El término de Pioneros modernamente designa a los ingenieros militares, pero en la Francia de Napoleón se utilizó también dicho término, Pionniers, para designar a todos aquellos conscriptos que para no ir a la guerra se mutilaban voluntariamente y eran englobados en compañías destinadas a trabajar en obras tanto civiles como militares. Con el tiempo, dichas unidades se nutrieron de los prisioneros de guerra de los países ocupados, también fue el caso de los españoles tanto los prisioneros en suelo español como los del cuerpo de la Romana que no habían podido huir de Dinamarca. De una manera general y con el curso de la guerra ya en contra de Napoleón, éste decidió prescindir de los batallones extranjeros a su servicio (excepto los polacos) ya a finales de noviembre de 1813 y englobarlos en unidades de Pioneros. El mismo Napoleón en carta al general Clarke, ministro de la guerra, en fecha el 25 de noviembre de 1813 ya confesaba que: «Il est constant que, dans la position actuelle des choses, nous ne pouvons nous fier à aucun étranger.»
LOS ORÍGENES DE LOS PIONEROS
La génesis de las compañías disciplinarias de Pioneros en Francia tuvo su origen en un Decreto de 15 de febrero de 1806, que contemplaba que los conscriptos que se mutilaran voluntariamente para evitar su ingreso en filas serían agrupados en «compañías disciplinarias» (pionniers) destinadas exclusivamente a ser empleados en trabajos en fortificaciones, trabajos para el arma de artillería e ingenieros y en obras públicas con un servicio mínimo de 5 años y sin poseer ninguna arma, excepto las herramientas propias de trabajo.
Prisioneros de guerra españoles en Francia (01/01/1809) (2)
El gobierno imperial de Napoleón llegó a crear el 23 de febrero de 1811 unos 38 batallones de prisioneros de guerra, de unos 400 hombres cada uno, de los cuales unos 15 batallones estaban destinados a trabajos en fortificaciones, otros 15 batallones estaban destinados a trabajos en puentes y carreteras y 8 batallones realizaban trabajos para la Marina.
Entre los prisioneros españoles que entraron en Francia como consecuencia del estallido de la guerra en España, se hallaban los regimientos que formaban parte del cuerpo de La Romana en Dinamarca y que no habían podido huir con el resto de la expedición1 en los barcos de la Royal Navy.
Después de la malograda huida, fueron entregados a los franceses en Jutlandia y conducidos con destino a Francia como presos comunes, en un largo viaje, de cárcel en cárcel y de humillación en humillación. En el otoño de 1808 alcanzaron los españoles, bajo una fuerte vigilancia de policía, su destino: los doscientos oficiales, repartidos en pequeños grupos, estaban encarcelados en una docena de fortalezas y los cinco mil soldados, en una quincena de depósitos y castillos donde se mezclaron con los españoles hechos prisioneros en la Península y deportados a Francia.
Sin embargo, el 13 de febrero de 1809 por decreto imperial, se constituyó el regimiento de infantería «José Napoleón» (con un oficio previo desde París del general Kindelán que había invitado a los españoles presos en los diferentes depósitos de prisioneros a formar parte de un regimiento de españoles), con el núcleo de los soldados del Guadalajara y Asturias que se estaba formando en la ciudad de Aviñón, con el objetivo primario de tomar parte en la guerra de España, como deseaba el hermano de Napoleón, José I. En febrero de 1810 el regimiento quedó organizado en cuatro batallones, con depósito (dépôt) en el mismo Aviñón2.
LA FORMACIÓN DE LOS PIONEROS ESPAÑOLES
Se publicó un decreto por parte de Napoleón con fecha 10 de marzo de 1812, que trataba del Reclutamiento del batallón de dotación militar por prisioneros españoles (de un total de 1.000 sujetos), que constaba de 4 títulos3 y concretamente en el Título III se recogía la creación de la unidad de los Pioneros españoles:
Pionero español en 1812, por Knötel (b)
TÍTULO III Formación de un batallón de pioneros españoles.
Art. 9º.- Se formará un batallón de pioneros compuesto por cuatro compañías de 200 hombres cada una, tomados de entre los prisioneros españoles.
Art. 10.- Los oficiales y dos tercios de los suboficiales serán franceses. El otro tercio de los suboficiales podrá ser español.
Art. 11.- Los hombres que componen este batallón no estarán armados con armas de fuego. Su arma será un briquet [pequeño sable de infantería] y llevarán una herramienta de pionero.
Art. 12.- Los 800 hombres necesarios para formar este batallón serán tomados de los batallones organizados para los trabajos de ingeniería y puentes y caminos, tomando hombres de buena voluntad, y reconocidos por los oficiales como los mejores sujetos.
Art. 13.- Las condiciones del compromiso serán las mismas que las que se contemplen en el primer titulo.
Art. 14- Este batallón se formará en Nimega y, tan pronto como se organice, partirá para unirse a la Grande Armée.
Art. 15.- Las plazas que los prisioneros escogidos para el batallón de pioneros dejarán vacantes en los batallones de ingenieros y de los puentes y caminos serán reemplazados en el acto por otros presos.
De los prisioneros que quedaron en Francia, muchos fueron utilizados para trabajar en el canal en San Quintín (inaugurado por Napoleón y Maria Luisa en octubre de 1810), en octubre de 1811 también encontramos a prisioneros españoles construyendo fortificaciones en Den Helder (Holanda) y muchos de ellos pasarían ocupados en los fuertes en el norte hasta el año 1814.
De resultas de la derrota en la campaña de Alemania de 1813 y la más que esperada invasión de suelo francés por parte de los aliados, a Napoleón le entró la apremiante necesidad de obtener mosquetes para las tropas francesas a enrolar para luchar en suelo patrio y se decidió por la transformación en batallones de Pioneros de los cuerpos extranjeros4 (de los que se dudaba de su lealtad, pensamiento quizás agravado por la defección de sus antiguos aliados germanos en la campaña alemana) que habían luchado hasta entonces del lado imperial francés. Dicha remoción se produjo por decreto imperial de 25 de noviembre de 1813 para poder disponer de las armas (y los caballos) de aquellas unidades en favor de los reclutas franceses.
El 24 de diciembre de 1813 en el castillo de Sedán se produjo la disolución del regimiento José Napoleón y su conversión en un regimiento de dos batallones de Pioneros (un total de 28 oficiales y 2.046 suboficiales y soldados). Como recoge alguna relación del acto, cabe destacar que los soldados y granaderos más antiguos, que habían luchado – y sido heridos – por Francia, se quejaban de que se les denominara Pioneros como recompensa de sus servicios y gritaban sin disimulo que ellos no cogerían nunca un pico. Sus mosquetes fueron destinados principalmente a los arsenales de Burdeos y de Blaye.
El nuevo regimiento español, compuesto por esos dos batallones, se dirigió inmediatamente a Saint-Maixent y a Niort5, donde llegaron el 31 de enero de 1814, al mando del mayor barón de Kindelán6, hijo del general Kindelán, ya que el empleo de coronel del regimiento se dejo vacante.
Después de la abdicación de Napoleón, un decreto del gobierno provisional de 23 de abril de 1814 ordenaba que los batallones de Pioneros extranjeros creados por el decreto imperial de 25 de noviembre de 1813, pudieran marchar a sus respectivos países. La unidad de Pioneros españoles ya había sido disuelta el 17 de abril de 1814 y los soldados marcharon de Saint-Maixent y de Niort en agosto de 1814 hacia España. Los oficiales que en muchos casos no quisieron volver por temor a posibles represalias del gobierno de Fernando VII, fueron dirigidos a Pau y tratados como refugiados.
LA UNIFORMIDAD DE LOS PIONEROS ESPAÑOLES
A. Uniforme (según decreto de 10 de marzo de 1812):
El soldado no tenía ni fusiles ni cartucheras, solo llevaba el sable-briquet, sin dragona. Capote de color gris como el uniforme. Los botones del uniforme eran de estaño, blancos. Las polainas negras bajo la rodilla con botones negros. El uniforme era del modelo 1812, la pechera era de color Azul Real claro, los dobladillos eran del mismo color, con ribetes amarillos sin ornamentos y con ribetes amarillos también en las carteras (Imagen inferior izquierda). [7]
Pioneros españoles de Nimega y Pionero (Lienhart y Carl) (c)
Pionero español y suboficial (al que se permitía el uso de un fusil de dragón con bayoneta)(Lienhart) (d)
B. Uniforme (según decreto de 25 de noviembre de 1813):
Este cuerpo no tenía vestimenta la cual fue sustituida por una casaca Gris Piedra, sin ornamentos ni charreteras en los hombros, con el cuello cerrado de color gris, sin ornamentos; botones forrados con tela del color del uniforme. No llevaban ni sable ni pistola. Pantalón gris como la casaca y polainas de tela como la chaqueta sin botones. La chaqueta no tiene ni puños ni portezuelas. Chacó de fusilero (modelo 1812) sin pompón ni penacho. Tienen una calabaza (cantimplora) a la izquierda sostenida por un cordón blanco y un morral a la derecha del mismo cordón. También tienen el pantalón largo de color gris, abierto por debajo (en invierno), el pantalón de tela blanca (en verano) y el gorro de cuartel (modelo dragón) en tejido gris sin ningún adorno ni llama colgante. Tenían como herramientas palas y picos. (Imagen superior derecha). [7]
De izquierda a derecha: Soldado de Nimega según decreto de 10 de marzo de 1812; Soldado en uniforme de trabajo; Sargento con galones de plata, un fusil y sobre el chacó un pompón blanco; Soldado con chacó de fusilero modelo 1812. [6] (e)
– – – – – – o – – – – – –
1Los oficiales de los regimientos de Asturias y Guadalajara fueron encarcelados y las tropas conducidas al arsenal de Copenhague. Los oficiales, encerrados en la sentina de un bergantín con la advertencia que al menor amago de rebelión o intento de los ingleses de liberarlos, la escolta tenía orden de hundir el buque.
2El destino de los batallones del «José Napoleón» finalmente no sería España, y desde el otoño de 1810, los cuatro batallones se reagruparon en dos: el primero y el cuarto, en Italia (Alejandría y Palma Nova); el segundo y tercero en Bélgica (Amberes) y sus confines (Maastricht). Napoleón solo pensó seriamente en utilizarlos para el combate en la primavera de 1811 en un comunicado al mariscal Davout y finalmente participaron como unidad de combate en la campaña rusa de 1812: el 2º y 3er batallones fueron asignados a la división del general Friant, del 1er Cuerpo del mariscal Davout, y el 1er y 4º batallones se asignaron a la división del general Broussier, del 4º Cuerpo del príncipe Eugenio.
3El Título II trataba de la creación del 3er regimiento de Walcheren , hasta completar los 140 hombres por compañía, y el Título IV de la creación de dos compañías de Obreros españoles, de 140 hombres cada una.
4El decreto de 25 de noviembre de 1813, en su artículo 10º contemplaba la disolución del regimiento José Napoleón: «Le régiment espagnol Joseph-Napoléon est supprimé. II en sera formé deux ou trois bataillons de pionniers.» El resto de tropas que formaban parte del ejército de José Napoleón, también se destinarían a formar batallones de pioneros.
5El 27 de enero de 1814, el general de división Rivaud de la Raffinière, de la 12ª División Militar, informaba al ministro de la Guerra que los dos batallones de pioneros españoles se habían situado el 1º en Saint-Maixent y el 2º en Niort.
6El Baron de Kindelan (José-María del Tránsito-Antonio-Francisco de Asís-Lorenzo-Ramón-Javier-Vicente-Ferrer-Domingo de Guzmán), hijo de Juan y María-Josefa Meneses de Losada, nacido el 12 de agosto de 1787 en Zamora (España), comenzó su carrera militar como cadete en el regimiento de infantería de Ultonia, el 17 de abril de 1797. [2]
4 – «Les prisonniers de guerre en France sous l’Empire», Xavier Laroudie y Alain Pigeard, Tradition Magazine, nº 132
5 – «Españoles al servicio de Napoleón» – Jean-René Aymes, Historia 16, nº 20, diciembre de 1977
6 – «Les uniformes du 1er Empire – Gardes d’Honneur et troupes etrangeres«. Tomo 8º – Cmdt. Bucquoy, Jacques Grancher Ed., Paris, 1977
7 – «Splendeur des Uniformes de Napoléon. Infanterie – Régiments Étrangers» – Charmy, Éditions Charles Hérissey, Évreux, 2004
Imágenes:
a – Título: «Pioneros españoles y un suboficial, 1813» – Dibujo original firmado por H. Boisselier, tinta china y lavado, 23,50 x 31,5 cm / Pionero español, 1811 por Lienhart
b – «Napoleonic Uniforms » – John R. Elting, planchas de Knötel, The Emperor Press, Illinois (USA), 2000
c – «Les uniformes du 1er Empire – Gardes d’Honneur et troupes etrangeres«. Tomo 8º – Cmdt. Bucquoy, Jacques Grancher Ed., Paris, 1977
d – «Les uniformes du 1er Empire – Gardes d’Honneur et troupes etrangeres«. Tomo 8º – Cmdt. Bucquoy, Jacques Grancher Ed., Paris, 1977
e – «Splendeur des Uniformes de Napoléon. Infanterie – Régiments Étrangers» – Charmy, Éditions Charles Hérissey, Évreux, 2004
Pan Tadeusz es una de las piezas literarias más importantes de la historia de Polonia y se considera la última epopeya de la literatura europea escrita en la década de 1830. Son un total de 12 libros que han sido traducidos a 33 idiomas, y que han inspirado los himnos nacionales de Polonia y Lituania. En 2018 ambos países celebraron el centenario de su independencia con una exhibición de Pan Tadeusz. En 2014, la UNESCO reconoció a Pan Tadeusz como una reliquia preciada de la Memoria del Mundo.
