Manresa: la quema de papel oficial, guerra y represión

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Manresa fue una de las primeras ciudades en Cataluña en manifestarse en contra de la presencia ejercito invasor francés, quemando públicamente en 1808 el papel timbrado oficial cuyo uso se quería extender a todos los territorios ocupados. Aparte del elemento esencialmente patriótico también se mezclaban elementos de tipo social, político y de pensamiento en unos años de cambio de poder en las clases dominantes, por lo que, como señala Antonio Moliner, se produjeron en diferente lugares de Cataluña -en paralelo- manifestaciones antiseñoriales, de una marcada revuelta social contra el Antiguo Régimen. En el caso de Manresa, al igual que en otros lugares, el colapso del comercio con las colonias de América como resultado de la guerra contra Inglaterra provocó una profunda crisis económica que había dejado en la pobreza y la miseria a la mayoría de los artesanos textiles de la ciudad y a los campesinos. Estos dos colectivos serian los protagonistas más exacerbados de la revuelta, y que luego engrosarian las filas de los somatenes locales, una milicia local no exenta de experiencia combativa, como había demostrado en la guerra contra la Convención (1793-1795), cuando los somatenes locales participaron en los combates.

Manresa también se vería envuelta en varios episodios de ocupación en los años posteriores, que resultaron en saqueos y en el incendio de numerosos edificios, talleres y la destrucción de sus molinos y fábricas de pólvora, una de las industrias principales de Manresa y que habían sido de gran importancia durante casi todo el siglo XVIII y por añadidura en el esfuerzo de guerra patriota durante la guerra.

Una imagen del cuadro «La quema del papel sellado» (1895, por Francesc Cuixart Barjau). La escena es una interpretación de una pintura mural de 1811 de la masía Les Farreres de Relllinars, de la cual existe una copia del mismo Cuixart del año 1897 en el Museo Comarcal de Manresa.

Manresa, guerra y represión

“La pólvora elaborada en Manresa
en el año 1787 era todavia superior
en 1800 a todas las de Europa”

Manuel Martínez Rueda (1833)

Durante la Guerra de Independencia en Cataluña, una ciudad como Manresa tuvo una clara importancia estratégica por dos motivos principales: el primero por su situación geográfica en la Cataluña central, un territorio que no fue completamente dominado por los franceses hasta practicamente finales del año 1812, y la segunda por su industrias de molinos polvoreros hidraulicos, que eran de los más importantes en Catalunya y que proveyeron a las unidades combatientes en su lucha contra las tropas imperiales.

El 28 de mayo de 1808, se había constituido la Junta de Lérida, que envió varios comisionados para fomentar la insurrección a Tortosa, Tarragona y Vich, y a la propia Manresa, donde el 2 de junio, la ciudad se convirtió también en uno de los primeros focos declarados de resistencia al invasor cuando decenas de manresanos (muchos de ellos jóvenes trabajadores que vivien en la miseria por la paralización de la industria manufacturera y el comercio, y que más tarde ingresarían en las filas del somatén) quemaron públicamente en la Plaza Mayor de la ciudad el papel timbrado oficial con el nombre del lugarteniente general del Reino y mariscal Joachim Murat -impuesto en todo el territorio ocupado- y que acababa de llegar con unas altas contribuciones impuestas por los invasores. Ese mismo día el gobernador militar y político, Francisco Codony de Paladella, dirigió un bando invitando al pueblo a la calma y a empuñar las armas contra los franceses. Los comisionados de los gremios recurrieron a las autoridades constituidas y a los propietarios y gente rica de la ciudad para formar una Junta de Gobierno1. Immediatamente las autoridades hicieron público un bando que reconocía a Fernando VII «como rey y señor natural» y pedía el alistamiento de los ciudadanos para tomar las armas y la preservación del orden y la disciplina. Posteriormente eses mismo papel timbrado vería su sello substituido por el escudo de Manresa.

En la foto superior la Plaza mayor en el año 1912 con la Casa Consistorial (1777) de estilo barroco al fondo (Foto: J/Obradors / Archivo Comarcal del Bages) y en la inferior la fachada en la actualidad.
Placa conmemorativa colocada en el centenario de los hechos (texto traducido del catalán de la época) en la esquina del pórtico de la fachada lateral del Ayuntamiento de Manresa.

Seguidamente las tropas francesas del general Schwartz partieron hacia Lérida, también con el objetivo de castigar la rebeldía de Manresa y apoderarse de sus molinos de pólvora. El día 6 de junio se dirimió el 1er combate del Bruc, donde los imperiales fueron rechazados por los somatenes de la zona en el cuello del Bruc y donde se usaron por primera vez de balas cónicas de hierro, que tenían la capacidad de agujerear las coraza de las tropas de vanguardia imperiales2. Los manresanos las habían hecho con las barras que aguantaban las persianas de los balcones debido a la escasez de plomo. Seguidamente, en medio de todo este fervor combativo y de resistencia la Junta de Manresa propuso el 8 de junio la idea de crear un organismo superior que englobara todo el movimiento de resistencia a nivel de toda Cataluña, pero, fue la ciudad de Lérida quién llevó a cabo esta resolución3.

«Batalla del Bruc» (1946) – Obra de Albert Pujol y Estanislau Vilajosana en el Ayuntamiento de Manresa

Unos días más tarde, el 14 de junio, los imperiales volvieron, esta vez al mando del general Chabran, con una columna con un número mayor de efectivos. Volverían a intentar forzar el paso por las agrestes montañas y también esta vez con idéntico resultado. (en nuestro blog tratamos en su momento dichos combates).

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LAS FÁBRICAS DE PÓLVORA DE MANRESA

Las primeras fábricas de pólvora en Manresa databan de mediados del siglo XVI. El año 1717 se tomó control por parte de las autoridades de las fábricas de pólvora, el refino y los utensilios que habían en la ciudad. Las fábricas de pólvora proveyeron desde entonces a los almacenes reales, y ya en 1741 se tuvo que construir otro edificio para poder dar respuesta a la altas demandas de material. La fabricación de pólvora no obstante no estaba exenta de peligrosidad, y puntualmente se producían explosiones con el resultado de algunos muertos y heridos. A pesar de la creación de alguna compañía para la fabricación de «sal saturno», parece ser que la práctica habitual era la de alquilar los molinos. Ya en el año 1769 existían tres molinos de pólvora, ubicados cerca del rio Cardener y en el año 1789 constaban ya cuatro fábricas de pólvora.

En el año 1798 Manresa era una de las grandes fábricas reales –sinó la más avanzada– de pólvora de España, juntamente con las de Villafeliche, Alcázar de San Juan, Granada y Múrcia. Un Edicto Real de 1802 mandaba que la fábrica de Manresa, por su situación, falta de ahorro de transporte, trabajaría solamente para el abastecimiento de los estancos y consumo del público bajo la dirección del ramo de la Real Hacienda. Durante la Guerra de Independencia se podía leer en la prensa: «Manresa libre, pólvora fabrica, que a todo el principado comunica». Incluso en Manresa en julio de 1808 se proyectó la instalación de una fábrica de armas de fuego para luchar contra los franceses, con la ayuda de los armeros de Ripoll. No es extraño que la ciudad fuera uno de los puntos que los franceses quisieran atacar para sacar de circulación su actividad polvorera y armamentística y aunque estos últimos lograran dañar la maquinaria, la actividad polvorera se volvería a rehacer de nuevo4.

Imagen superior: Plano de una de las fases de fabricación de los molinos de pólvora como el de Manresa («Arte de fabricar el salitre y la pólvora», Manuel Martínez Rueda 1833).
Imagen inferior: Fotografía aérea de Manresa de 1929, de José Gaspar i Serra / ICC. Se señala con un trazo rojo la ubicación de los antiguos molinos polvoreros.

