Donnell) procedía de Collsuspina y se colocó a la izquierda de la 1ª columna en el despliegue. La 3ª columna al mando de García Conde entraba por Sentforas, mientras que los somatenes y miqueletes de Rovira ocupaban las alturas. Según Langlois [9] comenzaron su ataque sobre Gurb (Toreno comenta en cambio que fueron las avanzadas de Sarsfield las que abrieron fuego). Los franceses estaban a primera hora desplegados por las cercanías en puestos avanzados o en tareas de forrajeo. Al oir de la presencia enemiga, Souham hizo llamar a todas las tropas dispersas y se preparó para defender la ciudad. De las 7:00 h. de la mañana que aparecieron en la Plana, solo hasta las 11:00 horas de la mañana (según Langlois) pudieron desplegarse para la batalla. Alguna fuentes varían el comandante responsable de cada una de las columnas, situando a Porta en la 3ª columna.

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Empezaron el fuego los somatenes de Francisco Rovira contra el 4º batallón del 3er regimiento napoleónico de infantería de línea(IV), acuartelado en Gurb, probablemente en la zona del Mas Saits (una típica masía catalana del s. XIV). Tal fue la intensidad del ataque, que parecía que allí ocurriría la embestida principal. Pero Souham, cogido por relativa sorpresa, no se dejó engañar. Ordenó la concentración en Vic de todas sus tropas dispersas por la Plana -entre ellas el batallón de Gurb, que se replegó en orden- y las dispuso en semicírculo por el sur y el oeste de la ciudad, en dirección a la Plana de Malla, donde tuvo lugar el grueso de la batalla. La línea imperial iba, aproximadamente, desde la Serradesanferm -donde estaba el ala izquierda- hasta el Castillo de Planes.
El general francés situó el 42º regimiento de línea en el centro de su dispositivo, el primer regimiento de infantería ligera a la derecha -apoyado por el 4º batallón del 93º- y la caballería en las alas y dando apoyo a los tres cañones que tenía la división napoleónica. Los puntos débiles de los imperiales eran la inferioridad numérica y la posición defensiva; los puntos fuertes el mayor adiestramiento de las tropas, la calidad del mando y la posesión de artillería, de la que carecían los patriotas.
El Mas o Masía Saits, en la falda de la montaña, en el camino de Vic a Sant Bartomeu de
Grau, que representaría probablemente un puesto de avanzada respecto al principal lugar
de acuartelamiento en Gurb del 3er batallón del 1er Regimiento ligero francés [9].
En la actualidad es un establecimiento hotelero de turismo rural.

CONTINUARÁ EN LA 2ª PARTE…

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(I) – Empleo inmediato superior al de capitán e inferior al de teniente coronel en el ejército español de la época.

(II) –  La Llanura de Vich (Plana de Vic) es una depresión de 30 km de longitud situada en el extremo oriental de la Depresión Central Catalana en la comarca de Osona. Recibe su nombre de la localidad de Vich, centro urbano que se encuentra en medio del llano. La característica más notable del paisaje en la llanura son las colinas bajas y aisladas conocidas como “turons testimoni”, colinas testimoniales\». [19]

(III) – \»El mariscal Augereau (duque de Castiglione) había llegado a Cataluña casi al final del asedio de Gerona. A pesar de algunos éxitos de Souham contra los miqueletes y somatenes en Besalú, Ripoll, Olot, etc., cambió el sistema de concetración de tropas que había tenido su predecesor y creyó que ya podía ocupar todo el pais. Quiso tener fuerzas por todos los lugares, ocupar todas las comunicaciones, y desde su cuartel general establecido en Barcelona le pareció fácil ordenar movimiento militares según las circunstancias. Se ordenó a la división italiana el poner cerco a Hostalrich y la división de Souham fue a Vich para dominar aquel vasto altiplano y mantener la montaña.\» [9]

(IV) – Según Langlois, en realidad se trataría del 3er batallón del 1er Regimiento ligero francés [9].

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Fuentes: 

1) – “Revista Vic 2008” – Maties Ramisa Verdaguer
2) –
\»La Guerra del Francès al corregiment de Vic 1808-1814\» – Maties Ramisa i Verdaguer, Eumo Editorial, 1993  
3) – “La batalla de Vic (1810, un episodi de la invasió napoleónica de Catalunya)”– Maties Ramisa i Verdaguer, Estudis pp. 47 a 55
4) – https://www.museuepiscopalvic.com/ca/museu/premsa/temps-de-sometents-guerra-del-frances-i-batalla-de-vic
5)- “La batalla de Vic” – Ramon Ordeig i Mata, Ausa XI/112-113 (1985), pp. 353-367. ©Patronal d\’Estudis Ausonencs
6) –
https://www.elter.net/noticia/2073/el-museu-episcopal-de-vic-es-trasllada-a-la-guerra-del-frances#.X2nRhySBxZF
7) – \»175 anys de la batalla de Vic 1810-1985. Exposición conmemorativa\» – Miquel S. Gros y Ramon Ordeig i Mata, Ausa XI/112-113 (1985), pp. 369-384. ©Patronal d\’Estudis Ausonencs
8) – \»El Paisatge de Calders (Bages)\» – Tesis doctoral de Josep Arola Sierra, Universitat de Barcelona, Facultat de Geografia i Història, Manresa, 2008
 
9) – \»Voyage pittoresque et militaire en Espagne – Catalogne\» – M.C. Langlois, Paris – Edición facsímil, General Grafic, S.A., 1978 
10) – \»Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833) – Alberto Martín-Lanuza Martínez, FEHME, 2012 
14) – La Orden de S. Fernando en las Cortes de Cádiz – https://studylib.es/doc/5860805/la-orden-de-san-fernando-en-las-cortes-de-c%C3%A1diz
16) – Historia de la Guerra de la Independencia en el antiguo Principado. Tomo II”,  Adolfo Blanch, Barcelona, Imprenta \\ Librería Politécnica De Tomás Gorchs, 1861
18) – \»Presencia suiza en la milicia española\» – Guillermo Calleja Leal (Coord.), Cuaderno de Historia Militar 6, Revista Internacional de Historia Militar, 95, Ministerio de Defensa, Madrid, 2017

Imágenes:

a) –\»Voyage pittoresque et militaire en Espagne – Catalogne\» – M.C. Langlois, Paris – Edición facsímil, General Grafic, S.A., 1978
b) – “Revista Vic 2008” – Maties Ramisa Verdaguer
c) – Retrato O\’Donnell – \»Historia de la Guerra de la Independencia en el antiguo Principado”,  Adolfo Blanch, Barcelona, Imprenta \\ Librería Politécnica De Tomás Gorchs, 1861
d) – Retrato Souham – Par wikipedia, Domaine public, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2333905

Las Reales Atarazanas de Barcelona en 1808-1814

Tiempo de lectura: 22 minutos

Dedicamos nuestra entrada de esta semana a uno de los edificios más singulares en España como es el de las Reales Atarazanas de Barcelona, y su turbulenta historia durante la ocupación francesa durante los años 1808-1814. El edificio es destacable por varios motivos, entre ellos, el ser un testimonio palpable de la potencia económica y política de la corona de Aragón en el Mediterráneo de los siglos XIII a XV, un ejemplo de la arquitectura del gótico civil catalán y uno de los pocos ejemplos casi intactos de atarazanas medievales que subsisten actualmente en las costas del Mediterráneo.

Como edificio militar de la ciudad no se sustrajo a la ocupación francesa desde el primer momento, y el por entonces cuartel militar y maestranza de artillería sería ocupado, como el resto de la ciudad, hasta prácticamente el final de la guerra. Sus usos serían ampliados por las necesidades de los ocupantes franceses durante la contienda, pasando a ser también prisión -tanto de los soldados españoles capturados como de los barceloneses detenidos- y más tarde hospital militar, reconvirtiendo el espacio que estaba destinado a las cuadras.

Raymundo Ferrer, vicario de la Iglesia parroquial de S. Justo y S. Pastor, anotó con paciencia franciscana todos los acontecimientos que casi diariamente se dieron durante el periodo de ocupación imperial, por lo que sus anotaciones han sido la fuente primaria que nos ha permitido conocer este trágico periodo del pasado del edificio y de la ciudad de Barcelona

Litografía de José Coromina (1814) del panorama la franja costera de la ciudad de Barcelona, con el edificio de las Atarazanas, destacado en rojo, y tapado parcialmente en primer plano por la torre del Fuerte de la Linterna.

LAS REALES ATARAZANAS. LOS ORÍGENES.

En el siglo XIII, Barcelona era el principal puerto de la Corona de Aragón. La ciudad ya contaba con unas atarazanas gestionadas por el Consejo de Ciento de la ciudad (el «Consell de Cent»), ubicadas cerca del actual edificio de Correos, que se revelaron insuficientes en una época de clara expansión política y económica. A finales del siglo XIII, Pedro II El Grande (hijo de Jaime I El Conquistador) reservó unos terrenos al final de las Ramblas, fuera de los muros de la ciudad que fueran de jurisdicción real y con una finalidad más militar, proyecto que ya había vislumbrado su padre.

El edificio original se comenzó a construir entre 1282 y 1285. Estaba formado únicamente por un gran patio, de planta rectangular, cerrado por tres lados y abierto hacia el mar, con porches adosados a los muros por la parte interior y 4 torres defensivas en cada uno de los vértices de este gran rectángulo. Posteriormente, en el siglo XIV comenzaron las primeras reformas, con el cubrimiento de las naves de Poniente e incluyendo las Atarazanas dentro del trazado amurallado de la ciudad. Las reformas fueron constantes en los siglos sucesivos, sobre todo en el siglo XVI, Como resultado de la construcción del primer dique portuario, por su parte sur los edificios más próximos al mar (como Atarazanas), sufrían las embestidas del mar, quedándose sin cimientos y comenzando a hundirse, por lo que se inició una reconstrucción del edificio, más retrasado de la línea de mar, y con pilares más grandes para aumentar su altura(I)

El trazado original de las atarazanas del s. XII, en azul, superpuesto a la planta del edificio actual. En el interior de la nave más ancha y alta, en el siglo XVIII estaba ubicado un pozo para fundir el material de bronce para fabricar los cañones del ejército.

En el s. XVII, ya gestionado únicamente por la Generalitat, se construyeron dos grandes unidades arquitectónicas: las «Naves de la Generalitat”, que se construyeron mucho más alejadas respecto a las naves originales y por otro, las naves del lado de montaña, que actualmente reciben el nombre de Sala Marqués de Comillas. 

Durante los siglos XVIII y XIX las atarazanas siguieron teniendo un carácter militar, pero perdieron su función naval. El edificio fue parcialmente destinado al ejército, en concreto al arma de artillería, hasta que en el año 1745-46, durante el reinado de Carlos III, el edificio de las Atarazanas dejó definitivamente de tener su función original de construcción y mantenimiento de embarcaciones y pasó a ser gestionado por el ejército como cuartel de artillería y fundición. Se instalaron almacenes de municiones, planchas de plomo, artillería y carruajes. En 1767 se pusieron en marcha los hornos para fundir el bronce de los cañones y las máquinas de barrenar y tornear cañones.

Las características arquitectónicas del edificio y la proximidad de la caserna garantizaban una mayor seguridad y facilitaban su vigilancia. Al mismo tiempo el hecho que la maestranza instalada en 1802 también estuviera dentro de las instalaciones disminuía los costes de transporte y facilitaba la entrada y salida de materias primas y piezas fabricadas en la fundición por vía marítima o terrestre. El recinto entró a formar parte de un complejo militar mucho más amplio, que se extendía hacia las Ramblas de la ciudad. [2]

 

El ejército levantaría dos casernas en la década de 1930 y adaptó el edificio a sus necesidades. (b)

LAS REALES ATARAZANAS DURANTE LA OCUPACIÓN FRANCESA

El 11 de febrero llegó a la ciudad de Barcelona el nuevo Gobernador, el Conde de Ezpeleta, enviado por la Corte como sustituto del anterior, el Conde de Santa Clara. Las tropas italianas y francesas que habían entrado desde la frontera habían entrado en Gerona el día 10, y presumiblemente tres días después llegarían a la Ciudad Condal. El Ayuntamiento barcelonés era reacio a permitir la entrada de tropas extranjeras que de hecho superaban en número a las españolas que guarnecían la Plaza (por entonces la ciudad contaba con unos 200.000 habitantes), pero Ezpeleta solo llevaba la consigna de que las tropas que venían «fuesen recibidas y tratadas mejor que las Españolas«.

Finalmente, el 13 de febrero de 1808 entró por la Puerta Nueva de Barcelona la 1ª división francesa al mando del general Duhesme y su segundo al mando, el general Lechi, comandante de las tropas italianas. En total 5.427 hombres, 1.830 caballos y 25 carruajes. La comitiva, como es lógico, despertó gran expectación en la ciudad y un considerable gentío acudió a presenciar el paso de las tropas por las calles hasta la Plaza de Palacio donde hizo un alto toda la división franco-italiana. Posteriormente las tropas se acuartelaron en Estudios, Atarazanas, S. Agustín y Barceloneta, y la Plana Mayor, oficialidad y Velites en casas particulares, aunque estos últimos se reubicaron después también en las Atarazanas.