Pan en polaco significa señor. Así que aquí Pan Tadeusz simplemente significa Señor o Maestro Tadeusz refiriéndose al protagonista del poema. Su autor, Adam Mickiewicz nació en 1798 en un pequeño pueblo en la parte rusa de la Mancomunidad de Polonia-Lituania ocupada (parte de la Rusia zarista en lo que actualmente se conoce como la Bielorrusia actual). Debido a sus actividades políticas, se exilió a Rusia en 1824. Después de 5 años en el frío invierno ruso, se le permitió salir, dirigiéndose a Alemania y se reunió con pensadores como Goethe y Hegel. Alemania también le resultaba fría, así que se dirigió esta vez hacia Italia. Durante este tiempo viajó por muchos países y ciudades. En Francia escribió Pan Tadeusz entre 1832 y 1834 en 14 meses. En su vida personal, su esposa sufría ataques de locura, lo que debió dificultar su vida como escritor. Si Goethe o Hegel no podían, el famoso compositor polaco Chopin se reunía para consolarlo. En 1855 fue a Constantinopla (la actual Estambul) en una misión militar que intentaba movilizar a polacos y turcos contra los rusos. Lamentablemente murió víctima del cólera sin poder ver a Polonia como un país independiente. Adam Mickiewicz estaba impulsado por un intenso sentimiento por su lugar de nacimiento y su deseo de regresar en contraste también con la culpa por abandonarlo. Esta culpa aparece en el poema en la forma de un sacerdote (el padre Robak) que asesina a un compatriota polaco y luego intenta enmendar su error movilizando a la gente contra los ocupantes rusos. Por mucho que sea una epopeya nacional, fue la deuda personal de Adam Mickiewicz con su país. Ahora es el poeta nacional de Polonia, de la misma manera que Shakespeare lo es en Gran Bretaña y Pushkin en Rusia. [1]
La película, realizada por el famoso director de cine polaco Andrzej Wajda en el año 1999 (existe otra versión más antigua en versión muda del año 1928, del realizador RyszardOrdynski), narra la historia que tiene lugar en un pequeño pueblo de Polonia en 5 días entre 1811 y 1812 cuando el país estaba dividido entre Rusia al este y Prusia y Austria al oeste. La lucha entre dos familias por la posesión de un castillo, los Soplica y los Horeszko, y el enamoramiento entre sus más jóvenes representantes, al estilo de la archiconocida «Romeo y Julieta» con las familias de los Capuleto y Montesco, pero esta vez con final feliz de sus jóvenes protagonistas. La película entremezcla toda una serie de temas, aparte del romance, como las guerras napoleónicas, la naturaleza como ideal ensoñador, las luchas entre los nobles lituanos, la siempre perenne ocupación rusa, los ideales de nobleza, honor y sacrificio, etc., que desembocan en un final con regusto de amargura, con el exilio final de varios de sus protagonistas en París tras la fracasada invasión de 1812 de Napoleón, la caída del Ducado de Varsovia y la imposibilidad de volver a hacer renacer la extinta Mancomunidad polaco-lituana. La película goza de unas buenas ambientaciones tanto en interiores como en exteriores, con unas hermosas panoramas de paisajes, una apreciable banda sonora de Wojciech Kilar, buenas interpretaciones de algunos de los mejores actores polacos del momento, que le llevaron a ser una de las películas más exitosas en taquilla en Polonia, pero no tuvo igual suerte fuera de ella. [8]
EL ARGUMENTO
Después de numerosas guerras el enorme estado Polaco-Lituano fue dividido por Rusia, Prusia y Austria. La última esperanza de Polonia era Francia. Napoleón, después de conquistar Prusia ocupó Polonia. Con las tropas polacas marchó hacia Moscú. Lituania, en su camino, esperó la liberación. Pero la derrota de Napoleón en Rusia, rompió los sueños polacos de libertad.
Después de la sangrienta sublevación contra Rusia1, muchos de los polacos que lucharon por la libertad encontraron su refugio en Francia. Fue allí, en París, donde Adam Mickiewicz (Krzysztof Kolberger) escribió su poema «Pan Tadeusz» y lo encontramos en una escena leyendo algunas de sus líneas a los refugiados polacos en la estancia: «¿Cuáles pueden ser mis pensamientos, aquí en París? ¡Teniendo los oídos llenos de ruido, blasfemias, mentiras y maldiciones de la ciudad, de tristezas tardías y riñas infernales! Ay de nosotros, los exiliados, que fuimos con miedo a tierras extranjeras, porque donde pisábamos el miedo nos precedía. Cada vecino ve en nosotros al enemigo. La única felicidad es sentarse al lado de la chimenea con los amigos, cerrando las puertas a los tumultos de Europa, para dejar fluir el pensamiento hacia épocas felices, meditando y pensando en nuestra tierra natal«. El protagonista de la historia es Tadeusz Soplica (Michał Żebrowski), un noble de 19 años que quedó huérfano de niño pero que fue criado por su tío, el juez Soplica, que se disputa en esos momentos la propiedad de un castillo con su vecino rival, el conde Horeszko (Marek Kondrat). Por otro lado tenemos a Zosia Horeszko (Alicja Bachleda-Curuś), el principal interés amoroso, de una poderosa familia rival en el pueblo. De hecho, el padre de Tadeusz asesinó al abuelo de Zosia, Pantler Horeszko. Este detalle le es revelado al propio conde por su sirviente Gervasio (Daniel Olbrychski) mientras está visitando el castillo objeto de la disputa, por lo que el conflicto entre las dos familias se intensifica.
«Mientras, el mundo se llenaba de sangre y dolor. Napoleón, rodeado por las legiones armado con miles de cañones adornados con oro y plata voló desde Libia hasta los Alpes. Lanzaba un trueno tras otro. Las historias de gloria se repetían desde el norte hasta que en el rio Niemen toparon con los rusos, que defendían Lituania, como un muro de hierro frente a los franceses.»
El misterioso padre Robak (Bogusław Linda) está reunido con un grupo de nobles, alentándolos para levantarse contra los rusos cuando llegue Napoleón: «Cuando Napoleón toma rapé durante la lucha significa que va a ganar la batalla. Por ejemplo, en Austerlitz. Caía un regimiento tras otro. Por cada regimiento que caía, el Emperador tomaba rapé. Si alguno de los caballeros aquí presentes servís en el regimiento del Emperador, acordaos.» Uno de los presentes sentados le contesta: «Querido hermano, ¿Cuándo va a ser eso? Hace tiempo ya que esperamos a los franceses. Esperamos, miramos, hasta entornar los ojos y los rusos siguen ahogándonos como siempre. Estaremos ya muertos cuando lleguen los franceses.» Tadeusz, por su parte, trata de cortejar a Telimena (Grażyna Szapołowska) cuando son interrumpidos por el conde Horeszko, que también se siente atraído por Telimena: «¡Perdonadme mi atrevimiento! Interrumpí su meditación, le debo mi inspiración. Condena al hombre, pero el artista espera tu perdón. Juzga.»«Bravo, tiene mucho talento. No lo descuide, busque lo bello en la naturaleza.», le contesta Telimena. El conde prosigue: «Oh, cielos felices de Italia. Es el país de los pintores.» Telimena le replica: «Aquí en el pueblo, la musa se muere antes de crecer. Querido conde, este cuadro lo enmarcaré.» Tadeusz le replica: «¿Por qué el conde, si ama tanto la pintura, no pinta los árboles de nuestro país? A sus paisanos les encantaría.» «No todo lo que es bello se puede pintar. Lo aprenderás en los libros», le contesta el conde. Este, de regreso se encuentra con Zosia en un jardín, desconociendo su identidad. El padre Robak sigue con su labor para despertar la causa: «Seguro que habrás oído lo que dice la gente en todas partes. Cosas importantes, hermano. La guerra está próxima. Guerra por Polonia, hermano. ¡Seremos polacos!». «Mi querido Robak. ¿Es eso verdad? ¿Realmente es eso cierto?». Robak prosigue: «Napoleón ya ha conseguido reunir tal ejército como nunca hombre ha visto, ni la historia recuerda. Junto con los franceses va el ejército polaco, nuestro Jan Dąbrowski2, nuestras águilas blancas están en camino. Con la primera señal de Napoleón, cruzarán el Niemen y hermano, nuestra patria resucitará.»
El juez Soplica prepara un festín en el castillo para celebrar la caza de un oso, pero el sirviente de la familia rival, Gervasio, lo confronta acusándolo de allanamiento. Se desata una pelea entre las dos familias en medio del banquete. Tadeusz desafía al conde Horeszko a un duelo. El misterioso padre Robak aparece de nuevo para amonestar al juez y le dice que haga las paces entre las dos familias, ya que existen amenazas mayores. Napoleón está en camino de arrebatar Polonia a los rusos, por lo que los polacos deberían unirse para luchar contra los rusos en lugar de matarse unos a otros. Telimena que había sucumbido a los encantos de Tadeusz, se da cuenta que el joven quiere casarse con Zosia (como quiere tanbién su propia familia) y alistarse en el ejército por lo que se alejará de ella: «¡Ingrato! Antes me buscabas, ahora me evitas. ¡Hablabas conmigo y ahora me rechazas como si fuera veneno! ¡Me lo merezco! Lo sabía, eres un hombre.» El conde Horeszko por su parte, convoca a sus partidarios y toma como rehenes a los Soplica en su propia casa. Un oficial ruso que se hallaba en la casa trata de impedírselo y el conde le golpea, dejándolo sin sentido. Los numerosos partidarios del conde saquean las dependencias de la casa. Pasaron la noche bebiendo, comiendo y cantando. Poco apoco, bostezaban y se dormían. Se cerraban los ojos, cabeceaban. Cada uno caía donde estaba sentado, con el plato, la jarra o el cuarto de ternera. Así a los vencedores les venció el sueño, hermano de la muerte.
La guarnición rusa y aprovecha para detener a todos los implicados. Comienza a llover en la aldea. El comandante ruso les abronca a todos: «¡En tiempos de guerra! ¡Ay, señores polacos, ya os enseñaré yo a rebelaros! Ay, nobleza canalla de Dobrzyn, sí, ¡ya os conozco! Que se empapen, los muy ruines. Si queréis, querido Juez, que no se hable de esto, son mil rublos por cada cabeza. Juez, ésta es mi última palabra.» El juez suplica: «Comandante, aunque lo denunciéis, ¿Qué ganaréis? Aquí no se derramó sangre. No hay heridos, sólo se comieron pollos y ocas y pagarán las multas según manda el estatuto. Yo no demandaré al Conde, sólo una pelea de vecinos. El comandante señala: «¿Ha leído el Libro Amarillo?». «¿Qué libro es ése?»«Mejor que los estatutos. Cada dos palabras dice: soga, Siberia, látigo. Es un libro sobre leyes de guerra proclamadas en toda Lituania. Se irán abajo vuestros tribunales.»«Apelaré al Gobernador», denuncia el juez. «Apelad al Zar, si queréis». Pero el siempre presente padre Robak con una estratagema logra engañar a los oficiales rusos y liberar a los cautivos, entre los que se distribuyen armas y se preparan para atacar a los soldados rusos.
Se suceden los intercambios de disparos entre las disciplinadas tropas rusas y los voluntariosos lituanos. Tadeusz reta en duelo a los oficiales rusos. El comandante le pide al capitán Rykov, buen espadachín, que se bata con Tadeusz. Pero el conde Horeszko interviene y toma el lugar del joven: «¡Señor Soplica! Usted perdone. Déjeme luchar con el capitán. Él invadió mi castillo…»«Diga mejor, nuestro castillo», contesta Tadeusz. El conde finge ignorarlo: «Esta panda de rufianes… Reconocí a Rykov, él ató a mis hombres. Le castigaré tal y como castigué a los bandidos sicilianos en Birbante-Rocca.3« Pero el duelo no llega a producirse ya que más lituanos llegan armados y gritando aventajando a los rusos. El oficial ruso entrega su espada en señal de rendición. El capitán Rykov declara apesadumbrado: «Qué infortunio no tener ningún cañón. Ya lo decía Suvorov: «Recuerda, nunca ataques a los polacos sin un cañón». Más tarde dentro de la casa sigue su argumentación: «Vosotros, los polacos, pensáis que todos los rusos somos unos ladrones.» Le contestan: «Pero, capitán, ¿Qué pasará con nosotros si nos abandona? Ha prometido solucionarlo.» «¡Vosotros, los polacos! ¡Vuestra patria! Lo entiendo. Yo, Rykov, obedezco al Zar, y lo siento por vosotros. ¿Qué tenemos en vuestra contra? Rusia para los rusos, Polonia para los polacos, pero el Zar no lo ve así.»
Pero el padre Robak ha recibido una herida mortal en la refriega. Al borde de la muerte, ante Soplica y Gervasio, revela su verdadera identidad como Jacek Soplica, el padre de Tadeusz que estaba enamorado de la hija de Pantler Horeszko, por lo que lo mató cuando se negó a casarse con ella. Ya agonizando, entra un sirviente com una misiva para el padre Robak. Soplica la lee: «Napoleón ha declarado la guerra a Rusia. Ahora Bonaparte la proclama por todo el mundo.». Soplicowo estaba cerca del camino donde cruzaron, desde el rio Niemen, dos comandantes: el príncipe Jan y el Rey de Westfalia4. Habían ocupado una parte de Lituania cuando el rey mandó descansar 3 días. Pero los soldados polacos protestaron para seguir, ansiosos como estaban de acabar con los rusos. El príncipe se quedó cerca, y en Soplicowo había otro campamento. Los generales polacos con sus soldados estaban en Soplicowo.