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Las dos victorias dieron moral a los sublevados patriotas pero también provocaron la aparición de disturbios populares en varios lugares y en la propia Manresa, donde el día 2 de julio unos exaltados asesinaron al gobernador militar de la ciudad, Codony de Paladella, acusado de colaboracionista con el enemigo, y tres prisioneros, uno de los cuales era frances. El alcalde Joaquin de Torres también huiría de la ciudad y fue encarcelado en Guisona. El orden fue restablecido por un capitán, Francisco Riera, quien dispuso rondas callejeras, encarceló a los culpables y constituyó una nueva Junta de gobierno, compuesta por 8 eclesiásticos y religiosos y 18 seglares. No obstante, el el 10 de julio hubo otro alboroto con el resultado de un muerto y dos heridos. A partir de entonces, los ciudadanos más ricos se fueron de Manresa para evitar el pago de las exorbitantes contribuciones y para evitar más asesinatos. Las cosechas y los rebaños perdidos y el mantenimiento del colapso comercial provocaron una crisis económica de grandes proporciones y la miseria de la mayoría de la población2 .

La plaza Mayor – desde la calle del Obispo – que tiene su origen en el mercado que se celebraba desde el s. XI.
Iglesia de Santa Lucía, en la misma via de San Ignacio, calle afectada por los incendios de la guerra.
La calle de Sobrerroca fue una de las que sufrieron los incendios por los ocupantes franceses. A la izquierda una imagen de la torre medieval de Sobrerroca, de planta cuadrada, que quedó escondida por las casas vecinas hasta el derribo de las mismas en 1966. En la imagen derecha inferior, vemos la misma calle en un plano de 1847 del arquitecto Antonio Rovira y Trias.

Esta situación ya se mantendría durante toda la guerra, agravada por cinco incursiones del ejercito imperial en Manresa entre 1810 y 1812. Entre el 16 de marzo y el 4 de abril de 1810 entró en la ciudad un contingente de casi 8.000 soldados comandados por el general Schwartz. El 5 de noviembre se produjo la primera operación de castigo, con el incendio de unas cincuenta casas, el saqueo de edificios y el ajusticiamiento de tres personas en el balcón del Ayuntamiento. Pero los hechos más graves de la ocupación francesa se produjeron el 30 de marzo de 1811 con la quema de la ciudad (al menos cuatrocientos cuarenta edificios de los 1.730 de que constaba) por parte de los 8.000 hombres del general Macdonald, que previamente la habían saqueado y habían ejecutado a seis personas. 

Los principales lugares con edificios incendiados fueron la via de San Ignacio (antiguo torrente) con 29 casas quemadas, la torre del Portal de Sobrerroca [núm. 2] con 42 casas quemadas, la contigua calle Serarols (29 casas quemadas), la plaza del Carmen, la calle Cap del Rec y la plaza Mayor, con 33 casas quemadas2.

A finales de julio el mismo general volvió a Manresa procedente de Vich y ejecutó a cuatro personas más. El último incidente grave se produjo entre el 15 y el 19 de noviembre de 1812 cuando pasó por la ciudad el ejercito del general Decaen, procedente de Vich. Al parecer el general tuvo de detener un nuevo incendio de la ciudad -se quemaron algunas casas- porque sus soldados estaban enfurecidos por no encontrar comida durante el saqueo. También se destruyeron los molinos polvoreros. 

Retrato de Ramón Montañá y Coca (1904), canónigo de la Seo de Manresa y comandante general de somatenes de Manresa que lucharon en las batallas del Bruch, el 6 y 14 de junio de 1808.
Retrato de Mauricio Carrió y Serracanta (1905), convertido en símbolo de la lucha manresana contra las tropas napoleónicas. Participó en la quema de papel sellado y en las batallas del Bruch. El año 1811 recibió del general Lacy el nombramiento de capitán, y después de comandante.

A partir de 1813 el esfuerzo de guerra francés se debilitó considerablemente como resultado del envío de tropas para la campaña de Rusia y las acciones militares se limitaron a pequeñas incursiones de castigo que no afectaron significativamente a la ciudad. En febrero de 1814 las tropas francesas se retiraron a Francia y la ciudad de Manresa, al igual que muchas otras ciudades del Principado, quedó sumida en una profunda crisis económica que alteró la distribución de la riqueza y cambió de manos el poder político en la villa2 .

Algunos de los personajes destacados en la cantesa fueron Mauricio Carrió y el canónigo Montañá, que tienen ambos calles dedicadas en la ciudad. El primero fue un militar de origen campesino que se destacó posteriomente en las diversas guerras carlistas y el segundo fue uno de los eclesiásticos importantes que formaron parte de la Junta de Gobierno y Defensa de la ciudad, fue enviado a Barcelona para espiar la reacción de los franceses a la revuelta manresana en junio de 1808 y también fue dirigente del somatén en las dos batallas del Bruc.

El viejo puente romano con la Seo de Manresa (1322) en el centro al fondo de la imagen. Por este puente salió el somatén por la carretera de Can Maçana, hacia el Bruch, el 6 de junio de 1808.

NOTA: Agradecer al Sr. Domènech, del Ayuntamiento de Manresa, las facilidades para poder realizar las fotografías en la Galería de manresanos ilustres y en la escalera del Consistorio.


Fuentes:

1) – «Movimientos populares de Cataluña en la Guerra del Francés» – Antonio Moliner Prada, Universidad de Alicante

2) – «Itineraris de la Guerra del Francès: Una passejada per la Història dels territoris de parla catalana» – Núria Sauch Cruz (Coord.) – Institut Ramon Muntaner i Ajuntament del Bruc, mayo de 2008

3) – «El movimiento Juntista en Lérida a principios de la Guerra de Independencia» (1808) – Antoni Sánchez i Carcelén, 06/07/2009

4) – «Les fàbriques de pólvora a Manresa i al Bages» – Jaume Plans i Maestra, Hivern 2009 – Dovella, 06/02/2012

5) – «Manresa» – Antonio Gallardo, Biblioteca de Turismo de la Sociedad de Atracción de Forasteros. Volumen XXX.- Barcelona – Julio / Diciembre, 1933

6) – «El Pou de la gallina» – Junio 2008 – Núm. 233 – https://docplayer.es/71068551-Conxita-parcerisas-jordi-badia.html

7) – «Cataluña Armería de los Borbones» – Ricard Martí Morales, Ed. Salvatella, 2004

8) – https://www.manresa.cat/web/menu/7398-segle-xix-de-la-guerra-del-frances-a-la-ciutat-industrial

Imágenes:

a) – Imágenes del autor.

b) – Paneles informativos monumentos ciudad de Manresa

Las Reales Atarazanas de Barcelona en 1808-1814

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Dedicamos nuestra entrada de esta semana a uno de los edificios más singulares en España como es el de las Reales Atarazanas de Barcelona, y su turbulenta historia durante la ocupación francesa durante los años 1808-1814. El edificio es destacable por varios motivos, entre ellos, el ser un testimonio palpable de la potencia económica y política de la corona de Aragón en el Mediterráneo de los siglos XIII a XV, un ejemplo de la arquitectura del gótico civil catalán y uno de los pocos ejemplos casi intactos de atarazanas medievales que subsisten actualmente en las costas del Mediterráneo.

Como edificio militar de la ciudad no se sustrajo a la ocupación francesa desde el primer momento, y el por entonces cuartel militar y maestranza de artillería sería ocupado, como el resto de la ciudad, hasta prácticamente el final de la guerra. Sus usos serían ampliados por las necesidades de los ocupantes franceses durante la contienda, pasando a ser también prisión -tanto de los soldados españoles capturados como de los barceloneses detenidos- y más tarde hospital militar, reconvirtiendo el espacio que estaba destinado a las cuadras.

Raymundo Ferrer, vicario de la Iglesia parroquial de S. Justo y S. Pastor, anotó con paciencia franciscana todos los acontecimientos que casi diariamente se dieron durante el periodo de ocupación imperial, por lo que sus anotaciones han sido la fuente primaria que nos ha permitido conocer este trágico periodo del pasado del edificio y de la ciudad de Barcelona

Litografía de José Coromina (1814) del panorama la franja costera de la ciudad de Barcelona, con el edificio de las Atarazanas, destacado en rojo, y tapado parcialmente en primer plano por la torre del Fuerte de la Linterna.