 

La Plaza de Palacio («Pla de Palau»). La litografía está fechada en 1842, aunque los edificios son prácticamente los mismos que se hallan presentes en la actualidad.

A pesar de que las noticias que se tenían eran que el contingente franco-italiano se dirigía a Cádiz, pronto dichas tropas se apresuraron en ocupar las puertas de la ciudad, la Ciudadela y el castillo de Montjuich, este último a pesar de la resistencia a dejarlas entrar de su Gobernador interino, Mariano Álvarez de Castro. La conducta del Capitán General, Conde de Ezpeleta, para con los ocupantes generó diversidad de opiniones, pero por una parte, las instrucciones que le llegaban de la Corte eran las de colaborar con las tropas francesas y procurarles lo que necesitasen, aunque por otra parte, el propio Ezpeleta no podía esperarse que la conducta de los franceses e italianos en la ciudad fuera la de unos conquistadores en vez de la de unos aliados.  

No pasó mucho tiempo para que comenzaran los primeros roces y disputas entre los barceloneses y las tropas ocupantes, que degeneraron en peleas y algunas muertes. Viendo el curso que tomaban  los acontecimientos, los militares españoles que pudieron salieron de la ciudad con mayor o menor fortuna: al 3er batallón de las Guardias Españolas se le fugaron sus gastadores, también hubieron fugados en las Guardias Valonas y en un arranque de bizarría, 25 jinetes de Borbón salieron por la Puerta Nueva con su comandante al frente y con el trompeta tocando marcha: en definitiva, un lento goteo de soldados y mandos (el afamado Álvarez de Castro entre ellos) que pronto llegó a las 600 ausencias. El general Lechi, convertido de facto en el jefe militar de la ciudad, publicó diferentes bandos para proteger a las tropas francesas, recortando las libertades de los ciudadanos y amenazando con represalias(II) a los que no cumplieran sus disposiciones. Las tropas españolas que quedaron por entonces y sus oficiales fueron confinados en diferentes edificios militares y conventos de la Ciudad. 

 

Grafiado de las Atarazanas y sus instalaciones a través del siglo XVIII y principios del XIX. Cabe puntualizar que algunas ilustraciones son bastante dispares, por lo que habría que cuestionar su fidelidad a la realidad de la época, pero podría ser un ejemplo de las trasformaciones que sufrió al perder su uso original de astillero: 1. Gaspard Bailleul, Paris, c. 1726; 2. Antonio Ponz Piquer, Madrid, 1788; 3. Moulinier, Lartigue, Vicq, Laborde, Didot, Paris, 1806; 4. Juan López, Madrid, 1807; 5. Felipe Bauzà, Cádiz, 1813; 6. Antonio Monfort, Barcelona, 1818.

Los mandos franceses e italianos por su parte no perdieron el tiempo: los cañones que se hallaban en las murallas fueron introducidos en los castillos y los 40.000 mosquetes que se hallaban almacenados en las Atarazanas pronto fueron distribuidos entre el castillo de Montjuich, la Ciudadela y las propias Atarazanas. El propio Lechi comunicó por carta al general Reille el 26 de julio de 1808 que ocupaban la Ciudadela unos 1.500 hombres, Montjuich unos 1.000 y Atarazanas unos 500, y que estimaba del todo insuficientes para defender la ciudad. En junio se habían dado los combates del Bruch y las montañas vecinas a Barcelona estaban ocupadas por somatenes y miqueletes españoles.

Paralelamente los barcos ingleses que patrullaban las costas sin oposición, realizaban incursiones nocturnas contras los fuertes de Atarazanas, la Linterna y San Carlos, que estos contestaban con un estruendoso cañoneo, aunque sin ninguna consecuencia, lo que provocaba las chanzas de los ciudadanos que llenaban los terrados y torres de las casas limítrofes viendo el espectáculo.  

 

LAS CASAS Y LOS MUROS SON LOS QUE ESTAN CAUTIVOS, NO LOS CORAZONES QUE A CADA MOMENTO EXHALAN SU LEALTAD = = = LEALTAD A TODA PRUEBA ACIA FERNANDO VII. Decreto de la Junta Central de 21 de julio de 1809. Vista de la Ciudad de Barcelona ocupada por los franceses y bloqueada por mar por el Almirante ingles Hollowey, y por tierra por los exércitos aliados español é inglés del mando de los Generales Dn. Francisco de Copons  y Navia y Lord Clinton. Esta hermosa ciudad invadida con la mayor felonía por los franceses el dia 13 de febrero de 1808 ha quedado libre por la constancia y heroismo de los españoles en 28 de Mayo de 1814. Contiene dicha ciudad 13000 casas, una catedral magnífica, 7 parroquias, 36 conventos, 6 colegios, 6 hospitales, una hermosa lonja, la aduana, casa de caridad, de comedores, las academias de buenas letras y de ciencias naturales, teatro anatómico, paseos deliciosos, fabricas de todas manufacturas y gran comercio maritimo, con 200 mil habitantes. (Jose Coromina lo grabó en Barcelona, año 1814)

Los franceses, no obstante, no se olvidaban nunca de los aspectos más formales: el 15 de agosto de 1808 se anunció a las tropas la fiesta de San Napoleón, que sería saludada con 100 cañonazos, 20 de ellos desde las Atarazanas. 

Pronto las instalaciones de las Atarazanas serían utilizadas como prisión (tanto de soldados capturados(III) como de civiles que no pagaban las contribuciones exigidas por los franceses) y sus cuadras de los caballos como hospital militar para los heridos en los combates e incursiones que se daban ininterrumpidamente contra los españoles, ya que el Hospital de San Pablo no era suficiente para el número de heridos que llegaban. Cabe comentar que pronto los franceses permitieron que puntualmente las contribuciones en metálico de los ciudadanos fueran hechas en sábanas, mantas, colchas y jergones, y entregadas al administrador del recién creado Hospital de Atarazanas.

Vista aérea del recinto de las Atarazanas en la época actual (e)

La situación de tensa calma siguió en la ciudad prácticamente durante toda la ocupación franco-italiana: por una parte las tropas españolas no eran lo suficientemente fuertes en tropas y armamento como para intentar un ataque a la ciudad y por otra parte los ocupantes y sus mandos administraban férreamente la ocupación de los enclaves estratégicos de la ciudad y la vida de sus habitantes(IV). En todos estos años, hubo algún intento de sobornar a las autoridades militares, Lechi entre ellos, sin ningún resultado; hubieron intentos fallidos de ocupar el castillo de Montjuich en el año 1811, e incluso de envenenar a la guarnición, que quedaron todos en simples intentonas. 

Cabe destacar que la ciudad no era tampoco insensible a los acontecimientos militares en Europa: en el año 1813, al igual que en muchas otras ciudades y villas de Europa, los soldados alemanes aliados hasta entonces de los franceses (unos 1.500-1.700 hombres en Barcelona), fueron desarmados y confinados, para evitar insurrecciones(V), lo que también deparó lógicamente un curioso espectáculo en la ciudad. 

Pero a medida que el curso de los acontecimientos variaba también en Cataluña, pronto se produjo el traslado definitivo de grandes cantidades de armamento de la ciudad hacia Francia, en concreto Perpignan (ya se había hecho parcialmente con anterioridad) o la extracción de la artillería de todos los calibres de las fortificaciones de la ciudad y depositada junto a la costa para ser inutilizada. Las unidades más experimentadas volvían a Francia, junto con los heridos franceses de los hospitales y llegaban conscriptos de Francia, inexpertos y bisoños, muestra evidente de la fragilidad militar francesa en Cataluña por aquel entonces.

En los primeros meses de 1814, los franceses retenían todavía Barcelona. El 1 de febrero el Ejército anglo-español cortó las comunicaciones entre Suchet y la guarnición francesa de Barcelona. Los generales Manso, Wittingham, Sarsfield, Clinton y Copons acordonaron la ciudad, bloqueada también por mar por algunos paquebotes ingleses. El Baron Habert, encargado de defender la plaza por Suchet, dirigió el mismo día una resuelta proclama a los habitantes amenazando con castigar severamente a los que intentaran confabularse con las tropas sitiadoras. Pero el 26 de abril, tras la caída de Napoleón, se publicaba por todas partes la orden de evacuación definitiva de las tropas francesas. Finalmente el 28 de mayo de 1814 el mismo Habert salió por la puerta de D. Carlos. 

 

Restos de la muralla medieval que delimitaba las instalaciones de las Atarazanas, en la actualidad.

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(I) – Las últimas obras de envergadura llevadas a cabo en el recinto el año 2010, en concreto el rebaje del subsuelo, permitieron datar la estructura original en el siglo XIII y conocer que el edificio actual se construyó a finales del siglo XVI. También se encontró una necrópolis romana, con 36 enterramientos. [4]

(II) – B A N D O.

«El General de Division Lechi, Comandante superior de las Armas de esta Ciudad y sus Fuertes, Manda: que no haya reunion de personas en las plazas,  paseos ni calles en los casos de alarma, ú otros, como ya se mandó anteriormente.

Manda así mismo, que lo dispuesto por Bando de 20 de Octubre último, de que nadie transite sin luz despues de las nueve de la noche, se observe rigurosamente.

Manda tambien que en los campanarios no permanezca persona alguna, y que las que sean halladas en ellos sean arcabuceadas inmediatamente.

Barcelona 11 de Noviembre de 1808.=Firmado=Lechi, Comandante superior.» [3]

(III) –  Los generales españoles Castelldosrius, Caldagués y varios oficiales prisioneros.

(IV) –  Bando del general Lechi de 8 de marzo de 1809:

BANDO para que al oír los Barceloneses tres cañonazos tirados de las Atarazanas, Monjuich y Ciudadela se encierren en sus casas.

«Se manda à los habitantes de esta Ciudad, que al dispararse tres cañonazos de Atarazanas, Monjuich y Ciudadela, en señal de alarma, se retiren y encierren en sus casas: los que no lo hubieses executado media hora después, se les acuchillará o disparará por la tropa y patrullas que les encuentren.

Barcelona, 8 de marzo de 1809. = Firmado=Lechi, General de División, Comandante Superior de esta Ciudad y sus fuertes. Por copia conforme= R. Casanova, Comisario General de Policia.» [3] 

(V) – «Leiase en el Diario la orden del dia del Exto. de Aragón, y Cataluña, firmada por Suchet en el Quartel General de Gerona á 21 de diciembre último. La dirige a los Cazadores de á Caballo de Nassau, á la caballería ligera Westfaliana, á la Infantería de…, todos tropa alemana al ancho de la Francia, intimandoles a quedar desarmados, y prisioneros.» [3]


Fuentes:

(1) – «Redescubriendo las Atarazanas» – Publicación Museu Marítim de Barcelona (2016)

(2) – «Les Drassanes Reials de Barcelona» – Antoni Sella, Museo Marítimo de Barcelona (2018)

(3) – «Barcelona Cautiva. 1808-1814» – Raymundo Ferrer, Barcelona, 1815, Ed. Antonio Moliner Prada (2010)

4) – https://beteve.cat/societat/drassanes-reials-necropolis-romana-xviii-edific/

5) – Paneles informativos de la exposición permanente del Museu Marítim de Barcelona

Imágenes

a) – «Redescubriendo las Atarazanas» – Publicación Museu Marítim de Barcelona (2016)

b) – http://www.barcelonarutas.com/drassanes/

c) – http://www.atlesdebarcelona.cat

d) – http://www.atlesdebarcelona.cat

e) – Paneles informativos de la exposición permanente del Museu Marítim de Barcelona.

La acción de L’Arboç (9 de junio de 1808)

«Foc a L’Arboç» ó «Fuego en Arbós» era una expresión típica que se escuchaba en dicha villa tarraconense hasta la segunda mitad del siglo XX para referirse a la necesidad de realizar alguna tarea de manera inmediata6 y en el fondo una expresión que plasma el caos y la barbarie. La frase nació del recuerdo del incendio de la población, perpetrado por las tropas imperiales al mando del general Joseph Chabran en la acción que tuvo lugar el 9 de junio de 1808, debido a la enconada resistencia de sus habitantes frente a los invasores.

La presencia francesa de tropas imperiales francesas en las tierras del Bajo Penedés a partir de la ocupación francesa de Barcelona, se limitaba a la presencia de algunas patrullas de caballería que enviaba el general Duhesme desde Sants o Barcelona hasta Vilafranca para comprobar que no se formaran grupos armados de resistencia entre los locales. Tras el fracaso de las tropas francesas en el Bruc, Duhesme reclamó la vuelta inmediata de la columna al mando del general Chabran que se había desplazado hasta Tarragona de camino a Valencia, que era su verdadero objetivo.

El viaje de regreso hacia Barcelona de las tropas imperiales, por rutas interiores para evitar los caminos de la costa controlados entonces por la flota inglesa, estuvo salpicado de choques con los somatenes locales, junto con algunas tropas regulares españolas, y tuvo su punto álgido en la acción que se desarrollo en L’Arboç (Arbós), que acabó finalmente con crueles represalias contra sus habitantes y la quema de la población, en un episodio que quedaría en los anales de la Guerra de la Independencia como ejemplo de resistencia desesperada contra el invasor, al igual que pasaría en otras localidades españolas. Los franceses se presentarían en dos ocasiones posteriores en la villa: del 24 de diciembre al 13 de febrero de 1809 y al día siguiente de la caida de Tarragona, el 29 de junio de 1811. Arbós, que en aquella época había sido la segunda «Villa real» del Panadés, quedó empobrecida, deshabitada y tardaría más de un siglo en recuperarse, aunque no totalmente.