Tadeusz Soplica pidió la mano de Zosia Horeszko, y se celebró la boda. Todos admiraban a la novia que se había vestido con un traje tradicional de aldeana y la aplaudían. Un oficial de entre los invitados sacó un cuaderno. Lo abrió, cogió el lápiz, y mirando a Sofía, se puso a dibujar. El juez en seguida reconoció en el dibujante al conde, muy cambiado, con su uniforme engalanado, su bigote y su perilla: «¿Cómo estáis, estimado conde? ¿Lleváis siempre encima los utensilios para pintar?» En efecto, era el conde, hace poco un joven soldado. Con su fortuna formó su propio regimiento. Ganó su primera batalla y el Emperador le hizo coronel. El juez le saludó y felicitó por el rango, pero el conde estaba concentrado en su dibujo. Pero de pronto el conde vió que Telimena iba cogida del brazo del notario y explotó: «En mi presencia, tomáis la mano de otro? ¿Así recuerdas tu promesa? ¡Oh, qué crédulo soy! ¿Para qué llevo este lazo? ¡Pobre del rival que así me humilla! ¡No dejaré que se case contigo!». Telimena replica: «¿Me amáis? ¿No habéis cambiado? ¿Estáis dispuesto a casaros conmigo ahora? Si es así, dejaré al notario.»«¡Oh, mujer para mi incomprensible! Antes en vos había poesía, ahora me parecéis incluso prosaica. Será eso por lo que la tierra persigue al sol, aunque es amada también por la luna. Y a pesar de que estas estrellas se miran, por más que se acercan, ¡nunca consiguen tocarse!» Telimena le interrumpe: «¡No sigáis! No soy un planeta. Soy una mujer, conde. Dejad de contarme esas tonterías. Os aviso, si decís alguna palabra para romper mi boda, os juro que con estas uñas os sacaré los ojos.» El conde la tranquiliza: «¡No romperé vuestra felicidad!». La escena vuelve a Paris, a la misma habitación, vacía, donde la voz de Mickiewicz, llena de melancolía y recuerdo, prosigue: «¡Lituania!¡Patria mía! Eres como la vida. Te aprecia de quien te perdió. Hoy tu belleza veo y describo porque suspiro por ti… […] Traslada ahora mi alma a esas colinas boscosas, a esos verdes prados cerca del rio azul, que se extienden hasta esos campos llenos de cereales, dorados con el trigo y plateados con el centeno.»
REPARTO:
Boguslaw Linda … Padre Robak Daniel Olbrychski … Gervasio Grazyna Szapolowska … Telimena Andrzej Seweryn … Sedzia Soplica Michal Zebrowski … Tadeusz Marek Kondrat … Conde Horeszko Krzysztof Kolberger … Adam Mickiewicz Alicja Bachleda … Zosia Horeszkówna (como Alicja Bachleda-Curus)
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1En 1569, Polonia y Lituania se unieron para crear la Mancomunidad polaco-lituana que existió durante casi 230 años. La segunda partición de la Mancomunidad polaco-lituana de un total de tres que pusieron fin a la existencia de la Mancomunidad Polaco-Lituana. La segunda partición ocurrió como consecuencia de la Guerra en Defensa de la Constitución y la Confederación de Targowica de 1792 y se llevó a cabo contra el Imperio ruso y el Reino de Prusia. Fue ratificada por el Parlamento polaco (Dieta) en 1793, pero pocos años después se produjo la Kościuszkonota en 1794 que fue una rebelión contra el Imperio ruso y el Reino de Prusia liderada por Tadeusz Kościuszko, veterano de la Guerra de Independencia norteamericana. Fue un intento fallido de liberar la Mancomunidad polaco-lituana de la influencia rusa pero en 1795 ya había sido completamente borrada del mapa de Europa, dividida entre Rusia en el este y Prusia y Austria en el oeste. Polonia y Lituania no se restablecieron como países independientes hasta 1918 después de la Revolución Bolchevique. [1]
2Jan Henryk Dąbrowski (1755-1818) fue un general y estadista polaco, muy respetado después de su muerte por su actitud patriótica, y descrito como un héroe nacional que pasó toda su vida intentando restaurar el legado de Polonia. Dąbrowski sirvió inicialmente en el ejército sajón y se unió al ejército de la Mancomunidad polaco-lituana en 1792, poco antes de la Segunda Partición de Polonia. Fue ascendido al rango de general en el Levantamiento de Kościuszko de 1794. Después de la Tercera Partición final de Polonia, que puso fin a la existencia de Polonia como país independiente, se involucró activamente en la promoción de la causa de la independencia de Polonia en el extranjero. Fue el fundador de las legiones polacas en Italia (que cantaban la conocida como «Mazurca de Dąbrowski», himno nacional de Polonia) sirviendo bajo el mando de Napoleón desde 1795, y como general en el servicio italiano y francés contribuyó a la breve restauración del estado polaco durante el Levantamiento de la Gran Polonia de 1806. Participó en las guerras napoleónicas. participó en la guerra polaco-austríaca y en la invasión francesa de Rusia de 1812, hasta 1813. Después de la derrota de Napoleón, aceptó un puesto de senador en el Congreso de Polonia respaldado por Rusia y fue uno de los organizadores del Ejército del Congreso de Polonia. [5]
3Un topónimo ficticio, que en italiano podría traducirse por «Rocca Birbante», y al que Raffaele Caldarelli le dedica un extenso artículo para tratar de descubrir su posible origen en «Il mistero del birbante: una questioncella mickiewicziana». [2]
4En el flanco derecho de la invasión, el hermano de Napoleón, Jérôme Bonaparte, rey de Westfalia (62.000 soldados) cruzó el Niemen cerca de Grodno el 1 de julio y se dirigió hacia el 2º ejército del Oeste del príncipe Bagration. Pero Napoleón se disgustó con la conducción del cuerpo de ejército por parte de Jérôme y le traspasó el mando a Davout. El V Cuerpo (36.000 polacos) comandado por el general Józef Poniatowski se unió a Davout y se dirigió hacia Mogilev y Smolensk. A principios de noviembre, Zajączek asumió el mando; Dąbrowski se quedó en Minsk. [6]
«Kutuzov» es una película que trata sobre la campaña de Napoleón en Rusia en 1812 y más en profundidad sobre la figura del mariscal y príncipe Mikhail lllarionovich Golenischev-Kutuzov al que se apodaba «El viejo zorro del Norte» y que, con sus maniobras a partir de la ocupación de Moscú por parte de Napoleón, provocó el principio del fin para la multinacional Grande Armée de Bonaparte en una guerra de desgaste con una persecución de las tropas rusas que se vió recrudecida por el frío y la hambruna entre las filas imperiales.
El gobierno de Stalin comisionó al cineasta Vladimir Petrov para que realizara la película en 1943 y que fue distribuida al público en marzo de 1944, con el objetivo de envalentonar y fortalecer a la población en su rechazo a la invasión de la Alemania nazi (algo similar a lo que harían los propios nazis con películas como «Kolberg», que también tratamos en su día en el blog). La Guerra de 1812 y la Segunda Guerra Mundial tenían mucho en común para los pueblos ruso y soviético, y son recordadas como la Primera Gran Guerra Patria y la Segunda Gran Guerra Patria, respectivamente.
En la película «Kutuzov», se presenta el conflicto. agravado a partir de la retirada de Smolensko, entre el comandante ruso Barclay de Tolly (de ascendencia escocesa) y los altos oficiales de descendencia rusa que desconfiaban de los «no-rusos» y que presionaron ante el zar Alejandro para que el comandante en jefe fuera de ascendencia rusa y más concretamente Kutuzov, un jefe popular entre las tropas y con un notable historial militar, aunque ante los ojos del soberano aún conservara su disgusto desde la derrota ruso-austriaca de Austerlitz, estando las tropas rusas al mando del mismo Kutuzov. Cuando los ciudadanos soviéticos vieron la película, hubo un mensaje claro: que debían confiar completamente en la competencia de sus líderes para poner fin a la guerra para siempre [1] y que debían resistir a toda costa al invasor.
EL ARGUMENTO
Entre el 16 y 18 de agosto de 1812, Napoleón atacó la ciudad de Smolensk, una ciudad con un gran perímetro amurallado y con una gran significación para los rusos. En medio del fuego y los ataques de las tropas imperiales el comandante ruso, Mijaíl Barclay de Tolly (Nikolay Okhlopkov), se dirige a sus generales: «Les ordeno que abandonen Smolensk«. «¿Es que quiere abrir el camino de Moscú para Napoleón?» le replican estos. «Todos deben cumplir con su deber. Yo cumplo con el mío«. Pero algún general le escribe en secreto al zar Alejandro denunciando los hechos y a Barclay de Tolly. Dos soldados conversan: ¿Porqué lavas tu camisa?. «Para mi muerte«, le responde, «El zar ha llamado a su presencia a nuestro pequeño Barclay !Tendremos batalla!» «¿Quien dice eso?». «Mi paisano. Sirve como valet al general Bennigsen, dice que Kutúzov sustituirá a Barclay«. Los soldados se alegran y pronto la noticia corre por el campamento. En el campamento del príncipe Bagration (Sergey Zakariadze), la alegría también se trasluce entre los húsares al saber la noticia de los labios del propio Bagration. «¡Hurra!«, gritan con entusiasmo.
Las tropas rusas marchando llegan a una aldea. Uno de los soldados le pregunta a una campesina: «¿Qué aldea es ésta?». «Borodino», le responde. Es 26 de agosto de 1812 (7 de septiembre del calendario gregoriano). «La gran batalla dura ya varias horas. El plan de Napoleón parece claro: romper el flanco izquierdo de los rusos, después lanzar a todas sus fuerzas por el centro y empujar al ejército ruso hacia el río para destruirlo«. Kutúzov (Alexey Dikiy) pregunta: «¿Napoleón ha llamado a sus batallones de la Guardia?». «La Vieja Guardia de Napoleón aún no ha entrado en batalla, señor». Entra un edecán pidiendo refuerzos para Barclay de Tolly. «Bagration no pide refuerzos. Rayevski tampoco, y está bajo lo peor del ataque francés. ¡Sólo Barclay los pide!. Ni siquiera yo tengo reservas», responde Kutúzov. Entra otro edecán pidiendo refuerzos inmediatos para Bagration. «No lo esperaba de Bagration. Barclay no pide refuerzos. Rayevski tampoco. ¡Sólo Bagration los pide!. Ni siquiera yo tengo reservas». La batalla sigue su curso, pero el viejo general rectifica: «Tome una división de Barclay y désela a Bagration». Entra un edecán en la estancia pidiendo refuerzos para Rayevski, y cae muerto. «Dele una división de mis reservas», dice un tranquilo Kutúzov.
Luego, en el campo de batalla, una formación de soldados se presenta. «¿Qué división es esta?», le dice Bagration al oficial. «Una división del ejército de Barclay, Su excelencia», responde el oficial, «El mariscal de campo la envió, y dijo que ni él tenía sus propias reservas». Bagration se indigna: ¿Por quién ha sido salvado el príncipe Bagration? ¿Por Barclay? ¿Porqué acepta esta división? ¡mejor estaría muerto!1 Puede irse.» Un oficial se acerca a Bagration: «Es un ataque masivo por los flancos. Necesitamos pedir refuerzos urgentemente. ¡Antes de que sea tarde!». «Es demasiado tarde», contesta el príncipe.
Dos granaderos franceses cuchichean: «Nuestro Emperador ahora agitará su guante y dirá lo de siempre: «Que la Guardia entre en combate». Notifican a Napoleón que los cosacos atacan y que están cerca del cuartel general. «Suspended el ataque y rechazad a los cosacos», ordena. «La Guardia no se moverá. A 800 leguas de distancia de Francia, no puedo arriesgar mis últimas reservas». En el cuartel general ruso, en la aldea de Fili, Barclay propone abandonar Moscú sin luchar, ya que la considera indefendible. Un general salta: «Abandonar la antigua y santa capital de Rusia sin luchar? Mejor haríamos muriendo en ella… que abandonarla a la profanación del enemigo. Si esa posición es indefendible, ¿por qué no atacamos? ¡Propongo atacar! Presentemos batalla cerca de las Colinas del Gorrión». Kutúzov, meditabundo todo el rato, habla: «¡Por la autoridad de la que he sido investido por su majestad, ordeno la retirada! Rusia no es solo Moscú. Si perdemos Moscú pero salvamos el ejército, aún tendremos una oportunidad. Si perdemos el ejército, no solo perderemos Moscú ¡sino toda Rusia!. La responsabilidad de ello ante la Patria y el emperador, la asumo, ¡yo sólo!». El ejército ruso se retirará hasta Ryazan, dice Kutúzov. (pero el viejo zorro ya tenía en mente desplazar el ejército hacia Kaluga, hacia el sur)
«Después de haber realizado un famoso movimiento de flanqueo, el ejército ruso se estableció en el campamento de Tarutinsky, a mitad de camino entre Moscú y Kaluga. Los franceses fueron separado de las ricas provincias del sur. Kutúzov reforzó su ejército, dejándolo listo para la batalla.«
Barclay conversa con otro general, que le dice que lo que han hecho hasta ahora con Kutúzov lo podían haber hecho sin él. Este responde: «Príncipe, no estoy seguro de si nací para las victorias, pero seguramente no para las intrigas».
Napoleón (Semion Mezhinski) sigue en el Kremlin. Berthier le informa que los suministros y forrajeadores son atacados constantemente. Los soldados franceses, la mayoría borrachos, hacen una gran algarabía en las calles. «Majestad, se ha vuelto casi imposible contenerlos. Los soldados creen que la guerra ha terminado. Les prometimos la paz en Moscú». Napoleón busca que Alejandro acepte la paz enviándole al conde Lauriston como emisario con una carta para el zar, pero este se entrevista con Kutúzov, que no le da permiso para ir a San Petersburgo pero se compromete a entregarle él la carta.
Kutúzov da las instrucciones a sus generales: «Que cada uno tome dos regimientos, y marchen alrededor de Moscú, hacia la retaguardia francesa. Ocupen todos los caminos, rehúyan los grandes combates y vigilen para que, ni un simple carro, ni siquiera un cuervo, pueda huir de Moscú, ¡Que Dios les ayude!». Las tropas se preparan para partir. Kutúzov se acerca a un grupo de soldados, y uno le da una bolsa con una herradura. «Gracias por el regalo, ¿pero qué puedo hacer con él? No soy herrero», dice el mariscal. «No tienen pinchos, su señoría. Son de caballos franceses. No tienen herraduras con pinchos. Ahora con este barro, los caballos resbalarán y cuando aparezca un poco de hielo, toda su caballería se hundirá con esas herraduras».