LAS REALES ATARAZANAS. LOS ORÍGENES.

En el siglo XIII, Barcelona era el principal puerto de la Corona de Aragón. La ciudad ya contaba con unas atarazanas gestionadas por el Consejo de Ciento de la ciudad (el «Consell de Cent»), ubicadas cerca del actual edificio de Correos, que se revelaron insuficientes en una época de clara expansión política y económica. A finales del siglo XIII, Pedro II El Grande (hijo de Jaime I El Conquistador) reservó unos terrenos al final de las Ramblas, fuera de los muros de la ciudad que fueran de jurisdicción real y con una finalidad más militar, proyecto que ya había vislumbrado su padre.

El edificio original se comenzó a construir entre 1282 y 1285. Estaba formado únicamente por un gran patio, de planta rectangular, cerrado por tres lados y abierto hacia el mar, con porches adosados a los muros por la parte interior y 4 torres defensivas en cada uno de los vértices de este gran rectángulo. Posteriormente, en el siglo XIV comenzaron las primeras reformas, con el cubrimiento de las naves de Poniente e incluyendo las Atarazanas dentro del trazado amurallado de la ciudad. Las reformas fueron constantes en los siglos sucesivos, sobre todo en el siglo XVI, Como resultado de la construcción del primer dique portuario, por su parte sur los edificios más próximos al mar (como Atarazanas), sufrían las embestidas del mar, quedándose sin cimientos y comenzando a hundirse, por lo que se inició una reconstrucción del edificio, más retrasado de la línea de mar, y con pilares más grandes para aumentar su altura(I)

El trazado original de las atarazanas del s. XII, en azul, superpuesto a la planta del edificio actual. En el interior de la nave más ancha y alta, en el siglo XVIII estaba ubicado un pozo para fundir el material de bronce para fabricar los cañones del ejército.

En el s. XVII, ya gestionado únicamente por la Generalitat, se construyeron dos grandes unidades arquitectónicas: las «Naves de la Generalitat”, que se construyeron mucho más alejadas respecto a las naves originales y por otro, las naves del lado de montaña, que actualmente reciben el nombre de Sala Marqués de Comillas. 

Durante los siglos XVIII y XIX las atarazanas siguieron teniendo un carácter militar, pero perdieron su función naval. El edificio fue parcialmente destinado al ejército, en concreto al arma de artillería, hasta que en el año 1745-46, durante el reinado de Carlos III, el edificio de las Atarazanas dejó definitivamente de tener su función original de construcción y mantenimiento de embarcaciones y pasó a ser gestionado por el ejército como cuartel de artillería y fundición. Se instalaron almacenes de municiones, planchas de plomo, artillería y carruajes. En 1767 se pusieron en marcha los hornos para fundir el bronce de los cañones y las máquinas de barrenar y tornear cañones.

Las características arquitectónicas del edificio y la proximidad de la caserna garantizaban una mayor seguridad y facilitaban su vigilancia. Al mismo tiempo el hecho que la maestranza instalada en 1802 también estuviera dentro de las instalaciones disminuía los costes de transporte y facilitaba la entrada y salida de materias primas y piezas fabricadas en la fundición por vía marítima o terrestre. El recinto entró a formar parte de un complejo militar mucho más amplio, que se extendía hacia las Ramblas de la ciudad. [2]

 

El ejército levantaría dos casernas en la década de 1930 y adaptó el edificio a sus necesidades. (b)

LAS REALES ATARAZANAS DURANTE LA OCUPACIÓN FRANCESA

El 11 de febrero llegó a la ciudad de Barcelona el nuevo Gobernador, el Conde de Ezpeleta, enviado por la Corte como sustituto del anterior, el Conde de Santa Clara. Las tropas italianas y francesas que habían entrado desde la frontera habían entrado en Gerona el día 10, y presumiblemente tres días después llegarían a la Ciudad Condal. El Ayuntamiento barcelonés era reacio a permitir la entrada de tropas extranjeras que de hecho superaban en número a las españolas que guarnecían la Plaza (por entonces la ciudad contaba con unos 200.000 habitantes), pero Ezpeleta solo llevaba la consigna de que las tropas que venían «fuesen recibidas y tratadas mejor que las Españolas«.

Finalmente, el 13 de febrero de 1808 entró por la Puerta Nueva de Barcelona la 1ª división francesa al mando del general Duhesme y su segundo al mando, el general Lechi, comandante de las tropas italianas. En total 5.427 hombres, 1.830 caballos y 25 carruajes. La comitiva, como es lógico, despertó gran expectación en la ciudad y un considerable gentío acudió a presenciar el paso de las tropas por las calles hasta la Plaza de Palacio donde hizo un alto toda la división franco-italiana. Posteriormente las tropas se acuartelaron en Estudios, Atarazanas, S. Agustín y Barceloneta, y la Plana Mayor, oficialidad y Velites en casas particulares, aunque estos últimos se reubicaron después también en las Atarazanas.

 

La Plaza de Palacio («Pla de Palau»). La litografía está fechada en 1842, aunque los edificios son prácticamente los mismos que se hallan presentes en la actualidad.

A pesar de que las noticias que se tenían eran que el contingente franco-italiano se dirigía a Cádiz, pronto dichas tropas se apresuraron en ocupar las puertas de la ciudad, la Ciudadela y el castillo de Montjuich, este último a pesar de la resistencia a dejarlas entrar de su Gobernador interino, Mariano Álvarez de Castro. La conducta del Capitán General, Conde de Ezpeleta, para con los ocupantes generó diversidad de opiniones, pero por una parte, las instrucciones que le llegaban de la Corte eran las de colaborar con las tropas francesas y procurarles lo que necesitasen, aunque por otra parte, el propio Ezpeleta no podía esperarse que la conducta de los franceses e italianos en la ciudad fuera la de unos conquistadores en vez de la de unos aliados.  

No pasó mucho tiempo para que comenzaran los primeros roces y disputas entre los barceloneses y las tropas ocupantes, que degeneraron en peleas y algunas muertes. Viendo el curso que tomaban  los acontecimientos, los militares españoles que pudieron salieron de la ciudad con mayor o menor fortuna: al 3er batallón de las Guardias Españolas se le fugaron sus gastadores, también hubieron fugados en las Guardias Valonas y en un arranque de bizarría, 25 jinetes de Borbón salieron por la Puerta Nueva con su comandante al frente y con el trompeta tocando marcha: en definitiva, un lento goteo de soldados y mandos (el afamado Álvarez de Castro entre ellos) que pronto llegó a las 600 ausencias. El general Lechi, convertido de facto en el jefe militar de la ciudad, publicó diferentes bandos para proteger a las tropas francesas, recortando las libertades de los ciudadanos y amenazando con represalias(II) a los que no cumplieran sus disposiciones. Las tropas españolas que quedaron por entonces y sus oficiales fueron confinados en diferentes edificios militares y conventos de la Ciudad. 

 

Grafiado de las Atarazanas y sus instalaciones a través del siglo XVIII y principios del XIX. Cabe puntualizar que algunas ilustraciones son bastante dispares, por lo que habría que cuestionar su fidelidad a la realidad de la época, pero podría ser un ejemplo de las trasformaciones que sufrió al perder su uso original de astillero: 1. Gaspard Bailleul, Paris, c. 1726; 2. Antonio Ponz Piquer, Madrid, 1788; 3. Moulinier, Lartigue, Vicq, Laborde, Didot, Paris, 1806; 4. Juan López, Madrid, 1807; 5. Felipe Bauzà, Cádiz, 1813; 6. Antonio Monfort, Barcelona, 1818.