Portada del tríptico de los actos de conmemoración del Bicentenario 1808-2018 (a)

LA ACCIÓN DE L’ARBOÇ (ARBÓS)

El general Joseph Chabran (b)

La división del general Chabran, siguiendo las órdenes recibidas(I), había llegado a Tarragona sin ningún percance el día 7 de junio hacia las tres de la tarde, cuando recibió la contraorden del general Duhesme de retornar a Barcelona (la disposición había sido enviada por vía marítima, debido a la inseguridad de los caminos). A primera hora del día 9 de junio salió con su contingente de Tarragona sin haber podido incorporar al regimiento suizo de Wimpfen(II) -tal como se le había ordenado- y sin apenas dejar ninguna tropa imperial en la ciudad, confiando en que los suizos la mantendrían tranquila. 

La división del general Chabran, siguiendo las órdenes recibidas(I), había llegado a Tarragona sin ningún percance el día 7 de junio hacia las tres de la tarde, cuando recibió la contraorden del general Duhesme de retornar a Barcelona (la disposición había sido enviada por vía marítima, debido a la inseguridad de los caminos). A primera hora del día 9 de junio salió con su contingente de Tarragona sin haber podido incorporar al regimiento suizo de Wimpfen(II) -tal como se le había ordenado- y sin apenas dejar ninguna tropa imperial en la ciudad, confiando en que los suizos la mantendrían tranquila

La columna no se detuvo hasta llegar a Torredembarra, donde hizo una parada de seis horas. En previsión de posibles contratiempos y para obtener lo que necesitaba, Chabran hizo encerrar en el hostal, durante todo el tiempo que duró el descanso, al alcalde y a los concejales amenazándolos de muerte. Al retirarse, liberó los concejales, pero se llevó prisionero el alcalde. Chabran, con el alcalde torrense, la mitad de las caballerías locales -se llevó catorce de las veintiocho que entonces había en la villa, más seis carros- y la platería de los particulares y de la iglesia parroquial, continuó el regreso hacia Barcelona.8

Se había extendido rápidamente la noticia de la victoria en la batalla del Bruch del 6 de junio, por lo que al llegar a El Vendrell, las tropas de Chabran empezaron a toparse con la resistencia de los somatenes de vanguardia que habían llegado hasta allí para interceptarles el paso.

Siguieron el camino hacia a la villa de L’Arboç (Arbós) llevándose también consigo a los regidores de El Vendrell como rehenes a Barcelona. L’Arboç ya se hallaba ocupada por las partidas de somatenes (Según Adolfo Blanch, procedentes de Vilafranca(III), Sagarra y Urgel, aunque también serían de poblaciones más cercanas como el propio El Vendrell) y 300 suizos del regimiento de Wimpfen (que se encontraban allí de vuelta a su regimiento en Tarragona), que se hallaban dispuestos a defender la posición, ubicada sobre una pequeña colina (160 m sobre el nivel del mar) y de acceso difícil que a priori se prestaba a una buena defensa.

En una narración de un testigo directo, Anton Sans, tejedor de lino, este señala que a las 10 de la mañana llegó una avanzada de 40 soldados de caballería y que los somatenes salieron hasta las afueras para escopetearlos y haciendolos retroceder. A eso de las tres y media o cuatro de la tarde1,10, los somatenes concentrados en La Gornal (a 1,5 km en dirección a El Vendrell) detuvieron temporalmente a la vanguardia de la columna imperial. Chabran, viendo que tendría que someter la posición para poder seguir su camino hacia Barcelona, tras poder reducir las piezas de artillería que guardaban la entrada al pueblo(IV), mandó que el general de caballería Bertrand Bessières -hermano del famoso mariscal Bessières- atravesara al galope con sus coraceros la villa hasta el otro lado de la misma y cortara la retirada a los defensores. Al mismo tiempo el general François Goullus rodeó el pueblo con los cazadores a caballo y los tiradores de infantería. Los somatenes se retiraron por la parte de Banyeres del Penedés y Castellet. Al querer tomar posesión los imperiales del pueblo, sus habitantes, lejos de intimidarse se encerraron en sus casas, y lanzaron multitud de objetos contra éstos, en una férrea resistencia con tintes numantinos4:

«Los habitantes, lexos de intimidarse, cerraron las puertas de sus casas, y subiéndose á las ventanas y texados arrojaban contra los franceses quanto les venía á la mano para dañarles, piedras, bancos, texas, agua hirviendo, en nada se detenían con tal que pudiesen vengarse de tan infernal canalla, mientras que otros paisanos cuerpo á cuerpo chocaban con la furiosa soldadesca que lo pasaba todo á cuchillo»

«Heroica resistencia del Vendrell» (c)

Como represalia, los franceses saquearon e incendiaron la villa, mataron a 64 personas hasta la noche del 9 de junio, la iglesia parroquial resultó totalmente profanada, una tercera parte de las casas totalmente destruidas y otro tercio inhabitables. Es de destacar la violencia ejercida por los imperiales contra la población civil y contra el pueblo, aunque los propios somatenes robaron en la villa después de que se marcharon los franceses, hecho que la mayoría de fuentes no mencionan8. Los imperiales salieron de L’Arboç entre las siete y las ocho de la mañana, según la crónica de Anton Sans.

Las acciones entre somatenes y franceses siguieron al día siguiente, 10 de junio, a la entrada de Vilafranca, donde partidas de somatenes con algunos refuerzos venidos de Igualada y una culebrina de Barcelona, plantaron cara a las tropas imperiales9, aunque no resultaron un obstáculo serio y la caballería francesa acabó matando a 53 paisanos. La división de Chabran siguió su camino hacia Barcelona, saqueando a su paso los pueblos del Ordal, hasta que llegaron a Barcelona el día 11 de junio.

Los muertos de L’Arboç(V), se convirtieron en mártires, y sirvieron de propaganda patriota para la resistencia: se leyó una proclama de Tarragona el 16 de junio haciendo mención a la tragedia, cuya noticia llegó hasta Cádiz, donde se publicó una relación en la prensa de los hechos destacando el heroísmo de sus habitantes.

En 1816, L’Arboç recibió el título de «Heroica villa» por los hechos del 9 de junio de 1808. Curiosamente, dentro del ámbito del folklore popular desde el 13 de junio de 1827, L’Arbós cuenta con la figura del gigante «Chabran», de tan mal recuerdo en la villa y que fue restaurada modernamente en 1995. 

RECORRIDO

El conjunto de la Iglesia parroquial de San Julián (1631-1647), con su portal barroco (izquierda) y  con algún vestigio de la acción del 9 de junio de 1808 en una de las aristas de los muros de su campanario (derecha).

En la parte superior de la imagen una superposición del trazado urbano del siglo XVIII con el actual y los probables ejes de avance de las tropas imperiales en la jornada del 9 de junio de 180812.
Placa conmemorativa en el centenario del 9 de junio de 1908: 
«A la memoria de los paisanos que allí lucharon contra la invasión francesa
y heroicamente murieron en las jornadas 9 y 10 de junio de 1808″ 
El edificio donde se halla la placa conmemorativa (Antiguo Cal Pere Vint) se construyó sobre el antiguo Portal del Raval, derruido en 1808. En este lugar se sitúa uno de los lugares de enfrentamiento entre los somatenes y las tropas francesas10.

Recorrido por la calle Hospital hasta su finalización en el Raval. Esta calle ha sido siempre la primera en recibir tropas procedentes de Tarragona en conflictos posteriores, a pesar de conectar con caminos secundarios10.

Casa de Can Fiol (s. XVII), en la calle Hospital. (Inferior izquierda). La Calle Mayor, en dirección a la Iglesia de San Julián (Inferior derecha).


(I) – La transcripción de la orden por lo que interesaba a las tropas de Chabran1:

— Cuartel general de Barcelona — Los generales Chabran y Schwartz saldrán mañana dia 4 de junio mandando las dos columnas movibles que se compondrán de los cuerpos indicados al margen. El general de división Chabran, teniendo á sus órdenes á los generales Goilus y Bessieres, mandará la primera columna, fuerte de 4,400 hombres de caballería é infantería, con su artillería correspondiente. Con ella se dirigirá á Tarragona, de cuya plaza se apoderará, dejando en ella mil hombres de guarnición. Incorporará en su división el regimiento suizo de Wimptfen, para cuyo coronel se le entregan las órdenes, necesarias, usando de amenazas y aun de la fuerza, en caso de resistencia por parte de este gefe ó de sus oficiales. Continuará la marcha por Tortosa hacia Valencia donde deberá llegar el 22; En Nules abrirá el pliego que se le entrega, donde encontrará las instrucciones relativas á las operaciones que debe combinar con el mariscal Moncey, que se hallará en dicho dia á las. inmediaciones de la espresada ciudad con un cuerpo de 10,000 hombres. — […] — El general de división y gefe del ejército de observación de los Pirineos Orientales — Firmado.— Duhesme.—Por copia conforme, el gefe de escuadrón, haciendo funciones de gefe del estado mayor.— Ordonneau«

Orden secreta para los generales del 3 de junio de 1808.

(II) – El Regimiento de Infantería suiza núm. 1 «Wimpfen» se encontraba de guarnición en Tarragona con su 1er batallón y la Plana mayor, con un total de 957 hombres2. En mayo de 1808 sus efectivos eran de 2.056 hombres3. Su coronel era D. Luis Wimpfen.

(III) – Es de destacar que la conducta de los somatenes de Vilafranca, por ejemplo, también se alejaría del tópico guerrillero romántico y heroico de la literatura posterior, ya que: «[…] el 8 de junio organizaron un verdadera revuelta social contra los representantes del orden económico y político de la villa, destruyeron el Catastro, robaron en las casas de los arrendatarios y el dinero del común de la villa, y asesinaron al Gobernador y al Alcalde mayor.«4

(IV) –«Resumé des Opérations militaires. Corps d’Armée des Pyrénées Orientales» del general Porte, diciembre de 1808. Archives Nationales, Paris. AF IV 1621.5  

(V) – Las bajas civiles del pueblo según las fuentes fueron 64 (otras fuentes hablan de 60), las bajas aproximadas entre las partidas de somatenes (difícil de saber, aunque alguna fuente los cifra en unos 4010) y por contra Adolfo Blanch en su libro1 habla de unas 300 bajas francesas. Las fuentes francesas hablan de seis soldados franceses muertos y quince heridos10, por lo que, al igual que nos ha ocurrido en otras ocasiones, quizás sería necesario poner en un contexto relativo dichas cifras de bajas, a falta de fuentes primarias oficiales.


Fuentes:

1). «Historia de la Guerra de Independencia en el antiguo Principado. Tomo I» – Adolfo Blanch, Imprenta y librería Politécnica de Tomás Gorchs, Barcelona, 1861

2). «Forces emfrontades en la Guerra del Francès (1808-1814)» – Gustau Adzerias i Causí, Arenys de Munt, novembre de 2006

3). «Cirujanos de los regimientos suizos al servicio de España» – Josep M. Massons, 1987 (www.raco.cat)

4). «La Guerra del Francès a Catalunya segons el diari de Raimon Ferrer» – Edición de Antoni Moliner Prada, Bellaterra, 2010.

5). http://www.xtec.cat/monografics/socials/guerrafrances/01/8_documents/065.html

6). «La Guerra del Francès i el seu pas pel Penedès. Estat de la qüestió» – Guillem codorniu Miret, Trabajo final de grado de Historia, junio de 2014, Facultad de Geografía e Historia, Departamento de Historia contemporánea, Universidad de Barcelona.

7). “Tarragona i la Guerra del Francès” – Trabajo presentado, Universitat Rovira i Virgili

8). «Tarragona a la Guerra del Francès (1808-1813)» – Salvador-J. Rovira i Gómez, Quaderns de l’Arxiu, 6, Ajuntament de Tarragona, 2011

9). https://blocs.mesvilaweb.cat/elbarrinaire/?p=79933

10). «Itineraris de la Guerra del Francès: Una passejada per la història dels territoris de parla catalana» – Ajuntament del Bruc, Institut Ramon Montaner, CCEPC y Generalitat de Catalunya, mayo 2008

11). “La Guerra del Francès a la Conca de Barberà. 1808-1814” – Josep M. T. Grau Pujol, Manuel Güell Junkert, Francesc Murillo Galimany, Josep M. Porta Balanyà i Gabriel Serra Cendrós, Centre d’Estudis de la Conca de Barberà. Museu Arxiu de Montblanc i Comarca, Montblanc, 2010

12). «Pla d’Ordenació urbanística municipal de L\’Arboç. Annex 1. Fitxes de Patrimoni arquitectònic, arqueològic i jaciments«. Texto refundido, Ajuntament de L’Arboç, Mayo 2009

13). «Guia dels escenaris de la guerra del Francès a Catalunya» – Departament d\’Innovació, Universitats i Empresa, Generalitat de Catalunya, 2008

14). «Efemèride de l’Arboç en la Guerra del Francès» – Josep Ma. Jané i Samsó – Miscel·lània penedesenca, 1993

15). «Plano de Arbós» – Sebastià Batet, 1908, en http://cartotecadigital.icgc.cat

16). «210è aniversari de la Guerra del Francès. 1808-2018» – Triptico informativo – Ajuntament de L\’Arboç, 2018

17). https://www.diaridetarragona.com/costa/Foc-a-LArbo.-Aquel-dia-que-ardio-todo-20180609-0007.html

Imágenes:

a). «210è aniversari de la Guerra del Francès. 1808-2018» – Triptico informativo – Ajuntament de L\’Arboç, 2018

b). By Unknown author – http://impereur.blogspot.fr/search?q=chabran, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=58403577

c). «Historia de la Guerra de Independencia en el antiguo Principado. Tomo I» – Adolfo Blanch, Imprenta y librería Politécnica de Tomás Gorchs, Barcelona, 1861

El Barón de Maldá y la Barcelona de su tiempo.