Kutúzov proclama: «Ordeno marchar en paralelo con el ejército de Napoleón… hacia el oeste. Si Napoleón es o no capturado, eso depende de la voluntad de Dios, pero perseguirle hasta que abandone Rusia, ¡eso depende de mí!». El ejercito imperial francés comienza su retirada hacia el oeste, deshaciendo el camino de ida, pasando por los mismos lugares. Berthier le informa a Napoleón «[Los soldados] se mueren de hambre, majestad. No podemos enviar forrajeros al campo. El ejército de Kutúzov marcha paralelo al nuestro, por la izquierda. Los cosacos de Platov nos están siguiendo. Marchamos como si fuéramos escoltados por los rusos, de aquí a Smolensk el hambre azotará a nuestros soldados.«. «Los hambrientos franceses se precipitaron hacia Smolensk».
«Destruyendo la retaguardia francesa, el ejército ruso tomó Orsha, Vitebsk, Polotsk y Mogiliov. Presionado por todas partes, Napoleón se retira hasta el Berezina con los restos de su ejército». Napoleón reúne a sus oficiales: «Les he reunido aquí, caballeros, para despedirme de ustedes. Debo volver a Francia. Nuestro ejército está casi aniquilado. No puedo hacer nada más aquí. Reclutaré un nuevo ejército en Francia. Adiós, caballeros».
REPARTO:
– Aleksei Dikij: Príncipe Kutúzov
– Semyon Mezhinsky: Napoleón Bonaparte
– Yevgeniy Kaluzhsky: Mariscal Berthier
– Sergo Zakariadze: Príncipe Bagration
– Nikolai Okhlopkov: General Barclay de Tolly
– Sergei Blinnikov: Atamán Platov, oficial ruso con barba
– Vladimir Gotovtsev: General Beningsen
– Arkadiy Polyakov : Mariscal Davout
– Nikolai Brilling: Mariscal Murat
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1Sus deseos se verían cumplidos en la jornada. El príncipe Bagration caería mortalmente herido en la batalla y moriría unos días más tarde de gangrena, el 24 de septiembre.
La ciudad de Peñíscola, a unos 150 km de Valencia, posee un interesante núcleo antiguo, coronado por la que fue morada del Papa Benedicto XIII, el Papa Luna, un castillo fortaleza del s. XIV, que ocupa un imponente peñón que se alza a unos 64 m sobre el nivel del mar. El peñón estaba unido a la península por una franja de arena de unos 60 m que desaparecía durante los temporales, transformando a Peñíscola en un verdadero islote fortificado. En 1811, con las tropas del Ejército de Aragón del mariscal Suchet situadas entre Cataluña y Valencia, la fortaleza jugó un activo papel de apoyo a las tropas y a la flota aliadas. A finales de ese año, el nuevo gobernador, el brigadier Pedro García Navarro, ante la más que previsible llegada de las tropas imperiales mejoró las defensas de la ciudad, inutilizando los dos puentes que salvaban el riachuelo que fluía paralelo a la costa, inundando la zona lacustre y posicionando baterías en el exterior. La obra más importante la ubicó delante de la rampa de entrada, donde erigió una media luna llamada “La Preciosa”, que cerraba el paso entre los dos baluartes principales [3]. Una vez conquistada Valencia el 9 de enero, Suchet volvió su mirada hacia Peñíscola, a la que había dejado bloqueada por unas pocas tropas y caballería y dio ordenes para preparar el asedio del enclave, al que sus tropas denominaban «Pequeño Gibraltar».
Fotografía de Peñíscola (2006) desde la ciudad antigua. El istmo totalmente urbanizado en la actualidad, en 1812 solo se verían los caminos que salían hacia Benicarló a la derecha, paralelo a la playa y hacia Torre Blanca, que discurría por las montañas. Un canal de agua salada discurría también paralelo a la costa y al camino hacia Benicarló.
MOVIMIENTOS Y ACCIONES PREVIOS
En el mes de septiembre de 1811, en su movimiento ofensivo sobre Sagunto y Valencia, el mariscal Suchet, para contener la guarnición de Peñíscola y proteger la marcha de los convoyes, había dejado en Benicarló un batallón del 114º y 25 dragones, y en Torre Blanca un puesto del 2º del Vístula. Había aplazado, hasta después de la toma de Valencia, el asedio de este pequeño lugar que, por la fuerza de su posición, había recibido de los soldados el nombre de Pequeño Gibraltar. Los españoles no siendo bloqueados solo desde lejos, realizaron varias incursiones.
Vista de Peñíscola según el Atlas de las memorias de las campañas en España del mariscal Suchet. ❶ (b)
El día 1 de octubre una columna de quinientos o seiscientos hombres salió de Peñíscola con una pieza de cañón, y se dispuso a atacar un puesto del 114º regimiento de línea que ocupaba una casa almenada, en el punto donde la carretera de Peñíscola se une a la gran ruta de Tortosa. El jefe de batallón Ronfort, comandante en Benicarló, inmediatamente salió al encuentro de los españoles, los atacó y capturó a un oficial y ocho soldados; pero no pudo impedir que volaran la casa almenada que habían tomado, ni que entraran de nuevo en Peñíscola con la pieza de cañón que traían.
En noviembre, la guarnición de Peñíscola intentó dos veces establecerse en una torre llamada Torre Nueva , situada en la costa a más de media legua de la plaza del lado de Valencia; fue expulsada con pérdidas por los comandantes de Benicarló y Torre Blanca, pero en diciembre logró alojarse allí y colocó allí a ochenta hombres, incluidos cuarenta zapadores al mando de un oficial ingeniero.
El mariscal Suchet, ordenó atacar a cañonazos dicha torre y arrasarla hasta los cimientos. Durante la noche del 6 al 7 de diciembre, el comandante del batallón Ronfort procedió allí, y colocó doscientos hombres de élite del 114º en el camino de Peñíscola, mientras que el Capitán Bonafous de la artillería estableció una batería de dos cañones de a 8 a ciento veinte yardas de la torre. De día comenzaron estas dos obras para disparar, pero tuvieron poco efecto, la puerta de la torre estaba cubierta por un parapeto de tierra. Ya varios artilleros franceses habían sido heridos, y seis lanchas desde Peñíscola avanzaban en ayuda de la torre, cuando para acabar con ella, el comandante del batallón Ronfort marchó con sus granaderos a veinte pasos de la torre y disparó la fusilería más enérgica. Al mismo tiempo, el capitán de E.M. Delaveine, el teniente Mabire y algunos soldados se precipitaron bajo una lluvia de balas y piedras hacia la puerta de la torre y colocaron allí dos barriles de pólvora. Al verlo, la guarnición aterrorizada levantó la bandera blanca y se rindió. Las lanchas españolas llegaron poco después, pero los cañones franceses pusieron en acción cerca del mar y las obligaron a salir a alta mar. La pólvora encontrada en la torre se usó para volarla. Los imperialestuvieron dos hombres muertos y siete heridos.
LA FORTALEZA DE PEÑÍSCOLA EN 1812
Peñíscola está situada sobre una roca escarpada que estaba conectada con la costa únicamente por un istmo de arena de unos doscientos metros de largo y que a su vez se cubría de agua durante las mareas altas. Este pequeño lugar, distante unos 5 kilómetros del Camino Real que discurría de Tortosa a Valencia, no podía tener mayor influencia en esta ruta sino por las incursiones que pudiera efectuar su guarnición; pero, en el plano marítimo, su importancia era mucho mayor, encontrando los buques aliados un buen punto de apoyo en la costa y un lugar donde poder aprovisionarse de agua.
Por el lado de tierra, la ciudad estaba defendida por un frente abaluartado, asentado sobre la roca afilada excavada en un pico, y que dominaba el istmo de unos quince a veinte metros. Sobre el resto del recinto, la roca, bañada por un profundo mar, se elevaba verticalmente a más de treinta metros de altura. La cresta estaba coronada por un muro almenado, con baterías dirigidas a mar abierto. Un antiguo castillo templario, construido en el punto más alto de la roca, a cincuenta metros sobre el nivel del mar, servía de refugio al pueblo; había cuarteles cubiertos para unos ochocientos hombres y todos los enseres necesarios para la defensa, y una escalera excavada en la roca conducía a un embarcadero donde las chalupas españolas podían llegar con la mar tranquila.
Mapa de Peñíscola con sus fortificaciones principales ❷ (c)
El lugar tenía unos dos mil habitantes y una guarnición de unos mil hombres1 a las órdenes del brigadier García Navarro2, que había sido hecho prisionero por los franceses en Falset en 1810, aunque pudo escaparse. Tenía provisiones para seis meses, tres molinos de sangre (movidos por energía animal o humana), pasajes subterráneos a prueba de bombas, munición considerable y sesenta y seis cañones en sus baterías. Del mismo seno de la peña sobre la que se asienta la villa brotaban varios manantiales de agua dulce, que abastecían las necesidades de la guarnición y de los habitantes. La dificultad de los caminos en el frente de la península se veía aumentada por la existencia de un extenso pantano, ocupando todo el terreno bajo entre el mar y el pie de la sierra que había sido inundado por medio de una presa elevada sobre el canal que lo cruzaba. Cuatro cañoneras defendían los accesos a la playa y una escuadra inglesa navegaba a corta distancia del lugar. [1]
LEYENDA
A. Castillo; B. La Preciosa; C. Entrada de la plaza y cuerpo de guardia; D. Bastión del Calvario; E. Bastión de San Jaime; F. Bastión de San Fernando; H. Bastión del Olvido; K. Bocloglio; L. Escalera del Papa Luna; M. Bastión nuevo; N. Bastión del Príncipe; O. Bastión de la Reina; P. Bastión de Bufador; Q. Torre del Papa Luna. R. Bastión de Santa Ana; S. Bastión de Santa María; T. Almacenes de pólvora; a. Entrada al Castillo; b. Almacén de pólvora; c. Cisterna; d. Cocinas; e. Puerta de la escalera del Papa Luna; f. Puente levadizo; g. Iglesias; h, Cementerio; k. Letrinas; l. Entrada de las casamatas del bastión de San Fernando; m. Descenso abovedado para llegar al puerto; n. Puerta de entrada al bastión de San Jaime; o. Puerta de comunicación con el mar; p. Puerta del puerto; q. Fuente de agua dulce; r. Hornos; s. Cuerpo de guardia; t. Puerta de San Vicente (tapiada); u. Almacenes de la Artillería; v. Escalera para descender al subterráneo; x. Fuente de la villa; y. Fuente y abrevadero; z. Bufador.
EL ASEDIO DE PEÑÍSCOLA
La caída de Valencia, que tuvo lugar el 9 de enero, permitió al mariscal dirigir la división de Musnier a Peñíscola para sitiarla; pero los acontecimientos llamaron a esta división en Cataluña, el general Severoli vino a sustituirla el 20 de enero con dos batallones del 1er regimiento de línea italiano, dos batallones del 114º, un batallón del 1º del Vístula, dos compañías de artillería y dos compañías de zapadores. Estas tropas se colocaron en las alturas y en la playa cerca de la plaza, a saber: los italianos a la derecha; el Batallón del Vístula , la artillería, los zapadores y el parque de asedio en el centro; y un batallón del 114º a la izquierda, se hicieron algunos atrincheramientos entre la inundación y la orilla para contener las salidas de la guarnición.
Mapa de Peñíscola del Atlas de las memorias de las campañas en España del mariscal Suchet [2]. Hemos destacado los principales puntos: ❶ Vista panorámica de Peñíscola; ❷ La fortaleza unida por un istmo y la salida para las rutas hacia Benicarló al norte (con puestos de control franceses) y Torre Blanca al sur; ❸ Leyenda; ❹ Pantano impracticable; ❺ Línea de paralelas y trincheras de unos 418 metros; ❻ Artillería en cerros cercanos: II (3 obuses de 8 pulgadas y dos piezas de 24 pulgadas) y III (4 piezas de 24 pulgadas); ❼ Artillería en las paralelas: 6 (4 morteros de 12 pulgadas), IV (4 piezas de 24 pulgadas) y V (4 piezas de 24 pulgadas y un obús de 6 pulgadas); ❽ Cuatro chalupas cañoneras al norte y dos bergantines ingleses al sur ayudaban a la defensa de la plaza. (d)
El sitio de Peñíscola ofrecía grandes dificultades, el general Severoli quiso intentar hacerse dueño de él por la vía de las negociaciones; pero rechazadas las proposiciones que le hizo al gobernador, resolvió emprender las operaciones de sitio, comenzando por bombardear la ciudad. El general Valée, comandante de la artillería del ejército de Aragón, vino a fijar el emplazamiento de la batería número 1, de cuatro morteros de 12 pulgadas, que se construyó a casi mil doscientos metros del lugar, detrás de un altozano (cerro de poca altura en terreno llano), y un poco más arriba del camino de Benicarló que, por esta parte, corre a lo largo del pie de la montaña. Esta batería inició su fuego el 28 de enero y lo continuó dia y noche.
1ª , 2ªy 3ª noche del 31 de enero al 3 de febrero: En la noche del 31 de enero al 1 de febrero, el Mayor Plagniol, con mil trabajadores, abrió una parte de la paralela detrás de la inundación, mirando al sur hacia la playa. Este paralela se prolongó en las noches siguientes apretando cada vez más el istmo y el frente de ataque (hasta un total de 215 toesas, unos 418 m.). El coronel de artillería Raffron estableció inmediatamente en las alturas y en las paralelas cinco baterías para contrarrestar las del lugar, a saber:
Número 2, dos cañones de 24 libras y tres obuses de 6 pulgadas; Número 3, de cuatro piezas de 24; Número 4, de cuatro piezas de 24; No. 5, cuatro cañones de 24 libras y un obús de 6 pulgadas; Nº 6, cuatro morteros.