Los mandos franceses e italianos por su parte no perdieron el tiempo: los cañones que se hallaban en las murallas fueron introducidos en los castillos y los 40.000 mosquetes que se hallaban almacenados en las Atarazanas pronto fueron distribuidos entre el castillo de Montjuich, la Ciudadela y las propias Atarazanas. El propio Lechi comunicó por carta al general Reille el 26 de julio de 1808 que ocupaban la Ciudadela unos 1.500 hombres, Montjuich unos 1.000 y Atarazanas unos 500, y que estimaba del todo insuficientes para defender la ciudad. En junio se habían dado los combates del Bruch y las montañas vecinas a Barcelona estaban ocupadas por somatenes y miqueletes españoles.

Paralelamente los barcos ingleses que patrullaban las costas sin oposición, realizaban incursiones nocturnas contras los fuertes de Atarazanas, la Linterna y San Carlos, que estos contestaban con un estruendoso cañoneo, aunque sin ninguna consecuencia, lo que provocaba las chanzas de los ciudadanos que llenaban los terrados y torres de las casas limítrofes viendo el espectáculo.  

 

LAS CASAS Y LOS MUROS SON LOS QUE ESTAN CAUTIVOS, NO LOS CORAZONES QUE A CADA MOMENTO EXHALAN SU LEALTAD = = = LEALTAD A TODA PRUEBA ACIA FERNANDO VII. Decreto de la Junta Central de 21 de julio de 1809. Vista de la Ciudad de Barcelona ocupada por los franceses y bloqueada por mar por el Almirante ingles Hollowey, y por tierra por los exércitos aliados español é inglés del mando de los Generales Dn. Francisco de Copons  y Navia y Lord Clinton. Esta hermosa ciudad invadida con la mayor felonía por los franceses el dia 13 de febrero de 1808 ha quedado libre por la constancia y heroismo de los españoles en 28 de Mayo de 1814. Contiene dicha ciudad 13000 casas, una catedral magnífica, 7 parroquias, 36 conventos, 6 colegios, 6 hospitales, una hermosa lonja, la aduana, casa de caridad, de comedores, las academias de buenas letras y de ciencias naturales, teatro anatómico, paseos deliciosos, fabricas de todas manufacturas y gran comercio maritimo, con 200 mil habitantes. (Jose Coromina lo grabó en Barcelona, año 1814)

Los franceses, no obstante, no se olvidaban nunca de los aspectos más formales: el 15 de agosto de 1808 se anunció a las tropas la fiesta de San Napoleón, que sería saludada con 100 cañonazos, 20 de ellos desde las Atarazanas. 

Pronto las instalaciones de las Atarazanas serían utilizadas como prisión (tanto de soldados capturados(III) como de civiles que no pagaban las contribuciones exigidas por los franceses) y sus cuadras de los caballos como hospital militar para los heridos en los combates e incursiones que se daban ininterrumpidamente contra los españoles, ya que el Hospital de San Pablo no era suficiente para el número de heridos que llegaban. Cabe comentar que pronto los franceses permitieron que puntualmente las contribuciones en metálico de los ciudadanos fueran hechas en sábanas, mantas, colchas y jergones, y entregadas al administrador del recién creado Hospital de Atarazanas.

Vista aérea del recinto de las Atarazanas en la época actual (e)

La situación de tensa calma siguió en la ciudad prácticamente durante toda la ocupación franco-italiana: por una parte las tropas españolas no eran lo suficientemente fuertes en tropas y armamento como para intentar un ataque a la ciudad y por otra parte los ocupantes y sus mandos administraban férreamente la ocupación de los enclaves estratégicos de la ciudad y la vida de sus habitantes(IV). En todos estos años, hubo algún intento de sobornar a las autoridades militares, Lechi entre ellos, sin ningún resultado; hubieron intentos fallidos de ocupar el castillo de Montjuich en el año 1811, e incluso de envenenar a la guarnición, que quedaron todos en simples intentonas. 

Cabe destacar que la ciudad no era tampoco insensible a los acontecimientos militares en Europa: en el año 1813, al igual que en muchas otras ciudades y villas de Europa, los soldados alemanes aliados hasta entonces de los franceses (unos 1.500-1.700 hombres en Barcelona), fueron desarmados y confinados, para evitar insurrecciones(V), lo que también deparó lógicamente un curioso espectáculo en la ciudad. 

Pero a medida que el curso de los acontecimientos variaba también en Cataluña, pronto se produjo el traslado definitivo de grandes cantidades de armamento de la ciudad hacia Francia, en concreto Perpignan (ya se había hecho parcialmente con anterioridad) o la extracción de la artillería de todos los calibres de las fortificaciones de la ciudad y depositada junto a la costa para ser inutilizada. Las unidades más experimentadas volvían a Francia, junto con los heridos franceses de los hospitales y llegaban conscriptos de Francia, inexpertos y bisoños, muestra evidente de la fragilidad militar francesa en Cataluña por aquel entonces.

En los primeros meses de 1814, los franceses retenían todavía Barcelona. El 1 de febrero el Ejército anglo-español cortó las comunicaciones entre Suchet y la guarnición francesa de Barcelona. Los generales Manso, Wittingham, Sarsfield, Clinton y Copons acordonaron la ciudad, bloqueada también por mar por algunos paquebotes ingleses. El Baron Habert, encargado de defender la plaza por Suchet, dirigió el mismo día una resuelta proclama a los habitantes amenazando con castigar severamente a los que intentaran confabularse con las tropas sitiadoras. Pero el 26 de abril, tras la caída de Napoleón, se publicaba por todas partes la orden de evacuación definitiva de las tropas francesas. Finalmente el 28 de mayo de 1814 el mismo Habert salió por la puerta de D. Carlos. 

 

Restos de la muralla medieval que delimitaba las instalaciones de las Atarazanas, en la actualidad.

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(I) – Las últimas obras de envergadura llevadas a cabo en el recinto el año 2010, en concreto el rebaje del subsuelo, permitieron datar la estructura original en el siglo XIII y conocer que el edificio actual se construyó a finales del siglo XVI. También se encontró una necrópolis romana, con 36 enterramientos. [4]

(II) – B A N D O.

«El General de Division Lechi, Comandante superior de las Armas de esta Ciudad y sus Fuertes, Manda: que no haya reunion de personas en las plazas,  paseos ni calles en los casos de alarma, ú otros, como ya se mandó anteriormente.

Manda así mismo, que lo dispuesto por Bando de 20 de Octubre último, de que nadie transite sin luz despues de las nueve de la noche, se observe rigurosamente.

Manda tambien que en los campanarios no permanezca persona alguna, y que las que sean halladas en ellos sean arcabuceadas inmediatamente.

Barcelona 11 de Noviembre de 1808.=Firmado=Lechi, Comandante superior.» [3]

(III) –  Los generales españoles Castelldosrius, Caldagués y varios oficiales prisioneros.

(IV) –  Bando del general Lechi de 8 de marzo de 1809:

BANDO para que al oír los Barceloneses tres cañonazos tirados de las Atarazanas, Monjuich y Ciudadela se encierren en sus casas.

«Se manda à los habitantes de esta Ciudad, que al dispararse tres cañonazos de Atarazanas, Monjuich y Ciudadela, en señal de alarma, se retiren y encierren en sus casas: los que no lo hubieses executado media hora después, se les acuchillará o disparará por la tropa y patrullas que les encuentren.