Tiempo de lectura: 15 minutos

Rafael de Amat y Cortada, primer barón de Maldá, nació en Barcelona en el año 1746; se casó con su prima hermana, María Esperanza de Amat y de Rocabertí, con la cual tuvo ocho hijos, y murió el año 1819, hace 201 años. Pertenecía a la pequeña nobleza catalana y vivía en la calle del Pi (del Pino), en el palacete que él llamaba Casa Cortada, que aún existe.

Amante de la buena mesa, de la música, de las fiestas y diversiones y extremadamente religioso y conservador, el barón es conocido por su «Calaix de sastre» («Cajón de sastre»), dietario que escribió durante 50 años, en el cual plasmó de forma viva y pintoresca el día a día de la vida barcelonesa de su tiempo. Hombre curioso, dedicaba su tiempo libre a pasear, escuchar y difundir las novedades que corrían por la ciudad, anotando en su diario en catalán, todos los hechos remarcables, a menudo insignificantes, que veía o escuchaba. Con sus descripciones minuciosas, llenas de detalles, elevó a protagonistas a las clases humildes y a los numerosos menestrales que poblaban la ciudad. El barón fue testimonio directo de una Barcelona convulsa por las guerras pero también de una ciudad en plena efervescencia por los grandes cambios que se vivieron en aquellos años.

El barón escribió su diario como divertimento, para él mismo y para leerlo a las amistades y a la familia. Escribía tal cual, con un catalán espontáneo, lleno de castellanismos y de sentido del humor. Nunca pretendió hacer una obra literaria, sino retratar los hechos cotidianos de cada momento. El resultado es una obra muy amena en que, con un estilo totalmente natural, aparece delante del lector la imagen rica y diversa de la vida de la ciudad.

Se puede decir con toda certeza que Rafael de Amat y Cortada, con su Cajón de Sastre, no solo ha dejado para la posteridad la crónica de 50 años fundamentales en la historia de Barcelona, sino que a pesar de la gramática caótica, los barbarismos y el barroquismo de sus frases, se ha ganado un lugar en el panorama de la literatura catalana del Ochocientos y ha sido un precursor del género costumbrista.

Vista de la Plaza nueva y de una de las Puertas antiguas de Barcelona.

BARCELONA CENTRO INDUSTRIAL Y COMERCIAL

Durante el siglo XVIII Barcelona abrió su comercio hacia el Atlántico y se integró en las rutas de los grandes intercambios internacionales. Buena parte de su éxito radicaba en la exportación de aguardientes a los mercados del norte de Europa y en la venta de tejidos estampados a las colonias americanas y al mercado peninsular

«Mount, Porte de Barcelone», 1764-1793. Grabado calcográfico sobre papel.
«Vista de una parte del Puerto de Barcelona, tomada de Barceloneta», de la obra de Alexandre de Laborde, «Description de la Principauté de Catalogne: voyage pittoresque et historique de l’Espagne,» editado en Paris en 1806.

Las imágenes contenidas en los cinco volúmenes que Alexandre de Laborde consagró a España son una fuente de primer orden, a veces única, para conocer los paisajes y villas a inicios del siglo XIX. Rafael de Amat nació poco antes que la Ciudadela se acabara de construir (1751) y se iniciara la construcción de la Barceloneta (1753). A lo largo de su vida vio muchos cambios en la ciudad.

Plano de la Ciudad y del Puerto de Barcelona, 1806. Escrito por el cartógrafo Pierre Lartigue.

Barcelona, que ya era un importante núcleo artesanal y mercantil del área mediterránea desde la Edad Media, se convirtió en el siglo XVIII en una de las principales ciudades manufactureras del continente europeo, que llegó a tener más de 100.000 habitantes. La Barcelona que describía el Barón de Maldá había vivido un importante crecimiento. Las industrias textiles de estampados que se instalaron llevaron a una notable prosperidad ya detectada por los viajeros que la visitaron aquellos años. La atmósfera industrial, la laboriosidad de los catalanes y una población con capacidad económica para consumir definían una sociedad con una distribución muy equitativa de la riqueza.

Las indianas eran tejidos de algodón estampados originarios de la India – de aquí su nombre- que se extendieron por Europa a lo largo del siglo XVIII, se convirtieron en un género de consumo masivo que supuso una auténtica revolución en el mundo de la industria textil. Comerciantes, tenderos y artesanos, muchos de los cuales ya provenientes del entorno textil, impulsaron las nuevas fábricas y talleres de estampación de indianas que se multiplicaron a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX.

LAS GUERRAS

La vida del Barón de Maldá coincide con un largo período de belicosidades en Europa que tuvo una especial incidencia en Cataluña. De joven vivió la Guerra de los Siete Años (1756-1763), de adulto las guerras de la Revolución Americana (1776-1783) y la denominada Guerra Grande o de la Convención (1793-1795); finalmente las guerras napoleónicas (1799-1815), que comportaron la ocupación de Barcelona y la devastación de muchas villas y campos del Principado.

Plano del afuste de morterete de probar pólvoras (señalado con la letra ? plan separado) con su herraje correspondiente; y la placa del morterete con el vestigio que dejara en ella, si se separase su morterete.
Plano de alzados y sección de un obús con su cureña de ruedas.

Tomás de Morla en su tomo primero del «Tratado de artillería para el uso de la Academia de Caballeros cadetes del Real Cuerpo de Artillería»  resalta la importancia de probar la pólvora con el morterete. Esta prueba tuvo su origen en Francia en 1686, siendo adoptada por la Ordenanza de 1728 y descritas sus dimensiones en la Ordenanza de 1802.

Describía que las pruebas debían realizarse en días «serenos» de 10 a 12 de la mañana en invierno, de 8 a 10 en primavera y otoño, y al salir el sol en verano. También era importante que los puntos de la explanada y el lugar de caída (donde había una bandera) estuvieran a un mismo nivel, que la puntería fuera lo más recta posible, evitando desviaciones que equivocarían las medidas y que estas no se vieran influenciadas por «sugetos de poca inteligencia y escrupulosidad». [2]

LA VISITA REAL EN 1802

Dibujo y grabado de Buenaventura Planella, con motivo de la visita de los Reyes Carlos IV y María Luisa a Barcelona en 1802, con el siguiente texto:

«ENTRADA DE SS.MM CS. CARLOS IV Y MARIA LUISA EN BARCELONA LA TARDE DEL ONCE DE SEPTIEMBRE DE 1802 FIGURANDO LAS DOS COMPAÑÍAS DE MIGUELETES, Á CARGO DEL CUERPO DE FÁBRICAS, SIENDO SUS COMANDANTES D. JUAN CANALETA, D. JOAQUÍN MILÁ DE LA ROCA, D. PABLO PUGET, Y D. NOLASCO GIRONELLA

LA COMITIVA DE LOS COLEGIOS Y GREMIOS CONDUCIENDO Y ACOMPAÑANDO EN CARRO TRIUNFAL Á SUS MAGESTADES HASTA EL REAL PALACIO. Y GLORIETA DISPUESTA POR LOS COMISIONADOS DE LOS COLEGIOS Y GREMIOS PARA RECIVIR A SS.MM. EN DONDE APEANDOSE DEL COCHE EN QUE VINIERON SE DIGNARON A OCUPAR EL CARRO TRIUNFAL QUE OFRECIERON A NOMBRE DE DICHAS CORPORACIONES SUS COMISIONADOS D. FRENCISCO MAS NAVARRO, D. RAMON ARGILA, D. ANTONIO RIERA, D. JUAN SERRA, D. FRANCISCO BRANSI, D. JOSEF RIBAS Y MARGARIT, D. MAGIN ENRICH, D. FRANCISCO CAMP Y VERGÉS, D. IGNACIO RECES, D. FELIX SIVILLA, D. MARIANO ESTEVE Y GRIMAU, Y D. N.»

1. Caballería que precedía a la Infantería que había en la carrera; 2. Lacayos del Honorable Ayuntamiento; 3. Puerta de San Antonio; 4. El Gobernador Marqués de Vallesantoro en ademán de Ofrecer las llaves de la ciudad a S.S. M.M.; 5. El Honorable Ayuntamiento.
6. Alguaciles y demás dependientes del Honorable Ayuntamiento; 7. El Excelentísimo Sr. capitán General Conde de Santa Clara con sus ayudantes principiando la comitiva.
8. Músicos de la primera Compañía; 9. Navíos del Rey empavesados; 10. Primera Compañía con uniforme encarnado y vuelta azul.
11. Músicos de la 2ª Compañía; 12. Segunda Compañía con uniforme azul y vuelta encarnada.
13. Músicos; 14. Diez y sus caballos de respeto ricamente enjaezados con su Volante y Palafrenero cada uno.
15. Lucida comitiva parejante de a caballo, ya al frente los quatro Comtes llevando como a Hermanos mayores una banda de su divisa, encarnado, azul, amarillo y verde; 16. Castillo de Monjuich.
1. Cuatro Guardias de Corps de Batidores; 2. Individuos de los Colegios y Gremios a caballo; 3. Cincuenta y dos Individuos de los mismos conducían  SS.MM. en Carro Triunfal.
4. Los Comisionados de los colegios y Gremios acompañaban a SS. MM. rodeando el Carro Triunfal en que eran conducidas; 5. Seis Individuos de los mismos Colegios y Gremios iban detrás el Carro, cuatro sosteniendo el manto y dos llevando la alfombra y almohada;
6. Doscientos volantes de las mismas Corporaciones proveídos de hachas para iluminar el curso de la Entrada en caso se hubiese verificado de noche; 7. Correo de Caballerizas Exento Oficial mayor y Caballerizo.
8. Coche en que vinieron SS.MM. hasta este puesto mitad del camino de la Puerta de San Antonio a la Cruz Cubierta; 9. Guardias de Corps; 10. Sega la Comitiva de SM.

Aleluya («Auca») de las fiestas que se hicieron con motivo de la estancia de los reyes en Barcelona el año 1802, con la viñeta número 41 que ilustra la ascensión de un globo aerostático.

«Mujeres barcelonesas del s. XVIII», de la colección Dibujos de etnografia y folklore de Cataluña, 3 dibujos, Josep Ribot

EL PERIODO DE OCUPACIÓN NAPOLEÓNICO

Buenaventura Planella, Deseando los barceloneses sacudir el yugo de las huestes de Napoleón…, Madrid; Valencia [s.n., 1815]. El grabado representa el juicio a los acusados por el Complot de la Ascension, en 1809, que ya recogimos en su día en nuestro blog.

«Deseando los Barcelonésses, sacudir el yugo de las huéstes de Napoleon que dolosamente ocupaban la ciudad y sus fuertes, desde el febrero de 1808, tramaron varias conspiraciones y siendo una de éstas descubierta, en mayo de 1809, se prendieron a muchos ciudadanos, contando entre ellos varios presbíteros y religiosos. Formóse contra todos una comisión militar el 2 de junio siguiente, lo que duró desde las siete de la mañana hasta las once de la noche, quedando cinco condenados á muerte, algunos á encierro, otros á calabozo y otros declarados libres. La serenidad conque el P. Gallifa rebate las acusaciones de las fuerzas militares francesas, es igual al furor conque éstos miran sobre la mesa, las escarapelas cogidas en las que se leia VIVA FERNANDO VII LA PATRIA Y LA RELIGION Y MUERA NAPOLEON»


Fuentes:

1 – «La Barcelona del Baró de Maldà» – Exposición Biblioteca de Catalunya, Generalitat de Catalunya, Departament de Cultura, 15/11/2019 a 18/01/2019

2 – «Tratado de artillería para el uso de la Academia de Caballeros cadetes del Real Cuerpo de Artillería». Tomo I – Tomás de Morla, Segovia, Imprenta de José Espinosa, 1816

Imágenes:

a – Fotos del autor de la exposición.

El Castillo de Monjuich (Barcelona), en el periodo 1808-1814

Vista del castillo en 1800, en un grabado de época (a)

La atribución tradicional de la etimología de la montaña de Montjuich ó Montjuïc (de ahora en adelante lo llamaremos Monjuich igual que en el periodo napoleónico) es la de Mons Judeiqus ó «Monte de los judíos«, supuestamente del catalán medieval, motivada por la existencia, confirmada por los documentos y la arqueología, de un cementerio judío en la montaña y por haber sido el lugar tradicional donde la comunidad judía barcelonesa enterraba a sus muertos.