El intercambio artillero era intenso entre los sitiadores y la plaza: los morteros disparaban noche y día llegando a hundir una cañonera, mientras que la artillería de la fortaleza, que podía batir todo el frente a ambos lados del istmo y la playa disparaba balas y metralla cerca de las baterías destinadas a hacer brecha.
Según J. Belmas, apenas había comenzado el sitio, cuando un navío que se había armado por los franceses en el puerto de Denia tomó en el mar una barca que llevaba despachos del gobernador de Peñíscola al comandante general de Alicante. Por la presencia de ánimo de un voltigeur que estaba a bordo del barco, el despacho fue retirado del agua tal como acababa de ser arrojado a ella. Este despacho informó al mariscal Suchet del malestar que reinaba entre la guarnición y los ingleses. El general García-Navarro se expresaba con indignación con sus aliados, que le exigieron la entrega del lugar, y declaró que prefería someterse a los franceses, como había hecho Valencia y el resto de España. El conocimiento de estas disposiciones determinó al general en jefe a hacer que se ofreciera de nuevo la capitulación al gobernador. El 2 de febrero se envió al lugar el teniente de Estado Mayor Charles Prunel y se acordó con el General García Navarro en base a una convención de que la fortaleza sería entregada al ejército francés, con la condición de que la guarnición se retirara a donde quisiera [1]. Según J. Hernández, «Pese a que contaba con los hombres, armas y municiones necesarios para resistir el gobernador Navarro capituló a comienzos de febrero de 1812 tras dos semanas de bombardeo, una “traición” para los españoles. Sin embargo, las fuentes coetáneas (tanto españolas como inglesas) revelan que Navarro quiso evitar que la plaza se convirtiese en un “segundo Gibraltar” si cedía su control a Inglaterra [3].
FUERZAS IMPERIALES EN EL ASEDIO [10] (≈ 3.500 h.)
114º Regimiento de Línea (2 batallones) 1er Regimiento Italiano de Línea (2 batallones) 2º Regimiento de la Legión del Vístula (1 batallón) 8/1º Artillería a Pie (3 oficiales / 95 soldados/artill.) l0/1º Artillería a Pie (3/88) 6/4º (bis) Tren Batallón (1/98) 1/4º Tren Batallón Italiano (2/80) 7/2º Batallón de Zapadores (Desconocido) 7ª Compañía Italiana de Zapadores (3/70)
FUERZAS ESPAÑOLAS EN LA DEFENSA (≈ 600 h.)
Regimiento de Infantería de Cazadores de Valencia (?)
3er batallón de cazadores de Orihuela
Real Cuerpo de Ingenieros
Artillería
Otros.
El castillo templario que domina el territorio se edificó entre 1294 a 1307, sobre los restos de la antigua alcazaba árabe.
Del despacho de 17 de enero3 del propio García Navarro al ministro de la Guerra (antes de la capitulación), se reiteraba en un primer despacho enviado con fecha 1 de diciembre, donde informaba del mal estado de las cureñas de las piezas de la Plaza, el estado inacabado de las defensas que había previsto él mismo, el mal estado de la tropa en cuanto a número, armamento, uniformidad y calzado así como, no podía ser de otra modo, la falta de dinero, que reclamaba urgentemente para poder aprovisionarse en los pueblos vecinos. Aparte también informaba de la falta de ayuda por parte de la marina británica4. Sin la posibilidad de ser socorrido por tierra e improbablemente por mar, era cuestión de tiempo que pudiera seguir la misma suerte que Valencia y que habían seguido otras fortalezas con más medios, y más con un jefe enemigo tan competente como Suchet. El acuerdo fue aceptado por los defensores y García Navarro5 firmó la capitulación. A pesar de abandonar la plaza, los españoles salvaban toda la guarnición de ser hecha prisionera (excepto su jefe y algunos oficiales6, que se incorporaron a las filas josefinas) y los imperiales se ahorraban un asedio que se antojaba muy complicado y que hubiera requerido tiempo y sacrificios. El 4 de febrero se tomó posesión de Peñíscola por parte de las tropas de Severoli, donde se encontraron 74 cañones y bastantes provisiones. El contingente del ejército de Aragón en el asedio solo sufrió unos sesenta hombres muertos o heridos [1].
Para los franceses el lugar sería muy útil para la defensa de la costa, por la protección que allí hallaban los corsarios y las demás naves perseguidas por los aliados. Las fortificaciones fueron puestas en orden; en el baluarte izquierdo del frente de tierra se hizo un atrincheramiento interior, forrado de artillería, y se prepararon obstáculos en las salidas de las calles y en las casas para poder, si fuera necesario, defender el terreno pie a pie como hasta el castillo.
Peñíscola permanecería en poder de los imperiales hasta 1814. Desde enero de aquel año el ejército español del general Elío la sometió a un duro asedio, que dejó en ruinas la fortaleza y el caserío adyacente y provocó muchas víctimas entre la guarnición francesa, la cual se rindió finalmente el 25 de mayo de 1814 [11]. El asedio por parte española esta vez fue mucho más difícil: el tiempo había sido durísimo y las paralelas a las primeras obras del fuerte se habían visto entorpecidas con frecuencia por las lluvias y por la escasa calidad del terreno arenoso, que se inundaba continuamente.
Ermita de la Virgen de la Ermitana (1708-14), construida anexada al castillo.
Una dependencia abovedada del castillo.
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1El Estado Militar de 1808 cita para Peñíscola 1 compañía del Cuerpo de Inválidos Hábiles (desde 1729 por R.O. las Unidades de Inválidos eran consideradas como unidades militares y en servicio), al mando del teniente coronel D. Manuel Loriente. El estadillo militar de X. Cabanes para el 2º ejército en fecha 15 de agosto de 1811, lista en la guarnición de Peñíscola un solo batallón con un total de 44 oficiales y 1290 hombres [7].
2García Navarro, Pedro. Cartagena (1781 – 1864). Brigadier de los Reales Ejércitos y Oficial de la Armada destinado en la ciudad de Cartagena. En enero de 1807 es ascendido a teniente de fragata. Al comienzo de la Guerra de la Independencia se incorpora a los batallones de tropas de Marina que se suman a las fuerzas del ejército organizado en la región de Levante. Rápidamente ascendido participa en la mayor parte de los combates librados en Aragón y Valencia. En 1810, tras las derrotas de María y Belchite, manda una pequeña fuerza situada en la línea del río Algas, protegiendo la plaza de Tortosa. Tras la conquista de Tortosa y el avance de Suchet hacia Valencia, García Navarro es nombrado gobernador de la plaza de Peñíscola (en septiembre de 1811). La entrega del castillo fue considerada como una traición, circunstancia agravada por la adhesión de García Navarro a la causa del rey José I». En 1814 se exilió a Francia, aunque pudo volver amnistiado tras el Trienio Liberal.[4]
3Comunicación del Gobernador de Peñíscola al Ministro de la Guerra manifestando el tristisimo estado en que se halla la plaza y remitiendo copia de un mensaje de un Comandante de las fuerzas francesas en Benicarló intimando la rendición y la contestación por el Gobernador de Peñíscola. Tiene la fecha de 17 de enero.
«Exmo. Señor.
En mi oficio de primero de diciembre manifesté a V.E. el deplorable estado de esta Plaza y à pesar de mis continuas reclamaciones à todas las Autoridades, no he podido lograr se mejore. No es posible esplicar a V.E. mi situación deplorable: Los enemigos me intimaron ayer la rendicion: Me hallo falto de quasi todos los articulos necesarios para vivir. Las obras q. emprendi con toda la eficacia posible se hallan a poco mas de la mitad. La Guarnicion es la mitad que devía ser, se halla desnuda, descalza, y sin pagar y en peor estado del q. manifesté à V.E. en mi citado oficio; Pues en una promocion que se ha hecho han sido promovidos los sugetos mas malos y postergados los pocos venemeritos. No puedo comprender Señor Excemo. Que sin estudio se me haya abandonado hasta el punto de no embiarme ningun Socorro, de no concederme siquiera un Armero, quando manifestava, estan inutiles quasi todos los fuciles del Batton. de Oriha. El curenaje todo deteriorado, y no he podido conseguir Individuo alguno de Maestranza: Hasta las Proviciones enfin con q. el Gobierno Yngles auxiliaba esta Plaza, han sido embargadas en Denia; Y en fin Señor Excmo. Parece que todo estava dispuesto como si el intento fuera entregarnos: Yó no haré tan horrible imputacion à ninguno, pero pública es. Si, todas las reclamaciones q. he hecho sin comprender la estraña razón por quienes no han sido atendidas.
La Copia numº. Primº. Enterará a V.E. de la intimacion q. me ha hecho el Enemigo y la numº dos, de mi modo de pensar.
Espero que V.E. lo hará todo presente à S.A. asegurandole que si llegan prontos auxilios de armas, curenaje, y en especial dinero (pues con este sacaré medios de Subsistencia de los mismos Pueblos q. ocupa el Enemigo) se conservará este Punto à nuestro desgraciado Monarcha.»
Dios guie à V.E. muchs años. Peniscola, 17 de enero de 1812. Excmo. Señor Pedro García Navarro // Excemo. Sor Ministro de la Guerra
4El poco o nulo apoyo británico que esgrimía el gobernador no deja de ser un punto controvertido. Mientras que García Navarro se quejaba en su despacho que el flujo de suministros por parte de la flota inglesa se había interrumpido, Suchet en su escrito al mayor general Berthier, fechado en Valencia a 7 de marzo [13], informaba que «Cinc volies anglaises croisaient au large et communiquaient avec la place, qui recevait ainsi des secours continuels de dehors.«. Un subteniente de Ingenieros, Benito Bolarin, destacaba en su declaración tras el asedio que la plaza estaba bien surtida de munición entre la que se encontraba, “los que desembarcó un bergantín ingles el mismo día de la rendición”.
5La declaración de Juan de Bayona, teniente del Regimiento de Infantería de Cazadores de Valencia y ayudante del brigadier García Navarro, en el Cuartel General de Murcia, realizada posteriormente el 6 de marzo, nos permite conocer la composición de la Junta de Peñíscola que aprobó la rendición: comandante de Artillería Salvador de Olta (citado en otra declaración como José Acosta), teniente de rey de la plaza, Álvarez, capitán graduado de teniente coronel, Braulio Enrique, capitán del 3º de Orihuela, José Gómez de Bustamante, capitán del mismo, Francisco Cano, comandante del batallón de Orihuela, Isidro Monrabal, y el sargento mayor de la plaza, Francisco Peroldo. Al parecer, sólo Braulio Enrique mantuvo la decisión de resistir, ya que “todo el mundo estaba muy acollonado”, a pesar de que la plaza “estaba provista abundantemente de víveres y municiones”. [9]
6Gracias a la amable contribución de Antonio Grajal en FB, reproducimos la carta de uno de esos oficiales a los mandos franceses:
«En los documento del fondo Suchet se puede ver la mezquina deserción de Genaro Gilabert teniente agregado del 3er batallón de cazadores de Orihuela. CARTA DE GENARO GILABERT
Señor Baron de Harispe, Mi general
Don Genaro Gilabert, teniente agregado del 3er batallón de cazadores de Orihuela a V.S, respetuosamente expone que en el día 23 del corriente salió de la plaza de Peñíscola trayendo en su compañía 6 prisioneros franceses que había en aquella, cuya concreción le costó 80 duros por cuya razón a quedado sin dinero alguno para mantenerse y equiparse de lo muy necesario y siendo su idea de pasarse, el continuar el servicio a S.M.C. Nvo. Sob, Jose I para continuar su carrera y ser más atendido en el ejército Francés, que lo ha visto en España; y habiendo servido en caballería. A V.S. rendidamente le suplica que se digne destinarlo en la división de su mando y agregándole en el Estado Mayor, para que con más seguridad pueda estar al lado de V.S. y acreditar (…) en el servicio de seguridad a su persona; mandando se le socorra con algún dinero para su equipo.
Mientras tanto tiene el honor de quedar siempre esperando las órdenes de V.S. Con la mayor consideración.
Alcoy 30 de enero de 1812 // Genaro de Gilabert
RELACIÓN QUE PRESENTA (A LOS FRANCESES) EL TENIENTE DON GENARO DE GILABERT DEL ESTADO QUE TIENE LA PLAZA DE PEÑÍSCOLA
1. La plaza no tiene más fortificación que la fuerza de la muralla por la naturalidad de la península.
2. Tiene formada una batería fuera de la muralla en la subida al camino titulada «Batería Preciosa» defendida por 30 hombres y 4 piezas de a 4 y 2, una de doce de hierro, y puede ser asaltada por las troneras y ser sorprendida yendo por la orilla del (…) e levante.
3. Tiene la plaza como unas 18 a 24 piezas menores de calibre y las más de hierro.
4. Tiene la plaza de guarnición como unos 500 a 600 hombres poco instruidos y muy mal contentos por la desnudez y mal trato.
5. Tiene la plaza el puerto libre para embarcarse cuando quieran, pero no hay barcos para verificarlo.
6. Tiene la plaza víveres para 10 meses y (…) bacalao, sardina, atún. Harina no tiene para más de 5 ó 6 meses
7. Tiene municiones escasas para 7 (?) meses.»
Perspectiva desde el paseo situado sobre el istmo y el casco antiguo amurallado a la derecha.
Fuentes:
1 – «Journaux des sièges faits ou soutenus par les Français dans la péninsule de 1807 à 1814…» / Tomo 4º- J. Belmas, Firmin Didot Frères et Cie, PAris, 1837
2 – «Mémoires du Maréchal Suchet, Duc d’Albufera, sur ses campagnes en Espagne, depuis 1808 jusqu’en 1814» / ATLAS – Louis Suchet, Anselin, Successeur de Magimel, Paris, 1834
3 – «Perfeccionamiento y funciones de una fortaleza costera valenciana. La llave «inatacable de Peñíscola» (ss. XVI-XIX)» – Javier Hernández Ruano, 2021. Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación PGC2018-094150-B-C21, titulado Privilegio, trabajo y conflictividad. La sociedad moderna de los territorios hispánicos del Mediterráneo occidental entre el cambio y las resistencias.