Barcelona, 8 de marzo de 1809. = Firmado=Lechi, General de División, Comandante Superior de esta Ciudad y sus fuertes. Por copia conforme= R. Casanova, Comisario General de Policia.» [3] 

(V) – «Leiase en el Diario la orden del dia del Exto. de Aragón, y Cataluña, firmada por Suchet en el Quartel General de Gerona á 21 de diciembre último. La dirige a los Cazadores de á Caballo de Nassau, á la caballería ligera Westfaliana, á la Infantería de…, todos tropa alemana al ancho de la Francia, intimandoles a quedar desarmados, y prisioneros.» [3]


Fuentes:

(1) – «Redescubriendo las Atarazanas» – Publicación Museu Marítim de Barcelona (2016)

(2) – «Les Drassanes Reials de Barcelona» – Antoni Sella, Museo Marítimo de Barcelona (2018)

(3) – «Barcelona Cautiva. 1808-1814» – Raymundo Ferrer, Barcelona, 1815, Ed. Antonio Moliner Prada (2010)

4) – https://beteve.cat/societat/drassanes-reials-necropolis-romana-xviii-edific/

5) – Paneles informativos de la exposición permanente del Museu Marítim de Barcelona

Imágenes

a) – «Redescubriendo las Atarazanas» – Publicación Museu Marítim de Barcelona (2016)

b) – http://www.barcelonarutas.com/drassanes/

c) – http://www.atlesdebarcelona.cat

d) – http://www.atlesdebarcelona.cat

e) – Paneles informativos de la exposición permanente del Museu Marítim de Barcelona.

La acción de L’Arboç (9 de junio de 1808)

«Foc a L’Arboç» ó «Fuego en Arbós» era una expresión típica que se escuchaba en dicha villa tarraconense hasta la segunda mitad del siglo XX para referirse a la necesidad de realizar alguna tarea de manera inmediata6 y en el fondo una expresión que plasma el caos y la barbarie. La frase nació del recuerdo del incendio de la población, perpetrado por las tropas imperiales al mando del general Joseph Chabran en la acción que tuvo lugar el 9 de junio de 1808, debido a la enconada resistencia de sus habitantes frente a los invasores.

La presencia francesa de tropas imperiales francesas en las tierras del Bajo Penedés a partir de la ocupación francesa de Barcelona, se limitaba a la presencia de algunas patrullas de caballería que enviaba el general Duhesme desde Sants o Barcelona hasta Vilafranca para comprobar que no se formaran grupos armados de resistencia entre los locales. Tras el fracaso de las tropas francesas en el Bruc, Duhesme reclamó la vuelta inmediata de la columna al mando del general Chabran que se había desplazado hasta Tarragona de camino a Valencia, que era su verdadero objetivo.

El viaje de regreso hacia Barcelona de las tropas imperiales, por rutas interiores para evitar los caminos de la costa controlados entonces por la flota inglesa, estuvo salpicado de choques con los somatenes locales, junto con algunas tropas regulares españolas, y tuvo su punto álgido en la acción que se desarrollo en L’Arboç (Arbós), que acabó finalmente con crueles represalias contra sus habitantes y la quema de la población, en un episodio que quedaría en los anales de la Guerra de la Independencia como ejemplo de resistencia desesperada contra el invasor, al igual que pasaría en otras localidades españolas. Los franceses se presentarían en dos ocasiones posteriores en la villa: del 24 de diciembre al 13 de febrero de 1809 y al día siguiente de la caida de Tarragona, el 29 de junio de 1811. Arbós, que en aquella época había sido la segunda «Villa real» del Panadés, quedó empobrecida, deshabitada y tardaría más de un siglo en recuperarse, aunque no totalmente.

Portada del tríptico de los actos de conmemoración del Bicentenario 1808-2018 (a)

LA ACCIÓN DE L’ARBOÇ (ARBÓS)

El general Joseph Chabran (b)

La división del general Chabran, siguiendo las órdenes recibidas(I), había llegado a Tarragona sin ningún percance el día 7 de junio hacia las tres de la tarde, cuando recibió la contraorden del general Duhesme de retornar a Barcelona (la disposición había sido enviada por vía marítima, debido a la inseguridad de los caminos). A primera hora del día 9 de junio salió con su contingente de Tarragona sin haber podido incorporar al regimiento suizo de Wimpfen(II) -tal como se le había ordenado- y sin apenas dejar ninguna tropa imperial en la ciudad, confiando en que los suizos la mantendrían tranquila. 

La división del general Chabran, siguiendo las órdenes recibidas(I), había llegado a Tarragona sin ningún percance el día 7 de junio hacia las tres de la tarde, cuando recibió la contraorden del general Duhesme de retornar a Barcelona (la disposición había sido enviada por vía marítima, debido a la inseguridad de los caminos). A primera hora del día 9 de junio salió con su contingente de Tarragona sin haber podido incorporar al regimiento suizo de Wimpfen(II) -tal como se le había ordenado- y sin apenas dejar ninguna tropa imperial en la ciudad, confiando en que los suizos la mantendrían tranquila

La columna no se detuvo hasta llegar a Torredembarra, donde hizo una parada de seis horas. En previsión de posibles contratiempos y para obtener lo que necesitaba, Chabran hizo encerrar en el hostal, durante todo el tiempo que duró el descanso, al alcalde y a los concejales amenazándolos de muerte. Al retirarse, liberó los concejales, pero se llevó prisionero el alcalde. Chabran, con el alcalde torrense, la mitad de las caballerías locales -se llevó catorce de las veintiocho que entonces había en la villa, más seis carros- y la platería de los particulares y de la iglesia parroquial, continuó el regreso hacia Barcelona.8

Se había extendido rápidamente la noticia de la victoria en la batalla del Bruch del 6 de junio, por lo que al llegar a El Vendrell, las tropas de Chabran empezaron a toparse con la resistencia de los somatenes de vanguardia que habían llegado hasta allí para interceptarles el paso.

Siguieron el camino hacia a la villa de L’Arboç (Arbós) llevándose también consigo a los regidores de El Vendrell como rehenes a Barcelona. L’Arboç ya se hallaba ocupada por las partidas de somatenes (Según Adolfo Blanch, procedentes de Vilafranca(III), Sagarra y Urgel, aunque también serían de poblaciones más cercanas como el propio El Vendrell) y 300 suizos del regimiento de Wimpfen (que se encontraban allí de vuelta a su regimiento en Tarragona), que se hallaban dispuestos a defender la posición, ubicada sobre una pequeña colina (160 m sobre el nivel del mar) y de acceso difícil que a priori se prestaba a una buena defensa.

En una narración de un testigo directo, Anton Sans, tejedor de lino, este señala que a las 10 de la mañana llegó una avanzada de 40 soldados de caballería y que los somatenes salieron hasta las afueras para escopetearlos y haciendolos retroceder. A eso de las tres y media o cuatro de la tarde1,10, los somatenes concentrados en La Gornal (a 1,5 km en dirección a El Vendrell) detuvieron temporalmente a la vanguardia de la columna imperial. Chabran, viendo que tendría que someter la posición para poder seguir su camino hacia Barcelona, tras poder reducir las piezas de artillería que guardaban la entrada al pueblo(IV), mandó que el general de caballería Bertrand Bessières -hermano del famoso mariscal Bessières- atravesara al galope con sus coraceros la villa hasta el otro lado de la misma y cortara la retirada a los defensores. Al mismo tiempo el general François Goullus rodeó el pueblo con los cazadores a caballo y los tiradores de infantería. Los somatenes se retiraron por la parte de Banyeres del Penedés y Castellet. Al querer tomar posesión los imperiales del pueblo, sus habitantes, lejos de intimidarse se encerraron en sus casas, y lanzaron multitud de objetos contra éstos, en una férrea resistencia con tintes numantinos4:

«Los habitantes, lexos de intimidarse, cerraron las puertas de sus casas, y subiéndose á las ventanas y texados arrojaban contra los franceses quanto les venía á la mano para dañarles, piedras, bancos, texas, agua hirviendo, en nada se detenían con tal que pudiesen vengarse de tan infernal canalla, mientras que otros paisanos cuerpo á cuerpo chocaban con la furiosa soldadesca que lo pasaba todo á cuchillo»

«Heroica resistencia del Vendrell» (c)

Como represalia, los franceses saquearon e incendiaron la villa, mataron a 64 personas hasta la noche del 9 de junio, la iglesia parroquial resultó totalmente profanada, una tercera parte de las casas totalmente destruidas y otro tercio inhabitables. Es de destacar la violencia ejercida por los imperiales contra la población civil y contra el pueblo, aunque los propios somatenes robaron en la villa después de que se marcharon los franceses, hecho que la mayoría de fuentes no mencionan8. Los imperiales salieron de L’Arboç entre las siete y las ocho de la mañana, según la crónica de Anton Sans.