El Castillo de Monjuich que hoy contemplamos es el resultado de la evolución de diversas edificaciones que se han ido construyendo, derribando, rehabilitando y perfeccionando a lo largo de, como mínimo, los últimos diez siglos. Así, el llano de la cima de Monjuich ha sido testigo y cimiento de faros, torres de vigía, fortines y castillos que han cumplido diversas funciones según la evolución social, económica, tecnológica y política del momento. Aunque los precedentes directos de un castillo datan del siglo XVII, la estructura esencial del castillo actual es heredera de una última gran reforma diseñada en 1751 por el ingeniero real Juan Martín Cermeño. Las obras de esta remodelación se iniciaron en 1753 y no se acabaron hasta 1779.2 

Como veremos más adelante, la historia del Castillo de Monjuich durante la ocupación napoleónica no se distinguió prácticamente por ningún hecho de armas significativo, más bien al contrario. El castillo fue ocupado por el contingente de franceses e italianos al mando del General Duhesme prácticamente sin pegar un sólo tiro, así como la Ciudadela, el otro gran complejo fortificado en la ciudad. Durante la ocupación francesa, de 1808 a 1814, el Castillo fue destinado a varios usos: hospital, prisión, almacén logístico y militar, aparte de usarse como depósito de las contribuciones con las que rápidamente se gravó a los ciudadanos de Barcelona por parte de los mandos franceses para el sostenimiento de las tropas invasoras. 

La pregunta que nos viene a la mente es: ¿Pudo haberse producido un motín en Barcelona como pasó en Madrid el 2 de mayo, o haber sido liberada por sus ciudadanos en una revuelta o con la ayuda de los somatenes y tropas regulares que circundaban la ciudad en el exterior?

El Conde de Ezpeleta.

Según nos cuentan los cronistas, episodios de tensión y altercados menores hubieron casi desde el primer momento de la presencia de los franceses e italianos en la Ciudad Condal, pero las autoridades municipales y gremiales no querían que la ciudad fuera un baño de sangre* y el capitán general José Manuel de Ezpeleta y Galdeano, (que había sucedido en el cargo al Conde de Santa Clara) tampoco tenía unas instrucciones concretas de la Corte** sobre como actuar en caso que los considerados «aliados» no resultaran serlo. Con el paso de los meses, la situación de las tropas francesas en Barcelona también se fue complicando: prácticamente estaban bloqueados dentro de la ciudad por las partidas de somatenes y regulares que circundaban las poblaciones limítrofes a Barcelona y que se alzaron a raiz de los episodios de Madrid; pero la situación cambió finalmente a favor de los invasores cuando el 17 de diciembre de 1808 las tropas de auxilio mandadas desde Francia por Gouvion Saint-Cyr entraron en Barcelona (también lo tratamos anteriormente en nuestro blog: Laurent de Gouvion Saint-Cyr (II).)

Los intentos más conocidos de insurrección en la ciudad fueron los del 7 de marzo de 1809, y casi a continuación el famoso Complot de la Ascension de 1809. Dos años después, el 19 de marzo de 1811 se intentaría un ataque armado a la fortaleza sin éxito. Hubieron algunos intentos de soborno de los oficiales italianos al mando (Incluso en el caso del mismo Lechi, que categóricamente los rechazó) sin resultado y hasta proyectos de envenenar a la guarnición utilizando el agua de las cisternas del castillo. Con todo, franceses e italianos permanecieron en la ciudad de Barcelona, ininterrumpidamente, hasta finales de mayo de 1814.

Vista de una parte del puerto, con el Castillo de Monjuich al fondo, en el año 1806. (b)

 

EL CASTILLO DE MONJUICH DURANTE LA OCUPACIÓN NAPOLEÓNICA

El 13 de febrero de 1808 entraban amigablemente las tropas francesas en Barcelona, pero sin concederles otros cuarteles que los de la ciudad y sin ser admitidos en la Ciudadela, Monjuich y Atarazanas . El general francés Duhesme, acompañado por el gobernador de la plaza de Barcelona, el 17 de febrero, visitó el castillo de Monjuich. Desde aquel día los acontecimientos se sucedieron precipitadamente. El 23 de febrero, el capitán general, Conde de Ezpeleta, destituía al comandante del fuerte, el brigadier Antonio Escalante, y nombraba para sucederle a Don Antonio García. Seis días despues, el 29 de febrero de 1808 -Lunes de Carnaval- las tropas francesas ocuparon la Ciudadela, entrando en ella con bandera y música, sin encontrar la menor resistencia, mientras otro destacamento al mando del coronel Floresti, con unos 800 hombres, se dirigió hacia el castillo de Monjuich. Según las crónicas: 

«La rabia ha subido de punto quando desde la misma plaza de palacio y muralla del mar, se ha observa do á la una y media que otra columna francesa cubría el camino de Monjuich , llegando su vanguardia á su rastrillo. Procuraban las patrullas y Autoridades dispersar y persuadir á la gente que retirasen, pero no había forma de conseguirlo.El General frances que está apostado con un cuerpo de observacion en las casitas de San Beltran situadas en la falda de Monjuich  ha tenido la avilantes de abrir dos de los pliegos cerrados que el Señor Álvarez enviaba á nuestro Capitan General Conde de Ezpeleta.4

El gobernador interino del castillo no era otro que el brigadier Alvarez de Castro, el mismo que más tarde dirigiría la enconada y decidida resistencia de Gerona, y se negó a permitir la entrada a Floresti, ínterin no recibiese para ello órdenes del capitán general del Principado, el Conde de Ezpeleta. Ni ruegos ni amenazas pudieron influir en el ánimo del militar español, pero sabedor Duhesme de lo que pasaba, recurrió a Ezpeleta, en vista de las órdenes que tenía de la Corte para recibir a las tropas francesas y tratarlas mejor que a las españolas, envió un parte a Alvarez*** ordenándole que abriese las puertas del castillo a los franceses. Cuéntase que, a pesar de este mandato, estuvo largo tiempo Alvarez dudando si obedecería, cediendo finalmente a la ley inexorable de la disciplina militar. Así fue como, por traición, los franceses se apoderaron de la Ciudadela y de Montjuich.1

«Son las 10 de la noche, y todavía no han entrado los franceses en Monjuich, reparándose desde esta Ciudad las fogatas que hacen en sus inmediaciones para hacer los ranchos ó calentarse. Hasta la misma hora queda todavía de planton el centinela avanzada del Castillo, después de levantados los puentes á la una de la tarde. Dicho sereno centinela es de los voluntarios de Cataluña.A las 11 de la misma noche estando los terrados de las casas de Barcelona coronados de frenéticos espectadores , se ha visto al favor de las fogatas entrar en Monjuich las tropas francesas. Qual haya sido la sensación que ha causado en Barcelona, qual el abatimiento y variedad de pareceres sobre la conducta de nuestro Capitan General Conde de Ezpeleta, se dexa todo para la Idea de mañana como á 1° de mes.» 4

Alborotos callejeros por la actitud solapada de los franceses. 29 de febrero de 1808 (c)
Álvarez de Castro.

A las dos de la tarde del dia 1 de marzo bajó la guarnición española, compuesta en su mayor parte por el regimiento de Estremadura, que tomó el camino de Madrid, mientras que la guarnición de la Ciudadela (casi toda de Guardias Españolas y Walonas) salía a las cuatro de la tarde y se acuartelaba en la ciudad (en los Colegios del Carmen y de la Merced).

La fuerza francesa que guarnecería a partir de entonces el Castillo de Monjuich sería el 2º Regimiento Italiano, con 1.200 hombres. Alvarez de Castro, que se había quedado sin empleo en Barcelona, pasaba los días en el claustro del convento de Santa Catalina, donde se le veía a menudo pasear.5

Durante el mismo mes, el día 23 de abril de 1808, los franceses reforzaron el artillaje de la fortaleza subiendo cañones a Monjuich, y levantaron planos en la muralla de tierra.

«Entre tanta nube de bravos y fieles Oficiales que sufren el peso de las presentes novedades, se notan algunos que en sus semblantes y movimientos llevan marcada la patriótica desesperacion que les devora. Descuella entre todos el Gobernador interino que fue de Monjuich, al tiempo de la entrada de los franceses en aquel Castillo, el Brigadier Don Mariano Alvarez. Obsérvase, que este Caballero se retira dias hace la mayor parte de las tardes al espacioso y hermoso Salon que los PP. Dominicos tienen en su Convento de Santa Catalina, y allí se pasea solo y meditabundo.« 4

Las autoridades del municipio que en su momento no juraron lealtad al rey José Bonaparte fueron recluidos durante meses en Monjuich: algunos fueron trasladados a la Ciudadela, y otros partieron al destierro a Francia. Se negaron a prestar juramento el regente, la mayor parte de los magistrados, el corregidor, el Alcalde y el Ayuntamiento casi en pleno. El general Villalba reemplazó al Conde de Ezpeleta. También se llevaron presos con el tiempo a varios religiosos a las mazmorras de la fortaleza. 

Las autoridades municipales camino de la cárcel y del destierro en abril de 1808. (d)

Los franceses podían ser dueños militares de la ciudad pero no de los alrededores de la misma. En pocos meses, varios contingentes españoles rodearon la ciudad, con enfrentamientos en forma de frecuentes escaramuzas y combates entre los imperiales y los patriotas. Ya el 26 de noviembre las fuerzas españolas de Vives y Reding forzaron a los defensores a buscar refugio en torno a la ciudad. Los franceses temían una insurrección popular y endurecieron las medidas de vigilancia y represión:  

BANDO.

«Manda S. E. el General de Division Lechi , Comandante superior de las Armas en esta Ciudad: Que todos sus habitantes cierren las puertas de las casas: que las personas que precisamente deban salir de ellas vayan solas; y se previene, que hallándose tres personas que vayan juntas se disparará por la tropa contra ellas,

Barcelona 8 de Noviembre de 1808;

Firmado — Lechi, Comandante superior.»

Los ciudadanos seguían los acontecimientos con mayor o menor disimulo:

«No atreviéndose los Barceloneses á salir de sus casas por no incurrir en la indignacion de aquel bárbaro Gobernador, suben á los terrados y torres de las mismas para divisar á escondidas algun tanto la general accion.- Digo algun tanto, pues como á mas de llover á cántaros, una espesísima niebla cubre toda la llanura, por eso no se logra de la funcion, sino lo que dexa claro el soplo del viento ó debilidad de la niebla. Se notan muchos movimientos en los Oficiales alojados en las casas particulares, sacando todos lo mas precioso y metiéndolo en la Ciudadela , ó subiéndolo á Monjuich. Madama la Ruga (la amiga de Lechi) sube á este castillo muy trastornada, y la acompaña Mr. Sofate, siguiéndola muchos cofres, y baúles muy pesados… ¡» 4

El castillo de Monjuic también se tenía como punto de control y defensa de la entrada al puerto y de los buques hostiles que se acercaran a la costa: el dia 14 de setiembre de 1808 una fragata inglesa se apostó frente al reducto de San Carlos, llevando en sus palos siete faroles, que se creyó eran para señas de algún plan combinado con los españoles de tierra: desde la Ciudadela, San Carlos, la Linterna y Monjuich se disparó furiosamente contra el buque ingles, que quieto en su puesto, parecía como no dignarse a intercambiar el fuego con los defensores de la costa. La presencia de buques enemigo se repitió el día 28 del mismo mes y:

«La gente ha celebrado (como siempre) la cachaza de los ingleses, que casi nunca se dignan contestar á tanto tiro perdido, no por estar fuera de él, sino por la mala puntería de los franceses.« 4

Las alegrías duraron poco a los habitantes de Barcelona. El 17 de diciembre de 1808, a la una de la tarde, el General Gouvion Saint-Cyr entraba en Barcelona en medio de una estrepitosa salva de cañones, acompañado de una partida de caballería: se alojó en casa de la Marquesa de Cartellá y Moya, pasando el General Devaux desde la de esta a la de Santa Coloma. Se había roto el bloqueo de las tropas españolas que asfixiaba a los franceses en su interior y éstos pasaban a partir de aquel momento a la ofensiva en Cataluña, gracias al nuevo contingente de soldados y material que vino de Francia.

Plano italiano descriptivo del frustrado bloqueo español de Barcelona
en 1808 contra los franceses (Instituto Municipal Historia) (e)

Las pocas tropas españolas que seguían en la ciudad, sufrían todo un rosario de cambios: a mediados de marzo de 1809 las guardias walonas continuaban siendo objeto de repetidas y contradictorias disposiciones del invasor: tan pronto se les retenía en la Ciudadela, como se les dejaba libres por la ciudad, o se les destinaba al edificio de la Aduana o se les enviaba a Monjuich.

La fortaleza también servía al propósito de almacenar y guardar los cofres de las duras contribuciones mensuales que habían de satisfacer los barceloneses, del orden de 160.000 duros de la época. Al efecto, los mandos franceses nombraron  un comisario especial para velar por la entrada de los ingresos:

«Duhesme decida qu’un commissaire spécial le Français Raynal, serait adjoint au receveur pour accélérer les rentrées de fonds el rendre compte chaqué jour de l’etat des caisses; tous les soirs il prendrait note des contribuables les plus arriérés «pour envoyer chez eux des soldats á discrétion, el pour indiquer au général ceux qu’il faudrait conduire au Monjuich comme opiniàtrement rebelles» 3

El 30 de julio de 1809, se leía en el Diario un terminante aviso del General Duhesme a los ciudadanos contribuyentes, amenazando con llevar presos a Monjuich a los que se hallaran atrasados en el pago. En los meses venideros hubieron varios intentos de sobornar a los Gobernadores del Castillo u oficiales franceses o italianos con nulo resultado y hasta proyectos de envenenar a la guarnición del Castillo emponzoñando su cisterna de agua.