5 – «Guerra de la Independencia. Historia militar de España de 1808 a 1814». Tomo XIII – José Gómez de Arteche y Moro, Ediciones SIMTAC, Valencia, 2001
7 – «Esplicación del cuadro Histórico-cronológico de los movimientos y principales acciones…» – Sección de Historia Militar, Barcelona, 1822
8 – «Comunicación del Gobernador de Peñiscola al Ministro de la Guerra sobre el estado en que se hallaba la plaza.» – Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-COLECCIONES,127,N.85
9 – «La Guerra de la Independencia en la provincia de Castellón 1812» – Ricardo Pardo Camacho, Aula Militar «Bermúdez de Castro», Castellón, 2009
b, c, d – «Mémoires du Maréchal Suchet, Duc d’Albufera, sur ses campagnes en Espagne, depuis 1808 jusqu’en 1814» / ATLAS – Louis Suchet, Anselin, Successeur de Magimel, Paris, 1834
El 21 de octubre de 1812, hace ya 210 años, el por entonces marques de Wellington, Arthur Wellesley, sufrió uno de sus escasos reveses en la península ibérica, viéndose obligado a levantar el asedio al que sometía a la guarnición francesa del castillo de Burgos desde hacía un mes y a adentrarse de nuevo hacia tierras portuguesas tras una penosa retirada que a muchos les recordó la sufrida por las tropas expedicionarias británicas de Sir John Moore en enero de 1809.
Carole Divall, especialista y autora de varios libros sobre las guerras napoleónicas, examina el fallido asedio de Burgos, descrito por Wellington como su «peor apuro», y las terribles condiciones sufridas por su desmoralizado ejército durante la posterior retirada a Portugal, en una conferencia impartida en el National Army Museum en el año 2013. También es autora de un libro sobre el asedio, «Wellington’s Worst Scrape: The Burgos Campaign 1812«, editado por Pen & Sword Military en el mismo año 2013.
LA CONFERENCIA
Buenas tardes damas y caballeros,
Hace ciento noventa y nueve años, si hubiera estado aquí el año pasado, habría sido hace 200 años, hasta el día de hoy, un ejército anglo-portugués y uno francés estaban en posiciones de batalla en un terreno por el que ya se habían peleado en julio, es decir, en Salamanca.
1812 había sido, creo que podríamos llamarlo, un año de gloria para Wellington, durante gran parte del año sin duda. Sólo para repasar muy rápido: Ciudad Rodrigo, tomada en enero; Badajoz, tomada en abril; y luego, como dijo un oficial francés, el 21 de julio en Salamanca había derrotado a 40.000 hombres en 40 minutos. Ahora, todos sabemos que eso no es del todo exacto, pero eso tiene algún efecto en la Batalla de Waterloo en el pensamiento francés. Después de la batalla de Salamanca, por supuesto, tenía que decidir su próximo movimiento. Podía perseguir al Ejército de Portugal, al mando del General Clausel tras la herida del Mariscal Marmont, al norte más allá del Ebro. Eso sería un logro bastante útil porque, por supuesto, separaría a las fuerzas del sur del mariscal Soult de las fuerzas del norte de Clausel y, de hecho, también de Caffarelli. Alternativamente, podría moverse hacia el sur y tratar con Soult en Andalucía. O, como decidió hacer, podría marchar sobre Madrid.
Solo por un momento para tener una visión más amplia, porque lo que hay que recordar es que a Wellington le interesaba mantener a los franceses separados, porque si les permitía juntarse, iba a ser superado seriamente en número.
Situación de los ejércitos franceses a mediados de 1812 (a)
Así que tenemos el Ejército del Sur, que es, por supuesto, el Mariscal Soult, de 63.000 efectivos. En el norte tenemos al General Clausel con el Ejército de Portugal, el Ejército de Portugal, 52.000 efectivos. Más al norte el General Caffarelli, el Ejército del Norte mantiene la zona fronteriza y también, por supuesto, Galicia. Luego, en la costa este, tenemos al Mariscal Suchet, de reciente creación, y finalmente al Rey José. con el Ejército del Centro. Suchet tenía 66.000, el suyo era en realidad el más grande de los ejércitos franceses. Joseph, con su comandante real, Jourdan, tenía 20.000. Estos son, en realidad, efectivos teóricos, por supuesto. Ningún ejército es capaz de poner a todos sus hombres en el campo. Pero los franceses en realidad tenían 190.000 hombres en España en armas, mientras que el ejército anglo-portugués era de 75.000. Entonces pueden ver por qué era tan importante para Wellington mantener separados a esos ejércitos.
Haber decidido ir Madrid era una declaración política y era una de las premisas de Napoleón. ¿No lo era cada vez que invadía un país el tomar su capital? Él envía un mensaje. Y, aunque Madrid no era la capital francesa, era donde los franceses, por supuesto, habían establecido su poder. Cuando Wellington entró en Madrid, o se acercó a Madrid, José huyó para unirse a Suchet en Valencia.
Ahora, curiosamente, y estoy seguro de que todos ustedes saben esto, los mariscales franceses no se llevaban particularmente bien. Todos protegían sus propios pedacitos de territorio y, de hecho, había bastante una feroz disputa entre Soult y José sobre lo que debía hacer José. Soult, muy, muy reacio a renunciar a su semi-reino de Andalucía, quería que José bajara y se reuniera con él allí. José, sin embargo, quería que Soult abandonara Andalucía y viniera a reforzar la posición francesa más al norte, y hubo un poco de estancamiento durante bastante tiempo. Soult prevaricó, jugó con el tiempo, y ciertamente no estaba en ninguna parte para evitar que Wellington disfrutase de lo que fue una entrada tumultuosa en Madrid.
General Foy (b)
Obviamente en el tiempo disponible no puedo describirlo, pero si leen alguno de los relatos de personas que estaban allí, entonces no se parecía a nada que hubieran experimentado antes. Alguien, uno de los oficiales, en realidad lo describió como un éxtasis del cerebro, que probablemente transmite algo al respecto. Por supuesto, una vez que Wellington había tomado Madrid, todavía quedaba el problema de qué hacer después, y en realidad la decisión tal vez se la quitó de las manos por las acciones del General Clausel. Clausel restauró este maltrecho Ejército de Portugal con notable rapidez. Uno de sus generales más emprendedores, el general Foy, fue enviado para relevar a varias guarniciones francesas en la región del Duero: Toro, Zamora – era demasiado tarde para Astorga. Y Wellington había tomado la precaución de dejar la 6ª división en esta zona de Arévalo. Lamentablemente, el general Clinton, que estaba al mando, se mostró muy pasivo y Wellington tuvo que aceptar que Clausel era ahora su mayor amenaza. Entonces cambió sus planes, o abandonó cualquier idea de tratar con Soult, y decidió tratar con Clausel.
El general Hill (c)
El general Ballesteros (d)
El general Castaños (e)
Su estrategia era bastante simple. Frente a la costa norte de España estaba el almirante Home Popham, un marino muy emprendedor, y él, con el apoyo de la guerrilla, iba a mantener ocupado a Caffarelli. La expedición de Sicilia en el este ocuparía a Suchet en Valencia. Así que el General Hill con la 2ª división debía mantener la línea del Tajo y evitar que Soult fuera capaz de avanzar hacia el norte. Y para ayudarlo estaba el general Ballesteros que era algo así como un tábano en lo que respecta a los franceses que estaban preocupados ya que era muy bueno en actividades de choque y fuga («Hit and run»).
Ahora, el mapa en realidad va un poco más allá de lo que hemos hecho hasta ahora y pueden ver que el movimiento de Soult hacia el norte, que eventualmente sucedió, tuvo que ceder a las demandas de José. Y también pueden ver a Hill moviéndose hacia el Tajo, para mantener la línea del Tajo. Wellington avanzando primero sobre Madrid, lo que envió a José a Valencia, y luego moviéndose hasta Burgos, pero, como veremos, finalmente teniendo que trasladarse al sur. Wellington decidió, sorprendentemente, dejar las divisiones 3ª, 4ª y Ligera en Madrid. Ahora, si eso significa, y este es un punto bastante polémico, que él en ese punto no estaba pensando en términos de tomar Burgos es bastante difícil de decir, pero ciertamente eran sus divisiones más experimentadas y ahí se quedaron. Llevó consigo las divisiones 1ª, 5ª y 7ª junto con la caballería de Anson, que luego se unió a la 6ª División en Arévalo, hablaremos más sobre eso en un minuto.
Movimientos de los ejércitos en la campaña. (f)
El general Maitland y el almirante Popham, por supuesto, iban a continuar sus actividades tan activamente como pudieron solo para mantener ocupada una gran parte de los franceses. Bueno, Wellington salió de Madrid el 1 de septiembre y avanzó muy lentamente. Clausel no tenía intención de pelear y tuvo tiempo para seguir retirándose, retomando otra posición fuerte, retirarse, etc. Y la razón por la que Wellington avanzó tan lentamente fue porque estaba esperando a este hombre, General Castaños, con el Ejército de Galicia. Ahora, Castaños, para darle crédito, fue el único general español que voluntariamente y felizmente trabajó con Wellington. Pero él no era un hombre que se apresurara a sí mismo, así que, en lugar de presionar a los franceses al norte del Ebro, el ejército, quejándose todo el camino tengo que decir, sobre todo la oficialidad, tuvo este lento avance hacia Burgos.
La noche antes de que Wellington llegara realmente a Burgos, que fue el 18 de septiembre, parecía que habría una batalla, pero Clausel se las arregló muy hábilmente para retirar sus fuerzas, él no quería pelear una batalla, su ejército aún no estaba listo para eso.
Mapa del asedio de Burgos. (g)
¿Por qué Burgos? Es una pregunta interesante. Recuerden que Wellington no tenía ningún tren de asedio con él, ya que estaba en parte en Ciudad Rodrigo y parte en Madrid. La primera mención que he logrado encontrar sobre una intención de tomar Burgos viene bastante tarde en este lento avance, en un despacho a Castaños. Pero, por supuesto, si iba a avanzar más y, por supuesto, parecía estar mostrando intención de retirarse cada vez más al norte, entonces no podía ir más allá de Burgos y dejar la fortaleza en su retaguardia. Y, además, si tomaba Burgos y la retenía, era un verdadero obstáculo para las conexiones entre los franceses en el sur y los suministros que bajaban por el Camino Real.
Parece, sin embargo, que casi ha sido un… bueno, Burgos está aquí, intentaré tomarlo. Burgos no era una fortaleza importante; no era un Badajoz. De hecho, Napoleón había dado órdenes cuando estaba en España para que se reforzaran las defensas, pero en realidad esto nunca había sucedido. Estaba fuera de la ciudad, lo que quizás lo convertía en un objetivo más fácil.
Mapa de las brechas practicadas. (h)
Sin embargo, el coronel Robe le escribió a Dickson que iba a ser un hueso duro de roer. Podía ver que habría problemas, probablemente estaba pensando, siendo un hombre de artillería, que no había las armas adecuadas para el asedio. Voy a repasar el asedio muy rápidamente porque, obviamente, con el tiempo limitado, trataré de concentrarme en lo que salió mal y por qué este fue en realidad el peor aprieto de Wellington. Decidió que las dos divisiones -o dos unidades, si se prefiere- que en realidad se encargarían al asedio fueran la 1ª División y la los portugueses de Pack. Ahora bien, los portugueses de Pack habían estado muy involucrados en la toma de Ciudad Rodrigo, así que al menos tenían algo de experiencia. La 6ª División y el Ejército de Galicia iban a tomar los arrabales y también se les utilizaría para los trabajos de como cavar trincheras, etc., etc. La 5ª y la 7ª División, los portugueses de Bradford y parte de los gallegos iban a crear una fuerza de cobertura para mantener a los franceses que se habían movido hacia el norte hasta Briviesca para mantenerlos bien lejos de Burgos.
Como puede ver, aquí arriba tenemos el hornabeque de San Miguel – un hornabeque incompleto, pero un objetivo razonablemente difícil. Entonces en realidad tenemos tres líneas defensivas dentro de la propia fortaleza, como pueden ver, están etiquetadas – y dos iglesias. Tenemos la iglesia de La Blanca y luego en el exterior la iglesia de San Román. Todo eso va a ser parte de la discusión del asedio.
Volviendo a los franceses por el momento, el comandante era un tal general Dubreton. Ahora bien, Dubreton era un tipo bastante emprendedor. De hecho, había logrado sacar la guarnición de Santander cuando fue atacada por Popham y guerrilleros españoles, la guarnición completa sin perder un solo hombre. Ahora se quedó en la fortaleza con una guarnición de 2.000 hombres, incluidos muchos tiradores, que iban a causar bastantes problemas a los Aliados. Tenía nueve cañones pesados, 11 piezas de campaña y seis morteros u obuses.
Oficial inglés. (i)
En comparación con eso, tomando primero la artillería, Wellington tenía tres cañones de 18 libras, cinco cañones de 24 libras, pero ese no era un tren de asedio. Aún más serio, tenía cinco ingenieros solo con diez voluntarios. Estos eran oficiales, por supuesto, que se ofrecieron como voluntarios para el deber, pero no fueron entrenados de ninguna manera específica. Y también, solo tenía ocho artificieros de base más 81 voluntarios, por lo que no tenía realmente los recursos, creo que hay que decirlo, para un asedio exitoso.
Y había otro tema, el clima. Estamos hablando de septiembre. Septiembre en España suele ser agradable, soleado y seco. La lluvia comenzó durante el avance hasta Burgos y prácticamente no cesó hasta el final de noviembre y el trabajo de asedio era odiado por las tropas de todas las maneras. El trabajo de asedio en este tipo de condiciones con todo el barro, por supuesto, que causa la lluvia era más allá de cualquier cosa horrible, creo que es justo decirlo, ciertamente en lo que respecta a los hombres.