Las acciones entre somatenes y franceses siguieron al día siguiente, 10 de junio, a la entrada de Vilafranca, donde partidas de somatenes con algunos refuerzos venidos de Igualada y una culebrina de Barcelona, plantaron cara a las tropas imperiales9, aunque no resultaron un obstáculo serio y la caballería francesa acabó matando a 53 paisanos. La división de Chabran siguió su camino hacia Barcelona, saqueando a su paso los pueblos del Ordal, hasta que llegaron a Barcelona el día 11 de junio.

Los muertos de L’Arboç(V), se convirtieron en mártires, y sirvieron de propaganda patriota para la resistencia: se leyó una proclama de Tarragona el 16 de junio haciendo mención a la tragedia, cuya noticia llegó hasta Cádiz, donde se publicó una relación en la prensa de los hechos destacando el heroísmo de sus habitantes.

En 1816, L’Arboç recibió el título de «Heroica villa» por los hechos del 9 de junio de 1808. Curiosamente, dentro del ámbito del folklore popular desde el 13 de junio de 1827, L’Arbós cuenta con la figura del gigante «Chabran», de tan mal recuerdo en la villa y que fue restaurada modernamente en 1995. 

RECORRIDO

El conjunto de la Iglesia parroquial de San Julián (1631-1647), con su portal barroco (izquierda) y  con algún vestigio de la acción del 9 de junio de 1808 en una de las aristas de los muros de su campanario (derecha).

En la parte superior de la imagen una superposición del trazado urbano del siglo XVIII con el actual y los probables ejes de avance de las tropas imperiales en la jornada del 9 de junio de 180812.
Placa conmemorativa en el centenario del 9 de junio de 1908: 
«A la memoria de los paisanos que allí lucharon contra la invasión francesa
y heroicamente murieron en las jornadas 9 y 10 de junio de 1808″ 
El edificio donde se halla la placa conmemorativa (Antiguo Cal Pere Vint) se construyó sobre el antiguo Portal del Raval, derruido en 1808. En este lugar se sitúa uno de los lugares de enfrentamiento entre los somatenes y las tropas francesas10.

Recorrido por la calle Hospital hasta su finalización en el Raval. Esta calle ha sido siempre la primera en recibir tropas procedentes de Tarragona en conflictos posteriores, a pesar de conectar con caminos secundarios10.

Casa de Can Fiol (s. XVII), en la calle Hospital. (Inferior izquierda). La Calle Mayor, en dirección a la Iglesia de San Julián (Inferior derecha).


(I) – La transcripción de la orden por lo que interesaba a las tropas de Chabran1:

— Cuartel general de Barcelona — Los generales Chabran y Schwartz saldrán mañana dia 4 de junio mandando las dos columnas movibles que se compondrán de los cuerpos indicados al margen. El general de división Chabran, teniendo á sus órdenes á los generales Goilus y Bessieres, mandará la primera columna, fuerte de 4,400 hombres de caballería é infantería, con su artillería correspondiente. Con ella se dirigirá á Tarragona, de cuya plaza se apoderará, dejando en ella mil hombres de guarnición. Incorporará en su división el regimiento suizo de Wimptfen, para cuyo coronel se le entregan las órdenes, necesarias, usando de amenazas y aun de la fuerza, en caso de resistencia por parte de este gefe ó de sus oficiales. Continuará la marcha por Tortosa hacia Valencia donde deberá llegar el 22; En Nules abrirá el pliego que se le entrega, donde encontrará las instrucciones relativas á las operaciones que debe combinar con el mariscal Moncey, que se hallará en dicho dia á las. inmediaciones de la espresada ciudad con un cuerpo de 10,000 hombres. — […] — El general de división y gefe del ejército de observación de los Pirineos Orientales — Firmado.— Duhesme.—Por copia conforme, el gefe de escuadrón, haciendo funciones de gefe del estado mayor.— Ordonneau«

Orden secreta para los generales del 3 de junio de 1808.

(II) – El Regimiento de Infantería suiza núm. 1 «Wimpfen» se encontraba de guarnición en Tarragona con su 1er batallón y la Plana mayor, con un total de 957 hombres2. En mayo de 1808 sus efectivos eran de 2.056 hombres3. Su coronel era D. Luis Wimpfen.

(III) – Es de destacar que la conducta de los somatenes de Vilafranca, por ejemplo, también se alejaría del tópico guerrillero romántico y heroico de la literatura posterior, ya que: «[…] el 8 de junio organizaron un verdadera revuelta social contra los representantes del orden económico y político de la villa, destruyeron el Catastro, robaron en las casas de los arrendatarios y el dinero del común de la villa, y asesinaron al Gobernador y al Alcalde mayor.«4

(IV) –«Resumé des Opérations militaires. Corps d’Armée des Pyrénées Orientales» del general Porte, diciembre de 1808. Archives Nationales, Paris. AF IV 1621.5  

(V) – Las bajas civiles del pueblo según las fuentes fueron 64 (otras fuentes hablan de 60), las bajas aproximadas entre las partidas de somatenes (difícil de saber, aunque alguna fuente los cifra en unos 4010) y por contra Adolfo Blanch en su libro1 habla de unas 300 bajas francesas. Las fuentes francesas hablan de seis soldados franceses muertos y quince heridos10, por lo que, al igual que nos ha ocurrido en otras ocasiones, quizás sería necesario poner en un contexto relativo dichas cifras de bajas, a falta de fuentes primarias oficiales.


Fuentes:

1). «Historia de la Guerra de Independencia en el antiguo Principado. Tomo I» – Adolfo Blanch, Imprenta y librería Politécnica de Tomás Gorchs, Barcelona, 1861

2). «Forces emfrontades en la Guerra del Francès (1808-1814)» – Gustau Adzerias i Causí, Arenys de Munt, novembre de 2006

3). «Cirujanos de los regimientos suizos al servicio de España» – Josep M. Massons, 1987 (www.raco.cat)

4). «La Guerra del Francès a Catalunya segons el diari de Raimon Ferrer» – Edición de Antoni Moliner Prada, Bellaterra, 2010.

5). http://www.xtec.cat/monografics/socials/guerrafrances/01/8_documents/065.html

6). «La Guerra del Francès i el seu pas pel Penedès. Estat de la qüestió» – Guillem codorniu Miret, Trabajo final de grado de Historia, junio de 2014, Facultad de Geografía e Historia, Departamento de Historia contemporánea, Universidad de Barcelona.

7). “Tarragona i la Guerra del Francès” – Trabajo presentado, Universitat Rovira i Virgili

8). «Tarragona a la Guerra del Francès (1808-1813)» – Salvador-J. Rovira i Gómez, Quaderns de l’Arxiu, 6, Ajuntament de Tarragona, 2011

9). https://blocs.mesvilaweb.cat/elbarrinaire/?p=79933

10). «Itineraris de la Guerra del Francès: Una passejada per la història dels territoris de parla catalana» – Ajuntament del Bruc, Institut Ramon Montaner, CCEPC y Generalitat de Catalunya, mayo 2008

11). “La Guerra del Francès a la Conca de Barberà. 1808-1814” – Josep M. T. Grau Pujol, Manuel Güell Junkert, Francesc Murillo Galimany, Josep M. Porta Balanyà i Gabriel Serra Cendrós, Centre d’Estudis de la Conca de Barberà. Museu Arxiu de Montblanc i Comarca, Montblanc, 2010

12). «Pla d’Ordenació urbanística municipal de L\’Arboç. Annex 1. Fitxes de Patrimoni arquitectònic, arqueològic i jaciments«. Texto refundido, Ajuntament de L’Arboç, Mayo 2009

13). «Guia dels escenaris de la guerra del Francès a Catalunya» – Departament d\’Innovació, Universitats i Empresa, Generalitat de Catalunya, 2008

14). «Efemèride de l’Arboç en la Guerra del Francès» – Josep Ma. Jané i Samsó – Miscel·lània penedesenca, 1993

15). «Plano de Arbós» – Sebastià Batet, 1908, en http://cartotecadigital.icgc.cat

16). «210è aniversari de la Guerra del Francès. 1808-2018» – Triptico informativo – Ajuntament de L\’Arboç, 2018

17). https://www.diaridetarragona.com/costa/Foc-a-LArbo.-Aquel-dia-que-ardio-todo-20180609-0007.html

Imágenes:

a). «210è aniversari de la Guerra del Francès. 1808-2018» – Triptico informativo – Ajuntament de L\’Arboç, 2018

b). By Unknown author – http://impereur.blogspot.fr/search?q=chabran, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=58403577

c). «Historia de la Guerra de Independencia en el antiguo Principado. Tomo I» – Adolfo Blanch, Imprenta y librería Politécnica de Tomás Gorchs, Barcelona, 1861

El Barón de Maldá y la Barcelona de su tiempo.