Todavía en febrero de 1810 los franceses buscaban a sospechosos y encarcelaban en Monjuich a todos los que se negaban a prestar juramento a José Bonaparte. A mediados y finales de 1810 se producían algunas deserciones en la guarnición, pero sin aparente impacto en la moral de los ocupantes.

Foso actual y puente de entrada al Castillo. (f)

En 1811, el Marques de Campoverde quiso llevar a la práctica la intentona de asaltar el castillo de Monjuich, con el concurso de algunos de sus habitantes y la complicidad de algunos oficiales franceses. El intento debía llevarse a cabo el 19 de marzo de ese año. Las tropas españolas del general Campoverde se acercaron el día convenido a las faldas del castillo, esperando que se cumpliría el plan previsto para el asalto. Pero el caso es que la autoridad francesa de Barcelona, el general Maurice Mathieu, estaba enterada de todo: del proyecto, del número de hombres de los conspiradores, así como de los procedimientos de que iban a valerse. Por tanto, tenía la defensa preparada, alerta los vigías y a punto la guarnición para echarla sobre los asaltantes.

Serían las doce de la noche del 19 de marzo cuando un oficial español, al frente de un destacamento que había subido silenciosamente la montaña, tanteaba la poterna de la fortaleza para penetrar inmediatamente en ella. A un grito de alarma se iluminó el foso, los cañones de la muralla comenzaron a disparar contra los expedicionarios, los cuales al mismo tiempo fueron acometidos con fuego y bayoneta por los franceses. Campoverde tuvo que retroceder a Tarragona afligido por tan duro fracaso.7

Desde ese momento el Castillo de Monjuich intervendría ya muy poco en la Guerra de Independencia. Con todo, en un «Diario de hechos de la Ciudad» se consigna que el 13 de agosto de 1812, «aumentaban de piezas las baterías de La Linterna y San Carlos«.

El general Llauder.(g)

En los primeros meses de 1814, los franceses retenían todavía Barcelona. El 1 de febrero el Ejército anglo-español cortó las comunicaciones entre Suchet y la guarnición francesa de Barcelona. Los generales Manso, Wittingham, Sarsfield, Clinton y Copons acordonaron la ciudad, bloqueada también por mar por algunos paquebotes ingleses. El Baron Habert, encargado de defender la plaza por Suchet, dirigió el mismo día una resuelta proclama a los habitantes amenazando con castigar severamente a los que intentaran confabularse con las tropas sitiadoras. Pero el 26 de abril, tras la caída de Napoleón, se publicaba por todas partes la orden de evacuación definitiva de las tropas francesas. Finalmente el 28 de mayo de 1814 el mismo Habert salió por la puerta de D. Carlos. 

El general Llauder fue nombrado en ese momento gobernador de Monjuich. La ciudad se había librado de la dominación francesa y las tropas españolas entraban de nuevo en la fortaleza. La inspección del estado de las instalaciones del castillo puso de manifiesto que éstas requerían varios trabajos de reparación. Tal era el estado de en que quedó el castillo de Monjuich, después de seis años de guarnición francesa, que se precisaban más de 30.000 reales para repararlo.1 


(*) – Por su parte, los prohombres del Colegio de Gremios, el 27 de julio de 1808, decían que dominando los franceses las fortalezas de Montjuich y la Ciudadela, la prudencia y el amor a la Patria exigían que se procurara evitar la reunión de miles de catalanes por los alrededores de la ciudad, los cuales ignorando las verdaderas causas que habían obligado a los barceloneses a mantenerse quietos, podían atropellarlo todo y ponerlos entre dos fuegos, según se presentasen las circunstancias.1

(**) – «Le 16 de fevrier de 1808, le général Darmagnac, qui commandait les troupes françaises en Navarre, avait occupé, gràce à un stratagème, la citadelle de Pampelune. Cet évenement avail ému le prince de la Paix, qui avait aussitót recommandé au comte d’Ezpeleta de ne pas laisser les Français occuper les forts de Barcelone: mais en même temps il lui avail prescrit de maintenir la bonne harmonie entre les Français et ses administrés. Ces deux recomnandations contradictoires durent fortement troubler le capitaine général.» 3

(***) – «… le gouverneur intérimaire, le brigadier D. Mariano Alvarez. le futur défenseur de Girone, lit fermer les portes, posta le peu d’hommes dont il disposait sur les remparts et refusa net de rendre la forteresse. Duhesme envoya de nouvelles troupes, lit apporter des échelles et des cordes, et prepara l’escalade pour la nuit suivante. Mais le capitaine-général, mis au courant, ordonna á son subordonné d’évacuer le Monjuich «pour éviter d’agiter le peuple et parce que le fort n’avait ni provisions de bouche ni munitions».» 3


Fuentes:

1) – «Historia de Montjuich y su Castillo» – Pedro Voltes Bou, Ayuntamiento de Barcelona, 1960
2) – «Castillo de Montjuïc. Barcelona» – Folleto en castellano. Publicaciones del Ajuntament de Barcelona
3) – «Napoleon et la Catalogne (1808-1814) – La captivité de Barcelone (Fevrier 1808-Janvier 1810» – Pierre Conard, Felix Alcan Editeur, Paris, 1910
4) – «Barcelona cautiva ó sea Diario exacto de lo ocurrido en la misma ciudad mientras la oprimieron los franceses…» – R.P.D. Raymundo Ferrer, Oficina de Antonio Brusi, Barcelona, 1815
5) – «Historia de la Guerra de la Independencia en el antiguo Principado» – D. Adolfo Blanch, bajo la inspección de D. Joaquín Roca y Cornet, Barcelona: Imprenta y Librería Politécnica de Tomás Gorchs, calle del Carmen, junto a la Universidad, 1861.
6) – https://es.wikipedia.org/wiki/Montjuic_(Barcelona)
7) – «Barcelona durante la ocupación francesa (1808-1814)» – Juan Mercader Riba, CSIC. Instituto Jerónimo Zurita. Sección de Barcelona, Madrid, 1949

Imágenes:

a) – https://medipiratas.files.wordpress.com/2015/02/anexo-1-barcelona-1800.jpg
b) – https://medipiratas.files.wordpress.com/2015/02/anexo-2-barcelona-1806.jpg
c) – «Barcelona Histórica y Monumental. La Invasión Napoleónica» – Federico Camp, Ediciones Aymá, Barcelona, 1943
d) – «Barcelona Histórica y Monumental. La Invasión Napoleónica» – Federico Camp, Ediciones Aymá, Barcelona, 1943
e) – «Historia de Montjuich y su Castillo» – Pedro Voltes Bou, Ayuntamiento de Barcelona, 1960
f) – Foto del autor.
g) – «Barcelona Histórica y Monumental. La Invasión Napoleónica» – Federico Camp, Ediciones Aymá, Barcelona, 1943

El naufragio Deltebre I, una historia para ser contada.

Tiempo de lectura: 15 minutos.

A mediados de enero de este año nos trasladamos a la población de Tortosa (Tarragona) para visitar la exposición Deltebre I. Historia de un naufragio que mostraba los restos hallados en un barco hundido durante la Guerra de Independencia (1808-1814) encontrados en un yacimiento arqueológico en el Delta del Ebro. El descubrimiento* y estudio de este pecio (barco hundido) de principios del siglo XIX, llamado “Deltebre I”, que participó en una operación de asedio de la ciudad de Tarragona tiene una relación estrecha y directa con Alicante ya que la expedición militar partió y regresó al puerto de Alicante.

La gloria de las batallas suele reservarse a las tripulaciones de los navíos de guerra, pero estos no podrían combatir sin el apoyo de los buques auxiliares y arsenales. Por cada corbeta, fragata o navío de 74 cañones existían varios buques que proporcionaban suministros, completaban el tráfico mercante en tiempos de guerra, o embarcaban tropas para operaciones anfibias. 

En la expedición contra Tarragona se utilizaron 132 barcos de transporte, y el Deltebre I era uno de ellos. Estos buques eran esenciales porque con las tropas había que desembarcar artillería, caballerías y toda clase de armamento y pertrechos. Por ello la Royal Navy utilizaba la práctica totalidad de los buques capturados al enemigo, que se sumaban a otros alquilados, adaptados o adquiridos; lo que daba una especial diversidad a los barcos auxiliares frente a la homogénea línea naval.4

Cartel de la exposición en el Museo de Arqueología de Catalunya – Girona

Se trataba de un barco militar que transportaba básicamente munición para la batalla. En la exposición se pueden ver algunos de estos materiales originales recuperados, como las tres toneladas de balas de plomo, recambios de mosquetes, un cañón de bronce con el escudo del rey Jorge III de Inglaterra, el timón del barco, barriles de pólvora, piezas de artillería, decenas de monedas o la empuñadura de una espada. También se han salvado elementos propios de la tripulación, como zapatos, un zurrón e, incluso, una caja con botellas de vino de Fondillón que el capitán había comprado en Alicante. En su camarote se encontró también su pluma, su tintero o su sello personal, elementos que se pueden ver en la exposición, junto con otras de la estructura del barco, como el ancla -que no acostumbra a encontrarse en una embarcación hundida-, un marco de retratos de madera o restos de comida de origen animal.3

LA EXPOSICIÓN

Las sedes del MAC-CASC y el MAC-Girona propusieron organizar una exposición temporal con el fin de dar a conocer la historia del yacimiento subacuático Deltebre I, y a la vez, los trabajos de la arqueología subaquàtica en general. Las diversas campañas de excavaciones realizadas entre 2008-2012 sobre los restos del yacimiento del Deltebre I no han dejado de dar gratas sorpresas. Ya en las primeras inmersiones se pudo comprobar que se estaba ante los restos de un barco que medía unos 30 metros, y que conservaba buena parte de su carga intacta, por lo tanto un yacimiento excepcional. Excepcionalidad dada tanto por su valor histórico como por el hecho de no haber sufrido ningún expolio, el que ha comportado un muy buen estado de conservación de su cargamento y de su arquitectura naval. El inmejorable estado de conservación de sus restos (tanto orgánicos, como inorgánicos), la gran cantidad de cargamento conservado y los restos del casco de la nave nos han dejado un documento fascinante de una historia real que sucedió hace más de 200 años.7

Sala central de la exposición

Este barco formaba parte del convoy militar que actuó en el asedio a la plaza de Tarragona. La toma y la defensa de la ciudad de Tarragona eran el objetivo de la expedición marítima, organizada por el lugarteniente general, John Murray y dirigida por el contraalmirall Hallowell. Se pretendía dividir la península en dos partes y parar el suministro francés, para romper las líneas de defensa francesas y obligar el mariscal Suchet a retirarse de la línea del Júcar y Valencia. Esta operación constituía una pieza clave en el movimiento estratégico de la guerra al este de la Peninsula, que tenía que acompañar una gran ofensiva aliada dirigida por el comandante en jefe, Lord Wellington.7

Grandes buques de guerra y de transporte que componían el convoy.
Trayecto del convoy desde Inglaterra hasta España.
Ruta hasta Alicante en la ruta hacia Tarragona
Bala de mortero y granadas de mano. Derecha: Vitola para calibrar balas de cañón.
Cañón de bronce con un peso de 300 kg.
Lleva la fecha de fundición, 1798, y el escudo real.
Inscripción en el 1er cuerpo o refuerzo del cañón con las cifras GR (George, por Jorge III)
y con la leyenda «Honi soit qui mal y pense». Su traducción literal del francés antiguo es:
«Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal de ello», a pesar de que a veces es
 reinterpretada como: «Que el mal caiga sobre aquel que piense mal»

El 31 de mayo, el Deltebre I, juntamente con el resto de la expedición, zarpó del puerto de Alicante, ciudad que no había sido tomada por los franceses, en dirección a Tarragona. La flota militar estaba formada por buques de la armada inglesa y otros barcos que transportaban material bélico y de avituallamiento. En total, viajaban 14.500 hombres, entre ellos ingleses, españoles, italianos, alemanes y portugueses. La expedición llevaba asimismo 800 caballos, 400 mulas, 36 piezas de artillería con sus dotaciones y todo el material y los víveres necesarios.1

Balas de mosquete y balas de pistola.
Piedras de sílex para los fusiles.

En aquellos momentos, Tarragona se encontraba aún destruida por la reciente conquista Napoleónica del 1811, y las defensas eran prácticamente inexistentes. Aún así, Murray, que tenía la seguridad de la precaria situación de la ciudad, no dio órdenes de atacar la plaza y siguió, durante diez días, ordenando maniobras de carga y descarga y otros movimientos sin sentido. Sus inseguridades le hicieron decidir, inesperadamente para todas las tropas, dar marcha atrás precipitadamente y levantar el asedio. El día 12 de junio, las tropas inglesas abandonaron sus posiciones y el esperado ataque no se produjo. 

Imagen del Delta del Ebro.