Curiosamente, una cosa de la que dependía Wellington era que lloviera en el sur. De hecho, le dijo a Hill en varios despachos que el trabajo de Hill sería más fácil porque los ríos se llenarían y, por lo tanto, a Soult le resultaría mucho más difícil moverse hacia el norte desde Andalucía. Bueno, por supuesto, irónicamente, no llovió en el sur; solo llovió en el norte. Debido a que estoy recorriendo el asedio muy rápido, pensé que tal vez era una buena idea solo seleccionar los eventos principales que sucedieron.
El 18 de septiembre, el hornabeque fue atacado con escaleras. La escalada se había intentado antes – tuvo éxito en el castillo de Badajoz, fue un éxito en el baluarte de San Vicente en Badajoz-, por lo que debió parecer una buena idea. Desafortunadamente, este ataque principal falló; volveré a explicar por qué en un minuto.
El mayor Cox. (j)
Sin embargo, el Mayor Cox, uno de los oficiales más emprendedores de Wellington, tuvo éxito con lo que estaba destinado a ser un ataque secundario. Pero tan pronto como San Miguel fue tomado se quejaron, comenzaron las críticas y las mayores críticas fueron: en primer lugar, Wellington no había utilizado suficientes tropas; y en segundo lugar los había usado en destacamentos, lo que significaba, por supuesto, que tenías hombres en unidades mixtas sin sus oficiales habituales y eso realmente se pensó que era una mala práctica. Volveré a explicar por qué creo que Wellington hizo eso.
El 22 de septiembre, los cañones entraron en la batería número uno en el hornabeque y comenzaron los trabajos en la batería número dos y hubo otra escalada en la línea exterior, que fracasó. Nuevamente se utilizaron destacamentos, nuevamente hubo recriminaciones. No hay duda de que todo este acontecimiento de Burgos se llevó a cabo de mal humor.
Parte de la muralla del castillo de Burgos. (k)
Creo que esa es la única manera de decirlo. Creo que nadie se estaba divirtiendo y todo el mundo estaba dispuesto a criticar a los demás. La artillería, los ingenieros, Wellington, todos fueron criticados. Wellington entonces decidió que explotaría el muro exterior. No tenía mineros excepto aquellos que coincidentemente estaban en las filas y habían sido mineros. No tenía las herramientas adecuadas, pero posiblemente fue la decisión correcta. Supongo que ha sido una mejor decisión con los mineros y las herramientas.
Trabajando en la brecha (l)
El 29 de septiembre se disparó la primera mina, pero lamentablemente estalló en el lugar equivocado. Volveré a eso. Lo que los mineros habían pensado que eran los cimientos de la línea exterior resultaron ser los cimientos de una antigua muralla que hacía tiempo que había desaparecido. Sin embargo, al explotar la mina entraron los destacamentos y los únicos que lograron a través, porque era una brecha bastante pequeña y como digo no en el lugar correcto, iban un sargento y cuatro hombres. Curiosamente, cuando llegaron, los franceses huyeron. Es de suponer que pensaron que estos eran los precursores de una gran fuerza. Por supuesto, cuando se dieron cuenta de que solo había cinco hombres allí, regresaron, por lo que puedo deducir, les dieron una paliza a los cinco hombres y luego los expulsaron.
Para el 1 de octubre, la batería número tres estaba lista, pero nunca fue desenmascarada debido al pesado y certero fuego de artillería francesa. El 2 de octubre se destruyó la batería número cuatro, que estaba en proceso.
Y luego, el 4 de octubre, se disparó una segunda mina y esta vez se aseguró una zona. De hecho, el alférez Mills de los Coldstream, que fue testigo, dijo: “La explosión de la mina y el asalto fueron tan instantáneos que [los franceses] no tuvieron tiempo de hacer algo antes de que llegaran los hombres, y entonces ya era demasiado tarde”. Ahora, uno de los puntos que voy a señalar es que Dubreton fue un gobernador particularmente audaz. De modo que los aliados habían formado una avanzada en las primeras horas del día 4. En la noche del 4, Dubreton volvió a tomar esta brecha, destruyó los gaviones, robó las herramientas de las trincheras – que, por supuesto, siempre escaseaban en el ejército británico – y aunque esto fue retomado por el 2º Regimiento de la Reina, hubo más recriminaciones. ¿Por qué no se habían enviado más hombres para ocupar el puesto de avanzada? Correcto, entonces continuemos con el asedio.
Para el 7 de octubre, como pueden ver, la primera y la segunda batería finalmente causaron daños. El 8 de octubre hubo otro ataque francés a esa avanzada: 200 pérdidas aliadas, incluido el mayor Cox.
Como estoy seguro de que saben, Wellington solo se notaba que lloraba en muy pocas ocasiones. Una había sido cuando vio a los muertos en las brechas de Badajoz. Otro fue el funeral del Mayor Cox. De hecho, le escribió al padre del comandante Cox: «Considero su pérdida como una de las más importantes para este ejército y el servicio de Su Majestad.” Ciertamente, cuando uno mira todas las acciones del asedio, Cox probablemente mostró más iniciativa que nadie.
El 9 de octubre se intentó incendiar con munición incendiaria la iglesia de La Blanca. Lamentablemente el ataque falló y el villano de la obra esta vez fue el clima, porque en cuanto consiguieron encender los fuegos para calentar el tiro, la lluvia apagó los fuegos. Así que hubo un retraso constante que le dio tiempo a los franceses para apagar los incendios en la Iglesia y expulsarlos fuera de la iglesia, antes de que llegara la siguiente ronda de munición incendiaria. Así que ese fue otro intento de tomar el lugar que fracasó.
El 15 de octubre, los franceses superaron en armamento a la batería número dos y dañaron la batería número uno. Sin embargo, en ese momento había otra mina en el lugar. Esta vez bajo esta iglesia de aquí, la iglesia de San Román.
«Asedio de Burgos, 1812», óleo sobre lienzo, 180 cm x 260 cm. (m)
Y, además, antes de quedar completamente fuera de combate, los cañones habían abierto una brecha practicable. Así que el 18 de octubre la mina fue incendiada a las 4 de la tarde. Esto se sincronizó con el ataque a la tercera brecha. Los españoles y los portugueses tomaron con éxito la iglesia de San Román. Los Guardias y la KGL [Legión Alemana del Rey] fallaron en la brecha. Lucharon muy, muy duro, pero, como señaló Mills, “El fracaso fue causado por nuestra falta de hombres. Si hubiéramos tenido el doble del número, podríamos habernos mantenido, pero decayó tan rápido y, como nadie vino a ocupar sus lugares, fallamos por pura debilidad.”
Realmente era como golpearse la cabeza contra una pared de ladrillos, creo. Esto, de hecho, fue el final del asedio. Muy poco éxito: tomar el hornabeque, pero supongo que no hay mucho más de lo que jactarse, en realidad. Y la razón por la que terminó el asedio fue que el ejército de Portugal, ahora bajo el mando del general Souham quien había reemplazado al General Clausel, había estado amenazando a la fuerza de cobertura durante algún tiempo. Y el 18, Souham atacó los puestos avanzados de esa fuerza de cobertura. Además, había sido reforzado con el Ejército del Norte de Caffarelli. Entonces, el Ejército de Portugal, con ese destacamento del Ejército del Norte, ahora tenía 50,000 efectivos. y eso son 50.000 hombres en armas. Wellington tenía 35.000. Así que era hora, por supuesto, creo, de empacar y mudarse.
Antes de que intentemos decidir por qué las cosas salieron tan terriblemente mal, vale la pena señalar lo que dijo el teniente coronel John Jones, un ingeniero, que en realidad resultó herido en Burgos:
«Un asedio es una de las empresas más arduas en las que se pueden emplear tropas, una empresa en el que el cansancio, la fatiga y el riesgo personal son los mayores, aquel en el que el premio puede solo se gana con la victoria completa y donde generalmente se acompaña el fracaso con una pérdida severa o un desastre terrible.» Eso probablemente resume Burgos con bastante eficacia.
Entonces, ¿Qué salió mal? Bueno, supongo que, para empezar, tenemos que admitir que Wellington tenía recursos inadecuados. Sin tren de asedio, sin suficientes ingenieros y al final del asedio solo tenía dos ingenieros aptos, por lo que no había suficientes ingenieros para dar la vuelta, por así decirlo, para guiar a los hombres cuando en realidad iban a entrar en acción. Wellington ya se había quejado de la falta de artificieros capacitados. Después de Burgos se quejó aún más fuerte y en la época de San Sebastián en 1813 en realidad, había conseguido un suministro razonable. Pero no hay artificieros de los que hablar, ni mineros, ni suficientes herramientas, ni la forma de abordar un asedio.
Y luego estaba la actitud de las tropas. Ahora, los oficiales ciertamente se quejaron, pero muchos de los oficiales de Wellington habitualmente refunfuñaban, así que tal vez uno no debería tomarlo demasiado en serio. Pero los hombres sin duda estaban desmoralizados. El clima, como dije, era atroz. No les habían pagado desde principios de año. Los suministros de alimentos eran bastante impredecibles: el Comisariado no estaba haciendo su trabajo particularmente bien, pero mantendré el fuego sobre eso hasta un poco más tarde. Estaban en uniformes cayendo a pedazos, infestados de piojos. Tenían que trabajar en el barro y nada iba bien. Así que tienes un ejército desmoralizado.
Wellington estaba bastante sorprendido por esto. Varios de sus despachos, que envía a Hill y a otras personas, señalan que no puede entender lo que le ha pasado a su ejército. Creo que cuando ha estado tomando lugares, está bien con grandes pérdidas, pero con éxito y cuando has tenido una gran victoria como la de Salamanca no se necesita mucho para cambiar el estado de ánimo, y las cosas ciertamente cambiaron. Luego estaba el uso de destacamentos. Esto fue criticado desde el principio y es interesante que no es hasta la mitad del asedio que Wellington lo abandona. Estaba usando números limitados para los asaltos y eso, combinado con la falta de compromiso, fue una combinación bastante desastrosa. Es interesante preguntarse por qué y, no sé, uno solo puede especular, pero creo si uno recuerda cómo reaccionó Wellington ante Badajoz entonces hay algo de entendimiento como por qué era cauteloso con sus hombres. No quería ver otra escena como las escenas que vio en Badajoz.
Sin embargo, no debemos olvidarnos de Dubreton. No hay duda de que Dubreton realizó una defensa magistral. La situación francesa era absolutamente grave. Al final del asedio tenían raciones de un cuarto. Muchos de los hombres estaban al aire libre y llovía sobre ellos al igual que llovía sobre el ejército aliado. Las pérdidas fueron bastante altas, pero también lo fue el compromiso y me parece que la carta de triunfo que Dubreton jugó para mantener ocupados a los hombres. No había tiempo para que se sentaran y se lamentaran por su condición, mientras que, por supuesto, los soldados aliados tuvieron bastante tiempo para hacer eso. Encontró cosas para que ellos hicieran y creo que es un elogio a Dubreton – realmente mostró lo que un general francés era capaz de hacer.
Bueno, Wellington no tenía elección ahora. Tenía que retirarse. Y si tenía que retirarse, no podía dejar a Hill varado en el Tajo. Y, de hecho, Hill se enfrentaba a una crisis en el sur. Soult y José habían unido sus fuerzas en Valencia -recordad que allí había huido José – y esto era una amenaza para la posición de Hill y, por supuesto, en última instancia, si se unían al Ejército de Portugal, una amenaza muy seria para todo el ejército aliado. Para colmo, el General Ballesteros, que tenía un buen historial contra Soult, estaba muy bueno golpeando: cada vez que Soult se movía al punto A, Ballesteros golpeaba en el punto B, que traería de vuelta a Soult, por supuesto, y luego Ballesteros simplemente se evaporaría en la niebla, listo para el próximo ataque. Ahora, en septiembre, Wellington había sido nombrado comandante en jefe del ejército español. Ballesteros – bueno, iba a decir que cogió un berrinche – realmente creía que se le debería haber dado ese puesto. Y es cierto que Wellington escribió una vez que pensaba que Ballesteros era el mejor de los generales españoles. Continuó y dijo que eso en realidad no es decir mucho: tenía una opinión muy baja de ellos1.
La deserción2 de Ballesteros en realidad trastornó los planes de Wellington porque el propósito de Ballesteros en el área granadina iba a frenar el avance de Soult. Creo que Wellington sabía que Soult tendría que irse y supongo que se podría decir que el destino también estaba en contra de Wellington. La fortaleza de Chinchilla en realidad bloquea el camino de Andalucía hasta el Tajo. Estaba en manos de un general español muy decidido. Está en una cumbre muy alta, es muy difícil ver cómo los franceses alguna vez ha sido capaz de tomarlo. Desafortunadamente, el 9 de octubre hubo la tormenta más violenta que realmente golpeó la fortaleza, incluido el gobernador y, de hecho, muchos de los defensores. De hecho, muchos de ellos fueron muertos. Se pensó que el gobernador resultó muerto, pero no fue así. Pero fue golpeado, su espada presumiblemente tomó la fuerza de la misma, y puedes imaginar que estaba dejado en bastante mal estado. Y, por supuesto, con Chinchilla fuera del camino, Soult podría marchar felizmente hasta el Tajo.
Entonces, Wellington instruyó a Hill para que mantuviera el Tajo el mayor tiempo posible, trayendo a las divisiones del Madrid, y luego, si no le quedaba otra, tendría que abandonar el Madrid y unirse a Wellington, y así obtenemos una doble retirada. Lo siento, debería haber mostrado eso antes.
Retirada de Wellington desde Burgos a Salamanca via Palencia (22 octubre a 9 de noviembre de 1812 (n)
Esa es la posición francesa dentro de Burgos. Esta es en realidad la línea de retirada de Wellington desde Burgos, como se puede ver de vuelta a Salamanca. No fue un retiro cómodo porque todavía estaba lloviendo, la comida todavía escaseaba.