Tiempo de lectura: 15 minutos

Rafael de Amat y Cortada, primer barón de Maldá, nació en Barcelona en el año 1746; se casó con su prima hermana, María Esperanza de Amat y de Rocabertí, con la cual tuvo ocho hijos, y murió el año 1819, hace 201 años. Pertenecía a la pequeña nobleza catalana y vivía en la calle del Pi (del Pino), en el palacete que él llamaba Casa Cortada, que aún existe.

Amante de la buena mesa, de la música, de las fiestas y diversiones y extremadamente religioso y conservador, el barón es conocido por su «Calaix de sastre» («Cajón de sastre»), dietario que escribió durante 50 años, en el cual plasmó de forma viva y pintoresca el día a día de la vida barcelonesa de su tiempo. Hombre curioso, dedicaba su tiempo libre a pasear, escuchar y difundir las novedades que corrían por la ciudad, anotando en su diario en catalán, todos los hechos remarcables, a menudo insignificantes, que veía o escuchaba. Con sus descripciones minuciosas, llenas de detalles, elevó a protagonistas a las clases humildes y a los numerosos menestrales que poblaban la ciudad. El barón fue testimonio directo de una Barcelona convulsa por las guerras pero también de una ciudad en plena efervescencia por los grandes cambios que se vivieron en aquellos años.

El barón escribió su diario como divertimento, para él mismo y para leerlo a las amistades y a la familia. Escribía tal cual, con un catalán espontáneo, lleno de castellanismos y de sentido del humor. Nunca pretendió hacer una obra literaria, sino retratar los hechos cotidianos de cada momento. El resultado es una obra muy amena en que, con un estilo totalmente natural, aparece delante del lector la imagen rica y diversa de la vida de la ciudad.

Se puede decir con toda certeza que Rafael de Amat y Cortada, con su Cajón de Sastre, no solo ha dejado para la posteridad la crónica de 50 años fundamentales en la historia de Barcelona, sino que a pesar de la gramática caótica, los barbarismos y el barroquismo de sus frases, se ha ganado un lugar en el panorama de la literatura catalana del Ochocientos y ha sido un precursor del género costumbrista.

Vista de la Plaza nueva y de una de las Puertas antiguas de Barcelona.

BARCELONA CENTRO INDUSTRIAL Y COMERCIAL

Durante el siglo XVIII Barcelona abrió su comercio hacia el Atlántico y se integró en las rutas de los grandes intercambios internacionales. Buena parte de su éxito radicaba en la exportación de aguardientes a los mercados del norte de Europa y en la venta de tejidos estampados a las colonias americanas y al mercado peninsular

«Mount, Porte de Barcelone», 1764-1793. Grabado calcográfico sobre papel.
«Vista de una parte del Puerto de Barcelona, tomada de Barceloneta», de la obra de Alexandre de Laborde, «Description de la Principauté de Catalogne: voyage pittoresque et historique de l’Espagne,» editado en Paris en 1806.

Las imágenes contenidas en los cinco volúmenes que Alexandre de Laborde consagró a España son una fuente de primer orden, a veces única, para conocer los paisajes y villas a inicios del siglo XIX. Rafael de Amat nació poco antes que la Ciudadela se acabara de construir (1751) y se iniciara la construcción de la Barceloneta (1753). A lo largo de su vida vio muchos cambios en la ciudad.

Plano de la Ciudad y del Puerto de Barcelona, 1806. Escrito por el cartógrafo Pierre Lartigue.

Barcelona, que ya era un importante núcleo artesanal y mercantil del área mediterránea desde la Edad Media, se convirtió en el siglo XVIII en una de las principales ciudades manufactureras del continente europeo, que llegó a tener más de 100.000 habitantes. La Barcelona que describía el Barón de Maldá había vivido un importante crecimiento. Las industrias textiles de estampados que se instalaron llevaron a una notable prosperidad ya detectada por los viajeros que la visitaron aquellos años. La atmósfera industrial, la laboriosidad de los catalanes y una población con capacidad económica para consumir definían una sociedad con una distribución muy equitativa de la riqueza.

Las indianas eran tejidos de algodón estampados originarios de la India – de aquí su nombre- que se extendieron por Europa a lo largo del siglo XVIII, se convirtieron en un género de consumo masivo que supuso una auténtica revolución en el mundo de la industria textil. Comerciantes, tenderos y artesanos, muchos de los cuales ya provenientes del entorno textil, impulsaron las nuevas fábricas y talleres de estampación de indianas que se multiplicaron a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX.

LAS GUERRAS

La vida del Barón de Maldá coincide con un largo período de belicosidades en Europa que tuvo una especial incidencia en Cataluña. De joven vivió la Guerra de los Siete Años (1756-1763), de adulto las guerras de la Revolución Americana (1776-1783) y la denominada Guerra Grande o de la Convención (1793-1795); finalmente las guerras napoleónicas (1799-1815), que comportaron la ocupación de Barcelona y la devastación de muchas villas y campos del Principado.

Plano del afuste de morterete de probar pólvoras (señalado con la letra ? plan separado) con su herraje correspondiente; y la placa del morterete con el vestigio que dejara en ella, si se separase su morterete.
Plano de alzados y sección de un obús con su cureña de ruedas.

Tomás de Morla en su tomo primero del «Tratado de artillería para el uso de la Academia de Caballeros cadetes del Real Cuerpo de Artillería»  resalta la importancia de probar la pólvora con el morterete. Esta prueba tuvo su origen en Francia en 1686, siendo adoptada por la Ordenanza de 1728 y descritas sus dimensiones en la Ordenanza de 1802.

Describía que las pruebas debían realizarse en días «serenos» de 10 a 12 de la mañana en invierno, de 8 a 10 en primavera y otoño, y al salir el sol en verano. También era importante que los puntos de la explanada y el lugar de caída (donde había una bandera) estuvieran a un mismo nivel, que la puntería fuera lo más recta posible, evitando desviaciones que equivocarían las medidas y que estas no se vieran influenciadas por «sugetos de poca inteligencia y escrupulosidad». [2]

LA VISITA REAL EN 1802

Dibujo y grabado de Buenaventura Planella, con motivo de la visita de los Reyes Carlos IV y María Luisa a Barcelona en 1802, con el siguiente texto:

«ENTRADA DE SS.MM CS. CARLOS IV Y MARIA LUISA EN BARCELONA LA TARDE DEL ONCE DE SEPTIEMBRE DE 1802 FIGURANDO LAS DOS COMPAÑÍAS DE MIGUELETES, Á CARGO DEL CUERPO DE FÁBRICAS, SIENDO SUS COMANDANTES D. JUAN CANALETA, D. JOAQUÍN MILÁ DE LA ROCA, D. PABLO PUGET, Y D. NOLASCO GIRONELLA

LA COMITIVA DE LOS COLEGIOS Y GREMIOS CONDUCIENDO Y ACOMPAÑANDO EN CARRO TRIUNFAL Á SUS MAGESTADES HASTA EL REAL PALACIO. Y GLORIETA DISPUESTA POR LOS COMISIONADOS DE LOS COLEGIOS Y GREMIOS PARA RECIVIR A SS.MM. EN DONDE APEANDOSE DEL COCHE EN QUE VINIERON SE DIGNARON A OCUPAR EL CARRO TRIUNFAL QUE OFRECIERON A NOMBRE DE DICHAS CORPORACIONES SUS COMISIONADOS D. FRENCISCO MAS NAVARRO, D. RAMON ARGILA, D. ANTONIO RIERA, D. JUAN SERRA, D. FRANCISCO BRANSI, D. JOSEF RIBAS Y MARGARIT, D. MAGIN ENRICH, D. FRANCISCO CAMP Y VERGÉS, D. IGNACIO RECES, D. FELIX SIVILLA, D. MARIANO ESTEVE Y GRIMAU, Y D. N.»