Ya tomada la decisión de volver a Alicante, a las tres de la mañana del día 19 estaba todo el material listo, pero las tropas inglesas aún tenían que superar una dura prueba: el paso de los Alfaques, en la desembocadura del Ebro, una zona de tierras bajas y muy pantanosa, muy peligrosa de cruzar cuando hacía mal tiempo. Este fue el caso y la expedición envuelta en un temporal que dispersó las embarcaciones, hizo que encallaran 18 durante la noche noche del 20 de junio de 1813.

Las tripulaciones y soldados lograron reflotar 13 de ellas; pero cinco barcos de la expedición quedaron embarrancados en medio de un temporal de levante. Entre ellos se encontraba el Deltebre I. No hubo víctimas y se pudieron evacuar a sus tripulantes, las tropas, los animales, el armamento y todo el material que pudieron, pero el resto quedó hundido. Hasta el 28 de junio no se pudieron reunir con el resto de la flota.

Barril de pólvora.
Barril conteniendo balas.
Piezas de cuero y arandela para revestir los barriles
Tapa de barril con inscripción (C…y N3 Musquet Ball Cartr 500 Oct. 1810)
Restos y tapa del barril.

La frustrada incursión sobre Tarragona hizo correr muchos ríos de tinta. Los partes, las novedades de barcos que atracaban, los despachos y boletines del gobierno llegaban a las redacciones; pero en tiempos de guerra las noticias circulaban despacio y con dificultad.

Hasta el 12 de julio, el Redactor General no publicó en Cádiz los detalles de la expedición, composición de la flota y tropas, reseñando la pérdida de los transportes. Los diarios franceses magnificaron el fracaso convirtiéndolo en una auténtica derrota, mientras que los periódicos españoles e ingleses esperaban, prudentes, los informes del general Murray. Al parecer éste era también el caso del Duque de Wellington, que no encontraba satisfacción en las esquivas cartas que había recibido del general sobre el levantamiento del sitio. Y es que de toda la correspondencia que se envió durante esos días, ya fuera de origen inglés, español o francés, probablemente la del general Murray fue la menos precisa. 

Espoletas para inflamar las cargas de las bombas.
Caja de madera para guardar las espoletas.
Bota de cuero y zapato de cuero de un marinero.
Pedazo de mármol recuperado.
Mortero y mano de mortero.
Empuñadura de espada.

Una de las principales acusaciones a las que tuvo que enfrentarse el general Sir John Murray  fue el abandono de un importante número de piezas de artillería en Tarragona. El 14 de julio se emitió una orden por la que Murray sería conducido hasta un tribunal militar. Juzgado en 1815 en Winchester, el general fue amnistiado aunque declarado poco hábil para el mando.

Tetera
Arriba: Cinturón de cartuchera; Debajo: Cepillo de hueso y esponja natural.
Tapas de cerámica
Esponja natural.

Cepillo de hueso en detalle.
Cuchara de plata; Derecha: Cuchara de peltre.

Doscientos años después, el año 2008, un submarinista profesional y mariscador de la zona, el Sr. Carles Somolinos, encontró el barco yo comunicó al Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya el hallazgo del pecio. El Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya ha sido el encargado de su excavación y estudio.1

Clavos de diversas medidas para clavar el forro de cobre del barco
Campana
Poleas de madera y cabillas de madera para el ensamblaje del barco. 
Botellas de vino y botella entera de vino de la denominación «Fondillon»**.
Monedas rusas del período de la emperatriz rusa Catalina II «La Grande»
Regla de madera
Filtros de sextante para proteger el ojo en el momento de las mediciones.
Tortosa, sede actual de la muestra, con el Ebro a su paso.

– – – – – – o – – – – – –

*Las condiciones de la zona en la que encalló el barco, con mucha arena debido a la sedimentación del rio y con muy poca visibilidad subacuática, han permitido que el barco y la carga que transportaba se mantuvieran prácticamente intactas durante 200 años, y expliquen que sea una de las pocas embarcaciones hundidas en la costa catalana que no ha diso expoliada. Este barco, del que aún se desconoce el nombre, fue localizado el año 2008 por un pescador de Amposta, y desde entonces el responsable Gustau Vivar y los arqueólogos del Centro de Arqueología Subacuática de Catalunya (CASC) han llevado a cabo diversas campañas de excavaciones subacuáticas que han permitido obtener una información muy valiosa sobre como era la vida a bordo del buque. Esta exposición que visitamos en Tortosa, ha sido exhibida previamente en Deltebre, Tarragona, Alicante o Gerona.3

**El fondillón es un vino dulce elaborado en la provincia de Alicante exclusivamente con uvas de la variedad monastrell. Se caracteriza por una alta graduación de unos 18º si bien a diferencia de los vinos fortificados toda procede del azúcar existente en la uva. Este vino tuvo una gran fama desde el siglo XV si bien aunque por diversas circunstancias a principio del siglo estuvo a punto de desaparecer actualmente está recuperando gran parte de su prestigio.6


Fuentes:

1) – http://patrimoni.gencat.cat/es/historias/el-naufragio-del-deltebre-i-la-historia-de-un-fracaso-militar
2) – http://www.marqalicante.com/Guiasdidacticas/es/DELTEBRE-I-LA-HISTORIA-DE-UN-NAUFRAGIO-G73.html
3) – http://surtdecasa.cat/ebre/arts/les-4-curiositats-del-vaixell-enfonsat-durant-la-guerra-del-frances-al-delta-de-lebre?platform=hootsuite
4) – Inscripciones de los plafones de la exposición 
5) – https://es.wikipedia.org/wiki/Honi_soit_qui_mal_y_pense
6) – https://es.wikipedia.org/wiki/Fondill%C3%B3n 
7) – Deltebre I. Dossier de prensa.
8) – Deltebre I. Catálogo de la muestra – MAC-CASC 

Imágenes:

a) – Fotografias del autor.
b) – Deltebre I. Catálogo de la muestra – MAC-CASC

1809. El Complot de la Ascensión

LOS SUCESOS

A partir del intento de insurrección del 7 de marzo de 1809 (ya comentado anteriormente en este blog), organizado desde dentro y fuera de la ciudad, la policía había ido siguiendo a los conspiradores más señalados dentro de la ciudad, entre ellos el Padre Gallifa. En la conspiración, de hecho, intervinieron todas las clases sociales, desde los convalecientes del Hospital General de la Santa Creu hasta calafates y marineros, artesanos y aprendices, funcionarios y sargentos; los artistas, impresores e industriales de la ciudad colaboraron con la insurrección preparando centenares de alegorías y escarapelas que se habrían de repartir cuando se produjera el alzamiento contra los franceses2; todos ellos esperaban la señal de las campanas de la catedral, que debían tocar a somatén, para ejecutar las órdenes de los cabecillas.3

En una redada en la casa de Mornau, propiedad de José Francisco de Mornau, Comisario honorario de los Reales Ejércitos, en la Calle Ancha (el Palau Mornau, en el actual carrer Ample, núm. 35, de Barcelona) fueron presos Juan Massana, un compañero y el Padre Gallifa, éste último sacado de su residencia en el convento de Padres Teatinos (de San Cayetano), desaparecido en la actualidad. Varios otros no tardaron en ser también apresados: Aulet, reverendo Pou, sargento Navarro, Compte, Vilanova, Closas, los frailes franciscanos P. Mas-Ramón y Mallol, P. Miguel de Figueras y P. Mariano e Montblanch, Padres Capuchinos y los reverendos Calafell y Deop, presbíteros de S. Felipe Neri.

Placa conmemorativa situada en los muros de la actual Casa Mornau (a).

Del 12 de mayo al 3 de junio, los días se pasaron en interrogatorios y apremios para arrancar confesiones y buscar cómplices o encubridores. La responsabilidad principal se hizo caer sobre Massana, Aulet, los dos sacerdotes y Navarro, calificados de coautores. El día 2 de junio se reunió el Consejo de Guerra en una de las salas del pabellón del gobernador de la Ciudadela, que se componía del jefe de batallón del 37º de línea, Lessiegues; del capitán Carrión; del teniente de guardias departamentales Castel; de Gaddi, capitán del 5º de línea italiano, juez en funciones de relator; Lecouflay, capitán en funciones de fiscal, y de D. Manuel Andrés Igual, nombrado escribano por el general francés Duhesme, que juntamente con Casanova y Medinabeytia, dirigió toda la causa, solicitándose pena de muerte para Massana, Aulet, Gallifa, Pou y Navarro. El resto de los acusados, unos quedaron retenidos y la mayoría fueron puestos en libertad.

El estado de ánimo en la ciudad lo resume el cronista en las siguientes líneas:

«Toda Barcelona respiraba un mismo ayre desentimiento, toda estaba igualmente desmayada, porque toda estaba igualmente penetrada de los mismos sentimientos de fidelidad. Ni el tráfico, ni el bullicio mercantil la distraía, porque cerró todas sus tiendas para entregarse enteramente al dolor. La plaza pública del Borne, y las demás en otros dias tan freqüentadas y bulliciosas, manifestaban en su soledad, y desamparo la angustia de los Barceloneses, y quanto mas se adelantaba el dia, tanto crecía la pavorosa soledad.
Son ya las quatro de la tarde, y al paso que vé Barcelona discurrir por sus calles patrullas de caballería, piquetes de infantería, y rondas de policía, observa que en la Esplanada, Plaza de Palacio, y frente de la Real Aduana, se colocan varias piezas de artillería con sus mechas encendidas, y que los muros de la Ciudadela los corona una espesa infantería. Que terribilidad tan imponente!»
4

La ejecución de la sentencia se produjo el día 3 de junio de 1809 en la Explanada, al pie de los glacis de la Ciudadela, cerca de la puerta de la misma que recaía en el espacio que es hoy la Avenida del Marqués de Argentera, y mirando a la ciudad.

La ciudadela. Plano en Relieve. (b)

Los dos sacerdotes fueron ejecutados en garrote (por su condición eclesiástica), sobre un tablado cubierto de negro; el militar y los paisanos, en la horca. Por no encontrarse verdugo, se improvisó el oficio con presidiarios, a quienes Medinabeytia instruyó materialmente, prometiéndoles la libertad.

LOS PERSONAJES

– Doctor Joaquin Pou, Cura Párroco de la Ciudadela, natural de Vic, de 61 años de edad.
– P. D. Juan Gallifa, Clérigo Regular Teatino, natural de Sant Boi de Lluçanès, donde nació el 22 de febrero de 1775, de 34 años.2
– D. José Navarro, subteniente del Regimiento de Soria, natural de Novelda (Valencia) de 38 a 40 años.
– D. Juan Massana, natural de Barcelona, Oficial de consolidación de vales, en la misma ciudad, de 22 a 23 años.
– D. Salvador Aulet, Corredor Real de Cambios natural de Barcelona, de 27 años.
– D. Ramon Mas, carpintero.
– D. Julian Portet, espartero.
– D. Pedro Lastortras, mancebo cerrajero
– D. Juan de Medinabeytia, fiscal de lo civil, afrancesado y Regente de la Audiencia gracias a sus simpatías bonapartistas.

EL CONJUNTO ESCULTÓRICO

En la plaza Garriga i Bachs, en la calle del Bisbe (Obispo) de Barcelona, junto al claustro de la catedral, se encuentra el complejo monumental formado por la plaza y el conjunto escultórico dedicado a los barceloneses que murieron por participar en la conspiración. El conjunto lo componen una escultura en bronce de Josep Llimona, un relieve con ángeles de piedra de Vicenç Navarro y plafones cerámicos que ilustran los hechos6.