Verán por las imágenes que voy a mostrar que los puentes eran muy importantes. Wellington realmente retiró sus fuerzas el 22 de octubre. Originalmente había esperado convertir el asedio en un bloqueo, pero, supongo, que la determinación de Souham lo convenció de que no era lo suficientemente fuerte para enfrentarse al ejército de Portugal en la batalla y era mejor retirarse. Se retiró durante la noche del 22 de Burgos, y en realidad ganó un día de marcha sobre el Ejército de Portugal. Sin embargo, al día siguiente hubo un combate de caballería desde Celada del Camino hasta Villodrigo: fue una pelea de caballería, hay que decirlo, donde los franceses sacaron lo mejor de ella. Pero finalmente los batallones ligeros de la Legión Alemana del Rey de la 7ª División formando en cuadro, retuvieron a la caballería francesa y los franceses finalmente se retiraron.
El 23 de octubre el ejército aliado en su mayor parte, todos excepto la 5ª División y los gallegos, estuvo en Torquemada. Torquemada se encuentra en una zona vinícola; probablemente ya te estés haciendo una idea. Las tinajas estaban llenas y durante la noche nuestros emprendedores británicos y, me imagino, portugueses los soldados irrumpieron en las tinajas de vino y el resultado fue la embriaguez masiva. Hay algunas escenas increíbles y suena como algo sacado de El Bosco, en realidad, algunas de las descripciones de las escenas de Torquemada. Alexander Dixon, de la artillería portuguesa, en realidad escribió, «tal escena de embriaguez habría deshonrado a una chusma de Billingsgate«. Bueno, no sé cómo es una chusma de Billingsgate3, pero suena bastante mal.
Entonces, el 24, esta tropa borracha tuvo que avanzar más: los franceses estaban bastante cerca. Debo decir, por cierto, que los aliados no se bebieron todo el vino y cuando los franceses se mudaron terminaron lo que los Aliados habían comenzado, lo que puede tener importancia.
El puente romano de Palencia (o)
Puente de Villamuriel (p)
El 25 de octubre el General Foy -como ya he dicho, uno de los tal vez más emprendedores de la generales franceses – tomó Palencia. Era este puente, el puente romano -si han estado en Palencia lo sabrán bien- se suponía que había sido volado y, desafortunadamente, la carga fracasó. Los franceses pudieron cruzar y los Royals en el otro lado no tuvieron más remedio que moverse rápido hacia donde estaba el resto de la 5ª División… Recuerde, estaban sobrios, no podemos culpar a los Royals por estar borrachos porque no habían estado de hecho en Torquemada, habían estado en otro lugar donde no había vino. Así que los Royals tuvieron que incorporarse a la 5ª División que estaba en Villamuriel. Y recuerden, estas son las únicas tropas sobrias. Tienes la 5ª División y los gallegos, y tienes a Foy y Maucune listos para atacar su posición. Esta vez, el puente fue volado con éxito y lo que siguió fue un tiroteo en el lado del río Carrión. Los franceses finalmente encontraron una forma de cruzar.
Napier tiene una hermosa historia, en realidad, que un oficial de caballería francés montó su caballo en el río y afirmó que quería desertar y no podía cruzar, el río era demasiado profundo, donde estaba el vado. Y los soldados amablemente se lo dijeron. Ahora, creo… que no hay otra evidencia para esto. Napier no estaba allí y todas las narraciones que existen no hacen ninguna referencia a eso. Creo que los franceses lograron averiguar dónde estaban los vados porque encontraron el punto donde los Aliados estaban más fuertemente apostados – Caçadores portugueses en una posición y el 9º en otra – y eventualmente cruzaron.
Inicialmente, los franceses tuvieron mucho éxito. De hecho, fueron capaces de empujar a la 5ª División – los gallegos estaban algo atrás – de vuelta hacia el canal. Si has estado alguna vez en Villamuriel, es un lugar interesante porque tienes el río Carrión y corriendo paralelo a él tienes el canal que afortunadamente estaba vacío en este punto y tienes el pueblo en el medio. La 5ª División luego tomó posiciones en el canal. Los españoles avanzaron y un esfuerzo muy fuerte hizo retroceder a Maucune al otro lado del río y la 5ª División pudo mantener la posición el tiempo suficiente para el resto del ejército, presumiblemente recuperándose ahora de su borrachera, para efectuar realmente su retiro.
He mencionado mucho sobre el general Foy. Debo decir que es mi general francés favorito: un muy buen escritor y muy entretenido y, como veremos, muy abierto de mente también. Foy dirigía la persecución de los aliados y llegó a Tordesillas, que conoceréis ver es otro puente. Este puente, nuevamente, había sido volado con éxito. Del lado aliado había un fuerte destacamento de Jaegers de Brunswick y no muy lejos estaba el conjunto de la 7ª División.
Puente de Tordesillas (q)
Puente largo (r)
¿Cómo cruzas un río cuando el puente ha sido volado? Bueno, escuchas a un oficial que dice: “Si todos nos desnudamos, podemos cruzar el río a nado. Todo lo que necesitaremos es una pequeña balsa para poner nuestros mosquetes, y cuando lleguemos al otro lado tomaremos los mosquetes y nos ocuparemos de los Brunswickers de uniforme negro que se supone que deben estar haciendo guardia.” Claramente no lo estaban. E imagino que la vista de hombres desnudos saliendo de un río podría haber sido suficiente para inquietar a cualquiera. De todos modos, el resultado fue que los Brunswickers huyeron, la 7ª División tuvo que emprender una retirada apresurada y Tordesillas estaba firmemente en manos francesas.
Sin embargo, curiosamente, eso es lo más lejos que llegó Souham. Estaba esperando a ver qué estaba haciendo Soult. El 7 de noviembre, Wellington estaba de regreso en Salamanca esperando a Hill. Y solo para repasar muy rápidamente las experiencias de Hill:
El 28 de octubre tuvo que abandonar esa línea en el Tajo. El día 30, otra de estas acciones de puente, este es Puente Largo (arriba), donde un destacamento muy pequeño, hombres que habían subido desde Cádiz, lograron retener a Soult, de nuevo el tiempo suficiente para que las fuerzas de Hill regresaran a salvo a Madrid. El 31 de octubre partieron de Madrid causando gran tristeza, marcharon por la sierra de Guadarrama con los franceses muy cerca detrás. No tenían nada de comida, su comisariado se había derrumbado por completo. Sin embargo, Soult no impulsó la persecución. Se mantuvo a distancia, pero en ningún momento amenazó con abrumar a las fuerzas de Hill y el 10 de noviembre, las fuerzas de Hill estaban en Alba de Tormes. No se van a sorprender, pero otro puente. Nuevamente, este puente estuvo en manos de una brigada de la 2ª División y los portugueses de Hamilton.
El puente de Alba de Tormes (s)
Se llevó a cabo durante dos días y Soult se dio cuenta de que en realidad no podía cruzar. Se dio por vencido, se fue a otro lado. Y eso me lleva, por supuesto, al 14 de noviembre: ambos ejércitos están en orden de batalla en Salamanca y no hay duda de que ambos bandos, en cuanto a los hombres y los oficiales estaban preocupados, querían una batalla. Pero Soult era extrañamente reacio a pelear. Nuevamente, si estamos buscando razones, recuerden que la experiencia más reciente de lucha de Soult con un ejército aliado había sido en la Albuera, la batalla más sangrienta de la Guerra de la Independencia. La batalla que Soult afirmó haber ganado, pero desafortunadamente sus oponentes no lo habían reconocido. Bien puede haber una buena razón por la que decidió que, si podía sacar al ejército aliado de España, que es lo que le había ordenado hacer Napoleón, entonces habría logrado lo que se había propuesto alcanzar. Aproximadamente a las 2 en punto del día 15, Wellington se dio cuenta de que Soult estaba maniobrando para cortar su retirada a Portugal, que es un medio tan bueno como cualquier otro para hacer retroceder a alguien, y así dio la orden de retirarse. Curiosamente, había sido un día muy gris y lluvioso. En el momento en que se dio la orden de retirarse, la llovizna se tornó torrencial lluvia y esa lluvia torrencial iba a durar los próximos tres días. Allí podemos ver la línea de retirada de regreso a Ciudad Rodrigo – ahí es donde apuntaba Wellington.
Mapa mostrando la dirección general de la retirada desde Salamanca a Ciudad Rodrigo (15 a 18 de noviembre de 1812) (t)
Si leen los relatos de las personas que estuvieron en la retirada de La Coruña y la retirada de Burgos, curiosamente nadie dice que la de La Coruña fue peor, y varios dicen que Burgos fue peor. Es interesante considerar por qué. Bueno, no tenían nada de comida. El Intendente General, Sir James Willoughby Gordon, había enviado la comida por una ruta diferente – la que pensó que Wellington iba a tomar -, y no se había molestado en comprobarlo. Había sido bastante ineficiente de todos modos y esto fue, supongo, la gota que colmó el vaso. Los hombres comían bellotas. Uno de la caballería francesa, porque la caballería francesa fue enviada en su persecución, en realidad hizo el comentario de que, afortunadamente, las bellotas españolas sabían bastante mejor que las francesas, porque tampoco tenían comida. Los hombres robaron cerdos; algunos hombres fueron ahorcados por robar cerdos. Consiguieron coles, consiguieron patatas, pero había un problema: estaba tan mojado que no se podía encender el fuego. No había pan. Había unos cuantos bueyes medio muertos de hambre, pero ¿de qué sirve la carne si no puedes cocinarla? No es una buena idea comerla crudo. Barro hasta las rodillas. Hombres, mujeres y niños simplemente cayendo en el camino, caballos colapsando, y todo el tiempo una persecución muy decidida por parte de la caballería francesa.
San Muñoz (u)
Ciudad Rodrigo (v)
Este es el escenario de la última acción – no notarán ningún puente – Y este es San Muñoz (superior izquierda). Una vez más los franceses fueron retenidos, retenidos por la 7ª División, lo que permitió a todos los demás regresar sanos y salvos a Ciudad Rodrigo (superior derecha), un lugar que conocían bien, por supuesto.
El mariscal Soult
Así que, muy rápidamente, conclusiones. Soult había hecho lo que le habían dicho que hiciera y había empujado a los aliados a Portugal. No los había arrojado al mar, pero eso era pedir mucho. Pero, por supuesto, no los había derrotado. Curiosamente dijo esto:
«Dondequiera que encuentres al ejército británico en retirada, déjalos en paz y se irán al diablo a su manera. Pero si te acercas a ellos, se colocarán en sus lugares y te darán tal paliza como nunca antes lo habías hecho.” Probablemente explica por qué decidió que la persecución era mejor que la batalla.
En cuanto a Wellington, bueno, no lo podemos negar, ¿verdad? Burgos fue un error. Él mismo lo admitió, su peor aprieto. Se felicitó a sí mismo por sacar a todos a salvo. Un alto costo en mano de obra, aunque no tanto: he pasado por todas las bajas que regresan, así que puedo decir esto con confianza, no tan grave como la gente como Napier pensaba que era. Muchos de los heridos, por supuesto, se recuperaron. Muchos de los desaparecidos regresaron. De hecho, encontré en las listas del 4th of Foot que incluso había llegado a Inglaterra. Presuntamente eran prisioneros que escaparon y llegaron a Inglaterra, luego regresaron a la Península para incorporarse al regimiento.
Moneda conmemorativa de Wellington (x)
En lo que Wellington no pudo hacer nada fue en el clima, la falta de comida, los viejos uniformes – piojos, por supuesto, que significan tifus, fiebre – y la enfermedad. Si nos fijamos en lo que dijo McGrigor, James McGrigor, por supuesto, su cirujano general… “él simplemente siente que estas eran cosas que no podrían haber sido contrarrestadas”. Quizá le dé la última palabra al general Foy:
“La campaña ha terminado. Lord Wellington se retira invicto con la gloria de los laureles de los Arapiles [Salamanca, por supuesto] después de haber devuelto a los españoles el país al sur del Tajo después de haber tenido que destruir nuestros almacenes, nuestro material, nuestras fortificaciones, en una palabra, todo lo que fue producto de nuestra conquista y pudo asegurar su continuación.”
Foy no tenía ninguna duda de que los perdedores en el peor aprieto de Wellington no eran Wellington y su Ejército anglo-portugués, sino el francés. Y por supuesto que tenía razón. Los franceses nunca recuperaron la iniciativa y 1813 fue una historia muy diferente.
Gracias.
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1Wellington tuvo mala opinión de los españoles, de los portugueses y hasta de sus propias tropas que llegó a apodar con el ya clásico «son la escoria de la tierra». Pero el nombramiento, influencias políticas aparte (su hermano, Richard, era el embajador en España desde 1809), desde un punto de vista militar era lógico, sobre el terreno tenía el ejército más profesional y entrenado, había demostrado su capacidad tanto logística como militar, sus dotes de mando reafirmadas con victorias (o no derrotas, como se quiera) habiendo mejorado su contingente progresivamente desde su segundo desembarco en Portugal en 1809 hasta la entrada de las tropas aliadas luso-británicas y españolas en Francia 4 años después.
2En realidad el tema fue más directo. El 24 de octubre de 1812, en un documento dirigido al ministro de la Guerra, Ballesteros rechazó el nombramiento de Wellington como general en jefe de los Ejércitos Españoles, lo que le valió ser inmediatamente destituido y confinado en Ceuta; pero le valió también una gran discusión entre elementos intelectuales españoles, entre ellos la adhesión de Romero Alpuente, Muñoz Arroyo y otros, que veían en su conducta una defensa de la independencia nacional. [3]
3Billingsgate era una de las zonas de Londres que fue originalmente un mercado general de maíz, carbón, hierro, vino, sal, cerámica, pescado y productos diversos y no parece haberse asociado exclusivamente con el comercio de pescado hasta el siglo XVI, en el que se aprobó que fuera un mercado libre y abierto para todo tipo de pescado. Es de suponer que el lenguaje y maneras en dicho barrio no eran un buen ejemplo a seguir.