1. Caballería que precedía a la Infantería que había en la carrera; 2. Lacayos del Honorable Ayuntamiento; 3. Puerta de San Antonio; 4. El Gobernador Marqués de Vallesantoro en ademán de Ofrecer las llaves de la ciudad a S.S. M.M.; 5. El Honorable Ayuntamiento.
6. Alguaciles y demás dependientes del Honorable Ayuntamiento; 7. El Excelentísimo Sr. capitán General Conde de Santa Clara con sus ayudantes principiando la comitiva.
8. Músicos de la primera Compañía; 9. Navíos del Rey empavesados; 10. Primera Compañía con uniforme encarnado y vuelta azul.
11. Músicos de la 2ª Compañía; 12. Segunda Compañía con uniforme azul y vuelta encarnada.
13. Músicos; 14. Diez y sus caballos de respeto ricamente enjaezados con su Volante y Palafrenero cada uno.
15. Lucida comitiva parejante de a caballo, ya al frente los quatro Comtes llevando como a Hermanos mayores una banda de su divisa, encarnado, azul, amarillo y verde; 16. Castillo de Monjuich.
1. Cuatro Guardias de Corps de Batidores; 2. Individuos de los Colegios y Gremios a caballo; 3. Cincuenta y dos Individuos de los mismos conducían  SS.MM. en Carro Triunfal.
4. Los Comisionados de los colegios y Gremios acompañaban a SS. MM. rodeando el Carro Triunfal en que eran conducidas; 5. Seis Individuos de los mismos Colegios y Gremios iban detrás el Carro, cuatro sosteniendo el manto y dos llevando la alfombra y almohada;
6. Doscientos volantes de las mismas Corporaciones proveídos de hachas para iluminar el curso de la Entrada en caso se hubiese verificado de noche; 7. Correo de Caballerizas Exento Oficial mayor y Caballerizo.
8. Coche en que vinieron SS.MM. hasta este puesto mitad del camino de la Puerta de San Antonio a la Cruz Cubierta; 9. Guardias de Corps; 10. Sega la Comitiva de SM.

Aleluya («Auca») de las fiestas que se hicieron con motivo de la estancia de los reyes en Barcelona el año 1802, con la viñeta número 41 que ilustra la ascensión de un globo aerostático.

«Mujeres barcelonesas del s. XVIII», de la colección Dibujos de etnografia y folklore de Cataluña, 3 dibujos, Josep Ribot

EL PERIODO DE OCUPACIÓN NAPOLEÓNICO

Buenaventura Planella, Deseando los barceloneses sacudir el yugo de las huestes de Napoleón…, Madrid; Valencia [s.n., 1815]. El grabado representa el juicio a los acusados por el Complot de la Ascension, en 1809, que ya recogimos en su día en nuestro blog.

«Deseando los Barcelonésses, sacudir el yugo de las huéstes de Napoleon que dolosamente ocupaban la ciudad y sus fuertes, desde el febrero de 1808, tramaron varias conspiraciones y siendo una de éstas descubierta, en mayo de 1809, se prendieron a muchos ciudadanos, contando entre ellos varios presbíteros y religiosos. Formóse contra todos una comisión militar el 2 de junio siguiente, lo que duró desde las siete de la mañana hasta las once de la noche, quedando cinco condenados á muerte, algunos á encierro, otros á calabozo y otros declarados libres. La serenidad conque el P. Gallifa rebate las acusaciones de las fuerzas militares francesas, es igual al furor conque éstos miran sobre la mesa, las escarapelas cogidas en las que se leia VIVA FERNANDO VII LA PATRIA Y LA RELIGION Y MUERA NAPOLEON»


Fuentes:

1 – «La Barcelona del Baró de Maldà» – Exposición Biblioteca de Catalunya, Generalitat de Catalunya, Departament de Cultura, 15/11/2019 a 18/01/2019

2 – «Tratado de artillería para el uso de la Academia de Caballeros cadetes del Real Cuerpo de Artillería». Tomo I – Tomás de Morla, Segovia, Imprenta de José Espinosa, 1816

Imágenes:

a – Fotos del autor de la exposición.

Juego. Batalla de Mianegas o de Bañolas (23-06-1813)

Como acompañamiento a nuestros artículos que tratan sobre la batalla de Bañolas o Mianegas (23-06-1813) en nuestro blog madre de \»El Rincón de Byron\»,  (http://byroncillo.blogspot.com/2019/08/banolas-y-la-batalla-de-mianegas-1813-i.html), nos hemos decidido a realizar un tablero hexagonal de juego para intentar reproducir la batalla de una manera simple. El mapa está dividido en hexágonos que representan 200 m de lado a lado, con sus unidades correspondientes y que se puede jugar con el reglamento de \»Napoleon at Waterloo\» de Jim Dunnigan. El orden de batalla lo teneis definido más abajo, por si quereis reproducir la batalla con otro reglamento cualquiera o aprovecha el mapa para cualquier otro enfrentamiento real o hipotético, durante la Guerra de Secesión, las Guerras Carlistas o la Guerra Civil Española.

As an accompaniment to our articles dealing with the battle of Bañolas or Mianegas (06-23-1813) in our mother blog of \»El Rincón de Byron\», (http://byroncillo.blogspot.com/2019/08/banolas-y-la-batalla-de-mianegas-1813-i.html), we have decided to make a  game board hex based to try to reproduce the battle in a simple way. The map is divided into hexagons that represent 200 m from side to side, with their corresponding units and that can be played with the rules of \»Napoleon at Waterloo\» game, by Jim Dunnigan. The battle order it\’s defined below, in case you want to reproduce the battle with any other rules or take advantage of the map for any other real or hypothetical confrontation, during the War of the Spanish Succession, the Carlist Wars or the Spanish Civil War.
Tablero de juego.

TABLERO DE JUEGO / GAMEBOARD:    Gameboard

Unidades españolas y francesas

UNIDADES / COUNTERS:  Counters

ORDEN DE BATALLA / ORDER OF BATTLE

Unidades españolas / Spanish Units
Regimiento de Cazadores de Baza
1 batallón
Regimiento de Fernando VII
1 batallón
Regimiento de Leales Manresanos
1 batallón
Cazadores de Ausona
1 compañía
Húsares de San Narciso
114 jinetes
Total aprox.
2300 bayonetas
114 sables
Unidades francesas / French Units
Regimiento 3e Légère (Bañolas*)
98 hombres
Regimiento 3/23e Ligne
369 hombres
Regimiento 1/60e Ligne
582 hombres
Regimiento 2/60e Ligne
763 hombres
Regimiento Chasseurs de Lampourdan
151 hombres
Regimiento 1/1 de Würzbourg 309 hombres
Regimiento 2/2/29e Chasseur à cheval 94 sables
Regimiento Chasseurs de Lampourdan 37 sables
Artillería Cía 60e Ligne – Bañolas 93 hombres
Total aprox.
2.266 bayonetas
131 sables
93 artilleros
3 cañones

(*) De guarnición en Bañolas [F.M.G.]

– – – – – – o – – – – – –