Los plafones se basan en reproducciones de grabados de Miguel Gamborino, V. Campillo y Francisco Jordán, a partir de dibujos de Bonaventura Planella*.1

Perspectiva desde la calle del Bisbe del conjunto.
El conjunto escultórico.
El P. JUAN GALLIFA: EL DR. JOAQUIN POU: D. JUAN MASSANA : D. SALVADOR AULET : D. JOSE NAVARRO: D. PEDRO LASTORTRAS: D. JULIAN PORTET: Y : SU VIDA POR DIOS : POR LA PATRIA : Y : POR EL REY LA CIUDAD AGRADECIDA ENALTECE AQVI PERPETUAMENTE SU MEMORIA MCMXXIX

LOS PLAFONES

“Condenados a muerte por la comisión militar cinco de los diez y ocho leales patriotas, á saber Dr. D. Joaquin Pou cura parroco de la ciudadela el P. D. Juan Gallifa teatino D. José Navarro subteniente del regto. de infanteria de Soria D. Juan Massana oficial a la consolidación de vales reales y D. Dalvador Aulet corredor de cambios se les intimó la sentencia á las once y media de la noche del 2 de junio ya las once y media de la mañana siguiente recibieron el Sagrado Viatico en la torre de la Ciudadela. El Vicario perpetuo de Sta. Maria del Mar que se les administra el Dr. D. Francisco Collell Vicario de San Jaime y el P. D. Raymundo Ferrer presbítero del Oratorio que sostiene la toalla quedaron absortos al ver la tranquilidad y fervor de nuestros Héroes”
«Salen de la Ciudadela para la Esplanada en medio de tropa precedida de los que les vendieron a los cinco Heroes de Barcelona, A Massana le asiste el Dr. Collell, a Aulet el P. Ferrer, a Navarro D. Tomas Perals Pbro y entre Pou y Gallifa va el Dr. Bartolomé Vila Pbro, auxiliándolos. La serena tranquilidad y fervor christiano con que van á poner el sello a su acendrada fidelildad, son el mas claro testimonio de la santidad de la causa por la qual mueren.»
«Muerto a la violencia del garrote, el Dr. D. Joaquin Pou, sube al cadalso con la mayor firmeza para sufrir igual suerte a P D. Juan Gallifa quien con la misma serenidad reza un responso á su compañero, al arrojar el mantéo sobre su cadáver. Los otros tres Héroes, Navarro, Massána y Aulét están reconciliándose al pié de la hórca, en la cual consumaron luego con el mayor valor y cristianos sentimientos el gustoso sacrificio que hicieron de sus vidas. por la religión, por la patria y por Fernando VII. Ejecutóse, la tan horrorosa escena, en el glacis de la ciudadela de Barcelona, á las cinco de la tarde del 3 de junio de 1809, sin otros testigos que las tropas invasoras y los traidores»
«Mientras se executaba la sentencia contra los cinco Heroes, otros tres valerosos Barcelone a saber D. Ramón Mas, D. Julián Portet y D. Pedro Lastortras, tocaron a rebato en la Torre de la Catedralpara convocar al Pueblo y librar a sus hermanos. Voló allá la tropa napoleónica y cerrando la Iglesia, empezó un escrutinio el más escrupuloso. Desesperados por no encontrarlos, ofrecieron a grandes voces el perdón, y a tal influxo salieron de debaxo los fuelles del órgano los tres mencionados después de haber estado más de 72 horas sin comer ni beber nada. Procuraron reanimarlos con vino generoso avivando la promesa del perdón, los mismos que luego faltando a la palabra instaron su muerte que se executó el 27 del mismo Junio en que murieron gloriosamente.»

(*) -El mismo Bonaventura había pintado, a finales de 1808, una bandera de «paño de seda blanco con fleco de oro, que llevaba pintada en medio una corona de Conde con este lema: Barcelona por Fernando VII», la cual se habría de izar una vez triunfara la revuelta2.


Fuentes:

1) – «Barcelona Histórica y Monumental. La invasión Napoleónica» – Federico Camp, Ediciones Aymà, Barcelona, 1943

2) – «La Iconografia de la guerra del Francès (1808-1814)«, por Laura Corrales Burjalés, en «La Guerra del Francès. 200 anys després» – Ed. Ramon Arnabat Mata, Publicaciones URV, Tarragona, 2013

3) – http://www.vilaweb.cat/noticia/3622939/20090829/homenatge-pare-gallifa-sant-boi-llucanes-diumenge.html

4) – «Dia grande de Barcelona el 3 de junio de 1809. Oración funebre que en memoria de la gloriosa muerte que sufrieron en dicha ciudad bajo la tirania del gobierno intruso, ocho fieles y valientes patriotas. Dixo en la Iglesia de la Real Ciudadela de Barcelona el dia 4 de junio de 1815 el P.D. Raymundo Ferrer Presbitero del Oratorio de San Felipe Neri de Barcelona, que tuvo el honor de asistir á los cinco Héroes» – Juan Ignacio Jordi, Barcelona, 1815

(5) – «Relación de las Pomposas exequias que la Ciudad de Barcelona en los dias, 14, 15, 16, 17, 18, 19 y 20 de octubre del año 1815 a la memoria de las ocho víctimas sacrificadas en dicha Ciudad por el Gobierno intruso en los dias 3 y 27 de junio de 1809.» – Juan Ignacio Jordi, Barcelona, 1815.

(6) – «Guía de los escenarios de la Guerra del Francés en Cataluña – Conmemoración del bicentenario del comienzo de la guerra (1808-2008)» – Generalitat de Catalunya – Departament d’Innovació, Universitats i Empresa. Secretaria de Comerç i Turisme / Direcció General de Turisme.

IMAGENES:

a) – Reproducida con la amable autorización de su autor, Sr. Joan Palau. – Barcelona Modernista i Singular Blog https://sites.google.com/site/barcelonamodernistaisingular/ciutat-vella-1/palau-mornau

b) – La ciudadela de Barcelona. Plano en relieve ejecutado por los señores Suñer, bajo la dirección del archivo Histórico de la ciudad. Museo de la Historia de Barcelona.1

c) – Fotografías del autor.

7 de marzo de 1809. Insurrección en Barcelona, o cartas para vicarios, acólitos, ruecas, husos y nabos.

Antonio Cornel y Ferraz Dos

Durante la ocupación francesa de Barcelona, se concibieron algunos intentos de insurrección contra las tropas francesas por parte de los resistentes barceloneses. Unos de los primeros en concebirse fue el ideado para el 7 de marzo de 1809.

Se pretendía que las tropas españolas (regulares y somatenes) posicionadas en los alrededores de la ciudad dieran un golpe de mano junto con la ayuda de los busques ingleses que bloqueaban el puerto, rompiendo éstos fuego contra los fuertes de la ciudad. La señal sería una gran hoguera que se encendería a las tres de la madrugada del 7 de marzo en Montgat.

Sin embargo, el dia señalado, el recio viento del Este que de improviso se habia movido acompañado de lluvia, al cerrar la noche, no tardó en convertirse en verdadero huracán. Los vientos separaron a los buques de la costa y el río Besós experimentó tal crecida que imposibilitó el paso de los miqueletes.

Como reza el cronista:

«Sin embargo, todavía confiaron los barceloneses. Mas apenas empezaron á disiparse las sombras de la noche, cuando desesperanzados y creyéndose perdidos nuestros paisanos, diéronse prisa á aprovecharse del último resto do oscuridad que quedaba, para abandonar sus puntos, su empresa y sus armas. Poco y sin resultado trascendental fué lo que llegó la policia a descubrir1

Como curiosidad os incluyo la transcripción del bando que se elaboró al efecto, así como la curiosa clave para la identificación de los sujetos, en la más añeja tradicion del espionaje.

BANDO


«La Junta suprema de este principado ha mandado se publique la real órden que le ha comunicado el Excmo. Sr. D. Antonio Cornel, secretario de estado y del despacho de la Guerra, que es como sigue: — Excmo. Sr. — Ha remitido la junta provincial de Valencia á la Suprema gubernativa del reino, en nombre del Rey N. S. D. Fernando VII (Q.D.G) el bando siguiente:

– La Junta superior de gobierno de este reino deseando añadir á los grandes motivos que tienen todos los naturales del mismo para obrar contra el enemigo, hostilizarle y hacerle todo el daño posible, otro estímulo poderoso cual es el del interés individual; ha acordado que las armas de cualquiera especie, caballos, víveres, alhajas y dinero que se aprehenda al enemigo por cualquiera particular, sean en plena propiedad y dominio del aprehensor, reservándose únicamente únicamente á S. M. ó á la real Hacienda el derecho de preferencia en la compra de los cañones, armas y caballos, cuyo importe se les pagará puntualmente.

—Y habiéndose servido S. M. aprobar y mandar que esta medida se adopte por punto general en todo el reino, y que se publique en la Gaceta, lo comunico á V. E. de real órden para su cumplimiento, y que lo circule á todos los pueblos de su distrito. — Dios guarde, etc.— Real palacio del Alcázar de Sevilla 28 de febrero de 1809.— Cornel. —Sr. Presidente de la junta provincial de Cataluña.»

(1) Plan para la distribución de los colegios y gremios de Barcelona al verificarse su libertad.

— Para organizar la ciudad como corresponde, evitar todo desorden y excesos á lo menos en lo posible, y que todos los patricios puedan cooperar á la buena causa y á la defensa de ella con la tranquilidad debida, en nombre del Excmo. Sr. D. Teodoro de Reding, capitán general del ejército y principado de Cataluña se manda observar los capítulos siguientes:

– 1º. Inmediatamente comparecerán en el patio del convento de Santa Catalina, los gremios de los arquitectos y mancebos, albañiles, maestros y mancebos, carpinteros, torneros, taloneros, escultores, tallistas, cuberos y maestros de carros , separados unos de otros en el mismo patio y claustros.

– 2º. Todos los marineros y demás matriculados y anexos á los ramos de marina, se reunirán por el mismo sistema en la plaza de San Sebastian.

– 3º. Todos los cerrajeros, claveteros, herreros y dagueros, en la plaza de San Francisco de Paula.

– 4º. Armeros , zapadores y demás concernientes á toda especie de armas, en el plan terreno de la casa del barón de Rocafort, sita en la Rambla y calle de la Canuda, con sus correspondientes enseres.

– 5º. Los gremios pertenecientes al ramo de seda, se reunirán en el patio del Palao.

– 6º. Maestros y mancebos zapateros , curtidores y demás gremios pertenecientes al ramo de cueros y pellejería, en la plaza del Rey.

– 7º. Plateros, maestros y mancebos sastres, silleros y bordadores, en la plaza de la Trinidad

– 8º. Todos los maestros y mancebos hortelanos, en la plaza de la Caridad.

– 9º. Todas las clases de la nobleza, en casa Moya, en la Puertaferrisa.

– 10º. Todos los comerciantes, corredores de cambio, tenderos de paños y lienzos, fabricantes y demás pertenecientes al ramo de comercio en la Casa Lonja.

– 11º. Todos los pintadores, tejedores y demás dependientes de fábricas, en la plaza Nueva.

– 12º. Toda clase de faquines y carreteros que no tengan el carro expedito para transportar en la plaza del Oli.

– 13º. Todos los carreteros y demás sugetos indistintamente que tengan toda especie de carros para transportes, comparecerán inmediatamente con el mismo carruaje expedito en la Rambla.

– 14º. Los procuradores, escribanos y escribientes, en la casa del señor marqués de Aytona, Plaza de la Cocurulla.

– 15º. Todo el clero secular y recular, en la Santa iglesia Catedral.

– 16º. Todos los dependientes de contadurías, tesorerías y demás oficinas reales, en casa Garma, calle Condal.

– 17º. Todos los corredores de felpa ó trompetas, en el patio de la Casa de la Ciudad.

– 18º. Todos los militares de cualquier graduación é inválidos, en la casa de Milans, calle de Moncada, y los soldados en la entrada y patio de la misma casa.

– 19º. Todos los gremios, á mas de los arriba expresados, en el patio y claustros de Santa Ana.

– 20º. Todos los sugetos que no van comprendidos en colegios y gremios, ni en las clases arriba dichas, en la plaza de San Pedro.

Los puntos de reunión señalados en un mapa de la época, básicamente en plazas y conventos de la ciudad.3

Llave para la inteligencia de las cartas que enviaban los comisionados de fuera á los de Barcelona para activar su redención.

General Reding . . . . . . . . . . . . . Juana.
Regente. . . . . . . . . . . . . . . . . . Rector.
Sala . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Vicario.
De Witte . . . . . . . . . . . . . . . . . .Pepa.
Baronesa . . . . . . . . . . . . . . . . . .Abadesa.
Milans mayor. . . . . . . . . . . . . . . .Inés.
El menor . . . . . . . . . . . . . . . . . .Antonia.
Cuartel general . . . . . . . . . . . . . El Cortijo.
Monjuich . . . . . . . . . . . . . . . . . El pájaro.
Ciudadela . . . . . . . . . . . . . . . . .El pato.
Barcelona . . . . . . . . . . . . . . . . El cisne.
Barceloneta . . . . . . . . . . . . . . . Las tórtolas.
Franceses . . . . . . . . . . . . . . . . Judíos.
Ejército español. . . . . . . . . . . . La res.
Id. Francés . . . . . . . . . . . . . . . Los cochinos.
Alturas de Collserola. . . . . . . . . Cabritillos.
Llano de Barcelona. . . . . . . . . . El paraíso.
San Pedro Mártir. . . . . . . . . . . . El palomo.

Cañones . . . . . . . . . . . . . . . . . Ruecas.
Fusiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . Husos.
Cartuchos . . . . . . . . . . . . . . . . Nabos. Molins de Rey . . . . . . . . . . . . . Los reyes
San Boy, San Vicente,
etc. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La raya.
Esplugas . . . . . . . . . . . . . . . . . Las pulgas.
Hospitalet. . . . . . . . . . . . . . . . El hospital.
Sampons . . . . . . . . . . . . . . . . . Salvador.
Salva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Francisco.
Pla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . José.
Roca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pedro.
Serrahima . . . . . . . . . . . .  . . . . Nicolas.
Dr. Dulcet . . . . . . . . . . . . . . . . .Leonor
Duhesme . . . . . . . . . . . . . . . . . El baile.
Lecchi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El alcalde.
Saint-Cyr . . . . . . . . . . . . . . . . . El acólito.»


Fuentes:

1) «Cataluña. Historia de la Guerra de Independencia en el antiguo Principado» – D. Adolfo Blanch, Barcelona, 1861

2) – «Antonio Cornel y Ferraz. Ilustrado, militar y político» – Tambo Moros, J. y Martínez Tirao, A. J., Zaragoza, 2010. Portada del libro.

3) – BNE.Barcelona.planos.1806. Licensed under Public Domain via Wikimedia Commons – http://commons.wikimedia.org/wiki/File:BNE.Barcelona.planos.1806.jpg#mediaviewer/File:BNE.Barcelona.planos.1806.jpg